Capítulo veintitrés
Bebo de mi taza de café sin apartar la vista de la mesa desordenada donde sólo anoche visite el paraíso sobre ella.
Nuevamente nada tenía sentido en mi cabeza y sabía a la perfección que no importaba qué tantas vueltas le dieran, no iba a llegar a una solución. Lo veo salir de su remolque y dirigirse al mío sin que se diera cuenta que lo estaba mirando a escondidas.
Él sale un poco alterado mientras se dirige con rapidez al remolque del director para tocar con fuerza su puerta.
Me cubro un poco con la carpa cuando siento que va a mirar en mi dirección mientras el director sale con la asquerosa bata que llevaba puesta ayer.
Para este punto no me molestaba en lo absoluto lo que había pasado anoche, después de todo era una mujer y por mucho que no quisiera, tenía un nivel de poder muy superior a mí.
Ningún juzgado me creería por el simple hecho de ser mujer y estar en un cargo inferior que él, pero estaba bien al final de todo no me había tocado en lo absoluto y no duró más de cinco minutos, el problema sería que quisiera que pasara nuevamente, lo cual no me sorprendería para nada. Me daba mucha ira que por ser una maldita mujer tenga que pasar por todo este tipo de cosas, pero me olvido de eso cuando veo a Scott discutir con el director muy alterado, me encantaría poder estar más cerca y escuchar su conversación, pero él director entra a su remolque antes de tirarle la puerta cuando Scott se aleja hacia su vehículo.
Camine despacio hacia el remolque de Scott y entro sin tocar. Todo estaba tan ordenado como lo había dejado hace unos días y ahora sí podía distinguir el color negro de sus sábanas en contraste con lo poco iluminada que se siente su remolque, aunque entra demasiada luz por la ventana.
Las rosas que le había dado estaban dentro de un vaso lleno de agua con mi nota cerca del vaso, pero las flores no eran las blancas que le había dado sino de un color rosado brillante.
Me acerque a ellas para comprobar el tallo, pero sólo tenía las dos ramas que le había dejado cuando saque del ramo las dos rosas.
Bajo la mirada para ver mi nota, pero inmediatamente me doy cuenta de que no es la mía.
"Su corazón le pertenece a alguien que no puede quedarse, S.E"
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Esta nota me había dejado sin palabras porque no tenia ni la más remota idea de lo que quería decir, pero su bóxer en la silla capta toda mi atención antes de levantarlo. En su interior hay muchas blancas secas pegadas al bóxer y no me toma mucho tiempo en identificar que es semen seco, por instinto lo hubiera tirado, pero en vez de eso lo observo con melancolía.
Scott también estaba pasando por esto y las piezas encajaban en mi cabeza cuando me senté en la silla todavía mirando su bóxer.
Era algo que nos había afectado a ambos de una manera demasiado drástica y por lo visto a él lo había afectado mucho más, hasta ahora mismo su comportamiento era entendible para mí y yo solo actuaba como una niña tonta cuando él ha hecho el mayor esfuerzo en acercarse a mí.
—No pudiste soportar más la presión y me buscaste esa noche ¿no es así Scott? —dejo salir cuando coloco el bóxer sobre la silla.
Me acuesto sobre su cama cuando decido que debo contarle acerca de mis sueños para que se sienta más tranquilo y en mi mente reproducir todas las posibles conversaciones que podríamos tener con una sonrisa en mi rostro.
Era demasiado egoísta al no pensar nunca en Scott y en vez de eso juzgarlo por sus acciones, pero creo que lo más importante de todo era ¿porque nos estaba sucediendo esto a nosotros dos?
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El sonido de la puerta siendo tocada me hace ponerme de pie mientras nerviosa intento esconderme en algún lugar, pero la puerta se abre rápido con la cabeza de Areli asomada hacia el interior antes de volverla a cerrar de golpe.
Me levanto de la cama con rapidez para dirigirme a la puerta y llamar a Areli.
—Discúlpame por favor —me pide ella muy desesperada frente a la puerta que no demoro en abrir.
—Solo estoy yo —le contesto en voz baja cerrando un poco la puerta detrás de mí.
Ella me mira sorprendida e incómoda porque no sabe cómo hacer la pregunta que evidentemente pasa por su mente.
—Solo estaba buscando alguna pista que pudiera ayudarme —le miento y ella parece creer porque me sonríe emocionada.
—El director los necesita, pero le puedo ayudar unos minutos más —dice Areli antes de acercarse a la puerta y yo asiento para volver a entrar a su remolque.
Respiro hondo su aroma antes de dirigirme a la mesa para voltear su mensaje y escribir algo.
"Ella solo lo veía en sus sueños, R.F"
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— ¿Listo? —pregunta Areli todavía emocionada y yo niego con la cabeza.
—No pude encontrar nada que pudiera ayudarme —le contesto al cerrar la puerta.
Azucena ya se encuentra parada en el puesto para maquillaje cuando Areli y yo nos dirigimos hacia allá.
—Le dije que no te buscará para evitar que se preocupara —me dice Areli con una sonrisa y guiñando el ojo.
Escucho el sonido de un camión acercarse y detenerse bruscamente frente del campamento. Cuando el motor se detiene solo el sonido de un león se escucha muy fuerte.
Areli y yo nos abrazamos de miedo antes de que Azucena se acerque a nosotras también asustada.
El director sale de su remolque y yo evito mirarlo siquiera.
—Ya llegaron —dice él muy emocionado.
— ¿Quiénes señor? —pregunta Azucena.
—Un león —responde con una sonrisa apuntando con un bastón hacia esa dirección.
Los pasos de alguien llaman mi atención e inmediatamente veo a Scott caminar serio hacia nosotros.
Su camisa de color beis está tan ajustada a su piel que podía identificar su pecho y su abdomen a la perfección. Mi pecho comienza a latir rápido por el placer que a primeras horas de la mañana ya me siento atraída a él. Con cada paso su camisa se pegaba y despegaba de su pecho, pero yo no podía evitar quitar la mirada hasta que deje salir el aire porque no me había dado cuenta de que había contenido la respiración. Scott definitivamente estaba demasiado bueno y que fuera mío era como un sueño.
—También llegaron sus reemplazos —comenta el director.
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