Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

O8.

Advertencias: fluff y poco drama. AU de híbridos y omegaverse.

—¡Mira que linda foto, Lili!

—Jennie, quítala de mis ojos, por favor.

—Yo igual encuentro que te ves muy bonita.

Lisa se hundió en su asiento, observando la foto que Jennie sostenía, sin borrar la sonrisa de su rostro. En la imagen, Lisa estaba abrazando el aguacate que Rosé le llevó, en su forma ardilla, mientras la alfa la observaba. Somi le sacó la foto, desprevenida al estar atragantándose con la comida.

Santo dios, qué humillación.

—Salgo horrible —gimoteó Lisa, agarrando sus cosas para salir de clases. El timbre que anunciaba la finalización de la jornada escolar tocó segundos atrás—, mira esas mejillas hinchadas, qué vergüenza...

—¡Te ves muy cuchi! —dijo Jennie, feliz—. La próxima vez, ¿Puedo comerte?

—Cómete a Ennik —replicó Lisa, y Jennie se volteó hacia Somi, cuyas orejitas cayeron contra su cabello.

—¡No! ¡No! —saltó Somi, comenzando a correr por los pasillos atiborrados de gente, y a Jennie no se le ocurrió nada mejor que seguirla, sonriendo por la emoción.

Lisa las observó desaparecer, sabiendo que se las encontraría en la salida del colegio, así que siguió caminando, agarrando su mochila con fuerza. A veces, algunos de sus compañeros le quitaban la mochila sorpresivamente, y ella no podía hacer nada.

Sin embargo, no dio ni dos pasos, cuando alguien la agarró del cuello de su suéter. Soltó un chillido asustado, volteándose y palideciendo al ver el rostro burlón de SeulGi.

—¿Para dónde vas, gorda? —preguntó SeulGi, y Lisa notó que estaba con un amiga, otra matona llamada SeungAh.

—Pa-para... Mi... Mi casa... —barboteó, temblando por el miedo, y quiso retroceder, pero SeulGi la agarró ahora del brazo.

—Hoy estoy muy estresada, bola de grasa —suspiró SeulGi—, así que tengo muchas ganas de golpearte.

—Por favor, SeulGi... —gimoteó Lisa, a punto de llorar.

—No te preocupes, no debería dolerte —SeulGi, con su mano libre, le agarró de pronto el estómago, arrancándole otro chillido—. Con toda esta grasa, no te haré mucho daño.

Escuchó la risa de las dos matonas y jadeó por el dolor al sentir el apretón fuerte que le dio SeulGi. Su colita se crispó, pero antes de convertirse en una ardillita para salir corriendo, alguien más habló.

—Mira, idiota, o sueltas ahora a Lalisa —dijo Rosé, su voz era un gruñido furioso—, o te arrancaré las bolas.

SeulGi y SeungAh saltaron ante la amenaza, girándose para ver a la alfa de pie detrás de ellas, con sus ojos oscurecidos. SeulGi la soltó, retrocediendo.

—Sólo jugábamos. —dijo la híbrida de hiena con tono inocente.

—Y una mierda —Rosé dio otro paso—, si le vuelves a hacer daño, te mataré con mis propias manos.

Con esa amenaza, las dos chicas salieron corriendo lejos de allí, dejándolas solas. Lisa sorbió por su nariz, todavía asustada, y Rosé se le acercó, buscando un pañuelo en su bolsillo.

—Ya, está bien, Lili —le dijo la alfa, apretándole la naricita para limpiársela—, ellas no te harán nunca más daño.

—Siempre me molestan. —lloriqueó Lisa, un poco sorprendida de que su omega no estuviera temblando ante la presencia de la alfa.

—Deberías defenderte —aconsejó Rosé—, ellas lo hacen porque...

—¡No puedo! —gritó Lisa, volviendo a llorar—. ¡No... No puedo! ¡E-ellas son a-alfas carnívoras que... Que me pueden co-comer! A-aunque quisiera enfrentarlas, mi la-lado ardilla les ti-tiene mucho miedo...

—Está bien, está bien, bebé —se apresuró en decir Rosé, apenada por ver a Lisa tan desconsolada. Su alfa quería abrazarla y protegerla para siempre—. ¿Quieres ir a comer un helado? Yo te invito.

Pero contrario a lo que esperaba, Lisa volvió a llorar con más fuerza. Ahora Rosé le contempló con total desconcierto, sin saber qué hizo mal. Repasó su frase tres veces, tratando de encontrarle el error, pero sin llegar a ninguna conclusión.

—Lili —le dijo, su voz tímida—, ¿Dije algo malo?

