16 | Sangre por sangre.
SANGRE POR SANGRE
(Capítulo Dieciséis. Pre-Segunda Temporada)
📍137 d.c, Roca Dragón.
🗺️ Castillo de Roca Dragón.
Una semana después de la "muerte" de Lucerys Velaryon.
AEMMA HABÍA TERMINADO SU LUTO después de dos largas semanas deseando despertar de la pesadilla en la que apenas estaba entrando. Despertando a mitad de la noche gritando el nombre de su hermano muerto, mirándolo caer al vacío en aquella tormenta que le quitó la vida, y lo peor de todo, cargando con el hijo de su asesino creciendo en su vientre. Había decidido dejar de llorar y empezar a planear su venganza, tenía en claro que la guerra apenas estaba por estallar y por ahora todo estaba en una inquietante calma.
Su madre no descansaba ni un minuto desde la muerte de Lucerys, planeando, descartando y armando planes de ataque, estrategias para poder conseguir Desembarco del Rey antes de que más tiempo pasará y también asegurándose de que sus aliados se mantuvieran leal a ella. Por el momento Jacaerys aún seguía en Invernalia, luego del funeral —si es que podía llamarlo así— de Lucerys, Jacaerys había abandonado Dragonstone para seguir con sus deberes.
Después de que los síntomas de embarazo empezaron, Aemma supo que estaba jodida, realmente jodida. Un bebé enmedio de una guerra jamás sería buena idea, pero ese bebé también era una oportunidad, una que tenía en contra de Aemond Targaryen.
Aemma se la pasaba entrenando junto a Ser Erryk y preparando a sus hermanos en batalla, no participarían en la guerra, ya que su madre tenía pensado en mandarlos a Pentos antes que la guerra estallará, dónde estarían a salvo con los aliados de Daemon, y en cuánto a Joffrey, aún no sabían si debían mandarlo a Invernalia o en el mejor de los casos al Valle Arryn, si es que Lady Jeyne hincaba la rodilla y recordaba su sangre.
──Creo que está siendo muy dura con ellos, princesa──. Ser Erryk comentó a su costado mientras ambos estaban en la playa observando al pequeño Aegon y Viserys pelear entre ellos con las espadas de madera.
Ambos ya tenían la edad suficiente, Aegon casi cumplía diez años en unas pocas lunas de distancia y Viserys recientemente había cumplido cinco. Lamentablemente solamente Aegon tenía a su pequeño dragón Borrasca, el huevo de Viserys apenas sido recolectado una luna atrás y todavia no eclosionaba cómo el de Rhaena; después de años esperando, la melliza al fin tenía a su pequeño dragón rosa, Morning, quién nunca abandonaba su cuello desde entonces.
──La guerra es dura con todos, y aún si mis hermanos estarán lejos de ella, deben saber defenderse si lo encuentran necesario──. Aemma respondió con frialdad manteniendo sus ojos púrpura sobre los dos platinados──. No pienso perder a otro hermano.
Ser Erryk se tensó ante la mención del principe Lucerys. Aemma había dejado de hablar sobre el tema pero el caballero juramentado podía ver al fantasma del pequeño Luke atormentado a toda su familia. En especial a la Reina y a la princesa.
──La muerte del principe Lucerys no fue su culpa──. trató de consolar aún sabiendo que era un intento torpe.
Aemma estaba harta de esas palabras pero sabía que Ser Erryk no las decía con ninguna maldad, el hombre se las jugó para traicionar a los verdes y coronar a su madre, eso lo hacía un hombre respetable. Además, su compañía era agradable, un aire fresco que Aemma necesitaba desesperada. Un amigo en tan inoportunos momentos.
──¡Levanta más la espada, Viserys!──. Aemma gritó desde un costado de la pelea observando al menor levantar la espada con torpeza. Aegon remató contra él mandándolo al suelo y haciéndolo llorar. Aemma corrió hasta el más pequeño tomándolo en brazos──. Aegon, eso no es lo que te he enseñado, no debes ser más duro con el más débil.
El mayor de los platinados hizo un mohín balaceando su espada de un lado a otro, bastante imperativo pero así era el pequeño Aegon, siempre había sido diferente a Viserys en cuánto a eso, el menor era más calmado y sereno mientras que Aegon era igual de imperativo que Joffrey, por eso es que los dos se llevaban tan bien.
──Dijiste que actuemos cómo en la guerra──. Aegon se quejó haciendo un puchero mientras caminaba junto a Aemma por la playa en dirección a la Fortaleza, sus ojos lilas se alzaron mirando a la mayor y tomándola del cinturón sobre su cadera──. ¿Estás enojada conmigo, hermana?
Aemma negó acariciándole sus rulos albinos──. Por supuesto que no, Viserys tampoco está enojado ¿verdad?
El menor alzó su cabeza anteriormente escondida en el hombro de su hermana mayor mirando con sus ojos lisáceos a Aegon sacándole la lengua como respuesta. Aemma negó divertida dándole un beso en la mejilla mientras Aegon se quejaba hasta adentrarse en el Castillo. Todos los días el lugar estaba lleno por las personas del Consejo pero en esa ocasión no había nadie, todos se habían ido con Daemon a tomar Harrenhal y hacerlo el punto de reunión.
Aemma estaba en desacuerdo pero aún no había dado su opinión al respecto. Harrenhal era un lugar grande, estaba cerca de Desembarco pero era un lugar que quedaba a la mirada de los Verdes y que serviría de blanco si se enteraban que todos los del Consejo Negro estarían allí. Más teniendo en cuenta que los Verdes tenían consigo al segundo dragón más grande de todos, Vaghar, y con el jinete que los Negros más odiaban en el momento.
Aegon fue el primero en correr con dirección a Rhaenyra, la Reina estaba sentada en el Trono que adornaba el lugar, hecho de acero con una plataforma de roble detrás de él dándole un aspecto más elegante que el Trono de Hierro. La princesa hizo una reverencia dejando en el suelo al pequeño Viserys quién imitó el gesto de su hermano mayor corriendo hasta los brazos de su madre sentándose en su regazo mientras Rhaenyra llamaba a Aemma.
──¿Dónde están los demás?──. Aemma preguntó llegando frente a la mujer de cabellos pálidos──. ¿Alcanzaron a Daemon en Harrenhal?
──Regresaron a sus tierras por órdenes mías, esperaremos a que Daemon asegure Harrenhal para empezar a movernos──. Rhaenyra le respondió acariciando los cabellos de Viserys──. ¿Fue un buen entrenamiento?
──¡Aegon me tiró!
──¡Fue accidental!
Ambos niños empezaron a pelear provocando un bufido por parte de la mayor quién enseguida llamó a Akira para que se los llevará con Harwin.
──Cómo ya sabrás Daemon partió hace una semana a Harrenhal──. Rhaenyra habló cuándo ya estaban solas──. Y estaba esperando que te le unieras.
Aemma chasqueó la lengua──. ¿Es una orden cómo Reina o una sugerencia?
La relación entre ambas después de lo sucedido estaba complicada, sumidas en sus propias responsabilidades ahora pasaban menos tiempo en la compañía de la otra, además Rhaenyra aún no sabía sobre el embarazo de la princesa, se lo diría en algún otro momento.
──Sugerencia──. Rhaenyra suavizó la conversación con una media sonrisa──. Has querido un poco de acción últimamente y entrenar a tus hermanos no te entretiene lo suficiente.
En eso Rhaenyra tenía razón pero Aemma tenía una menor estrategia en mente.
──Estaba pensando, mi reina, que tal vez debería ir al Valle para pedirle apoyo a Lady Jeyne y así Jacaerys podrá estar más tiempo en Invernalia asegurando la alianza con Cregan Stark.
Rhaenyra pareció pensarlo unos minutos recargando su brazo.
──Estoy segura que Lord Stark recordará su alianza con nosotros──. Rhaenyra objetó con una suave sonrisa en su rostro──. ¿Cómo es que los norteños dicen? «El norte recuerda». Pero si eso quieres entonces te concedo ir al Valle para ganar el apoyo de los Arryn.
Hubo un silencio entre ambas que Rhaenyra aprovechó para tratar de sacar el tema que venía inundando su mente después de la pérdida de Lucerys.
──Aemma, se que no he estado presente desde...
Aemma negó acercándose para tomar la mano de la mujer frente a ella──. Lo sé, madre, no tienes que decirme nada más. Ambas sabíamos que este momento de guerra llegaría algún día, los verdes ya están actuando y debemos hacer lo mismo. No hay tiempo que perder, en dos días partiré al Valle.
Rhaenyra asintió tomando con ambas manos la mano que Aemma le ofreció y acercándose lo suficiente para dejar salir un sollozo leve.
──Lamento que hayas sido tú quién viera a tu hermano morir y también la persona que mandamos a hacer justicia con los hijos de Aegon.
Ante la mención de los pequeños y indirectamente de Helaena la princesa de cabellos castaños con mechones albinos se tensó en su lugar tragando en seco.
──Como ya dije... estamos en una guerra, el sentimentalismo está de más.
Rhaenyra dejó salir un suspiro──. Sé que no mataste a esos pequeños, Aemma, y que Helaena sigue viva. Eres mi hija, no te eduqué para ser una asesina y en ese momento te envié a matarlos porque estaba enojada. Aún sigo enojada, pero la rabia me cegó el buen juicio, mi hermana es la única de esa familia que merece estar lejos y tranquila con sus hijos. Me alegra que no hicieras caso a mis órdenes y los mantuvieras a salvo.
Esas palabras aliviaron la duda que Aemma tenía desde que escondió a Helaena y a sus pequeños en Dorne, todos los días temerosa a qué alguno de los espías de Mysaria llegará con la noticia al Consejo y ellos decidieran actuar contra Helaena y sus hijos sin mencionarlo. Al menos ahora podría dormir tranquila sabiendo que su madre no haría nada contra ellos, sin duda, era un peso menos encima.
──¿Daemon lo sabe?
──Es mejor que siga creyendo que esos niños y mi hermana están muertos──. Rhaenyra le respondió acariciando su mano──. Debe mantenerse ocupado en asegurar Harrenhal, no quiero distracciones.
Aemma asintió escuchando los pasos de alguien acercándose hasta ellas. Ambas giraron su cabeza mirando a Alaric aparecer en el lugar con una postura recta y sus ojos claros mirando a la princesa castaña.
──Princesa, sus hombres en Bastión de Tormentas ya están listos──. el rubio anunció divagando su mirada entre ambas mujeres.
Aemma se tensó ante la mirada confusa que Rhaenyra le brindó retirando su mano de inmediato.
──¿De que hombres habla? ¿Tienes algo que decirme Aemma?──. la princesa permaneció en silencio provocando un arrebato de fastidio por parte de la reina──. Bien, Ser Alaric, le ordeno cómo su reina que me diga lo que la princesa Aemma planea a mis espaldas.
Alaric titubeó por segundos, sosteniendo sus ojos claros en la princesa hasta que Aemma negó con su cabeza soltando un suspiro de derrota.
──Yo le diré, su alteza──. Aemma habló interviniendo en ambos──. Estas semanas me han servido para planear la recuperación de Bastión de Tormentas y reclamar la herencia del príncipe Harwin.
Rhaenyra resopló con irritación──. ¿Y me lo pensabas decir cuándo terminarás tu matanza?
──Madre, Borros Baratheon es tan culpable de la muerte de Luke cómo lo es Aemond Targaryen──. Aemma vociferó perdiendo la poca paciencia que tenía──. La noche que fui a matar al heredero de Aegon lo ví en el banquete que el usurpador realizó en festejo de la muerte de Lucerys. Puede que no permitiera un baño de sangre bajo su techo pero permitió que Aemond fuera detrás de Luke sabiendo sus intenciones de matarlo y ni siquiera participó en la búsqueda del cuerpo en la Bahía de Naufragios.
Rhaenyra resopló llevando una de sus manos hasta su cara pasándola por toda la longitud de su cara con pesar y cansancio.
──Porque no hay un cuerpo al que buscar, Aemma──. Rhaenyra murmuró con un sollozo──. No me opongo a que busques venganza por tu hermano pero sé inteligente, Harwin apenas tiene 7 años, y no puede regir Bastión de Tormentas. Tienes que buscar un regente mientras mi nieto crece. ¿Ya has pensando en alguno?
──Alaric es hijo del difunto Orlando Baratheon y Orión lo legitimizó mientras Alaric era su escudero, él puede regir mientras Harwin cumple la mayoría de edad. Además, Harwin está encariñado con él y le tiene confianza.
Rhaenyra asintió dejando salir un suspiro mientras se recostaba en el Trono.
──¿Y que planeas hacer? ¿Cómo recuperarás Bastión de Tormentas en dos días?
──Le advertí a Borros de que tomará una decisión sabia respecto a quién apoyaría pero le importa casar más a sus hijas solteronas que cualquier promesa que hizo──. Aemma apretó su mandíbula──. Floris Baratheon es la prometida de Aemond Targaryen y gracias a eso Borros le juró lealtad a Aegon. Lo que planeo es simple, matarlo a él y a todos sus aliados en las Tierras de la Tormenta.
Rhaenyra la miró escandalizada.
──¿Y esos aliados incluyen a Floris? ¿Estás pensando con la cabeza o con celos?
Aemma apretó sus puños haciendo una mueca fría y impaciente.
──No soy la única que quiere muerto a Aemond Targaryen, madre, tu también──. Aemma le respondió con voz dura──. Mataré a todos sus aliados y después a él, es la mayor amenaza de los verdes y sin él, su derrota está asegurada. Ya tengo personal en Bastión de Tormentas listos para tomar de rehenes a la familia Baratheon, y otros en camino para tomar el lugar, iré en Mercury y Alaric en Moonshine. Mataré a Borros y a quien se ponga en mi camino pero antes les daré la opción de hincar la rodilla por ti y aceptar a Harwin cómo el sucesor.
Rhaenyra se quedó en silencio por unos minutos. Pensando en lo que diría, procesando la información que Aemma apenas le había dado. Si había estado ocultando todo un complot en contra de los Baratheon a sus espaldas ¿Que más le estaba guardando?
──No me opondré a la toma de Bastión de Tormentas. Es un buen lugar estratégico, si tenemos a la gente de las Tierras de la Tormenta con nosotros eso nos asegurará una mayor ventaja contra los verdes, teniendo en cuenta que ellos ya tienen a Borros Baratheon contemplado cómo su aliado──. Rhaenyra habló después de sus minutos de silencio──. Pero quiero que vayas cuánto antes, entre menos tiempo pasé mejor, tu visita a El Valle puede esperar.
──Partiremos ahora mismo si usted quiere, princesa──. Alaric habló llamando la atención de ambas. Aemma dudosa asintió tomando la mano de su madre.
──Te prometo vengar la muerte de Luke, madre. Sangre por sangre──. fue lo último que dijo soltando la mano de Rhaenyra y desapareciendo junto a Alaric fuera del castillo.
El sonido de los rugidos de Mercury y Moonshine fue lo primero que Aemma escuchó al salir a la playa. Los dos largos dragones se encontraban esperando a sus jinetes a la orilla de la playa siendo contenidos por los cuidadores. Mercury había crecido considerablemente desde la última vez que Aemma lo montó, dos semanas atrás cuándo llevó a Helaena a Dorne para mantenerla a salvo de la guerra.
Moonshine también creció rápido para un dragón de su edad, sus escamas naranjas brillaban a la par de atardecer mientras que Aemma y Alaric se acercaban hasta ellos.
──Sus hombres de aquí zarparon a primeras horas de la mañana, princesa, ya deben estar llegando a las costas de Bastión de Tormentas──. Alaric anunció subiéndose en la silla de montar de Moonshine.
Aemma se quedó en la playa mirándolo con aprobación. Sus ojos lisáceos vagaron hasta donde el pequeño dragón Carrysane se movía acompañado de dos cuidadores junto a Akira, quién sostenía la mano del pequeño Harwin.
──¿Princesa? ¿Piensa traer a Harwin con nosotros?
Aemma asintió.
──Ya ha volado en Carrysane anteriormente Alaric, y debe estar presente para que todos le juren lealtad cómo el nuevo señor de Bastión de Tormentas──. Aemma respondió con simpleza recibiendo con un abrazo a Harwin, quién corrio hacia ella apenas la sintió esperándolo.
Aemma lo ayudó a subirse en la silla de montar de su dragón. Carrysane por un momento le recordó a Arrax, ambos del mismo tamaño, sus escamas casi del mismo tono a diferencia que Carrysane tenía bordes verdes en lugar de rojizos. La princesa alejó su mirada montándose en Mercury con rapidez. Akira imitó el gesto subiéndose detrás de Harwin.
Los tres dragones emprendieron vuelo al mismo tiempo perdiéndose entre las nubes de Roca Dragón hasta desaparecer de la vista de todos. Aemma lideraba el vuelo, los otros dos dragones volando cerca de ella unos metros atrás, a lo lejos no le fue difícil divisar la imponente estructura de Bastión de Tormentas en caos. Los barcos de Roca Dragón zarparon en las orillas y cientos de hombres bajaron con sus armas a matar.
No era un día común en Bastión de Tormentas, no, Aemma había elegido uno estratégicamente planeado. Según sus espías dentro del castillo hoy sería una reunión importante de Borros con parte del consejo verde, Aemma no sabía exactamente quiénes del consejo rival estaban allí, pero le bastaba con enviar un mensaje al usurpador con la cabeza de alguno de sus aliados cómo regalo.
Moonshine fue el primero en aterrizar rugiendo con fiereza a la dragona azulada que se encontraba allí. Daeron, Aemma pensó al ver a Thesarion. Si Daeron estaba allí, Osmund Hightower también y no sólo él, Lord Hightower igual. Carrysane aterrizó después que Moonshine, Akira rápidamente ayudó a Harwin a bajar esperando a que Aemma bajará. Pero Aemma no lo hizo, en su lugar voló directamente hasta la entrada del castillo aterrizando frente a la enorme puerta aún siendo forcejeada por sus hombros para abrirla.
──¡Dracarys!
La intensa llamarada de Mercury hizo que la enorme puerta se derritiera al contacto ayudando a sus hombres entrar de manera rápida y efectiva dentro del castillo tomando de rehenes a cualquiera que se atrevesará en su camino, matando al que se atreviera a retarlos, esperando la orden de Aemma para tomar el lugar por completo.
Alaric apareció a un costado de ella cuando bajó de Mercury caminando a su costado hasta estar enmedio del lugar, no había señal de Borros ni ninguno del consejo verde pero no debían estar lejos, todos sus guardias aún estaban ahí-ahora arrodillados con las espadas de los hombres de Aemma sobre sus cuellos esperando la señal para matar.
──Busquen a Lord Borros y a su familia, aprisionenlos en las mazmorras hasta que pida lo contrario──. Aemma ordenó a un séquito de hombres esperando su llamado. Todos asintieron desapareciendo de la vista de Aemma.
──Princesa, ¿Que hay de los traidores? El príncipe Daeron está aquí al igual que parte de la familia Hightower. ¿Que hacemos con ellos?──. preguntó uno de los guardias avanzando hasta quedar frente a la princesa.
Aemma mantenía su mirada en un punto del lugar. No entregaría a Daeron, ambos tenían un trato que ella pensaba respetar pero no tenía ninguna lealtad con los demás Hightower que se encontraban allí.
──Si encuentran al principe Daeron traegánlo sin hacerle daño, y sobre los Hightower, tráiganme sus cabezas──. Aemma respondió sin esperar la respuesta del guardia y empezando a caminar hasta el trono del lugar──. Ser Alaric, busque al Maestre de Lord Borros y traigálo aquí. Tenemos que mandar muchos cuervos.
Alaric asintió observando a la princesa tomar asiento en el trono observando como sus hombres atravesaban las gargantas de los guardias de Borros con sus espadas. Minutos después de arrastrar los cuerpos sin vida de los antigüos guardias, Akira se adentró en el lugar acompañando a Harwin, era la única vez que Aemma agradecía que Harwin siguiera ciego. Así no tendría que ver toda la sangre derramada en su nombre.
──Mamá... ¿regresamos a nuestra vieja casa?──. Harwin preguntó sentándose en las piernas de Aemma. La princesa le acarició sus rulos rubios depositando un beso en su mejilla──. ¿Al castillo de papá?
──Ahora es tu castillo.
🌔🌕🌖
📍Bastión de Tormentas.
🗺️ Castillo de Borros Baratheon.
Menos de media hora después los hombres de Aemma atravesaron la puerta principal del Castillo sosteniendo a la familia Baratheon con ellos, y algunos de los aliados que asistirían a la reunión con el consejo verde pero ninguno de los Hightower con ellos. Además, Aemma pudo escuchar cuándo Tessarion partió del lugar, Daeron ya debía estar volando a Antigua en estos momentos o quizá a la Fortaleza Roja para advertir a todos y inventar una coartada.
Todos los Baratheon estaban de rodillas frente a ella. Desde Borros Baratheon hasta el pequeño Royce, Aemma nunca había visto antes al más pequeño de los hijos de su antiguo cuñado, debía tener la misma edad que Harwin.
──¿Cuál es el significado de esto?──. Borros gruñó tratando de escapar del agarre del guardia y levantarse pero no pudo.
──No te hagas el imbécil conmigo, Borros──. Aemma respondió con aburrimiento desde la lejanía del trono. La princesa se levantó caminando lentamente hasta quedar frente a ellos──. Te dije, no... te advertí que pensarás bien tu decisión. Y tú elegiste traicionarme así que yo elegí quitarte lo que le pertenece a mi hijo.
──¡A ese bastardo no le pertenece nada!
Aemma sacó la daga que siempre llevaba escondida en el cinturón de su vestido, colocándola debajo de la barbilla del hombre, tomándolo del cabello para forzarlo a verla a los ojos.
──Harwin no es un bastardo. Tiene sangre Baratheon corriendo por sus venas así te pese, es más Baratheon que tú mismo, tú hermano siempre fue más hombre que tú, pedazo de basura──. Aemma gruñó tomando con fuerza el cabello de Borros──. Y vas a morir cómo la víbora que eres.
──Si me matas...
──¿Si te mató qué?──. Aemma interrumpió, cortando la mejilla de Borros con la daga en sus manos, ignorando los quejidos que salieron de él después de eso──. ¿Piensas que Orion se enojaría conmigo? Pensaba que eras patético justo cómo yo, no vales nada Borros, no tienes nada en tu favor. Y si dices algo sobre los verdes, es por ellos que estoy haciendo esto, por el príncipe tuerto.
──¡Yo no tuve nada que ver con la muerte del príncipe Lucerys!
──¡No hiciste nada! ¡Absolutamente nada para ayudar a encontrar su cuerpo! Te quedaste aquí viendo cómo Aemond cazaba a mi hermano──. Aemma soltó el agarre de Borros, desviando su atención a la temblorosa castaña a un costado de él──, y no sólo eso, sino que casaste a tú hija con su asesino.
──Son asuntos políticos, niña, nada personal.
──Vuelve a decirme niña y te cortaré la lengua en pedazos y haré que te la tragues──. Aemma amenazó sin mirarlo. Sus ojos purpura cayeron en Alaric observando todo en silencio a tan solo unos pasos de distancia──. Alaric será Lord de Bastión de Tormentas hasta que Harwin crezca y pueda gobernar, Borros Baratheon es acusado de alta traición y su sentencia es la muerte.
──¡Te vas a arrepentir! Los verdes irán por ti y por tu familia, y me voy a reír desde mi tumba cuándo atraviesen el pecho de ese maldito ciego hijo tuyo──. Borros sentenció desde su lugar. Aemma lo miró de reojo soltando un suspiro de aburrimiento.
──¿Cómo supiste dónde estábamos escondidos?──. preguntó Elanda Caron, la esposa de Borros, alzando su mirada ámbar hasta la princesa. Aemma sonrió con satisfacción desviando su atención a la menor de las hijas.
──No eres el único que sabe sobre movimientos políticos sabios, Borros──. Aemma respondió con una sonrisa burlona en su rostro, la princesa tocó el hombro de Elyn, la menor de sus hijas, haciéndola levantarse del suelo──. Al menos estarás contento de que tú sucia sangre seguirá en este mundo después de tu muerte.
──¡Maldita mala agradecida!──. Borros acusó llevando sus ojos hasta la menor parada junto a Aemma.
──Elyn se casará con mi hijo y gobernarán juntos aquí cuándo la guerra terminé──. la princesa habló nuevamente, abrazando por los hombros a la castaña junto a ella──. Y estoy dispuesta a perdonar a cualquiera de tu familia, a excepción tuya, si juran lealtad a Harwin y a Rhaenyra Targaryen cómo su reina legítima.
Floris soltó una risa amarga, llamando la atención de Aemma de inmediato.
──No voy a jurar lealtad a tu ciego mocoso ni a la puta de Roca Dragón cómo mi reina──. siseó con arrogancia. Una fuera de lugar, que le hizo gracia a la princesa de los negros.
──Parece que la idiotez brota en tu familia, Borros──. se burló Aemma alejándose de Elyn para acercarse a la castaña de rodillas a un costado de Borros──. Piensas que eres intocable ahora que estás comprometida con el príncipe tuerto ¿no?
──¡Él va a venir a rescatarme! Me envió una carta hace días diciendo que vendría por mí──. Floris alzó su mentón, encarando a la princesa──. Y cuándo llegué, te matará y te dará de comer a su dragona.
Aemma soltó una carcajada──. Lord Alaric ¿Me haces el favor de llevar a la futura señora del principe Aemond a las mazmorras? Ya veremos que tan intocable eres cuando vaya a hacerte compañía.
Floris palideció, siendo arrastrada por Alaric fuera de la habitación. Aemma no le prestó atención a las advertencias vacías que Floris gritó mientras la arrastraban y sólo la ignoró.
──¿Alguna de ustedes comparten la misma capacidad mental animal de su hermana o pensarán mi oferta?
──Yo le soy leal a mi familia, princesa...──. Cassandra, la mayor, habló con temor. Su mirada en el suelo haciéndose idea del destino que le esperaba.
──Te mereces una muerte rápida y sin dolor por tu lealtad, Cassandra, aunque esperaba más de ti.
Aemma la miró con pena. Ambas habían crecido casi a la par durante sus años en Bastión de Tormentas, tenían la misma edad y desde que llegó como esposa de Orión, Cassandra siempre fue servicial, una pena que el veneno de Borros le dañará su mente.
──Le juro lealtad a mi primo Harwin cómo señor y a la Reina Rhaenyra, princesa──. Maris añadió tímidamente. Aemma asintió con una sonrisa ofreciéndole su mano para ayudarla a levantarla──, y sobre la oferta que me ofreció hace un tiempo, acepto... me casaré con su protegido, princesa.
──Niña insolente──. Elanda Caron siseó. La mirada de Aemma cayó en ella observándola detenidamente.
──Me imagino cuáles son tus lealtades. Te quedarás del lado de tu esposo ¿no?──. Elanda asintió. Aemma miró a los guardias que los sostenían de rodillas──. Llévenlas a las mazmorras junto a Lady Floris. Y díganle a Lady Akira que prepare dosis de veneno para Lady Cassandra, el más rápido que tenga.
Los guardias asintieron llevándose a Cassandra y Elanda fuera de salón. Maris y Elyn fueron escoltadas a sus habitaciones con la indicación de no salir hasta que Aemma lo ordenará. La enorme puerta del salón se abrió dejando ver a Mercury deslizándose con lentitud por todo el lugar. Borros giró su mirada tragando el seco al ver al enorme dragón haciéndose camino hasta él. Aemma lo rodeó colocándose frente a Mercury mientras la dragona se alzaba detrás de ella con amenaza.
El guardia giró bruscamente a Borros haciéndolo caer sobre sus rodillas frente a Aemma.
──Borros Baratheon, se te acusa de alta traición a la legítima reina de los siete reinos, Rhaenyra Targaryen, primera de su nombre, reina de los ándalos, los rhoynar y los primeros hombres, señora de los siete reinos y protectora del reino por ser cómplice en el asesinato del príncipe Lucerys Targaryen en manos del principe Aemond Targaryen──. Aemma sentenció en la voz más monótona que encontró──, y yo, Aemma Targaryen, te sentenció a la muerte. Dracarys.
Mercury se tomó su tiempo para acatar la orden, cómo si la dragona disfrutará del sufrimiento del hombre frente a ella. Borros temblaba, suplicando tonterías para hacer cambiar de opinión a la princesa pero Aemma permaneció en silencio, observándolo rogar por su vida, seguro así fue cómo Lucerys se sintió antes de ser devorado por Vaghar. Y a Borros no le importó, entonces a ella tampoco. Mercury lanzó una sola llamarada calcinando lentamente a Borros.
El hombre cayó en el suelo gritando en agonía mientras su cuerpo se quemaba lentamente. Aemma permaneció dónde mismo, a tan solo unos pasos lejos del cuerpo en llamas de Borros Baratheon, observando cómo la agonía dejaba su cuerpo quedándose en un silencio mortal. Y esos últimos sonidos fueron cómo melodías para sus oídos, una parte de ella de asustó de lo mucho que disfrutó verlo morir.
Esa parte que aún recordaba los entrenamientos de Harwin Strong, su amabilidad incluso en su violencia, pero él ya no estaba para reprocharle sus decisiones y Aemma ya no era una niña que necesitaba escuchar esos consejos.
✧
La toma de Bastión de Tormentas después de la muerte de Borros fue rápida, los pocos aliados que quedaban de su lado fueron eliminados mandando cuervos a sus respectivas casas para ver el asunto de la sucesión, pues Aemma necesitaba saber quiénes serían los futuros aliados de su hijo. El cuerpo de Borros fue colgado a las afueras del castillo cómo un recuerdo de lo que sucederá al siguiente que decida cometer alta traición.
Pero las malas noticias también llegaban rápido a los oídos de Aemma. Tan sólo se desocupó unos minutos, la noticia de la repentina muerte del pequeño Royce Baratheon llegó a sus oídos.
──¿Mataste al niño?──. Aemma preguntó incrédula al guardia de rodillas frente a ella.
Alaric le había dado la noticia y él mismo presenció con sus ojos cómo el guardia atravesaba a Royce con su espada.
──¡El maldito escurridizo estaba escapando! Apuñaló a dos de mis hombres con una daga que traía escondida──. se excusó el hombre. Aemma rodó los ojos con exasperación dándole una señal con la cabeza a Alaric parado detrás del guardia.
Alaric desenfundó su espada decapitando al guardia frente a Aemma. La princesa contrajo su rostro en una expresión de asco dando un paso atrás para no pisar el charco de sangre que se formaba en el suelo.
──¿Colgamos también al niño, alteza?
──No, no quiero que piensen que soy capaz de matar a un niño a sangre fría, no creerán que fue un accidente de todas maneras──. Aemma suspiró sentándose detrás del escritorio de la habitación──. Solamente entierren su cuerpo en las criptas de su familia. Es lo mínimo que puedo hacer ahora.
A pesar de eso os hombres de Aemma limpiaron con eficacia el lugar de los traidores, sólo unos pocos aliados de los verdes quedaban vivos para interrogatorios pero después de eso tendrían el mismo destino que los demás. Pero no todo fue victoria, pues según uno de los informantes Elada Caron había mandado un cuervo a la Fortaleza Roja.
La mujer fue arrastrada hasta el salón que antes le perteneció a Borros Baratheon. Alaric cuidaba la puerta, olvidando que ahora era un Lord y no un simple guardia juramentado.
En cuánto Elada entró en los aposentos con sus manos llenas de cadenas Aemma se levantó de su lugar tomando la daga que descansaba sobre el largo escritorio frente a ella.
──Lady Cassandra acaba de fallecer, su majestad. Bebió el veneno antes del interrogatorio cómo usted lo pidió──. anunció Ser Alaric luego de que uno de los guardias le diera la información──. ¿Que haremos con el cuerpo?
Aemma colocó sus manos sobre el escritorio inclinándose con duda en su rostro.
──Cuelga su cuerpo con el de Borros afuera pero no dejen que se pudra. Solo permanecerá ahí tres horas y después entierrénla junto a la lápida de su hermano──. Aemma ordenó con rapidez. Alaric asintió desapareciendo de la habitación junto a los demás guardias.
Elada permaneció de pie frente a la puerta examinando con curiosidad a la princesa del otro lado de la habitación. Aemma mantenía sus ojos lisáceos sobre ella, tratando de leerla pero Elada tenía una expresión tan fría cómo la piedra, sin ninguna emoción aparente, probablemente ya sabía sobre la muerte de su hijo y con la perdida de Cassandra, al menos Aemma sabía lo que se sentía ese pesar.
──¿Dónde está mi hijo? No llegó a las mazmorras cómo ordenaste──. Elada habló luego de unos minutos. Aemma tomó la daga del escritorio colocándola en su cinturón para avanzar hasta quedar frente a la mujer──. ¿Que le hiciste, maldita bruja? ¡¿Que le hiciste!?
Aemma se quedó en silencio unos minutos admirando la desesperación de Elada y poco a poco dibujó una sonrisa ladina en su rostro confundiendo a la mujer frente a ella.
──Lo enterré vivo──. Aemma mintió sin flaquear la sonrisa en su rostro──. Dos metros bajo tierra... y ni siquiera lloró.
──¡Eres una malnacida! ¡Era solo un niño!──. Elada lloriqueó dejándose caer al suelo frente a Aemma. La castaña sintió lástima por ella, pero aunque quisiera explicar lo que realmente pasó, no le creería.
Ante los ojos de todos ella seguía siendo la devoradora de hombres y tenía que aprovechar ese título ahora que la guerra estaba empezando.
──Ahora, no estás aquí para guardarle luto a tu hijo. Tendrás mucho tiempo para eso en las mazmorras si me das la información que quiero──. Aemma pausó doblando sus rodillas para quedar al mismo nivel que la mujer──. O te le unirás a tu esposo y hijos si no lo haces.
──Eres una mal parida igual que tú madre, una maldita perra que se cree por encima de todos cómo la idiota de tu madre──. Elada respondió alzando su mirada llena de lágrimas y odio hacía Aemma──. Y cuándo los verdes vengan, serás de las primeras en caer.
La rabia que había estado conteniendo por horas por fin relució. Aemma tomó el mentón de la mujer entre sus manos enterrando sus uñas intencionalmente en la mandíbula de Elada pero antes de que pudiera responderle uno de los guardias cuidando la puerta entró interrumpiéndola.
──Princesa, Osmund Hightower y el principe Daeron lograron escapar antes de que nuestros hombres hundieran su barco──. el guardia anunció interrumpiendo lo que Aemma iba a responder.
La princesa se giró sosteniendo la daga en sus manos. El hombre tragó en seco al ver la fiereza en los ojos desorbitados de la princesa, dos orbes lisáceos brillando con furia. Lo que él no sabía es que Daeron era el espía que Aemma tenía entre los verdes, él fue quién dió acceso a Bastión de Tormentas para que los guardias de Aemma dieran el golpe y aprisionarán a la familia Baratheon. Y Aemma fue la que le dió el acceso de sacar vivo a Osmund, al menos por ahora, un tipo de pago por su cooperación.
──Dejalos que se vayan, deja que los verdes se enteren de lo que hice aquí──. Aemma respondió fría dándole una mirada para que se fuera y la dejará sola con su 'invitada'. Aemma se giró de nuevo, sus ojos cayendo en la mujer de rodillas frente a ella──. ¿En qué estábamos? Cierto...
La daga atravesó la mano de la Carson en segundos. Un grito seco atravesó los oídos de Aemma y se escuchó por los pasillos del Palacio en dónde el caos aún se llevaba a cabo.
──N-no te diré nada, maldita p-
Antes de que la mujer pudiera terminar la mano de Aemma impactó fuertemente en su mejilla con una cachetada impidiéndole seguir hablando.
──Parece que no entiendes tú situación. No estás aquí para negarme información, no, estás aquí para dármela──. Aemma tomó el mentón de la mujer alzándole la cabeza para que la mirará──. Y si no me la das saldrás de esta habitación muerta, así que no intentes colmar mi paciencia. Me darás la información o me darás tu vida.
La mujer de cabellos negros asintió, su cuerpo estaba temblando del dolor, su mano ensangrentada aún tenía la daga enterrada en ella a lo que Aemma la sacó de un jalón provocando otro grito de dolor.
──Será mejor que te apures antes de que te desangres y me hagas perder más el tiempo.
──Yo no... no fui yo qu-quien envío el mensaje──. la mujer murmuró llevándose su mano ensangrentada al pecho──. Fue F-floris.
Aemma soltó una risa amarga jugando con la daga en sus manos como si la situación le divirtiera. Y lo hacía, al menos ahora tendría un motivo más que celos fuera de lugar para matar a Flori Baratheon.
──No necesito que me digas más entonces. Ustedes los Baratheon no tienen ninguna pisca de lealtad ¿no? ¿Delatar a tu propia hija? Decisiones desesperadas para tiempos desesperados, supongo──. Aemma suspiró balanceando la daga entre sus dedos──. Floris advirtió al príncipe tuerto ¿no?
La mujer asintió. Aemma desvío su mirada al fuego débil de la chimenea. Se preguntaba que tanto valía la vida de Floris para Aemond. ¿Lo suficiente para venir a rescatarla él mismo? Después de todo era su prometida, incluso si él ya estaba casada con ella en secreto. ¿Aemond vendría en rescate o simplemente dejaría que Aemma acabará con la vida de Floris sin importarle? Aemma esperaba que fuera la primera opción, incluso si eso le dolía en el orgullo.
Necesitaba que Aemond Targaryen llegará al rescate para matarlo ella misma y ponerle fin a su tormento.
──Rhysand Velaryon fue visto en Nocturna después de la muerte de mi hermano...──. Aemma empezó a hablar dándole la espalda caminando en dirección al escritorio──. Y no fue visto solo, su tripulación estaba con él pero tenía mi dragón en su barco según muchos pescadores.
Elada tragó en seco detrás de ella manteniéndose en silencio.
──Nocturna es el lugar donde tú familia gobierna así que es obvio sabes algo, Borros estaba ahí la noche que lo vieron zarpar, tu debes saber hacía dónde fue──. Aemma se giró de nuevo recargando su peso en el borde del escritorio mirando a Elada──. ¿A dónde es que zarpó su barco? Y antes de que me mientas, sé que estabas esa noche ahí con tu marido y toda tu familia. Celebrando algo... ¿Acaso era la muerte de mi hermano su festejo? ¿No les bastó el banquete que el usurpador hizo?
──Borros era quien sabía el destino del Capitán Velaryon──. Elada respondió entre gruñidos de dolor. La sangre estaba manchando el piso debajo de ella y todo su vestido──. Lo único que escuché es que haría una parada por suministros en Volantis.
NOTA DE LA AUTORA:
Aemma llegó con todo, le tocaron a los Baratheon soportar la vdd. Boros en el canon tiene un rol importante casi al final pero aquí como estará bien tieso lo tendrá otra persona en su lugar, también ahora con Bastión de Tormentas para los Negros les dará ventajas cuando suceda lo del escape de Aegon muajaja.
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