ZERO O' CLOCK
No, nada de nada
Non, rien de rien
No, no me arrepiento de nada
Non, je ne regrette rien
Ni el bien que me hicieron
Ni le bien qu'on m'a fait
Ni el mal
Ni le mal
Todo lo que me importa
Tout ça m'est bien égal
No, nada de nada
Non, rien de rien
No, no me arrepiento de nada
Non, je ne regrette rien
Se paga, se barre, se olvida
C'est payé, balayé, oublié
No me importa el pasado
Je me fous du passé
Con mis recuerdos
Avec mes souvenirs
Encendí el fuego
J'ai allumé le feu
mis dolores, mis placeres
Mes chagrins, mes plaisirs
Yo ya no los necesito
Je n'ai plus besoin d'eux
Barrió los amores
Balayé les amours
Con sus trémolos
Avec leurs trémolos
Barrido para siempre
Balayé pour toujours
empiezo de cero
Je repars à zéro
No, nada de nada
Non, rien de rien
No, no me arrepiento de nada
Non, je ne regrette rien
Ni el bien que me hicieron
Ni le bien qu'on m'a fait
Ni el mal
Ni le mal
Todo lo que me importa
Tout ça m'est bien égal
No, nada de nada
Non, rien de rien
No, no me arrepiento de nada
Non, je ne regrette rien
Porque mi vida
Car ma vie
Porque mis alegrías
Car mes joies
Hoy
Aujourd'hui
Comienzan contigo
Ça commence avec toi
Madeleine terminaba de quitarse el maquillaje mientras la sublime voz del Gorrión de París le hacía compañía en esa calurosa noche de agosto. El sonido del agua llenando la bañera terminaba de darle algo de vida a la casa que volvía a habitar después de cinco años.
Mirándose al espejo se analizó detenidamente: tenía una piel que todavía se veía saludable (gracias a la genética y a los maravillosos tratamientos que recibía en el spa de Caroline Kim, eminencia en la rama de la belleza y una de sus mejores amigas)
Sus ojos pardos conservaban esa mirada vivaz y con un toque de dulzura que habían hecho que Anthony, su primer esposo, cayera rendido a sus pies.
Su larga melena caramelo oscuro estaba recogida en un moño. La imagen la hizo sonreír; lucía su look "Marge Simpson", el apodo que le puso su ex esposo del que acababa de separarse después de un divorcio que era el equivalente a la tercera guerra mundial y que fue la comidilla de la prensa chismosa de San Francisco.
Era inevitable. Maddie era todo un personaje: viuda de uno de los genios de Silicon Valley, directora del periódico más antiguo e influyente de la ciudad, ex esposa de Mark Russo alcalde de la metrópoli y rompecorazones que no discriminaba a ninguna mujer por cuestiones de edad (cosa que le quedó más que clara a la ex señora Russo al descubrir que el infeliz le ponía los cuernos con una chica de veintidós años)
Al ponerse de pie para sumergirse en la bañera vio su figura analizándola con interés: curvas latinas que se habían acentuado con los años y se mantenían tonificadas gracias a las lecciones de baile que todavía practicaba.
La prensa del corazón la llamaba la "JLo de la Bahía"; se parecía en detalles a la señorita López. Tenían en común una hermosa cabellera, Madeleine era más baja, poseía una buena retaguardia, pero no tan prominente como la diosa del Bronx; donde si superaba a la puertorriqueña era en la delantera, definitivamente tenía dos poderosas razones que resaltaban en los vestidos de diseñador que usaba y la posicionaban como una de las más elegantes de la sociedad san franciscana. La diva de Hollywood transmitía sensualidad, Maddie carisma y simpatía.
Lo que las unía era que los tropiezos del corazón se convirtieron en alicientes para levantarse más fuertes y demostrarle a todo el mundo que las mujeres maduras estaban hechas para renacer más hermosas y poderosas.
Sumergida en la bañera disfrutaba de la caricia del agua tibia, la playlist elegida para la ocasión y una copa de vino tinto que endulzaba la rutina antes de ir a dormir.
Un par de ojos la observaban con atención.
-Fred hermoso no me mires así, no pienso ahogar mis penas en el fondo de la tina. El estúpido de Marc no merece que este cuerpo caribeño termine como cena de los gusanos. Mi mayor venganza será demostrarle que sin él estoy mejor que nunca.
Freddy bebe ¿quieres bañarte con mamá?
El lindo Cotton de Tulear dio media vuelta huyendo sin mirar atrás.
-Creo que eso fue un no.
-Caroline, voy en camino a "Aleumdaum" disculpa la tardanza estuve en el hospital, llegando al spa te cuento todo.
-Maddie creo que voy a llamar a un chamán para que aleje a los malos espíritus de ti ¿Estás segura que no cargas a cuestas alguna maldición del pasado?
-Amiga esa no fue una buena elección de palabras.
-Lo lamento querida, soy muy torpe. Pero me desespera tu mala suerte, eres la mujer calamidad. Lo de Joe es la cereza de tu pastel.
-No seas exagerada
-Maddie, tu chofer sufrió un infarto mientras venían para acá. De milagro no se mataron, gracias a Dios tienes buenos reflejos
-Kimie babe ¿Sabes que cinco segundos previos a que mi sentido de supervivencia se accionara sentí que tal vez había llegado la hora de partir a encontrarme con mis chicos?
-Madeleine...
-Pero esa idea se evaporó al pensar en la familia de Joe; no podía negarles la posibilidad de devolverles con vida a un esposo, un padre.
-Gracias a ti la señora Tanaka y los chicos tienen Joe para rato.
-Me haces sentir como una heroína. El único inconveniente es que super Maddie se quedó sin chofer. Mi querido Joey se dedicará a ayudar a Ann en la florería, ya no está para estresarse con el tráfico de la ciudad.
- ¿Y qué harás?
-Supongo que solicitar un nuevo chofer a la agencia de empleos. Aunque la idea no me hace mucha gracia, con todo el escándalo del divorcio estoy paranoica pensando que por culpa de esa rata de dos patas me espían todo el tiempo.
-Mmmm...
-Señora Kim esa cara asusta ¿Qué estás pensando?
- ¿Te conté que mi hijastro llegó a la ciudad?
- ¿Jinnie?
- ¿Tengo otro?
-Perdón, no sé en qué pensaba ¿Y qué tiene que ver el tierno Jinnie en toda esta historia?
-Madeleine Larraín ¿Cuándo fue la última vez que hablamos sobre Seokjin?
-Hermana, no tengo la más remota idea ¿Hace dos años?
-Hace seis meses ¿Recuerdas lo que te mencione?
-Guapa, desde que descubrí que la cucaracha sin antenas me ponía los cuernos con su asistente mi cerebro quedó algo desfasado ¿Me perdí algún dato importante?
-Te voy a perdonar solo porque estuviste bajo una situación de estrés. Maddie el tierno Jinnie ya tiene veinticinco años, estudió publicidad y marketing, pero se dio cuenta que su verdadera vocación es la música; específicamente la composición y arreglos.
-Caroline, es normal cuestionarse que lo que necesitas no es necesariamente lo que anhelas o quieres. Está a tiempo de reconsiderar sus prioridades en la vida.
-Suena muy lindo, pero Min Joon le dijo que lo que haga con su vida de ahora en adelante es bajo su cuenta y riesgo. O se dedica de lleno a la agencia de publicidad o ve que hace de su futuro; ya no seguirá financiando sus locuras.
- ¡Oh Dios! Bueno, el chico ya no es un adolescente está a mitad de camino de los treinta ya va siendo tiempo que siente cabeza ¿no te parece?
- ¡Aja! Por eso está en San Francisco, para demostrarle a su padre que puede hacerse de un camino sin ayuda.
- ¿Vino de Corea? ¿Por qué no me contaste?
-Te lo conté, pero por lo visto no escuchaste media palabra de lo que hablé
- ¡Demonios! Te lo recompensaré. Hazme depilación brasileña de la línea del bikini, sé lo más sádica posible.
-Eres un caso
-Esta conversación se perdió en la nebulosa de mi añejo cerebro ¿Cómo fue que empezamos hablando de Joe y terminamos mencionando a tu hijastro?
-Porque tú necesitas un chofer y Seokjin un empleo
- ¿Qué? ¿Has perdido la razón? Kimie ¿Por qué un publicista coreano querría terminar como mi chofer? Si necesita empleo puedo recomendarlo en el departamento de publicidad del periódico
-Jin no está hecho para el trabajo de oficina, es un espíritu libre
- ¿Sabes que Min Joon me odiara? Tantos años de inversión en educación para que su amado hijo termine de chofer de la amiga de su esposa
-Créeme que se le pasará cuando aceptes la segunda parte de la propuesta
-Caroline Kim ¿Qué traes entre manos?
-Verás... Seokjin está en casa y digamos que la fricción entre él y su padre está por acabar con mis nervios
- ¿Y?
- ¿No te gustaría alquilarle el cuarto de huéspedes de la terraza?
- ¿Qué?
-Ni siquiera sabrás que está en casa es un chico muy discreto y respetuoso
- ¿Estás loca? ¿Por qué querría alquilar parte de mi casa? ¿Olvidas que Tony me dejó forrada para cuatro vidas y el idiota de Russo me debe pagar la mitad del costo de la casona en Álamo Park? Dinero es lo que menos necesito
-Pero te haría bien la compañía
-Fred es un amigo fiel y leal
-Fred es un perro
-Pero me acompaña. Además, acabo de salir de un divorcio asqueroso, estoy recuperando mi ritmo de soltera
-Tal vez, pero elegiste el lugar menos adecuado.
-Kimie babe, quedarme en la casona no era una opción. Ese infeliz se revolcaba en mi cama con su playmate siliconada. De solo pensar que más hicieron me dan nauseas, esa casa ya no es mi hogar me produce repulsión.
-Insisto Maddie. No me parece una buena opción que regreses a la casa de Sausalito está llena de recuerdos tristes.
-Caroline hace mucho que aprendí a lidiar con ese dolor. Siempre he pensado que las cosas pasan por algo y creo que es el momento de reencontrarme. No hay mejor lugar para eso que el hogar donde aprendí a amar plenamente.
¿Tan patética te parezco que me planteas que pague por compañía?
-En realidad vas a cobrar por la compañía, Seokjin pagará por vivir en tu casa
-Muy graciosa ¿Acaso no lo hará con el sueldo que le voy a dar?
-Es un tecnicismo que no vale la pena discutir. ¡Anda Maddie, hazlo por mí! Me la debes desde que te salvé de esa espantosa cita con Eddie O'Malley; dijiste que te pidiera lo que quisiera.
-Es una jugada muy sucia ¡Esta bien tu ganas! Lo único que me faltaba, terminar de nana del bebé Kim.
Esto parece una de las alucinantes tramas escritas por esas autoras que sigues amiguita.
Madeleine no veía a Seokjin Kim desde que tenía... ¿Diez, doce años? En aquel entonces era un chiquillo larguirucho y tímido que llegaba a visitar a su padre y madrastra. Caroline lo amaba como a un hijo, siempre mencionaba que era un chico adorable y talentoso pero inseguro de sus propias capacidades.
Todos los veranos viajaba desde Corea a San Francisco. Maddie dejó de verlo cuando asumió la dirección del Herald y se dedicó a apoyar a Marc en su aventura política.
Las visitas a la ciudad se hicieron más esporádicas cuando el chico entró a la secundaria y posteriormente ingresó a la universidad. Para entonces su familia paterna viajaba a Seúl a verlo. Sería toda una sorpresa ver que tanto había cambiado el adorable niño con cara de ratoncito asustado y lentes que ella guardaba en su memoria.
- ¡Fred pequeño engendro! ¿Dónde escondiste mis sandalias? ¡Aaaah! El niño Kim no tarda en llegar y yo en estas fachas ¡Qué diablos! Estoy en mi casa; tal vez así se desanime y salga corriendo ¡jeje!
No tenía ni gota de maquillaje, su largo cabello estaba sujeto en una cola de caballo alta y vestía shorts y camiseta algo corta. Iba descalza gracias a las travesuras de su mascota que aprovechó que Maddie estaba súper concentrada leyendo unas notas en la computadora. Su apariencia la completaba sus gafas de medida favoritas (esas con diseño animal print que su ex detestaba y ella usaba solo por molestar)
Madeleine tenía tendencia a ser un tanto dramática. Era una imagen inusual para cualquiera que la hubiera visto en público, pero definitivamente nada desagradable.
- ¡Al fin una! Confiesa Freddy Cotton ¿Dónde escondiste la otra? Vamos, se buen niño no tengo tiempo para...
El timbre dio por terminado el interrogatorio.
-Este crimen no quedará impune señor Cotton.
Madeleine respondió por el intercomunicador de la cocina
- ¿Sí?
-Buenas tardes señora Russo. Soy Seokjin Kim
La voz suave y varonil que se escuchó a través del aparato sacó de cuadro a Maddie. Al recuperarse río para sus adentros
- ¡Qué estúpida! Recuerda que ya es un hombre, hace tiempo dejó atrás la voz de gallo Claudio
-Buenas tardes Seokjin. Un momento por favor, ya abro.
- ¿Seokjin?
Madeleine no pudo evitar la expresión de sorpresa en su voz y rostro. El hombre que tenía frente a ella distaba de la imagen del niño que guardaba en su memoria.
El pequeño Jin era algo moreno por exponerse al sol gracias a los múltiples deportes que practicaba. La última vez que lo vio apenas la estaba alcanzando en estatura; lo único que conservaba de su rostro infantil eran sus adorables mejillas y las gafas de medida.
Por el contrario, el Seokjin versión veinteañera tenía una hermosa piel de porcelana muy bien cuidada. El desarrollo lo convirtió en un bello hombre: alto ¿1.80? delgado, pero de musculatura definida. Su cabello negro brillaba bajo los últimos rayos del sol.
Iba vestido como un chico universitario con camiseta blanca y jeans rasgados. Llevaba una maleta, mochila y una guitarra en su estuche.
Lo que más impactó a Maddie fue su mirada. Sus profundos ojos oscuros transmitían serenidad, dulzura, ternura, pero algo más.
Ella había percibido las mismas características en unos lindos ojos color miel que también se escondían detrás de unas gafas de medida hacía muchos años atrás.
El muchacho por su parte tampoco disimuló su sorpresa al verla. Recordaba a la linda y simpática señora Madeleine, amiga de Omma Caroline.
Siempre le había parecido una mujer bonita, alegre y cariñosa. Pensó encontrarla tal vez con algunos kilitos demás o cabello canoso (algo tonto a decir verdad siendo amiga de su fashionista madrastra y una de sus clientes más fieles) La vista que tenía frente a sí no era ni remotamente parecida a sus suposiciones.
Su look casero la hacía ver más joven de la edad que en realidad tenía. El short lucía sus tonificadas piernas y la camiseta que llevaba marcaba sus atributos. Se veía muy graciosa con su coleta alta, descalza y con esos curiosos lentes que parecían salidos de los Picapiedra.
Recordaba claramente el orgullo que sintió cuando la vio por última vez y ella revolvió su cabello afectuosamente diciéndole: "Jinnie, un estirón más y me pasas" ¡Si que la había rebasado! Era extraño que la perspectiva de las miradas hubiera cambiado y que fuera él el que tuviera que mirar hacia abajo.
Cuando reacciono, sintió que el rubor subía a sus mejillas. Había sido un atrevido al quedarse mirando con tanto detenimiento a su anfitriona. Trató de disimular saludando con una reverencia.
-Buenas tardes señora Russo. Es un gusto volver a verla
- ¿Qué? ¡Ah sí! Igualmente, Seokjin ¡Waoo! Has crecido mucho desde la última vez que te vi.
Pasa por favor.
Jin quedó gratamente sorprendido al conocer su nuevo hogar. Era una de las famosas casas flotantes de Sausalito, población costera y una de las zonas residenciales más exclusivas de San Francisco.
La comunidad estaba rodeada por hermosas áreas verdes. La casa de Madeleine era una propiedad de dos pisos, decorada con detalles modernos que le daban un aire acogedor y elegante.
-Su casa es hermosa señora Russo
-Gracias. Eh... no sé si Caroline te lo mencionó, pero desde hace unos días dejé de ser la señora Russo. Ahora uso mi apellido de soltera, Larraín.
-Disculpe señora R... Larraín soy un tonto lo había olvidado.
Madeleine sonrió con algo de melancolía.
-Antes me llamabas señora Meier. ¿Sabes que te conozco desde que tenías cinco años?
Jin le devolvió el gesto. Realmente era mucho tiempo desde que Madeleine apareció en su vida como un hada madrina que visitaba la casa de su padre cada feliz verano.
-Entiendo la confusión Seokjin; no te preocupes, yo también debo hacerme a la idea. Ven, te mostraré tu habitación.
La casa tenía una distribución muy particular. Al ingresar una pequeña sala de estar conducía a un desnivel donde se encontraba la primera planta. La sala comedor y un kitchenette daban paso a una mampara y a una terraza con una vista magnífica del embarcadero.
En la segunda planta se ubicaban el dormitorio y el estudio de Madeleine. Una escalera llevaba a los dormitorios de huéspedes y a una terraza en el techo.
-Esta será tu espacio. Puedes usar el otro cuarto como estudio, dudo mucho que alguien venga a visitarme.
- ¿Por qué no lo harían? Es un lugar muy bonito.
-Porque los pocos amigos que tengo piensan que aquí hay malas vibras ¿Tú también saldrás huyendo?
-No soy supersticioso, pero por si acaso buscaré el teléfono de algún exorcista
Maddie lo miró alzando una ceja con expresión divertida
-Ok. Te dejo para que te instales. Cenamos dentro de una hora
- ¡Oh! No quiero molestar
-No es molestia. Agradeceré la compañía; Fred es un buen amigo, pero muy mal conversador.
Jin le dedicó otra linda sonrisa.
-Allí estaré.
La cena fue servida en la terraza superior. Una agradable brisa refrescaba la noche, las farolas de los botes y la iluminación de las casas vecinas daban un aire idílico al ambiente.
Jin ayudó a Madeleine a acomodar la mesa. Ensalada mediterránea, lasaña a la boloñesa, una hogaza de pan casero y vino californiano conformaban el menú.
La anfitriona lucía diferente. Un vestido casual de mezclilla que le llegaba a media pierna, el cabello trenzado y sandalias la hacían ver fresca y juvenil. Jin también optó por una tenida más cómoda: bermudas y una camisa de lino de manga corta.
-La cena está deliciosa señora Larraín
-Gracias Seokjin. Es una ocasión especial, valía la pena esmerarse
-Puede llamarme Jin como lo hacía antes
- ¡Noo! te decía Jinnie o Seokjinnie como Caroline
-Omma Caroline continúa llamándome así, para ella sigo siendo un niño
-Se me hace muy tierno. Ella te adora, llegaste a su vida para cumplir sus deseos de ser mamá
-Yo también la quiero mucho, es mi segunda madre. Ella intercedió por mí ante mi padre para que entienda que mi vocación es la música. Papá está en el proceso de asimilarlo, todavía le tomará un tiempo.
-Kimie babe es muy vehemente y decidida, verás que pronto lo convencerá. Sus habilidades para lograr que los demás cedan ante ella son infinitas ¡Dímelo a mí! Hasta ahora no termino de creer que acepté tus servicios como chofer y alquilarte un espacio.
- ¿Le incomoda mi presencia?
-No es nada personal Jin; es sólo que acabo de divorciarme. Estoy en el proceso de reacomodarme y reencontrarme. Ya lo pasé una vez y te aseguro que es probable que veas mi lado oscuro muy seguido en estos días.
Pido disculpas por adelantado si aflora mi señora Hyde.
-Disculpas aceptadas. No se preocupe, se lidiar con las crisis de mujeres maduras. Mamá y Omma C son unas verdaderas drama queen.
- ¡Jaja! ¡Sii! Caroline debió dedicarse a la actuación, tiene talento innato.
Pasando a otro tema. Odio hablar de negocios en la mesa, pero podemos ir adelantando algunas cosas con respecto al trabajo y el alquiler ¿Te parece?
Madeleine explicó a Seokjin sus itinerarios, horarios y destinos habituales.
Uno de ellos era la guardería para perros donde cuidaban a Fred cuando Maddie estaba fuera de casa. Jin le dijo que podía hacerse cargo mientras se quedaba trabajando en el estudio.
Acordaron que él podía hacer uso de la cocina con la condición de dejar limpio y ordenado; la lavandería fue otro lugar que la dueña de casa decidió compartir.
Podía recibir visitas en el área de la terraza superior (previa notificación a la casera). Fueron prohibidas las reuniones hasta altas horas de la noche y "visitas íntimas" en el interior de la casa.
La cena concluyó sellando el acuerdo con un brindis y los deseos de que Jin lograra sus metas y Madeleine renaciera una vez más como la hermosa Ave Fénix que era.
-Buenas tardes señoras
La Ford Explorer negra de Madeleine traía una atractiva novedad. El cincuentón y jovial Joseph Tanaka había sido reemplazado por un guapo joven de rasgos asiáticos.
Las caras de las amigas de Maddie eran bochornosamente expresivas, sobre todo de las editoras de Finanzas y Política que parecía que se lo iban a comer con los ojos.
-Seokjin te presento a mis amigas: Sophia Becker, editora de la sección financiera, Charlotte Ferrari encargada de política, Dulce María Mejía moda y belleza y Aurora Osorio asistente de Dirección. Señoras, Seokjin Kim
El abordaje de la SUV fue toda una historia. Maddie tomó el asiento de copiloto mientras las demás se acomodaban en los asientos posteriores. Era la hora del almuerzo y como cada tarde iban rumbo a su restaurante favorito.
El vehículo estaba inusualmente silencioso. Solo se escuchaban los tonos de los mensajes de la aplicación de mensajería que estaba de lo más activa y alguna que otra risita
Madeleine recibió un primer mensaje. Al leerlo no pudo creer lo desfachatadas que podían ser esas mujeres.
💅Herald's Squad
CHICA MATERIAL😎
¡Madeleine Larraín exijo una explicación! ¿De dónde sacaste ese bombón caliente?
LA JEFA👸
Sophie luego les cuento
RUBIA INTELECTUAL🤓
Estoy con Madonna. ¿Qué ocurrió el fin de semana? ¿Dónde está el viejo Joe? ¿De dónde salió el Adonis asiático?
LA JEFA👸
Señoras bájenle a la carga hormonal. ¡Tengan un poco de piedad, el aludido está sentado a mi lado!
CANDY 🍭🍬
No coman ansias en el almuerzo nos contará todo... TODOOOO
LA JEFA👸
¡Gracias!
BABY A👶
¿Han visto que lindo se ve con sus gafas? 😍😍
LA JEFA👸
🤦
Madeleine miró de reojo a Jin que también la miraba mientras sonreía de manera pícara.
Avergonzada solo atinó a susurrar un "lo siento"
- ¡No me jodas! ¿Es en serio? ¿El chico caliente vive contigo?
-Si, estoy cumpliendo una promesa. Sabes que soy mujer de palabra
- ¡Waoo! Por Dios ¿Por qué no me hacen esos ofrecimientos? Ya quisiera que Yoongi, mi lindo profesor de piano fuera a vivir conmigo y calentara mi cama como un tierno gatito
- ¿Cómo dices que se llama?
-Seokjin. Seokjin Kim
-El guapo está cien puntos hermana
-Ajá. Pero ni lo mires, es fruto prohibido. Es el hijastro de Caroline Kim y a menos que quieras quedarte calva es mejor que no se te ocurra soltar ningún comentario subido de tono en referencia a su bebé.
-Ni loca me peleo con la diosa de la belleza; gracias a ella estas ondas doradas se ven como cabello de quinceañera
-Jefa confiesa ¿No has echado un ojito de más a la escultura viviente?
- ¡Dulce no seas depravada! Jin podría ser mi hijo, lo conozco desde que era un niño
-Eso no tiene nada que ver jefa. Para el amor no hay edad
-Aurora ¡Por amor de Dios! El chico solo es mi chofer. No estoy pensando en él ni en nadie más y tampoco en nada que tenga que ver con asuntos amorosos. Chicas, acabo de salir de un matrimonio de cinco años y de un divorcio espantoso; lo que menos quiero es complicarme la vida pensando en romance.
-Disculpa Maddie fue un comentario inoportuno. Pero Aurora tiene razón, tal vez no sea el guapito, puede ser alguien de nuestra edad o mayor u otro jovencito candente. Pero por favor, no cierres tu corazón a la posibilidad de volver a amar.
-Nunca digo nunca. Aunque honestamente no sé si valga la pena hacer el esfuerzo. Mi fracaso con Marc hizo que me diera cuenta de algo: estuve cinco años con él tratando de convencerme que lo amaba cuando en realidad lo único que quería era no sentirme sola.
Él me puso los cuernos, pero yo alimente una mentira. Jamás llegué a amarlo como amé a Anthony
-Maddie ¿Cuándo dejaras ir a Tony?
-Sophie hace mucho que me resigne a su partida, pero eso no impide que admita que él fue el amor de mi vida.
-Pienso igual que Aurora y Dulce. No cierres tu corazón a la posibilidad de amar, tal vez encuentres a esa persona que reviva en ti la llama del amor.
Era un hecho. Ese grupo de chifladas no solo eran sus colegas sino sus mejores amigas porque compartían el mismo sentimiento e ilusión: creían en el amor verdadero y eran románticas a ultranza, toda una especie en extinción.
Maddie retornaba a casa en compañía de Seokjin.
-Jin quiero pedirte disculpas por el espectáculo de hoy. Mis amigas suelen ser más ecuánimes, creo que hoy sufrieron un desperfecto
A la altura del calzón...
-No se preocupe señora Larraín no es la primera vez que me pasa
- ¡Vaya! ¿Que, vas rodando por el mundo alborotando a la fanaticada?
Jin se encogió de hombros
-No lo sé, tendría que preguntarles a ellas. Yo solo estoy allí y produzco ese efecto
- ¡Pff! ¡Hormonales!
Seokjin soltó una carcajada tan contagiosa que hizo que Madeleine riera hasta las lágrimas. Cuando por fin se pudo controlar y recuperar un poco de aire recordó a alguien
- ¿Cómo se portó Freddy?
- ¡Excelente! Es un muchacho muy simpático
- ¿El simpático no hurtó tu calzado?
-No
- ¿Ninguna prenda interior?
-No que yo sepa
-Espero que cuando lleguemos no haya cometido alguna barrabasada. El señor Cotton fue expulsado de tres albergues por su y cito textualmente "conducta díscola y rebelde"
-Hoy se portó como un ángel
-Mmm... sospechoso
-Señora Larraín antes que lo olvide. Mañana vendrán unos técnicos a instalar equipos en el estudio. Harán el trabajo después que la deje en la oficina y me aseguraron que no les tomará mucho tiempo.
-Supongo que no me dejaras plantada Seokjin
-Pasaré puntualmente por usted.
De regreso a casa, Madeleine y Seokjin fueron al supermercado donde el joven Kim volvió a causar sensación entre las féminas que encontraba a su paso.
-Espero que el día que tengas novia la chica no sufra de celos porque si no morirá de un colapso nervioso.
- ¿Por qué lo dice señora Larraín?
- ¡Oh vamos Jin! Vas decirme que no te has dado cuenta que varias cayeron fulminadas por el efecto Seokjin Kim
-La verdad no. Pero si fuera ese el caso si me he percatado de algo
- ¿Sí? ¿De qué?
-Que usted es inmune
- ¡Muy chistoso! Te conozco desde que eras un crío que no sabía sonarse los mocos ¿No crees que ese recuerdo es suficientemente disuasivo?
Seokjin solo atinó a sonreír mientras movía la cabeza. Madeleine era todo un encanto.
Luego de acomodar las cosas y antes de cenar, Maddie y Jin fueron a sus respectivas habitaciones para asearse y ponerse más cómodos.
-Señora Larraín ¿Le gustaría ver cómo quedó el estudio?
- ¡Oh gracias! ¿No estoy invadiendo el espacio del genio?
-El estudio existe gracias a su apoyo. Venga por favor
Madeleine siguió los pasos de Seokjin. La que había sido la habitación de huéspedes y hace muchos años atrás un cuarto de juegos, se había convertido en un pequeño estudio de grabación. La dueña de casa miraba todo con curiosidad.
- ¡Asombroso! Realmente parece el laboratorio de una estrella musical. ¿Qué son todos estos aparatos?
-Esta es la mesa o estación de trabajo...
Jin tuvo la paciencia de explicarle a Maddie la función de cada uno de los equipos. Se explayó en la explicación gracias a la escucha activa de Madeleine que preguntaba detalles y mostraba sorpresa ante información como el uso de los paneles acústicos, difusores o pantallas anti reflexiones. Un teclado a un lado de la habitación estaba acompañado por la guitarra que Jin portaba el día que se mudó.
-Gracias por escucharme. Espero no haber sido un pesado hablando de tantos tecnicismos
-Para nada; estas cosas me resultan muy interesantes, mi alma de reportera sigue viva. Me hiciste recordar las épocas cuando cubría eventos culturales y científicos en mis primeros años en campo.
- ¿En serio?
-Sí, me conocían como la Cazadora de Nerds. Los científicos y artistas vanguardistas eran felices cuando los entrevistaba, decían que les gustaba mi estilo porque no mostraba aburrimiento cuando daban pormenores sobre sus hallazgos u obras. Cuando publicaba los reportajes no faltaban las notas de agradecimiento por haber difundido su esfuerzo de forma objetiva y minuciosa.
-Ya sé a quién llamaré para la exclusiva de mi primer gran éxito.
-Tenemos un trato.
Madeleine extendió la mano y Jin la apretó con suavidad. Al observarlo, pudo definir eso que había notado en su mirada cuando se reencontraron: ilusión por cumplir las metas, por labrarse un futuro.
No era ese vistazo a la vida contaminado por la ambición por el poder que tenían las orbes de Marc u otros políticos que Maddie había conocido a lo largo de los años ejerciendo el periodismo.
Los lindos ojos de Seokjin reflejaban la esperanza por alcanzar sus sueños. Esa que alguna vez iluminó su visión y ella vio reflejada en los ojos de Anthony cuando tenían tantos planes para su futura familia.
Jin notó la expresión de tristeza en el rostro de Madeleine. Parecía que la melancolía la asaltaba muy seguido. Eran varias las ocasiones que mientras ella estaba sentada en uno de los asientos posteriores del auto él la pillaba por el espejo retrovisor mirando a la nada y envuelta en un halo de soledad.
O cuando salía a tomar aire a la terraza y en medio de la oscuridad, podía ver a Maddie sentada en la terracita del primer piso con una taza en la mano acariciando a Fred con la vista fija en el agua del embarcadero.
- ¿Se siente bien señora Larraín?
Madeleine recuperó su expresión habitual al escuchar la voz del muchacho.
-Sí, sí no te preocupes me distraje por un segundo. ¿Me ayudas a preparar la cena?
-Haré algo mejor ¿Le apetece probar la sazón coreana?
-Por mí encantada. No me digas que tienes una botella de soju para acompañar la ocasión
-Acertó. Fue una cortesía de mi padre que todavía no sabe que tuvo.
- Seokjin...
La amistad entre Seokjin y Madeleine se fortaleció con el paso de las semanas.
Siempre bromeaban que no sabían si se llevaban bien porque él era un alma vieja o ella tenía un espíritu muy joven. Obviamente Maddie prefería pensar en la segunda opción.
La convivencia ayudó a Madeleine a reconocer en Seokjin un hombre interesante, con ideas profundas, gran sentido del humor y muy agradecido con las oportunidades que le daba la vida. La imagen del niño que guardaba en su memoria se fue diluyendo poco a poco, haciendo que empezara a mirarlo con otros ojos sin que ella tomara conciencia de ello.
El por su parte, reafirmó la percepción que tuvo sobre Maddie cuando se reencontraron la tarde que fue a vivir a Sausalito: era una mujer fascinante, guapa y sensual con una fortaleza espiritual que la había ayudado a sobreponerse una y otra vez a los duros golpes que le había dado la vida.
Ella representaba la frase "detrás de un gran hombre hay una gran mujer" Al tratarla descubrió que era el alma que impulsó a Anthony Meier a ser uno de los revolucionarios de la tecnología y a Marc Russo a perfilarse como una de las figuras políticas más influyentes del país al punto que muchos lo llamaban "el nuevo Kennedy"
El tipo fue tan imbécil que dejó ir Madeleine por una calentura, mandando su futuro político directo al infierno.
Las amigas de Maddie seguían más que encantadas con la presencia del apuesto chofer. Las mayores no perdían oportunidad de molestar a la más joven con Seokjin (haciendo que la señora Larraín pensara seriamente que algún ente maligno había transformado a las respetables periodistas en un grupo de pubertas)
La pobre Aurora solo atinaba a sonreír abochornada. La chacota cesó cuando la muchacha les confesó que no terminaba de definir su interés por alguno de los integrantes del dúo dinámico de la sección de policiales: el sexy y adorable reportero Park Jimin o el guapo y tierno fotógrafo Kim Taehyung. ¡Vaya que la pequeña A. tenía gustos exquisitos!
Caroline Kim estaba más que feliz con los resultados de la propuesta que le hizo a Maddie. Los Kim habían limado sus asperezas y Min Joon comprendió que debía ser respetuoso de las decisiones de su hijo.
Jin optó por seguir viviendo en la casa de Madeleine ya que esta le brindaba el espacio y ambiente necesarios para que fluyera su creatividad.
La señora Kim había notado cambios en el ánimo de su amiga. Se veía tranquila, sosegada y con ese brillito de esperanza en su mirada que había perdido desde que enviudó hacía diez años ¿Sería que la presencia de Seokjin había avivado en ella ese espíritu protector y cálido que se fue evaporando con las pérdidas de Matthew y Anthony?
Jin era un muchacho encantador, seguramente estaba despertando en Madeleine la maternidad dormida que no tuvo la oportunidad de experimentar por los dolorosos sucesos de su vida.
Caroline tenía razón. Seokjin estaba encendiendo algo en Maddie, pero no exactamente lo que ella suponía.
Madeleine era una experta en ponerle una coraza a sus sentimientos. Era la manera como se protegía para no flaquear y derrumbarse. Lo hizo cuando Anthony enfermó y murió, al intuir la infidelidad de Marc. El único suceso que la quebró y le costó mucho tiempo asumir y dejó dolorosas secuelas en su alma fue la muerte de Matthew.
De alguna forma enfundarse en esa armadura la había ayudado a avanzar en el campo profesional. Ser la directora de uno de los diarios más antiguos e influyentes del país la dotó de aplomo y entereza ante las presiones de los grupos de poder que pretendían que la casa editora dejara de lado su objetividad e imparcialidad para venderse y terminar siendo un pasquín adulador.
El único lugar donde Madeleine desnudaba su verdadero yo era en sus sueños. Allí lloraba las lágrimas de pena por la pérdida de las personas más importantes de su vida, se alegraba al encontrarlos y verlos tranquilos diciéndole que se diera la oportunidad de volver a ser feliz. Podía abrazarlos y besarlos como añoraba, decirles lo mucho que los amaba.
Fue en ese espacio onírico donde Maddie tuvo que reconocer lo que su yo consciente no quería admitir.
Madeleine se veía en un lugar que hacía tiempo había visitado: el Conservatorio de Boston. En sueños, tenía el aspecto que lucía cuando estaba por graduarse de la escuela de periodismo de la Boston University y conoció al que fuera su primer amor: delgada, falda escocesa, suéter rojo, botas altas negras y una boina que hacía juego con su vestimenta. Llevaba consigo su grabadora portátil y libreta de apuntes.
Era extraño. El sueño era una especie de remembranza del día que conoció a Anthony pero ¿no debería estar en la Feria Científica del MIT?
Conforme avanzaba por los señoriales pasadizos de la institución sonreía para sí misma pensando que tal vez encontraría a su crush de aquella época, el lindo, talentoso, adorable y torpe Kim Namjoon, el chico maravilla de dramaturgia de la escuela de teatro.
¡Que loco! Hacía años que no pensaba en él. Lo último que supo fue que regresó a Corea donde era un tótem en la movida teatral nacional.
Caminaba casi por inercia. Sus pasos no la llevaron a donde suponía.
Terminó en una de las aulas de la escuela de música donde la acústica le permitía escuchar con claridad una suave y conmovedora voz que ella había escuchado antes. El sonido del piano terminó de atraerla como el canto de una sirena.
La hermosa voz masculina cantaba con mucho sentimiento unas melancólicas estrofas:
Sabes esos días
Esos días en que te pones triste sin motivo
Esos días en que tu cuerpo se siente cansado
Y parece que todos, excepto tú
Están muy ocupados y comprometidos
Mis pies no se mueven
Aunque yo creo que es demasiado tarde
Tengo odio de todo el mundo
Sí, hay impedimentos y desmotivaciones aquí y allí
Mi corazón está estrujado y mis palabras siguen desapareciendo
¿Por qué tuve que correr tanto en el pasado?
Oh, ¿por qué yo?
Vuelvo a casa y me acuesto en la cama
Me quedo pensando, ¿realmente fue mi culpa?
Y miro como la noche se marea
Pronto serán las doce en punto
¡Oh por Dios! ¿Una canción podía reflejar un sentimiento de esa forma? Madeleine recordó las emociones y pensamientos que la embargaron después de la muerte de Mattie. Los siguientes versos fueron el resumen de sus vivencias hasta que pudo, de alguna forma encontrar el consuelo que necesitaba:
¿Hay algo diferente?
Creo que nunca será así
Pero este día ya terminará
Cuando las manecillas de los segundos y minutos estén en el mismo lugar
El mundo sostendrá la respiración por un momento
Doce en punto
Algunas lágrimas corrían por sus mejillas. Esas que hacía mucho había aprendido a guardar en público.
Al acercarse vio sentado frente al instrumento a Seokjin. Se veía muy guapo con look de la época (bueno, el chico era tan bello que podía vestirse de pastelito y seguiría luciendo espectacular)
Maddie sintió como su corazón dio un brinco, tal y como pasó cuando vio por primera vez a su tierno nerd hacía veinticuatro años. Jin la miró y le hizo un gesto para que se sentara a su lado.
Madeleine podía percibir sus latidos, el sudor de sus manos, las ganas de correr despavorida pero también de sentarse en esa banqueta y no levantarse hasta conocer todos los sueños de ese lindo chico que había removido sensaciones y sentimientos que pensó se habían extinguido en ella.
- ¡Hola Maddie! ¿Te gustó la canción? Todavía no la termino, siento que le falta algo ¿Qué crees que sea?
Los expresivos ojos pardos estaban perdidos en las profundidades de esos serenos ojitos negros.
-Tal vez el final feliz. Sé que la vida real no siempre te da uno, pero es bonito pensar que se puede lograr ¿No lo crees?
-Y tu Maddie ¿Ya llegaste a él?
Un profundo suspiro salió del pecho de la mujer
-Pensé que sí, pero solo fue una ilusión que se desarmó como una casa de naipes. He llegado a la conclusión que tal vez eso no es para mí.
-Todo es relativo Maddie. ¿Tu felicidad debe estar atada a algo o alguien? ¿No debería ser lo que sale de tí, lo que te mueve?
-No lo sé. He pasado mucho tiempo tratando de lidiar con el dolor y controlarlo que ya perdí la perspectiva. ¿Y a ti Seokjin que te hace feliz?
-Muchas cosas. Poder expresarme mediante la música, ver el atardecer desde una terraza que da al embarcadero, comer lasaña con una bella mujer de dulce mirada que refunfuña cada vez que su traviesa mascota esconde sus zapatos. Para mí, la felicidad son momentos que voy atesorando en mi corazón. Este, por ejemplo, es uno de esos que quedarán grabados en mi memoria.
Jin se acercó a Maddie. Tomó su rostro entre sus estilizadas manos dispuesto a darle un beso que ella también anhelaba.
El momento fue interrumpido por un súbito y ensordecedor sonido seguido de un tremendo sacudón.
Ambos se quedaron mirando. Jin la miró con los ojos bien abiertos
- ¿Terremoto?
- ¡Maddie despierta, terremoto! ¡Maddie!
Madeleine se despertó confundida. Jin la tomó de la muñeca y de un tirón la sacó de la cama. Todo a su alrededor se movía, podían sentir el vaivén del agua en el embarcadero y como los botes de los vecinos se mecían con la fuerza del sismo.
En ese momento la señora Larraín cobró conciencia de lo que pasaba.
- ¡Jin la mochila de emergencia! ¡Fred pequeño, ven!
La pareja salió lo más rápido que pudo hacia la zona de evacuación. Ella con su perro en brazos, él portando el equipo que los mantendría a salvo por un tiempo.
Cuando por fin se pusieron a buen recaudo estaban en una zona segura rodeados por sus vecinos. Fue allí donde repararon en su apariencia.
Maddie usaba un camisón de dormir que traslucía sus encantos. Jin tenía puesto un short de pijama e iba con el torso desnudo. Ambos se miraron sin disimular el interés del uno por el otro.
- ¡Madre santa! ¿Con que eso es lo que esconde debajo de esas camisetas oversize?
Gracias madre naturaleza, la visión compenso el que hayas interrumpido el sueño tan placentero que tenía.
- ¿Debería decirle a Maddie que no se ponga a contraluz? Mmm, tal vez dentro de un momento.
Está empezando a correr algo de viento. Se ve hermosa con su cabello flotando con la brisa, parece una pintura. ¡Jeje! El aire frío está despertando a unos amiguitos en su pecho. ¡Suficiente! No soy el único que está notando el efecto en ese cuerpo latino
La adrenalina del momento había perdido intensidad. Madeleine se estremeció al sentir la brisa calarle hasta los huesos
- ¿Tienes frío?
-Un poco.
-Ven, cúbrete con esta manta
-Podemos compartirla. Estas semi desnudo ¿Caroline no te advirtió que debes dormir con algo más de ropa en una zona sísmica?
-Señora Larraín creó que usted tampoco puso en práctica el consejo
-Tienes razón, mejor me callo.
Seokjin y Madeleine se sentaron apretujados bajo la manta. Cada uno sujetaba un extremo procurando cubrirse y proteger a su acompañante. Fred descansaba a sus pies.
Sus brazos se rozaban y podían sentir la calidez de la piel del otro.
- ¿Te sientes mejor?
-Sí, gracias. También quiero agradecerte que me hayas despertado, suelo reaccionar con mejores reflejos, creo que estaba muy inmersa en lo que soñaba
- ¿Qué era?
- ¿Puedes creer que no lo recuerdo?
Mentirilla piadosa...
Cuando las autoridades pasaron voceando que ya era seguro regresar a casa verificaron que todo estuviera en orden y decidieron dormir en la sala en prevención a réplicas. Fue un temblor fuerte sin mayores repercusiones, pero nunca estaban demás las precauciones.
Madeleine le cedió el sillón de tres cuerpos a Seokjin y ella se acomodó en el de dos. Cayó rendida con la esperanza de retomar la visión que interrumpió el sismo.
Jin por el contrario no podía conciliar el sueño. Ese día quedaría grabado en su mente como la primera vez que vivenciaba lo que era un movimiento telúrico.
En medio de los rezagos del gran susto que se llevó sonreía pensando que podía compartir con Maddie su primera vez en algo.
La respiración de la señora Larraín se hizo más pesada denotando que estaba profundamente dormida. Seokjin se acercó a ella sigilosamente. Podía observarla de cerca notando los detalles de su persona: su largo cabello que caía sobre su cara y se extendía por sus hombros; el monte de sus senos que se movía rítmicamente con la respiración, sus muslos firmes que asomaban por el camisón de pijama.
Era una mujer guapa que sabía resaltar lo mejor de su persona y había aprendido a superar lo que ella consideraba defectitos.
Una de sus frases era que ya no tenía que gastar en hacerse iluminaciones porque las canas se lucían solas al aplicarse el tinte resaltando como hebras más claras. Sus manos, que en una época la acomplejaron por parecerle muy pequeñas, ahora se veían hermosas gracias a las cuidadas uñas que destacaban con la delicada manicura que le prodigaba en el spa de Caroline.
Lástima que estuviera dormida y no pudiera apreciar sus grandes ojos pardos. En compensación podía deleitarse mirando sus largas y rizadas pestañas.
Tuvo que contener las ganas de besar o acariciar sus labios. No eran voluptuosos, pero cuando sonreía enmarcaban muy bien una dentadura que era la envidia de cualquier modelo publicitaria. Los labiales que usaba le daban a su boca el realce suficiente para hacerla ver sensual y deseable. Al natural también se veía muy bien con ese tono rosado que contrastaba con el dorado de su piel.
Seokjin estaba haciendo un gran esfuerzo por no tomar la iniciativa y proponerle a Madeleine intentar tener una relación. Sabía que ella pondría muchas objeciones: que acababa de salir de un divorcio, que era mayor, la amistad que tenía con su madrastra, etc.
Algo tenía muy claro: deseaba a Maddie y quería disfrutar la experiencia de construir con ella un lazo como pareja.
Sería paciente, esperaría el momento propicio para derribar sus barreras y ayudarla a superar sus temores con respecto a volver a intentar ser feliz.
Las semanas se volvieron meses y Seokjin cumplió con lo que se propuso. Esperó pacientemente mientras veía como poco a poco Maddie iba bajando la guardia.
-No lo olvides Jin pasa por mí a las 10
-Aquí estaré Maddie. Nos vemos
-Ok, gracias
La rutina semanal de Madeleine se rompió por un acontecimiento. Haría una visita al cementerio para visitar a "sus personitas especiales"
Como acordaron Seokjin llegó a la hora establecida.
-Puntualísimo como siempre. Pasemos primero a la florería, debo recoger unos arreglos.
El local quedaba camino al camposanto, por lo cual no tuvieron que desviarse de su trayecto. Jin ayudó a Maddie a acomodar dos hermosos arreglos florales uno de los cuales llevaba como detalles extras un globo que decía FELIZ CUMPLEAÑOS y un osito de peluche.
Madeleine siempre lucía elegante y profesional cuando iba a la oficina. Vestidos o conjuntos de saco y pantalón con altos stilettos se complementaban con delicadas colas de caballo que la hacían lucir como toda una ejecutiva.
Para la ocasión había elegido una tenida más informal. Jeans de color azul, blusa over size negra con estampado de lunares blancos, zapatos Oxford de tacón bajo color camello y bolso a juego. Llevaba el cabello suelto y sujeto con una diadema.
Los viajes solían ser divertidos y llenos de conversaciones y bromas. Este en particular era muy silencioso y le recordaba a Jin la Madeleine de los primeros días, sumida en lo profundo de sus pensamientos.
Al llegar a su destino, Seokjin acompañó a Maddie hasta la parcela familiar.
Las lápidas daban cuenta de las personas a las que Madeleine visitaba:
ANTHONY MEIER 13- 06 - 1972 / 25-12- 2007
"Amado esposo y padre"
MATTHEW MEIER 09-01-1997/ 15-05-1997
"Amado hijo y pequeño ángel de mami y papi"
Jin empezaba a comprender muchas cosas. Sabía que Maddie era viuda, tenía un vago recuerdo del señor Meier. No recordaba al pequeño Matthew tal vez porque murió cuando él solo tenía cinco años.
Pensar que ahora Mattie tendría la edad de Jungkook, novato en la agencia de publicidad y uno de sus mejores amigos en Corea llenó de tristeza su corazón.
Madeleine no celebró las fiestas navideñas y de fin de año cuando él la invitó a casa de sus padres. Ahora sabía el porqué.
Maddie dedicó el tiempo de su visita a cambiar las flores de las tumbas, limpiar las lápidas y rezar al pie de cada una. Le pidió a Jin que se acercara. Madeleine tuvo un gesto que lo sorprendió. Tomó su mano y se dirigió a "sus chicos"
-Mattie bebé, te presento a Seokjinnie. Tal vez no lo recuerdes, él te vio a los pocos días de nacido y estaba muy feliz por tu llegada, decía que tendría con quien jugar cada vez que viniera a San Francisco. Apuesto que hubieran sido muy buenos amigos.
Jin sintió como Maddie apretaba suavemente su mano mientras con la otra limpiaba las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.
- ¡Feliz cumpleaños mi ángel! Espero que la estés pasando muy bien allá en el cielo y cuidando a tu papi. Te amo mi niño, ahora y siempre.
Luego se dirigió a su esposo.
-Hola Tony cariño. Hoy tuve que pedirle ayuda a Jinnie, el viejo Joe ya no me pudo acompañar. Supongo que sabes el porqué.
¡Míralo amor, cómo ha crecido! ¿Recuerdas cuando lo veías revolotear por toda la casa de Joonie y Kimie Babe y me decías que ojalá nuestro Mattie fuera como el encantador Kim junior?
¡No sabes cuánto siento que tus sueños no se hicieran realidad! Mi consuelo es saber que Matthew y tú están juntos.
Les mando muchos besos y por favor sigan cuidando de mí.
Jin hizo una respetuosa reverencia y les prometió a los espíritus de los Meier que se encargaría de velar por Madeleine.
El llanto de Maddie se hizo más intenso. Después de años se permitía llorar frente a alguien. Un cálido abrazo fue el catalizador para desfogar todo el dolor que ella pensaba que ya había terminado de drenar.
Cuando su llanto cesó se despidió con un beso volador y apoyándose en el brazo de Seokjin inició una silenciosa partida.
Maddie le indicó a Jin la siguiente parada. El orfanato Big Brother/Big Sister.
Madeleine lideraba la Fundación Anthony y Matthew Meier que dedicaba fondos para apoyar proyectos en áreas como salud, educación, reinserción en la sociedad de jóvenes ex presidiarios etc.
El orfanato fue una de las primeras instituciones que se beneficiaron con su espíritu altruista. Cada 09 de enero organizaba una fiesta en el hogar, llena de globos y regalos alegrando en algo la vida de sus pequeños habitantes.
El último punto a visitar fue el Hogar de las Hermanas de la Caridad para madres adolescentes. Madeleine tuvo que aguantar las ganas de reír cuando las jóvenes mamás e incluso algunas hermanitas miraban a Jin con la boca abierta; poco les faltaba para que sus pupilas cambiaran por corazoncitos brillantes.
-Hoy reafirmo que Dios es un padre amoroso y benevolente ¡Nos envió a su bello ángel de misericordia custodiada por un hermoso querubín! ¡Gloria a Dios por tan hermosa creación!
-Madre Juanita ¿Usted también?
- ¿Yo qué hija mía?
-Olvídelo ¿Podemos empezar con la fiesta? Las niñas están por secuestrar a mi chofer.
La experiencia ayudó a distender el ambiente entre Maddie y Jin haciendo que el viaje de regreso a casa transcurriera entre carcajadas.
Ya en casa eligieron pizzas para cenar. Sentados en la alfombra de la sala se miraban y sonreían mientras comían.
-Hoy tengo ganas de mandar al diablo la dieta saludable ¿Helado señor Kim?
-Helado señora Larraín
Madeleine debía admitir que el helado de chocolate era su placer culposo. No se dió cuenta de los gestos o caras que hacía ni del gemido de placer que se les escapó mientras chupaba la cuchara hasta que sintió la mirada atenta de Seokjin
- ¿Tu sabor favorito?
-Síii ¿Se nota?
-Mucho, sí que lo estabas disfrutando
-Mmm... siempre he sido muy expresiva para demostrar que algo me resulta placentero.
-Eso es algo que me gustaría comprobar personalmente...
-Maddie quería agradecerte por hacerme participe de las visitas de hoy. Si hubieras sido otra tengo por seguro que me hubieras dejado en el auto esperándote.
- ¿Sabes que Joe también me lo agradecía? Decía que ver cómo se iluminaban los rostros de los niños del orfanato y las chicas del hogar al vernos llegar era una de las experiencias más gratificantes que pudo tener en la vida. El buen Tanaka me acompañó en mis andanzas por diez años. Debo confesar algo.
-Si dime
-Joe me ayudaba a llevar los arreglos hasta la parcela del cementerio y luego me esperaba en el auto. Nunca hice mi ritual de visita acompañada por alguien; hoy fue la primera vez
- ¿Ni siquiera con tu ex?
-Honestamente nunca le pedí que me acompañara. Hacerlo sola era el único momento donde podía sacar todo lo que tenía dentro. Pensar en llevar a un extraño era para mi como cometer un sacrilegio.
Joe era muy perceptivo, jamás tuve que pedirle que me dejara sola, él sabía que era un momento de intimidad con mi familia y respetaba eso.
-Entonces hoy compartí tu primera vez
Maddie sintió que el rubor cubría su cara. ¡Ese chico era un descarado y ella una boba por sonrojarse!
-Eso parece. Creo que mi corazón supo que estaba bien que estuvieras allí. Después de todo tu formaste parte de la historia de mi familia.
-Hoy trataba de recordar al señor Meier y a Matthew
- ¡Oh! Es probable que no los recuerdes, eras muy pequeño. Espera, te mostraré algo.
Jin sentía los pasos de Maddie en la segunda planta. Fred bajó corriendo las escaleras anunciando que su ama estaba de regreso. Traía una caja que aparentaba ser algo pesada.
-Maddie no debiste bajar esto tu sola
-Olvidé que tenía a mi caballero de reluciente armadura en casa.
Maddie abrió la caja y de ella sacó un álbum de fotografías
-Te presento al señor Meier.
El álbum contenía fotos de Madeleine en sus años de juventud. No había cambiado casi nada, tal vez un poco en su estilo.
Seokjin sonrió viendo su look de los noventa con reminiscencias de los sesenta, el cabello un tanto más oscuro que su tono actual. Lo que más resaltaba en la imagen era su enorme sonrisa y la mirada ilusionada con que veía a un chico que posaba junto a ella en la imagen.
Anthony Meier.
-El señor Meier era muy alto.
- ¡Oh sí! Medía 1.88. Yo parecía un llavero a su lado
Anthony era una versión caucásica de Seokjin. Cabello lacio y abundante de color castaño claro, de fisonomía delgada y con lentes; su expresión era de chico bueno, noble y muy inteligente.
-Conocí a Anthony en mi último año de Periodismo en la Boston University, él estudiaba en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Fui a cubrir una nota para el magacín inter universitario, el MIT quería promocionar a la generación 93 entre los que había varios genios. El gran problema era su personalidad. Eran súper tímidos, así que se me ocurrió aparecer con look de niña exploradora.
