Capítulo seis
Todos guardamos silencio cuando el último diálogo del narrador había salido por la boca del director y la película ya había terminado de ser contada, hubo un momento incómodo en que todos nos miramos sin saber que hacer ahora, puesto que ya era lo suficiente tarde para empezar a grabar y el equipo aún no estaba listo.
El director fue el primero en levantarse y dar por terminado el trabajo por hoy, mire a los demás actores, era alrededor de unos 10 quienes guardaban sus cosas y se levantaban de sus asientos.
—No había visto algo así nunca —escucho una voz fuerte hablando en voz baja— hiciste un buen trabajo.
Lo vi levantarse de su silla a mi lado y salir de la carpa. Deje de mirarlo fijamente cuando vuelvo a perderlo de vista y tomo mi guion para levantarme también.
El guion de Scott estaba sobre la mesa al parecer lo había olvidado, considere muchos segundos qué hacer al respecto y al final decido tomarlo también.
—Un muy buen trabajo señorita Rose —me anima el director colocando su brazo sobre mi hombro— espero poder verla mañana.
Mañana empezarían las grabaciones por lo que debo hacer mi mayor esfuerzo, la primera impresión siempre es la que cuenta.
—Espero poder llenar sus expectativas —le digo con una sonrisa— si me disculpa, tengo que retirarme.
Por fuera una mujer bien educada debía ser, pero por dentro una chica joven estaba queriendo lanzarse de un cañón.
El atardecer es lo primero que noto cuando salgo de la carpa mientras los equipos todavía continúan moviéndose y siendo probados de un lado a otro. Camine en silencio mientras esquivaba a las personas y los equipos de grabación. Algo en mí se sentía de una forma extraña y maravillada, parecía que estuviera en una especie de sueño del cual no tienes ninguna idea de que se tratara. Mientras dejaba que mis pensamientos me llevaran directamente a mi casa rodante, no tenía idea alguna de que hacer con el libreto de Scott, pero no pensaba devolverlo por ahora, por lo seguí derecho cuando me acercaba a su remolque que quedaba al lado del mío.
Tenía alrededor de 7 años cuando me paré en medio de un escenario con el público viéndome, era un teatro escolar por lo que todos los padres me veían emocionados interpretando el papel de Julieta con ese pequeño y lujoso vestido antiguo, pero también estaba Romeo mi compañero. Tenía el cabello rubio y una inocente mirada, después de todo debía ser el más atractivo de la clase para interpretar el papel, aunque fuera un completo bobarrón. Supongo que ese fue el momento en que me enamore de la actuación y desde entonces no había soñado con otra cosa. El tiempo avanzó, pero nunca pude integrarme a un grupo de chicas puesto que generalmente ellas vivían en sus mundos de fantasías con quien sabe que reino. Lo que más recuerdo de esa época en mi vida fue cuando éramos adolescentes y teníamos nuestra propia mesada, aunque no me sentía ligada a ese grupo era lo mejor que tenía puesto que las otras chicas eran incluso más odiosas que yo misma.
Se suponía que iríamos de compras esa tarde, pero ellas tuvieron que cancelar la salida. Al principio no me importo mucho, pero cuando llegue a mi casa las ganas de ir a comprar ropa no me dejaron tranquila y motive a mi madre a ir. Era el único local de ropa en todo el pueblo por lo que cuando llegamos las ganas de comprar habían desaparecido, podía ver a las chicas muy felices viendo la ropa a través del cristal.
—Vámonos de aquí —me dijo mi madre antes de que comenzará a llorar de la desilusión. Esa era la primera lección, los chicos no son los únicos que pueden romper tu corazón y las personas pueden aparentar ser una cosa, pero por dentro son otras. Mi madre y yo viajamos a ese día a la ciudad más cercana donde compramos en el almacén más caro que había.
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Dejo caer mi guion sobre la mesa donde lo había tomado esta mañana y puse el de Scott sobre la cama antes de sentarme con los pies entrelazados sobre las sábanas. El guion tenía distintas marcas en sus escenas donde colocaba las expresiones que debía hacer. Todo estaba bien organizado y al final nada llamo mi atención.
Había perdido mi tiempo y ahora me siento una completa tonta al creer que en su guion podía encontrar algo de interés que me pudiera decir algo acerca de él.
Empecé a hacer una especie de lista mental acerca de las cosas que podía deducir sobre Eastwood.
Scott parecía mayor que yo, pero no por muchos años, es callado, antipático, grosero, misterioso, no parecía tener ningún compromiso o al menos sus dedos no demuestran eso, es ordenado, ha viajado por todo el mundo, pero por el acento parece que es de Estados Unidos también, usa una colonia con un aroma muy penetrante, definitivamente es demasiado serio y ardiente.
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Me desperté por el fuerte sonido de alguien golpeando la puerta, por lo que me puse de pie de inmediato antes de abrir la puerta.
—Lamento despertarte —me dice Scott un poco serio, pero sentía la vergüenza en su voz.
Todo estaba oscuro y podía sentir el aroma a cigarrillo mezclarse con su perfume por lo que en menos de nada ya estaba completamente despierta y consciente. Sus ojos celestes me miraban fijamente con esa mirada seria.
—No te preocupes —le alcanzo a decir poniendo una mano sobre la cabeza.
Odio despertarme tan bruscamente porque mi cabeza quiere explotar mientras da vueltas y con él frente de mí solo lo hace peor.
Se produjo un silencio entre nosotros mientras me recuperaba.
— ¿Estas bien? —me pregunta, pero su voz sigue demasiado firme para mostrar preocupación.
—Si —le respondo abriendo los ojos y retirando la mano de mi cabeza.
Él analiza mi respuesta sin decir nada más, ¿porque es tan difícil hacer que este hombre diga algo?
—Gracias por lo de anoche —le repito pensando que probablemente no me escuchó la noche anterior.
— ¿Qué hacías ahí? —pregunta él y siento como me deja sin respuesta. Era la primera vez que habíamos mantenido una conversación y desde que lo conocí no hubiera esperado esa pregunta. Trague saliva mientras me fije en su fuerte garganta antes de llegar a un suéter de color blanco. Sus ojos seguían mirándome y me vi obligada a responder.
—No podía dormir —le respondo un poco nerviosa porque descubriera mi mentira.
—Yo tampoco puedo dormir —deja salir sin más y el recuerdo de él fumando toda la noche regresa a mi mente.
— ¿Por qué? —la pregunta quema mi garganta como sus ojos a mi piel cuando bajan por mi cuerpo.
Él era un profesional, porque si no fuera porque no he parpadeado ni un segundo no me hubiera dado cuenta de que él había estado mirándome sin darme cuenta todo este tiempo.
Él no respondió y quería preguntar otra cosa para tratar de continuar la conversación, pero él corta de inmediato subiendo un escalón más.
¡Maldición! Me digo mentalmente cuando lo tengo más encima de mí.
—Tengo tu guion, supongo que por eso es que estas aquí —le digo desesperada antes de entrar al remolque dejándolo parado frente a la puerta bloqueando todo el aire en la habitación.
Joder es demasiado guapo y mi respiración no puede controlarse en lo absoluto.
—Gracias —me dice cuando le entrego el guión en sus manos que son demasiado fuertes. Lo veo alejarse de la puerta sin decir adiós, pero viendo de él no me sorprende en lo absoluto en estos momentos.
— ¿Qué fue eso? —me pregunto en voz baja cuando cierro la puerta.
Ver sus ojos salvajes cuando empezó a subir los peldaños me aterrizó de inmediato, podía sentir una gran ola acercarse con el propósito de llevarme lejos con la intención de no regresar.
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