Capítulo nueve
Mi escena consistía en hablar acerca de África y el tiempo que llevaba viviendo con Scott a la chica extranjera. Es un diálogo muy corto por lo que con unas cuantas tomas está terminada de grabar.
—Creo que podemos grabar esta escena hoy —me comenta el director cuando me siento y Scott ya está sentado con esa actitud sería.
Desde que lo vi esta mañana avergonzada por lo que sucedió anoche no he dejado de pensar en sí quizás me descubrió observando y si es así como piensa él de eso. No me gustaría que piense que lo estoy acosando o algo por el estilo, pero si intento justificar lo de anoche solo sería echar leña al fuego, por lo que solo he guardado silencio como él hace mientras espero que si le importo de alguna manera entonces me lo diga, pero llegado a este punto de conocerlo sé que no me dirá absolutamente nada, hasta un vete al infierno sería bueno escucharlo de su parte.
Me muerdo el labio al darme cuenta de que escena esta hablando el director e inmediatamente miro a Scott, otra vez que no dice nada incluso parece indiferente ante la propuesta.
—Supongo que ya se conocen bien por lo que esto le dará un poco más de confianza —dice el director animado como si sería la mejor idea que se la haya ocurrido.
—Está bien —dejo salir un poco incómoda mientras me dirijo hacia Azucena y Areli.
—Quiere que grabe la escena del beso —les digo y luego recuerdo que ellas no saben acerca del guion, pero con eso supongo que les daré una idea.
Ambas miran sorprendidas mientras nerviosas busca el maquillaje.
Azucena pinta mis labios de rojo mientras Areli termina de peinarme.
—Espero que no huela a humo —dice Areli preocupada por mí.
En estos momentos siento que es lo que menos me interesa por lo que solo asiento con la cabeza antes de mirar que han despejado el lugar para que se pueda apreciar el desierto.
Él está parado sobre la capota de un carro mientras la cámara se centra en él mirando hacia el lugar donde se supone que debo estar.
—Dios —les digo nerviosa antes de levantarme y caminar hacia ese lugar.
Mi corazón comienza a latir rápido con cada paso que doy.
Él se levanta y se dirige hacia mi cuando me he puesto en mi sitio, veo la cámara detrás de él unos segundos antes de concentrarme en sus ojos celestes, se ven tan brillantes que trago saliva mientras su mano toca mi cadera para acercarme a él.
Lo miro fijamente varios segundos a los ojos con su respiración golpeando mi rostro, siento su pecho fuerte en mis manos antes de que él incline su cabeza para besarme.
Todo empezó y termino en ese mismo momento que sus labios se juntaron a los míos. Mi corazón latía demasiado rápido cuando comenzó a mover sus suaves labios por mi boca. Él se sentía como las olas del mar, lo que me hace recordar el día en que lo conocí cuando se encargó de despertar esa llama que ahora crece en mi interior y que no hace más que avivar con cada beso que me deja saborear de su boca, que para sorpresa de Areli no huele a humo, porque anoche no estaba fumando, él estaba esperando que me asomara por la ventana.
Tengo que tomar mucho aire cuando ambos nos separamos. Todos nos miran en silencio y él director demora un tiempo en reaccionar. El encargado de la cama ya ha dado una vuelta completa en esa grúa negra que se mueve en el aire con la cámara.
—Fue perfecta —dice el director aplaudiendo mientras Scott se separa de mí.
Aunque me sentía eufórica había algo más en ese beso, algo que nadie más pudo ver y que solo yo pude notar. Sabía que estaba condenada y no sólo yo lo estaba, porque cuando él me mira una vez más antes de irse me lo confirma también.
— ¿Qué tal fue? —pregunta Azucena muy emocionada mientras me empieza a quitar el maquillaje.
—Fue... —intento buscar las palabras mientras miro su remolque. Él entró ahí desde que grabamos la escena y aún no ha salido.
—Demasiado suave, pero fuerte e intenso —digo un poco distraída tratando de recordar ese momento que no era tan difícil, después de todo tenía esa escena metida en mi cabeza y no estaba segura de cómo iba a terminar esto.
—Me siento cansada —les digo en forma de despedida cuando me levanto para ir a mi remolque.
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Es muy tarde de la noche cuando despierto por los toques de mi puerta y sé que es él en ese mismo instante.
Me levanto y abro la puerta sin pensarlo mientras tengo el corazón en la mano latiendo tan rápido que podría correr una maratón sin cansarme.
Cierro los ojos cuando termino de abrir la puerta para verlo parado frente de mi con la misma ropa de la grabación.
Ambos nos volvemos a mirar a los ojos, sé por qué está aquí y es por la misma razón por la que todo el resto del día he querido salir a buscarlo, pero me había obligado a esperar.
Lo dejo pasar antes de cerrar la puerta y él sigue sin decir nada.
—No debería estar aquí —me murmura.
Lo miro un poco confundida y con mis emociones tratando de romper mi pecho.
—Pero no he dejado de pensar en ti —me responde antes de girarse para verme. Sus ojos verdes me miran tan salvajemente que tengo que dar un paso hacia atrás.
Él se acerca despacio y yo no encuentro las palabras para detenerlo, porque en el fondo no quiero hacerlo.
Yo termino de cortar la distancia entre nosotros y ambos volvemos a besarnos, pero esta vez no como esta tarde, sino que mucho más rápido y descontrolado.
Mis manos tocan su rostro con rapidez mientras él desabrocha los botones de mi camisa, mis piernas temblorosas no pueden mantenerse firmes cuando mi pecho queda al aire libre y él desliza sus manos fuertes por mi delgada cadera hasta llegar a mis piernas para levantarme.
Enlazo mis piernas entre su cintura mientras sigo besándole sin ningún tipo de control, él me lleva con velocidad hacia la pared del remolque y me pega contra ella mientras siento cómo su miembro comienza a crecer cerca de mi vientre.
Deja de besarme para poner su boca sobre mi cuello y empezar a chupar con fuerza mientras yo arqueo mi espalda para recibir sus besos bajando por cuello hasta llegar a uno de mis pechos.
Tengo que tomar su cabeza para tratar de contener la euforia que me está haciendo con su lengua tocando la punta de mi pecho ahora mojado mientras presiona fuertemente con sus labios. Tengo que entrelazar los dedos para contener todo el placer que intenta desbordarse cuando lo dejo tomar aire.
Sus manos acarician mis piernas antes de volver a llevarme a la cama.
Siento su respiración forzada cuando vuelvo a besarlo y sentir el sabor de mi piel en su boca. Saco su camisa por encima de su cabeza antes de desabrochar su pantalón que cae rápidamente de su cadera mientras él termina de subirse a la cama.
Lo miro a los ojos unos segundos para tomar aire y tocar su rostro antes de que él quite el pantalón corto que estoy usando para dormir. Abro un poco más las piernas y él comienza a mover su miembro encima de mí vagina antes de centrarse en el clítoris mientras yo agarro las sábanas por ese placer que no puedo controlar al tiempo que mis piernas se ponen tiesas con cada pasada.
—Entra —le pido un poco ahogada— por favor.
Escucho su sonrisa, pero no puedo abrir los ojos sin volverme loca.
Separa su pene para cambiarlo inmediatamente para su boca húmeda. Su lengua juega con mi vagina mientras yo no puedo evitar arquear mi cuerpo que no consigue contener todo el placer que está recibiendo. Sus manos acarician mi abdomen sin dejar de besarme ahí abajo.
Abro los ojos unos segundos para verlo levantarse, puedo distinguir en la penumbra su abdomen y pecho marcados sin ningún tipo de vello en su piel, e incluso el juguete entre sus piernas que uso ahorita para volverme loca y ahora lo está sosteniéndolo en sus manos.
Puedo notar su gran tamaño a simple vista y no veo la hora en que lo introduzca en mi interior.
No me preocupa el anticonceptivo porque me había inyectado hace unos días porque estaba saliendo con James Dean y el embarazo no es mi opción.
Él me mira con una expresión más perversa en su rostro antes de introducir en mi interior lentamente su miembro duro y caliente.
Tengo que hacer un gemido por el insignificante dolor por haber abierto un poco más dentro de mí, porque seguido de eso empieza a moverse un poco antes de comenzar a atacar.
Sin dudarlo entra y sale de mi interior con rapidez mientras sostiene mis caderas con sus manos. Intento moverme un poco, pero su agarre es demasiado fuerte por lo que termino moviendo mi cabeza de un lado a otro puesto que mis manos agarran con fuerza la almohada para poder soportar cada uno de sus azotes en mi interior.
Mis piernas empiezan a temblar y mis músculos a contraerse mientras deseo que se mueva un poco más al no poder controlarme.
Lo siento subir la velocidad de sus ataques antes de que se venga en mi interior. Él lentamente cae sobre mi pecho y aunque estamos embutidos en sudor pongo mis manos sobre su espalda mientras él sale de mi interior.
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