Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Day 3 BDSM

Nota: Un one shot viejo de CHAOS, que decidí editar y subir otra vez porque....no tengo idea.XD


---------------------------------

No le pregunten como es que terminó con sus muñecas atadas juntas sobre sus pechos, con una venda tapando sus ojos y sentada completamente desnuda a la orilla del escritorio en la oficina casera de Damian Wayne.

Raven juraba conocer cada aspecto en Damian, su conexión le daba esa ventaja.

Cuan equivocada estaba.

Existían tantas cosas más por conocer sobre el chico. Nuevas conductas y oscuros secretos que recientemente habían sido revelados gracias a que hace poco ambos decidieron reforzar su amistad con unos cuantos besos y encuentros que terminaron con ellos tumbamos en una cama tras experimentar el placer que eran capaces de crear cuando sus cuerpos se unían en un infernal vaivén de caderas.

Así es, ella conocía a Damian en la intimidad; un gentil amante con bordes de pasión por aquí y por allá. Uno hombre que le hacía llegar hasta al borde del fin del mundo para rogar que el momento de dicha y placer le durara por la eternidad.

En pocas palabras: él era bueno, muy bueno.

Pero, recientemente ella acababa de descubrir otra cara de esa 'gentil' moneda. Y es que cuando Damian se sentía frustrado, agobiado ó molesto con el mundo, esas gentiles caricias cambiaban drásticamente para convertirse en un desenfrenado acto de pasión. Era como si Damian usara la lujuriosa actividad(reforzamiento de amistad) para sacar toda la frustración de su mente al ser un rudo amante sin pudor con ella. Y si, ella disfrutaba cada maldito segundo del nuevo descubrimiento en Damian Wayne.

Raven todavía recordaba lo mucho que disfrutó la ultima pelea que hubo entre Damian y Bruce. Aquella vez Damian estuvo fúrico ,y sería sencillo con decirles lo difícil que fue para ella levantarse de la cama al siguiente día. Él uso su cuerpo como lo deseó, tomó de ella todo; rápido, duro y dejándole una deliciosa sensación vibrando en cada parte de su existencia.

Ella culparía totalmente a su lado demoniaco por este peculiar gusto, su cuerpo siendo usado como una catarsis para el moreno. Al parecer, entre más grande sea el pecado, mejor.

Un quejido salió de los labios de Raven al sentir la cuerda en sus manos siendo ajustada una vez más antes de ser empujada por los hombros hasta quedar acostada completamente sobre fría madera. No veía nada y su respiración se agitaba con solo anticipar lo que estaba por venir.

Oía a Damian mover algunas cosas descuidadamente cerca de ella. Realmente se encontraba molesto. y lo único que a ella podía importarle en este segundo era el calor de su estomago rogando por ser atendido por ese mismo hombre. El juego previo de besos y caricias que tuvieron ya había emocionando a sus adentros, ya goteaba por él....Lo necesitaba ahora.

Raven suspiró al sentir una fría mano recorrer su cuerpo desde su muslo hasta su cuello. Un movimiento tan sutil que ella no pudo evitar gritar en sorpresa cuando esa misma mano se agarró fuertemente de su cabello. Un placentero dolor recorrió su cuerpo al sentir su cabello siendo jalado de lado, abriendo espacio para que él pudiera atacar libremente su cuello.

Su erecto miembro rozaba contra ella, anticipándola y haciéndola temblar bajo cada tacto. La venda en sus ojos la hacia sentir sus rudas caricias y sus desesperados besos con tanta intensidad que ella se negaba a continuar con sus manos amarradas. Quería ser libre y tocar todo a su antojo. Rodear sus manos en su cuello, llenar sus dedos de su cabello negro y jalarlo hasta que sus labios se encontraran para saciarse con el deseo. Estaba lista para él y ella no podía quedarse a esperar más.

Sus poderes secretamente se encargaron de desamarrar el nudo uniendo sus muñecas, pero tristemente, su libertad nunca llegó. En lugar de esa cuerda ahora sus muñecas eran atrapadas por dos ásperas manos.

"¿Cuando te permití hacer eso?" Damian le susurró peligrosamente en el oído. "Hay una forma de pagar por esta insolencia, Bruja"

El aliento de la mujer se detuvo por unos segundos, su cuerpo temblaba con una deliciosa tensión ante esa promesa. Ella pagaría gustosamente las consecuencias de sus actos.

La apretada cuerda regresó a rozar la sensible piel de sus muñecas para después, de un momento a otro, ser violentamente volteada boca abajo sobre la mesa. Antes de poderse quejar ante la innecesaria rudeza o la incómoda posición, un estruendoso e inesperado dolor en su cuerpo la hizo morder sus labios para ahogar ese gritó que se le quizo escapar. Él la había azotado fuerte en el trasero.

Lo hizo una, dos, tres...tantas veces que juraría que su mano duraría pintada sobre su piel por días.

Cada golpe a su glúteo dolía, siendo al mismo tiempo placentero. Suaves gemidos salían de su boca sin que pudiera controlarlo, nunca pensó que esto podría sentir tan bien. Provocaba a su lado mas oscuro volverse loco dentro de ella, dando gritos internos que llegarían hasta las puertas del inframundo.

El ardor en su trasero siguió incluso cuando él se detuvo. Sin embargo, ella no tuvo tiempo de recuperarse de aquel asalto para cuando Damian sin aviso alguno entró en ella con tanta fuerza que esta vez estaba segura que su grito fue real. Damian la tomó de la cintura para elevar sus caderas y por todos los cielos...la posición le hizo olvidarse de todo; de su dolor, de su existencia e incluso de su orgullo para permitirse ser usada como un objeto para su placer.

Damian era un salvaje que no tenía ningún rastro de piedad a cuerpo y ella, ella lo mataría si él llegaba a detenerse.

La grave voz del hombre murmuraba incoherencias en su oido, mientras ella ni siquiera encontraba su voz. Su interior era un caos de calor consumiéndose hasta dejarla desorientada. Su mente únicamente se enfocaba en tomar los respiros suficientes para sostener la fuerza de los empujes del hombre dentro de ella.

Raven se perdía en un abismo en donde podría sentir cada golpe dentro de ella como un embrujo que la envolvía en un calor que le prometía llevarla a encontrar su lugar a un lado de las estrellas. Su cuerpo se arqueaba buscando por el calor de Damian mientras sus muñecas ardían contra la cuerda buscando liberarse para que sus manos se pudieran sostener a lo que fuera antes de que Damian la destrozara de la manera más perfecta con el mero calor de su cuerpo.

Era demasiado, demasiado de él, demasiado calor, demasiado placer...

La tensión dentro de ella se incrementaba mas y más, haciéndola ver un universo dentro de la oscuridad de sus ojos con cada golpe obsceno y desesperado. Sus ojos vieron planetas y constelaciones hasta llegar a una lluvia de estrellas blancas al sentir la explosión de toda su tensión acumulada en su estomago.

El viaje fue rápido pero satisfactorio. Dejándola sin aliento, altamente complacida desde la cabeza hasta las puntas de sus pies. Ella suspiró al sentir a su compañero experimentar su propio éxtasis.

'Diablos...' Raven pensó conforme su mente regresaba de aquel viaje astral.

Dos cuerpos aun unidos descansaban sobre el frío escritorio de una desolada oficina, como si toda la energía de sus cuerpos se hubiera esfumado para ser sustituida por una placentera sensación.

Raven difícilmente pensó que sería posible sentir tanta satisfacción con la que sentía en ahora. Se encontraba sin aliento, con el ritmo de su corazón reventando sus oídos, con un fervor ardor tanto en su muñecas como en el trasero, y aún así, ella se sentía mejor que nunca. A ella no le importaría lidiar con un Damian molesto por lo menos una vez al mes si los resultados siempre terminarían así. Satisfecha de pies a cabeza.

Raven aún podía ver rastros de estrellas detrás de la venda en sus ojos cuando Damian por fin desató la apretada cuerda de sus muñecas. Un simple beso en la curva de su cuello fue el acto final para que el chico desuniera sus cuerpos. Fuertes manos volvieron a recorrer la espalda de la mitad demonio hasta gentilmente reposarse sobre su trasero con un suave frote sobre la piel abusada, un pequeño gesto de culpa por su abuso quizás.

Sus muñecas ardían debido a la fricción de las sogas y su trasero seguía ardiendo con la tatuada imagen de la palma del chico sobre su delicada piel, pero incluso así, su cuerpo se sentía deliciosamente usado. Sería incapaz de quejarse.

Pasaron unos minutos y ella aun no encontraba la energía para levantarse o si quiera quitarse la venda de sus ojos. De nuevo suspiró, no le quedó mas que descansar sus manos a lado de su cabeza mientras su cuerpo se encontraba derretido sobre el escritorio. Por otro lado, Damian ya se había alejado y parecía aún tener energía. Ella lo escuchaba con claridad moverse por todo el lugar agitado, tirando cosas y murmurando maldiciones por debajo de su aliento.

Ella no le tomo mucha importancia y siguió disfrutando de su relajado estado; Volando sobre una nube de azúcar, soñando, gozando...Quizás necesitaría tomarse unos días para recuperarse de esto.

"¡Maldición!"

"¿Qué pasa?" Ella por fin se atrevió a decir, simplemente preguntando por curiosidad.

Él la ignoró y continuó maldiciendo en murmullos conforme varias cosas caían sobre el suelo.

¿Pero que es lo que Damian hacía?

Una fuerza ajena la obligó a levantarse por completo de la mesa, sentía ser vagamente sostenida del brazo impidiendo que sus piernas flaquearan ante el brusco movimiento. La venda en sus ojos no la dejaba ver a su alrededor, pero sabía que algo no andaba bien cuando la angustia de Damian comenzó a transferirse en ella.

"¿Donde esta?"

"¿Donde esta que?." Ella preguntó al escuchar la desesperada voz de Damian...Él nunca sonaba así.

"Hmm." Él titubeó al continuar.

Tampoco aquello era una buena señal.

"Damian..."

