Capítulo tres
Una de las cosas que más me preocupan a medida que el tiempo avanza es si lograré dejar una huella en el mundo, no me gustaría despertar una mañana y saber que todo termino sin poder dejar algo con que puedan recordarme, no sólo los primeros meses de mi muerte, sino también para siempre.
Mi madre insiste mucho acerca de casarme, porque la edad no espera y puede que termine sola en la vida, pero no me agrada la idea de que sea el parásito de un hombre, no me importa si me pagan menos, estoy dispuesta a luchar por ser famosa por mis propios méritos, por lo que cuando estoy entrando de nuevo al hotel tengo una sonrisa triunfante.
—Señoría Rose —me saluda el director antes de levantarse para darme la mano.
Le respondo el saludo aun con la sonrisa mientras me quito las gafas.
—Hace un clima espectacular allá afuera —le digo luego de hace un gesto de agotamiento por el calor.
Él solo comenta que pronto me acostumbre al clima, para luego destacar lo hermosa que me encuentro.
Le agradezco antes de mirar detrás de él y que sienta como la tierra se detiene bruscamente.
En estos momentos cuando mi respiración se contiene no puedo apartar la mirada y me veo obligada a que el director me despierte del trance.
—Oh sí, él es Scott Eastwood y será tu compañero de rodaje —me dice animado dejando que ese hombre se acerque más a mí y yo tenga que tragar saliva.
Él me sigue mirando con esa expresión seria mientras sus ojos celestes me miran sin interés. Lo veo estirar su mano hacia mi antes de que la sujete.
—Scott Eastwood —se presenta. Tiene una voz fuerte y determinada.
—Rose Finn —le respondo también con determinación antes de soltarlo.
—Bueno, ya que se conocen creo que es momento de mudarnos de nuevo —nos explica el director poniéndose entre nosotros— Sé que es muy repentino, puesto que hasta anoche
llegaron a la ciudad, pero al parecer la compañía Blazers ha cortado parte del presupuesto.
Él nos explica que a partir de ahora viviremos en unos camerinos y que debemos esperar por una camioneta.
—Ya recogimos su equipaje de las habitaciones, por lo que no deben preocuparse —me dice cuando intento ir a mi habitación.
Me siento en un gran sofá que hay en la recepción mientras intento organizar todos los pensamientos en mi mente.
Por el rabillo del ojo veo al director seguir de pie mientras sostiene un periódico que acaba de tomar de una mesa cerca al sofá que está frente de mí, cerca a dónde está sentado Scott.
Había algo de lo que estaba segura en este momento y en fondo creo que lo tengo merecido porque indudablemente mis maquilladoras no estaban mintiendo porque él es extremadamente guapo, pero no entiendo porque tiene que mantener esa expresión tan seria en su rostro.
Tengo que contener la risa al ver lo pequeño y gordo que es el director en comparación con Scott, que es alto y fornido.
No entendí porque sentía algo dentro de mí me decía que él era peligroso y que debía alejarme lo antes posible, pero cuando nuestras miradas se cruzan mi corazón ya se estaba subiendo a un crucero que se hundirá en una fuerte tormenta.
Respiré hondo y dirigí mi mirada hacia otro lado, mi trabajo es lo más importante para mí en estos momentos.
El camión termina demorando más de lo esperado por lo que unos camareros llegan con comida que previamente habían sido llamados por él.
Un comedor improvisado es hecho en una parte de la recepción del hotel para que nosotros comamos.
—Le dije a Johnny que debía estar aquí antes de mediodía —se queja molesto el director antes de llevar una cucharada de arroz a la boca.
Miro mi plato nervioso al comprobar lo repleto que está de camarones, arroz y vegetales.
—No puedo creer que sea tan difícil recoger unos cuantos equipos —sigue hablando mientras empiezo a comer delicadamente.
—Está en confianza señorita Rose, puede comer tranquila —me anima el director con una risa antes de mirar a Scott— ¿No es así?
Espero una respuesta de él, pero nada llega incluso sigue manteniendo esa actitud sería que ya comienza a fastidiarme.
Siento su mirada en mí mientras sigo comiendo del plato, pero al notar el director que no mejoró la situación con su especie de broma vuelve a quejarse de ese chófer.
Los camarones están tan crujientes y deliciosos que he dejado de prestar atención al director enojado y al guapo amargado, por concentrarme en lo riquísimo que están los camarones viéndome en la vergonzosa labor de comerlos despacio para así tratar de que se terminen antes, pero sin darme cuenta ya los he terminado todos.
El placer es la droga más efímera, pero la más dulce para el cuerpo.
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Es cerca de las tres de la tarde cuando el camión se estaciona frente al hotel y el director hace una expresión de alivio antes de ir como una bala hacia el chófer.
Miro a Scott unos segundos antes de que se levante y se dirija hacia el camión sin decirme un púdrete siquiera. ¿Qué le pasa? Me pregunto cuando también me levanto del sofá molesta.
Cuando salgo Johnny agacha un poco la cabeza al tratar de explicar todas las preguntas que el director le hace molesto. Por los espacios de la parte trasera del camión veo muchas cajas negras de diferentes formas.
A diferencia de esta mañana cuando salí a caminar a la playa la calle se encuentra un poco más despejada, sin embargo, las personas que transitan miran con curiosidad el camión que al estar cerca de nosotros me hace sentir un poco nerviosa.
—Disculpen lo que acaba de pasar, por favor suban al camión —nos pide cansado el director
animándonos a subir luego que chófer ha subido.
Veo a Scott tomar la delantera mientras su piel blanca un poco bronceada es iluminada por la luz del sol que por cierto es muy brillante.
Yo subí después obligándome a sentar a su lado para que finalmente el director suba dejándome completamente prisionera.
La forma en la que había tenido que vivir el día no era en lo absoluto como me esperaba cuando llegué hace unas horas y el sol aún no había salido.
Me fijo completamente en el mar mientras trato de concentrarme en el sonidode las olas que desde la mañana se ha mezclado con el de la ciudad. Me hubieraencantado permanecer en este lugar un poco más de tiempo y volver a acariciaresos exóticos pingüinos, pero para cuando el camión arranca y nos alejamos cadavez más, me siento más decidida para lo que tengo que afrontar, aunque el olora hombre de esa colonia comience a volverme loca.
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