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35.

Capítulo final.



Tres meses después...

Summer despertó por la música que provenía de su celular el cual le indicaba que tenía una llamada. 

—¿Hola?—saludó con voz adormilada sin poder abrir los ojos por completo.

—Oh vaya, ¿soy yo o sigues durmiendo?

—Hola Sarah—murmuró dándose la vuelta para quedar boca arriba abriendo los ojos. —Sí, es que ayer me quedé hasta tarde en el canal grabando unas publicidades.

—Se nota—se burló. —Escucha, llamaba para decirte que Louis no podrá verte hoy.

—¿Qué? ¿Por qué?—rápidamente se sentó frunciendo el ceño. —Ayer me llamó, me dijo que...

—Sé lo que te dijo, habló conmigo, pero le surgió una oferta de trabajo sin precedentes Summer, justo ahora está en un avión para Los Ángeles.

—¿Los Ángeles? ¿Tan lejos?—murmuró sintiéndose afligida. 

Realmente quería verlo ese día. Además, ¿Los Ángeles? ¿Pensaba mudarse hasta América si conseguía que lo contrataran? Ella tenía su trabajo ahí, en Londres, no lo podía dejar... no quería hacerlo. Era una de las cosas que quiso desde siempre en su vida. Pero dejar a Louis... dolía tanto o incluso más.

—Me dijo que había dejado un mensaje de voz en tu celular porque no le contestabas la llamada esta mañana, quería despedirse de ti.

—¿Despedirse? Pero si ni siquiera nos hemos visto en meses.

—Summer, cariño, debemos comprenderlo...—Sarah suspiró. —A mi tampoco me gusta la idea de mi hermano estando al otro lado del océano, pero es una oportunidad única la que le están ofreciendo allá. Sabes que él no quiere trabajar más con las televisoras de Londres.

—Sí, lo sé, es que me tomó por sorpresa la noticia—hizo una mueca. Sus hombros estaban tan decaídos como su ánimo. —Sabes que lo apoyo en lo que sea que desee hacer.

—Deberían conversarlo—sugirió después de unos segundos estando en silencio. —Llámalo dentro de dos horas, para ese entonces ya estará en Estados Unidos.

—Sí, está bien, gracias por avisarme, Sarah.

—De nada, cuñadita—bromeó haciendo reír a la castaña. —Ya verás como llegan a un acuerdo.

—Gracias, adiós—fue lo último que dijo antes de colgar la llamada y lanzar su celular.

Se tiró sobre su cama cayendo de espaldas. Observó el techo de su cuarto y sintió una lágrima escaparse.

¿Por qué ahora todo parecía tan difícil?

Louis había estado mejorando su actitud con la ayuda de la terapia, del doctor Wells, su familia y por supuesto de Summer. No era fácil dejar un rencor y odio alimentado por los años, pero él había podido superarlo. 

Louis Tomlinson, por primera vez desde que su hermana falleció, había decidido actuar y parar de lamentarse. Había decido madurar y dejar atrás el pasado. Había decidido tomar las riendas de su vida y recuperar la familia que aun tenía... Y lo logró.

La relación con su madre, aunque no perfecta, sí estaba encaminada. Reconstruyéndose luego de aquella tormenta que los derrumbó a ambos. Pasaba más tiempo con su hermana Sarah luego de haberle pedido perdón por haberla tratado tan mal por tanto tiempo. Además, había pedido una reunión con el resto de su familia para hacerles saber que a partir de ese momento compartiría más con ellos. 

Por otro lado, había hablado con los directores de su antiguo canal y, aunque rechazó la nueva oferta que le ofrecían, terminaron en buenos términos... Como siempre tuvo que haber sido.

Johan Parish había sido un personaje ya que él mismo fue a buscarlo para pedirle perdón. Louis, innegablemente sorprendido, aceptó las disculpas con sinceridad y al mismo tiempo le dio las gracias. Si él no hubiera ocasionado todo aquel alboroto, tal vez nunca se hubiera dado cuenta de la mierda de persona que era.

Mientras que a Camille le había llevado hasta chocolates, esa mujer merecía un monumento por haberlo soportado durante tanto tiempo. 

Pero con Summer solo había hecho llamadas telefónicas o vídeo llamadas por Skype. ¿La razón? Él tenía miedo. Para empezar, la había tratado horrible cuando recién comenzó a trabajar, segundo, él sentía que no había valorado el amor que ella le había entregado durante todo el tiempo que compartieron. Además, ya no se sentía como el chico seguro que poseía a todos en la palma de su mano. ¿Qué tal si Summer ya no lo quería después de tanto tiempo de poder analizar las posibles desventajas de permanecer a su lado? Eso lo hería y le ocasionaba un miedo atroz. 

Ahora, que Summer sentía que él había tomado el valor para verla y hablar... se había ido. Y no sabía por cuanto tiempo. 

Sacó de debajo de la almohada la única carta que él le había enviado y la alisó un poco con sus manos al ver lo arrugada que estaba. Leyó las palabras con las que firmaba la carta una vez más, y sintió cómo su corazón se agrietaba un poco.

Dios, ¿era posible extrañar tanto a una persona?

La castaña suspiró intentando retener sus lágrimas de manera inútil. 

—¿Qué voy a hacer sin ti en mi vida, cielo?—susurró a la nada permitiéndose llorar un poco más. 

(...)

Summer entró al canal en el que llevaba trabajando unos pocos meses, y saludó a todo aquel que se le cruzaba con una sonrisa y en ocasiones un beso en la mejilla. 

Se sentía a gusto estando ahí. Los que la asistían e incluso sus compañeros de programa eran amables y divertidos. 

—¡Summer!—la saludó Amelí con un abrazo. 

Amelí era una de las que animaba el programa junto a ella y a otro chico llamado Nathan.

—Hola, Amy, ¿cómo estás?

—Estoy escapando de la estilista, no quiero hacerme la coleta alta me hala mucho el cabello—hizo un puchero y su amiga rió. —Pero ¿tú que tal? Tienes una carita, ¿todo en orden?

—Sí... es que...—suspiró. —Mi novio no vendrá a visitarme.

—Oh, eso es una lástima, Nathan y yo nos moríamos por conocerlo.

—Lo sé, será para una próxima supongo—se encogió de hombros. 

Amelí le iba a comentar algo al respecto, pero de repente se separó de ella echando a correr. Summer frunció el ceño sin entender y cuando se dio la vuelta se encontró con la estilista del canal corriendo en la misma dirección por la que su amiga se había ido hacía poco.

—¡Señorita Amelí! ¡Venga para acá! ¡Falta poco para comenzar las grabaciones!

—¡Me rehúso!

La castaña soltó una carcajada y sin perder más tiempo se dirigió al camerino que compartía con su compañera de trabajo. 

Dejó su cartera sobre la peinadora y sacó su celular. Al ver una llamada perdida de Louis decidió que haría una vídeo llamada. Se había rehusado a escuchar el mensaje que le había dejado en su buzón de voz, consideraba que mejor lo enfrentaba de una vez por todas sin estar carcomiéndose la cabeza luego. 

¡Mon amour!—exclamó Louis en cuanto ambos se observaron a través de las pantallas.

—Hola, mi cielo—Summer trató de sonreír lo mejor que pudo. —¿Llegaste bien?

—El vuelo estuvo aburrido—se encogió de hombros sonriéndole. —¿Cómo está todo por allá? ¿Ya estás en el trabajo?

—Sí, pero tengo tiempo—se acercó a uno de los muebles que habían en el cuarto y se sentó manteniendo el celular frente a ella.—Sarah me llamó, ¿es necesario que trabajes tan lejos?—preguntó sin rodeos

Mon amour—Louis suspiró. —Quise intentar hablar contigo antes, sé que estás despierta desde temprano para ir a trabajar, pero no contestaste, ¿escuchaste mi mensaje?—ella negó sintiendo sus ojos acuosos. —Nena...

—No quiero que te vayas a vivir a Estados Unidos, Louis—soltó sin poder aguantarlo más. Mordió su labio inferior al sentir las lágrimas caer y rodar por sus mejillas. —Quiero ser egoísta, ¿de acuerdo? Te quiero aquí a mi lado, estuve tanto tiempo lejos de ti que cuando me diste la esperanza de volver a encontrarnos tú solo me dices que... ¿Cómo te atreves a ilusionarme así?

—Mi cielo, escúchame—el ojiazul tenía una expresión de tristeza plasmada en su rostro. —Aún no he tomado una decisión, apenas acabo de llegar al hotel y luego iré a hablar con los directores del canal, no pienso dejarte así nada más, quiero que hablemos y...

—¿Y qué?—lo interrumpió limpiando sus lágrimas un poco avergonzada. —Yo tengo mi trabajo aquí, y sé que conseguirás el trabajo en ese canal, eres estupendo Louis, ninguno de los dos va a renunciar a su sueño por...

—¿Por qué? ¿Por amor?—ella agachó la mirada.

—Este es el sueño de ambos.

—Tú también eres mi sueño.

Summer negó lentamente con su cabeza mientras Louis la miraba sin saber qué decir.

—Escucha, quédate tranquila, la semana próxima regreso a Londres y pienso verte para hablar sobre esto, ¿está bien?

—Haz lo que quieras, de todas maneras sé cómo terminará esto.

—Summer no...

Y ella colgó la llamada cortando sus palabras. Dejó el celular boca abajo para evitar la tentación de contestar una vez más y se acercó al espejo para medio arreglarse antes de ir con Amber, la estilista, ya que en pocos minutos comenzaría el programa en vivo. 

(...)

—No me gusta que tengas esa cara de tristeza, Sun—comentó Nathan ya en el set.

Los tres estaban esperando que les dieran la indicación para saber que estaban en vivo y comenzar con el show.

—Mi novio es un idiota, ¿lo sabías?

—¿Te hizo algo?—preguntó curioso por la respuesta con el ceño fruncido.

—No, pero lo es y ya—refunfuñó molesta. 

Sabía que no podía enojarse con él por algo que se escapaba de sus manos, ambos luchaban por sus ideales... Más bien, eso la hacía quererlo más.

Nathan rió.

—Pues lo que sea que esté mal, puedes contar conmigo para lo que quieras, Sun.

Summer sonrió.

—Gracias, Nathan, eres un buen amigo—él asintió con una leve sonrisa.

—¡¿Y yo qué?! ¡Doy los mejores consejos del mundo!—ambos rieron al escuchar a su amiga que había terminado de hablar con uno de los productores.

—Gracias a ti también, Amelí—ella le guiñó un ojo.

—¡A sus puestos todo el mundo! ¡Entramos en diez, nueve...!—ellos acataron la orden y en cuanto la cuenta regresiva terminó. Los tres sonrieron dándole la bienvenida a los televidentes.


Ya se encontraban en la última parte del programa. Summer debía entrevistar a un joven director que había ganado un reconocimiento en uno de los festivales más importantes de Europa dejando en alto el nombre de Londres, y eso sería todo. 

—Alexander Smith está con nosotros esta tarde para hablar más sobre este maravilloso reconocimiento como uno de los cineastas más jovenes del momento, adelante Alexander.

Pero Alexander Smith no se apareció en el set.

En cambio, las luces bajaron su intensidad y Summer apretó los dedos de sus manos unos contra otros. Ya se había llevado una mala experiencia, ¿será que la habían visto gritarle a la anterior mujer de estilismo por haberle pintado el cabello de azul sin su consentimiento? 

Sin embargo, nada malo sucedió. 

Solo que cuando menos se lo esperaba, las luces volvieron a aumentar dejando ver a un Louis (el cual usaba un traje gris) a pocos pasos de donde ella se encontraba con un enorme ramo de margaritas ligadas con rosas rojas y una preciosa sonrisa en su rostro. 

Summer estaba en shock. Parecía que su cerebro no procesaba a una velocidad considerable lo que estaba pasando en ese momento. Era su chico, su cielo... su Louis. Justo ahí frente a ella, con la más hermosa sonrisa y con los ojos azules más chispeantes que nunca. 

—¿No piensas venir a abrazarme, mon rayon du soleil

Como si el sonido de su voz fuera un detonante, se levantó rápidamente del mueble donde estaba sentada y se acercó a él con toda la velocidad que unos tacones le permitían a una mujer.

En cuanto lo tuvo en frente, lo abrazó con fuerza, sin importar qué pasara con las flores, enterrando su cara en el cuello del chico mientras comenzaba a llorar.

—Te extrañé tanto—dijo entre sollozos.

—No más de lo que yo a ti, mi vida—respondió de vuelta abrazándola con el brazo que no sostenía las flores. —Te amo, mi cielo.

—Te amo mucho más, mi Louis.

Pudo captar levemente como sus amigos tomaban el mando despidiendo el programa. Pero ella solo podía concentrarse en el hombre entre sus brazos.

Cuando pudo controlar sus sollozos, se separó de Louis observándolo con atención. Se veía incluso mejor que por la pantalla de su celular o de la laptop.

Había ganado peso, eso le encantaba ya que la última vez que estuvieron juntos lo había visto muy demacrado. Sus ojos azules brillaban, casi podías jurar que aquellas hermosas orbes eran joyas. La sonrisa que tenía en su rostro era tan sincera y llena de vida, que se prometió hacer lo posible e imposible por mantenerla ahí. 

No era solo su Louis, era uno renovado. Un Louis curado y dispuesto a todo.

—¿No piensas darme mi beso de bienvenida?—preguntó el ojiazul divertido entregándole el ramo a Summer. Ella aceptó encantada el regalo mientras asentía. 

—Claro que sí, pero antes...—hizo de su mano un puño y golpeó el brazo de su novio con fuerza. 

—¿Y eso por qué fue?—se quejó acariciando el sitio maltratado.

—¡Por haberme mentido, idiota!—inspiró profundo para después exhalar. —Ahora sí, ven para acá—sostuvo la nuca del chico y lo acercó a su rostro para besarlo en los labios. 

Louis no pudo evitar sonreír en medio del beso, pero luego solo tuvo cabeza para centrarse en esos labios que tanto había extrañado. Sujetó las caderas de Summer con fuerza disfrutando del contacto de su lengua con la de la mujer que tanto amaba. Atrapaba sus labios con tanta delicadeza y dedicación que hacía suspirar a la castaña con sus acciones. Cuando el beso estaba por terminar, Louis mordió delicadamente el labio inferior de Summer haciéndola suspirar una vez más.

—Prométeme que no volverás a irte de mi lado, por favor—susurró Summer mirándolo a los ojos y dándose cuenta del miedo que tenía de no compartir su vida con él.

—Te lo juro—murmuró con una sonrisa para después darle un corto beso. Ella sonrió.

—Entonces... ¿este romanticón es tu novio idiota? Porque no sabes lo mucho que nos costó callarnos la sorpresa al ver tu cara de tristeza durante el día.

Los presentes rieron ante las palabras de Nathan mientras que Summer ocultaba su rostro en el cuello de Louis una vez más.

—Gracias por haberme ayudado con esto, chicos.

—¡Cuando quieras!—exclamó Amelí. —Amo las historias de amor—suspiró ilusionada logrando que sus amigos rieran una vez más.

(...)

Estaban ambos recostados sobre la grama. En el parque que tanto les gustaba. Justo uno al lado del otro, tan solo observándose.

Louis alzó una mano acariciando los rasgos de la castaña con la punta de su dedo índice.

—¿Era mentira lo de Estados Unidos? —preguntó ella en voz baja y pausada sin querer arruinar lo que él hacía.

—No, pero rechacé la oferta, le dije a Sarah que se inventara algo para decirte que no iría a verte y así no arruinar la sorpresa, claro que no pensé que diría eso, siento si te lastimé.

—¿Por qué rechazaste la oferta?—Louis apartó su mano colocando ambas sobre su vientre cómodamente.

—Porque aquí está mi vida, mi familia...—sonrió. —Estás tú.

—Me asusté—se sinceró. —Por un segundo pensé que...

—¿Que te dejaría sin más? No lo vale—se encogió de hombros. —La vida es inesperada, nada está asegurado tu misma lo dijiste—ella asintió ante sus palabras. —Prefiero quedarme aquí, a tu lado y al lado de mi familia.

Summer sonrió encantada. 

—Amo la idea.

—Al igual que yo te amo a ti.

Ambos se mantuvieron por un momento en silencio. Solo... observándose, dándose cuenta de que por fin estaban juntos, que esa era su realidad.

—Tenías miedo de verme, ¿no es así?—Louis asintió un poco tímido.

—Tal vez querías a otra persona menos complicada que yo a tu lado.

—Pero si nadie es más simpático que tu, ¿cómo crees? —Louis le sacó la lengua tal cual un niño haría al escuchar su sarcasmo. Summer rió un momento, pero después su actitud se tornó seria. —Tu eres todo lo que quiero.

—Ese es un enorme alivio.

Summer apoyó su cabeza en el hombro de Louis.

—¿Conseguirás trabajo aquí?

—Tengo varias propuestas, veremos qué pasa.

—Sé que lo lograrás. 

—Gracias, cariño—respondió sincero dejando un beso sobre la punta de su nariz.  

—Mira el cielo—indicó Summer divertida luego de dejar un casto beso en los labios de su novio. —Dime, ¿qué figura ves en las nubes?

Pero Louis no podía apartar su atención de ella. Era tan hermosa para él, que todo lo demás lo consideraba poco llamativo.

—Solo te veo a ti—susurró. —Porque tu eres mi cielo, Summer. 

La castaña sonrió sin apartar la vista de las nubes. Entrelazó su mano izquierda con la derecha de él dándole un apretón. Giró la cabeza para observarlo y acariciando la mejilla de Louis con su nariz pronunció una verdad que ambos conocían:

—Te amo, Louis.

—Je t'aime, ma vie.

"Te amo, mi vida".

Unieron sus bocas una vez más sintiéndose en paz, con el conocimiento que de ahí en adelante todo estaría bien.

*******

ESTAS COSAS NO ME PASAN.

Amé este final, es tan bello, lo amo, los amo a ellos y a ustedes. Pero díganme, ¿qué opinan? ¿Les gustó?

¿Qué tal el manip que conseguí por ahí? Está super cute♥

Pero esto no acaba aquí, nos vemos en el epílogo y si cuento con la suficiente inspiración... nos veremos en unos extras también.

chau!

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