—¡Es que...! ¡Es que el helado me engorda! —lloró Lisa—. ¡Ya estoy gorda y me pone más gorda el helado, pero me gusta tanto, Unnie!

Oh...

Rosé, sin pensarlo mucho, la agarró de las mejillas con sus dos manos, y se las apretó con suavidad. El llanto de Lisa se detuvo, un poco sorprendida por dicha acción.

—No me importa —le dijo Rosé, sonriéndole—, seas delgada o gordita, me sigues pareciendo muy encantadora y perfecta, Lili.

Lisa la contempló, sintiendo su colita moverse por la felicidad que le provocaron esas palabras. Pudo ver que la piel pálida de Rosé se tornó un poco colorada.

—¿De verdad, Unnie? —preguntó Lisa, temerosa.

—Sí —Rosé quiso inclinarse y darle un beso, pero pensó que eso era demasiado apresurado—, te lo repetiré las veces que sea necesario, hasta que te lo creas.

Luego de esas palabras, la híbrida de ardillita no pudo decirle que no a ese helado. Así que les envió un mensaje a sus amigas, diciéndoles que no la esperaran, y salió con Rosé hacia el parque más cercano. La alfa la llevó a una pequeña heladería, comentándole que podía escoger el sabor que quisiera para su helado, y Lisa se pegó al vidrio, mirando el de almendras.

—Son dos sabores, Lili. —le dijo Rosé, sonriendo al ver que ya dejó de llorar y ahora parecía más emocionada que antes.

—¿Puede ser dos veces almendra? —preguntó Lisa, con tono inocente.

Rosé se rió.

—¿Qué tal aguacate? —dijo Rosé, apuntando al helado verde.

—¡No, qué asco! —dijo Lisa—. El sabor del helado de aguacate no es como el del aguacate. Es como si... ¡Como si hubiera un sabor carne, pero supiera a pasto!

Rosé no le encontró lógica a sus palabras, pero si descubrió que la omega se vio muy adorable al decir eso.

—¡Nuez! —dijo Lisa de pronto—. ¡Almendra y nuez!

Rosé no podía dejar de sonreír, no al ver a la ardillita actuando tan cómoda frente a ella. No pensó que eso fuera a ocurrir tan pronto, incluso iba preparada para algún caso de emergencia. Si llegaba a meter la pata, la alfa estaba lista para sacar un aguacate de su mochila y dárselo de regalo a Lisa. Estaba pensando, incluso, en plantar un aguacatero en el patio de su casa, así no tendría que comprar más de la fruta para dársela a Lili.

Salieron de la heladería, yendo al parque y sentándose en el césped. Rosé escogió un helado de chocolate amargo y café.

—No entiendo cómo puedes comer eso —alegó Lisa, cruzando sus pies—, ¡Sabe muy mal!

—No me gustan mucho las cosas dulces. —respondió Rosé.

—¡A mí sí! —chilló Lisa—. ¡Los pasteles, los caramelos, las paletas-...

—Puedo comenzar a comer cosas dulces —le interrumpió Rosé, sonriendo juguetona—, si eso te incluye a ti.

Lisa se calló y enrojeció de forma repentina, con tanta fuerza, que todo su cuerpo estaba caliente.

—¡No digas esas cosas! —medio le regañó, avergonzada, y comenzó a comerse el helado con más rapidez.

—¿Puedo seguir cortejándote? —preguntó Rosé.

—¡Pero no como la otra vez! —aceptó Lisa—. ¡Casi me matas de un infarto, Rosé!

—Está bien —concedió Rosé—, ¿Y puedo darte más baños con mi lengua?

—¿Eso no es muy íntimo? —consultó Lisa, antes de morder su labio inferior.

—Sí, y quiero hacerlo sólo contigo —le dijo Rosé, acercándose un poco—. ¿Puedo besarte en la mejilla, Lili?

Lisa abrió su boca, incapaz de decir una respuesta enseguida, antes de comenzar a mover sus ojos nerviosamente por todos lados. Su primer impulso fue decir que no, pero luego recordó que Rosé la defendió e invitó a comer helado. Un helado muy rico, además.

—Bueno —le dijo, su voz nerviosa—, ¡Pero un beso pequeñito!

Rosé se rió una vez más, arrodillándose e inclinándose. Lisa sintió los suaves labios contra su piel, no una, sino dos veces. Chu, chu.

—¡No te aproveches! —se quejó Lisa, sonriendo levemente.

—Te daré más besos —le dijo Rosé, cerca todavía, pero no dando indicios de besarla más—. Cuando tú me lo pidas, lo haré.

Lisa tuve el loco pensamiento de que quería más besitos de Rosé.

¡Gracias por leer!

🌷

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro