༺ Capítulo VI ༻
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Sentando en el pequeño bote que lo llevaba al muelle de la isla habitada por el clan Min, la nariz de Jimin se arrugó y soltó un ruido molesto cuando su largo cabello azotó su rostro debido a la fuerte ventisca de mar.
Refunfuñando por lo bajo, el doncel contempló el gris cielo con molestia y luego observó al hombre a su lado.
—Sabes que no es necesario que me mantengas así, ¿no? —expresó observando aquella mano huesuda aferrada a su muñeca—. Estamos en medio del mar, no es como si pudiera saltar del bote y no ser atrapado —indicó.
—Contigo nunca se sabe, prefiero no correr riesgos —respondió sin mirarlo, con la mirada fija hacia el frente—. Parece que algunos miembros del clan Min vinieron a verte —comentó.
Rodando sus ojos, Jimin contempló como el muelle comenzaba a ser más visible, y con ello, figuras de personas comenzaron a ser reconocibles.
—Uhmp, esperaba al menos que un dragón me saliera a saludar —comentó y sonrió antes de mirar a huesitos—. Mira, todos esos guerreros ahí se divertirán quebrando cada uno de tus huesos cuando el jefe Min se dé cuenta de que ha sido engañados —expresó y observó con satisfacción como el idiota tragaba saliva con temor.
—Eso no sucederá, me encargaré de que te acepten —anunció apretando más su mano.
—Si, porque cualquiera puede engañar a un Min y salirse con la suya —se burló y apartó su mano cuando esta fue apretada con más fuerza.
Resoplando, finalmente se levantó y camino algo tambaleante hasta el frente donde se encontraba el espía de su hermano.
—¿Qué fue eso? —pregunto cuando una especie de fuerte gruñido animal hizo eco en el aire.
—Es por esta clase de cosas que la gente sigue creyendo que el Clan Min está conectado con los dragones a pesar de no verlos —respondió Seung-hyo.
—Uh, es un sonido bastante aterrador si no tienes idea de lo que está pasando —expresó—. ¿Todo bien? —aprovechó de preguntar cuando el barco se tambaleó ligeramente.
—Todo bien —asintió el hombre de su hermano, observándolo fijamente a sus destellantes ojos plateados.
—Doncel Park, ven aquí —ordenó huesitos cuando estuvieron más cerca de la isla—. No me esmeré tanto en arreglarte y ponerte decente para que lo arruines —espetó tomando posesión de su muñeca nuevamente para arrastrarlo a tomar asiento—. Y haz algo con ese cabello tuyo, parece un salvaje revoloteando así —gruñó.
—Corre viento y me quitaste mi cinta para amarrarlo, ¿qué esperabas? —resopló.
—Maldición, tendré que arreglarlo otra vez antes de que lleguemos al muelle —expresó alzando sus manos.
—Deja tu mierda ahí, suficiente aguanté ya en la habitación como para que además me estés molestando aquí —gruñó molesto—. Un intento que hagas por tocarme y te lanzaré al mar —amenazó, y como si aquellas aguas azules estuviesen escuchando sus palabras, un par de olas azotó con fuerza el pequeño barco, tambaleándolo lo suficiente como para que todos se afirmasen.
—Eres una bruja —acusó Huesitos, dejándole tranquilo.
—Solo fui bendecido para que todos me amaran, incluso la naturaleza —expresó con una gran sonrisa burlona.
Soltando un ruido molesto, Huesitos finalmente le dejó en paz al pensar estúpidamente que ignorarlo iba a ser un castigo para él, cuando obviamente Jimin era el más feliz con ello.
Cuando estuvieron más cerca del muelle, aquellos ojos plateados observaron cada rostro que estaba en la orilla, esperándole.
Era bastante obvio que los guerreros no eran los únicos que estaban ahí para recibirlo, también se encontraban aldeanos normales observando con curiosidad los barcos que se acercaban.
Cuando el bote finalmente se detuvo en el muelle, Jimin se levantó siguiendo no muy feliz a Huesitos.
—¿Cuál es mi supuesto prometido? —cuestionó, observando con su cabeza en alto cada rostro que le miraba con curiosidad.
—¿Realmente creías que un Min vendría personalmente a buscarte? —se burló antes de bajarse del barco.
Resoplando, Jimin se bajó sin ayuda e inmediatamente, fue rodeado por los miembros que le habían acompañado.
—¿Qué es esto? —preguntó con mal humor.
—Ya te dije que no correré riesgos contigo —expresó Huesitos y entonces observó con arrogancia a los habitantes del clan Min—. Necesito que nos lleven ante su líder, el clan Park ha venido a cumplir con su parte del trato —anunció.
Los murmullos no tardaron en aparecer con ello, y entonces un hombre dio un paso adelante.
—Los guiaré —anunció y sin decir más palabras, avanzó sin siquiera esperar a que lo estuvieran siguiendo o no.
Siguiendo el grupo más por obligación que por deseo propio, el pelinegro doncel observó a su alrededor hasta que pudo encontrar el rostro de Seung-hyo, a quien por supuesto que habían dejado fuera del círculo de guerreros que le rodeaba.
Pero mientras siguiera manteniéndose cerca, al doncel no le importaba porque significaba que aún había una oportunidad para su plan.
Cuando el grupo finalmente se detuvo en lo que parecía ser el centro de la aldea, a juzgar por la cantidad de miradas que Jimin sintió sobre su persona, inmediatamente percibió cierto ambiente tenso en el aire, lo que le hizo querer ver qué sucedía.
Moviéndose ligeramente hacia un lado, observó entre los cuerpos de los guerreros que le rodeaban.
Tres hombres estaban parados frente a ellos, uno mayor con su cabello ya blanco y ligeramente encorvado mientras sostenía un bastón de madera con dragones tallados en este.
Seguido de uno más joven, visiblemente más fuerte, con su cabello rubio arena agitándose suavemente con el viento, revelando a momentos una cicatriz delgada, pero larga que pasaba sobre el ojo derecho, lo que le hacía ver más intimidante, como si su expresión de pocos amigos no fuera suficiente.
Y finalmente alguien que parecía ser una copia del obvio guerrero, solo que mucho más mayor, con su cabello castaño rojizo con algunos mechones blancos, signo de su edad y un abdomen redondeado.
Su expresión tampoco parecía ser mucho mejor que la del guerrero, pero eran aquellos ojos castaños que daban un sentimiento similar al de su padre.
Alguien egoísta y malvado.
—He venido en representación del jefe Park para cumplir con su parte del trato —anunció Huesitos saliendo de la muralla de músculos que le rodeaba—. El doncel prometido para Min Yoongi se encuentra aquí, ¿pueden decirme dónde encontrarlo para entregarlo? —pidió utilizando muy bien las palabras, era obvio que intentaba evitar molestarlos.
—Él es Min Yoongi —anunció el hombre mayor, señalando con su bastón al indudable guerrero.
La mirada de Jimin fue hacia él otra vez, encontrando unos ojos oscuros que no reflejaban nada más que frialdad y molestia.
Tal parecía que no era el único infeliz con el arreglo, y a juzgar por la apariencia de su supuesto prometido, realmente podría morir si Huesitos no lograba convencerlos de aceptarlo.
—¿Dónde está la belleza de la que tanto alardeaba Park? —cuestionó el otro hombre de gran panza.
—Aquí —anunció Huesitos e intentó tirarle hacia adelante, a lo cual por supuesto que el doncel se resistió con la suficiente fuerza como para que uno de los guardias lo empujara desde atrás, haciendo que se parara al lado del idiota.
Con molestia, Jimin alzó su mirada y frunció el ceño cuando una fuerte ráfaga de viento sopló, consiguiendo agitar su cabello en su rostro.
Entonces, sus ojos plateados se encontraron con aquellos negros, encontrando algo de curiosidad en ellos antes de ver el desdén.
Ah, tal parecía que se había encontrado con otro idiota.
Los labios delgados de Min Yoongi se arquearon entonces, no mostrando nada más que burla.
—¿Esta se supone que es la supuesta belleza de la que tanto alardeaba el clan Park? —espeto con un tono bajo y grave, pero que fue suficiente para llegar a todos los que les rodeaban.
—Debe de haber algún error aquí, estoy seguro de que los rumores describen a su hijo como alguien con rostro sin comparación, larga cabellera rubia y ojos azules —describió quien Jimin ya había asumido era el jefe del clan Min.
—Como lo veas, este doncel solo parece un caballo salvaje con su cabello desordenado —se burló Min Yoongi, consiguiendo una colectiva risa.
—Como si tú lucieras mucho mejor, animal —resopló por lo bajo Jimin, observando el descuidado aspecto del guerrero.
—¿Qué dijiste? —espetó su supuesto prometido.
—¿Qué cosa dije? —respondió manteniéndole la mirada, sin dejarse intimidar.
—Esta no es la belleza que me prometió Park —espetó el hombre panzón con su rostro molesto.
—Min Te-Woong. Min Yoongi. Min Gook-Hwan. —anunció el hombre mayor de cabello blanco, señalando a cada uno con su bastón e interrumpiendo la rabieta de su hijo—. ¿Tu nombre, joven doncel?
—Es Park Jimin, el segundo hijo del jefe Park SiWon —se adelantó Huesitos.
—Cierra esa boca que no te hablé a ti —espetó lanzándole una mirada dura que acobardó a la sanguijuela y volvió a poner su atención en Jimin—. ¿Nombre?
—Park Jimin —respondió, observando aquellos ojos verde directamente, recibiendo un codazo por parte de Huesitos que ignoró completamente.
—Tú no eres la belleza de la que todos alardean —gruñó Te-Woong.
—Nop, no lo soy, se refiere a mi hermano Baekhyun —respondió consiguiendo otro golpe por Huesitos.
—¡Me han engañado! —exclamó furioso el jefe Min.
—Jefe Min, nosotros no le hemos engañado —se apresuró Huesitos—. Cuando nuestro líder Park hablaba con usted, siempre lo hizo pensando el joven Jimin —explicó consiguiendo que el doncel resoplara—. Si usted pensó que se refería al joven Baekhyun, fue un problema de comunicación, pero cumplimos con nuestro trato.
—¿Trato? —se burló Yoongi—. Prometieron enviar al doncel más hermoso como mi esposo y solo obtengo... ¿Esto? —espetó, observando a Jimin como si fuera un bicho raro.
—Bueno, si hablamos de hermosuras a ti tampoco te queda muy bien ese campo, ¿no? —respondió irritado el doncel.
—¿Qué dijiste? —espetó observándole enojado.
—Lo que dije —respondió enfrentándole.
—Tú... —pronunció enojado, dando un paso.
—¿Yo qué? —espetó, imitándolo sin temor alguno.
—Deberías de estar comportándote como un doncel —espetó—. No me equivoqué al decir que eres como un caballo salvaje —se burló como si eso realmente fuera un insulto.
—Vaya, gracias por tal halago, me gustan los caballos, pero tú no me interesas —respondió sonriendo suave.
—No solo no nos envían la belleza prometida, sino que envían a uno con defectos —resopló Te-Woong.
—Yo consideraría un defecto otro tipo de cosas —pronunció el doncel, observando directamente la gran barriga del jefe Min.
—¿Qué haces que no controlas la boca de tu esposo? —regañó Te-Woong a su hijo.
—Él no es quién para darme órdenes, no es mi esposo aún —respondió Jimin volviendo a enfrentar aquellos ojos oscuros enojados.
—Y aun así tú eres un doncel y deberías de conocer tu lugar —espetó Yoongi.
—Si quieres respeto, dámelo y yo te lo daré de vuelta. Tírame mierda y eso es lo que recibirás —expresó fijando sus plateados ojos en Min Yoongi, los cuales parecían resplandecer por las emociones del doncel.
Entonces, una estruendosa carcajada llenó todo el ambiente en el que la hostilidad comenzaba a adueñarse.
—Me gusta —anunció Gook-Hwan con una gran sonrisa.
Y solo con eso, logró que el ambiente cambiara y el clan Min que se había acercado silenciosamente, retrocedió.
—¿Yo? —preguntó Jimin, señalándose a sí mismo con sorpresa.
—Sí —asintió—. Está bien, lo aceptamos —anunció repentinamente con una gran sonrisa que hacía ver su rostro más amigable.
—Padre, no te metas en esto —espetó el jefe Min.
—No, tú no te metas en esto —gruñó señalándole con su bastón—. Suficiente hiciste ya aceptando algo sin consultar con nadie, acepta lo que te han traído por ser un idiota borracho y vuelve adentro a fornicar con tu esposa, que es lo único para lo que eres bueno —se burló.
Molesto, Te-Woong observó a su hijo casi como si esperara que este dijera algo para defenderlo, pero Yoongi solo se mantuvo en silencio con su mirada centrada en el doncel, quien solo le enfrentaba con el ceño fruncido.
Molesto, el jefe Min finalmente soltó un sonido irritado y murmuró maldiciones mientras se iba.
Solo entonces, Yoongi observó a su abuelo, ignorando al esqueleto parlante que se deshacía en palabras molestas.
—¿Por qué dijiste que lo aceptamos? Teníamos una oportunidad de salir de esto —espetó hacia su abuelo.
—Te dije que observáramos primero, el doncel tiene sus huevos mejores puesto que los de tu padre, es un chico con carácter que no lloró al verte, me gusta —expresó sonriendo mientras observaba sobre su hombro—. Es un buen chico, perfecto para ti.
—No es perfecto para mí —espetó enojado.
—Claro que sí, e interiormente lo sabes o habrías sacado tu espada tan pronto como se burló de ti —expresó felizmente—. Ahora, yo me encargaré de este tipo molesto mientras tú vas por tu prometido fugado —ordenó señalando sobre su hombro.
Frunciendo el ceño, Min contempló la dirección que apuntaba su abuelo y observó con sorpresa como ese pequeño cuerpo sorprendentemente se alejaba con increíble rapidez y agilidad, sin ser detectado.
—No te atrevas a volver a mi casa si no tienes al chico contigo, Yoongi —advirtió Gook-Hwan—. Y si ese no es suficiente incentivo para ti, te castigaré ordenando a los guerreros novatos salir a luchar sin entrenar sus cuerpos si no lo traes de vuelta sano y a salvo.
Gruñendo molesto, Min Yoongi soltó una maldición antes de comenzar una persecución hacia el irritante doncel.
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