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Sígueme el juego

Kohaku no era de fijarse mucho en la suerte. Para ella, todo lo que importaba al final del día eran las acciones que tomaba para superar los problemas que la vida pudiera plantearle.

Pero en este caso en particular... definitivamente había tenido una suerte de mierda.

Embarazarte siendo una adolescente de diecisiete años definitivamente siempre era malo y no podía negar que eso fue culpa de su irresponsabilidad. Que fuera en una tonta fiesta del chico rico de la escuela tampoco la hacía sentir mejor. Y menos por haberse excedido bebiendo.

Ok, todo eso fue su culpa, lo aceptaba, pero que el chico involucrado en el embarazo en cuestión fuera el tan borracho como ella Ishigami Senku definitivamente solo podía ser mala suerte. El nerd de la escuela, debilucho y pocas veces visto fuera del club de ciencias, había elegido esa fiesta para emborracharse e irse a la cama con ella. Y resulta que también era el hijo del jefe de su padre... y el prometido de su hermana.

Así que sí. Esto solo podía ser mala suerte.

En realidad su compromiso con su hermana mayor era por un matrimonio arreglado, y Ruri amaba a otro chico, pero aún así Kohaku se sentía mal al respecto.

Y no tenía ni idea de cómo le diría esto a su familia y a Ishigami Senku y su familia.

Ya habían pasado dos meses desde la fiesta... y estaba segura de que si esperaba más tiempo solo haría todo peor.

Aún recordaba la mañana en la que se despertó en una de las habitaciones de la mansión de Ryusui Nanami, desorientada y sin ningún recuerdo de la noche anterior más que un concurso de bebida que había organizado el mago contratado para entretener a los invitados.

Solo notó que estaba desnuda y acompañada al escuchar un gruñido de dolor de parte de Ishigami Senku, que se despertó quejándose de dolor por la resaca.

Y, al darse cuenta de lo que había pasado entre ellos, de inmediato le dio una buena bofetada que lo arrojó fuera de la cama de cara al suelo.

—¡Bastardo infiel! ¡Eres el prometido de mi hermana! —le recriminó de inmediato.

Él siseó mientras frotaba su rostro, antes de mirarla con irritación.

—¿Y tú qué eres? ¿Una santa? Tú fuiste la que nos encerró en esta habitación. —Rodó los ojos—. Mira, estábamos borrachos y ni te gusto ni me gustas, fue un error y ya. Solo toma un anticonceptivo de emergencia y asunto resuelto. —Comenzó a vestirse como si nada—. Si quieres decirle a tu hermana o a todo el mundo allá tú, me da igual.

Aunque ardiendo por la indignación, a Kohaku no se le ocurrió nada que decir y simplemente lo observó molesta hasta que se marchó de la habitación, dejándola sola maldiciéndolo internamente.

Se fue muy nerviosa de la mansión de Nanami Ryusui, intentando que nadie la viera, muy avergonzada por lo que había hecho. Al llegar a su casa entró por la ventana y fingió haberse quedado dormida y, aunque estuvo muy nerviosa e incómoda por días, pudo guardar el secreto.

El problema había sido que... al estar tan nerviosa por lo que había pasado y por intentar actuar normal con su familia, se olvidó por completo del anticonceptivo de emergencia que Senku le dijo. No fue hasta dos días después que, más calmada, recordó aquello y fue a una farmacia.

Fue luego de empezar a tener síntomas que descubrió que los anticonceptivos de emergencia eran más efectivos cuanto antes se tomen. Podría haberle echado la culpa a la mala suerte por eso, pero la verdad es que fue pura y exclusivamente su culpa.

Compró varias pruebas de embarazo y todas dieron positivo.

Y ahora no sabía qué hacer.

Obviamente no podía guardar el secreto pero ¿con quién debía hablar primero?

Normalmente habría acudido a Ruri sin dudar pero... ¿qué se supone que debía decirle?

"Oye, Ruri-nee, estoy embarazada de tu prometido. ¿Algún consejo?"

—Eso... no suena nada bien. —Suspiró profundamente

¿Qué debería hacer?

Su padre la mataría... No quería involucrar a sus amigos en esto y aunque sospechaba que su tía Lillian sería comprensiva ella no estaba en el país por el momento y no quería hablar esto por teléfono.

Así que en la única persona en la que podía pensar para hablar era... Ishigami Senku...

Y eso era una terrible mala suerte de mierda, sin dudas.

...Pero parecía que no tenía más opciones...

Un día después de clases, esperó por dos horas hasta que él salió del club de ciencias y la miró con las cejas arqueadas.

—¿Puedo ayudarte en algo, leona? —La miró de arriba a abajo con curiosidad.

—No me llames así —masculló sin ganas—. Pero sí, yo... necesito hablar contigo... —Apartó la mirada.

Senku palideció y le hizo una seña para que se subiera a su auto, al asiento trasero.

No hablaron durante el camino a la mansión Ishigami, y al llegar allí ambos maldijeron a susurros al ver a Ishigami Byakuya esperando en la puerta. El hombre los miró con los ojos muy abiertos y una gran sonrisa.

—¡Hijo, finalmente traes una chica a la casa! —Se lanzó a abrazarlo con lágrimas de felicidad en los ojos, solo para que el adolescente lo esquivara con una mueca de enfado.

—Cállate, viejo. Ella es la otra hija de Kokuyo.

—Oh... —Tosió incómodamente—. Bueno, bienvenida. ¿Vienes de parte de tu padre o de Ruri-chan?

—N-no, solo... hay algo que necesito hablar con su hijo, Byakuya-sama.

—Solo Byakuya está bien, no necesitas ser tan formal. —Le palmeó el hombro con una gran sonrisa que de inmediato disminuyó un poco su incomodidad—. Bueno, en ese caso los dejaré solos.

Una vez se retiró al interior de la casa, Senku suspiró aliviado.

—Lamento eso, creí que trabajaría hasta tarde hoy. —La guió hasta la sala de su mansión y ambos tomaron asiento—. Entonces... ¿Qué quieres decirme? —La miró muy seriamente.

Ella tragó saliva, apretando la falda de su uniforme escolar.

—La verdad no sé cómo decirte esto, Senku... —Tomó aire—. ¿Recuerdas la fiesta, verdad? —Él simplemente asintió, sin dejar de mirarla atentamente con una intensidad que la hizo revolverse, incómoda—. Bueno, pues... Sé que tú me dijiste que tomara un anticonceptivo de emergencia pero... yo... —Su voz tembló—. Yo... lo tomé dos días después y... —Los ojos de Senku se ampliaron mucho mientras sus cejas se alzaban—. Y hace poco tiempo me enteré que... estoy embarazada... —confesó en un susurro.

Antes de que Senku pudiera salir del shock de escucharla, su padre cayó de cara sobre el suelo de la sala, gritando a viva voz:

—¡¿Embarazada?!

Una vez Byakuya se recuperó del shock, se sentó frente a ambos y los miró fijamente por un largo tiempo, en silencio.

Kohaku estaba increíblemente nerviosa, tanto por la reacción del señor Ishigami como por la de Senku, que no había dicho nada debido a la interrupción de su padre. Su rostro era una perfecta hoja en blanco.

—Muy bien... —Cuando Byakuya finalmente habló, ambos lo miraron expectantes—. Ahora debemos llamar a tu familia, Kohaku-chan.

Ella hizo una mueca de espanto, pero no se le ocurrió nada para contradecir al hombre de mediana edad. Si estaba molesto tenía todo el derecho, ya que se suponía que Senku debía casarse con Ruri en un par de años y ahora la había embarazado por irresponsables. Esto podría provocar que se rompiera el contrato...

Y su padre podría hasta odiarla por algo así...

Necesitaban mucho esta alianza económica con los Ishigami, por algo ni su hermana ni ella se quejaban aunque Ruri amaba a otro chico.

Cuando su padre y Ruri llegaron, Byakuya les explicó todo y Kohaku pudo ver las venas hinchándose en la frente de su padre mientras apretaba la mandíbula y los puños. Ruri, por otro lado, estaba muy sorprendida y preocupada, aunque no parecía molesta.

—Ishigami-sama... —Una vez Byakuya terminó de explicarles, Kokuyo tragó saliva pesadamente—. Yo... de verdad lo lamentó mucho... Mi hija... Kohaku siempre ha sido problemática... no sé qué pudo metérsele en la cabeza para... —Calló cuando su jefe alzó una mano.

—Creo que es muy obvio lo que debe pasar ahora, Kokuyo —dijo mortalmente serio.

Su padre tragó saliva y bajó la cabeza.

—Si quiere disolver el contrato, lo entenderé. Pero ¿qué pasará con...?...

—¿De qué hablas? —Byakuya interrumpió a Kokuyo con una mirada confundida—. Claro que no hay que disolver el contrato. Solo debemos hacer que Senku se casé con tu otra hija, Kohaku-chan.

—¿Qué? —preguntaron Senku y Kohaku a la vez.

—Es obvio que elegimos mal cuando hicimos el trato. ¡La pareja perfecta para mi hijo es tu hija menor! —Sonrió alegremente—. Debimos verlo, tienen la misma edad, después de todo. Es normal que se enamoraran. ¡De hecho estoy muy aliviado de que se gusten de verdad! Así no habrá ningún problema. Aunque fue un poco irresponsable este embarazo ¡siempre me aterró que nunca me diera nietos! Estoy muy aliviado. —Parecía a punto de llorar de felicidad.

Todos lo miraron con las mandíbulas por los suelos, excepto Senku que pareció más resignado que otra cosa por la actitud de su padre.

—¿Quiere... que se casen y tengan al niño... con diecisiete años? —Su padre articuló esa pregunta con dificultad, todavía sin terminar de recoger del todo su mandíbula del suelo.

—Bueno, no están tan lejos de los dieciocho. No es tan malo. —Agitó una mano despreocupadamente, ajeno a la preocupación perfectamente razonable de todos los demás—. ¡Haremos que se casen de inmediato! Aunque eso haría que se emanciparán... —De pronto se llevó una mano a la barbilla, pensativo—. Y le prometí a Senku que tan pronto se volviera mayor de edad lo dejaría trabajar en la empresa... ¿Esto cuenta? —preguntó más que nada para sí mismo.

De repente, Senku se puso de pie con ojos brillantes.

—¡Claro que cuenta! Aunque me da igual. —Carraspeó, cubriendo su boca con su mano—. Aunque no lo cuentes, ya planeaba pedirle matrimonio a Kohaku... después de meses de noviazgo secreto que tuvo que salir a la luz debido a nuestro descuido... creo que es lo indicado en nuestra situación. —Volvió a carraspear mientras Kohaku lo miraba con la boca abierta—. Aunque se opongan, voy a casarme con... la chica que amo. —Todavía cubriendo su boca con su mano, se arrodilló sobre una rodilla y tomó la mano de Kohaku.

Ella lo miró con la boca abierta y los ojos llenos de repulsión.

¡¿De qué demonios estaba hablando?!

Con lágrimas de alegría en los ojos, Byakuya comenzó a gritar a los cuatro vientos que empezaría los preparativos para una boda de inmediato.

Su padre y su hermana estaban tan sorprendidos y confundidos como ella, que rápidamente apartó la mano de Senku y quiso gritarle que no pensaba casarse con él... pero entonces el maldito bastardo miserable se sentó a su lado, tomó su barbilla y la besó. Apasionadamente.

Con sus ojos muy abiertos y el rostro completamente enrojecido, Kohaku no fue capaz de reaccionar.

Su hermana jadeó avergonzada y su padre pareció a punto de darle una paliza, pero Senku era el hijo de su jefe y necesitaba el contrato, así que se abstuvo.

Una vez acabo de besarla, Senku la abrazó "cariñosamente", poniendo su boca en su oído.

—Sígueme el juego y los dos nos beneficiaremos... Al igual que Chrome y tu hermana —susurró con voz apenas audible.

Se alejó de ella, dejándola muda y con los ojos todavía desmesurados.

¿Él sabía que su hermana amaba a Chrome y el sentimiento era correspondido? Bien que eran amigos y los líderes del club de ciencia en la escuela, pero nunca mencionó nada...

Pero... si le seguía la corriente... ¿su hermana y Chrome podrían estar juntos después de todo?

Antes de que se diera cuenta, un par de semanas después se encontró parada frente al altar con un vestido de novia delante de Senku cuya sonrisa era tan deslumbrantemente falsa que quería borrársela de un golpe.

El miserable había logrado convencerla de fingir estar enamorados frente a sus familias y también logró esparcir el rumor de su noviazgo secreto y su "profundo amor" a toda la escuela. Y ella aceptó todo solo por el bien de su hermana y Chrome. Y porque en realidad no tenía mucha más opción ya que estaba embarazada e iba a hacerse cargo de su irresponsabilidad.

Una vez el juez los declaró legalmente casados, Senku volvió a besarla, esta vez de un modo suave y casi tierno que la hizo cerrar los ojos y corresponderle casi inconscientemente, perdida en la sensación cálida y envolvente.

Pero todo se arruinó cuando él se apartó para susurrarle que sonriera y se metiera en su papel de esposa feliz.

De verdad quería golpearlo, no obstante contuvo su ira y sonrió forzadamente mientras todo el mundo celebraba el comienzo de su tormento.

Iba a mudarse con Senku después de la fiesta, para fingir estar feliz con ese matrimonio por quién sabe cuánto tiempo.

Esto definitivamente no iba a terminar bien.

Su infierno personal acababa de comenzar.

Fin.

¿O no?

No estoy segura XD

Podría quedar ahí o podría continuar... depende de lo que diga mi loca inspiración~

Este fic fue un reto xP Alguien me pidió una trama similar a la de Baby Stone en versión moderna y se me ocurrió esta cosa rara :P

Ojalá que esto les haya gustado! ❤

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!


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