1. De vuelta a casa.
Tras el éxito de Daphne la temporada pasada, Arabella terminó siendo opacada por la joven Bridgerton. Dándole ventaja de que que su presentación a la sociedad haya sido dejada de lado por parte de los pretendientes.
Lastimosamente, la siguiente Bridgerton que tendría que realizar aquella tarea, Eloise, no era la más adecuada para aquella tarea, no sólo por su inmensa falta de interés, sino también por sus pensamientos radicales que van en contra a los de su familia.
Por otro lado, en la casa real, los miembros de la alta sociedad ya esperaban ansiosos por presenciar las presentaciones de las jóvenes. Entre aquella multitud se encontraba Arabella Branwen, la cual esperaba a que cierta persona llegara.
Hace 7 meses que Bella se había ido a estudiar a Francia, sus padres la enviaron con la esperanza de pulir sus modales, prepararla para encontrar un esposo y todo ese rollo insoportable. Sin embargo, Bella se pasó todo ese tiempo deseando volver y pasar una buena temporada con Benedict.
Sus nervios se habían apoderado de ella cuando escuchó las voces de Gregory y Hyacinth en el pasillo junto a la puerta. Sintió su corazón acelerarse al simple pensamiento de que su amigo Benedict se encontraba a sólo unos metros de ella, con sólo un muro de por medio. "mantén la calma." se dijo a sí misma, tomando aire y valor, cruzó la puerta y observó sus alrededores. De pronto, casi inesperadamente, algo la tomó por el brazo, atrayéndola hacia lo que parecía ser Eloise Bridgerton. Para entonces, Eloise no paraba de chillar emocionada por la llegada de su amiga cercana.
Sin embargo, para Arabella, el tiempo pareció detenerse por un momento, cuando la sonrisa y los ojos de Benedict la encontraron, él estaba de pie a mitad del pasillo, observando como su amiga era atacada con preguntas y saludos de parte de su familia. Gregory le hablaba rápidamente, intentando opacar a su hermana menor, la cual hacía lo mismo que él. Eloise por su parte, le agradecía la llegada tan pronta, ya que, según ella, podría observar en primera persona como se humillaba ante la alta sociedad.
Benedict, aún inmóvil, sabía que Arabella llegaría hoy, sólo que tenerla presente era mucho mejor que leer sus palabras en un pergamino. Sintió la mano de Daphne reposarse en su hombro, cuando se giró a verla, esta le dedicó una cálida sonrisa.
-¿Qué haces aquí de pie, completamente inmóvil?, anda a saludarla, hermano.- le susurró.
El corazón del Bridgerton comenzó a acelerarse al notar lo rápido que iba hacia la joven. Sus hermanos se dieron cuenta que interferían entre los amigos, así que se apartaron, dejándole a Benedict el camino completamente libre. Arabella sonrió ampliamente cuando lo tuvo cerca, y sin pensarlo dos veces, sin importarle que aún había gente alrededor, rompió la distancia entre ambos, rodeando a Benedict en sus brazos. El chico no tardó mucho en reaccionar y reír de satisfacción, siempre agradeció la iniciativa de Bella cuando sobre su amistad se refería.
-Te he extrañado mucho, Benedict.- murmuró la rubia, aún sin poder soltarlo, temía que si lo hacía, se sentiría sola en Francia de nuevo.
-No tienes ni idea de lo mucho que me hacías falta.- respondió Benedict. Algo en Bella había cambiado para él. Tal vez la memoria le fallaba, pero la última vez que la vio fue durante su despedida, antes de marcharse a Francia. Su cabello estaba largo y suelto, el sudor corría por su frente luego de una amistosa carrera. Sus ojos estaban rojos e hinchados, al igual que sus labios, por las lágrimas derramadas. Recordó que aquel abrazo se pareció mucho al último que se dieron 7 meses antes, igual de cálido y confortable, además de necesitado y excesivamente largo. Sin embargo, ninguno parecía mostrar importancia por el tiempo que estuvieron en aquella posición, hasta que Arabella se separó de él para mirarlo a los ojos. Aquellos ojos que tanta paz le brindaban.
-He reservado los mejores lugares, Bridgerton.- susurró la joven. Benedict notó que sus mejillas habían tomado color, a la vez que calor.
-Espero que podamos ver a Eloise a la perfección.- contestó riendo.
-A Eloise y a todas las demás jóvenes, aunque Eloise no disfrute esto, luce maravillosa.- comentó Bella.
-¡Oh, Señorita Branwen!- la voz de la señora Bridgerton se escuchó detrás de Benedict, haciendo que ambos se separaran inmediatamente.- No sabía que llegarías tan pronto.
-Señorita Bridgerton, es un placer verla de nuevo.- contestó la joven.
-Yo sí lo sabía.- murmuró Benedict con intenciones de fastidiar a su madre.
-Claramente que lo sabías, Benedict. Lo único que haces es enviarle cartas a la Señorita Branwen. Sabes, querida, no hace más que hablar sobre ti.- respondió su madre de la misma manera. Bella sonrió en respuesta, sintiendo una extraña sensación en su estómago.
El rostro de Benedict se volvió rojo cuando escuchó sus palabras.- Exagera.- aclaró avergonzado.
-Bueno, ha sido un placer verte de nuevo, querida. Los dejo porque tengo que acompañar a Eloise, y estoy segura que Benedict desea oír tus anécdotas de Francia.- La señora Bridgerton se despidió de ambos, dejando a la chica sonriente.
-¿Hablas mucho de mí, Bridgerton?- cuestionó divertida.
-Ya lo quisieras, Branwen.
[...]
Tras una agitada mañana, Arabella ya se dirigía a la casa de los Bridgerton para pasar la tarde con Benedict. En esperanzas de poder comentar cualquier detalle de su viaje, como de costumbre.
La joven cruzó las puertas de la gran casa, siendo recibidas por criadas, una de ellas decidió dirigirla a la habitación de Benedict. Arabella se esperó un poco a que la criada desapareciera de su vista, y prosiguió a tocar la puerta antes de entrar.
-Adelante.- anunció la voz de Benedict desde adentro.
Arabella sonrió inconscientemente ante sus palabras y se adentró en la habitación.- Es un gran placer encontrarlo por aquí, Señor Bridgerton.- bromeó. Una cosa bastante común entre ellos era hablar como los miembros de la alta sociedad de manera burlona.
-El placer es enteramente mío, Señorita Branwen.- respondió Benedict con una amplia sonrisa al asomarse de su pintura y encontrarse con la agradable figura de Arabella.- Es más que agradable que seas tú y no Colin, no ha parado de hablarme sobre su viaje a Grecia.- Comentó el joven. Bella tomó asiento en uno de los sofás de la habitación de Benedict, cerca de su estantería. La joven no tenía idea de lo que pintaba Benedict.
-Oh, olvidé decirte, lo persuadí esta mañana con la excusa de que mi padre me llamaba, para escaparme de su charla.
-¿Alguna vez te he mencionado lo inteligente que eres?
-Incontables veces, si somos realistas.- respondió Bella.- ¿Qué pintas?- preguntó con curiosidad.
-Sabes que es mejor enseñártelo una vez terminado.- contestó. Bella asintió.- Cuéntame todo sobre tu viaje, estoy deseoso por oírlo.
Por mucho que Bella intentaba recordar, era casi imposible hacerlo. Se pasó todo el camino de regresa a casa intentando recordar algo interesante del viaje, pero se dio cuenta que la mayoría del tiempo deseaba regresar a casa y ver a Benedict, se imaginaba lo que pudieran hacer ella y Benedict en aquellos salones, en ocaciones se sorprendió a sí misma cuando su mente fue interrumpida por un pensamiento más bien indebido sobre el joven. Así que vagamente recordaba algo de Francia. Bella no encontró otro recurso que mentirle.
Aunque, su mente parecía jugar en su contra, con pensamientos "impuros" sobre Benedict y cuestionándose todo lo que el chico hacía, como por ejemplo, ¿Por qué demostraba tanto interés por oír sobre su estancia en Francia cuando hace unos segundos ambos comentaban lo molesto que Colin está con respecto a sus viajes?
-Nada mal.- respondió la chica, intentando decidir qué mentira contar.- La mayor parte del tiempo fue aburrido, pero no estuvo nada mal.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro