El agua cae sobre mi cuerpo desnudo mientras lavo mi cabello entrelazando mis dedos con mi ondulado cabello. Cierro la llave cuando sé que he demorado un poco más de lo acostumbrado y tengo que salir.

Me acerco a la cama muy rápido luego de que sienta como la cabeza me empieza a dar vueltas y caiga sobre la cama.

Me aferro a las sábanas cuando mis pies tocan el suelo y mi cabeza descansa sobre el colchón.

Duro mucho tiempo sobre la fría sábana aún en toalla hasta que el mareo se ha ido y puedo levantarme de nuevo.

Un ramo de rosas demasiado rojas como la sangre está sobre la mesa y como las otras veces un pequeño papel está en medio de ellas.

Las espinas me cortan un poco cuando intento sacar el papel y me tengo que llevar el dedo a mi boca luego de quejarme por el dolor.

"Un día él regresó, S.E"

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Azucena se alegra de verme e intenta contener la emoción.

—Señorita no se imagina quien regreso —dice ella muy contenta para que yo también me llene de emoción e intente averiguar de quién se trata, pero realmente no es necesario ya sé quién regreso y me hizo suya hace un momento.

—No lo puedo creer —le digo asombrada también para seguirle el juego.

Inmediatamente que lo vi sabía que su personalidad había cambiado de nuevo, pero no le preste mucha atención y volví a ver a azucena antes de que Areli apareciera también.

—No me lo van a creer —comenta ella en voz baja mientras nos dirigimos hacia la silla para maquillarme.

Tengo que contener una risa al recordar lo que le estaba haciendo a Scott cuando ella llegó hace un momento.

—Él salió casi desnudo cuando toque su puerta —deja salir Areli luego de que Azucena le insistirá.

—Oh por Dios —le digo muy sorprendida como si nunca lo hubiera visto así— ¿Pudiste verle su...?

Hago un gesto para que entienda mientras ella niega con la cabeza muy sonrojada que me hace reír mucho más.

Ellas terminan de arreglarme mientras Azucena no deja de hacerles preguntas acerca de Scott y yo solo la ayudo a preguntar mientras sonrió constantemente.

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La grabación empieza conmigo corriendo mientras la cámara me persigue y yo volteo algunas veces para sonreír a la cámara. La otra cámara cerca de mí se centra en Scott mirándome con una sonrisa antes de detenerme frente de él.

Él tiene esa mirada soñadora igual que la de James Dean cuando sus labios se juntan con los míos cada vez más rápido hasta que inclina la cabeza para presionar sus besos con los míos.

La claqueta suena indicándonos el final de la grabación y separándome de Scott, espero que se vaya como siempre lo hace, pero en vez de eso me felicita mientras caminamos juntos hacia el director.

—Amaneció de buen humor señorita Rose —me saluda el director cuando se acerca a nosotras.

—Es el buen clima —le miento mientras vuelvo a sonreírle.

—Supongo que sí —dice como si no se creyera del todo mi afirmación— hoy será la última grabación.

Lo miro un poco confundida mientras volteo a mirar mi libreto que ya no quedan casi hojas.

—Recuerde que una página son dos minutos de grabación —me dice antes de darme un guiño y voltear a Scott— ya hacía falta por aquí señor Eastwood, por desgracia nos iremos esta noche.

—Fue un buen trabajo muchachos —nos dice mientras se despide de nosotros y se aleja de aquí.

Este era el final de todo y el principio de mi fama, pienso cuando volteo a mirar a Scott.

—Vámonos —me dice rápidamente antes de tomarme de la mano.

Volteo la cabeza para mirar a Azucena y Areli que miran sorprendidas en mi dirección antes de tomarse de las manos emocionadas, sin embargo, yo inclino mis hombros de vergüenza mientras veo al director mirarme con gracia.

— "Todos estaban observando, S.E" —dice él como si lo hubiera escrito.

—Tú fuiste el de las cartas —dejo salir cuando nos estamos acercando al coche.

—Pero no el de las rosas —contesta cuando me suelta y me besa repentinamente con sus manos en mis mejillas.

— ¿Qué significa eso? —le pregunto cuando tomo un poco de aire.

—Tampoco lo sé —murmura mirándome a mis ojos.

Ambos subimos al coche antes de perdernos en dirección a la ciudad.

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—Debemos regresar pronto, hoy nos iremos —le digo cuando veo el atardecer en el cielo.

La sábana es cada vez más densa.

— ¿Quieres regresar? —pregunta con molestia.

Aquí vamos de nuevo, pienso tratando de buscar una forma en la que su actitud no me irrite.

—Quiero ver a mi madre y a mis gatos, los extraño —le respondo con sinceridad, podía estar enamorada de Scott, pero había muchas prioridades por encima de él.

Scott me mira de reojo antes de hacer un bufido.

— ¿Es que acaso tu no extrañas a nadie? —pregunto al escuchar su respuesta.

—Es complicado —responde frío.

—Perfecto, me encanta lo complicado —le digo con el mismo tono de voz que hizo una vez.

