6. Busca señales de nerviosismo.
❝ Una risa nerviosa, las manos sudorosas, suspiros profundos, inquietud o el hecho de mirar para otro lado cuando nota que le has visto mientras te mira, pueden ser señales de que le atraes... ❞
───── »◦❀◦« ─────
Desperté.
No había logrado dormir más de tres horas durante toda la madrugada. Con cada minuto me volvía más ansiosa, expectante de lo que pasaría. Estaba innegablemente nerviosa de verle la cara a Momo, y por la misma razón, quería que los minutos fuesen eternos para no levantarme.
Supongo que, encima, no tenía muchas opciones. Debía desayunar, almorzar o cenar. Incluso si no me levantase para nada, estábamos en su casa, iba a topármela en cuanto pusiese un pie fuera del cuarto.
— Buenos días, Dahyun. —Me saludó Jihyo, sonriente. La miré, intentando sonreírle mientras botaba un cansado suspiro.— ¿Sigues sin poder dormir bien?
— Así es. —Admití, sintiéndome ensimismada.— Sé que no es normal, menos en mí. Antes podía dormir todo el día, y ahora no puedo pegar un ojo... ¿Tendré que ir al médico?
— Si no puedes dormir otra noche más, definitivamente tienes que hacerlo. —Parándose a un lado de la litera, tomó mi mano, dándome ánimos para levantarne.— Vamos, baja de ahí, necesitas desayunar.
Gemí en molestia, sabiendo que no podría rechazarla.
Con el cuerpo pesado, comencé a arrastrar los pies fuera de la cama. Mis manos se fueron directo a mi cara, tallándola. No quería siquiera mirar la luz cuando abriésemos la puerta, eso sólo me quemaría los ojos.
Era difícil mantenerme de pie. Me sentía algo débil, mareada, y el malestar empeoró cuando sentí el escozor en los ojos. Ni siquiera había usado mis lentes durante estos días, y los necesitaba urgentemente si quería estar de buenas y sin dolores de cabeza.
Llegando a la sala de estar, vi a Momo bebiendo de su café, hablando con Chaeyoung. Creí que era una conversación ordinaria, pero la mirada de Chaeyoung estaba gacha, asintiendo y murmurando unas pocas palabras.
Los ojos de Momo se desviaron hacia los míos e inmediatamente corrí la mirada, dirigiéndome hasta mi silla y sonriendo cuando Jihyo se sentó a mi lado.
Podía sentir la conminatoria mirada de Momo perforarme la cabeza, esperando que la mirase o la saludase. La escuché carraspear exageradamente, y aún así la ignoré.
En verdad no podía, simplemente no podía.
¿Ella se había pasado toda la noche pensando en lo que habíamos hecho? Porque si era así, ¿cómo saberlo? Y si no era así, ¿cómo saberlo?
No puedo leerla, no entiendo ninguna de sus reacciones. Quiere hablar conmigo, por lo que puedo deducir que no pensó en absolutamente nada y sólo lo dejó pasar. De lo contrario, estaríamos igual de tensas, sin querer ver a la otra.
A su vez, era casi cien por ciento imposible que no se le haya cruzado un vago momento de eso, pero sus despreocupados rasgos me enredaban en un confuso limbo.
Era tan impredecible e indescifrable, me molestaba de sobremanera no entender qué sucedía dentro de su cabeza.
Intenté preguntarme algo fácil, algo que pudiese captarlo desde cualquier otra persona. Su mirada mientras me bailaba, parecía ser obvia, pero no. Ni siquiera sabía si me transmitió algo más íntimo o sólo se divertía como las demás.
— ¿Ya no saludas? —Dijo, provocando que alzase la mirada. Me estaba hablando.
— ¿Buenos días...? —El tono dudoso en mi voz la hizo rodar los ojos, virando la mirada hacia su desayuno. Estaba fastidiada, y esta vez sabía con claridad que la causante era yo. La estaba ignorando sólo por una estupidez de amigas, no tenía que tomarle más importancia de la que merecía.
Aceptando que no me respondería, tomé mi sándwich, dispuesta a pegarle un mordisco. La mano de Tzuyu serpenteó rápidamente, robándomelo.
— Tzuyu-yah. —Me quejé, viendo cómo se devoraba mi desayuno. Hice un puchero ante eso, haciéndola encogerse de hombros.
— Lo siento, tengo hambre.
— Vas a tener que hacer otro con tus propias manitos. —Dijo Chaeyoung, riéndose.— No tengo ganas de hacerte otra vez el desayuno, lo siento.
Yo tampoco quería hacerme uno, el hecho de no dormir me dejaba algo torpe. ¿Y si me cortaba un dedo cortando el pan?
— Ten el mío. —Momo partió su sándwich en dos, ofreciéndomelo. Abrí los ojos, negando. ¿En verdad quería dármelo? Apostaba que no, solamente estaba siendo cortés.
— Oh, no, es tuyo. Yo...
— Tenlo. —Demandó, sonando severa. Asentí, algo cohibida.
Chaeyoung soltó una carcajada, mis mejillas sonrojándose ante su descarada burla. Le tiré una migaja para que se callase, pero sólo causó que me sacase la lengua, cubriéndose con las manos cuando le tiré un pan entero.
Me puse a comer en silencio, no queriendo mirar a nadie, hasta que Momo hizo sonar su silla. La miré, viendo cómo se iba al cuarto sin siquiera haber pedido permiso. Sentí una lluvia de miradas hacia mí y en seguida quise salir corriendo. Lo hice, pero Nayeon me atrapó, abrazándome por los hombros y llevándome de vuelta a la sala.
— ¿Quieres irte sin terminar de desayunar? —Dijo, riendo falsamente.— Miren, chicas, mi querida Dahyun casi nos deja comiendo solas. —Tragué pesado, teniendo la ligera idea de qué es lo que querían de mí.
— Sólo iba al baño...
— Sí, seguro. —Nayeon me empujó al sofá, sentándose sobre mí para que no se me ocurriese levantarme.— Imagino que no te importará si preguntamos algunas cosas, ¿no?
¡Lo sabía!
— ¿Pr-preguntas? —Cuestioné, recriminándome al no haber sonado firme. Todas asintieron, acercándose más.
— Imagino que la pasaste bien anoche... Y ese baile de seguro te quitó el sueño. ¿Me equivoco? —Abrí la boca, incrédula. ¿Ellas lo sabían o sólo querían sacarme la verdad por un mentira? Avergonzada, me escondí en su espalda.
— Nayeon está jugando. —Dijo Jeongyeon, adelantándose a mi respuesta. Sonreí más calmada y rió, acariciando mi rodilla.— No vamos a avergonzarte, si quieres contarnos algo, lo harás a tu tiempo... —Lo dejó al aire, tardando más de lo que debería en seguir hablando. No tenía nada que contarles, no sé qué esperaban.— ¿Estás bien, volviste a dormir mal?
— Sí, creo que estoy bien, pero muy cansada. —Ella asintió, apretando mi mejilla.
— Antes de que te levantases, fui a comprar gotitas para que no tengas los ojos resecos. Están en tu mueble, para que no los busques.
La abracé apenas terminó de hablar, muy gradecida con ella. No había pensado en comprarme gotitas, y ella, recién sabiendo sobre mi insomnio, ya me estaba cuidando.
— ¿Te sientes muy incómoda con Momo? —Preguntó Mina, dulcemente, como si no quisiese alterarme.
— Sí. —Le intenté restar importancia.— Con Momo no suelo ser muy afable o amorosa, pero ayer nos excedimos. —Sana me golpeó el hombro, mirándome con el ceño fruncido. Iba a sacarme en cara lo que pasó con ella.— Sana-unnie, tu baile se sintió distinto... Me refiero a que con ustedes puedo hacer mucho, pero con Momo siempre hay un límite.
— ¿Siempre ha sido así? —Preguntó Jihyo, apoyando una mano bajo su barbilla. Asentí.
— Ella es muy cariñosa, desde que nos conocimos le gusta abrazarme o darme besos, pero yo no puedo, me cuesta un poco.
Nayeon, abrazándose a mi cuello, me hizo un tierno cariño en el cabello, preguntándome un par de cosas más sobre mi salud. Esta vez, completamente atenta a lo que decía, sin bromas.
Yendo a mi cuarto, me encerré, aseándome y cambiándome el pijama por una ropa más grande, igual de indecente.
Me lancé sobre la cama, esperando y deseando dormir tan sólo quince minutos.
No lo lograba.
Cuando cerraba los ojos, únicamente conseguía no querer abrirlos más, pero seguía dando vueltas, sintiendo calor, ahogada con las sábanas. Quedaban un par de meses para invierno, el clima estaba helado, no era normal que estuviese así.
Conteniendo las lágrimas llenas de frustración, concluí que estaba demasiado ansiosa como la conciliar el sueño. No tenía consciencia de qué ni porqué, pero era una acertada respuesta.
Pasada la hora, decidí convivir con las demás, envidiando lo relucientes, frescas y preciosas que eran.
Ahí estaba yo, muerta en vida.
Me percaté que sólo faltaba una de nosotras, y para mi desagrado, supe de inmediato quién era.
— ¿Y Momo? —Pregunté, yendo hasta el sofá para sentarme junto a Sana.
— Salió. —Dijo Nayeon, con cierto y disimulado énfasis, haciendo que Mina bufase. Entendí al segundo que se había ido donde Heechul, y apreté los dientes, molesta con que sigan saliendo.
¿Por qué no había entendido la advertencia de ayer? Nayeon, más allá de cachetearla como dijo, solamente le dio consejos. Le pidió que no le respondiese, que dejase de verlo, pero Momo insistió en que íbamos a volver a Corea en unas semanas, nada pasaría si hablaban.
Me enfoqué en la película, queriendo olvidar cualquier cosa sobre ella. Pronto noté que nos habíamos sumergido demasiado en la televisión, tan así que no habíamos hecho ningún comentario.
— ¿Soy la única que no le gustó la película? —Murmuró Tzuyu, dejándose caer en el piso.
— Es porque tienes mal gusto, ¿a quién no le gusta The Notebook? —Dijo Sana. Quise levantar la mano para darle el favor a Tzuyu, pero esta la miró, sonriéndole ligeramente.
— No puedo tener mal gusto si creo que eres linda, Sana-unnie.
Abrí la boca, queriendo gritar cuando dijo aquello. Sana, sin pensarlo, se le lanzó encima, abrazándola fuertemente.
Esperaba que esas palabras, con el tiempo, le hiciesen eco y cambiasen algo de su autoestima. No había nadie mejor que Tzuyu ayudándola con eso, y yo ya no podía ocultar la felicidad que tenía con su avance.
— A ver, ahora cojan.
Soltó Nayeon, provocando que soltásemos escandalosas risas mientras ellas se sonrojaban de pies a cabeza, apretando los labios.
Y para ser completamente justa, la había pasado increíble. No habíamos parado de lanzar chistes, burlándonos de nosotras y de lo que había pasado luego de terminar la fiesta. Sana confesó que por accidente besó a Jihyo cuando estaban limpiando el cuarto, y Tzuyu había quedado con la boca abierta, desconcertada.
Eran las seis de la tarde, y Momo recién venía apareciendo, dando pasos silenciosos hacia el pasillo. Apenas la miramos, sonrió como si nada hubiese pasado, como si Nayeon, Mina y yo no supiésemos dónde estuvo toda la tarde.
— ¿Dónde estabas? —La pregunta de Chaeyoung me hizo reír de forma amarga. Momo me miró, borrando su sonrisa paulatinamemte.
— Salí con un viejo amigo.
Nayeon rodó los ojos, sonriéndole, cínica. Creo que todas estábamos de acuerdo con que Momo necesitaba reflexionar sobre las decisiones que estaba tomando.
— ¡Qué bueno que llegaste! —Se levantó repentinamente. Su voz sonaba juguetona, no me daba buena espina.— Teníamos un juego planeado, pero no queríamos empezar sin ti. —¿Qué juego y por qué Mina con Sana reían? Eso significaba yo era la única que no estaba enterada de nada.
— ¿Qué juego? —Preguntó Momo, dando ligeros y marcados pasos hacia Nayeon. Me lamí los labios por mera inercia, apreciando sus pasos dignos de una pasarela.
— Compramos Pockys ayer... Pensábamos jugar en la pijamada, pero no nos alcanzó el tiempo. —Fingió pena, haciendo un puchero.— Todo por culpa de Tzuyu, deberíamos echarla la próxima vez que le dé sueño temprano.
¿Qué, Pockys? Oh, no. Nunca lo había jugado, me sentía abochornada y pudorosa con la cercanía de labios.
— ¿Sólo eso? De acuerdo. —Aceptó sin quejas, cruzándose de brazos.— ¿Qué quieren hacer exactamente?
— Vamos a jugar normal; cada una en las esquinas, mordiendo el Pocky hasta que lleguen a la distancia más corta posible... —Ya no me estaba gustando, iba a pedir objeción y me iría al cuarto.— La diferencia, es que la primera que demuestre cualquier signo de nerviosismo o entre en pánico, pierde, y tiene que hacerlo con otra perdedora. —Tragué pesado, ¿todas lo haríamos con todas? —La que gana, puede pedirnos sólo un favor a cada una. Sin reglas, límites, o fecha de vencimiento. La única condición es que sea uno.
Debo reconocer que era atrayente si el ganador llevaba un premio, y no uno realmente, sino ocho. El verdadero problema era que ninguna sabía retener sus emociones, mucho menos yo, que me sonrojo por todo.
Está bien, iba a arriesgarme. Podrían lanzarme a cualquiera de las chicas e intentaría hacerlo sin inmutarme, sin miedo.
Momo pareció pensarlo, y luego asintió.— ¿Cómo nos dividiríamos?
Nayeon soltó una risita, como si estuviese esperando que lo preguntase.— Es una muy buena pregunta. —Ni siquiera nos miró para verificar grupos, tenía todo formado en su cabeza.— Tzuyu con Sana, Chaeyoung con Mina, Jeongyeon conmigo, tú con Dahyun, y...
— ¡No! —Grité, sin titubear. ¿Acaso estaba jugando con fuego o perdió la cabeza? Un insignificante baile había provocado que nos distanciásemos, no podíamos jugar al Pocky como si no fuésemos a empeorar.
— No hay problema. —Nayeon me guiñó el ojo, provocando que me congelase. Quizás lo arruiné, quizás ella buscaba que me inquietara.— Entonces Dahyun con Jihyo. —Suspiré, más tranquila, pero igual de prevenida.— Momo pasará directo a la final porque nada le da vergüenza. Si alguien la hace sonrojar, tendrá reconocimiento.
Podía salirme y dejar que Jihyo lo hiciese con Momo para que el juego estuviese par, pero una parte de mí quería saber hasta dónde llegaba. El cuerpo me picaba en curiosidad y me daría el gusto de estar presente.
No quería perder, era lo único que pedía al cielo. Si perdía, me tocaría con Momo y no, por favor, no.
— No entendí. —Dijo Chaeyoung, rascándose la nuca.
Jeongyeon negó con la cabeza, acariciándole la espalda.— Cuando estemos jugando, entenderás.
Nayeon se sentó junto a Sana y Tzuyu, tirando de Jeongyeon para que se sentase a su lado. En parejas, hicieron un medio círculo. Momo quedó sola, casi en el centro.
Sana y Tzuyu fueron las primeras en intentarlo, llevándonos la grata sorpresa de ver a Tzuyu con pánico, sonrojada. Sana también lo estaba, pero sonreía amigable, sin demostrar demasiado.
— Tzuyu, ni siquiera llegaste a la mitad. —Chaeyoung carcajeó, borrando rápidamente su sonrisa cuando se dio cuenta de que le tocaba a ella con Mina.
— Veremos hasta dónde llegas tú. —Nayeon le puso el Pocky entre los labios, obligándola a que mirase a su pareja.
Mina, sin vergüenza alguna, fue mordiendo con calma, pero persistente. Chaeyoung estaba suspensa, decidida a no dar ni un sólo mordisco.
Comenzó a sonrojarse furiosamente y se lanzó hacia atrás, no pudiendo aguantar más.
— Quedaste loquísima, mírate. —Dijo Sana, haciéndole cosquillas. Chaeyoung se tapó el rostro, muy avergonzada.
Nayeon, llena de confianza, se puso el Pocky entre los labios y se acercó a Jeongyeon, apurándola para que terminasen luego.
Jeongyeon tragó pesado, dando pequeñas mordidas con la cara arrugada. Momo comenzó a reír, estirándose para empujar su hombro.— Ya estás nerviosa, perdiste.
Y era cierto, porque Jeongyeon se alejó inmediatamente, riendo tímida mientras asentía.
Mirándolas, noté que era mi turno. Me volteé hacia Jihyo, quien me alzó las cejas, traviesa. Sin siquiera haber empezado, ya sentía la humillación recorriendo por mis venas.
Chillé apenas estuvo demasiado cerca y me alejé, escuchando sus risas. Esto era horrible, no sé porqué quise demostrarme a mí misma que podía sobrellevar esto cuando claramente no podía.
— ¿Ahora qué? —Preguntó Chaeyoung, acostándose en el pecho de Tzuyu. Nayeon al verlo, hizo un gesto con la cabeza.
— Ahora ustedes, gracias por hacerme el trabajo fácil.
Las dos empataron, riéndose a mitad de camino. Aunque hubo una obvia diferencia en el nerviosismo; Tzuyu quedó peor que Chaeyoung.
Lo intenté con Jeongyeon, y aunque no me sentí tan nerviosa, sentí mi cuello hundirse cuando posó una mano en mi mandíbula, acercándome.
Estaba perdiendo.
En verdad soy una inútil. Tenía muchísima personalidad y actitud, y aún así no podía con ninguna de ellas. Como voy, me tocaría con con Momo y ya estaría fuera del juego con tan sólo tomar el dulce.
Tzuyu se quedó con el Pocky entre los labios, y apenas mordí, supe que ella no iba a moverse. Era la mejor estrategia, porque el que estaba quieto jamás se alejaría ni se pondría nervioso. Con ella no fue diferente, perdí.
— Creo que ya sabemos quiénes faltan.
Queriendo golpearme la cabeza contra la mesa una y otra vez, pensé en huir y encerrarme en el baño, pero eso sólo daría sospechas de algo que no quería.
Debo ganar. Si venzo a Momo, puedo con Sana, Jihyo y Mina, y entonces tendré ocho premios.
Inhalé profundamente, con las manos y los labios temblorosos. Miré en dirección a Momo, notándola por primera vez inusualmente agitada y muy rígida, pasándose una mano por el cabello mientras me observaba.
❝ ... Si está nervioso por querer causarte una buena impresión, significa que estará tratando con dedicación de tener éxito y el siguiente paso estará cerca.❞
El siguiente paso, ¿qué paso?
Ella no quería causarme ninguna buena impresión, simplemente estaba igual de nerviosa, tal y como yo la estuve con todas.
Tomé el Pocky y me lo puse entre los dientes, colocándome frente a ella. Mordió la esquina, aguantando su respiración.
Me di cuenta que era incapaz de seguir mordiendo, así que sólo me quedé allí, evitando cualquier impulso de lanzarme hacia atrás.
Entrecerré los ojos cuando comenzó a acercarse demasiado, y tragué como pude, arrugando ligeramente la nariz.
Tal vez había sido un error no alejarme, porque no sé expresar lo que sentí cuando sus dientes atraparon mi labio inferior suavemente, halándolo un poco. No nos estábamos besando, sólo me había mordido por accidente, incluso comenzó a reírse cuando lo notó, alejándose de inmediato.
Estaba completamente segura que era un tomate con piernas, y la vergüenza creció cuando Sana me haló hacia atrás por la cintura, meciéndome como si intentase confortarme. Podía escuchar su risa emocionada, y quise empujarla por eso. ¿De qué estaba emocionada? ¡Momo me había halado el labio, dolió!
Aún temblando exageradamente, miré a Momo, viendo que tenía sus mejillas muy sonrojadas, como jamás lo habían estado.
— ¡Dahyun hizo que Momo se sonrojase! —Gritó Nayeon, picándola con el dedo sólo para burlarse. Momo hizo un puchero y miró hacia abajo, cruzándose de brazos.— Dahyun-ah, tienes mi respeto.
Sabiendo que era el turno de Sana y Jihyo, quise alejarme, pero no podía soltar el brazo de Sana. Cada vez que trataba, terminaba aferrándome más, ella era mi única protección ahora. Así que mientras jugaban, la abracé fuerte, logrando que riese y perdiese.
Sana y Mina fueron las últimas que quedaban para competir contra Momo, y Mina ganó, frotándose la manos, preparada para ganarle.
Y posiblemente lo hubiese logrado si Sana no se hubiese interpuesto, empujándolas para que se diesen un pequeño beso. La dos se taparon las bocas, mirando a la culpable. Esta pedía incontables disculpas, sin dejar de reír.
Mordí mi labio, frunciendo un poco el ceño. No me había gustado ver eso, y Chaeyoung estaba igual, por lo que me acerqué, acariciando su cabello. Ninguna pensaba decir algo, sólo había sido extraño para ambas.
Mina se recostó en el piso, tapando su cara con su cabello. Había perdido, se afligió más que cualquiera, ni siquiera Momo había estado cerca de quedar así. Se lo había tomado con diversión, igual de desinteresada que siempre.
Ahora le debía un favor a Momo. Qué ganas de retroceder el tiempo y negarme a jugar.
Volviendo a estar en paz, me quedé hablando con Jihyo, prestándole toda mi atención, pero distrayéndome cada vez que Momo se removía, concentrada en lo que hacía. No quería que mirase hacia arriba y me encontrase con las manos en la masa, aunque si lo hacía, solamente debía sonreírle y la tensión ya no sería tan palpable.
Jihyo me contaba, algo tímida, que estaba hablando con un chico, el mismo con el que se había subido a la montaña rusa.
Dijo que cuando el juego terminó, él le pidió su número y habían estado hablando desde entonces. Se veía contenta, no ilusionada, y eso me agradaba.
Poco a poco fui perdiendo el hilo de la conversación, y volví a mirar a Momo. Dibujaba a Boo de Monsters, Inc. en un cuaderno que tenía Chaeyoung. Estaba enternecida por que lo hiciese igual que un niño de seis años, usando sólo un lápiz rosa, y haciendo sus ojitos con dos simples puntos.
Cuando la vi sonreír, mis labios esbozaron una diminuta sonrisa. Abracé a Jihyo, apoyándome en su pecho, retomando la conversación.
Momo, creo que necesitamos hablar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro