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Capitulo O5

5. Fíjate si te imita.

❝Reflejar los movimientos del otro es una señal de atracción subconsciente. Si le descubres frecuentemente imitando tus gestos, es muy probable que le gustes. Puedes probarlo imitando sus gestos también. Por ejemplo, tócate el cabello cuando él/ella se toque el cabello, pásate la mano por el rostro cuando él/ella lo haga, siéntate de la forma que él/ella se sienta, y más. Estas señales subconscientes te demostrarán cuál es la situación. ❞

Me había quedado sola en el cuarto del hotel. Las demás habían ido a comprar chatarra, como cada día, porque la comida del hotel era demasiado saludable para ellas.

La única que había desaparecido temprano sin siquiera avisar ni comer, había sido Haewon.

Ninguna se vio demasiado preocupada o interesada, pero yo sí que lo estaba. Habían pasado horas y no recibía ni un mísero mensaje o llamada de su parte. Tampoco tenía que alertarme como si fuese su madre, pero no se había conectado ni se había despedido, eso era algo por lo que obviamente debía de estar con los sentidos encendidos y ansiosa.

Levantándome de la cama, fui directo al baño a mojarme la cara. Tenía los ojos resecos, unas pequeñas ojeras y un cansancio desmesurado. Sabía que tendría más consecuencias si no comenzaba a dormir mejor, pero era más fácil decirlo que hacerlo.

Por las noches me quedaba dando vueltas eternas, destapándome y volviendo a taparme o dando saltos inconscientes cuando estaba a punto de dormirme, y eso lograba que el intentar conciliar el sueño fuese imposible.

La puerta sonó y me asomé sólo para ver a Haewon entrando con una gran sonrisa, sujetando una pequeña bolsa y llevando puesto un abrigo que nunca había visto. Mirándolo bien, podía apostar que no era de ella. Le quedaba realmente grande, y ella no solía usar ropa de tallas así. ¿Debería preguntarle sobre eso o su alegre semblante?

── ¿Pasó algo o por qué tienes esa cara?── Pregunté con una ceja alzada, creyendo que lo último era más importante. Salí del baño para acercarme a ella, no quería que nos hablásemos de esquina a esquina, pero entonces, a paso apresurado, también comenzó a acercarse.

Al principio creí que sólo era para acortar la distancia, pero se estaba acercando demasiado, hasta el punto de estar frente a mí y no detenerse.

Retrocedí sin pensarlo, mirándola con tantas dudas que ni su sonrisa me dejaba resolver. Apreté suavemente los labios, poniendo mis manos en la espalda para saber cuándo iba a topar con la pared.

Mis ojos viajaron hasta su boca, su labial rojo oscuro llamando mi atención de pronto y sin intenciones de más. Su agradable sonrisa comenzó a ensancharse, mostrando sus dientes.

Mi mirada volvió a subir, no entendiendo qué era lo estaba pasando. Antes de siquiera preguntarle, me sujetó por la cintura, reteniéndome y dejando su frente casi apoyada en la mía.

Mis manos temblaron, no entendiendo si la situación era fraternal, romántica o si sólo me había extrañado. Puse mis manos sobre su pecho, como si tratase de alejarla.

── Me llamaron hoy, Lily-ah, la casa está lista. ──Soltó, sin explicación previa además de eso, sonriendo aún más.

Mientras procesaba lo que acababa de decir, me dio un corto y dulce beso en la punta de la nariz. Mis ojos se abrieron grandemente, por fin entendiendo, y la abracé por el cuello, feliz. Ella, emocionada, me alzó, llevándome hasta el sofá.

Los padres de Haewon se habían mudado hace unas cuántas semanas, por lo que esa casa terminó vacía; amoblada, pero vacía y en sus manos. Faltaban detalles por ajustar y que ella había tratado de solucionar en el menor tiempo posible, ya que pagar el hotel para todas durante tantos días parecía más caro que una remodelación de hogar. Por ello habíamos decidido no molestar a los padres de Bae y Kyujin para quedarnos a dormir, estábamos esperando a Hae.

── Eso realmente me alegra mucho.── Murmuré, alejándome para mirarla. ──¿Por eso no estuviste en toda la mañana, estabas viendo la casa? ──Su expresión pareció disminuir a una menos alegre, desviando la mirada, no como si me estuviese evitando, sino como si quisiese planear una mentira en segundos.

── Algo así.

── ¿Algo así? ──¿Cómo que "algo así"? Ella no era mi novia ni mi hija, no debía de contarme nada si no quería, pero debía de hacérmelo saber. No quería quedarme con dudas durante toda la noche, sobre todo sabiendo que me había mentido.

Su cuerpo pareció cohibirse ante mi pregunta, y con eso me demostró que escondía algo.

La puerta volvió a abrirse, las demás haciendo paso adentro con sonrisas exageradas. Se notaba que la habían pasado de maravilla, no necesitaba analizarlas demasiado para saber que hace solo unos segundos atrás se ahogaban de la risa. Todas miraron a Haewon, pero Sullyoon pareció percatarse de algo más, viéndola de pies a cabeza con una expresión tan curiosa como inquieta.

── ¿Y ese abrigo es tuyo? ──Haewon se miró a sí misma, como si se hubiese olvidado de lo que traía puesto.

Las ignoró, acercándose.

── Chicas, arreglen sus maletas porque ya nos vamos de aquí.

── ¿Y eso por qué o qué?-Preguntó Rosé, dejando las bolsas sobre la mesa.

── La casa está lista.

La entendieron de inmediato, y no dejaron pasar mucho tiempo sin comenzar a gritar. Me uní a ellas, girando alrededor de Haewon casi como si fuese un ritual.

Si los vecinos del pasillo no salían a quejarse, era porque em definitiva estaban sordos.

── ¿Deberíamos hacer una fiesta? - Jini habló, haciendo que nos detuviésemos.

── ¿Ya quieres emborracharte? ──Rosé rio al decirlo. Haewon y yo nos miramos al instante, pensando exactamente lo mismo.

¿Con qué cara se lo decía? Ella era la alcohólica del grupo.

Entre todas nosotras, sólo Eunchae y yo no bebíamos demasiado. Aunque, para ser honesta, yo tenía muy buena resistencia, más que Kyujin y Jini juntas. Sólo no me gustaba el sabor del alcohol, incluso la cerveza me parecía asquerosa.

── No vamos a bailar, ¿verdad?─Bae se metió, hablando en voz baja. Sus ojitos se veían muy cansados, señalando que tampoco estaba durmiendo bien.

──¿Una fiesta sin baile? Eso no es fiesta, Beibei.── Dijo Haewon, cruzando un brazo por sobre sus hombros.

La estúpida sólo lo decía porque sabía bailar, era una egoísta que no veía por nosotras, las tímidas y tiesas como fideos sin cocinar.

Eunchae y yo nos avergonzábamos todo el tiempo con ello. Ninguna sabía improvisar, así que sólo hacíamos lo primero que se nos veía a la cabeza para vernos graciosas, pero por dentro, queríamos llorar de la pena.

── ¿Qué esperamos para irnos? Ya, vayan a guardar sus cosas. ──Sullyoon comenzó a echarnos como si fuésemos perros, y no me quedó de otra que reír, obedeciéndola.── Y se apuran, no tengo todo el día.

Entrando a la casa de Haewon, quedé verdaderamente sorprendida. Era demasiado amplia; tenía una cocina americana, tres cuartos y dos baños. Hasta los sofás brillaban, relucientes, como si fuese una casa completamente distinta.


Jiwoo, muy sorprendida, sujetó el brazo de Hae, haciendo que esta la mirase con rapidez.── ¡Esto es increíble, Haewon-unnie!

Los hoyuelos en sus mejillas se remarcaban cuando sonreía, cosa que la hacían ver extraordinaria, muy bonita. Y a pesar de que éramos del mismo tamaño, sentía que a ella le regalaba un encanto superior, y ni hablar de su cara de bebé. Jiwoo tenía la ternura grabada hasta en las letras de su nombre.

Haewon sonrió con ternura, estirándose para regalarle un beso en la mejilla.

── ¿Deberíamos comenzar a beber ya?──Jini se veía realmente impaciente. ¿Desde hace cuánto no bebía?

── Recién son las 7 de la tarde, Jinie.── Dijo Kyujin, divertida.

── ¿Y eso qué? Podríamos tener una pijamada, jugamos a algo mientras bebemos... Y luego hacemos lo que se nos plazca.

── ¿Hacer lo que se les plazca? No lo creo, recuerda que esta es mi casa y no quiero despertar con hoyos en las ventanas.

── Con eso me refería a bailar, Hae-chan.

Ella sonrió, abriendo la boca mientras asentía. ── Ah, bueno, entonces sí... Echó un vistazo a su maleta y ──abrió los ojos, posiblemente recordando algo. Me tomó del brazo rápidamente y comenzó a arrastrarme por el pasillo.── Haremos lo que dijo Jini, así que vayan a buscar sus pijamas y dividan los cuartos. Yo me cambiaré con Lily en el mío, adiós.

Parpadeé. Me tomó por sorpresa y no sabía qué esperar al arrastrarme a su cuarto, sólo suplicaba por que no se le ocurriese sugerir que durmiésemos juntas ni esta ni ninguna otra noche.

── Hae, espera, mi pijama está en mi bolso, deja que...

Me calló con un sonido de boca. En cuanto entré a la habitación, cerró la puerta y comenzó a revolcar su maleta para desordenarla y hurgar en su interior. Me senté sobre la cama, observándola.

── Tu pijama está aquí. ──Me lo estiró una vez lo encontró, volviendo a sus cosas. No tenía idea de lo que buscaba. ──No sabes guardar tus cosas, Lily.

── ¿Cómo dices?

── Son más despistadas que yo, así que a veces reviso los cuartos antes de irnos y siempre me encuentro con cosas. A Eunchae se le quedó el carnet, a Rosé su brasier y a ti, el pijama.

── Oh, muchísimas gracias.── Se lo dije en serio, ¿qué haría yo sin mi pijama? Pasaba todo el día con él puesto.── ¿Necesitas que te ayude en algo o sólo querías que estuviese aquí contigo?

── Compré dos pijamas y quiero que escojas uno para mí. ──Sonrió victoriosa cuando encontró ambas prendas, alzándolas.── El que sobre se lo daré a Sullyoon. Me había pedido uno cuando salí por la mañana, pero lo olvidé y sólo compré para mí.

── ¿Siempre te compras dos pijamas?── ¿Quién se compraba dos pijamas?

── Oh, claro que no. Ahora tuve la suerte de querer dos. ──Se levantó, alzando sus cejas en mi dirección.── ¿Vas a ayudarme?

Asentí con entusiasmo. Sabía que no era una reina de la moda, la mayor parte del tiempo solía vestirme con ropa grande y holgada, también sabía que no era la indicada para opinar de atuendos ajenos, pero la realidad era que sí, ese era mi talento oculto: combinar ropa para los demás.

Haewon, sin vergüenza alguna, se quitó el abrigo, y antes de que pudiese detenerla para que se cambiase dentro del baño, retiró su suéter negro sin pensarlo.

Su semidesnudez me dejó paralizada, pero no lo suficiente como para no admirar su abdomen. Al intentar subir la mirada, me topé con su encaje negro, no pudiendo creer lo hermosa que se veía así. Desvié mis ojos hasta el suelo, sintiendo mis mejillas quemar. Ella no podía verme así, sería incómodo.

Aclarándome la garganta apenas me dio la espalda, hablé:── ¿No quisiste cambiarte dentro del baño?

── No, ¿para qué? Ya me has visto en otras condiciones.

Era cierto. La había visto en bikini, es lo mismo... Y una vez, por accidente, la vi saliendo completamente desnuda de la ducha. Ninguna de esas veces me había avergonzado tanto como ahora, y no tenía ninguna intención de cuestionármelo.

Terminando de colocarse su conjunto, se volteó hacia mí. ¿Cómo es que cualquier ropa se le veía bien? Era sólo un short rosa y un polerón corto del mismo color, pero se le ajustaba casi perfecto.

── Ese. Tienes que quedarte con ese.──Dije sin más y decidida. El otro pijama venía con los típicos pantalones anchos y un crop top, de seguro no se le veía mejor que este.

── ¿En serio? ──Preguntó, curiosa.── A mí me había gusto el otro.

── Puedes escoger el otro entonces. Tienes que sentirte cómoda, no buscar mi aprobación. ── Me miró un par de segundos, soltando una diminuta sonrisa antes de entrar al baño y verse en el espejo.

── Lo sé, tontita. Solamente me gusta que me halaguen. ──Hizo una pose, silbando.── No me queda nada mal. ──Admitió, haciéndome reír. Miró la otra prenda sobre la cama, dudando en probársela.── Como quiero que elijas por mí, me quedaré con este... ── Asentí, ahora yo dudando qué hacer con mi pijama.── No te sientes cómoda desvistiéndote aquí, ¿verdad?

──No es eso... Me sentiría incómoda en cualquier cuarto. No me gusta que me vean.── Asintió, comprensiva.

── Puedes cambiarte mientras yo voy a dejarle esto a Sullyoon ¿de acuerdo? ── Sonreí con apego cuando me dio un beso en la frente antes de salir del cuarto.

Apenas la puerta se cerró, intenté demorar lo menos posible en cambiarme de ropa. No quería que volviese a entrar y me atrapase en mitad del proceso.

Terminando, me quedé frente al espejo, sintiéndome distinta. No solía usar ropa corta en público, ni siquiera delante de mis amigas, por lo que esta era la primera vez viéndome así, con un short ajustado y una remera cortada. Lo usaba para dormir, así que no me había enterado de lo curvilínea que era hasta hoy.

Me peiné un poco, escuchando algunos cortos pasos dentro del cuarto. Me asomé, casi queriendo carcajear al observar cómo Haewon entraba con los ojos cerrados, intentando palpar la cama para sentarse.

¿Podemos hablar de lo genial que era ella? Tenía la libertad de entrar sin problemas y pedir disculpas si es que me pillaba en una reveladora situación, pero prefirió chocar con los muebles.

── Hae, puedes abrir tus ojos.

Haciendo caso, tardó unos segundos en mirarme por completo. Abrió la boca, encantada, y asintió.── Te ves preciosa...──Sonrojándome inevitablemente, salí disparada del cuarto. Oí su risa desde atrás, persiguiéndome.── Lily-ah, siempre me dejas sola.

Fue mi turno de reír, y me paré en la sala de estar a esperarla. Sullyoon y Bae estaban sentadas en el piso, hablando animadamente hasta que me vieron, y le dieron golpecitos el sofá para que me sentase cerca de ellas.

── ¿De dónde sacaron ese Vodka? ── Pregunté, con la esperanza de que me dijesen que era agua. No quería cuidar a nadie esta noche, menos si quedaban en un coma etílico.

── Jini lo había comprado hace días.── Bae respondió, soltando un bostezo.── Ahora fue con Eunchae a comprar más, de seguro quiere morir.

── No sólo fue a comprar alcohol, también dijo que quería cosas para jugar.── Añadió Sullyoon, viendo cómo Lily se iba directo a la cocina. Nos miró, gesticulando.── ¿Soy la única que siente que a Haewon le pasa algo?

── ¿No soy la única que lo notó?── Bajé la voz. Las dos asintieron, Bae mirando hacia la cocina justo para verla regresando con una sonrisa sospechosa y las manos escondidas en los bolsillos de su short.

Sin darme cuenta, se sentó sobre mis piernas. Tomó mi mano, dejando algo mientras se echaba hacia atrás, apoyando su cabeza en mi hombro.

❝Seguirte puede ser otra señal. Por ejemplo, si buscas un puesto, te sientas y al poco tiempo llega él/ella y se sienta cerca o en la misma mesa que tú, probablemente esté tratando de acercarse a ti. Cerciórate de no estar confundiendo su acercamiento con la falta de otro lugar dónde sentarse.❞

Hay todo un sofá vacío, imposible que faltase puestos para ella.

Mirando lo que me había dado, mis ojos brillaron. Era un chocopie. No los había comido desde que estábamos en el bus.── ¿De dónde lo sacaste?

── Lo compré para ti por la mañana.

Entonces fue de compras y aprovechó de hablar con sus padres sobre la casa, ¿tanto le costó decírmelo?

Apoyé mi cabeza sobre la suya, escondiendo el chocopie antes de abrazar su cintura.

── ¿Allí compraste ese abrigo que llevabas?

Hubo un largo silencio, así que no me quedó de otra que volver a insistir, meneando su brazo. Suspiró, respondiéndome:── El abrigo no es mío.

── Ah, ¿no? ──Negó con la cabeza.── ¿Es de tu padre?

Se sentó más derecha, volteándose un poco para enfrentarme.── No te enojes, por favor...── Oh, no. Ya estaba enojada.── Es de Hyunjin.

Quedé pasmada, apretando la mandíbula. ¿Había escuchado bien? Tragué con la garganta seca, mi pecho apretándose, entendiendo porqué no quería contarme nada.── ¿Hyunjin? ── Asintió, algo apenada.── Hae...

Si una más de nosotras se enteraba, pegaríamos el grito en el cielo.

Haewon no había tenido una vida muy alocada, pero Hyunjin se había encargado en llenarla de drama. Fue su novio, uno egoísta que nunca supo valerse sin ella.

El sueño de Hae siempre fue ser bailarina, por lo que venía a Corea durante un par de meses sólo para mejorar y ensayar con profesionales. Con el tiempo, ese pasatiempo se tornó en algo serio, y se esforzó muchísimo para surgir en un país donde ni siquiera manejaba el idioma. A Hyunjin no le importó eso, sólo quería tenerla para él cuando quisiese y donde quisiese.

Aunque ya habían pasado casi dos años de eso, todas fuimos testigos de las lágrimas que dejaba caer Haewon cuando ensayaba. Ella había decidido seguir su aspiración, pero le había costado un daño emocional fuerte y continuo.

Él, a pesar de saber que Hae ya estaba en Corea, le hablaba cada día, sin falta, recordándole lo mal que había hecho en dejarlo. Lo único bueno de la historia, es que gracias a esos tristes ensayos, nos volvimos unidas. Al principio sólo era Bae y Kyujin quienes la acompañaban en sus míseros días, pero cuando ellas no estaban, lo hacían las demás. Incluso Eunchae, quien aunque no entendía coreano ni mucho menos japonés, intentaba hablarle con un traductor o con ayuda de Jini.

── Repite ahora mismo lo que dijiste.── Sullyoon la miraba, molesta. Bae, en cambio, no dejaba de mirarme a mí con curiosidad. ¿Tengo algo en la cara?

── No dije nada. ──Respondió, escondiéndose en mi cuello como un pequeño ser indefenso.

Quería abrazarla, decirle que estaba bien y que no iba a pasarle nada, pero ya la había cagado y no iba a escapar de esta. No, no iba ni pensaba defenderla. Es más, necesito que me suelte. No sé cómo es que se le ocurre abrazarme sabiendo que estaba igual o más molesta que Sullyoon

─ Haewon.─ La retó, y sentí cómo Haewon se apretaba más a mí.─ Me miras ya o te...──Con una suerte de película, comenzaron a golpear la puerta. Las cuatro sabíamos que eran Jini y Eunchae, así que Sullyoon no pudo dejarlo pasar. Se levantó, acercándose a nosotras.── Cuando todas estén durmiendo, iré por ti y soy capaz de cachetearte si es que te niegas a hablar, ¿oíste?

Ella asintió con un puchero, logrando que Sullyoon bufase y se diese media vuelta.

Jini había entrado con tal ánimo, que hasta Sullyoon dejó de fingir su sonrisa. El tenso momento lo habíamos dejado atrás y ahora estábamos riéndonos, viendo cómo Kyujin intentaba reventar globos sobre Jiwoo.

Nos habíamos dividido en grupos, por tanto, todo el grupo perdedor debía tomarse un shot.

Luego de reventar menos globos y quedar como fracasadas, mi grupo aceptó el destino, queriendo cambiar de juego de inmediato ante el sabor del Vodka en la garganta.

Estuvimos de acuerdo con jugar a La Mafia. Por accidente maté a Haewon y ella me lo recriminó, haciéndome reír fuertemente. Se sentó alejada de mí, diciendo que únicamente aceptaría mis disculpas si la abrazaba.

Una parte de mí aún seguía reluctante. No podía abrazarla luego de enterarme sobre Hyunjin, algo me lo prohibía severamente. Debía reprenderla junto a Sullyoon y Bae, y entonces, quizás, recién podría volver a acercarme.

La hora se pasó rápido, llegando a ser las tres de la mañana. Unas estaban más mareadas que otras, pero sin duda, todas lo estábamos, incluyéndome.

── Adivinen. ──Soltó Eunchae, arrastrando las palabras.── Traje la bolita mágica~──Su aegyo nos dejó asombradas aunque por sobretodo, maravilladas.

¿Se refería a la bola de luces que usábamos en las fiestas de cuarto improvisadas? No tenía razón para traerla, y eso sólo me deja pensando en que siempre supo que tendríamos una pijamada.

── ¿De verdad? ──Jini habló igual de extraño, teniendo que taparme la boca para no reír.── Estamos listas para bailar entonces. ──Haewon quiso levantarse entusiasta ante eso, pero se cayó en el intento como una borracha.

Esta vez sí que reí, pero ayudándola a levantarse.

── Nos vamos al cuarto de invitados, muevan el trasero y síganme. ──Dijo, dando saltitos por el pasillo, pero se frenó en cuanto notó que nadie la seguía por estar aún tendidas en el piso.── Vamos, ¿qué esperan?

¡¿Cómo es que esto no se consideraba una mansión si tenía más de cuatro cuartos?!

Apoyándonos entre Jiwoo, que parecía la más consciente, nos levantamos y fuimos tambaleándonos a la habitación. Eunchae dejó la bolita encendida en medio, y Haewon colocó música aleatoria, comenzando a bailar como si ni una gota de alcohol estuviese en su cuerpo. Yo, por supuesto, fui el payaso de la fiesta al querer imitarla y copiar hasta sus gestos, fallando notablemente.

Mientras todas bailaban de forma exagerada, incluso las canciones tristes, me rendí y caí agotada en la silla a un lado de la cama. Eunchae, acalorada, se tiró al frío piso, respirando pesado.

Al segundo de haber cerrado los ojos, tuve que abrirlos cuando comenzaron a gritar en coro:── ¡Hae, Hae, Hae! ──Se fueron dispersando para darle espacio, dando aplausos alentadores. Bailaba verdaderamente increíble, hasta movimientos tan castos como pasar la mano por su clavícula, se le veía inaudito y hasta artístico.

Pronto, una a una se fueron sentando, menos Kyujin. Ella se unió al baile de Haewon, siendo la versión completamente opuesta; una más tierna y risueña. Haewon era seductora, incluso su sonrisa ladeada le daba un toque característico de completa sensualidad.

Escuché la risa de Bae, y la miré queriendo saber qué era tan divertido. La encontré con sus ojos fijos en mí, y entendí que se estaba burlando de mi cara. Cerré la boca de golpe, muy avergonzada de que me haya visto tan absorta.

Intenté ignorarla, no queriendo perderme mucho del baile. Bae y Rosé empezaron a murmurar entre ellas, soltando risitas cada vez que me miraban.

Bae se levantó, y sólo me enteré para qué cuando la música cambió. Una mucho más lenta y candente resonó por los parlantes, logrando que Haewon de inmediato se pusiese a bailar más delicado y provocativo, suave. Kyujin se sentó en las piernas de Rosé, gritando eufórica. Las demás la siguieron, pero yo me había quedado muda. Estaba segura que un ratón me había comido la lengua sin siquiera percatarme.

── ¡Haewon, deberías bailarle a Lily mira cómo la tienes! ──En cuanto Rosé dijo aquello, el calor subió hasta mis mejillas y la miré con ganas de meterle un calcetín por la boca.

Ese deseo sólo aumentó cuando sentí ocho pares de ojos mirarme, la de Haewon siendo la menos escandalizada. Las demás parecían risueñas, pero se tapaban la boca con pánico... Un pánico muy gay. Agradecía estar a oscuras para que no vieran mi furioso sonrojo, aunque en cuanto hablase, la voz me delataría. De igual manera, salté en mi defensa.── ¡C-claro que no!

Aunque, para ser honesta, ¿sería tan malo que me bailase? No es que lo quisiera, es sólo que Sullyoon y Kyujin a ya me habían bailado a modo de broma y nadie dijo nada sobre eso. Con esto buscaban hacerme sentir incómoda y no entendía cuál era la gracia.

Antes de que alguien pudiese decir algo más, Haewon comenzó a acercarse con una sonrisa maliciosa. Caminaba como una modelo, exagerando un poco aunque sin ser demasiado teatral, lo que provocó una oleada de risas.

Se me subió a horcajadas, posando una mano en mi cuello y la otra la dejándola al aire. Empezó con un lento movimiento de caderas, logrando que, aunque se estuviese riendo un poco, el erotismo del momento no se borrase.

Estando consciente de que iba a quedar como idiota si la miraba demasiado, me tapé la cara con las manos, escuchando algunos abucheos por ser tan aguafiestas.

Haewon, para mi sorpresa, quitó mis manos para colocarlas en sus muslos.

Entrando en un colapso mental por estar tocándola, quise sacar mis manos temblorosas, pero ella lo prohibió, posando sus manos sobre las mías hasta que me rindiese y aceptase lo que estaba pasando. Terminé cediendo, pero era incapaz de mirarla.

── No te pongas así, se notaba que lo querías.── Jini lo dijo entre risas, como si fuese un chiste. Lo era, pero ya no podía tomarlo como tal.

Podía apostar que no cualquiera tenía un espectáculo tan increíble como este, y a duras penas, aceptaba que si estuviésemos solas, me hubiese quedado completamente embobada. No sabía si era por el alcohol haciendo su efecto casi nulo, pero quería disfrutarlo y se me hacía difícil por estar retraída.

Cerré los ojos con fuerza, escuchando risas y una mano posarse bajo mi barbilla.

De forma inconsciente, los entreabrí, topándome con esa dulce sonrisa llena de confianza y diversión.

Y entonces ocurrió lo que jamás creí que podría pasarme con ella: me perdí en sus facciones, en sus ojos.

Nunca había tenido la oportunidad de detallar sus ojos como lo estaba haciendo ahora, y me arrepentía plenamente. Eran tan estimulantes, brillantes e incitadores, que sentí caerme en un abismo por ellos. Temía por la vulnerabilidad que se instalaba en mi pecho, me asustaba porque no sabría si mañana querría mirar sus ojos de esta forma otra vez. Y si era así, ¿qué podía hacer?

Tomando una valentía imaginaria, una de mis manos acarició su muslo, sabiendo que las demás no podrían percibirlo. Mi temperatura fue en subida, y no sabía si era porque su baile me estaba gustando más de lo que debería o porque la habitación estaba caliente.

Ambas estábamos conscientes, pero el mareo que sentía, ya no tenía explicación. No estaba segura de que el efecto del alcohol siguiese en mi cuerpo, pero no quería creer que su aroma o su imagen sudada me embriagaba más que cualquier otro licor.

Mi mirada se volvió más libre, queriendo recordar su cuerpo cuando despertase por la mañana. Mientras la memorizaba de pies a cabeza, me enardecí. Ya no podía escuchar a nadie más por estar concentrada en ella y sólo ella.

Y así, volví a notar algo más: era realmente hermosa.

Sabiendo que quedaban pocos segundos para que la canción terminase, y con él, su baile, atrapé sus caderas, dejando que siguiese sus movimientos como se le antojasen. Aunque, sin poder evitarlo, la acerqué un poco más.

Su mano volvió a escabullirse por mi cuello, agarrándome firmemente antes de bajar sus labios hasta allí y dejar un húmedo y duradero beso. Una corriente me recorrió en toda la espina dorsal, lo suficientemente intenso como para hacerme suspirar con ganas de más.

Viendo cómo se bajaba para seguir bailando en medio del cuarto, escuché ecos, para luego sentir los gritos con claridad otra vez. Me levanté, algo aturdida, caminando hacia la cama junto a Jiwoo. Ella rió, aún más atónita que yo y se me subió encima.

Como predije, no sentí nada similar a lo que había sentido en esa silla junto a Haewon.

── ¿Qué se sintió? ──Preguntó, casi chillando. Una de mis manos se fue hasta su cabello, pasando un mechón detrás de su oreja para que no me cayese en la cara. La otra la apoyé en su cintura, encogiéndome de hombros.

── Estuvo bien. ──Admití, desinteresada.

── ¡¿Sólo eso?! ──Preguntó, exasperada, agarrándome las mejillas para que la mirase.── Vamos Lily, se notaba desde lejos que te dejó toda estúpida.

── Solo fue un baile. ──Reí, suspirando.── De seguro Kyujin también me dejó así.

── ¿Te ha bailado Kyujin?

Asintiendo, sonreí ligeramente.── Fue divertido.

── Conozco las cualidades de Kyujin, pero no creo que ese baile haya sido más apasionado que este. ──Le golpeé el brazo, avergonzada. ¿Apasionado? Esa palabra decía más de lo que debía.── ¡Es verdad! Quedaste por los aires, ¿no te sientes más relajada? ──Negué, mintiéndole descaradamente.── ¿Y tensa? ── Negué, esta vez diciendo la verdad. Todo lo tensa que podía estar, se fue gracias al baile de Haewon.- Entonces no sé qué tienes, pero eres otra Lily desde que saliste de esa silla.

Reí, rodando los ojos. Era una exagerada.

Apenas Eunchae dijo que estaba a segundos de desmayarse por el sueño, todas comenzamos a ordenar, aunque yo decidí irme derechito hacia mi cuarto con Rosé. No quería ver a Loy ni tampoco quería despedirme de ella. No quería saber si nada había cambiado luego de eso o todo había cambiado y desde ahora siempre habría una desagradable tensión entre nosotras.

Estaba segura que me había subido a la litera desde hace más de una hora y aún no podía pegar un ojo. En cuanto intentaba dormir, la imagen de Haewon sobre mí se repetía una y otra vez, desvelándome a pesar de lo agotada que estaba.

─ dami's note : más tarde tendré que ir a un juego de voleibol y estoy cansadísima de que no eh dormido bien, me va dar algo TT

x cierto happy birtai a la guapota de beibei (quien no la felicité, es hetero ☝️)

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