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6. Tu sonrisa para otra.




Cuando Bella abrió los ojos, pudo notar un terrible dolor de cabeza, y se imaginaba que el causante era todo lo que bebió la noche anterior. Al levantarse de la cama, sintió mareos y nauseas, definitivamente estaba agotada.

Miró a su alrededor, reconociendo la habitación pero no recordando cómo había llegado allí. Tenía recuerdos borrosos y que parecían de sus propias fantasías, por lo que no sabía si lo había soñado o realmente había sucedido.

Se puso su vestido e intentó arreglar su cabello un poco, estaba segura de que era algo tarde ya, pero le sorprendía que nadie, ni siquiera su padre la haya visitado. Cuando estuvo lo suficientemente decente, decidió salir de la habitación, para encontrar a su padre.

Bajó una largas escaleras que se le hicieron familiares, aunque ignorando ese presentimiento siguió su camino. A lo lejos escuchó la voz de su padre, quien parecía conversar con un criado, quejándose de una brisa en su habitación.

-¡Padre!- llamó Bella.

-¡Oh, querida, por fin te despiertas!- contestó.- Tenemos que irnos, sólo quedamos nosotros y Los Featherington.- explicó.

-Sí, supongo que lo más sensato es irnos, ya hemos estado molestando a Los Bridgerton lo suficiente.- bromeó Bella.

Entrelazando su brazo con el de su padre, Bella caminó junto a él a la puerta, en la cual se encontraban tres carruajes. En uno de ellos se encontraban Los Featherington, quienes ya estaban yéndose. En otro Los Sharma y Lady Danbury dirigían a los criados con el equipaje.

La atención de Benedict fue robada inmediatamente por la chica, quien se cubría del sol con la mano. El joven decidió alejarse de su familia por un momento, para hablar con Bella.

-Srta. Branwen, buenos días.- habló sonriente. Aún con la mano cubriendo su rostro, Bella se giró al escuchar la voz de su amigo Benedict, acto seguido le devolvió la sonrisa.- Sr. Branwen.- saludó a el padre de Bella.

-Es muy agradable verlo antes de irnos, Sr. Bridgerton.- respondió el padre.- Te esperaré dentro del carruaje, querida.- anunció.

-De acuerdo, padre.- contestó la chica.- ¿Qué tal todo, Benedict?- preguntó Bella.

-Pudiera estar mejor.- murmuró.- Amanecí con un terrible dolor de cabeza, pensé que era bueno manejando la resaca pero veo que me equivoqué.

-No eres el único, aunque si te soy enteramente sincera, no recuerdo casi nada de anoche.

-Que curioso, yo tampoco recuerdo mucho. Claro que lo que recuerdo es bastante... Peculiar.

-Lo mismo digo.- contestó la chica bajando el tono de voz. Bella estuvo a punto de preguntarle a Benedict qué había soñado, sin embargo la voz de Anthony los interrumpió.- Espera, ¿qué está haciendo?- cuestionó Bella.

Ambos observaron como Anthony se arrodilló ante la Srta. Edwina Sharma, pidiéndole matrimonio.- Oh por dios..- susurró Benedict.

[...]

A pesar de recordar muy poco de la noche anterior, Bella sí recordaba como Benedict la invitó a visitarlo en la academia, por lo que cuando la tarde llegó, Bella se preparaba para ir. Había enviado a una de sus criadas a comprar un ramo de flores para Benedict.

La joven iba en el carruaje, con los nervios a flor de piel, jugaba con sus manos y la tela de su vestido constantemente para intentar distraerse, en adición a eso, trataba de despejar su mente y dejar de pensar en Benedict.

Cuando el carruaje se detuvo y uno de los conductores le abrió la puerta, Bella observó a su criada, una mirada llena de nervios. 

-Srta. Branwen, ¿necesita que la acompañe?- preguntó. 

Bella negó con la cabeza.- Estaré bien, tampoco pienso quedarme por mucho tiempo.- anunció, tomó el ramo de flores y del bolsillo de su vestido, sacó una tarjeta pequeña que decía "Felicidades, Benedict."

Bella se bajó del carruaje y subió unas pequeñas escaleras en la entrada, acto seguido se adentró en la academia, pasando junto a varias personas, recordó que no le había preguntado a Benedict dónde tendría que buscarlo. Aunque antes de ponerse a preguntar por direcciones, decidió explorar un poco, y tal vez si tenía suerte, lo encontraría por cuenta propia.

Pasó varias puertas donde se encontraban en clase, pasó por  una sala llena de esculturas y pinturas, todas dejándola impresionada ante el talento. Llegó a un pasillo amplio, con varias puertas en él, algunas parecidas a las que ya había visto antes, que eran de clases. Una de ellas estaba entre abierta, por lo que Bella decidió asomarse antes de abrirla más.

En cuanto observó claramente lo que ocurría, su corazón comenzó a latir con gran rapidez, su garganta parecía cerrarse, causándole un gran dolor y resequedad. Benedict se encontraba en la habitación con otra chica, a simple vista no le hubiera parecido más que una simple charla, pero la manera en la que él la observaba era tan dolorosa. El brillo en sus ojos y aquella sonrisa tan hermosa no eran dedicadas a Bella, se las daba a otra persona.

Bella dejó cuidadosamente el ramo en el suelo, para intentar ver mejor la escena. Ellos cada vez se acercaban más y más, mientras reían y conversaban. 

Lo más doloroso para Bella fue darse cuenta de algo que temía, algo de lo que no se había dado cuenta con tiempo. Benedict miraba a aquella chica, de la misma manera en la que la miraba a Bella. 




[...]





Bella cerró la puerta abruptamente, sin importarle que alguien estuviera cerca. Intentaba respirar, intentaba calmarse pero le era imposible. Estaba más que convencida que había sido un error ir a ver a Benedict. Era un error hacerse ilusiones con él, se había convencido de que él sentía lo mismo por ella, pero una vez más se había equivocado, su mente la había traicionado al pensar sólo en él. Al sopesar cada pequeño movimiento y palabra que el joven Bridgerton hacía y decía. Tal vez sus sentimientos fueron correspondidos en cierto momento, pero tras ver aquella escena, parecía que había encontrado algo más.

Bella sentía que se ahogaba en las grandes cantidades de ropa que llevaba puestas, le faltaba la respiración. Sin importarle que alguien entrara, Bella comenzó a desabotonarse los botones de su vestido, llena de furia y decepción, se sentía tan indignada y sólo se repetía "cómo pude ser tan tonta". Su sombrero cayó al suelo, a la vez que su capa. Cuando estuvo sólo en su vestido rosa pálido, se liberó del corsé, que finalmente la dejó liberarse un poco, finalmente cayó al suelo de rodillas, sus manos cubriendo su rostro, con los ojos llenos de lágrimas, agotada mentalmente de toda esta situación. Bella por fin decidió tumbarse en el suelo mirando el techo, aún lloraba desconsoladamente.

Repetía en su mente montones de veces aquella escena, y recordó una de las cosas que quiso hablar con el chico pero no tuvo la oportunidad. Tenía un vago recuerdo de la noche anterior, cuando ellos habían subido las escaleras, de cuando ellos se besaron en la puerta de su habitación tras toda una noche bailando a su lado. A pesar de querer confirmarlo con el chico, ella no sabría como sacar la conversación. Sin embargo, se estaba convenciendo de que aquello sólo había sido uno de sus locos sueños.

Para Bella, aceptar que amaba a Benedict fue más difícil que aceptar verlo con aquella chica en la academia. Y pensar que ella estaba enamorada de una persona insoportable lo hacía todo más difícil. Qué mayor dolor que amar sin ser amado, pues Bella lo había encontrado, amar y recibir amor de esa persona, pero no el mismo que ella ofrece.



quedan dos capítulos y estos sin declararse 🤨

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