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Capitulo O7

7. Reconoce los cumplidos que te dirija.

Si te peinas o maquillas diferente un día y esa persona lo nota, será una muy buena señal de que le gustas. La mayoría de los/as chicos/as no lo notará, o si lo hace, no se molestará en mencionarlo a menos que tenga interés en ti.

Cualquier frase como "¡Qué lindo/ a estás hoy!", "Me gusta esa camisa" o "¿Te peinaste diferente hoy?" es indicadora de que podría estar interesado/a en ti."

Me había convencido de que aclarar las cosas con Haewon no era tan fundamental como me lo hice creer, o al menos, no por hoy.

Había tardado demasiado en intentar decidir si debía dejar mis dudas escapar a flor de piel, y en consecuencia, ya estábamos a cuatro de noviembre, su cumpleaños. No quería pedirle que hablásemos sobre lo que había ocurrido en las últimas fechas, no si iba a arruinar su único día especial.

Me levanté temprano para ir en busca de mi regalo junto a Eunchae, quien fue la única que accedió a acompañarme. Las demás insistían en que la comida era su mejor regalo, y aunque estaban en lo cierto, yo quería darle algo con lo que se emocionase genuinamente.

Aprovechando la salida que tenía Haewon con Hyunjin, comenzamos a decorar toda la casa, incluyendo su cuarto, en donde dejamos fotos de nosotras colgando de un hilo.

Sullyoon me había dicho que Haewon no tenía interés en salir, pero lo había hecho porque él le había rogado que se juntasen, diciendo que tenía un obsequio importante para ambos. Como jode.

─ ¿Cuál es su color favorito?─Miré a Jini un par de segundos, frunciendo el ceño, y volviendo a mi trabajo de pegar letras en la pared.

─ Rosado.─Me mordí el labio, algo vacilante de seguir hablando.─ Incluso mi madre lo sabe, ¿en serio tú no?

A excepción de Eunchae y Bae, las demás me miraban con muecas incrédulas, haciendo el ligero atisbo de querer bromar al respecto. ¿Cómo no podían saberlo? Haewon pintaba con el rosa, su cama era rosa y su clóset está lleno de ropa rosa, no era tan difícil adivinarlo.

Jini se encogió de hombros, tomando su abrigo y saliendo de la casa, dispuesta a comprar los globos y la corona de princesa que olvidamos.

Tenía mi regalo escondido en el cuarto porque temía que no le gustase o me rechazase. La llevaba ignorando durante tantos días que fácilmente y de forma justificada podría molestarse.

Bufé, terminando de pegar las letras, alejándome un poco para ver si había quedado todo en su lugar. En efecto, habían quedado más que bien.

─ ¿Piensas que está molesta?─La pregunta de Kyujin me hizo voltear la cabeza, confirmando que se dirigía a mí. ¿Era tan obvia? Ni siquiera había hablado o puesto una expresión fuera de lo normal. Asentí, viendo su diminuta sonrisa.─ Oh, no lo está, no pienses eso. Es como Kyujin-unnie, no puede enojarse.

─ Para que esté molesta debe ser algo imperdonable, grave, y hasta ahora, no me ha dicho nada. Kyujin me calmó, dejando sus cosas de lado para tomar mis mejillas.─ Si hoy no le hablas, entonces sí que te echaría de la casa así que piensa bien qué harás para no mostrarte distante.

Reí un poco, abrazándola y sintiendo sus brazos alentarme a que me relajase, sabiendo que estaría ahí para mí. Di un salto al ver a Jini entrando acelerada, con las cosas en mano y respirando como si hubiese visto el mismísimo diablo.

─ ¿Y a ti qué?─Preguntó Sullyoon, tomando las cosas para repatirlas entre Jiwoo y yo.─¿Viste al Piñera en bikini?

─ ¿A quién?─Preguntó, negando con la cabeza.─ No importa, debemos apurarnos. Haewon estaba en la tienda, la vi y viene en camino.

Abriendo los ojos de golpe, tomé una silla para subirme y pegar los globos en el techo rápidamente, tambaleando y casi cayendo. Kyujin me sujetó firmemente mientras ayudaba a inflar junto a Woo.

Pegué el último globo y me bajé, satisfecha con todo lo que habíamos logrado. Fui al encuentro del pastel de frutilla y lo dejé sobre la mesa, sintiendo mi estómago rugir al ver la caja de pizza abierta, jokbal y los ramen llenos de carne.

Bae se apresuró en tomar la corona para luego acercarse, entregándomelo bajo la atenta mirada de todas. Me negué, haciendo mis manos puños para no tomarlo.

─ Tú le pondrás esto.─Dijo, y al ver que no iba a ceder, me lo dejó sobre la cabeza. Lo tomé de forma obligatoria, mirándola algo pasmada.─ Tienes que hacerlo, ella se sentiría feliz con eso.

Oh, ¿de verdad? Se sentiría feliz con cualquiera, basta de excusas.

Estremeciéndome de forma nerviosa, me puse frente a la puerta, viendo expectante cómo la manilla giraba tardíamente, abriéndose y dándole paso a una distraída Haewon.

─ ¡Sorpresa!

Entendiendo finalmente lo que sucedía, una alegre sonrisa fue creciendo en sus labios, haciéndose aún más grande cuando le coloqué la corona con precaución de no hacerle daño o despeinarla. Ellas se abalanzaron al instante, yo quedándome aferrada a su cintura, y notando lo mucho que extrañaba tenerla cerca.

Se fueron alejando, pero yo no quería soltarme aún.

Haewon me miró, muy sorprendida, aunque no dudó en abrazarme por los hombros, apretándome.

─ La parejita se reconcilió.─Murmuró Sullyoon, creyendo que no la había oído. Sin soltar a Haewon, la miré, entrecerrando los ojos y provocando su risa.

Los cumpleaños eran los únicos días en donde me gustaba adherirme a las personas como un chicle. Llenarlas de amor, besos y abrazos era lo más liberador que podía hacer, tomando en cuenta que me costaba demostrar ese tipo de cosas.

Haewon no se escapaba de eso; los cumpleaños pasados la había llenado de besos y caricias, incluso la había llevado a la playa como regalo, tomando de su mano durante todo el viaje. Hoy no sería distinto, menos si había reaccionado cómoda con mis gestos.

Le tomé la mano e hice que me siguiese, viendo todo lo que habíamos hecho para ella. Abrió la boca, estupefacta, sus ojos cayendo con gran velocidad en la comida.

Subió hasta el techo, donde estaba repleto de cintas y globos rosas, terminando con las cursivas letras de "Feliz cumpleaños, Haewonie" puestas en la pared, dando saltitos de alegría.

Se sentó demasiado ansiosa en la mesa, justo frente al pastel decorado con una velita de Vainilla. Reímos un poco ante su frenesí y me acerqué a encender la vela.

Apenas lo hice, me la pensé dos veces antes de hacer cualquier otro movimiento, pero sin querer que el miedo y el pánico me venciese, me senté sobre sus piernas, envolviendo uno de mis brazos en su cuello. Sus brazos me sujetaron por la cintura y me sonrió tontamente, causando una sonrisa llena de ternura de mi parte.

Comenzamos a cantar para ella, y en seguida me percaté que sus ojos brillaban en lágrimas. La escondí en mi cuello, acariciando su espalda. ¿Estaba triste? Si Hyunjin había hecho algo para hacerla sentir así, era capaz de destrozarlo con mis propias manos...

─ ¿Estás bien, unnie?─Le preguntó Jiwoo, alzándole la barbilla con una mirada comprensiva. Haewon asintió, secándose las lágrimas, un poco avergonzada.

─ E-es sólo que las quiero mucho... ─Sorbió su nariz, mirándonos.─ Estoy muy agradecida de tenerlas c-conmigo.

Mi corazón latió ante sus palabras y nos volvimos a abrazar entre todas, asfixiándola. Verla en semejante estado, había provocado que quisiese cuidarla todo el día, era una persona increíble.

Mientras abría el último regalo, yo me removía inquieta en mi lugar. ¿Debía entregarle el mío? Mi regalo era una completa estupidez comparado con el de Bae, incluso Jiwoo le había regalado una caja de lápices gigante para que colorease su libro de dibujos.

─ No tengo un regalo para ti... ─Mentí, prefiriendo que estuviésemos solas para dárselo, sería mucho más fácil para mí.

Kyujin me miró con el ceño fruncido, seguramente no entendiendo porqué le dije aquello. Ella había sido testigo de cuánto tardé en elegirlo.

─ Lily-ah, no me importa.─Haewon se sentó en el sofá, y antes de que pudiese cruzarse de piernas, me senté arriba de ella otra vez. Me sonrió, inclinándose.─ Me gusta más cuando me tratas así, llena de amor. Así que tú serás mi regalo.

─ Gracias por decirlo en voz alta, para el próximo cumpleaños me voy a envolver en papel de regalo y te esperaré en la cama.

Dijo Kyujin, recostándose sobre nosotras e ignorando lo insinuante que había sonado. Nos quejamos ante el peso, riendo y abrazándola para que no se cayese.

─ Lilynie.─Susurró Haewon a quemarropa con mi oreja. Sentí un escalofrío en todo el cuerpo y tuve que evitar voltear la cabeza para no toparme de cara a cara con ella. Mi cuerpo estático la hizo saber que la había escuchado y prosiguió:─ Hoy te ves muy bonita.

Chillé por lo exaltada que me dejó eso y me tapé la cara, muy avergonzada. Ella me abrazó al ver lo que había causado y comenzó a reír fuertemente. Estaba jugando.

Arrugué la nariz, acercándome y dándole un duradero beso en la mejilla. Se lo merecía, y en cuanto me alejé, me lo devolvió, sonriente.

"Importante: si la persona es amigo/a tuyo/a, estos cumplidos no necesariamente serán indicadores de su interés. Puede ser que lo haga sólo porque es un/a buen/a amigo/α.

No me importaba realmente si lo hacía de forma amistosa. Lo que me parecía encantador de su parte, es que me siguiese halagando como si la que necesitase detalles lindos hoy fuese yo.

Ella había pedido que no hiciésemos nada salvaje, no quería alcohol ni fiestas, ni dormirse tarde. La comida nos había dejado llenas, tiradas en el piso. Según ella, merecíamos descansar después de tanto trabajo.

Cada una comenzó su camino hasta su cuarto, y cuando llegué al mío junto a Rosé, inmediatamente distinguí mi regalo sobre la cama.

¿Debía ir a dejárselo al cuarto o...?

─ ¿Se lo entregas tú o se lo entrego yo?─Rosé puso las manos en su cintura y me señaló la puerta. Negué, dejando el regalo a un lado.

─ Será mejor que se lo entregue mañana.─Iba a refutar, pero terminó convenciéndose de que sería lo mejor. Haewon no iba a enfadarse.

Miré la hora en mi celular una vez más, suspirando al ver las dos y media de la mañana marcando la pantalla.

Sentí casi imperceptibles pasos sonando por el pasillo, y miré la puerta justo para ver la luz filtrándose por los espacios. Alguien estaba en la sala de estar, ¿quién podía estar despierta a esta hora?

Me levanté en silencio, procurando que Rosé siguiese durmiendo igual que un bebé. Abrí la puerta, asomándome sólo para ver el cabello de Haewon en el sofá y la televisión encendida.

Tragué. ¿Debía ir con ella?

Regresé al cuarto, apoyándome en la puerta.

Era distinto ser cariñosa y hablar con ella estando rodeada de personas, con estar completamente solas intentando interactuar.

Viendo mi regalo, lo tomé y lo apreté contra mi pecho. Era mi momento de entregárselo, luego regresaría a la cama.

Lo escondí tras mi espalda y salí, dirigiéndome a paso lento hacia ella.

Al segundo de ponerme a un lado del sofá, sus ojos se posaron en mí, su boca entreabierta, esperando por un pedazo de jokbal que nunca llegó.

Reí ligeramente, viendo que estaba sentada con sus piernas estiradas al largo del sofá. Me hacía todo mucho más sencillo si no me daba espacio para sentarme, así sólo le daba mi regalo y no había nada más que hacer allí.

─ ¿Qué haces despierta a esta hora?─Su pequeña sonrisa apareció ante mi pregunta. Dejó su comida en la mesita de centro y me miró, suspicaz.

─ ¿Qué haces tú despierta a esta hora?─Sabía los problemas que tenía para dormir, así que simplemente me encogí de hombros. Bajó su mirada hasta mis brazos e intentó ver qué era lo que escondía, pero no la dejé.─b¿Qué tienes ahí?

─ ¿En verdad quieres saber lo que tengo?─Asintió, queriendo parecer desinteresada.─ Te lo diré, ¿pero prometes no decepcionarte?

Se acomodó un poco, frunciendo el ceño.─ Lily-ah, claro que no voy a decepcionarme. ¿Qué tienes...?

Saqué al colorido osito de peluche, el mismo que la había enamorado en el supermercado.─ Feliz cumpleaños, Osita... ─Soltó una risita, estirando las manos para tomarlo. El brillo cristalino en sus ojos era honesto, estaba emocionada. Boté el aire que estaba conteniendo, feliz con que le haya gustado más de la cuenta.

─ ¿Cómo iba a decepcionarme? Es el mejor regalo de la noche.─Recordé, sin poder controlarlo, que ella me había dicho hace unas horas que yo era su mejor regalo. La incomodad me hizo apretar los labios, sabiendo que esta era la señal que necesitaba para irme.─ Muchas gracias, Lysie... Eres muy linda.─No dejaba de mirar al oso, acariciándolo y jugando con su nariz.

"No todas las personas son tan directas para los cumplidos. No te preocupes si no dice nada al respecto."

Los adjetivos que menos le calzaban a su persona, era tímida y cohibida. Ella era directa, algo descarada, y me gustaba.

─ Espero que lo cuides.─Asintió rápidamente, abrazándolo. Sonreí de forma corta, satisfecha.─ Ya me voy... Buenas noches, osi, espero que duermas bien.

Hice una reverencia antes de comenzar a caminar. No escuché ninguna replica, lo que me hizo decepcionar de sobremanera.

─ ¿Lily?─Mi corazón se detuvo un par de segundos y volteé, parpadeando.

─ ¿Sí, Osita-ah?

─ ¿Por qué no te quedas conmigo?

Intenté no deglutir porque sabía que podía atragantarme. Mis manos empezaron a sudar y me encogí de hombros, esperando que no se diese cuenta de lo nerviosa que estaba.

─ Creí que te molestaría.─Sonrió dulcemente, haciendo un gesto con su mano para que me acercase.─ Jamás me molestarías, ven acá.

Me acerqué, viendo cómo levantaba sus piernas para que me sentase ahí. Apenas lo hice, las colocó sobre mi regazo, volviendo su mirada hacia la televisión. La imité, intentando entender qué hablaban, pero no entendiendo una mínima palabra. Me concentré en hacerle cariño en sus piernas, formando figuras.

¿Era el momento indicado para hablar?

Suspiré, molesta con no poder enfrentar el más pequeño inconveniente.

─ ¿Podemos hablar sobre tu baile y el Pocky?─Hablé tan rápido que ni siquiera titubeé. Sentí mis mejillas tomando su clásico color carmín, y sus ojos se posaron en mí.

─ Podemos hablar de lo que quieras, ¿qué pasa con eso?

¡¿Qué pasa con eso?!

¡¿QUE PASA CON ESO?!

Quise abofetearla al hacerme sentir exagerada, como si el problema estuviese en mi cabeza.

Por supuesto que no estaba siendo paranoica, tenía todo el derecho de querer aclararlo, ¿verdad?

─ ¿No te sientes incómoda después de eso?─La miré, conectando con ella al instante. Estiró sus labios en una diminuta sonrisa ladeada, halando de su cabello hacia un lado.─ Ya sé a dónde quieres llegar... No me siento incómoda, sólo me siento así cuándo tú lo estás.

Alcé una ceja, atenta.─ ¿A qué te refieres?

─ Me gusta tu compañía, Ly, pero cuando ocurren cosas que exceden tu límites, siempre te alejas o te incomodas estando cerca de mí.─Desvié la mirada, sabiendo que estaba en lo correcto.─ Es molesto porque tú no me incomodas de ninguna forma, nunca, y cuando me evitas me hace sentir... Algo tonta.

─ Unnie, no lo eres...

Claro que no lo era. Ambas sabíamos que yo tenía serios problemas con diferenciar sus sentimientos, y quizás,
desde un principio tuve que evitar saberlos. Ella, independientemente de lo que sienta por mí, siempre había hecho las cosas bien. Yo era la que lo empeoraba.

Yo era la tonta que nunca le devolvió nada.

─ No me importa serlo.─Admitió, jugando de forma inconsciente con el peluche.─ Sé que soy muy torpe, ni siquiera puedo dividir... A lo que quiero llegar es que soy tonta, pero no me gusta que tú me hagas sentir así.

Me entristecí de forma excesiva, queriendo encogerme en el sofá. Estaba apenada al entender cómo se sentía, y me aclaré la garganta, forzándome a pedir disculpas.─ Lo siento mucho, prometo no volver a hacer algo así...

Escuché su suave risita y la miré, curiosa y avergonzada.─ Acuéstate aquí.─Palmeó su pecho, dejando caer una de sus piernas para que me acostase entre ellas.

Quedé algo congelada. Esto, por mucho, era más íntimo que su baile.

─ ¿D-de verdad? No creo que s-sea cómodo para ti, puedo irme a...

─ Lily. -Me retó, callándome. Volvió a palmear su pecho mientras dejaba el peluche en el suelo.

─ E-está bien.─Asentí, enderezándome para recostarme sobre ella.

Al segundo de apoyarme en su pecho, sentí su corazón latiendo más agitado de lo usual, pero nada comparado con el mío. Yo, además, estaba respirando irregular, temblorosa.

Sus dedos se escabulleron por mi cabello con sumo cuidado, acariciando con afecto. Mis ojos se fueron cerrando sin esperar mucho, relajándome profundamente. Con cada caricia, el sueño me golpeaba con fuerza, como no lo había hecho durante todos estos días.

Hice el esfuerzo de levantarme, fracasando. No quería dormirme encima de ella, luego no tendría cómo levantarse y no quería molestarla.

─ ¿Qué pasa?─Preguntó, susurrante. Con los ojos somnolientos, la miré.─ ¿Tienes sueño?

─ Muchísimo... Pero no quiero molestarte, así que es mejor que me vaya a mi cama, tú también deberías.─Volvió a hacerme mimos, debilitándome.─ Osita...

─ Me da sueño hacerte cariños, que estés encima es mucho mejor que dar vueltas en la cama. Oh, sí, dar vueltas en la cama era lo más desesperante que me había pasado.

─ Sólo no quiero que te duela la espalda... ─Empecé a murmurar casi incomprensible, arrastrando las palabras.

─ Entonces deja que me recueste... Sólo un poco... ─Moví la cabeza, dejando que lo hiciese. Una de mis manos se apoyo en su musculado brazo, en un intento de devolverle las caricias. Su mano se apoyó en mi columna con gentileza, haciendo un delicado vaivén de arriba hacia abajo.─ Es curioso que tengas sueño con tu insomnio... ¿Has pensado que sólo no te gusta dormir sola?

Sí que lo había pensado, pero no estaba segura de que eso causase mi insomnio.

─ No lo creo...─Boté un bostezo, acomodándome mejor.─ Perdón si peso y te... Aplasto...

Carcajeó suavemente.─ No pesas, Linnie.─Me abrazó, suspirando.─ Y será mejor que duermas, estás balbuceando.

─ De acuerdo...─Acepté sin quejas, escondiéndome en su cuello. Olía demasiado bien, y ni siquiera era por haberse bañado o su perfume, su aroma natural era embriagante. Uno de sus dedos trazó mi mandíbula, subiendo un poco para hacerlo con mi nariz y mis mejillas. Estaba saturando mi aguante, estaba a punto de caer dormida... Pero necesitaba saber algo más.─ ¿Haewon...?

─ ¿Sí?─Preguntó bajito, por lo que supuse que también se estaba durmiendo.

─ ¿Vas... Vas a estar aquí cuando despierte?─Sentí un dulce beso en la frente, y sonreí perezosamente.

─ ¿Quieres que no lo esté?

─ Quiero que lo estés...─Apretó un poco mi cintura al escucharme y volvió a suspirar.

─ Entonces estaré. Seré lo primero que veas cuando despiertes.─Asentí, sintiendo su voz más lejana.─ Ahora tienes que descansar, ¿bien? Buenas noches, Lily-ah.

Sin poder responderle o decirle algo más, me dormí. Era la primera vez que caía rendida de esa forma, como un tronco.

─ dami’s note   :   ksks, perdón si estoy muy alejada de las actualizaciones, estoy tratando lo más que pueda para actualizar, besos <3

por cierto, ¿ya escucharon todo el album de nmixx?, yo no tengo palabras para describir lo perfecto que es lptm, es tan good

vamos empezando el año bien mi gente

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