Tras el caluroso día en Aubrey Hall, Los Bridgerton daban un baile por la noche, por lo cual, todos sus invitados se alojarían en la gran casa. La. mayoría seguían con los mismos trajes de la tarde, excepto por algunos presentes.

Arabella y su padre estaban de pie en un lado del salón, observando y comentando sobre las personas que bailaban en el centro. Por otro lado, Benedict se encontraba junto a Colin hablando sobre la aceptación de la academia de arte.

-¿Ya se lo has contado a la Srta. Branwen o siguen pretendiendo que están enojados?- preguntó Colin de forma burlona.

-Intenté hablar con ella hoy.- admitió Benedict.

-Palabra clave: intentaste. Es que la Srta. Branwen te distrae. 

-Es posible.

-Deberías decirle lo de la academia, tal vez incluso invitarla, porque de otra manera no creo que resuelvas las cosas.- sugirió el más joven.- Y mientras estas en eso, pudieras admitir tus sentimientos de una vez. 

-¿Has tomado otro té?- cuestionó Benedict.

-Es agotador ver a dos personas que claramente deberían estar juntos, y son demasiado ciegos como para darse cuenta.- habló Colin, Benedict negó con la cabeza.

-Si sucediera algo entre la Srta. Branwen y yo, seguramente me habría dado cuenta.

Colin se rió, y posó una mano en su hombro.- Te dejo con tus sentimientos confusos, pero anda y habla con ella.- dicho esto, Colin le dio unos golpecitos en la espalda y acto seguido, se alejó de su hermano. Benedict se quedó de pie, confundido sobre qué quería hacer. 

Benedict era consciente de que sus sentimientos por Bella iban más allá de los amistosos, pero ponerlos en palabras era lo más difícil. Tras unos segundos de pensarlo, Benedict buscó con la mirada a Bella, cuando la encontró, ella estaba junto a su padre observando a los invitados, mientras conversaban entre ellos.

Benedict se llenó de coraje para caminar hacia la joven, en su mente repasaba montones de cosas que podía decirle a la joven, intentando ensayar cada una de ellas. 

-Srta. Branwen, Sr. Branwen.- Saludó el joven.

-¡Sr. Bridgerton!- contestó el padre de Bella. Al ver que la expresión de su hija había cambiado, él quiso excusarse.- ¿No siente usted una brisa?- cuestionó su padre.

-No exactamente.- respondió Benedict.

-La siento, es muy peligrosa para mí, con la edad que tengo será mejor encontrar un lugar más cálido.- explicó.- Si me disculpas, querida.- Dicho esto su padre soltó el brazo de Bella, y caminó en otra dirección.

-Bella.- llamó su atención Benedict.

-Sr. Bridgerton.- contestó la joven con un tono de seriedad.

-Seamos amigos.- sugirió Benedict.- entiendo que las cosas han estado extrañas entre nosotros, pero quiero que sepas que extraño tu compañía como ninguna otra, y no quisiera perderla por una estupidez. 

La mirada de Bella se suavizó con las palabras de Benedict, relajando su ceño fruncido, decidió darla una pequeña sonrisa.- Quiero que sepas, Benedict, que me ha ofendido mucho que te parezca una locura que me cortejes.- admitió la joven.

-Mi querida Bella, no es que me parezca una locura, es que tras tantos años de amistad, lo que me parecía una estupidez sería esperar tanto tiempo para cortejarte, ¿qué es lo que pudiera ver en ti que no haya visto tras estos años a tu lado?- preguntó Benedict, teniendo su mano ante la joven, quien no tardó en tomarla. 

Guiándola al centro para bailar con ella, Bella sentía nada más que felicidad, parecía que las cosas con Benedict se estaban arreglando y ella no podía estar más feliz por eso.

-Oh, Sr. Bridgerton, hay muchas cosas de mí que usted no ha visto.- comentó con un tono pícaro. Observó como las mejillas de Benedict tomaron color ante sus palabras, desviando la mirada de la joven.

-Me sorprende que seas tú quien dice esas cosas.- admitió Benedict.

-Siempre soy fanática de hacer sonrojar a mi Bridgerton favorito.

-Aunque odias que yo haga eso.

-No lo odio, es sólo que odio no tener el control sobre las reacciones involuntarias de mi cuerpo.

Benedict dejó de evitar el contacto visual con la joven, para finalmente mirarla a los ojos mientras bailaban.- Imagino que debe ser una pesadilla que alguien tan perfeccionista como usted no tenga el control sobre ciertas situaciones.

-En eso estás en lo cierto, Benedict.- a pesar de quedarse en silencio, una vez dicha su última frase, ambos continuaban riendo y sonriéndose.- Por cierto.- habló Bella después de un rato.- ¿Has recibido noticias de la academia?- preguntó Bella.

-Sobre eso... Me aceptaron.- Anunció Benedict sonriente.

-¡Eso es maravilloso!- exclamó la joven.

-Y además, quería invitarte a que la visitaras.- añadió.

-Por supuesto que iré, te quiero ver poner tu talento en uso académico.

-¿Qué tal mañana por la tarde?, sé que por la mañana regresarás a tu hogar así que mejor asistes por la tarde.

-Allí estaré.

[...]

Tras una agitada noche en la que Benedict prácticamente la obligó a participar en distintos bailes con él, Bella sentía que los pies le mataban, en adición a eso, había bebido demasiado y tenía una gran cantidad de escaleras que subir. 

Ella y Benedict fueron de los últimos en irse, ya que se lo estaban pasando demasiado bien como para ir a dormir. El padre de Bella había pasado a despedirse de la joven horas antes de que ellos decidieran que ya habían bailado demasiado. 

Ahora Bella y Benedict intentaban subir las escaleras que desde su punto de vista, parecían infinitas. Intentaban mantener el silencio, ya que sabían que era muy tarde y la mayoría de los visitantes se encontraban dormidos. Cada cosa que el otro hacía o decía provocaba que se echaran a reír, mientras que Bella también tenía que mandar a callar a Benedict porque su risa era muy ruidosa.

-Creo que nunca lo lograremos.- susurró Bella, Benedict entrelazó su brazo con el de la joven, intentando no caerse.- Sabes que si te caes, yo iré detrás de ti.- le dijo Bella.

-Esa es la idea, ¿para qué tendríamos que separarnos de nuevo?

-Lo sé, pero en estas circunstancias creo que sobreviviríamos sin el otro.

-Yo jamás.- contestó Benedict.

-Que poca independencia, Benedict.- bromeó la chica, a lo que Benedict comenzó a reírse.- ¡Shhh!, los despertarás a todos.- habló Bella entre carcajadas.

 Para cuando los dos estuvieron en la cima de las escaleras, que les llevó alrededor de 20 minutos subir, Benedict tomó de la mano a Bella, quien no protestó a dicho contacto que la tomó por sorpresa.

-Debo dejarte en la puerta de tu habitación.- le explicó Benedict.- Es de las mejores en Aubrey Hall, fue difícil convencer a mi madre, ya que ella quería dársela a las Sharma, pero tú la has conseguido.- balbuceaba Benedict, apenas audible para Bella.

Benedict se detuvo ante una gran puerta con un pomo dorado que brillaba incluso en aquel oscuro pasillo. El rostro de Bella era iluminado únicamente por la tenue luz de la luna, que entraba por el ventanal junto a ellos.

-Aquí es..-señaló  Benedict, sin soltar la mano de Bella.- Me lo pasé muy bien junto a ti esta noche.- admitió.

Los dos se encontraban tan sumergidos en la belleza del otro, que no habían notado la lluvia que sucedía afuera, sólo parecían estar perdidos en sus ojos, en sus miradas y cada pequeño cambio en sus expresiones. Tampoco parecían notar la cercanía que ambos mantenían, con sus narices casi rozando. 

De pronto, un estruendoso trueno se escuchó provocando que ambos se separaran abruptamente. Regresando a Bella a la razón.

-Esto... ¿qué estamos haciendo?- preguntó la joven, soltando las manos de Benedict.

-Nada malo.- susurró él.

-Parecía que estábamos a punto de.. besarnos.

-Y es una lástima que no haya sucedido.

-No tiene porque no suceder.- sugirió ella.

-¿Estás segura de esto?- cuestionó Benedict, esta vez miraba directamente los labios de la joven con gran deseo.

-Nunca había estado tan segura de algo, Benedict.- contestó. 

Finalmente, Benedict sonrió ante su respuesta y sin pensarlo dos veces, atrajo a la joven hacia él, uniendo sus labios en un apasionado beso.