—A ese ritmo me dejarás seco —bromea él antes de empezar a reírse.

¿Cómo era posible que una persona pasara de estar molesta o casi orinarse de la risa?

—No quiero acostarme contigo —le digo con una media sonrisa antes de voltear al ver el camino de nuevo.

— ¿ah no? —pregunta él deteniendo el coche.

Ay no por Dios, esto es mucho para mí y ¿ahora cómo puedo negarme?

Intento seguir concentrada en el paisaje mientras escucho el sonido de su corredera bajar y yo debo cerrar los ojos tratando de no caer en la tentación.

La puerta se abre y yo vuelvo a abrir los ojos confusa.

—Ya llegamos pecadora —vuelve a bromear cuando sale del coche y yo también lo hago.

Frente de mi hay un objeto cubierto por una tela verde y al lado hay algunas cajas donde Scott saca dos cascos y unos protectores para los ojos.

— ¿No hablas enserio? —dejo salir cuando me entrega un par a mí y empieza a quitar la tela para revelar una avioneta de color plateado.

—La alquile cuando llegue junto con auto —dice él poniéndose unos guantes blancos mientras yo todavía sigo mirando asombrada.

—Tienes mucho dinero ¿verdad? —es lo único que digo cuando coloco los protectores para los ojos sobre mi cuello.

—No soy yo quien tiene dinero —responde poniéndose los protectores sobre los ojos y luego el casco.

Era otra de las cosas que él jamás me diría y que yo no volvería a preguntar.

La avioneta tiene dos cabinas y Scott entra en la trasera para encender la avioneta mientras que yo temblorosa me subo en la primera cabina.

La avioneta empieza a sonar mientras que yo me sostengo de la silla por el miedo.

Cierro los ojos cuando empieza a moverse hacia el frente como si estuviera a punto de estallar y de repente siento cómo el avión despega.

El viento fuerte golpea mi rostro haciéndome abrir mis ojos para ver todo el paisaje de la llanura debajo de mi con un atardecer al horizonte.

—Esto es increíble —digo muy emocionada al ver a una manada de búfalos correr debajo de mí.

Él empieza a pilotear la nave hacia el norte con el viento en mi cabello y mi corazón latiendo demasiado rápido.

Era la mejor experiencia de mi vida, la sensación de estar a metros del suelo con paisaje impresionante y los animales moviéndose debajo de mí solo lo hacían algo insuperable.

Sabía que extrañaría ver a estos animales, apreciar los atardeceres de África y sobre todo lo extrañaría a él.

Le brindo mi mano echándola hacia atrás para que él la tome con su guante mientras sigue pilotando la avioneta.

El sentir su fuerte agarre era bueno de alguna forma, me hacía sentir que era real, lo que para ahora mismo es un poco extraño ya que hace mucho que no tengo esa lucha por la realidad. Supongo que ambos logramos derrotar esa barrera al final, lo conseguimos, no estamos viviendo un sueño por fin estaba creando una realidad en la que ambos podíamos vivir.

—Es momento de bajar —grita Scott antes de soltar mi mano y comenzar a descender.

La avioneta hace un aterrizaje turbulento cerca de un bosque y cuando Scott apaga el motor yo todavía sigo tan emocionada que me quito el casco y el protector para los ojos que nunca use para saltar al suelo antes de comenzar a correr.

—Espérame —me pide Scott mientras yo ya estoy corriendo lejos de la avioneta con las cebras a lo lejos.

Escucho sus pasos cerca de mí antes de que su risa se mezcle con la mía cuando él me toma de la cintura y me levanta.

Él me da una vuelta aún en el aire mientras yo me pego a su pecho.

Era la primera vez que lo veía muy feliz y yo también lo estaba incluso cuando me dejo en el suelo.

Scott me mira muy preocupado mientras yo me quedo observado sus labios, no sabía lo que debía hacer porque ni siquiera sabía lo que estaba pensando.

No deje que ese sentimiento de peligro que sentí la primera vez regrese y lo beso despacio y rápido.

—Ven conmigo —me pide cuando me separo y me lleva de la mano hacia el bosque.

Lo primero que noto es dos caballos atados en el árbol.

—No me digas también los alquilaste —digo sin más mientras él quita la atadura de los caballos.

—Los robe —se burla antes de subirse a uno.

Miro nervios el caballo antes de volver a mirarlo a él.

— ¿No sabes montar a caballo? —pregunta él con la intención de bajar de su caballo.

—Sí sé —responde de inmediato totalmente molesta por el tono de su voz.

La verdad es que, si había aprendido a montar, pero nunca había estado sola en la montura así que respiro hondo y subo en el caballo.

Él en un momento me lleva la delantera mientras que yo nerviosa sostengo la soga con mis manos, veo mis uñas pintadas de rojo unos instantes antes comenzar a cabalgar también.

En un principio me cuesta mantener el equilibrio, pero al cabo de unos instantes puedo hacerlo igual de bien que cuando era pequeña y me padre me sostenía.

En algún punto dejo que el caballo corra rápido por toda la sábana detrás de Scott haciéndome sentir libre y llena de vida como si todavía tuviera nueve años.

Cabalgamos con el atardecer llegando a su fin y sin darme cuenta hemos regresado al coche de Scott.

Me bajo del caballo cuando Scott también lo hace.

Él corre hacia mi mientras que yo me alejo enviándole un beso que lo hace reír mientras el agua empieza a caer del cielo.

—Rayos —digo al sentir como toda mi ropa se pega a mi piel y Scott me toma en brazos.

La lluvia cae tan fuerte empapando a ambos mientras él me besa despacio con mis manos en sus mejillas.

—Todo este tiempo que hemos compartido ha sido la mejor experiencia de mi vida —me murmura en forma de despedida mientras siento cómo el cielo se vuelve cada vez más gris.

—No hagas esto —le pido cerrando los ojos, sabía que se despedía y que ya había terminado todo, pero era injusto yo no quería que esto sucediera.

—Todo termino Rose —dice en voz baja— nada dura para siempre.

Abro los ojos para mirarlo fijamente.

—Sé que pronto acabará todo y solo me gustaría pronunciar tu nombre un poco más, porque cuando todo acabe y el cielo se vuelva más gris que como está ahora, lo último que querré hacer será llamarte otra vez —digo sin pensar en nada en absoluto mientras sigue mirándome.

Él me baja despacio antes de empezar a correr hacia el coche, era extraño, aunque lucía perfecto con la ropa pegada a su cuerpo no quería tener algo con Scott, me sentía de alguna forma feliz cubierta de tristeza.

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El viaje fue en silencio incluso me recordó cuando me invito la primera vez, probablemente había sido dura con él, pero esa era la verdad.

Él condujo por toda la ciudad hacia el aeropuerto y ahí salí del coche dejándome ahí mientras lo miraba irse.

Salí despacio sintiéndome un poco culpable por lo que lo mis ojos se empiezan a hinchar un poco cuando camino hacia donde están todas las encargadas del maquillaje incluidas Areli y Azucena.

— ¿Esta bien señorita? —preguntan ellas mientras yo solo asiento con la cabeza.

—Le trajimos su equipaje —dice Areli.

—Podemos ir al baño y cambiarla —propone azucena. No digo una sola palabra, solo camino con ellas por encima del murmullo de las demás, lo que más destaca es que soy una perra.

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Ellas terminaron de maquillarme cuando he cambiado mi ropa, no me siento del todo bien todavía por lo que caminamos en silencio hasta la sala de espera.

—Señorita Rose deberemos hacer una toma para la portada de la película en los Ángeles, le avise al señor Eastwood antes de que tomará el primer vuelo —nos comenta el director antes de alejarse.

—Ese sujeto no me cayó para nada bien nunca —dice Areli tratando de animarme.

— ¿Debería doler su partida? —les pregunto porque no me siento destrozada ni cómo me sentía cuando Scott se fue, sino más bien una sensación un poco peculiar, me sentía bien porque las cosas habiendo sido buenas y ardientes, supimos de alguna forma tolerar nuestras grandes diferencias y solo el tiempo decidirá ahora qué sucederá con nosotros.

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Llegamos a los Ángeles en la oscuridad y el coche que nos recogió nos transportó a las tres hacia el estudio de grabaciones donde nos estarían esperando el director y Scott quien había decidido irse antes.

Las cámaras y el escenario con el panfleto gigante de atrás ya estaba listo incluso Scott estaba parado esperando frente a la cámara.

No nos saludamos siquiera, porque no tendría sentido, debíamos en unos segundos ser una persona que no queremos ser.

Él coloca una mano sobre mi cadera para acercarme a él y yo pongo mis manos sobre su pecho, sé que mi pintalabios rojo va a destacar mucho por lo que solo cierro los labios y miro a la cámara justo cuando toma la fotografía.

Las luces cerca de nosotros se apagan y yo sostengo su mano en la oscuridad unos segundos antes de que se aleje caminando y yo me quedé ahí parada. Enseñando que ya no era necesario ni una sola palabra más.

Areli y Azucena me miran con recelo cuando me acerco un poco desanimada, Azucena me brinda un café y Areli me arregla un poco el cabello.

Siento una mirada fija en mí por lo que volteo para ver a Scott fumarse un cigarrillo con sus ojos en mí antes de levantarse y marcharse.

—Gracias por todo chicas, las voy a extrañar mucho —les digo a ambas luego de darles un abrazo.

—También la extrañaremos señorita —dice en coro con una gran sonrisa.

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Han pasado semanas que no he sabido de Scott, estar con mi madre y mis gatos me ha hecho olvidarme de que él existe, pero una parte de mi lo extraña. Había tenido un retraso sin darme cuenta por todo lo de la película y para mis mayores temores hice una prueba de embarazo que salió positiva, iba a tener un hijo de Scott y no tenía nada con que comunicarle la noticia, por lo que acaricio mi vientre un poco antes de mirarme al espejo, la presentación será en unos días.

Le diré en ese momento, pienso decidida con una sonrisa.