Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Quince: Sabor a mí.


Así que esto es en realidad lo que es tener a David Luiz seduciéndome. Mis piernas han subido hasta sus caderas y se han entrelazado detrás, David se separa de mí, acaricia mi mentón con ambas manos, enmarca mi rostro para besarme de nuevo. Su lengua tiene el poder, mis manos siguen detrás de su cuello. Muerdo su labio y toma unos centímetros de distancia, su lengua pasa sobre su labio.

—Creo que estamos dando un espectáculo, tal vez debería irme— susurra él agitado contra mi boca. Desenredo mi anatomía de la suya. Nado a la escalera, salgo mientras él permanece inmóvil.

—¿No vienes?— pregunto mientras me envuelvo en la toalla.


—Entonces...— dice David mientras se aproxima hacia mí, estoy cerrando la puerta, al echar el último cerrojo, percibo que está exactamente detrás de mí. Sus brazos me envuelven.

—Entonces...— repito soltando una risita, me muerdo el labio, David baja sus labios a mi cuello—. Estamos empapados.

—Esa es la intención— ¡Woah! Eso no lo veía venir, de ninguna manera. Mi cuerpo tampoco, aparentemente. Mis músculos se tensan, él deja de besar mi garganta—. O no... — me hace girar, estamos frente a frente, algunas gotas aún descansan en sus hombros, unas pocas pecas envuelven su clavícula, es mi vista directa, debo inclinar la cabeza un poco hacia atrás para poderlo mirar a los ojos—. Elisa, ¿Quieres esto?—. Mi corazón late con fuerza, me paso la lengua por mis labios. Asiento, enmarco su rostro con mis manos y lo beso.

—Sí, te quiero.

—Bonita...— su mirada se traduce como fuego, deseo. Sus manos han bajado a mi trasero, me acerca a él, posee mis labios.

«Aquí estamos» pienso. Estamos en mi cama, él se ha dedicado a acariciarme. Me ha tumbado en la cama y él está sobre mí. Se despega de mí con sutileza.

—Creo que... deberíamos quitarnos la ropa, no queremos enfermarnos— digo. Él se ríe.

—Tienes toda la razón—. Se mueve despacio entre mis piernas, se posiciona entre ellas—. Empecemos con esto—. Sus manos van a mi cuello, desata el nudo. Al remover la tela, construye un camino de besos, como si se tratara del sol persiguiendo la luna. La senda que ha creado va de mi clavícula, el espacio entre mis pechos, mi abdomen, mi ombligo y, finalmente, mi feminidad. Sonríe cuando lanza a alguna parte de mi habitación el traje de baño. Hunde su cabeza entre mis muslos. Sé que estoy húmeda. Sin embargo, el contacto de su lengua hace que dé un respingo, se apodera al lamer de arriba hacia abajo, luego jugar con los pliegues. Contengo la respiración cuando succiona mi clítoris. Arqueo la espalda, mi mano baja a su melena, no quiero que pare. Y no lo hace, levanta la mirada aunque continúa su trabajo, recorre los lugares correctos.

A continuación, dos dedos juguetones se unen a la labor de su lengua, se hunden y comienzan a entrar y a salir. La combinación de los elementos placenteros hacen que me aproxime al clímax. Empiezo a sentir cómo mis paredes se aprietan y mis piernas comienzan a temblar.

—Vamos, Elisa—. Cierro los ojos al verme envuelta del orgasmo. Siento mi cuerpo vibrar, hay espasmos, réplicas. Suspiro y abro lentamente los ojos para encontrar a David lamiéndose los labios.

—Te vas a enfermar— me incorporo aún jadeante. Él se abalanza y puedo saborearme. Él continúa besándome apasionadamente, mis manos bajan hacia sus calzoncillos, mi mano cubre su miembro por encima de la ropa, eso Elisa, haciendo lo opuesta, el exhala aliviado contra mi boca. Mis dedos se enganchan en ambos lados, él termina de bajarlos, se sienta en la cama. Me sienta frente a él, todo sin separar nuestras bocas. Se posiciona entre mis piernas, recorre su miembro contra mis húmedos pliegues. Sé que me está tentando. Gimo. Mis uñas se hunden en sus hombros.

Sin aviso, me eleva y penetra. Mis labios sueltan los suyos para que mis gemidos puedan salir. Sus caderas chocan repetidamente contra la mía, su cuerpo choca contra el mío. Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, eso lo incito a que entre con más profundidad. David se inclina y me besa lentamente, lo opuesto a lo que hace abajo, deja besos en mi mandíbula y cuello. Desliza un dedo en mi clítoris, comienza a frotarlo con dureza. Arqueo la espalda, entonces su peso me empuja, mi cabeza se encuentra en las almohadas. Él se incorpora, apoya sus manos a cada lado de mí y sigue embistiendo. Echa la cabeza hacia atrás cuando aumenta la velocidad. No lo puedo creer, nunca había sentido que yo llegara tan rápido.

Sus movimientos se hacen más enérgicos y pausados. Su respiración se vuelve irregular al dar un último empuje, arrojándonos a ambos al orgasmo. Se inclina, me da un largo y lento beso. Sale de mí, se acomoda, me atrae a él y me acurruco. Puedo sentir su corazón contra mi espalda, aún palpita desbocado. Dios. Esto pasó.


—¿Bonita?— la voz de David me trae de vuelta a la tierra.

—Lo siento, me quedé pensando—, y vaya pensamientos. Hay personas que aseguran que los sueños son mejores que la realidad; esto es, que imaginan algo, una situación, una persona... pero al momento que ocurren, que interactúa, que te atrapa, hacen una comparación y les queda un mal sabor de boca. Sus expectativas eran mayores, por lo que su decepción también lo es. En cambio, mi situación fue contradictoria. No es que esperara poco del sexo, pero realmente superó cualquier idea que se hubiera pasado por mi mente, desde cómo sus dedos se hundían en mis caderas a la forma en la que sus roncos gemidos hacían eco en la habitación.

—¿En qué?— cuestiona curioso. Su cuerpo envuelve al mío. Suelto una risita y escondo el rostro en sus antebrazos.

—¿Recuerdas que te dije que había soñado contigo?— siento su sonrisa en el cuello.

—Sí.

—Bueno, era algo como lo que acaba de pasar—. Él no responde, en cambio, su mano acuna mi seno.

—¿Algo como esto?— cuestiona empezando de nuevo el juego.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro