
Capítulo 22.
❝I can see the end
as it begins❞
══════⊹⊱🜲⊰⊹══════
— ¿Qué está sucediendo aquí...? —Quiso saber la dueña del palacio, colocando ambas manos en sus caderas. Inspeccionó a la recién llegada, que llevaba los objetos que habían sido robados del museo. Se detuvo a un lado de su mejor amiga, tratando de comprender.
— ¡No es un juguete, es peligroso! —Le advirtió la ojiverde.
— ¡Yo quiero ser peligrosa! —Exclamó Audrey, girándose para encarar a las dos villanas. Evie se tensó al reconocer a su novia, pero no pudo evitar inspeccionarla con la mirada y morderse el labio. La hija de Aurora se aproximó hacia su enemiga lentamente. —Mi vida era perfecta hasta que me la robaste. —Le echó en cara.
—Okay, chicas, ¿por qué no respiramos profundamente a la cuenta de tres y nos tranquilizamos? —Propuso la descendiente de Regina, su pareja la miró, ladeando la cabeza—. Cariño, me encanta tu nuevo look, las plumas te quedan muy bien; al igual que la Corona y ese nuevo color de cabello. Y no me hagas empezar a hablar de ese fantástico maquillaje porque puedo estar aquí todo el día.
Audrey sonrió de lado al escuchar eso.
—Sabía que tú lo apreciarías. —Dijo la princesa de Auroria, halagada.
—Claro que lo hago, mi reina. —Susurró la diseñadora, devolviéndole la sonrisa e inclinándose levemente ante ella, haciendo una reverencia. Mal se aclaró la garganta, incómoda, viendo como el Ojo de Dragón brillaba levemente. —Pero no tienes que hacer esto. Déjame ayudarte y te juro que no dejaré que nada malo te suceda. Puedes confiar en mí.
—Sé mi reina y gobernaremos lado a lado, como siempre quisimos hacerlo. —Le propuso su pareja. —Sí tengo que hacerlo. Y tú puedes ayudarme. Yo no dejaré que nada malo te suceda. Únete a mí y haremos que todos paguen. —Siguió hablando, llevando su mano libre hacia la mejilla de la villana para acariciarla, teniendo el cetro a la altura de los ojos de la contraria; en el caso de que tuviera que usarlo contra ella.
—Audrey, sabes que haría cualquier cosa por ti, pero... esto es demasiado. —Le murmuró la chica de cabello azul, tomando la mano con la que acarició su piel—. Te conozco. Más de lo que cualquiera lo hace. No quieres hacer esto. No quieres darle la espalda a tu propia gente.
—Jamás he pedido nada que no sea mío, Evie. —Le recordó la hija de Aurora, soltándola. Su rechazo le había dolido, pero no iba a rendirse—. Conocías la versión de mí que te dejé conocer. Esta es quien soy en realidad, puedes aceptarlo o puedes negarlo, no me interesa. Y tú, al igual que todos, me traicionaste. Auradon me dio la espalda. —Dicho esto, cambió de idea y se dio la vuelta para comenzar a alejarse de las VK's.
—Es hora de una pequeña venganza. —Presumió la chica de cabello rosado.
— ¡Audrey, espera! —Habló Evie, queriendo ir tras ella, pero su mejor amiga la tomó del brazo. La susodicha se giró con el cetro de Maléfica brillando, inclinándolo hacia atrás. Iba a hechizarla, si eso era necesario, pero no iba a perderla.
— ¡Detrás de mí, E! —Ordenó la ojiverde, moviéndola para quedar delante de ella, protegiéndola. El rayo rosado salió del artefacto, ella se cubrió el rostro con los antebrazos, pero dejó que el mismo la golpeara; llenando todo de humo rosado mientras Audrey reía, llevándose una mano al pecho.
La princesa malvada observó cómo el humo se disipaba y su mejor amiga había envejecido notoriamente. Mal observó sus manos, repletas de arrugas, las llevó hacia su rostro mientras la diseñadora se cubría la boca con ambas manos.
— ¿Crees que Ben va a amarte ahora, viejita? —Se burló Audrey—. ¡Vas a pagar el precio por lo que hiciste, al igual que todo Auradon!
Carlos, Jay, Celia y Dizzy salieron del castillo al oír tantos gritos; encontrándose con aquella escena. Los cuatro vieron a la recién llegada.
— ¡Hasta pronto, tarados! —Se despidió la Reina del Mal antes de girarse, siendo envuelta por una nube de humo rosada, dejando a los VK's demasiado confundidos.
Aún así, tenían en claro que Audrey era la nueva amenaza de Auradon.
Jay quiso tomar las manos de Mal pero retrocedió al ver en lo que se había convertido. La hija de Drizella gritó, entonces su novia la abrazó.
— ¡Wow! —Exclamó el descendiente de Jafar, mientras los demás la veían, extrañados y horrorizados—. Uhm, tal vez quieras pensar en un hechizo para eso. —Le sugirió, señalándola con el dedo, mientras la pelirroja se acercaba lentamente, al igual que la princesa malvada; quien llevó una mano a la espalda baja de su mejor amiga.
—Y para estas uñas. —Comentó la chica de anteojos, arrugando la nariz mientras tomaba una de sus manos—. Y el cabello, las canas no te quedan.
—No toques, que soy frágil. —Le advirtió la ojiverde, soltando a la menor y dándole una palmadita en la mano—. No hay hechizo que pueda revertir la maldición del cetro. —Se lamentó.
—Bueno, eso es una pena. —Habló el pecoso, señalándola.
—Es una pena para la juventud. —Dijo la nieta de Lady Tremaine en voz baja, negó con la cabeza y abrazó al menor de los core four, ocultando su rostro en el pecho del joven—. Eres tan fea que no puedo ni verte.
La tarotista asintió suavemente con la cabeza, dándole la razón. Jay presionó sus labios, intentando mantenerse serio, pero lo cierto era que estaba intentando contener la risa.
— ¡Dizzy! —La regañó Evie, aunque honestamente, pensaba lo mismo. Mal se veía como su madre cuando se transformó en anciana para engañar a Blancanieves.
—Olvídense de mí. —Pidió la descendiente de Maléfica, entonces la chica de cabello azul la soltó delicadamente, mientras todos volvían a prestarle atención—. Audrey está buscando venganza y todo Auradon está en peligro. -Les advirtió.
— ¿Qué deberíamos hacer? —Dudó la princesa malvada, seria.
—La única cosa más poderosa que el cetro es... —Comenzó a explicar la ojiverde.
— ¿Tu libro de hechizos? —Propuso Dizzy, quien todavía estaba evadiendo verla.
—Ya quisieras. —Mencionó Mal, negando con la cabeza—. La única cosa más poderosa que el cetro... es el ámbar de Hades.
—Oh, como si él fuera a prestárnosla voluntariamente luego de que lo regresáramos a la Isla. —Se quejó el ex ladrón, la ojiverde ladeó la cabeza, queriendo recordarle que el Dios del Inframundo tal vez quisiera ayudar a su hija; pero no era algo que quisiera mencionar delante de las menores.
—Y nadie sabe dónde está su guarida. —Les recordó la Consejera Real.
—Yo lo hago. —Intervino Celia—. Soy su proveedora, tengo la llave en el arcade de mi papá.
—Y yo soy su asistente personal de imagen. —Dijo Dizzy, viendo al resto del grupo—. Y ahora que lo pienso, su cabello debe estar arruinado luego de encenderse y apagarse tanto... —Añadió, arrugando la nariz.
—Ustedes vendrán. —Sentenció Mal, señalándolas con un dedo.
— ¡Pero acabamos de llegar! —Protestó la hermana menor de Freddie, haciendo pucheros. La pelirroja se le acercó.
—Y si no vamos a la Isla, no habrá lugar al que regresar, cariño. —Le hizo ver la descendiente de Drizella, para luego besar su mejilla. —Y además, vas a poder ver a tu papá de nuevo.
— ¿Ya nos vamos? —Murmuró Squeaky, saliendo junto con su hermano. Todos se giraron a verlos y, al notar a la versión envejecida de la ojiverde, retrocedieron con miedo.
—No, hubo un cambio de planes. —Les dijo Carlos, aproximándose a ellos lentamente—. Nosotros volveremos a casa y ustedes van a quedarse aquí, donde van a estar a salvo, Dude los cuidará. —Les explicó, entonces Evie también se acercó.
—Regresaremos pronto y todo estará bien. —Los tranquilizó la princesa malvada, los señaló—. Vayan adentro.
Los gemelos obedecieron, volviendo a entrar al palacio rápidamente, los dos VK's regresaron con los demás.
—Chicos, vayan a buscar sus cosas y no tarden. —Les indicó la diseñadora, entonces los cuatro corrieron hacia el interior del hogar de la descendiente de Regina, mientras ella observaba a la ojiverde.
— ¿Qué tan malo es? —Cuestionó Mal, intrigada. La contraria se agachó un poco para quedar a su altura y ladeó la cabeza, sonriéndole dulcemente.
—Tú envejeces... —Empezó a hablar la chica de cabello azul, haciendo una pausa para pensar en qué decir para no herir sus sentimientos— ...bellamente. —Aseguró, aunque era una mentira.
La contraria asintió, estando convencida con aquella respuesta.
—Ahora, vamos a ponerte algo fabuloso. —Propuso la dueña del castillo.
—Okay. —Accedió Mal.
—Andando. —Exclamó Evie antes de darse la vuelta para caminar hacia su hogar, pero se detuvo y se giró al ver que la contraria no podía seguirle el paso, por lo tanto regresó hacia donde ella estaba y la tomó de la mano para seguir su ritmo de caminata—. Okay. Uh, sí. Aquí vamos. Okay. Ya casi llegamos.
—Qué buena eres ayudando a las mayores, jovencita. —Bromeó la futura reina, dándole unas palmaditas en la mano.
⊱🜲⊰
Una hora más tarde, cuatro motocicletas se detuvieron al llegar a la frontera entre Auradon y la Isla de los Perdidos.
La princesa malvada llevaba a la pelirroja en la suya, mientras que su mejor amiga llevaba a la tarotista en su vehículo.
Mal se levantó las gafas para colocarlas encima de su casco. Todos observaron su antiguo hogar y los ojos de la anciana comenzaron a brillar.
—Noble corcel, fuerte y capaz, de regreso a casa nos llevarás. —Recitó el encantamiento y volvió a colocarse las gafas, entonces los cuatro se dispusieron a avanzar por la playa hasta comenzar a pasar por encima del agua.
Tras ellos, el cachorro los alcanzó y se detuvo en unas rocas.
— ¡Carlos, te vas a perder el cumpleaños de Jane! —Protestó Dude. — ¡Y no soy niñero, mucho menos gratis!
— ¡Vuelve al castillo y compórtate como el perro responsable que eres! —Le gritó su dueño—. ¡Tendrás que serlo, te quiero amigo! ¡Te daré más galletas cuando regrese! —Añadió, esperando que su mascota le hiciera caso, no podían tardar mucho en recoger una piedra mágica.
Aún así, los VK's aceleraron las motos, pues si entraban y salían rápidamente; no se perderían el cumpleaños de Jane.
⊱🜲⊰
El cartel azul de «FELIZ CUMPLEAÑOS JANE» colgaba entre los árboles, estando atado a las ramas con cuatro moños rosados. Bajo el mismo, algunos invitados estaban reunidos alrededor de las mesas, hablando mientras se servían bebidas y aperitivos.
Otros estaban tomando sol en las rocas que rodeaban el lago encantado, o preparando sus cosas para ir a nadar, sin embargo había tres adolescentes en la glorieta.
La pequeña hada estaba nerviosa, pero intentaba disimularlo. Su mejor amiga trataba de calmarla haciéndole un masaje, hasta que fue mojada por el príncipe inmaduro que tenía una pistola de agua.
—Vuelve a hacer eso y te la voy a hacer tragar. —Le advirtió Lonnie, sonriéndole falsamente.
— ¡Ja, ja, te mojé! —Se burló Chad, miró a la menor de las AK's y luego a su alrededor—. Uh, parece que Carlos se olvidó de tu cumpleaños, huh.
La descendiente del Hada Madrina lo miró y la joven guerrera le tiró de los rulos mal hechos, arrancándole varios cabellos por ser tan idiota, haciéndolo quejarse hasta que la chica lo soltó.
—Tal vez no. Tal vez él tomó el camino equivocado, o algo así. —Lo defendió Jane, volviendo a ver a la fiesta mientras ahora la hija de Mulan acariciaba su cabello—. O, ¿sabes qué? Ellos probablemente no celebran los cumpleaños en la Isla, tal vez sea una cosa cultural. —Propuso.
—Debe ser eso. —Intervino la capitana del equipo de R.O.A.R. —Al fin y al cabo, Evie nos contó la historia en la que Maléfica la exilió junto a su mamá por no haber invitado a Mal a su fiesta de cumpleaños de seis años.
El rubio las miró a ambas mientras asentía con la cabeza varias veces y observaba hacia el frente.
—Uh, sí. —Le dio la razón el príncipe de Charmingtown—. O tal vez él solo se olvidó, nunca lo sabrás. —Añadió, encogiéndose de hombros con una sonrisa pícara y echándose a correr antes de que alguna se quejara, Lonnie le dio una patada en el trasero.
— ¡Hey Chad, mira! —Lo llamó Jane, señalando hacia donde estaban varios invitados—. ¡Hay gente sacándose selfies!
El descendiente de Cenicienta le entregó su pistola de agua a la cumpleañera, quien chocó los cinco con su mejor amiga.
— ¡Paren! ¡Chicos! ¡Esperen, esperen, esperen! —Les rogó el AK, empezando a correr para subir las piedras, mientras las otras dos chicas reían—. ¡Esperen por mí! ¡Esperen por mí! —Gritó, desesperado.
Audrey acababa de llegar a la celebración, caminando y escuchando comentarios como «¿Qué está haciendo ella aquí?» y «¿Por qué vino? ¿Para opacar a todo el mundo?», pero la recién llegada solo estaba buscando a su novia; quien claramente no se encontraba allí. Colocó su mano libre en el pecho de un chico que se interpuso en su camino.
— ¿Alguien me guardó algún guacamole? ¿No? —Dudó la hija de Aurora, rodeando al chico y acercándose a los demás que se encontraban en las mesas— Parece que alguien olvidó invitarme.
Jane y Lonnie intercambiaron miradas, pero prefirieron no interrumpirla, después de todo ella tenía el Ojo de Dragón.
—Bueno, no estén esperando a Mal. —Exclamó la recién llegada, arrebatándole un pequeño parlante a uno de los invitados y arrojándolo lejos—. Ella no se está sintiendo como ella misma. —La excusó.
La princesa de Auroria continuó caminando, aproximándose a otros invitados, que la miraban confundidos.
— ¿Eso los pone tristes? ¿Acaso lo arruina todo? —Cuestionó, haciendo pucheros falsos, luego caminó hacia el centro—. ¡Estúpidos sin cerebro!
La hija de Mulán se colocó delante de la cumpleañera, para protegerla, en caso de que algo sucediera.
— ¿Cómo pueden olvidar lo que ella nos hizo? —Les recriminó Audrey—. ¿¡Cómo pueden olvidar que se suponía que yo sería su reina!? —Gritó, frustrada.
En ese momento, el príncipe de Charmingtown corrió hasta llegar a ella.
— ¡Tiempo fuera! ¿Okay? —Pidió el rubio, saltando una roca y aterrizando frente a la Reina del Mal—. ¡Tiempo fuera!
Las mejores amigas fruncieron su ceño.
—Primero, excelente nuevo look. Yo, absolutamente, amo las plumas. —La halagó el joven, logrando hacerla sonreír de lado—. ¡Pero! Uh, antes de que hagas lo que sea que vayas a hacer, me estaba preguntando si tal vez tú querías un novio leal a tu lado. —Le coqueteó, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta y sonriéndole.
—Tengo novia. —Lo corrigió su ex mejor amiga, seria.
— ¿Y esa novia está en esta celebración con nosotros? —Cuestionó Chad, queriendo hacerse el gracioso. La contraria hizo brillar el centro y el príncipe aclaró su garganta—. Okay, tal vez quieras un compañero de crimen, asistente; o posiblemente un lacayo que haga tus recados, un cambiador de neumáticos, ¡o un proveedor de smoothies!
Audrey entrecerró los ojos, inspeccionándolo, mientras él cruzaba los dedos y murmuraba una súplica entre dientes; inclinándose levemente ante ella.
—Tú puedes ser útil. —Murmuró la chica de cabello rosado.
— ¿Si? —Quiso saber el rubio, sorprendido.
—Bien. Quédate detrás de mí. —Ordenó la hija de Aurora, él obedeció de inmediato, acomodándose la chaqueta con una sonrisa de superioridad—. A Auradon le gusta olvidar mucho... Van a amar esto. —Afirmó con malicia.
—Happy birthday to you... —Comenzó a cantar, dando una vuelta y viendo a los invitados mientras levantaba el Ojo de Dragón que ahora brillando, lo apoyó en el suelo y el humo rosado apareció; provocando que todos comenzaran a quedarse dormidos en sus lugares. La Reina del Mal continuó caminando, buscando más víctimas a las que hechizar, mientras Chad iba tras ella—. Happy birthday to you...
—Happy birthday to Jane... —Le deseó Audrey, acercándose a las rocas desde donde podía ver cómo el humo llegaba hasta los demás que ya estaban cediendo ante el encantamiento, mientras las AK's que estaban en la glorieta retrocedían lentamente hasta poder ocultarse detrás de las columnas—. Happy birthday to you... —Finalizó, moviendo su mano libre.
Las mejores amigas intercambiaron miradas y luego vieron hacia el agua.
—El Lago Encantado. —Susurraron ambas al unísono antes de volver a esconderse detrás de las columnas para meterse al agua.
—Audrey... —La llamó el rubio, viendo lo que las AK's hacían, pero la contraria lo ignoró; colocando una mano en su cadera y observando hacia el costado.
La hija de Mulán le hizo una seña a Chad para que cerrara la boca. Las dos vieron como el humo se esparcía por toda la glorieta.
—Dulces sueños... —Mencionó la Reina del Mal con cinismo.
Todos los que estaban en las rocas ya estaban dormidos y ahora el humo estaba llegando hacia el agua, por lo tanto Jane y Lonnie respiraron hondo antes de sumergirse bajo el agua, la cual estaba muy fría.
Permanecieron bajo esta durante unos instantes, con los ojos abiertos y agarrándose las manos.
Audrey soltó una carcajada malvada y volvió a golpear el Ojo de Dragón contra el suelo, haciendo que una nube de humo los envolviera, teletransportándolos lejos de allí.
Las AK's decidieron salir a la superficie, soltándose para respirar y pasarse las manos por el cabello y el rostro, luego miraron a su alrededor; con miedo, mientras el humo empezaba a desaparecer.
Todos estaban profundamente dormidos.
⊱🜲⊰
El celular del rey sonó en el Castillo de Bestia, entonces él atendió.
—Hey, Jane. —Saludó el castaño, caminando por su habitación con el regalo bajo su brazo—. Ya voy a la fiesta. La reunión se prolongó.
⊱🜲⊰
Ya fuera del agua, y cubiertas con toallas, las chicas caminaban mientras la menor tenía el celular con la llamada en altavoz y una pistola de agua en su otra mano.
—No, no. Quédate dónde estás, Ben. Audrey tiene el cetro y todos están dormidos. —Le informó la chica de ojos celestes.
—Excepto nosotras, porque claramente somos las únicas en esta fiesta que usan el cerebro. —Intervino Lonnie, secándose el cabello con una toalla, mientras tomaba otra pistola de agua que alguien había dejado en las rocas. —Pero tranquilo, sabemos cuidarnos solas.
—Voy a llamar a mamá y a decirle que traiga su varita. —Dijo la pequeña hada, segura—. ¡Bibidi Babidi adiós! —Se despidió antes de cortar la llamada.
⊱🜲⊰
— ¿Está Mal con ustedes? —Cuestionó el joven, shockeado. Cuando no recibió una respuesta, se preocupó más—. ¿Jane?
Apartó el teléfono de su oído para ver la pantalla, luego lo volvió a acercar.
— ¿Lonnie? ¿Jane? —Repitió, lo alejó y vio que la llamada había sido finalizada.
⊱🜲⊰
—No sé qué es peor, que Audrey tenga el Ojo de Dragón o que siento que todo esto es mi culpa. —Se lamentó la descendiente del Hada Madrina, bajando la mirada con tristeza—. Sabía que no tenía que darle la invitación de Audrey a Chad, pero no quería estar cerca de Leah.
—Hey, hey. Mírame. —Habló la joven guerrera, elevando su mentón con delicadeza para poder hacer contacto visual con ella—. No es tu culpa. Cualquiera querría estar lejos de esa mujer. Tú solo quisiste festejar tu cumpleaños con la gente a la que quieres... y ahora lo festejaremos salvando el reino. —Le prometió, la menor asintió y la rodeó con sus brazos, gesto que la contraria correspondió.
Ambas terminaron de secarse, con ayuda de la magia de Jane por supuesto, y dejaron las toallas en las rocas. Lonnie pasó su mano alrededor del hombro de su mejor amiga para entonces meterse en el bosque, ya estando listas para defenderse de lo que sea que pudieran encontrarse en el camino.
⊱🜲⊰
En la Isla de los Perdidos, las cuatro motocicletas atravesaron el callejón en el que estaba su guarida y decidieron continuar hasta estacionar los vehículos frente a Curl Up and Dye, ya que sus cuatro vehículos no entraban en el pequeño garaje al aire libre de su lugar de reunión.
Los seis quitaron los cascos y los dejaron en sus transportes para bajar de los mismos, mientras la hija de Drizella sacaba candados con glitter de su bolso y se los repartía junto con cadenas.
—La seguridad es la prioridad. —Dijo la pelirroja mientras los core four encadenaban sus vehículos y les ponían candados que cada uno cerró con su propia llave.
Mal unió sus manos y observó a su alrededor para luego ver las palmas de estas, notando que ya no tenían arrugas
— ¡Hey! —Mencionó la ojiverde, viendo sus manos y tocándose el rostro—. ¡Soy yo de nuevo! —Habló con alegría, tocando su cabello.
— ¡Duh! —Exclamó Celia, mientras los otros VKs caminaban hasta quedar tras ellas—. La magia malvada no funciona aquí, ¡ese es el punto!
Dicho esto, la tarotista comenzó a caminar.
—Bienvenida de regreso. —Hablaron Evie y Dizzy al unísono, mientras la princesa malvada pasaba una mano alrededor del hombro de su mejor amiga, luego ambas siguieron a la menor.
—Gracias. —Habló la descendiente de Maléfica, mientras la chica de anteojos le revisaba las uñas y suspiraba aliviada al ver que volvían a estar bonitas, entonces se apresuró a alcanzar a su novia.
Los muchachos intercambiaron miradas y luego vieron a su alrededor mientras iban tras las chicas.
Al meterse en el callejón donde la descendiente del Hombre Sombra tenía su puesto de lectura de cartas, la primera dejó su casco en la mesa en la que tenía su puesto antes de caminar junto a la pelirroja hasta la puerta de acero en la que se leía: «Pa deranje», las menores les sonrieron a los core four mientras Celia empezaba a golpear la puerta.
Mal se cruzó de brazos mientras Evie tenía una mano en su cadera, Carlos y Jay observaban cómo alguien golpeaba la puerta del lado de adentro y la tarotista hacia un pequeño baile mientras la nieta de Lady Tremaine la observaba con mucho amor, hasta que la menor volvió a golpear la puerta.
La dueña de Evie's 4 Hearts se removió en su lugar, impaciente, mientras la futura reina suspiraba.
Finalmente, la puerta se destrabó y Celia los observó con una sonrisa mientras esta se abría, les hizo una señal para que la siguieran e ingresó al sitio junto a Dizzy.
Las chicas sintieron mientras los chicos volvían a mirarse, Mal fue tras las menores, siendo seguida por Evie, Jay y Carlos.
Los seis atravesaron un pasillo oscuro hasta que salieron al arcade, donde la chica que vivía allí bajó las escaleras corriendo al ver a su progenitor.
— ¡Hey! —Dijo el Dr Facilier, arrojándole su bastón a uno de los clientes.
— ¡Papi! —Exclamó la menor con alegría.
— ¡Aquí está ella! —Mencionó el Hombre Sombra, viéndola correr hacia él, quien la levantó mientras reía y la hizo girar para luego bajarla—. ¡Vamos! —Le indicó y ambos comenzaron a bailar, arreglaron su ropa y él se agachó, señalando su mejilla para recibir un beso; pero su descendiente le tocó el sombrero y quiso salir corriendo.
Los core four y Dizzy observaban la escena con ternura.
— ¡Hey! —Se quejó el villano, atrapándola entre sus brazos y haciéndole cosquillas para luego comenzar a caminar junto a ella—. Ven aquí, pequeña bandida.
El hombre chasqueó los dedos y el cliente le arrojó el bastón, que el brujo atrapó mientras pasaba una mano por el hombro de la joven, mientras los demás bajaban las escaleras para ponerse a observar el arcade.
—Entonces ¿qué tipo de estafa tienes planeada para esta gente blanca y privilegiada? —Cuestionó el Doctor Facilier, interesado.
—Ninguna estafa. —Replicó Celia, separándose y adelantándose un poco para ir a uno de los puestos a buscar lo que tanto necesitaba—. Tengo amigos en el otro lado. —Dijo, tomando la llave.
—Ah, te escucho, te escucho. —Habló su padre, tomando asiento en una silla que se encontraba frente a ese puesto. La joven se giró.
—Estamos en una misión. —Informó su hija, el villano la miró con atención—. Y soy una parte importante, así que no puedo quedarme. —Le explicó mientras se colgaba la llave en el cuello.
—Asegúrate de que te den tu parte. —Le recordó el adulto, señalándola con un dedo, la pequeña asintió con una sonrisa.
Carlos sacó una moneda y la colocó dentro de la televisión, retrocedió y tomó asiento hasta que se sintonizó un canal del reino.
—Alertas del hechizo de sueño siguen llegando a medida que se expande por Auradon. —Informó un reportero desde el exterior de Auradon Prep.
—Uh, chicos. —Llamó el pecoso, shockeado. —Vengan a ver esto.
Mal, Dizzy, Evie y Jay se aproximaron al menor, tomando asiento a su lado mientras las chicas dejaban sus bolsos en el suelo.
—Hay rumores que dicen que la hija de la Bella Durmiente, Audrey, está detrás del encantamiento. —Siguió hablando el reportero—. Estamos intentando descubrir quién es responsable por estas mentiras viciosas y qué villano ha perpetuado este mal. —Añadió.
El hombre se llevó la mano hacia el dispositivo que tenía en su oído.
—Tenemos una actualización. —Masculló el reportero—. ¿Está qué? ¿Está viniendo hacia aquí? ¡Está viniendo hacia aquí!
Los Facilier se aproximaron al grupo.
—Debemos irnos —Dijo Mal, seria.
⊱🜲⊰
Abrieron la puerta del pasaje secreto y los chicos salieron primero, solo para encontrarse con los piratas, esperándolos con sus motos encendidas luego de haber roto las cadenas y los candados.
— ¡Hey, me van a pagar por lo que rompieron! —Protestó Dizzy, queriendo adelantarse, pero Evie la tomó por un brazo.
— ¡Tanto tiempo sin vernos! —Habló Harry, mientras dos piratas comenzaban a andar en las motos de las chicas.
— ¡Sal de mi moto, Hook! —Le advirtió el descendiente de Jafar, corriendo hacia ellos junto a los demás, mientras Gil se llevaba la moto de Carlos.
— ¡Alcánzame si puedes, Jay! —Lo provocó el primer oficial antes de acelerar por la calle, riendo.
Los VK's se detuvieron al ver que los piratas doblaban la esquina, entonces el chico de cabello largo le dio una palmada en el pecho al menor.
— ¡Por encima de los techos! —Ordenó el ex ladrón, Evie lo miró—. Hay que alcanzarlos.
— ¡A eso vamos! —Dijo el hijo de Cruella, los tres comenzando a correr.
— ¡M, te esperaremos en el arcade cuando vuelvas! —Le indicó la princesa malvada antes de irse con los demás.
Celia y Dizzy quisieron ir tras ellos.
— ¡Hey, hey, hey! —Les llamó la atención la chica de cabello morado, tomándolas del brazo a cada una para detenerlas, lo cual funcionó—. No, ustedes no. —Se opuso y acomodó su cabello, echándolo hacia atrás.
— ¡Pero son mis cosas! —Protestó la nieta de Lady Tremaine.
— ¡Y son nuestras motos, Di! —Le recordó Mal—. Pero ellos pueden manejar esto.
—Son tres contra cuatro. —Exclamó la tarotista—. Aprende a contar. —Pidió, avergonzada.
— ¡Ustedes quisieron venir y yo soy la mayor así que las dos son mi responsabilidad! —Exclamó la descendiente de Maléfica, estando frustrada. —Nosotras vamos a ir a buscar el ámbar.
—Buen momento, es hora de su siesta. —Le dijo Celia, empezando a caminar junto a su novia, Mal apretó los labios antes de seguirlas.
⊱🜲⊰
Los piratas aceleraron en una esquina y Jay casi se tropieza al intentar detenerlos.
— ¡Nos vemos, tarado! —Le gritó Harry, entre risas.
— ¡Tenía mis gorros ahí! —Gruñó el ex ladrón—. ¡Ojalá Cobra te muerda!
— ¡Maldita sea! —Protestó Evie, bajando del techo con ayuda de Carlos—. ¡Ayer llevé a lavar a Manzanita! —Se quejó, indignada porque ahora su moto terminaría en quién sabe dónde.
—Ya no podré llevar a pasear en moto a Dude, ¡y le encantaba dejar sus huellas en Huesito! —Se lamentó el menor de los core four, bastante indignado—. Vamos, chicos. Hay que volver al arcade.
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