Capítulo Dieciséis: Fisuras.
El borrador les ha encantado, por consiguiente, ha creado expectativas del trabajo final. Últimamente me he sentido presionada, creo que finalmente entiendo la responsabilidad y magnitud que conlleva este libro. Como escritora, siempre se crearán vínculos con las personas que rodean la historia, pero nunca había ocurrido así. Me siento atraída por la cultura, por la pasión deportiva y por las tradiciones que arropan al Club. Todas esas cosas equivalen a una presión inmensa que involucra mi perfeccionismo, detalles y la pureza de la experiencia.
Sobo mis sienes mientras concluyo otro capítulo, la verdad es que he vivido en el encierro desde hace un par de días. Miro cómo la pantalla se vuelve oscura. Necesito un largo baño, miro el reloj, son casi las cinco. No he comido. Vaya vida.
El silencio es interrumpido por el timbre de mi móvil. Suspiro, me estiro y veo la pantalla. Sonrío de inmediato.
—¿Hola?
—Hola, bonita—. Responde David al otro lado de la línea— ¿Cómo vas?
—Terminé el capítulo del legado, me faltan cuatro para terminar por completo el libro. Y la revisión, por supuesto.
—Algo me dice que estuviste muy opcupada para comer—. Sonrío mientras mi cuerpo se hunde en la tina, la espuma me cubre por completo.
—Acertaste.
—Tienes una suerte increíble.
—¿Ah, sí?— pregunto— ¿por qué?
—Te he traído algo para comer. Estoy afuera.
—Oh, espera, ¿estás aquí?
—Sí... afuera.
—Vale, tendrás que darme un segundo para abrir.
—Bonita, recuerda que me diste la llave, aún no te la devolvía, puedo...— en ese momento, comienzo a escuchar pasos aproximándose— entrar— dice asomándose por la puerta. Sostengo el móvil en mi oreja, lo separo cuando él se aproxima, lo dejo en el borde. Se pone en cuclillas y roza sus labios con los míos.
—Hola— repite sonriendo.
—Hola—. Mi mano mojada acaricia su rostro.
—Así que... ¿así festejas terminar otro capítulo?— río.
—Es un poco patético, pero sí.
—Vale, déjame ayudar—. Cierro los ojos, esperando que se una a mí. Al no sentir su presencia, los abro de nuevo lentamente.
—¿No entras?— él se ríe.
—Me encantaría, pero quiero intentar otra cosa— siento su voz detrás de mí, sus manos van a mi cuello y comienza a dar un masaje. Sus manos recorren mis hombros, sus dedos agasajan los músculos, deja besos al azar en las vértebras de mi espalda.
—Lo estás haciendo de maravilla.
—Y eso no es todo lo que tengo preparado para hoy. Comeremos, dormirás un poco, luego te arreglarás, hoy iremos a bailar. Necesitas festejar que terminaste un capítulo más— declara.
Busco en mi armario provisional el atuendo adecuado, la mayoría de mis prendas gritan "profesional", entonces, me encuentro con cierta caja que había sido sepultado en lo recóndito de mi clóset. Es tentador, la ropa que hay, incluidos zapatos y accesorios, describen el look que estoy buscando. Saco la caja y me arrodillo frente a ella. La abro y observo las bolsas, con las prendas dentro.
—No, no, no—. La cierro, me convenzo de que debe de haber algo que pueda usar entre MIS cosas.
Me decido por una falda púrpura de tuno que se ajusta en mi cintura, una blusa de tirantes negra semitransparente, el encaje de mi sostén se asoma en el escote, me gusta cómo se ve. Además de los tacones altos que esperan en la puerta de entrada. Mientras me maquillo, mi celular suena de nuevo, no puede ser David ya que se está duchando. Es Layla.
—Hey— digo mientras me acomodo el celular entre mi oreja y el hombro.
—¡Hola!, ¿Cómo vas?
—Bien, hoy terminé otro capítulo, lo envié a revisión.
—Eso oí.
—¿Tú?
—Oh, nada comparado con lo tuyo. Solo trabajo y casa. Te echo de menos.
—¡Yo también! Desearía que estuvieras aquí para que aprobaras mi look de esta noche.
—Interesante, ¿tienes una cena?
—No, en realidad iré con David y sus amigos a un bar.
—Así que va en serio...— dice soltando una risita.
—¿A qué re refieres?
—Bueno, vas a concer a sus amigos. Eso significa que te va a presentar como su novia, ¿cierto?
—No lo sé— de pronto, todo siento curiosidad. Hemos salido, hecho el amor, compartido tantas cosas...—. No me he puesto a pensar en el título que tiene nuestra relación, para serte honesta.
—Ya veo— susurra—. Bueno, tal vez hoy te sorprenda—. Me dice tratando de convencernos a ambas.
He terminado de maquillarme casi en modo automático.
—¿Lista?— cuestiona acomodando su cabello.
—Sólo faltan mis zapatos—. Me encamino a la puerta, me siento en el diván ajusto las tiras y me pongo de pie.
—¡Vaya! Luces espectacular, seré la envidia de todos— se acerca y me besa—. La mujer más hermosa está a mi lado, ¿nos vamos?—. Asiento. Voy a abrir la puerta, pero él toma mi muñeca y me gira hacia él. Pasa sus manos por mi cintura, se acomoda entre mi cuerpo y me besa—. Ahora sí—. Y mis dudas se disipan.
París de noche es increíble. Hemos llegado a un bar, vagamente escuché que era de los más exclusivos, me siento orgullosa de mi atuendo. David entrelazó nuestras manos y, prácticamente, no nos hemos soltado. El club es asombroso, la zona VIP lo es aún más.
—¡Te cazaron!— dice uno de los chicos, David me mira y sonríe, continuamos saludando, sin embargo, no escucho una presentación "oficial". No lo sé, por un momento, no me importa. Quiero decir, estoy con él, me divierto... ¿es necesario en este momento? Mi mente grita ¡Por supuesto!, pero mi cuerpo lo ignora cuando coge una copa y brindamos.
—Por nosotros y por tu capítulo terminado— dice cuando chocan.
—Por nosotros— concedo.
Su mano está en mi estómago. Mi espalda está contra su pecho, nos movemos al ritmo de la música. Él da besos espontáneos en mi cuello. De pronto, su mano hace que me pegue, siento su miembro. La verdad es que esta posición, este baile me ha excitado un montón. Me doy la vuelta y enrosco mis brazos en su cuello, lo comienzo a besar. Muerdo su labio cuando me separo de él.
—Me quiero ir.
—Vámonos. No nos necesitan aquí, pero yo te necesito a ti— me dice al oído, ya que la música está altísima. Muerde mi lóbulo. Me enciende.
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