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༺ Capítulo XCI ༻


Al contemplar que los primeros signos del amanecer se comenzaban a filtrar a través de las pequeñas brechas que había entre la ventana cerrada, Yoongi suspiró, sabiendo que su tiempo con su doncel llegó a su fin.

Abrazándolo con un poco más de fuerza, contempló ese bonito rostro durmiente y acomodó unos oscuros mechones detrás de la oreja. Al admirar las facciones de su doncel completamente relajadas, sonrió y esa emoción en su pecho que había permanecido desde la noche anterior, tras recibir una oportunidad por su Jimin, volvió a recorrer todo su interior.

—Prometo... No, juro por mi honor de guerrero que esta vez no te defraudaré, mi hermoso doncel —pronunció con tono bajo—. Y no importa lo que digas, para mí sigues siendo igual de perfecto.

—Soy todo menos perfecto... —murmuró Jimin con tono lleno de somnolencia.

Automáticamente, todo el cuerpo de Yoongi se tensó al escuchar la voz de su esposo. Y es que, a pesar de que Jimin no solo le había dado una oportunidad, sino que en su momento le dio su permiso para que siguiera acudiendo a él cada vez que era atacado con sus pesadillas, eso no significaba que simplemente se iba a aprovechar de la situación quedándose con su esposo durante toda la noche y mañana sentado sobre un montón de pieles, sosteniéndole frente a la fogata.

—Lo lamento... Yo...

Mostrando esos plateados ojos, Jimin admiró curioso la expresión sorprendida y asustada de su tonto guerrero.

—¿Por qué estás nervioso? Si recuerdas que ya estaba al tanto de que invades mi habitación por las noches para calmar mis pesadillas, ¿cierto?

—Sí, pero...

—¿Pero qué? ¿Es diferente porque esta vez desperté antes de que te fueras?

Ante la certera pregunta de su doncel, Yoongi torció sus labios.

—Me pediste tiempo y espacio.

—No te pedí espacio, te pedí paciencia —aclaró y cerró sus ojos—. Después de todo lo que sucedió anoche, de todo lo que dije, me esperaba que las pesadillas fueran más brutales que otras noches, y no me equivoqué. Pero al menos... Cumpliste tu palabra de protegerme aún en mis sueños —reveló y apoyó su rostro en el pecho de su tonto guerrero—. ¿Cuántos golpes soportaste?

—Nunca los suficientes —respondió rápidamente.

Y a pesar de que esa no era realmente una respuesta, sí le dijo todo a Jimin.

—Tendrás que mostrármelos en algún momento.

—¿Por qué?

—Para darte algo que los sane y te calme el dolor —indicó.

—Ninguno me duele y no quiero deshacerme de ellos. No importa si tardan en desaparecer, quiero que mejoren de forma natural, al igual que todo tu dolor —expresó firme.

—Eso no tiene mucho sentido —pronunció observándole.

—Para mí sí.

Soltando un bufido, el doncel permaneció en silencio, apoyado en el guerrero. Y a pesar de que Yoongi se encontraba disfrutando del momento, realmente no quería terminarla, pero a su vez no deseaba abusar de la nueva confianza que estaba depositando su esposo en él. Algo reacio, el guerrero intentó moverse para llevarlo nuevamente a la cama, pero se detuvo al instante en que escuchó a Jimin emitir un ruidito lleno de disgusto.

—No te muevas, hace frío —se quejó.

Más que dispuesto a obedecer, tirando a la borda sus pensamientos, Yoongi se quedó quieto con una pequeña sonrisa entre sus labios.

—¿Crees que lograron sacar a SiWon? —preguntó Jimin.

—Sé que lograron subirlo a su barco junto a su gente y lo empujaron al mar, pero, como dijiste, parte del agua está demasiado congelada como para pasar a través de ella y temo que no se habrá alejado mucho de nuestras tierras —expresó con descontento.

—¿Y mi tonto hermano menor?

—Le dijimos que estábamos echando a su padre, pero no hizo nada por seguirlo.

—Si SiWon lo dejó quedarse sin pelear, es porque no está planeando irse. No dejaría a su tesoro aquí —comentó Jimin—. Lo pensé durante la noche, y creo que, así como SiWon descubrió sobre nuestra situación, siento que se enteró también de los dragones y mi afinidad con ellos, por eso está intentando llevarme realmente.

—Siento lo mismo, pero no permitiré que ese idiota te vuelva a tocar o siquiera mirar —aseguró Yoongi.

—Aunque lo quieras, no puedes estar apegado a mi lado todo el tiempo, lo sabes —le recordó.

Un silencio se instaló entre ellos con esas palabras, y Jimin se culpó por haber arruinado el momento.

—Sé que aunque quisiera estar a tu lado todo el bendito día y noche, habrá momentos en los que no podré o que tú querrás tu propio espacio —aceptó Yoongi—. Es por eso que preparé unos regalos.

Juntando sus cejas, Jimin se enderezó y observó a Yoongi un tanto confundido.

—No es necesario que me regales algo cada día, Yoongi.

—Lo sé, pero este es un regalo más especial, que te será mucho más útil y... En realidad ya llevo un tiempo pensando en ello —explicó.

Con movimientos cuidadosamente lentos, el guerrero dejó a su doncel sobre el montón de pieles y se aseguró de que las mantas lo siguieran cubriendo. Levantándose, fue por la bolsa que le fue entregada durante la noche y volvió a sentarse, solo que esta vez frente a Jimin, dejando su regalo entre ellos.

—Sé que eres un feroz luchador, y aunque quiero ser el que te defienda en todas las situaciones posibles, en todas tus batallas, ser tu escudo y arma, odio todavía más la posibilidad de que lo que ocurrió esa noche, se repita —expresó con seriedad—. Es por ello que preparé esto.

Abriendo la bolsa, Yoongi sacó primero el hermoso arco junto al juego de flechas y estuche.

—Pedí que te hicieran un arco más a tu medida, para que pudieras usarlo fácilmente, y con una madera más resistente.

—Es bonito, pero no llevo el arco para todos lados —le recordó.

—Es por eso que preparé más cosas —anunció y le entregó con cuidado el juego de dagas y su espada, cada una enfundada—. Odio la posibilidad de que no pueda estar a tu lado cuando me necesites, y tampoco seré tan estúpido como para creer que nunca volverá a suceder, es por eso que quiero que siempre tengas esto contigo —expresó—. Para un doncel, esto es lo mejor para luchar contra alguien más fuerte o grande.

Admirando desde el hermoso arco, los pequeños cuchillos con diseño elegante, hasta la firme y maravillosa espada, Jimin sintió un nudo en su garganta ante lo que significaba aquello. Se suponía que ningún doncel debía de portar ningún arma, ellos estaban destinados solamente a ser protegidos y procrear, y, aun así, Yoongi había preparado tres diferentes armas solo para él, por su seguridad, para que no volviera a sentir esa impotencia cuando Min-Hyuk le persiguió.

—Me encanta —expresó apretando las mantas a su alrededor—. Pero solo sé usar el arco, las espadas son muy pesadas para mí.

—Esta espada es diferente —anunció Yoongi, sacándola de su funda para luego dejarla en mano de su doncel—. Intenta alzarla.

Curioso, Jimin siguió el pedido de su tonto guerrero y se sorprendió al descubrir la facilidad con la cual pudo moverla.

—¿Cómo?

—Fue hecha especialmente para ti, para que puedas usarla sin problemas. El material es diferente a otras, al igual que su tamaño, pero la hicieron mucho más resistente con ello.

—Es... Genial —exclamó con sorpresa y dirigió su mirada hacia las dagas—. Pero no sé cómo utilizar estas dos.

—Si quieres, puedo enseñarte a utilizarla junto a las dagas —propuso Yoongi.

—¿En serio? —preguntó sin poder esconder su emoción.

—Por supuesto —sonrió Yoongi y Jimin, no pudo evitar corresponder su sonrisa.

—Me encantaría aprender —expresó con una hermosa sonrisa.

Una, que le quitó el aliento al guerrero, ya que porque por fin había logrado apreciar nuevamente esa hermosa expresión luego de tanto tiempo.

Jugando con los jóvenes dragones detrás de la casa del abuelo Min, Jimin dirigió su mirada hacia su acompañante tras escuchar a Gook-Hwan quejarse y echar más ramas a la pequeña fogata que había hecho en el jardín detrás de su casa.

—No es necesario que estés aquí conmigo solo porque Yoongi tuvo que salir. SiWon ya no está aquí para molestar y hace frío —indicó.

—No lo hago solamente porque Yoongi me lo pidió, es mi placer poder apreciar esto otra vez —expresó el abuelo Min, recargando sus dos manos en el bastón frente a él mientras contemplaba la escena con una sonrisa en sus labios.

—¿Otra vez? —preguntó el doncel con curiosidad.

Dejando a los dragones un momento, se acercó a la fogata que habían hecho y contempló con curiosidad al hombre mayor.

—Aunque parezca increíble, hubo un tiempo en el cual humano y dragón nos llevábamos bien. Luego todo se arruinó por la codicia y egoísmo del hombre —explicó con un resoplido.

—Lamento escuchar eso —pronunció Jimin, observando con una pequeña sonrisa a los dragones jugar entre ellos.

—Cualquier cosa que hayas hecho por ellos antes, te los ganaste completamente —comentó el abuelo Min.

—No hice mucho más que ayudar —respondió—. No sabía que al hacerlo, conseguiría tal conexión con ellos.

—Una vez eres elegido por ellos, te seguirán hasta que rompas su confianza —indicó Gook-Hwan—. Son seres muy fieles.

—Más que los mismos humanos.

Cuando el pequeño dragón blanco voló hasta su hombro, el doncel sonrió e inclinó su cabeza para juntarla con la del pequeño.

—¿Realmente crees que el mar se ha congelado o solo es una excusa de SiWon para permanecer cerca? —preguntó.

—Sé que hay partes del mar que se congelan y vuelven imposible navegar en ellas, pero no sé si eso ha ocurrido ahora —respondió—. Es por eso que los chicos están investigando.

—Realmente espero que sea una excusa y logren echarlos finalmente de aquí, no me agrada nada la idea de que esté tan cerca cuando claramente vino por algo, y hasta donde sabemos, es por estos pequeños —expresó observando a sus jóvenes amigos.

—Por ellos y por ti —le recordó—. Y seguramente estará utilizando de excusa a tu tonto hermano para permanecer cerca. Si no fuera porque es un tonto ingenuo que claramente fue manipulado, lo habría echado junto al idiota, pero el chico palidece cada vez que se menciona a su padre.

—Solo mi hermano mayor sabía la verdad, es por eso que me enseñó a usar el arco y me volví más cercano a él. No había necesidad de que Bae lo supiera, siendo un doncel no iba a lograr mucho, pero no creí que el no contarle lo volvería tan ingenuo y manipulable —se lamentó—. Dudo que supere esto fácilmente, ante sus ojos, SiWon siempre actuó como el perfecto padre cariñoso.

—Ya es un adulto, pero sigue actuando como un niño —negó—. Le dije a Hoseok que lo llevara a tu casa, así pensara bien qué hacer con su vida, ahora que su burbuja reventó —informó.

—Gracias por eso, sería incómodo para ambos el encontrarnos.

—Especialmente ahora que parece que Yoongi y tú se están llevando bien —comentó casualmente.

—Decidí darle una oportunidad —reveló—. Pero no quiero escuchar nada al respecto, esto es algo entre él y yo.

—Totalmente de acuerdo —asintió el abuelo Min—. Siempre supe que ustedes dos eran perfectos para el otro.

Negando con una pequeña sonrisa, Jimin observó el cielo.

—Últimamente no está nevando mucho, ¿cierto?

—Las semanas más duras ya han pasado —respondió Gook-Hwang—. Mañana veremos si tendremos otra luna fría o no.

Percibiendo como los jóvenes dragones se volvían alerta, Jimin alzó la mirada y observó a Yoongi acercarse, con sus pasos crujiendo suavemente ante la ligera capa de nieve en el suelo.

—¿Cómo te fue? —cuestionó el abuelo Min.

—Es molesto, pero decían la verdad, parte del mar está congelado y no se puede avanzar —expresó molesto—. Namjoon les envió un mensaje diciendo que no le importaba y que tenían que esperar ahí hasta que este se descongele, y hemos puesto a unos guerreros a vigilarlos —contó.

—Sabía que no podía tener tan buena suerte —se lamentó Jimin.

Observando a su doncel, cuya expresión parecía haber decaído, Yoongi se acercó y tomó su mano.

—Hey, no porque no podamos deshacernos de ese idiota, significa que seguirá haciendo de las suyas —prometió.

—Dices eso porque realmente no estás al tanto de la basura que es —negó—. SiWon tomará esta oportunidad para hacer algo, lo sé.

—No le permitiremos que haga nada, lo tenemos vigilado. No te preocupes mucho por esa basura, nosotros nos encargaremos de ello.

—No me pidas lo imposible —resopló Jimin.

Y ante su pensativa expresión preocupada, Yoongi tomó una rápida decisión.

—¿Cómo está tu pie?

Juntando sus cejas un tanto extrañado, el pelinegro doncel observó hacia el suelo y admiró sus pies vistiendo las cálidas botas nuevas que hicieron para él gracias a Yoongi.

—Ya está mejor, puedo caminar y pisar normal, sin dolor.

—Perfecto, entonces tengamos nuestra primera clase hoy —decidió.

La sorpresa y emoción se reflejó en el rostro del pelinegro doncel con ello.

—Iré por mi espada y dagas —exclamó sonriente, corriendo devuelta a la casa.

—¿Espada y dagas? —preguntó Gook-Hwan y observó a Yoongi.

—Quiero que sepa defenderse así mismo. Aunque no me guste admitirlo, está la posibilidad de que no pueda estar con él cuando me necesite otra vez, y quiero que pueda luchar por sí mismo en ese momento, hasta que logre llegar con él —explicó—. ¿Es muy loco? —preguntó observándolo.

—Considerando el doncel que tienes a tu lado, no lo creo —respondió observando a los jóvenes dragones volver al bosque ahora que Jimin se había ido—. Sé que cuenta con la protección de los dragones y la tuya, pero siempre es mejor estar preparados.

—A Namjoon le gustó la idea, pero Jungkook pensó que estaba loco —comentó apagando el fuego.

—Taehyung y Jimin son donceles muy diferentes, no todos tienes las mismas necesidades —expresó—. Creo que has tomado una buena decisión, en especial con todo lo que le pasó, tener la sensación de que podrá cuidar de sí mismo independientemente de la situación, será algo bueno para él.

—Lo sé.

Acompañando a su abuelo de regreso a la casa, Yoongi observó con curiosidad a su esposo quejarse con su joven esclavo.

—¿Qué sucede?

—Hobi quiere que use un abrigo, pero eso no me dejará moverme cómodamente —bufó.

—Ponte la capa y un abrigo, cuando lleguemos al centro de entrenamiento te quitas el abrigo —solucionó Yoongi.

—Pero si no está nevando.

—Pero hace frío —argumentó Hoseok.

—¿Quieres que sea tu última clase porque te enfermaste? —cuestionó Yoongi.

—Bien —resopló Jimin.

Observando satisfecho como su doncel se colocaba ambas cosas con la ayuda de Hoseok, Yoongi miro al joven esclavo una vez su esposo estuvo listo.

—Cuando nos veas volver, prepara un baño con agua caliente, le ayudará a relajar su cansado cuerpo —instruyó.

—Los estaré esperando —aseguró sonriente y se retiró al interior de la casa sin escuchar cualquier queja del pelinegro doncel.

—¿Tan difícil es manejar una espada? —preguntó el doncel, comenzando a caminar junto a Yoongi.

—Todo depende del entrenamiento que tengas y el esfuerzo que pongas. Hoy te enseñaré a sostenerla correctamente y movimientos básicos, cuando aprendas eso, iremos avanzando —explicó.

—¿Sabes utilizar dagas? —preguntó Jimin, observándole curioso.

—Prefiero usar una espada, pero no niego que me han salvado más de una vez —contó—. Para poder utilizarlas, te enseñaré algo de pelea cuerpo a cuerpo —explicó.

—Eres más grande que yo y generalmente todos los guerreros tienen espadas, ¿de qué me sirve?

—Por lo general, uno se relaja y tiende a abandonar su espada al encontrarse con alguien más débil como mujeres, donceles y niños —indicó—. Ese será tu momento de utilizar las dagas.

—De acuerdo —asintió Jimin.


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