Tony me contó que lo que más le gustó de mí fue que por primera vez una muchacha linda lo vio y escuchó con atención; no se sintió como un bicho raro como generalmente le pasaba cuando trataba a las chicas de otras universidades.
Fue un flechazo a primera vista para ambos. Nos casamos cuatro años más tarde.
Las páginas del álbum estaban llenas de imágenes de la pareja que transmitían el amor que existió entre ellos. La siguiente sección eran fotografías de la boda.
-Fuiste una novia preciosa. Corrección... sigues siendo preciosa, te veías radiante.
-Estaba feliz, me unía al amor de mi vida. Tony yo teníamos tantos planes, casarnos fue el primer gran paso que dimos para empezar a hacerlos realidad.
- ¡Oh! En esta fotografía están Omma C y papá
-Caroline y yo crecimos juntas en Boston. Dejé de verla cuando ella vino a vivir a San Francisco con sus padres.
Nos volvimos a encontrar cuando la principal compañía electrónica del país contrató a Anthony y compró la patente de uno de los tantos dispositivos que creó.
Mi Tony era un genio, un visionario, tenía veinticinco años y era jefe del área de innovación de la empresa. Su trabajo en Silicon Valley permitió que compráramos esta casa.
- ¡Waoo! Eran muy jóvenes y ya habían logrado lo que a muchos les toma décadas.
-Así es. Vivíamos un sueño. Nuestra alegría fue mayor cuando supimos que íbamos a ser padres.
En la siguiente fotografía Madeleine lucía su embarazo. Era una fotografía profesional que hacía ver a la joven madre como un ángel
-Esta foto es hermosa.
-La tomó tu papá, por algo es uno de los mejores fotógrafos publicitarios del país
- ¿En serio?
-Sí. No sabes lo feliz que era pensando que algún día pudieras seguir sus pasos.
Jin bajó la mirada. Él lo sabía, por eso optó por seguir la carrera de Publicidad aunque su vocación siempre se inclinó por la música.
Maddie tomó su barbilla y lo miró con dulzura. Esa era una de las facetas que le gustaban de Seokjin. Podía ser divertido, gruñón, reflexivo, sexy pero la ternura siempre terminaba aflorando en él.
-Cambia esa carita Jinnie. Joonie está feliz al saber que heredaste su vena artística, simplemente que la expresas con otro lenguaje. Él te ama y está muy orgulloso de ti.
Madeleine sacó otro álbum. Estaba decorado con un osito en la portada y tenía escrito el nombre de su bebé: MATTHEW
-Mira, en esta fotografía haces tu aparición triunfal
Jin sonrió viendo su imagen cuando tenía cinco años. Estaba sentado en esa misma sala con un pequeño bebé sobre las piernas. Caroline estaba a su lado.
-Tu papá te trajo al país por un tiempo, llegaste unos días antes de que Mattie naciera. Nos pusiste a todos de cabeza, eras un niño hermoso, amable y vital.
- ¿Era?
Maddie lo miró sonriendo
-Sigues siendo amable y vital
Jin solo atinó a entrecerrar los ojos
-Jinnie, él era Mattie
Un lindo y sonriente bebé ilustraba la fotografía. Tenía el cabello castaño claro como su padre, pero ondulado como su mamá. Los expresivos ojos eran los de Madeleine
-Era un niño muy bonito
-Sí lo era. Mi Mattie era una dulzura, parecía un ángel. Tenía el carácter apacible y tranquilo de Tony, no era un bebito llorón ni demandante.
Madeleine miraba la foto de su hijito y delineaba su silueta delicadamente. Una lágrima mojó la lámina que protegía la fotografía
-La noche que murió fue como cualquier otra. Anthony y yo lo bañamos, Matthew nos sonreía mientras jugábamos con él. Lo acosté en su cuna tomando todas las precauciones que recomendó el pediatra. Él dormía en nuestra habitación, era una madre primeriza un tanto aprensiva ¿sabes?
Mientras dormíamos algo hizo que me despertara e impulsó a revisar a mi bebe.
Parecía que estaba dormido. Cuando toque su carita...
Jin apretó suavemente el hombro de Madeleine
-Estaba helada. Yo... yo lo cargué contra mi pecho y mi niño...
Desperté a Anthony histérica, le decía que Mattie no respiraba, que debíamos llevarlo al hospital.
Cuando llegamos solo pudieron confirmar su muerte. Lo más horrible fue que debían confirmar la causa del deceso y descartar que nosotros...
-Maddie lo lamento
-Hasta ahora no me resigno al diagnóstico final: síndrome de muerte súbita en lactantes. Matthew era un niño sano ¿Por qué tuvo que morir?
Llegó un momento que me sentí tan culpable, pensé que tal vez hice algo mal, que fui descuidada. Los doctores nos dijeron que era algo que no tenía una explicación precisa.
Tuve que pasar por terapia para quitarme el sentimiento de culpa y superar el duelo.
Caroline me ayudó mucho, me hizo ver que no era la única que estaba sufriendo; Anthony también estaba destrozado.
Me prometí a mí misma sobreponerme, secar las lágrimas y continuar por Tony.
-Lo lograste Maddie, pudiste salir adelante.
-Lo hice Jin. Las heridas se cerraron poco a poco.
Mi antiguo yo regresó. Anthony decidió que era tiempo de independizarse y crear su propia empresa de electrónica y hardware. Terminamos embarcados en una aventura que nos tomó cinco años consolidar.
Cuando la empresa empezó a caminar decidimos volver a intentar ser padres. Nos hicimos chequeos para buscar el momento más oportuno sin saber que la vida nos volvería a poner a prueba.
Madeleine se enjugaba las lágrimas con unos pañuelos de papel que Jin le alcanzó de manera solicita.
-Los exámenes arrojaron que Anthony sufría de cáncer de origen primario desconocido. Cuando supimos los resultados simplemente me quedé congelada. No lloré, ni una sola palabra salió de mi boca; solo atiné a mirar a Tony y escuchar las palabras del doctor que sonaban como un eco lejano.
El hombro en el que llore una vez más fue el de Caroline ¿Por qué el destino era tan injusto con nosotros, conmigo? La muerte me arrebató a mi bebe y amenazaba con quitarme al amor de mi vida ¡Mierda Seokjin, Anthony sólo tenía 30 años!
En el regazo de Kimie Babe lloré todo lo que tenía que llorar. Salí de su casa con la sensación de estar seca por dentro y determinada a ser el roble en el que mi amado se apoyaría para salir adelante.
Anthony luchó por cinco años; lo peor fue ver cómo se consumía conforme la enfermedad avanzaba, ser testigo del deterioro de su fortaleza y voluntad.
Mi vida se volvió un caos entre las noches que Tony me decía que lo dejara, que no quería condenarme a morir a su lado y los días en que se aferraba a mí y me pedía que no lo dejara solo. Le recordé nuestros votos nupciales y que pensaba honrarlos hasta el final.
Cumplí mi promesa, sólo la muerte pudo hacer que nos separáramos.
Seokjin abrazó tiernamente a Madeleine que lloraba silenciosamente contra su pecho. Cuando notó que se tranquilizaba la miró fijamente, quería que sintiera la admiración que le inspiraba.
-Maddie eres extraordinaria
- ¿Por qué?
-Porque a pesar de todo estuviste con el señor Meier hasta el final haciéndole sentir tu amor y apoyo
-Eso no me parece nada extraordinario Jin, es lo que cualquiera que ama sinceramente hace con convicción y desde el corazón.
-Te admiro no solo por el amor que entregaste sino también por tu fortaleza
-No soy tan fuerte como supones. En algún momento yo...
Maddie dio un gran suspiro
-Pensé en acabar con mi sufrimiento, dejar todo atrás; sentía que ya no tenía motivos para vivir, pero como siempre Caroline Kim, mi hermana del alma, tendió su mano piadosa y me hizo ver que la vida tenía algo más preparado para mí.
Le di nuevos objetivos a mi existencia, una de mis metas era llevar algo de la felicidad que viví a nombre de los ángeles que me cuidan desde el cielo. La segunda oportunidad que me di a mí misma se la debo a tu Omma C.
Volví a los fueros periodísticos retomando mi vocación con pasión y energía suficientes para llegar a ser la primera mujer en asumir la dirección del Herald.
-Y una de las mejores en asumir ese puesto. Tu estudio está lleno de recordatorios de los premios que el diario ha logrado gracias a tu visión y empuje.
-Desearía conservar algo de tu candor Seokjinnie. Esos trofeos son la muestra de lo que estaba haciendo con mi vida pretendiendo llenar los vacíos con horas interminables de trabajo.
No voy a negar que mi ego se infló como un globo aerostático. Pero al volver a casa la sensación de estar hueca volvía.
¿Sabes lo raro que se siente cuando al final del día lo único que quieres es oir tu propia voz rezando porque el mañana te reserve un día divertido y mejor?
Jin acarició el cabello de Maddie mientras afirmaba con la cabeza. Madeleine era capaz de transmitir los sentimientos que embargaron su corazón cuando él estaba en el proceso de decidir sobre su futuro y cómo sus decisiones podrían afectar el vínculo con su padre.
-Pero a pesar de todo encontraste el camino Madeleine, la Maddie que conozco es una mujer bella, divertida, con un corazón de oro.
- ¡Oh si! Una monedita tan valiosa que el idiota de su ex no tuvo reparos en cambiar por una chiquilla que podría ser su hija.
-Madeleine ¿Todavía lo amas?
-No. Antes que mi matrimonio se fuera al carajo ya había tomado conciencia que en realidad nunca lo ame. Marc llegó a mi vida como una brisa fresca, su personalidad era tan diferente a la de Anthony, físicamente eran tan opuestos. Con Tony inicie mi...
Madeleine se dio cuenta que iba a hablar de más. ¡Jesucristo! Estaba por confesar el recorrido de su vida sexual y los encantos del señor Russo a un chiquillo al que había visto haciendo pipi como angelito de pileta en el jardín de los Kim hacía veinte años.
El calor que sentía en el rostro se extendió hasta sus orejas.
-Suficiente conversación por hoy Seokjin. Mejor vamos a dormir ya es tarde y mañana tengo un día pesado en la oficina.
Jin asintió. Ayudó a recoger los desperdicios y luego de darse las buenas noches se retiraron a sus habitaciones.
Antes de quedarse dormido sonrió recordando la expresión de vergüenza en el rostro de Maddie al darse cuenta que por poco le cuenta aspectos de su intimidad. La coraza de Madeleine se estaba resquebrajando y era evidente que ella estaba haciendo esfuerzos por mantenerla íntegra.
-Un empujoncito más Maddie y pronto serás libre.
-Jefa ¿En serio estás bien?
- ¿Madeleine?
- ¡Maddie!
- ¿Perdón? ¿Me decían algo?
-Jefa pareces una fiera enjaulada, llevas cinco minutos dando vueltas de aquí para allá perdida en tus pensamientos.
-Yo lo definiría mejor: es una leona en celo. Esa mirada la delata
- ¿Qué? ¡No seas graciosa Sophia! Estoy un poco preocupada es todo
- ¿Tu preocupación no empezará con S de Seokjin?
- ¿Por qué estaría preocupada por él Charlotte?
- ¿No nos contaste que hoy presentaba sus demos a la disquera?
- ¡Oh sí! Se que le irá muy bien es un gran músico
-¿Si no es eso entonces?
-No lo sé, hoy desperté con una sensación extraña, no sé cómo definirla
- ¡Acerté! Estas en celo
-Sophie ya no la molestes. Será mejor que vayas a casa, tomes un té y descanses. El diario no cerrará sus puertas por un día que salgas más temprano.
-Tienes razón Dulce gracias por el consejo. Chicas cuando Jin venga por mí le pediré ir a Sausalito. Disculpen hoy no iré a almorzar con ustedes.
-No hay problema. Mañana nos contarás como sigues.
-Gracias las quiero mucho.
-Buenas tardes Maddie ¿Hoy no viene el resto del escuadrón?
-No Jin. Me siento algo indispuesta, llévame a casa por favor.
Madeleine se mantuvo silenciosa durante el camino. Se sentía ansiosa y como una tetera en ebullición. La sensación se acrecentó cuando la suave mano de Seokjin se posó en su frente.
- ¡Estás ardiendo! Llegando a casa te prepararé una sopa. Sería bueno que tomes un analgésico.
Maddie lo miró con ojos brillantes. A Jin le quedó la duda si esa mirada era producto de la fiebre u otra cosa.
-Lo que tu digas Jinnie.
Ya en casa, mientras ella se ponía el pijama Jin preparó lo ofrecido y buscó los medicamentos.
Maddie tenía puesto un camisón de dormir con tirantes y el cabello recogido.
- ¡Por Dios, siento que me quemó! Y lo que es peor, que voy a terminar saltando al regazo de Seokjin en cualquier momento.
Creo que Sophie tenía razón. Una buena ducha me quitará esta locura. Espero que no se note en mi cara que estoy por hacer combustión.
¡Ay no! Allí viene el guapo. ¡Aléjate bebé, hazlo por tu bien!
Jin se quitó el saco del traje que usaba cuando estaba en jornada laboral. Se había remangado las mangas de su impoluta camisa blanca haciendo que los músculos de sus brazos resaltaran más.
Madeleine tenía una vista privilegiada de lo bien que le quedaban los pantalones de vestir.
Jin se quedó de una pieza al ver lo que hacía Maddie.
-Mujer ¿Por qué te abofeteas? Creo que la fiebre es más alta de lo que supuse.
- ¡Si, sí debe ser eso! Se me está friendo el cerebro
¡Y otras cosas!
-Se buena chica y toma esta pastilla.
Ten, te hice sopa de pollo, es lo que mamá me daba cuando estaba enfermo.
-Gracias Jinnie eres muy dulce.
No me contaste como te fue en la disquera.
- ¡Oh, muy bien en realidad! Conocí a Jung Hoseok, uno de los productores. Le gustó mucho mi propuesta, dijo que le parecía muy auténtica, íntima y personal. En estos días nos reuniremos con la gente de gerencia.
- ¿Eso significa que firmaras un contrato?
Seokjin le dedicó una hermosa y radiante sonrisa.
Maddie retiró el plato de sus piernas y no pudo contener el impulso de lanzarse a los brazos de Jin y apretarlo en un gran abrazo que fue correspondido de inmediato.
- ¡Lo sabía! ¡Sabía que lo lograrías! Eres brillante Seokjinnie, nunca dude de tu talento.
Tus canciones son hermosas, me alegra que tengas la oportunidad de compartirlas con el mundo.
¡Estar entre los brazos de Seokjin se sentía taaaan bien!
Pero... la campana del cerebro de Madeleine empezó el primer round entre el lado juicioso que afirmaba seriamente que estar en esa circunstancia no era lo correcto y el otro que le decía que ya era tiempo de alejar el drama de su vida y aprovechar al máximo la oportunidad.
Estaba más que segura que la calentura estaba evaporando su masa cerebral. Juraría que veía dos mini Maddies: una vestida de blanco y otra con un sexy vestido rojo de lentejuelas. Ambas con alitas de libélulas revoloteaban como moscas alrededor de su cabeza y le hablaban con vocecillas dignas de Alvin y las Ardillas:
- ¡Maddie pórtate bien! Jinnie solo está siendo cálido y amable contigo. Piensa en Kimie babe, si se entera te arrancara las uñas en la manicura.
- ¡Oh, cállate aburrida! el amable también se está aprovechando del pánico. Esas manitos hace rato que pasaron del cabello a la espalda y siguen camino hacia el sur.
- ¿Quéeee?
Los moscardones se evaporaron cuando Maddie real dio un respingo y trató de apartarse de Jin. Sus intenciones fueron abortadas cuando cruzó miradas con el muchacho. Sus ojos transmitían el mismo deseo incendiario que la tenía tan inquieta.
Las ganas de hacerse la digna se terminaron de alejar cuando Seokijn la tomó del cuello y estampo un beso en sus labios.
- ¡Oh mierda! ¡Qué más da! Mañana me arrepentiré de esto...
El arrepentimiento tomó un poco más de tiempo en llegar. Había pasado un mes desde ese primer beso y Madeleine y Seokjin vivían un apasionado romance en la intimidad de su hogar en Sausalito.
Ante los demás seguían teniendo una relación de amistad y cordialidad, aunque el Escuadrón ya sospechaba que había algo más entre ellos por las miradas candentes que se lanzaban y una que otra manito traviesa que se deslizaba de la palanca de cambios al asiento del copiloto.
Un sonoro ¡plaf! detuvo las aventuras de "Dedos" pero cuatro pares de ojos ya habían notado el detalle desde los asientos posteriores de la SUV.
El interrogatorio fue inevitable.
- ¡Madeleine Larraín no quieras vernos las caras de tontas!
- ¿Yo? ¿Por qué querría hacer algo así?
-Porque vas a pretender negar lo que a todas luces es evidente
Charlotte hizo un gesto para que todas se acerquen y susurró muy bajito
- ¡Te estás comiendo el bombón coreano!
-También podemos decir que Seokjin se está comiendo el caramelo latino
-Gracias pequeña Aurora por darnos otra perspectiva. ¡Niégalo Larraín y te juro que terminas con la ensalada de sombrero!
- ¿Tan evidentes somos? ¡No me digan, según nosotros somos super discretos!
- ¿Discretos? Ustedes dos están tan calientes que el Depredador no necesita sensor de calor para hallarlos.
- ¿Qué dijo?
-Olvídalo Aurora, son referencias ochenteras que no vas a entender.
-Mujer, estas últimas semanas estás tan radiante que parece que hubieras usado todos los tratamientos de Caroline Kim en una sola tarde
-Dulce, sí que ha usado los tratamientos de Kim. Ya me imagino cuales ¡jajajaja!
Las amigas se rieron de buena gana de la broma de Sophia a costas del rubor de su jefa.
La seriedad volvió cuando las amigas de Madeleine vieron su rostro compungido.
-Maddie ¿Te pasa algo malo?
-Me preocupa que Caroline también lo haya notado. La conozco y sé que la idea no le va a gustar para nada.
-Maddie no seas melodramática. Seokjin no es un niño. Tu no lo has ultrajado, seducido ni abusado de tu poder sobre él. Está en una relación consensuada que por lo que hemos notado, disfruta tanto como tú.
-Eso es cierto, pero no lo sé, siento que la estoy traicionando.
-Madeleine antes que nada tienes que ser honesta contigo misma ¿Que sientes por Seokjin? ¿Qué perspectivas tienes con respecto a lo que tienes con él?
-Charlie, estoy pensando seriamente que debo hacerte responsable de la sección "Pregúntale a Charlotte". Mi rubilinda preciosa, parece que estuvieras en mi mente. Es lo mismo que pienso cada vez que me meto a la cama y empiezan los cuestionamientos. Pero todo se evapora cuando siento el calor de los brazos de Jin rodeándome.
Yo... yo tengo claro que no solo es una aventura, algo sexual. Jinnie ha despertado en mí sentimientos que enterré hace mucho tiempo.
- ¿Lo amas?
Maddie miró hacia el techo y un profundo suspiro salió de su pecho.
-Sí
Las amigas dieron una ovación digna de una anotación de los Gigantes de San Francisco.
- ¿Sabes que siente Jin por ti?
Una linda sonrisa iluminó el rostro de Madeleine. Con su dedo llamó a sus amigas para cerrar el círculo de confidencias
-Me dice que me ama cada vez que hacemos el amor, cuando me deja en la oficina, cuando regresamos a casa...
- ¡Basta señora miel! Nos quedó clara la idea
-Sophie, no seas envidiosa.
-No quiero morir de un ataque de hiperglucemia.
-Entonces guapa ¿Cuál es el problema? Ustedes se aman, fin del asunto. Terceros salen sobrando en esta historia.
-Sophia, temo perder la amistad de Caroline y Min Joon. Siento que he abusado de su confianza.
- ¿Por qué? Ya te lo dijimos, Seokjin no es un niño, nadie te va a enviar a la cárcel por pederasta
-Lo sé, pero ustedes saben cómo es Kimie babe. No creo que le agrade mucho que su mejor amiga sea la amante de su hijastro al que conoce desde que era un niño, le lleva veinte años y sea viuda y divorciada.
-Jefa pienso que la prejuiciosa aquí eres tú. ¿Y si resulta que la señora Kim no pone ningún pero? Es tu mejor amiga, ella te conoce como la palma de su mano, sabe que eres una mujer excepcional, debería de estar feliz que Seokjin ame y sea correspondido por una persona tan especial como tú.
Dulce enjugó una lágrima.
-Nuestra pequeña Aurora está creciendo.
La nena tiene razón Maddie. Te estás torturando inútilmente. Creo que lo mejor es que Seokjin y tú hablen con ella y le digan la verdad. Lo peor que puede pasar es que se entere por chismes o lo descubra y se sienta traicionada.
-Las chicas tienen razón Madeleine. Es tiempo que saques a la amazona que llevas dentro. Enfrenta a Caroline. Si no le gusta la situación que pena por ella.
-Yo tengo fe en que sus recelos si es que existen, se van a evaporar cuando vea lo que nosotras ya hemos notado: Jin y tú están locos el uno por el otro.
Piensa en positivo Maddie; Caroline te ama, ella mejor que nadie sabe que mereces ser feliz.
Maddie revolvía distraída los ingredientes de la Yukgaejang que estaba preparando para la cena.
Unos brazos fuertes y cálidos rodearon su cintura.
- ¡Mmm! Alguien está preparando un shot energético esta noche. ¿Señora Larraín me quiere dar sopa de ternera para ponerme como un toro?
La vibración de la risa de Maddie llegó hasta el corazón de Jin. Le encantaba tenerla así y sentir que, gracias a su amor, Madeleine dejaba atrás esa tristeza que siempre la acompañaba.
Maddie giró y rodeó con sus brazos el cuello de Seokjin.
-Déjeme decirle señor Kim que no tengo ningún inconveniente con sus increíbles performances; y definitivamente no necesita de la Yukgaejang ni ningún brebaje para dejarme más que satisfecha.
Maddie apagó la estufa y guio a Jin a la mesa. Le pidió que tomara asiento y cuando ella iba a jalar una silla para sentarse fue atraída por Seokjin que la sentó en su regazo.
- ¡Oh Jinnie no seas así! Quiero tratar algo serio contigo y sentada así no podré concentrarme.
Jin puso su expresión más inocente.
-Yo solo soy cariñoso con mi chica. No tengo la culpa de que ella sea una pervertida.
Maddie abrió sus grandes ojos con sorpresa y empezó a reír como loca.
- ¡Ay Seokjinnie, quien te viera te compra!
- ¿Cariño de qué querías hablar?
-Hoy tuve una conversación con el Escuadrón. ¿Sabes que esas brujitas ya se habían dado cuenta de lo nuestro?
-Maddie creo que no hacemos muchos esfuerzos por disimularlo. Y la verdad es que no sé porque tenemos que actuar como si estuviéramos encubriendo el robo del siglo. Yo te amo y estoy orgulloso de tener a una mujer como tú a mi lado.
Madeleine sentía que se derretía como mantequilla. Ese chico hacía que lo quisiera cada día un poco más (si eso era posible)
-Yo también te amo Seokjin. Tienes razón, no estamos haciendo nada malo, pero debo admitir que soy víctima de mis prejuicios. Me preocupa lo que la gente pueda decir de ti, las personas pueden ser muy crueles.
-Maddie, la gente habla porque tiene boca. Me tiene sin cuidado lo que puedan decir o murmurar.
Estoy seguro de lo que siento por ti sé qué me amas, eso es todo lo que me interesa.
Madeleine se sentía avergonzada. Seokjin era tan valiente y decidido, mientras ella era una gelatina temblorosa y asustada. Era momento de decirle sus verdaderos temores.
-Hay una opinión que me interesa mucho y es alguien a quien no quiero defraudar.
Jin la miró directo a los ojos.
- ¿Estás preocupada por lo que vaya a decir Omma C no es cierto?
Maddie movió la cabeza afirmativamente. No pudo evitar que se le escape una lágrima.
-Jinnie tú sabes que amo a Kimie babe como una hermana. Ella confió en mí ¿Cómo voy a verla a los ojos y decirle que me enamore como una chiquilla de su adorado hijastro?
-Lo harás cómo lo estás haciendo ahora conmigo, hablando desde el corazón. Madeleine, las cosas simplemente se dieron. La admiración, cariño y atracción que surgió entre tu y yo se dio al convivir y conocernos ¿Qué tiene eso de malo?
- ¡Nada! El problema es otro; soy mucho mayor que tú, soy viuda y hace poco me divorcié.
-La edad es solo un número; ya quisieran muchas chicas tener la vitalidad, inteligencia y sensualidad que a ti te sobran Maddie. Y el que pretenda juzgarte por tu pasado es un estúpido ¿Cuál es tu pecado? ¿Haber amado con todo tu corazón? ¿Ilusionarte con la idea de volver a amar?
Nadie tiene el derecho a cuestionar nuestros sentimientos, ni siquiera Omma Caroline. Yo la quiero mucho y me encantaría que compartiera nuestra alegría, pero si no llega a entender nuestra relación ten por seguro que le demostraremos que lo que tenemos es real.
¿Quieres que la visitemos mañana? Vamos a darle la gran noticia...
Tres años más tarde...
La terraza superior de la casa de Sausalito lucía ambiente de fiesta. Madeleine, su familia y amigos celebrarían el cumpleaños cuarenta y ocho de una muy feliz señora Kim.
El celular de Maddie empezó a timbrar dejando escuchar la última composición de Jin.
-Te dije que era su fan número uno
-La mujer no se tatúa su cara porque en fin...
Si Caroline y Min Joon supieran que ella llevaba a Jin literalmente en la piel. Ambos tenían tatuajes con sus nombres y la fecha de su matrimonio.
- ¡Hola amor! Ya estamos en camino, las chicas llevan el pastel
- ¿Sabes que esas brujas abusan de tu nobleza?
- ¡Vamos ex jefa no seas aguafiestas, estamos recordando viejos tiempos!
-Recuérdenlos, pero con el esposo de otra
- ¡Uuuuh celosita!
- ¡No te preocupes Maddie noona yo me encargo de preservar la inocencia de Jin hyung!
-Confío en ti Kookie
-Mami ¿Papi llegará pronto?
-Si Mandy, fue a recoger a tus tías y el pastel de cumpleaños.
- ¡Síii! ¿Nuestro sabor favorito?
- ¡Aja! Comeremos chocolate hasta hacer explosión. ¿Dónde está tu hermanita?
-En la cocina con los abuelos Larraín
-Ok.
Seokjin no tardó en llegar con el Herald 's Squad y Jungkook que había viajado desde Corea especialmente para la ocasión acompañando a Jeong Young, la madre de Jin.
El chico estaba de lo más feliz; había quedado encandilado con la personalidad y belleza de Aurora que también sintió el campanazo al conocer al atractivo y simpático Kook.
El escuadrón mandó a sentar a la cumpleañera que se dedicó a conversar amenamente con su suegra.
¡Su suegra! La hermosa coreana tenía su edad y empatizo de inmediato con Madeleine.
Jeong Young se emocionó mucho cuando conoció a sus nietas, pero sobre todo al ver la felicidad de su hijo, que demostraba abiertamente el gran amor que sentía por Madeleine, Amanda y Violet.
El joven que salió de Corea en pos de cumplir sus sueños ahora era un reconocido compositor, esposo enamorado, padre amoroso y responsable.
Su corazón de madre rebosaba de orgullo y cariño por su querido Seokjin.
Caroline observaba silenciosa la algarabía general. Min Joon la tomó de la mano de manera afectuosa.
- ¿En qué piensas cariño?
Kimie respondió a su esposo con una sonrisa triste
-Pienso que si hubiera mantenido mi obcecada actitud hoy estaría perdiéndome estos preciosos momentos. Min Joon, no sabes cómo me arrepiento de haber insultado y abofeteado a Maddie aquella vez, es un dolor que me llevaré a la tumba.
-Caroline, fue una noticia que nos impactó a ambos, pero vamos... ¿No siempre dijimos que Maddie merecía ser feliz? ¿Y que nuestro anhelo era que Seokjinnie conociera a una chica A1 para que algún día formara una familia? Bueno, no nos podemos quejar, alguien en el cielo escuchó nuestras plegarias.
No te martirices, esa situación quedó atrás y Maddie y tú recuperaron su amistad. Madeleine te adora y aplicó lo que siempre le decías "la vida te da nuevas oportunidades"
Nuestra nuera es un sol.
-Ya sé a quién ha sacado mi Jin ese optimismo a prueba de balas. Te amo Joonie.
Luego de disfrutar de un ameno almuerzo llegó la hora de cantar el Feliz Cumpleaños. Besos y abrazos por doquier y luego un tirón al pantalón de Jin.
- ¡Papi es hora de la sorpresa para mami!
- ¿Estás lista Mandy?
La pequeña de lindos ojos rasgados afirmó con mucha seguridad. Jin se dirigió a todos los presentes pidiéndoles que tomaran asiento y conectó al equipo de sonido el micrófono rosa de Dora la Exploradora con el que sus hijas cantaban en el karaoke familiar.
¡Oh sí! Amanda de cinco años y Violet de dos eran parte del club de fans de Seokjin Kim el cual presidía obviamente, mami Madeleine.
Sabían todas sus canciones y las cantaban con mucho entusiasmo.
- ¡Papi, la cámara!
Seokjin regresó sobre sus pasos ante las risas de los presentes.
Cuando ya todo estaba listo papá le hizo una señal a su hija mayor que sujetaba con la mano libre la manito de su hermanita.
Mandy probó el micrófono como toda una profesional y haciendo gala de una de sus más esplendorosas sonrisas se dirigió a su mamá:
-Mami ¿tú no pudiste ver cuando V y yo nacimos?
Madeleine movió con tristeza su cabeza.
- ¿Sabes cómo vinimos al mundo?
Maddie giró buscando la mirada de Jin que tenía los ojos bien abiertos. Su expresión lo decía todo:
¿Y ahora, qué le decimos?
- ¡Mami, cuando V y yo nacimos éramos bebes pequeños!
- ¡Oh sí, por supuesto!
-Luego, cuando yo tenía cuatro años y Violet uno ¡Yo era grande y ella pequeña! Estábamos muy emocionadas por conocerte y a nuestro papi. Cuando los vimos ¿Sabes qué pasó?
Madeleine sonrió tratando de contener las lágrimas
-No lo sé ¿Me lo puedes contar?
-Los vimos y ¡los amamos a los dos! Queremos estar siempre para ti y papi
Maddie trataba de controlar sus emociones. Respondió a su hijita casi en un susurro.
-Nosotros también estábamos muy emocionados por conocerte
- ¿Y a Violet?
-Sí, también a V
- ¿Sabes qué le pasó a mi corazón?
- ¿Qué le pasó a tu corazón?
Amanda se acercó susurrando al oído de Madeleine, pero con el micrófono prendido (esa niña era toda una show girl)
-Mi corazón se enamoró de ti y de papi
- ¡Oh mi niña! ¡Mi corazón también se enamoró de ti!
- ¡Feliz cumpleaños mamita!
Todos aplaudieron riendo y llorando mientras Maddie se unía en un gran abrazo con sus hijas y el amor de su vida. Muy emocionada le dijo a Jin en el oído:
-Tenía que ser hija de un compositor
Jin le devolvió el gesto.
-Tenía que ser hija de una gran periodista
Amanda sacó una cajita del bolsillo de su vestido y se la dio a su mamá. En su interior había una cadena de plata con cuatro dijes con las figuras de cada uno de los miembros de la familia y la inicial de su nombre.
- ¿Te gusta mami?
-Es el mejor regalo del mundo Mandy.
Ustedes son mi mejor regalo.
¡Regresé mis niñ@s! Omma desapareció un tiempo porque estuvo enfermita (ya se podrán imaginar)
Esta historia la tenía al 50% antes de ponerme maluca. Seguir escribiendo fue muy difícil, no tenía ganas de nada. Pero bueno... I'm back!!
Aquí van las dedicatorias:
*Para todas las mamás Army que soñamos con los siete bellos, especialmente con nuestro precioso WWH (Gracias Butter, ya era hora que Jinnie se luzca en todo su esplendor)
*Para mi pinky Canjin ... ¡Allí va tu regalo de cumpleaños atrasado, pero con mucho cariño! 😘😘😘
*A, mi niño hermoso, esta historia tal vez no te guste, pero... ¡Naaa, lastima por ti jajajaja!!
*Y como siempre cariños a mis super amigas, escritoras favoritas y fuente de inspiración: seokjinmylover3, aksj1992 y mi niña hermosa Andrea Kim 1305
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro