FLASHBACK:
EL DÍA ANTES DE LA BODA

Tommy Shelby entró en el campamento Lee como si hubiera vivido allí toda su vida. Había ido por negocios, y ni siquiera las miradas mordaces de los despreciados hombres Lee pudieron detenerlo. Tenía una oportunidad de rectificar esto, o su plan no funcionaría. Toda su operación se basó en esta única reunión con la reina Mary Lee de Black Patch, y si se estropeaba, las esperanzas de Tommy de derrotar a Billy Kimber estarían tan muertas como los conejos en los fuegos de los Lee.

Se acercó al carro de Mary y dos hombres lo detuvieron al instante. El más alto de los dos le echó un vistazo—. No se permiten armas.

Tommy puso los ojos en blanco antes de sacar su arma de la funda y entregársela. El chico Lee lo tomó antes de señalar su gorra—. La gorra también.

Tommy entregó a regañadientes su gorra antes de que se le permitiera entrar en la caravana mientras el chico Lee cerraba la puerta detrás de él. Tommy se sentó frente a la mujer que lo esperaba y lo primero que ella hizo fue levantar una Biblia en el aire.

—Pon tu mano sobre la Biblia.

—No soy creyente —respondió Tommy, y la mujer bajó el libro con una expresión de asombro en su rostro—. De todas formas, no vine a mentir. Esta guerra nos está destrozando —Tommy cambió a romaní—. Casi matan a un niño. Un niño.

La mujer frente a él se rió—. Todos ustedes son niños.

—Ya fue suficiente —dijo Tommy—. Tus muchachos intentaron matarme, pero no funcionó —colocó una bala sobre la mesa—. Vine con una propuesta.

—Creí que él era tu aliado —preguntó Mary, mientras miraba la bala grabada con el nombre de Kimber.

—Planeo traicionarlo —dijo Tommy.

—No me sorprende que no toques una Biblia —respondió Mary.

—Tengo ambiciones —dijo Tommy.

—Quieres un intercambio —adivinó Mary.

—Necesito a tus muchachos —dijo Tommy.

—¿Para qué?

—Kimber no es el cerebro de la operación —explicó Tommy—. Hay un gitano que maneja las apuestas de las carreras. Estoy reuniendo gente inteligente, pero también necesito hombres fuertes. Tus muchachos deberían saber esto: tenemos uno de cada tres ganadores en las carreras, antes de que comiencen. Sin tizas ni pronósticos. Hablo de algo seguro.

—¿Vienes alardeando que vas a traicionar a alguien y al mismo tiempo me pides que confíe en ti? —preguntó Mary con escepticismo.

—Somos familia, por el lado de mi madre —dijo Tommy—. Hablemos de negocios familiares.

—¿Cómo se supone que voy a confiar en ti? —preguntó Mary—. Dejaste muy claro que tu lealtad es solo para ti mismo.

—Entonces déjame ofrecerte mi propuesta —dijo Tommy, inclinándose hacia adelante—. Un matrimonio.

—¿Un matrimonio? —repitió Mary, levantando una ceja—. ¿El matrimonio de quién?

—Mi hermano, John —explicó Tommy—, tiene cuatro hijos que dice que lo vuelven loco. Dijo que necesita una esposa y planea casarse con la prostituta local, Lizzie Stark. No puedo permitir que eso suceda, por el bien de John y de la familia. Por lo tanto, le ofrezco tomar la mano de una de tus chicas Lee, uniendo así a nuestras dos familias en formas distintas a la sangre.

Mary se cruzó de brazos—. ¿Y cómo sé que quien se case con tu hermano estará a salvo?

—Tomará el nombre Shelby —dijo Tommy—. Nadie la tocará. Puede que tengamos una reputación, pero nunca lastimaríamos a nuestras mujeres. Entonces, ¿tenemos un trato?

Mary reflexionó un rato sobre la petición de Tommy—. Creo que tengo una chica. Se ha vuelto un poco salvaje. Tendré que preguntarle a sus padres. Espera aquí.

Mary abandonó la caravana y cruzó el campo hasta donde una chica bailaba con uno de sus primos. La chica era brillante, pero también era peligrosa. Mary había escuchado las historias que contó sobre lo que le sucedió en Liverpool, y aunque sus padres nunca creyeron la palabra de la chica, Mary lo hizo. Vio la reacción de la chica ante todo, desde el más mínimo toque hasta el tono más duro; ella lo vio, y lo supo.

Si lo que Tommy Shelby estaba ofreciendo era cierto, entonces esta chica estaría mucho mejor con la familia Shelby que con los Lee. Por supuesto, Mary no quería verla partir, porque disfrutaba de las payasadas de la chica a diferencia de otros, pero haría cualquier cosa para mantenerla a salvo.

Si había algo que Mary sabía, era que el pasado tenía una forma de alcanzar a una persona de formas desconocidas. Sabía que esta chica no podía correr para siempre, pero tal vez era hora de que dejara de correr y se mantuviera firme con un defensor en su esquina. De todos modos, el padre de la chica estaría dispuesto a hacer el arreglo.

Tommy no estaba dispuesto a discutir con Mary, por lo que esperó pacientemente en la caravana hasta que ella regresó, seguido por un caballero que Tommy nunca había visto antes. Una vez que estuvo sentada con el hombre a su lado, volvió a hablar.

—Thomas, este es Henry Lee —dijo Mary, señalando al hombre—. Creo que es el hombre con quien hablar.

—Sr. Lee —saludó Tommy, tendiéndole la mano.

Henry le estrechó la mano, con una mirada de desdén en su rostro—. ¿Así que eres uno de esos chicos Shelby de los que escuchamos hablar?

—Sí —respondió Tommy—. Y tengo una propuesta para usted, Sr. Lee, si la acepta.

—¿Qué propuesta? —preguntó Henry, mirando entre Mary y Tommy—. ¿Qué está pasando?

—Escuché que tiene una hija, Sr. Lee —dijo Tommy, notando cómo los ojos de Henry se entrecerraban—. Y escuché que se ha vuelto un poco salvaje.

—Bueno, sí —dijo Henry—. Pero, ¿qué tiene que ver con usted?

—Estoy buscando una alianza —explicó Tommy—. Una alianza matrimonial. Creo que su hija sería perfecta. Podemos quitarla de sus manos, tal vez calmarla un poco.

—Realmente debes ser estúpido si crees que eso funcionará —se burló Henry—. Ni siquiera has conocido a mi hija. Ella tiene el viento en su pelo y ojos salvajes. No hay forma de domarla.

—Confíe en mí, señor Lee —dijo Tommy—. Tengo un hermano que necesita una esposa; usted tiene una hija que necesita un esposo.

Henry lo pensó por un momento—. Supongo que no podría doler. Olivia necesita calmarse. Está llena de cuentos y causa caos. Me enoja.

—Entonces déjeme quitársela de las manos —propuso Tommy—. Se casará con mi hermano, uniendo así a nuestras familias contra Billy Kimber.

Henry miró a Mary—. ¿Estás de acuerdo con esto?

—Sólo si tú lo estás —dijo Mary, encogiéndose de hombros—. Ella es tu hija.

—Bueno, si ese es el caso, ella es tu problema ahora —le dijo Henry a Tommy, riendo—. Le deseo suerte a tu pobre hermano.

Tommy asintió una vez en confirmación—. Gracias, Sr. Lee. La boda se llevará a cabo mañana.

—¿Mañana? —preguntó Mary—. Eso no es suficiente tiempo.

—Haz que suceda —dijo Tommy—. No estaba preguntando.

Una vez que se fue, Mary lo siguió fuera de la caravana y miró al otro lado de la calle a la chica, ahora tirada sobre el hombro de uno de sus primos, quien la estaba haciendo girar mientras ella se reía con entusiasmo. Lo que dijo su padre era verdad; ella tenía el viento en su pelo y ojos salvajes, pero eso no era algo malo.

Ella era más fuerte que la mayoría. Había soportado cosas con las que otros solo podían soñar, y aún tenía una sonrisa que iluminaba el cielo, ojos que contenían una felicidad que finalmente había regresado después de haber estado fuera durante tanto tiempo.

Tommy Shelby se detuvo, se volvió hacia Mary y asintió—. Te veré mañana.

—Quiero ver a ese chico tuyo antes de la boda —dijo Mary.

Tommy inclinó la cabeza—. Te lo traeré.

Y eso fue todo.

Olivia Lee se casaría con John Shelby por elección de su padre, dándole así una familia cuando no estaba lista. Se vería obligada a crecer demasiado rápido, pero tal vez eso era lo que necesitaba. Necesitaba una oportunidad para salir de su caparazón y convertirse en quien estaba destinada a ser, y cuando Mary vio a la chica reír con sus primos, se dio cuenta de que tal vez esta era la decisión correcta.