"No hay necesidad de alterarse, pero el condón que usé desapareció."

Con su declaración la nube de azúcar en la cual Raven estuvo flotando desapareció también. Las gratas sensaciones se fueron volando por la ventana.

Raven se separó de él con sus tambaleantes piernas, se jaló la venda de los ojos para verlo. La mortificación en sus ojos verdes se lo confirmó, esto no era una mala broma. Damian se encontraba agitado, el rubor de su cuerpo ya se desvanecía y ella, puso toda su resistencia por ignorar la sensualidad de su desnudo y escultural cuerpo para enfocarse en el problema principal. Sus ojos viajaron de su moreno rostro por todo su cuerpo hasta llegar a la zona de su interés, Si, justo como él decía, su miembro iba al desnudo, sin condón a la vista.

"¿Como es eso posible?. Quizás olvidaste ponértelo." Ella tragó saliva, esperando que sus teorías tuvieran una oportunidad de convertirse en realidad.

Se ponía nerviosa, no le gustaba la energía con la cual la oficina del moreno comenzaba a llenarse. ¡Era agobiante!

"Estoy bastante seguro que usé uno."

"Entonces te lo quitaste."

"No, Raven. Desapareció."

"Estas bromeando." Ella dijo con una risa nerviosa. Esto debía ser una mala broma, eso no podía ocurrir.

Raven escaneó la oficina; el escritorio era un desastre, la cuerda usada en el acto estaba sobre el suelo junto a otros objetos. Damian realmente había volteado el lugar de arriba a bajo en una bizarra búsqueda por el extraviado preservativo.

Sus piernas seguían débiles, por lo cual ella se sostuvo con la orilla del escritorio para dar unos pasos hacia atrás solo para sentir como pisaba un plástico con la planta del pie. Era el envoltorio de un preservativo y estaba abierto. Él usó uno. Entonces, ¿¡En donde diablos estaba?!.

"No buscaste bien, seguro esta tirado en el suelo." Ella intento razonar pero el chico se veía resignado a la realidad.

"Lo busqué bien. No esta."

"Eso es imposible Damian, esas cosas no desaparecen así nada más. ¡Búscalo!"

Ella estuvo a punto de agacharse pero él la detuvo, Damian negó con su cabeza dandole a entender que su intento sería en vano. No lo iba a encontrar ahí.

"Pueden desaparecer y tengo una idea de saber en donde esta."

"¿En donde?" Raven tragó nerviosamente por milésima vez. Su mente ya tenía una idea de cual sería su respuesta...y eso le aterraba.

Él guardó silencio y únicamente recorrió sus esmeraldas por la desnudez de su femenino cuerpo, hasta detenerlo en un punto especifico por debajo de su vientre. Fue ahí cuando Damian alzó una de sus cejas y le regaló una apenada mueca.

Inconscientemente Raven se llevó las manos para tapar su intimidad de sus ojos. El terror que comenzaba a filtrarse dentro de ella le hacia difícil asimilar lo que su acción significaba.

"Debes estar bromeando conmigo."

Ese condón si desapareció y ahora se encontraba dentro de su cuerpo.

——————————

¿Por que siempre le pasaban este tipo de cosas a ella?. El universo estaba constantemente en su contra. ¿Por que?.

"Es un accidente más común de lo que te puedes imaginar. Ciertamente inusual, pero altamente posible." La voz de Damian se escuchó a través de la puerta del baño.

"¿Tú que sabes?." Raven gruñó molesta, lo suficientemente fuerte para que él la escuchara.

"He leído muchos libros de medicina...—Espérame aquí, vengo en un momento."

Ella escuchó sus pasos desapareciendo a lo lejos, apreciando que él se alejara para dejarla un momento a solas.

¿Leyó muchos libros de medicina?...si claro, como sí eso bastara para poder dar un diagnostico médico.

Raven se recostó sobre la vacía y fría tina del baño sin importarle ya su evidente carencia de ropa. Era definitivo, el objeto desaparecido se encontraba dentro de ella. Nunca antes en su vida había vivido un cambio de emociones tan drásticas; de estar a la cima de su éxtasis a parar a la desesperación. ¡Había un maldito condón perdido en su vagina!

Tras los primeros minutos que le tomó absorber el nuevo descubrimiento, Raven corrió de la oficina al baño en la habitación de Damian. Aún recordaba como había cerrado la puerta en la cara del hombre, pero es que ella necesitaba unos momentos de intimidad para encontrar una maldita forma de como resolver su problema. Y tener a Damian escuchando sobre sus 'conocimientos' médicos de como retirar preservativos de una vagina no ayudaban nada a su caso.

Bueno, honestamente tampoco encontró una solución por su cuenta. Intento usar sus poderes, pero sin obtener éxito. También temía usar sus propios dedos para aventurarse a sacar aquel maldito condón.

Al pasar su palma por su rostro la mitad demonio suspiró pesadamente, sus opciones eran pocas; ¿Qué iba hacer?.

Toques a la puerta la hicieron levantarse por fin del pozo de su vergüenza. Con su magia acercó una toalla para enredarse en ella y sentarse sin muchos ánimos sobre el inodoro. No tenía energía para enfrentar ese bastardo que sabía como armar exitosamente un misil pero no colocarse correctamente un condón.

"Ábreme Raven, traje guantes esterilizado."

"No vas a meter tu mano ahi." Raven rodó sus ojos, captando al instante la tan brillante idea del asesino. Solo eso le faltaba. "¿Estás loco?."

"No sería la primera vez que mi mano estaría ahi. Solo que esta vez en lugar de ser asunto por placer, sera un procedimiento médico."

Ni como negarlo, en eso él tenía tanta razón. Muchas veces ella se vió complacida por sus dedos. Pero, obviamente aquello era una situación totalmente distinta.

"Inténtalo y perderás tus pelotas Damian."

Raven se acercó al espejo, su reflejo la mostraba hecha un desastre. La mortificación y el cansancio emocional se encargaron de borrar por completo cualquier rastro del buen rato que había pasado junto a Damian.

Ella sabía que a este punto solo existía una solución para su problema, la había estado evitando con el afán de no involucrar a más personas en esto, pero su salud y su desesperación no podía darse el lujo de evitar la humillación y la vergüenza.

"¿Vivirás con eso siempre ahí?" Damian volvió a tocar la puerta, ansioso por entrar. "No seas tonta, ábreme. Termino en cinco minutos."

Con un gruñido ella se alejó del lavamanos para abrirle la puerta al insistente culpable de sus males. Damian estaba parado justo al otro lado de la puerta, con sus bóxers puestos y un pequeño botiquín de primeros auxilios en sus manos.

"No requiero más de tus servicios. Ya hiciste demasiado por hoy." Raven le pasó por un lado, caminando en la habitación con la motivación a encontrar algo con que cubrir su desnudez. "Gracias a ti, tendré que ir a un hospital."

"¿Un hospital?." Damian bufó, no grato con la idea. "Completamente innecesario, yo estoy tan calificado como cualquier otro doctor para el procedimiento."

"Si Damian, sacarle las vísceras a otro ser humano con tu espada es lo mismo a ser un cirujano capacitado. Perdón por la ofensa, Doctor Wayne."

Raven encontró una sudadera negra con el logo de la universidad de Gotham tirada sobre un sillón. Él la había estado usando antes de que la desgracia pasara, y ahora a ella le serviría. La prenda era lo suficientemente larga como para cubrirla hasta la mitad de sus muslos, y aunque no quisiera admitirlo, brindaba fácil acceso a la problemática área de su cuerpo. Obviamente sus pantalones ajustados no ayudarían cuando el doctor quisiera revisar el lugar en donde ese condón había desaparecido.

"Bien, entonces te llevaré al hospital."

"¿El hijo de Bruce Wayne llegando a la sala de urgencia junto a una chica que necesita que le saque un condón de la vagina?. Una maldita nota periodística lista para los encabezados de mañana." Ella se volvió a mover de lugar con él pisándole los talones, siguiéndola tal cachorro extraviado. "Esa sería una terrible idea."

"Estas siendo necia, no puedes ir sola."

"Llamaré a Rose, ella me acompañara al hospital cerca de nuestro departamento."

No tenía tiempo para él, ella necesitaba buscar su bolso para poder marcharse.¿Cuanto tiempo más podría estar con esa cosa en su interior?, estaba segura que no quería comprobar el límite.

Raven regresó a la oficina del chico, la escena del crimen se encontraba justo como la abandonaron. A pesar del desorden a ella le fue sencillo localizar su pequeño bolso azul olvidado sobre la silla ejecutiva. No tenía idea de como es que llegó ahí.

"No puedes ir a ese hospital, es para bárbaros." Él indignamente dejó el botiquín en el escritorio para después darle un golpe a la madera con su mano. "Anda, acuéstate en el escritorio. En un segundo sacaré esa cosa de ti."

Raven volteó hacia él, las puntas de su cabello flotaron alrededor de su cabeza y sus ojos ardían con la intensidad de sus poderes.Su paciencia había sido tentada a su cero grado de tolerancia.

¡ÉL NO IBA A TOCARLA!

".—-Bien." Damian tragó saliva, cruzando sus brazos para desviar su mirada a otro lado y así disimular el pequeño temor que ella le causó. El mensaje de que la dejara en paz había sido recibido con éxito, pero ni siquiera sí Damian dejó de insistir en brindar su ayuda. "Por lo menos déjame darte algo de dinero."

"¿Dinero?" Ella escupió indignada. Damian estaba muy cerca de dar una larga visita al infierno. "¿Para que?, ¿Me crees tu puta?. ¿Ahora pagaras mis servicios?."

"¡No!. Claramente estás muy alterada, ¿Cómo puedes pensar eso? "

"Tu estarías igual de alterado si tuvieras mi problema." Ella señaló con un chillido de rabia a su vagina.

Claramente que iba a pensar mal de todo...estaba en medio de un colapso mental. Las enseñanzas de los monjes de Azarath para el manejo de sus emociones solo le servía en este instante para no explotar como una bomba.

"Lo sé, Lo sé." Él le dijo mientras quitaba una foto de su familia de la pared, detrás de esta se reveló la puerta de una caja fuerte. "Raven, el dinero es para la cuenta del hospital."

"No necesito tu dinero." Ella le contestó secamente.

"Quiero ayudar de alguna forma, déjame hacer esto. También tengo cargo de culpa."

"Damian, esto fue totalmente tu culpa."

"Fue un accidente Raven, nunca te dañaría."

Ella ya no le respondió.

Sus excusas o lamentos eran lo último en su lista de pendientes, necesitaba localizar a Rose e ir a hospital en cuanto antes.

"Llévate el dinero." Damian volvió a insistirle.

"Bien. Ponlo en mi bolso." Ella se encontraba con el teléfono pegado al oido.

Raven le lanzó su pequeño bolso, que el hombre hiciera lo que quisiera con el. ¡No le importaba!

El timbrado de la llamada en su oído pronto se convirtió en la voz de Rose contestándole.

"Rose, te veo en cinco minutos en la sala de emergencia del hospital cerca al departamento. Cuando te vea, te explicare todo." Raven explicó su situación y antes de que la rubia pudiera decirle mas allá de un hola terminó la llamada.

Ella se colgó al hombro el bolso que Damian le regresó, y tras guardar su teléfono en el bolsillo de la sudadera robada que llevaba puesta, Raven estaba lista para marcharse.

"Llámame cuando puedas Raven."

La voz seria y llena de remordimiento de Damian fue lo ultimo que Raven alcanzó a escuchar antes de desaparecer de esa caótica escena.

————————-

"Deberías ponerte un hechizo de buena suerte o algo así, tienes la peor de las suertes. Cómo es que eso se te quedo....-Pfff." Rose no pudo terminar para cuando comenzó a reírse fuertemente.

"No es divertido Rose."

Raven realmente no necesitaba la atención de las demás personas presentes en la sala de emergencias, sin embargó, el escándalo de su amiga ya le había hecho merecer la energía negativa proviniendo de unos cuantos espectadores.

Rose y ella llevaban sentadas en la sala de urgencias por más de dos horas, esperando su turno junto a un gran numero de personas. Raven aprovechó el tiempo de esperar para explicarle con lujo de detalle a quien se hacía llamar su amiga lo que le había ocurrido. Como debió imaginar, en lugar de conseguir comprensión de su parte, Rose simplemente se burló de ella y de su muy mala suerte.

¿Cómo se le ocurrió pensar que Rose Wilson sería una buena compañera para conllevar esta vergonzosa situación?.

"Luces como una verdadera zorra, Rae." La rubia casi tenía lagrimas en los ojos de tanto reírse. "Pero no te preocupes, luces como una prostituta muy fina con ese mini bolso en tu hombro. Es lindo, ¿Me lo prestarías algún día?."

Raven recargó la cabeza en sus manos, esto no mejoraba. "Rose...no ayudas."

La mercenaria tenía un poco de razón, Raven parecía una chica problemática ante los ojos de cualquiera. Después de todo, llegó al hospital sin zapatos (Entiendan, su cabeza estaba en otro lado), con el pelo alborotado y únicamente con la sudadera de un chico cubriendo su cuerpo. Lo peor es que en su ansiosa huida del departamento de Damian, ella olvidó curar las marcas rojas en sus muñecas que esa cuerda de pasión le causaron. Unas marcas tan notoria en su piel pálida que ni siquiera las largas mangas de la sudadera era capaz de ocultarlas de las escandalosas miradas de las señoras mayores sentadas frente a ella.

"¿Realmente esta ahí adentro?. Nunca me ha pasado algo así." Rose hojeaba una revista como si el tema de conversación fuera de lo más común. "Y he tenido mucho sexo salvaje en mi vida..."

Raven necesitaba salir de aquí, rápido.

"¿Por que duran tanto?." Raven preguntó al aire mientras con cuidado se levantaba de su asiento, no queriendo ser víctima de otro vergonzoso accidente.

Si, también olvidó ponerse ropa interior. ¿Lo ven?, ella era un desastre.

"La tardanza es normal, el hospital esta llenó Raven." La rubia continuó hojeando su revistar sin prestarle mucho interés.

"No puedo esperar más."

"¡HA!, seguramente Damian te dijo eso antes de dejarte adentro ese pedazo de plástico."

Si, haber seleccionado a Rose como su compañera fue una pésima idea. Quizás debería regresar y pedir la ayuda de Damian. No, eso tampoco sería una buena decision.

Cansada de continuar con su sufrimiento, Raven decidió ir con todo su valor a la recepción y exigir ser atendida. Desafortunadamente, Rose decidió acompañarla también.

"Disculpe, ha pasado una hora ya desde mi registro y aún no me atienden."

"Nombre." La chica de la recepción preguntó sin levantar sus ojos marrones de su escritorio.

"Rachel Roth."

"Mmm...si, aquí esta." Los ojos de la recepcionista viajaron aburridos por la pantalla de su computadora. "Hay muchos pacientes y su situación no es tan grave. Le avisaremos cuando sea su turno."

"No puedo esperar mas tiempo."

"Ya le dije—-"

Raven observó por la esquina de sus ojos como Rose interrumpió a la mujer al dejar caer sus manos con un estruendo en el escritorio. Desconcertando a todos los presentes con su acción..., a Raven incluida.

"Miré, Besty." Rose dió un intimidante vistazo a la etiqueta en el uniforme de la recepcionista antes de alzar un amenazante puño al aire. "¡Esto es urgente. Como debe saber, el candente amante de mi amiga dejó olvidado el condón dentro de su vagina. Sera mejor que la atiendan de inmediato, antes de que ese plástico le llegué al cerebro. O aún peor, antes de que realmente me desespere y le rompa cada maldito hueso de su patético cuerpo, Betsy!."

"¡Rose!." Indignada, Raven apretó con fuerza el brazo de su amiga para tratar de llamar su atención. Furiosa con ella al escuchar los murmullos aumentando en la apretada sala de emergencias. Ahora todos sabían lo que había pasado con ella. "Rose, ¿Puedes dejar de ventilar mi vida personal?."

"Dejen verifico si hay un espacio disponible ahora." La recepcionista abandonó su semblante aburrido para comenzar a teclear con una nueva motivación en su computadora.

Inesperadamente la amenaza de Rose terminó dando favorables resultados.

"¿Ves?, Gracias a mi ya te van atender, de nada." Rose se recargó despreocupada sobre el mostrador. Regalando una sonrisa a la nerviosa recepcionista. "Eres un encanto Betsy. Proxima empleada del mes, ¿eh?."

"Paguen esta nota y después entren por esa puerta."

Raven se tragó los reclamos para tomar el pedazo de papel de las temblorosas manos de la mujer. Viendo el precio que debía pagar, Raven agradeció que al final aceptó tomar el dinero de Damian.

Pero ya estaba cerca de terminar con este infierno, pronto todo estaría resuelto y ella seria libre de ir a casa para hundirse en su suave cama con un litro de helado a su lado. Justo lo que necesitaba para ahogar sus penas.

Frunció el ceño, dándose cuenta como es que se le estaba dificultando abrir el broche de su inusual apretado bolso. Nunca antes había tenido un problema con el, sin embargo, justo ahora le estaba dando la lucha de su vida.

Con un desesperado gruñido y un poco de trampa con su magia, Raven logró que el broche se abriera con un escandaloso click. Ella se percató de su pésima idea demasiado tarde, pues la razón por la cual su bolso había estado tan apretado era porque Damian había llenado el pequeño espacio con demasiados billetes...billetes que salieron como una explosión una vez que ella logro abrirlo y ahora caían como lluvia para tapizar la recepción y el suelo blanco de la sala de urgencias.

Obviamente los susurros y los cuchicheos se hicieron escuchar, en especial los escandalosos jadeos de las señoras mayores que la señalaban y la llamaban, de manera nada discreta, una mujer fácil de la noche.

Ah, Damian....

————————————

Tras casi tres horas de espera, de humillaciones, vergüenzas y ser el controversial tema de conversación de unas señoras, Raven finalmente se encontraba libre de aquel maldito preservativo.

"Siempre me salvas del aburrimiento Rae. Esa cascada de dinero fue la cereza del pastel."

Lastima que no pudo librarse de las constantes burlas de una rubia.

"Mi dignidad se quedó en ese maldito hospital. Aun puedo oír los murmullos hablando de mi como si fuera una puta barata." Ella se abrazó de su bolso cuando el viento helado de la noche se coló por sus desnudas piernas. "La humanidad esta llena de hipocresía."

Las dos mujeres decidieron irse caminando hasta el departamento que ambas compartían, quedaba cerca al hospital y el doctor en turno le recomendó caminar. Le haría bien a su cuerpo tras experimentar la extrema actividad que ella tuvo.

¿Era posible sentir aun mas vergüenza?.

Si, si era posible.

Después de haberle administrado una inyección anticonceptiva, el doctor le recomendó una crema para sanar la inflamación de las peculiares marcas en sus glúteos. Y eso no fue todo, pues Raven juraba que el hombre había escrito su numero telefónico en la receta que le dio.

"Nah, eres bonita. Definitivamente serías una puta selecta, de esas que solo los millonarios pueden pagarse." Rose continuó con las burlas. "Y después de ver esa cascada de dinero que salió de tu bolso, dudo que alguien dude de tu alta tarifa."

"No ayudas Rose."

"¿Cuando ha sido mi intención ayudar?. Yo solo digo la verdad." La sinvergüenza de su compañera continuaba caminando por su lado sin quitar su vista de una revista que llevaba en sus manos.

"¿De donde diablos sacaste esa revista?"

La curiosidad le ganó a la mitad demonio, después de todo no tenía la energía para desmentir o contradecir a la rubia. Su único anhelo en estos segundos era llegar a su casa y dejarse hundir en el confort de su cama.

"La robé del hospital. Buscó nombres de bebés por si este incidente viene con su continuación en forma de un embarazo indeseado. ¿Qué te parece el nombre de Tayir para un varón?."

El inesperado timbre proviniendo proviniendo del teléfono de Raven ayudó a salvar a la rubia de ser brutalmente asesinada.

Raven reconoció el numero brillando en la pantalla y solo pudo pensar como es que su tortura aun no terminaba.

"Es Damian." Ella dijo al pasarle el teléfono a Rose. "No quiero hablar con él. Inventa una excusa."

Rose guardó la revista en el bolsillo trasero de su pantalón y con mucho gusto tomó la llamada. "Hey chico Condón. Soy yo, tu mejor amiga Rose"

Por supuesto, Rose no perdería la oportunidad para también humillar al hombre. Burlarse y molestar a la humanidad era parte de la encantadora personalidad de la chica.

"Debes de ser un chico muy salvaje en la cama sí es que se te salió el condón, sinceramente me siento intrigada de tus habilidades. Estoy libre el domingo, si quieres mostrarme."

Raven rodó sus ojos al escuchar vagamente la molesta voz de Damian al responder a la traviesa mercenaria conforme subían las escaleras del edificio de su departamento.

"Calma, estoy bromeando. ¿Raven?, esta bien, pero muy avergonzada. Un apuesto doctor fue el responsable de sacar tu regalito. Lamento decirte que no pude recuperarlo, seguramente querías tenerlo como un souvenir."

"No, no puedes hablar con ella Condon Boy." La voz de Rose titubeó por unos segundos, en su mente buscando una excusa que dar. Encontró una justo cuando seguía ambas chicas llegaron al piso de su departamento. "...Raven esta dormida."

"Entonces explícame algo Wilson. ¿Cómo Raven puede estar dormida sí las estoy viendo a la dos frente a mi?" Damian dijo en un sutil reclamo.

Raven paró fría en sus pasos. Ella escuchó perfectamente eso, como si Damian estuviera aquí. Pues, ¿Cómo sería incapaz de escucharlo?, Damian se encontraba parado en su completa gloria frente a la puerta de su hogar.

El hombre llevaba su celular en el oído, en la otra una bolsa de plástico mientras observaba a las mujeres fijamente con un ceño en su frente, indignado a que lo hubieran tratado de engañar.

"¿Estas soñando?" La rubia rió nerviosamente al contestarle al moreno aun sin colgar la llamada.

"Buen intento, Wilson." Damian contestó al guardar su teléfono en su pantalón.

¿Porque el universo era tan cruel con Raven?.

Era bueno que Raven tuviera el apoyo de la compañía de Rose, realmente no deseaba enfrenar a Damian por su cuenta, y con la afilada lengua de la mercenaria poco tiempo le costaría hacer que el chico se marchara.

"Lo siento Rae, hice mi mejor esfuerzo." Rose regresó el teléfono a la mitad demonio, en el proceso, robando la pequeña bolsa de sus hombros. "Me llevaré esta mina de oro para comprar mucho alcohol y helado. Regreso en...—¡Nos vemos!"

Esa perra traicionera.

Rose se marchó corriendo de regreso a las escaleras, obviamente sin ninguna atención por regresar.

Con la cara en alto, Raven ignoró al hombre que la esperaba paciente, para llegar hasta su puerta. Apuntando su dedo indice a la perilla ella forzó la cerradura y se adentró a su hogar sin molestarse a encender las luces o importarle que Damian entrara junto con ella.

Con pasos seguros Raven se adentró más en el lugar, escuchando pisadas detrás de ella que no estaba listos para quererla abandonar.

"Esas son unas interesantes pantuflas." Damian rompió el silencio.

Raven le dió un vistazo rápido a las nubes de algodón que envolvían a sus propios pies. Después de tantos murmullos en su contra, las enfermeras del hospital le tuviera la piedad suficiente como para regalarle un par de pantuflas.

"No tenía más opción. Olvidé mis zapatos en tu casa."

"Lo sé, aquí los traigo."

Ella paró cuando sintió que él la golpeaba gentilmente en el brazo con la bolsa negra que él había estado cargado, la cual seguramente contenía sus olvidadas pertenencias. La tomó sin más, continuado el trayecto a su habitación. Nuevamente, él siguió sus pasos, lo cual le causó cierta irritación a la mujer.

"Aunque agradezco el gesto Damian..."Raven comenzó, no realmente encantada por tener la presencia del hombre aquí. "...me gustaría saber porque estas aquí."

"Nunca recibí tu llamada."

"No estaba en una condición apta para hacer llamadas Damian. Por favor vete, quiero estar sola."

Las luces de su habitación se encendían a su paso, mostrándole toda la gloria de su cama, esas suaves sabanas la llamaban en una invitación que Raven no negaría. Realmente quería estar por su cuenta, descansar y olvidar como perdió su dignidad el día de hoy.

"Solo quiero asegurarme de que estes bien Raven."

"Estoy bien." Raven murmuró secamente, y sin importar que él estuviera presente y mirándola, Raven se colocó unas panties limpias por debajo de su nueva sudadera.

"¿Te duele?"

"¿Mi dignidad y orgullo?." Ella bufó debajo de su aliento amused a su curiosa pregunta. "Si, un poco."

"Hablaba de las marcas en tu glúteo. Se ven mal." Damian señaló al aérea en cuestión, seguramente viendo su propia mano tatuada en la tersa piel de la mitad demonio. "Quizás fui algo rudo."

No, no le dolía. Sin embargo sí era el recordatorio de como la ironía, el placer y el buen momento fueron arruinados por un pedazo de plástico.

Raven no contestó, en cambio, con su mano envuelta en una onda azul, ella curó su abusado trasero para después dejarse caer en la cama. Un jadeo de felicidad salió de sus labios al sentir la tensión de sus músculos desmoronándose con la suavidad del colchón. Claro, hubiera sido el momento perfecto sí tan solo Damian no estuviera parado en medio de su habitación, observándola como un arrepentido y triste cachorro.

"¿Estas molesta conmigo?." Damian preguntó al sentarse a la orilla de la cama, cerca de ella, pero no tanto como para evadir su espacio. "Reconozco mi error, debí ser mas cuidadoso. Realmente lo siento, sabes que nunca te haría daño. "

"Los accidentes pasan Damian, por fortuna este ya terminó." Raven le aseguró tranquila.

Por supuesto que estuvo irritada con Damian, pero ella nunca había sido alguien que sostuviera rencor. Además, le parecía enternecedor que el hijo de Batman se preocupara por ella.

"Mis más sinceras disculpas por los inconvenientes que te cause." Damian de nuevo le dijo.

Él se movió un poco mas cerca en la cama, se inclinó sobre ella, recargando con una mano en la cama muy cerca a la cintura de Raven. Por un segundo ella se tensó, lo miró con curiosidad mientras sus ojos esmeraldas titubeaban y sus labios se presionaban juntos en secretismo. Raven arrugó sus cejas y estuvo a punto de preguntarle cual era su problema cuando sintió un objeto caer en su mano.

"¿Qué es esto?." Raven observó con curiosidad a esa barra de chocolate que ahora yacía en su palma.

"¿Una oferta de paz?." Damian smirked confiando que su táctica le serviría.

"Casi me rompes, me dejaste un plástico en el cuerpo, hiciste que todo un hospital me llamara prostituta y, ¿Crees que una barra de chocolate arreglará todo?." Raven bufo.

"Esta científicamente comprobado que el chocolate aumenta los niveles serotonina de manera natural." Fixed his gaze as he furrowed brow, hombros del hombre se tensaban. Debía sentirse muy apenado. "Además, te conozco demasiado para saber que la comida insalubre mejora tu humor."

Ella apretó el dulce en su mano, ocultando su sonrisa con un suave hum. Damian era un descuidado idiota..y ella, una tonta por sentirse feliz con el pequeño gesto. Él sabía justamente como consolarla tras un mal rato.

"Me quedaré con el chocolate y con tu sudadera también."

Obviamente se quedaría con la sudadera, era suave, caliente y olía bien; la prenda perfecta a usar para acurrucarse en la cama. El hecho que fuera robada le añadía muchos puntos a favor.

Raven le sonrío sinceramente por primera vez desde su llegada, ante esto, el alivio llegó a los tensos hombros de Damian.

"Entonces, ¿Todo bien?."

Ella se sentó al lado de él, tomándose su tiempo para abrir su barra de chocolate sin dirigirle una sola palabra durante todo el proceso.

"Mmm..No sé." Ella murmuró, a propósito Crinkled her nose al saborear el dulce en su boca. "No sé sí este chocolate me este ayudando a sentirme mejor. Tal vez debiste haber traído más de uno."

"Raven..."

"Solo prométeme que la próxima vez te aseguras de usar el condón correctamente." Raven suspiró, Slight close-lipped smile. olvidó el chocolate para colar sus manos por los hombros de Damian, la tensión borrándose bajo su taco.

"Dalo por hecho." Él sonrió de una manera sincera, Raven tampoco pudo evitar sonreír cuando sintió los latidos de su corazón bajo la palma de su mano. "Me pareció totalmente inapropiado decirlo en su momento, pero, ¿Te he dicho antes lo atractiva que luces cuando estás furiosa?."

"Eres todo un romeo, ¿No es así?." Raven rodó los ojos ante su coqueteó, negó la cabeza amused al sentir que sus dedos recorrer su mejilla. "Pero ya hemos tenido demasiado acción por la noche. Lo máximo que puedo ofrecerte es una noche de acurrucos."

Si ellos ya habían compartido el lecho de sus camas de las maneras más impuras posibles, Raven no veía incorrectos que dos amigos compartieran una noche simplemente yaciendo en los brazos del otro. Además, ella lo necesitaba.

Solo esperara que aquella necesidad no fueran esos fuertes latidos que calentaban su corazón de la manera más pura.

"Oferta aceptada." Damian sonrió traviesamente, su cuerpo cayendo sobre el de ella para acomodarse en la cama a su lado. "Pero esta vez yo sere la cuchara grande."

"No sueñes con eso Wayne."

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro