» Capítulo 9: 눈 백색도
9. Presta atención a sus amigos/as.
❝ Si saben que esa persona está interesada en ti, podrían hacerle bromas disimuladamente cuando estés cerca. Si son muy desfachatados/as, hasta podrían preguntarte si te gusta también. Estudia sus reacciones cuando estés cerca. ¿Se ríen?, ¿le miran a él/ella?, ¿tienen cara de saber algo que tú no sabes? ❞
───── »◦❀◦« ─────
Había tratado de tomar desayuno, pero fallando olímpicamente. Mi estómago estaba contraído, sin hambre, así que no comí más que una migaja de pan y la mitad de una taza de té.
Intentaba deliberadamente no cruzar miradas con ninguna, particularmente con Momo. En cuanto me había despertado, no estaba segura de si lo que había pasado entre nosotras fue una alucinación o un hecho, por lo que mi cuerpo se tensaba de forma inconsciente cada vez que se acercaba.
— Dahyun, ¿nos guardarías algunas cosas?
Asentí ante la voz de Nayeon, abriendo mi mochila, lista para que me entregasen todo lo que necesitaban.
Iríamos a Niseko, y a pesar de que toda mi vida soñé con ir a la nieve, la verdad era que hubiese preferido que cancelasen la salida por hoy. No estaba muy animada, ni siquiera podía sonreír con naturalidad.
Eché un par de pasamontañas, bloqueadores solares, gafas de ventisca y unas orejitas que le pertenecían a Sana. Suspiré sin ser muy ruidosa, cerrando la mochila y colgándola en mis hombros.
Sería un largo y tedioso día.
───── »◦❀◦« ─────
— Estos pantalones son tan incómodos. —Se quejó Chaeyoung, dando pisoteadas al bajarse del bus. Reí un poco, amena.
Tenía razón. Los pantalones impermeables eran verdaderamente incómodos, pero era eso o pasar frío el resto del día.
— Eso es porque eres muy pequeña. —Tzuyu la despeinó, logrando que bufase, fastidiada.— Te quedan muy largos, pareces payaso.
— ¡Mentira! —Se cruzó de brazos, de inmediato mirándome con un puchero.— ¡Dahyun y yo medimos lo mismo, ella también debería parecer payaso!
Tzuyu me miró unos segundos antes negar.— Ella se ve bonita. —Chaeyoung se volteó y comenzó a caminar tan rápido como sus piecitos le permitían, aparentando estar afectada. Tzuyu carcajeó, acercándose para abrazarla.— Es broma, Chae, te ves bonita... Pero los pantalones sí que te quedan grandes.
Busqué a Sana por mero impulso, notando que me estaba viendo desde hace varios segundos atrás, curiosa. Desvié la mirada, un poco nerviosa, sintiendo sus labios regalándome un beso en la mejilla.
— ¿Estás bien? —Asentí, tratando de esbozar una sonrisa.— No creo que lo estés, ¿quieres hablar?
Confiaba plenamente en ella, pero no deseaba colocarle el peso de mi confusión encima como si fuese un burro de carga, menos si yo había arruinado su beso con Tzuyu y ni siquiera le había pedido disculpas.
— Me gustaría más que tú hablases, ¿qué pasó ayer?
Se sonrojó ligeramente, cruzando su brazo con el mío mientras se encogía de hombros.— No sé de qué estás hablando...
— Casi besas a Tzuyu. —Encajó la mandíbula ante mis palabras sin tapujos, mirando hacia otro lado.— Perdón por interrumpirlas, no sabía que me las toparía en esa situación...
— No te preocupes, Dubu. —Me sonrió de manera dulce, calmándome.— Si te hace sentir mejor, ni siquiera yo creí que llegaríamos a eso.
— ¿No? —Negó.— Entonces... ¿Eso quiere decir sí pudieron besarse luego?
Suspiró, viendo a Tzuyu jugar junto a Chaeyoung.— No lo hicimos, tampoco sabía cómo pedirle que me besase después de botarme del sofá. —Rió suavemente, sus ojos achicándose.
— En verdad lo siento, Sana-unnie. —Me disculpé, abrazándola por la cintura.— Nunca más interrumpiré algo así.
— Dahyunie, tranquila. —Me abrazó por los hombros, apoyando su cabeza sobre la mía.— No sabías que estábamos algo ocupadas... E igualmente se la pasó toda la tarde conmigo, tampoco arruinaste demasiado.
— ¿De verdad? —Sonreí, feliz.
Tzuyu estaba mejorando muchísimo con sus muestras de cariño, y me enorgullecía completamente que fuese así, sobre todo porque también ayudaba a Sana con su autoestima.
— Sí, hasta fue a mi cuarto cuando Momo estaba en el tuyo.
Momo y ella dormían juntas, y le agradecía por aclararme que el beso no había sido un sueño. Pero, de todos modos, no quería recordarlo porque mis mejillas comenzaban a quemar al instante, y no quería que me viese así.
— Sana-unnie. —Habló Tzuyu, parándose a su lado. Se mordió el labio, algo tímida, tratando de tomar su mano, y desistiendo al final. Sana, al percatarse de eso, terminó entrelazando sus dedos para que supiese que no le molestaba.— ¿Podemos irnos juntas en el andarivel?
Sana sonrió.— Claro que sí, Tzuyu-yah.
Me alejé un poco, sin preguntarle algo más y sabiendo que mi momento con ella había terminado. Me acerqué a Nayeon y Mina, escondiendo las manos en los bolsillos de mi abrigo.
Rápidamente ambas me miraron, provocando que bajase la cabeza. No sabía porqué me estaban mirando de esa manera, y comenzaba a incomodarme.— ¿Deberíamos llamar a Momo?
Levanté la cabeza al escuchar a Mina, incrédula con lo que había dicho. Nayeon golpeó su hombro, riendo como si hubiese contado el mejor chiste de su vida.
Tomé aire, esperando que no hiciesen alguna otra broma similar a esa. No estaba lista para divertirme con sus comentarios, aunque también me recriminé mentalmente por ser tan obvia cuando discutía con Momo.
Ella y yo siempre pasábamos juntas, que no lo hiciésemos y que mi cara estuviese amargada, era sospechoso para todas.
— Unnie, ¿puedo ir contigo en el andarivel? —Le pregunté a Nayeon, casi en súplica.
Ella me sonrió, amable en tanto asentía.— Sí, por supuesto, vamos a... —Mina le pegó un codazo, amenazante. Nayeon, recordando algo, me miró y negó con una mueca.— Cambio de planes, me iré con Jihyo.
— Pero... —Parpadeé, desconcertada.— ¿Por qué no puedes irte conmigo?
— Tenemos reglas. —¿Reglas, desde cuándo? ¡Qué bien, otra bromita organizada de ellas!— Chicas, vengan. —Las demás se detuvieron, retrocediendo para rodearla.
— ¿Pasó algo, unnie? —Preguntó Chaeyoung, frunciendo un poco sus cejas como sólo ella sabía hacerlo.
— Nada, tigresita. —Sonrió, colocándose a un lado de Jihyo y tomando la mano de Jeongyeon.— Sólo quería avisarles que las parejas ya están listas, y obligatoriamente, Dahyun debe ir con Momo. —Puse una mano en mi sien, sintiendo las enormes ganas de pegarle una cachetada.— Y la que me diga lo contrario o intente cambiar parejas con ellas, le pego.
Entrecerré los ojos al percibir su tono juguetón, y sin querer ver la reacción de Momo, hablé, algo golpeada.
— ¿Por qué no puedo irme con alguien más? —Nayeon alzó una ceja.
Me molestaba que no se diesen cuenta de que estaba cansada y sin mucha tolerancia. Ni siquiera habían hecho una broma entre todas, sólo nosotras habíamos sido el blanco fácil.
— Ya sabes, Dahyun, siempre nos dividimos de la misma forma... Aunque esta vez, Jihyo se irá con nosotras, no sola.
— ¿Y no puedo irme con Jihyo en otro andarivel?
Pareció pensarlo, pero por supuesto que estaba fingiendo.
— Claro que no, son las reglas.
¡¿Pero de qué reglas están hablando?! ¡Nunca hemos tenido reglas!
— ¿Y no podemos dejar las reglas sólo por esta vez?
Sonrió, mofándose de lo que estaba ocurriendo sin ser demasiado obvia. Tragué un poco, optando por callarme antes de que soltase cualquier comentario y me dejase entre la espada y la pared.
— ¿Por qué? —Dijo, maliciosa.— ¿Te molesta ir con Momo?
Si afirmaba, les daría la seguridad a todas de que estábamos mal y eso sí que sería un martirio para ambas. Podían suponerlo, pero no confirmarlo si yo no lo hacía.
— Ve con Momo, Dahyun-ah, no te hará nada malo.
Al segundo miré a Sana, formando un gesto de completa angustia. ¿Ella también estaba del lado de Nayeon? Tú no, unnie, por favor.
— ¿Y? —Volvió a preguntar Nayeon.— ¿Te molesta ir con Momo?
— No, no me molesta. —Bufé, caminando hacia el andarivel. Sí, me molestaba muchísimo y quería gritarlo a los cuatro vientos hasta romperme la garganta.— Sólo quería ir con alguien más.
En cuanto me subí al andarivel, Momo lo hizo también, quedando pegada a mí. El silencio incómodo surgió y me removí, tensa de pensar en que el viaje se haría eterno si no comenzábamos una conversación pronto.
Sentí la ansiedad comenzar a recorrerme, y las imágenes de nosotras en mi cuarto se instalaban en mi cabeza sin ninguna señal de querer irse. Sentí el calor comenzar a subir por mis mejillas y miré hacia un lado, implorando para que ella no se diese cuenta.
La miré de reojo para confirmar que estaba igual de desinteresada que siempre, pero en cambio, distinguí sus dedos jugando entre ellos, nerviosos.
Al parecer, olvidaríamos lo que pasó y no tocaríamos el tema aunque tuviésemos la oportunidad.
Eso era justo lo que quería, pero ahora que estaba pasando, sabía que no era lo correcto. Teníamos que hablarlo, no podíamos seguir así.
Apenas llegamos arriba, nos bajamos sin decir una sola palabra. Nos habíamos puesto a jugar la Ley del Hielo como si fuésemos niñas de cinco años, qué patético.
— No sé esquiar, ¿qué hago? —Mina hizo un mohín, viendo la distancia de la pequeña montaña hacia abajo.
Jeongyeon se acercó, acariciándole la espalda.— Ninguna sabe hacerlo, por eso Nayeon aseguró algunos trineos.
Antes de que se fuese a buscarlos junto a Chaeyoung, grité.
— ¡Quiero ir con Mina! —Me apresuré a abrazarla, haciéndola tambalear. Sus brazos me envolvieron protectoramente, riendo.
— Hey. —Nayeon puso una cara de falsa seriedad, separándome de Mina.— Yo soy la mayor y digo que te vayas con Momo.
Esta vez, Momo fue la que gruñó, irritada, llamando la atención de todas.— Deja de molestarla, puede irse con quien quiera.
Por un momento creí que estaría enfadada conmigo por rechazarla tantas veces, pero para mi sorpresa, se veía normal. No parecía dolida ni abrumada, y era muy extraño que se comportase así.
— ¡Momo! —Gritó Nayeon, simulando estar consternada.— Voy a decirle a tu mamá que estás muy insolente últimamente. —La señaló con el dedo, como si estuviese regañando a una niña.
Hubiese sonado gracioso, pero a Momo no le había causado gracia, por lo que a mí tampoco.
— No estoy jugando. —Dijo, botando un suspiro.— Sólo no quiero que la molesten, no es tan difícil de entender.
— Acepta ir con Momo, Dahyun, no ves que se pone sensible. —Dijo Mina, casi en un susurro, aunque de inmediato alzó la voz.— ¡A Momo le gusta que estés con ella, no seas así!
Momo la miró al escucharla y negó, haciéndole un gesto de genuina molestia. Mi corazón se apretó suavemente ante eso, y me sonrojé, pasando desapercibida por culpa del frío tiñendo mis mejillas.
❝ Ten cuidado si alguno/a de sus amigos/as te dice que le gustas al o la susodicho/a cuando las demás señales te indiquen lo contrario. A veces, los/as amigos/as tienen razones propias para entrometerse y arruinar su relación. Podrían ser los celos o la falta de amistad lo que los/as lleve a actuar así. ❞
Sea cual sea su motivación para burlarse de nosotras, nos estaba aburriendo de sobremanera.
— Dahyun, vas de las primeras por quejica. —Rodé los ojos al escuchar a Nayeon, golpeando su brazo para que parase.— No, esto es en serio, vas primero.
Jeongyeon, otra cómplice más, dejó el trineo al borde de la nieve para que me subiese.
Sonreí un poco, abriendo mi mochila con calma, como si el tiempo fuese eterno.
Me coloqué los lentes de ventisca y esparcí un poco de bloqueador en mi cara, deseando que cuando bajase el espejo de mano, una de ellas ya se hubiese subido junto a Momo.
Lamentable que siguiesen ahí, esperándome. Incluso Momo me señaló el trineo con fastidio.
— No tenemos todo el día, súbete.
Miré a Jihyo de forma asesina. ¿Cómo podía unirse al grupo de las traidoras?
Bufando, me subí al trineo, esperando impaciente a que Momo lo hiciese atrás de mí.
— Disculpa por lo que haré, Dahyun.
Fruncí el ceño, intentando voltearme para preguntarle sobre eso, pero enseguida sus brazos se apretaron a mi cintura, haciéndome sobresaltar.
Debía sujetarse para no caer y lo entendía. Lo que no entendía, era el porqué su barbilla se había apoyado en mi hombro también.
— Está bien.
Me mordí el labio cuando Jeongyeon empujó el trineo, comenzando a vocear y a apretar todo lo que tuviese al alcance para bajar mi inquietud. A mitad del viaje me asusté más de lo que debía, y enterré mis uñas accidentalmente en los muslos de Momo.
Solté una ruidosa carcajada cuando la oí gritar de forma chillona, tomando una de sus manos para que soltase un poco su agarre. Comenzaba a estrangular mi cintura, casi como si me fuese a quebrar las costillas.
Caí directo en la nieve, volteándome para quedar boca arriba, respirando pesado. Ella cayó a mi lado, un poco más jadeante. Podía sentirlo por su respiración completamente irregular.
El silencio volvió a aparecer, pero la tensión era distinta, menor.
La miré justo para cuando ella se volteó hacia la montaña. La imité, no pudiendo reconocer a ninguna y conteniendo las ganas de preguntarle sobre quiénes eran las próximas.
— Creo que se están preparando Mina y Chaeyoung... —Dice, asombrándome.— ¿Las ves?
Me había salvado de iniciar una conversación, gracias.
Noté el temblor en su voz, y me senté para mirarla. No sabía si tenía frío o estaba igual de nerviosa que yo.— No tengo mis lentes, no puedo ver mucho.
Me miró con cara de cachorrito, pestañeando suavemente. No estaba segura de que lo estuviese haciendo a propósito, mayormente porque ella de por sí emanaba terneza. Se sentó frente a mí, y mis mejillas quemaron al instante cuando la noté más cerca. Nos mirábamos de forma fija, y fui la primera en ceder, desviando la mirada.— Dahyun...
Volví a mirarla, atenta, esperando que me dijese lo que quería.
Pero no lo hizo. Simplemente abría y cerraba la boca, haciéndome inclinar la cabeza.— ¿Pasó algo?
— Quiero hablar sobre lo de ayer. —Mis ojos se abrieron y negué, de pronto agitada. Chaeyoung y Mina bajarían en cualquier momento, no era el lugar indicado. Sin contar que yo no estaba interesada en hablar del tema.
— Momo, yo no...
— Sí, Dahyun, debemos hacerlo, es lo correcto. —Tomó una profunda respiración, y mi cabeza comenzó a trabajar en posibles formas de detenerla antes de que hablase.— Yo necesito que...
Me alcé un poco para cortarla, dándole un pequeño beso.
Mi corazón golpeteó contra mi pecho, y me obligué a no hacer otro movimiento para no asustarla. Era una gran mentira decir que no tenía ganas de que me tomase por la cintura y me besase con ansias otra vez, porque eso era por lo único que estaba hambrienta.
Pero no debía.
Me alejé, algo sofocada. Sus ojos estaban cerrados aún, y tardó unos segundos más en abrirlos, mirándome de una forma indescifrable.
No supe interpretarla. Se veía pasmada, igualmente bonancible, pero... No veía ninguna pizca de estar encantada.
— No quiero hablar. —Dije, sonando firme y escondiendo el temblor de todo mi cuerpo.— Necesito mi tiempo y espacio, por favor... No me hagas hablar.
Antes de poder decirme algo más, Chaeyoung se le lanzó encima, recostándola con fuerza en la nieve. Las dos rieron en alto, y me sentí en paz conmigo misma al verla relajada, sin problemas con que no quisiese hablar.
— ¡Eso estuvo divertido! —Gritó Chaeyoung, recostándose en su pecho con la respiración acelerada.— Quiero hacerlo de nuevo.
— ¡Estás loca, Chaeyoungie! —Gritó Mina, gateando, dejando caer su cara en la nieve.
Caer del trineo e intentar caminar con la ropa impermeable, era difícil. Ni siquiera sabía cómo Chaeyoung pudo correr sin quedar igual de acabada que Mina.
───── »◦❀◦« ─────
— ¿Quieres? —Nayeon le ofreció unos de sus bocadillos a Jeongyeon, apoyándose en su hombro.
Yo seguía sin apetito, así que guardé algo para después en la mochila de Jihyo, asegurándome. Nadie se metería en su mochila.
Me senté algo alejada de las demás, mirando el blanco e invernal paisaje. No había mucho que ver, y era verdaderamente frustrante saber que, aunque no quisiese pensar, debía hacerlo para quitarme algunas dudas de encima.
Había actuado por arrebato, dándole un beso que quizás ella no deseaba, y todo por querer librarme de una conversación que tarde o temprano llegaría. Para ser honesta, hubiese estado bien de vivir esa nueva experiencia, pero no podía hacerlo si ella se veía tan tranquila, como si nada la perturbase.
Me incomodaba porque yo no debía estar pensando en sus besos ni en sus manos tocándome. Yo debía estar como ella, inconmovible... O quizás, ella debería estar en mi lugar.
Una galleta se posó frente a mí y volteé al cabeza para toparme con una sonriente Chaeyoung. Acepté, suspirando.
— ¿Te sientes bien? —Me preguntó, acariciando mi mejilla con cariño.
Este era mi momento de dejar todas mis dudas sobre ella fuera.
— ¿Tú te sientes bien? —Le devolví la pregunta, mirándola con severidad. Necesitaba que me contase lo que le pasaba y que dejase de aislarse.— ¿Te pasa algo?
Ella arrugó un poco la nariz.— ¿A mí? —Rió, seca.— ¿Qué tendría que pasarme a mí?
— Sí sabes que desde antes de venir a Japón, has estado bastante rara, ¿no? —Su sonrojo comenzó a delatarla, pero aún así, negó.
— Claro que no, estoy bien. —Bufé. No me gusta que me mientan, menos cuando sé que lo están haciendo.— ¡Es verdad, unnie, estoy bien!
— No lo estás. —Sonreí un poco, esperando que entendiese que iba a escucharla. Sólo le hacía falta un pequeño empujón y estaría desahogándose.— Puedes contarme qué es lo que tienes, no tengas miedo.
Dudó, tragando ruidosamente. Éramos como hermanas, ella sabía que podía confiar en mí.
— No quiero que te asustes ni que te burles. —Comenzó, poniéndome en alerta. Chaeyoung no solía temerle a nada.— Desde hace un tiempo llevo creyendo que me gusta alguien, y realmente tengo miedo de pensarlo, porque sabes que soy muy joven... Aunque no estoy segura de que sea un amor imaginario porque lo siento muy fuerte cuando estoy cerca de esa persona... —Rió, avergonzada.— Lo que me causa verdadero terror, es que no me corresponda... Aparte de que es muy cercano a mí, y no... —La detuve un segundo.
Necesitaba soltarlo, no importaba si estaba equivocada.
— ¿Es una chica?
Balbuceó un poco, no pudiendo hablar con claridad.— B-bueno, y-yo...
— ¿Es Mina? —Cambié mi pregunta.
Se sonrojó, apretando los labios. Se veía bochornosamente avergonzada, pero eso no iba a prohibirle responder con la verdad.— Es Mina-unnie.
Sonreí grandemente, evitando dar un gritito. ¡Yo siempre supe que se gustaban!
— ¿Por qué creíste que iba a asustarme? —Se encogió de hombros, echándose un pedazo de galleta a la boca.
— Muchas veces lloré al pensar que me gustaban las chicas, me asustaba de mí misma.— Admitió, logrando que mi estado de ánimo bajase más de lo que ya estaba.
— ¿Por qué llorabas, Chaeyoungie?
— Mi familia es muy apegada a la religión católica, era de esperarse que no estuviesen acostumbrados a tocar el tema.
En cuanto lo soltó, por primera vez en toda mi vida, me cuestioné lo mismo. Mis padres me habían visto crecer bajo la religión cristiana, incluso había sido ayudante de la iglesia durante unos años. ¿Cómo reaccionarían ellos si les dijese que me gustaban las chicas?
Una corriente me recorrió la espalda de sólo planteármelo. El tema no era un tabú en la mayoría de lugares, pero en toda Asia sí lo era. Confesar una identidad propia, era algo complicado y doloroso, lastimosamente triste.
Si Chaeyoung no hubiese mencionado su orientación, jamás hubiese pensado en la mía.
¿Besar a Momo me hacía lesbiana?
— ¿Ya les dijiste sobre eso?
— Oh, lo hice.—Sonrió, algo ladeada.— Al principio no se lo tomaron muy bien... —Tragué pesado. Ahora definitivamente no quería pensar siquiera en lo que sentía.— Por la misma razón, tengo miedo de espantar a Mina-unnie. Ella es muy dulce, siempre la he visto así, y no me gustaría que se alejase de mí si le confieso que me gusta o que... Soy una potencial lesbiana. Realmente la quiero muchísimo, Dahyun, y por eso... —Tomó una respiración.— Creo que debería alejarme de ella.
— No seas tonta. —Dije, frunciendo el ceño y golpeando su hombro. Si yo no pensaba muy bien a pesar de que mi cerebro estaba en buen estado, ella directamente no tenía cerebro.— Ella odiaría que te alejases más de lo que lo estás haciendo.
— ¿Tú lo crees? —Asentí, ambas mirando a Mina con disimulo. Se veía feliz hablando con Nayeon.— No lo sé, ella se ve igual que siempre.
Exhalé, no queriendo arruinar nada con lo que iba a decir.
Yo no sería como las otras personas, no iba a esperar miles de peleas y alejamientos entre ellas hasta que por fin se diesen cuenta de que sentían lo mismo.
— Chaeyoung. —Dije, seria.— Sé que no me pertenece decir esto, pero es necesario que lo escuches antes de que hagas alguna estupidez. —Inclinó su cabeza con duda, asintiendo.— Le gustas a Mina-unnie.
Abrió su boca, sus ojos brillando con intensidad mientras comenzaba a pellizcar su brazo. Sonreí un poco al escucharla hablar con un hilo de voz.— ¿L-lo dices en serio, unnie? Si esto es una broma, j-jamás te lo perdonaré...
— Lo digo muy en serio. —Aclaré rápidamente.— Me lo confesó hace unos meses, así que quiero que dejes de alejarte de ella. Le haces daño.
Asintió, abrazándome con fuerza.— Gracias por contármelo, prometo hacer las cosas bien.
Sonreí, acariciando su espalda con cuidado.
— No es nada, Chae.
— Y tú... —Se alejó un poco, ofreciéndome otra galleta.— ¿Por qué estás triste?
— Oh, yo no estoy triste.
— Dahyun... —Alzó una ceja.— Te conozco, estás desanimada.
— De acuerdo, lo estoy. —Me rendí sin poner mucha resistencia. Ella me había contado su problema, yo también debía hacerlo aunque no quisiese.— Supongo que debo ser honesta contigo, y espero que tengas algo para decir porque estoy desesperada y no quiero seguir hablando con la pared. —Miré mis manos con algo de vergüenza. ¿Por dónde debía comenzar?— Verás, yo... Creí que le gustaba a Momo...
— ¿Y no es así? —Negué. Ella se encogió de hombros, comiendo.— En todo caso creí que tú eras la que andaba muerta por ella.
Rodé los ojos, a punto de halarme el cabello.— ¿Tú también? —No entendía porqué ella y la mismísima Momo creían eso de mí.— Por Dios, es obvio no siento nada por ella.
— ¿Yo también? —Preguntó, intrigada.— ¿Quién más cree que te gusta Momo?
— La misma Momo.
Carcajeó, mirándome como si no me creyese.— ¿Momo? —Asentí.— ¿Cómo es que sabes que ella cree eso?
— Me lo dijo en la cara.
— Oh, wow... —Dijo, sorprendida.— Espera, ¿cómo es que te lo dijo?
— Han pasado muchas cosas con ella desde que viajamos. —Confesé, aclarando su silenciosa duda. Ninguna tenía idea de todo lo que habíamos pasado hasta hoy, aparte de ese día en donde jugamos Pocky. Chaeyoung era una persona de fiar y podía contarle eso sin sentirme agobiada.
— ¿Quieres contarme?
Tenía la negación en la boca, pero asentí antes de darme cuenta.
— Ayer... —Sentí el desagradable calor del sonrojo volviendo a expandirse por mi cara y carraspeé. Su cariño en el brazo me dio la confianza que necesitaba para que siguiese y asentí, soltando lo que tanto me costaba.— Nos besamos...
— ¡¿SE BESARON?!
— ¡Baja la voz, Chaeyoung! —Le tapé la boca rápidamente, mirando al resto con desesperación. Ninguna parecía haberla escuchado, ni siquiera se veían muy atentas a lo que pasaba a su alrededor.— Sí, tonta, ayer nos besamos.
— ¿Y así se supone que ella no siente nada por ti? —Rió suavemente, deteniéndose.— No, esa no es la pregunta; ¿y así se supone que tú no sientes nada por ella? —Volvió a detenerse.— No, mejor dicho; ¿así es cómo las personas que no sienten nada por la otra se lo demuestran? —Sonrió de manera insinuante.— ¿Besándose?
— Ella me negó sus sentimientos en la cara, y yo también lo hice con los míos. —Tomé aire antes de quejarme, apoyándome en su hombro.— No sé porqué nos besamos, si es lo que quieres saber. Ella me confunde demasiado... Y no hablo en un aspecto romántico.
— ¿Sabes qué? —Dejó el paquete de galletas a un lado, volteándose hacia mí.— No deberíamos hablar de ella. —Fruncí un poco el ceño. ¿No quería que le siguiese contando?— Deberíamos hablar de ti, ¿qué sientes tú?
— Siento que ella no me gusta...
— ¿Por qué sientes que no te gusta?
— No la imagino siendo mi novia, sería realmente extraño. —Me encogí un poco.— Hemos sido amigas durante casi tres años, es como mi mejor amiga.
— No quiero que me golpees ni que pienses que te estoy forzando a sentir algo que no sientes. —Me advierte antes de continuar.— Pero, quizás, no te conoces lo suficiente.
La miré, recelosa. Yo me conocía mejor que nadie, es mi cuerpo y mi mente.
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Qué se sintió besarla? —Me avergoncé de inmediato, negando con la cabeza. Tenía la respuesta, sí, pero era incapaz de decirlo en voz alta.— Quiero que seas sincera, no voy a burlarme de ti.
Me mordí el interior de la mejilla, pensando mis palabras.— Me gustó mucho. —Y aunque deseaba retractarme, percibí un pequeño peso descender de mis hombros, excarcelándome.— Ella sabe besar muy bien, incluso nos subimos un poco de tono.
— ¿Y ya te habías imaginado cómo sería besarla?
— Claro que no. —Jamás, ni en mis sueños.
— Y aún así te gustó... —La miré, entendiendo a lo que quería llegar.— ¿Por qué crees que ser su novia sería extraño, si te gustó besarla sin haberlo pensado antes?
— Ser su novia y besarla sabiendo que no se volverá a repetir, son cosas muy distintas, Chae.
Mi error estaba siendo no contarle que la callé con un beso hace un par de horas, pero es que si lo hacía, ella creería que me gusta y no es así.
— ¿Quieres saber lo que pienso? —Asentí, un tanto tensa.— Pienso que sólo deberías dejar que tu cuerpo te indique lo que sientes. No puedes forzarte a imaginarla siendo tu novia ni cómo sería besarla otra vez si no es lo que quieres... Pero si vuelven a ocurrir cosas entre ustedes y te gusta, disfrútalo, no lo pienses demasiado.
— Por lo que entiendo, ¿no quieres que piense si le gusto... O si me gusta? —Alcé una ceja.— ¿Quieres que me quede con la duda por siempre?
Negó, riendo.— No dije eso. —Pasó un mechón de cabello detrás de mi oreja, tomando mis mejillas.— Lo que quiero decir, es que puedes sentir atracción por ella y eso no sería sinónimo de amor. Puedes disfrutar de sus besos sin tener que desearla como tu novia. —Sonreí ligeramente. Saber eso me reconfortaba.— Quiero que lo disfrutes, y cuando tus dudas sean demasiadas, resuélvelas con ella. Son personas adultas y maduras, no niñas.
───── »◦❀◦« ─────
No hicimos demasiado cuando llegamos a casa. Cenamos mientras veíamos una película, y luego nos fuimos directo a nuestros cuartos. Estábamos muy cansadas como para jugar, nos dolían las piernas y los brazos, sin contar que Sana se quemó la nariz por no echarse bloqueador.
Nayeon no volvió a molestarme desde que me puse a un lado de Chaeyoung. Ella estuvo protegiéndome todo el tiempo de cualquier broma incómoda, era la mejor.
Cerca de las dos de la madrugada, me levanté de la cama con cuidado de no despertar a Jihyo. Necesitaba pasar al baño urgentemente, no podía aguntar un segundo más.
Cuando bajé, me volteé a verla, fijándome en que su cama estaba vacía y completamente abierta.
¿Dónde estaba Jihyo?
Salí del cuarto en silencio, notando la luz del salón encendida.
— ¿Por qué simplemente no ocupan un cuarto? Están cambiando a todas las chicas de sus camas.
Me detuve al borde del pasillo. La voz de Jihyo me había dejado vacilante de avanzar, más aún porque estaba susurrando, cosa que ella nunca hacía.
Me senté con precaución, tratando de escuchar más. No era una metiche, pero esto sonaba más que una simple conversación y quería estar enterada de lo que pasaba.
— ¿Y cuál es tu idea, genio? —Reconocí la voz de Nayeon, y apreté el puente de mi nariz, negando con la cabeza.
Si Nayeon estaba involucrada, nada bueno podía salir de aquí.
— Yo había planeado que, como Sana duerme con Momo, simplemente la cambiásemos a ella donde Tzuyu, y a Mina con Jihyo. —Jeongyeon habló esta vez. Parecía la única despreocupada y estable.
¡¿Y yo qué, estoy pintada?!
¡Yo soy la que duerme con Jihyo y nombraron a Mina!
— De todas formas cambiaríamos a más de una de su cuarto. —Refutó Jihyo. Escuché un bufido, pero no supe de quién fue.
— ¡No podemos cambiar sólo a una, entiéndelo!
No entendía muy bien de qué estaban hablando, pero no se me había pasado por alto que a mí me estaban dejando fuera, y eso no me estaba gustando para nada.
Los cuartos se dividían en parejas a excepción del cuarto de Nayeon y Jeongyeon; allí también estaba Chaeyoung.
Momo y Sana dormían en el cuarto de la primera, Mina y Tzuyu en el de al lado, y Jihyo conmigo en la litera. ¿Por qué querían cambiarlas de cuarto?
¿Les incomodaba dormir con Chaeyoung, o a Jihyo le incomodaba dormir conmigo?
— ¿Por qué no? —Volvió a hablar Jihyo.
— Porque no.
Escuché un suspiro y una pequeña risita.— Está bien. Le diremos a Sana que finja que Momo es odiosa cuando duerme, y luego la cambiaremos por Dahyun. —Abrí los ojos, casi dejando caer mi cabeza en la pared.— Estoy acostumbrada a dormir con ella, pero aceptaré que se vaya...
— Esa es la actitud, Jihyo.
Nayeon. Maldita reina de las traidoras.
— Además, sé que no podríamos convencer a Momo de que se cambiase a mi cuarto. Ella no querría, y la idea es que duerman en la misma cama, no en un litera.
Quise gritar ante lo que estaba escuchando. Mis amigas estaban organizando todo un plan para que Momo y yo quedásemos juntas, y esperaba que fuese una broma o un sueño, porque las golpearía a las tres con una silla. No debían meterse en nuestras vidas, no era de su incumbencia nada de lo que pasaba.
Y ni hablar de lo descuidadas que eran para ponerse a planear barbaridades, al menos para la próxima que procuren hablar más bajo y apagar la luz.
— De acuerdo, entonces Sana se irá con Jihyo. Aunque dudo que quiera irse contigo cuando puede tener a Tzuyu en la misma cama.
— Ya, Nayeon. —La calló Jeongyeon.— Sana debería decidir.
— Se lo preguntaré, no se preocupen, no tengo problemas en dormir sola o con Mina. —Hizo una pausa.— ¿Chaeyoung seguirá durmiendo con ustedes?
— Posiblemente. —Habló Nayeon.— Entonces, ¿así se quedará todo?
Luego de preguntarlo, hubo un corto silencio. Me las imaginé mirándose entre ellas antes de confirmar.
— Así se quedará todo.
Me levanté rápidamente, corriendo al cuarto antes de que me atrapasen.
Me tapé hasta la cabeza, respirando pesadamente, casi con las ganas de querer encarar a Jihyo en cuanto entrase.
Si a ellas se les ocurría cambiarme de cuarto cualquiera de estos días, desatarían mi ira acumulada y no sería bueno para ninguna. Ya había sobrevivido con ese sentimiento y era de lo más horrible e incontrolable que existía.
Momo y yo estábamos mal, no podíamos dormir en la misma cama como si fuésemos amigas normales. Ellas no sabían eso, y por la misma razón debían dejar de entrometerse.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro