Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Prólogo

Mi vista se perdía en el oscuro panorama que se extendía frente a mí. Era una noche oscura; oscura y fría de hecho, una de esas que te hacen querer manejar y manejar sin rumbo fijo y repitiendo tu canción favorita una y otra vez. Pero esta no era la ocasión. Los nudillos de mis ya pálidas manos solo se volvieron más blancos mientras que mis dedos ya eran solo masas hormigueantes.

Mi boca estaba seca casi como si hubiera estado corriendo un maratón, sin embargo, lo estaba haciendo y el trofeo era mi vida, bueno, mi vida y la de todos aquellos que quería. Una metida de pata y sobre mi cargaría el peso de muchas vidas. Un retortijón invadió mi estómago. Esto no era toda mi culpa; era también de ellos por haber confiado en mí, por habérseme acercado, por haber creído que las personas cambiamos.

Yo era una mierda en la extensión total de la palabra. Era como el tipo de atracción a la que las madres prohíben acercarse a sus hijos y estos solo lloran e insisten exhaustos por subirse. Era mala persona y nada ni nadie lo cambiaria porque yo ya lo había intentado y solo me había demostrado que en el mundo existimos aquellos que solo traemos desgracias.

Todo esto había empezado mucho antes de lo que pensé. Esto no era solo un juego al que todos nos habíamos metido creyendo que sería como las estúpidas competencias que hacíamos con regularidad; no, esto era la vida real, eso donde lo peor que te puede pasar no es que la policía te descubra y te meta unos cuantos días a la cárcel, esto iba más allá donde lo mejor que te podía pasar era la muerte.

Una luz se reflejó por el espejo retrovisor provocando que mis ojos se cerraran ante el resplandor. Mordí mi labio mientras sentía como mi corazón se aceleraba, es más casi podía sentir como si se moviera por todo mi cuerpo. Mis manos comenzaron a temblar, nada de esto iba a funcionar. Quería gritar, patalear, golpear lo primero que fuera, bajarme y meterle un plomazo al idiota detrás de mí. Pero no podía y todo porque mi vida ya no era mi maldita vida y porque cualquier mala decisión que quisiera tomar solo me recordaba esos estúpidos ojos que no me podía arriesgar a perder.

Mi cabeza comenzó a dar vueltas de tanto pensar. Pise un poco más el acelerador. El sudor empezó a resbalar por mis cienes; esto iba mal. Un paso en falso y la sangre correría. El carro detrás de mí seguía a una distancia considerable pero por más que quisiera tarde o temprano me alcanzaría. La religión no era lo mío pero justo ahora le pedía al cielo que me ayudara a tomar la mejor decisión.

Y entonces lo sabía. El final de toda esta pesadilla no era algo en especial, era alguien. Era yo. Él único que podía terminar con el infierno era el diablo si quería. Él único capaz de destruir el mismísimo cielo si así lo deseaba era Dios. Y si yo quería terminar todo este juego de mierda tenía que terminarlo yo. Pero como yo era el inicio entonces yo así mismo era el final.

Tome mi celular y como por arte de magia, el número que quería marcar era el primero en mi lista de recientes. Inhale profundamente, nunca había llorado pero en ese momento un extraño nudo parecía aparecer a mitad de mi garganta.

-¿B-bueno?-. Un estremecimiento me recorrió y entonces todos esos pensamientos se desvanecieron uno a uno.

-¿De pequeña...- suspire. El aire se volvía cada vez más pesado.- De pequeña te contaron una de esas historias donde todos vivían felices por siempre?

Sollozos. Por un momento creí que era del otro lado de la línea, sin embargo, eran míos.

-Todo eso es una mierda...- empezó.

-No –la interrumpí.- Eso si pasa, tarde o temprano pero todos son felices.

-No...-mi corazón dio un vuelco.- Detente, maldición- gritó.

-Me haces llorar y me has vuelto loco todo este tiempo. Me tienes sacándome los ojos cada minuto y no se en verdad como te he aguantado porque eres peor que un grano en el culo –dije riendo mientras unas cuantas lágrimas rodaban por mi rostro.- Pero has valido cada maldito segundo. Y si lo que estoy a punto de hacer no es amarte, entonces intenta no odiarme lo que resta de tu vida.

-¡Cierra la maldita boca! ¡T-tú...- Su voz sonaba desgarradora y aun sabiendo que lo que iba a hacer era para su bien, solo me arañaba más y más por dentro oírla así.

-Ponte muy ebria por mí, ¿quieres?- bromeé pero mi tono de voz solo se quebró al final.

Termine la llamada. Ya era una despedida suficientemente dolorosa que no quería alargar más y menos después de voltear a ver el espejo y notar que aquel maldito bastardo hijo de puta estaba a metros de mí. Ahora o nunca, esto debía terminar.

Llega un momento en la vida de todos donde por más solo que quieras estar, por más fuerte que quieras ser, por más personas que quieras enviar a la mierda no puedes. Porque existen instantes que por más insignificantes que sean pero terminan cambiando el trayecto total de tu vida. Instantes donde conoces personas que una vez que llegan es imposible deshacerse de ellas, personas que te calan hasta lo más hondo y por las que terminas rompiendo tus propias reglas.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro