O1.
Advertencias: fluff y poco drama. AU de híbridos y omegaverse.
Si Lalisa tuviera que definir su vida, diría que era trágica y horrible.
Bueno, quizás no horrible. Trágica sí. Tener dieciocho años y ser una híbrida de ardilla no era tan trágico, pensaba, aunque estuviera al final de la cadena alimenticia, lo que significaba ser atormentada por otros híbridos carnívoros, o más grandes, o más salvajes, que abusaban con facilidad de ella.
El problema era mucho más sencillo que eso: era una híbrida de ardilla que estaba gordita. Rechoncha. Bolita. Como quieras llamarla.
El punto es que estaba con un poco de sobrepeso y eso la hacía más objeto de burlas que el resto de híbridos herbívoros, como Somi, que era una de conejo y algo hiperactiva. Pero al menos era delgadita y bonita, y cuando le iban a agredir, siempre ponía ojos enormes e inocentes, lo que hacía que sus verdugos se sintieran mal, y se transformaba en una bolita de nieve que salía corriendo antes de que pudieran hacerle daño.
Lisa sólo provocaba disgusto y burlas, aunque al menos no golpes. Eso era una ventaja.
Miró su reflejo en el espejo, disgustada con su propia visión de sus mejillas regordetas, y trató de sonreír, pero sólo logró que sus mofletes se vieran como si estuvieran llenos de nueces. Terminó por fruncir el ceño con odio hacia sí misma.
―Te ves bonita hoy, Lalisa. ―dijo Somi con sus orejitas caídas, sonriendo y mostrando sus dientes delanteros, su colita blanca y esponjosa asomándose en su trasero.
Lisa miró su propia cola en el reflejo del espejo: castaña, larga y levantada, también esponjosa, y la abrazó antes de darse vuelta, con sus propias orejas pequeñitas ocultas por su cabello desordenado.
―No digas eso ―dijo con desánimo―, me veo horrible. Estoy gorda y fofa y llena de grasa por todas partes, soy feísima.
Somi dio un salto y la abrazó, provocando que Lisa tuviera que devolverle el abrazo para que no cayera al suelo.
―¡Mentira! ¡No mientas, Unnie! ―Somi la agarró de las mejillas―. Eres una ardillita muy bonita, ¡tú alfa será muy afortunado, Lili Unnie!
Ah, sí, y sumado a todo eso, era una ardilla omega.
Refunfuñó, dejando a Somi en el suelo para salir del baño e ir a clases, odiando al mundo por hacerla de esa forma. Desde que tenía memoria que recordaba ser así, regordeta, y siempre decía que bajaría de peso los lunes. Pero luego veía las avellanas y se atragantaba con ellas, importándole poco seguir subiendo de peso.
La verdad era que Lisa trataba de no tomarle tanta importancia, sin embargo, las cosas se arruinaban cuando llegaba al colegio y todos se reían de ella. En especial los híbridos carnívoros alfas, que estaban ubicados en la cúspide de la cadena alimenticia.
Lisa los detestaba a todos. O bueno... A la mayoría, porque una híbrida carnívora era una de sus amigas, aunque no era alfa, sino omega.
Jennie entonces apareció, con su colita de zorro asomándose de su culo, una sonrisa enorme pintada en su rostro.
―¡Holaaaaaaaaaaa! ―las saludó con emoción.
Somi corrió a esconderse detrás de Lisa al ver que Jennie parecía a punto de lanzarse sobre la conejita. Somi era bastante asustadiza con los ruidos repentinos.
―Hey ―respondió Lisa, acariciando el cabello de Somi para que se relajara―, ¿Qué ocurre, Nini?
―¿Me extrañaron? ―preguntó Jennie, moviendo su cola y comenzando a olisquearlas―. Hoy huelen muy bien.
Al inicio, cuando Jennie decía esas cosas, ellas realmente se asustaban mucho, pues pensaban que quizás era una indirecta para comérselas. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que sólo lo decía como una especie de halago. A Jennie le gustaba oler a la gente.
Jennie era algo rarita al inicio, aunque cuando la conocían, se daban cuenta de que sí, era rarita. Pero simpática y linda.
―Sí, te extrañamos ―afirmó Lisa, algo aliviada además porque Jennie era una carnívora y les protegía, a pesar de ser omega, de que les agredieran cómo hacían antes―. Hoy estás muy feliz, ¿Pasa algo, Unnie?
―¡No saben qué! ―dijo contenta―. ¡JiSoo y yo vamos a saliiiiiiiiiiiiiir!
Somi asomó su cabeza por el hombro de Lisa, sus orejas ahora levantadas en señal de curiosidad. Incluso la híbrida de ardillita enarcó una ceja con emoción, pues a Jennie le gustaba JiSoo desde que la vio hace un año atrás y siempre se la pasaba hablando de lo linda que era, aunque no sabía cómo preguntarle que salieran.
―¿De verdad? ¿En una cita? ―preguntó Somi.
Jennie se detuvo.
―Eeeeeh... ―Jennie se rió―. ¡Debo preguntarle todavía, pero sí lo haré!
Lisa sacudió la cabeza en tanto Somi soltó un bufido, saliendo de detrás de su amiga ahora que se convenció de que Jennie no iba a comérselas.
Por otro lado, no fue una sorpresa que la híbrida de zorrito dijera que le iba a preguntar a JiSoo si podían salir, todos los días aseguraba que ese día sí le iba a preguntar, para acobardarse a último momento.
―Lo haré a la hora de almuerzo. ―aseguró Jennie por sobre el timbre cuando sonó, anunciando el fin del receso.
―Pero lo harás sola ―dijo Somi otra vez nerviosa, dejando que Jennie la agarrara de su mano y la de Lisa para tirar de ellas hacia el salón de clases―, ¡JiSoo es un perro pastor alemán y puede comerme a mí y a Lisa!
Jennie encontró que esa frase era muy graciosa, a pesar de que ninguna de sus amigas creía que lo fuera.
―¡Ya nadie come híbridos, MiMi! ―bufó Jennie.
―Claro, pero si me viera en mi forma de conejita si me comería. ―murmuró Somi.
Jennie se detuvo de pronto y las miró, una sonrisa algo tenebrosa formándose en su rostro que las hizo sudar. Lisa trató de convencerse de que ellas eran amigas, así que la híbrida de zorrito no debía por qué atacarlas de pronto, ¿Cierto?
―No te preocupes ―aseguró Jennie―, JiSoo me va a comer a mí, si trata de comerte a ti, la mataré ―añadió, revolviéndole el cabello a Somi―. Eres una conejita muy linda, Somi.
Somi decidió que jamás le diría algo así otra vez a Jennie.
Lisa y Somi vieron a lo lejos a Jennie, que estaba caminando con paso decidido hacia la mesa donde JiSoo se encontraba almorzando.
Somi le murmuró algo de que, probablemente, se iban a comer a Jennie por osar acercarse a ellas, así que Lisa le pegó un manotazo en la nuca.
Vieron a Jennie llamar la atención de JiSoo, que levantó la vista del libro que estaba leyendo para observar a su amiga. La híbrida de zorrito aplastó sus orejas contra su pelo en una expresión tímida y nerviosa, aunque Lisa y Somi bufaron, porque su amiga estaba activando su expresión tierna y dulce para atrapar a su posible alfa.
―¡Deja de comer, ardilla gorda!
Lisa se sobresaltó cuando unas voces maliciosas gritaron detrás de ella, forzándose a no voltearse para darle el gusto a alguno de esos idiotas. Fingió no escuchar las burlas, aunque Somi le tomó la mano.
Jennie ahora estaba gesticulando con sus manos ante el desconcertado rostro de JiSoo y sus amigas.
―Debe estar hablando de los conejos en la luna. ―se lamentó Somi.
La híbrida de zorro no dejaba de mover sus manos, apuntar al libro de JiSoo y sonreír de manera juguetona, aunque las tres alfas parecían confundidas por completo. JiSoo dijo algo, Jennie contestó y luego se giró hacia ellas.
¡Y las apuntó! ¡Jennie estaba apuntando a Lisa y Somi con una sonrisa en su rostro!
Somi se escondió bajo la mesa, mientras Lisa palidecía porque ellas no sabían el motivo de que Jennie las apuntara, menos cuando las alfas las miraron. Estuvo a segundos de imitar a su amiga, pero la atención de las desconocidas volvió a Jennie.
Una de ellas habló, la otra se encogió de hombros y JiSoo le sonrió a la híbrida de zorrito, asintiendo.
Jennie saltó en su lugar, feliz, antes de girarse e ir hacia ellas otra vez con el rostro iluminado.
―¡Lo conseguí! ―fue lo primero que dijo al llegar con los ojos brillantes por la emoción―. ¡Voy a salir con JiSoo el fin de semana!
―¿De verdad? ―Somi volvió a sentarse en la silla―. ¿En una cita?
Lisa empezó a mordisquear las nueces que llevó de colación, mirando a Jennie.
―Um, algo así... ―se rió con vergüenza, antes de aclarar su garganta―. ¡Saldremos en una cita triple!
Somi y Lisa se miraron, confundidas.
―Triple ―dijo Somi―, ¿Con quién más...?
―¡Ustedes dos serán la cita de sus dos amigas! ―dijo Jennie antes de salir corriendo, haciendo que Lisa se atorara con sus nueces.
Ay, no.
¡Gracias por leer!
—🌷
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