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13 | La muerte de la perla del mar.




Capítulo diez: El cielo se derrumba.
Ambientado: Capítulo diez, temporada uno (final de temporada).

tw: "muerte" explícita, muerte gráfica, daño emocional.
capítulo largo (+6000 palabras)

📍3 días atrás... 129 d.C, Fortaleza Roja.

──¡No me des la espalda!──. Aemond bramó detrás de la castaña observándola darse la media vuelta antes de que él pudiera terminar.

──Debí darte la espalda hace años.

Antes de que Aemma pudiera darse la vuelta la mano de Aemond cayó sobre su muñeca impidiéndole hacer dicha acción. La castaña de giro dispuesta a pelear pero el rubio le hizo una seña para que se calmará, cosa que solo la encendió más de furia pero sólo se zafó de su agarre bruscamente mirándola con impaciencia. Aemond se quedó en silencio pareciendo pensar sus palabras con sabiduría, tomando la decisión correcta o al menos la única que le convenía.

──Hoy por fin tomé una decisión que ha estado robándome el sueño desde hace mucho tiempo──. Aemond comenzó a hablar desviando la mirada y juntando sus manos detrás de su espalda──, todo el día Cole y yo estuvimos persiguiendo al cerdo de mi hermano por todo Desembarco del Rey, para convencerlo de tomar el trono.

──Lo sé──. Aemma confesó pero eso no atrapó la atención del rubio. Aemond parecía perdido en su propia mente.

──Dime ¿a quién tienes que convencer para ser Rey?──. Aemond soltó una risa fastidiada negando con la cabeza──, me preguntaste si me veía en el Trono y la verdad es que sí. Soy yo quién se ha preparado toda la vida para una tarea de esa magnitud, Aegon no, y soy yo el que siempre vive debajo de la sombra de un alcohólico irresponsable que premiarán con el Trono de Hierro.

──¿Piensas que no sé tú fascinación con el Trono?──. Aemma soltó una risita haciendo que está vez Aemond la mirará──. Aemond, te conocí por muchos años, guardé tus secretos así como tú los míos, eras mi hombro para llorar en mi niñez. Conocía todas tus fascinaciones cómo solo un amante las conoce.

──Fascinación es la palabra clave. Quisiera ser Rey pero no puedo hacerlo simplemente porque no quiero, y dejando mi orgullo a un lado, no puedo tenerlo──. Aemond hizo una pausa acercándose a Aemma de forma sigilosa──. Aegon no quiere el Trono, incluso me pidió que lo dejará ir y por los Siete Infiernos en verdad pensé hacerlo.

──¿Eso es lo que te tiene frustrado? Aegon nunca ha valorado nada por la negligencia que siempre vivió, tú madre siempre lo vio cómo la persona sentada en el Trono en lugar de mi madre.

──No hincaré la rodilla por él. Por más que amé a mi madre, Aegon será la caída de esta familia cómo Rey──. Aemond llevó su mirada a la princesa castaña haciendo una mueca.

──Ya le has jurado lealtad, Aemond.

──Ante los ojos de todos, Aemma, no quiero escoger un bando──. Aemond confesó sorprendiendo por completo a la castaña frente a él──, no quiero ser solamente alguien que le gana las batallas a un Rey que depravará a los Siete Reinos.

──¿Abandonarías a tu madre? no sé si sea mi desconfianza en ti pero eso no parece posible.

──Amo a mi madre, es verdad, pero estoy cansado de verla consumirse por los deseos de mi abuelo. De que no se de cuenta que es la maldita reina y que puede hacer lo que se le dé la gana──. Aemond volvió a confesar. Su ojo amatista estaba brillando en una rabia interna──, sé que Daeron es tu pupilo.

──¿Cómo lo sabes?

──Soy el único que le envía cartas y me tiene confianza, además, yo le hablé de ti. Daeron te será fiel y estoy seguro que no se pondrá del lado de mi abuelo en esta guerra y solo fingirá estarlo──. Aemond volvió a desviar la mirada──. Quiero hacer lo mismo, jugar esto para mi conveniencia y cuándo esté seguro irme.

──Sé que no estarías del lado de mi madre aunque te lo pidiera──. Aemond bajó su mirada observando a Aemma acercarse hasta él──. Si en lugar de mi madre fuera yo la pretendiente al Trono ¿estarías de mi mano?

──Sin dudarlo, es más yo mismo te pondría la corona, pero tú no quieres el Trono ¿no? Tus ambiciones van más allá de eso.

──No y tampoco quiero una guerra pero eso a estas alturas ya es inevitable──. Aemma hizo una mueca sintiendo la mano de Aemond posarse en su hombro──. Ambos queremos sobrevivir, jugar esto a nuestra manera y para nuestra propia conveniencia. ¿Estarías dispuesto a trabajar conmigo? ¿Ser socios?

──¿Ahora así nos diremos?──. Aemond soltó una risa nasal sosteniendo su sonrisa mientras miraba a la castaña──. ¿No podemos ser amantes mejor? Al menos esos tienen beneficios interesantes.

──Aemond, estoy hablando en serio──. Aemma tomó el rostro de Aemond en sus manos obligándolo a mirarla. El rubio le sonrió pero al ver la seriedad en el rostro de su querida princesa frunció el ceño──. Debemos deshacernos de Aegon, asegurar a mi madre en el Trono y después de eso irnos.

──Jamás mataría a mi hermano, mi madre nunca me lo perdonaría y terminaría siendo un traído. Un matador de Reyes, ya sabes cómo terminan.

──Vamos a entrar a una guerra, siempre muere gente en ellas todo el tiempo es algo imposible de detener. El campo de batalla es algo confuso y impredecible, Aemond. No necesariamente tenemos que ser nosotros, ¿recuerdas el dicho? Cada que un Targaryen nace...

──Los dioses tiran una moneda.

──Nosotros seremos en este caso los dioses. Siempre has querido huir ¿no?

Aemond la miró con desconcierto pero una sensación estaba arrebatando cada átomo de su cuerpo estremeciéndolo de emoción, Aemma estaba queriendo usurpar al usurpador, conspirar a los conspiradores y tan solo imaginarse haciendo tan alta traición junto a ella le emocionaba más.

──¿Que hay de Helaena y los niños? Ambos los queremos, no podemos hacerles nada.

──Ya estoy encargándome de eso.

──Suenas bastante confiada con todo esto ¿ya lo tenías planeado?──. Aemond sonrió de lado sin poder evitarlo. Sus manos cayeron en la cintura de la castaña haciéndola hacer una mueca de burla──. Me querías seducir y así convencerme.

──No fue necesario seducirte──. se burló Aemma depositando un beso juguetón en el cuello del rubio──. Debo regresar a Roca Dragón y saber los movimientos de mi madre, ayudarla en lo que pueda, te mandaré cartas si requiero tu ayuda.

──Quiero que tengas algo claro, Aemma──. Aemond le tomó el mentón haciéndola mirarlo directamente a su ojo amatista──. Te voy a ayudar a ti, nadie más podrá solicitarme ayuda más que tú. Mi bando es el tuyo, cualquier decisión que tomes yo la aceptaré, pero jamás mataré a alguien de mi familia.

──¿Y de la mía? ¿Matarías a mi familia si tú abuelo te lo pidiera?

──Quiero que confíes en mi. Así que no, no la mataré, aunque me envíen a hacerlo no lo haré porque quiero asegurarme de lo nuestro. Si la guerra acaba y seguimos vivos nos iremos cómo siempre he querido, lejos de todo.

──Le harías un favor a Poniente al llevarte a la devoradora de hombres lejos. Eres todo un héroe──. canturreó Aemma jugando con la cabellera del rubio──, está bien, nos iremos.

──Podemos fingir nuestras muertes y vivir en el exilio protegidos por nuestros dragones. Tu madre estará en el Trono, Jacaerys será su heredero y Lucerys príncipe de Roca Dragón.

──Y yo tendré libertad. Podemos llevarnos a Helaena con nosotros──. Aemond asintió soltando un suspiro mientras acariciaba las mejillas de Aemma con sus pulgares──. pero debo asegurarme de que piensen que somos enemigos.

──¿Te sacó un ojo?──. bromeó Aemond haciendo a Aemma negar divertida──, ¿que casas no han convencido para el reinado de tu madre?

──Stark, Tully y Baratheon. El orgulloso de mi ex cuñado al parecer quiere desposar a sus cuatro hijas así que esa será mi oferta.

──Puedo ir a Bastión de Tormentas al mismo tiempo para robarte la oferta y hacerle pensar que estamos peleando.

──¿Y si no voy yo? ¿Si va Luke o Jace? Especialmente Luke ya que tú y él...

──No le haré daño, quizá sólo lo asustaré un poco...──. Aemond sonrió con falsa malicia haciendo que Aemma lo mirará seriamente──, irá corriendo a decirle a todos y debes mostrarte cómo mi enemiga. Aunque te mueras por mi.

──Te tienes en mucha estima──. Aemma se burló alejándose del rubio para pensar mejor──, podemos hacer eso, si voy yo entonces debemos debatir y quizá amenazarnos un poco frente a Borros. Él tomará su decisión y eso empezará una guerra por Casas entre nuestras familias, ya no tendrán dudas sobre nosotros. Si va alguno de mis hermanos sólo dales un susto, amenázalos pero no te batas en batalla con ninguno.

──Pero si va tú queridísimo Baratheon, ahí si olvidare mi promesa, él no cuenta cómo familia tuya──. Aemond dijo detrás de ella abrazándola por detrás──. Entonces ¿seremos aliados?

Aemma tomó unos momentos de silencio recostando su cabeza en el pecho de Aemond para pensar.

──¿Quieres casarte?──. Aemma preguntó en un susurro que pretendía ser sólo para ella pero llegó a los oídos del rubio sorprendiéndolo.

Aemond ladeó su cabeza tratando de esconder la sonrisa triunfante de su rostro cuando tomó a Aemma de los hombros para girarla y poderla ver al rostro. La castaña lucia bastante expectante, sus ojos marrones brillando con conmoción y emoción ante sus propias palabras.

──¿Estás pidiéndome matrimonio, devoradora de hombres?──. se burló el rubio soltando una risa en cuanto las mejillas de Aemma se tornaron color rosa──. ¿Es una pregunta retórica o una broma? Porque debes regresar a Roca Dragón y-

──Idiota──. soltó Aemma en Valyrio rodando los ojos y dándose la media vuelta──. Estaba proponiéndome pero ya lo arruinaste, así que me tengo que ir.

──Aemma──. Aemond llamó detrás de ella soltando risas burlonas tomándola del brazo antes de que saliera por la puerta──. Pensé que estabas bromeando. ¿Cómo piensas que nos casaremos? Tenemos que planear la ceremonia, buscar un maestre-

──Yo conozco uno──. Aemma lo interrumpió. Aemond frunció el ceño bailando una sonrisa en su rostro──. ¿Te quieres casar conmigo?

──No sé, tendría que consultarlo con mi almohada──. Aemond hizo una mueca cruzándose de brazos y fingiendo lucir pensativo soltando una carcajada al ver la cara malhumorada de Aemma frente a él──. Si quiero casarme contigo pero quiero mi anillo primero.

Aemma soltó una risa sacando un anillo de su jubón. Era grueso forjado por acero Valyrio, un regalo de su madre en su décimo día del nombre. Era su favorito, una piedra roja brillando encima del plateado acero en forma de dragón.

──No me arrodillaré──. bromeó Aemma tomando la mano del rubio en un rápido movimiento colocándole el anillo acariciando su mano después de eso. El rubio sonrió de lado sacando un anillo de sus manos, era de oro con piedras azules en todo su alrededor.

──Conozco el lugar perfecto para nuestra boda──. dijo Aemond deslizando el anillo sobre el dedo de Aemma besándole la mano después de eso──. Pero tenemos que pelearnos frente a algo y lucir cómo que huiste de aquí, debe haber un testigo o varios si es posible.

──Hay que vernos en Pozo Dragón, tengo un testigo que me llevaré conmigo es un niño llamado Dimitri el puede vernos, si salgo con mis dragones el batallón de Aegon tratará de detenerme y seguramente Otto también──. Aemma mencionó haciendo que Aemond asintiera──, saldré corriendo de aquí y me iré lo más rápido que pueda, hay que vernos en Pozo Dragón en unos quince minutos, debes esperarme allí.

──Nos casaremos en el lago donde solíamos vernos, solamente nosotros dos, si llevamos a Helaena será más peligroso que nos atrapen──. Aemond le respondió tomando las cosas de la castaña y entregándoselas──. Mañana mismo, puedes quedarte en la cabaña Strong.

Aemma asintió tomando sus cosas y caminando hasta la puerta. Aemond la miró una última vez seguro de que esta vez al menos no era una despedida definitiva, la castaña le sonrió suavemente saliendo despavorida del lugar para llevar a cabo su plan. Cómo ambos lo habían predicho pelearon frente a Dimitri haciéndole creer que era su despedida definitiva, Aemma emprendió vuelo en sus dragones quemando todo un batallón con Otto cómo testigo y se perdió entre las nubes para esperar la ceremonia del día siguiente antes de irse a Roca Dragón.

Esa misma noche Aemond cenó con su familia cómo lo hacían regularmente pero con una celebración llevándose a cabo en todo el castillo. Después de la coronación de Aegon el nuevo Rey decidió tirar una fiesta por dos noches seguidas, pero particularmente Aemond la estaba disfrutando por razones totalmente ajenas hasta que Alicent se alzó detrás de él con una cara malhumorada.

──¿Cómo pudiste dejar que Aemma se escapara?──. Alicent preguntó detrás de él haciéndolo girarse sobre su hombro para verla──. ¿Sabes lo que nos costará eso?

──Aemma no es un animal que se puede encerrar, madre. Trate de persuadirla para que se quedará conmigo, la seduje justo cómo ustedes me lo pidieron pero se los dije──. Aemond tomó un trago de su copa──. Yo no soy lo que ella más quiere, no puedes satisfacer tan fácilmente a la devoradora de hombres.

──¡Es solo una maldita bastarda!──. Alicent se exasperó. Aemond tensó su mandíbula, quería enojarse con su madre pero esa rabia en ella no era natural, Aemma debía saber algo personal para que ella estuviera así──. Si no pudiste doblegarla debiste haberla matado.

──Rhaenyra jamás te lo perdonaría y Daemon mucho menos él la quiere cómo su hija, su primogénita incluso, una guerra estallaría contra nosotros.

──¿Desde cuándo le temes a la guerra? ¿Acaso no sabes, hijo mío? Una guerra se avecina, Rhaenys logró escapar y es más que obvio que ahora mismo está volando a Roca Dragón. Y ahora con Aemma escapando es peor──. Alicent se dio la media vuelta caminando en círculo con una mano sobre su boca──. Debí decirle todo lo que sé, hacerla creer que-

──¿Qué, madre?──. preguntó Aemond. Alicent llevó su atención a él.

──Le dije que no era una Strong.

Aemond abrió su ojo con sorpresa.

──Pero eso es mentira.

──Lo sé pero Rhaenyra jamás admitirá que Harwin Strong es su padre, si la hago creer que cualquier otro es su padre Aemma lo creerá y comenzará a desconfiar de su madre o al menos ese era mi plan antes de que se largará──. Alicent respondió, sus ojos marrones disparados con rabia──. Debemos deshacernos de ella. Matarla, podemos mandar a alguien y que sea rápido.

──Pensé que te importaba lo que Rhaenyra pensaba, madre. Por eso no quisiste que el abuelo mandará a matarla junto con su familia en Roca Dragón y ahora planeas la muerte de su primogénita, su única hija.

──Estamos entrando en una maldita guerra, y si quizá pensaba así antes de la coronación pero Daemon no nos tendrá ninguna clase de misericordia. Y Aemma mucho menos, nos quemará a todos hasta los huesos si regresa, incluso a ti.

Aemond quería reírse pero su plan iba demasiado perfecto cómo para arruinarlo.

──Mandaré a Ser Erryk o-

──Mándame a mi, madre──. Aemond se levantó de su lugar caminando hasta la mujer castaña──, déjame matarla.

──Aemond, no soy ninguna tonta, tus sentimientos por ella aún siguen vivos y-

──Puedo hacerlo, Aemma sólo significará una mayor amenaza si la guerra inicia──. Alicent temerosa dudo──. Escuché que ira a Bastión de Tormentas a reclamar el voto de su ex cuñado, Lord Borros está desesperado por buscarle esposo a sus hijas y yo me ofreceré. Si nos encontramos allí la cazaré junto a sus dragones, Vaghar es más grande, podrá con ellos.

──Está bien pero debes tener cuidado. Esa muerte iniciará la guerra y debemos estar listos.

📍2 días antes... 129 d.C, Boda secreta entre Aemma y Aemond.

La ceremonia no sería a lo grande cómo Aemma siempre se la imaginó en sus más salvajes sueños, en los que pensó que serían surreales y que solo se quedarían viviendo cada noche que ella cerraba sus ojos. Pero en esos momentos estando tomada de las manos con Aemond parecía aún más loco que lo normal, una boda en secreto fue algo que nunca se le pasó por la mente pero siempre había sido la mejor opción que otras. Aemma no llevaba un largo vestido o las prendas místicas sagradas que solían usarse en una boda Valyria pero en su corazón aquel sentimiento que sólo Aemond podía despertarle si estaba presente.

──Sangre de dos unida cómo una sola──. recitaba el maestre a un costado de ellos mientras ambos se cortaban sus manos dejando salir sangre de ellas para empezar el ritual de casamiento──, llama fantasmal y canto de sombras.

La mano de Aemond dibujó con su pulgar una línea de sangre sobre la frente de Aemma para que después la castaña hizo lo mismo en él.

──Dos corazones cómo brasas, forjados en catorce fuegos.

Aemma hizo una línea de sangre sobre el labio superior del rubio, Aemond repitió el gesto sonriéndole suavemente. El frío amanecer encima de ellos iluminaba ambos rostros en una tenue neblina lavanda haciendo brillar el zafiro azul de Aemond reflejándose en el rostro de Aemma.

──Un futuro prometido en vidrio, las estrellas son testigos──. Aemond tomó la copa que el maestre le ofreció con la sangre de ambos vertida en ella. Ambos bebieron el contenido sosteniendo sus manos seguidamente──. El voto hablado a través del tiempo, de la oscuridad y la luz.

El maestre concluyó el sagrado sacramento permitiendo que los recién casados pudiera acercarse para besarse y sellar su unión. Aemond tomó ambas mejillas de la castaña rozando sus labios en un beso, una promesa cómo aquel hilo dorado que siempre los había unido, el rubio dejó caer su frente sobre la frente de Aemma cerrando sus ojos después del beso. Después de años de anhelo, Aemond al fin había conseguido a la chica.

Después de su boda secreta Aemma se despidió una última vez de Aemond antes de partir en busca de Dimitri en la cabaña Strong primero y después irse directamente hasta Antigua a su paradero con Daeron, al aceptar la oferta del Targaryen sobre tener herederos únicamente pensó en lo que Aemond ahora siendo su esposo pensaría de eso, pero era una estrategia. Si ambos fingían sus muertes al terminar la guerra entonces Aemma estaría libre de cualquier compromiso con Daeron pero si eso no sucedía debía cumplir con su palabra. Le había prometido un hijo heredero y se lo daría.

📍129 d.C, Roca Dragón, Actualidad.

Aemma al levantarse se enteró sobre la junta del consejo de su madre para recibir a la serpiente marina pero la castaña tenía otros planes, en su lugar envió a Akira a dicha junta mientras ella planeaba su oferta para Lord Borros y poder partir segura a Bastión de Tormentas en cuestión de horas. La princesa escribía en un papel lo que tenía en mente decir pero sólo podía pensar en Aemond. Aún le era poco creíble que estaban casados y cada que pensaba en su boda secreta una sonrisa burlona aparecía en su rostro pero se le borraba al recordar las palabras de Daemon el día anterior.

Al príncipe canalla no le temblaría el pulso para matar a Aemond y si Aemma no quería un hijo huérfano de padre debía pensar estrategias para que ese enfrentamiento nunca pasará.

──Ser Alaric, dile a los cuidadores que preparen a los dragones. Quiero salir cuánto antes a Bastión de Tormentas para persuadir a Borros──. Aemma ordenó terminado de escribir en el papel sobre la mesa──, estaba pensando en que tú podrías desposar a la hija mayor.

──No creó que mi tío me guarde mucho cariño, en especial porque soy un bastardo, dudo que Borros dejé casarme con Cassandra──. Alaric respondió resguardando la puerta de los aposentos──. Nunca me ha tenido en alta estima.

──Los deseos de Orion era que volvieras a la corte y tuvieras el respeto que te mereces──. Aemma volvió a hablar levantándose de su silla para comenzar a ponerse su traje de montar.

──¿Que pasará si Borros no acepta su propuesta, princesa?

──Tendré que doblegarlo a la fuerza. Si mi madre piensa que está guerra la ganaremos con amabilidad y paz entonces está equivocada──. Aemma se colocó sus botas de cuero──, sigue queriendo un reinado de paz cómo el de mi abuelo pero no se ha dado cuenta que los verdes ya han hecho la peor de las traiciones.

──Su madre siempre tuvo en alta estima a la Reina viuda Alicent──. Alaric añadió observando a la castaña trenzarse el cabello──. Puede que ese sea el impedimento para comenzar a actuar.

──Si mi madre supiera──. murmuró la castaña siendo interrumpida por la puerta antes de que pudiera elaborarse.

Akira atravesó la habitación dirigiéndose hasta Aemma luego de que el consejo terminará su deliberación.

──Princesa, tengo noticias──. la dama de tez morena anunció llegando hasta donde la princesa expectante esperaba por ella──. La serpiente marina y la princesa Rhaenys se han declarado cómo aliados de su madre, el príncipe Jace estará volando a Invernalia para persuadir a Cregan Stark de ser aliado y el joven príncipe Lucerys viajará a Bastión de Tormentas.

Aemma frunció el ceño levantándose de su lugar y compartiendo miradas con el guardia de capa roja detrás de ellas. Luke no podía viajar solo hasta Bastión de Tormentas, no era seguro y el clima variaba fuertemente además de que Arrax era muy pequeño todavía.

──¿De quién fue la idea? Mis hermanos deberían quedarse aquí y mostrarle apoyo a mi madre ahora que Daemon está insufrible──. Aemma decretó tomando sus guantes de la mesa de piedra decorativa que adornaba la habitación──. tengo que convencer a Luke de quedarse aquí.

──Pensé que su madre ya estaba enterada sobre su plan, princesa──. Alaric añadió desde la puerta.

──No quise molestarla, ayer fue un día bastante duro para ella y necesito hacer está alianza sola, a mi manera──. Aemma se detuvo a mitad de la habitación──. Akira, quiero que vigiles a Luke después de que yo lo convenza de no ir.

Alaric entrecerró los ojos mirando con acusación a la castaña pero ella no se dio cuenta y solo se giró para hacerle una seña.

──Alaric, tu y yo iremos cuánto antes a Bastión de Tormentas. Mientras estoy con Luke prepara a los dragones──. ordenó a lo que Alaric asintió saliendo de la habitación sin decir ni una palabra más.

Antes de que Aemma pudiera atravesar el umbral de la habitación un mareo la atacó haciéndola balancearse tomándose de la pared a un costado. Akira la auxilió tomándola de los brazos para sostenerla. De la nada, su mirada se nubló y una imagen tormentosa invadió su mente en segundos. Lluvia, relámpagos, una risa tenebrosa, Heartfyre cayendo en picada y una melena plateada mirándolo todo desde lo alto del cielo.

──Princesa, ¿está bien?──. Akira preguntó tomándole fuertemente su brazo para ayudarla a mantenerse de pie──. Debería descansar un poco y buscar al joven Lucerys en un rato.

──No──. Aemma negó apartándose con cuidado de su dama pero el estómago comenzó a dolerle, cólicos aparecieron haciéndola querer vomitar──, necesito buscarlo rápido para irme cuánto antes, entre más pronto regrese mejor, siempre hay Tormentas allá y Mercury no puede volar muy bien con lluvia.

──Le prepararé un té para que se lo tome antes de irse──. en cuánto Akira se dio la media vuelta Aemma se mareó sosteniéndose nuevamente de la pared pero esta vez vomitando en el suelo──. ¡Princesa!

Aemma alzó sus manos deteniendo a la morena antes de que pudiera acercarse. La castaña de limpió su boca haciendo una mueca de confusión, le había mentido a Daeron de estar embarazada pero esos síntomas solamente podrían indicar lo contrario. Un hijo en medio de una guerra sería su mayor condena.

──Cuándo regrese quiero que llames a un maestre──. Aemma hizo una pausa recobrando su postura──, o a Shadow Weaver, creó que estoy embarazada.

Akira se quedó en un silencio mortal abriendo sus ojos con sorpresa y angustia pero la dama solo asintió observando a la princesa retirarse de la habitación antes de poder decir algo más. Aemma atravesó con rapidez el lugar, ya nadie estaba en la sala principal del Castillo y probablemente todos se encontraban operando pero lo que le importaba era encontrar a su pequeño hermano.

Aemma caminó por los pasillos hasta llegar a los aposentos de su hermano, le alivió divisarlo sentado en su cama tratando de colocarse su capa de manera correcta. Luke al sentir la presencia de alguien más en la habitación giró su mirada sonriéndole con bienvenida a su hermana mayor detrás de él.

──Hermana──, saludó Luke abrochando su capa de manera rápida para caminar hasta donde Aemma estaba. Se veía pálida y enferma──. ¿Te sientes bien?

──Un poco mareada──. admitió la castaña llevando su mirada a la capa de su hermano, completamente chueca y mal abotonada, eso la hizo reír. Aemma se acercó tomando a su hermano de la capa para arreglársela──. Luke, iré a Bastión de Tormentas.

──Pero madre me lo encomendó a mi──. Luke respondió frunciendo el ceño y mirando con confusión a Aemma. La castaña lo tomó de los hombros soltando un suspiro──, déjame hacerlo, Em. Quiero demostrarle a madre que puedo, regresaré rápido.

──No quiero que vayas pero no es porque no te crea capaz, al contrario, sé que puedes hacerlo y jamás te subestimaría pero...──. Aemma hizo una pausa desviando la mirada──, es peligroso.

──¿Porqué? Arrax puede volar con tormentas──. Luke insistió. El castaño buscó la mirada de Aemma haciéndola regresar su atención a él──. siento que madre está decepcionada de mi por no haber querido tomar el título de Señor de las mareas y quiero compensarlo, no soy perfecto cómo tú o cómo ella o valiente cómo Jace, quiero demostrar que puedo hacer esto y que pueden confiar en mí.

──Yo confió en ti──. Aemma le aseguró tomando el rostro en sus manos para sonreírle──, eres un niño muy valiente y amable, no podría estar más orgullosa de ti. Y estoy segura que madre no está decepcionada de ti, nos ama demasiado y no quiero que lo olvides.

──Podemos ir juntos──. Luke se apresuró tratando de convencer a su hermana pero Aemma negó──, te dejaré hablar a ti y no diré nada. Seré de utilidad.

──Luke, no irás a Bastión de Tormentas, es mi última palabra──. el castaño hizo un mohín soltando una risa cuando Aemma comenzó a hacerle cosquillas en sus costillas──. Quédate aquí a cuidar a Harwin y a Dimitri. Cuándo vuelva podemos ir a hacer carreras en los dragones antes de que anochezca.

──Está bien pero me debes la delantera. Viaja con cuidado──. Luke finalmente accedió. Aemma asintió dándole besos en su cara haciéndolo quejarse en lo bajo, antes de irse lo abrazó suavemente despidiéndose para salir de la habitación.

──Nos veremos en un minuto──. bromeó la castaña antes de desaparecer por la puerta.

En cuánto Aemma salió de la habitación no perdió ni un minuto más y se dirigió directamente hasta donde los dragones aguardaban por ella, al llegar únicamente los dragones se encontraban esperándola y no había rastros de Ser Alaric por ningún lado hasta que lo vio a la lejanía acercándose con prisa. El rubio llegó agitado hasta la castaña asintiéndole con la cabeza.

──Tenemos que ir lo más rápido que podamos antes de que la tormenta nos gané──. Aemma dijo subiéndose a la montadura de Mercury mirando a Alaric hacer lo mismo con Firebend──, algo me dice que los verdes también tratarán de persuadir a Borros.

Y después de eso Mercury ascendió en el cielo siendo seguido por Firebend y Heartfyre detrás de ellos. La dragona volaba con facilidad en los cielos de Roca Dragón hasta que las densas grises nubes de Bastión de Tormentas los recibieron, todavía no había indicios de tormenta pero por el aspecto de las nubes eso sólo lo indicaba. Aemma debía darse prisa sino quería tener un regreso a casa con dificultad, Mercury debido a su condición no podía volar con facilidad en las tormentas además de que al ser una dragona tan vieja y ciega se le dificultaba el doble que a un dragón sano.

Mercury y los tres dragones aterrizaron frente a la Torre de Bastión de Tormentas sacudiéndose ferozmente. La castaña bajó de su dragona albina caminando hasta los guardias siendo escoltada por Alaric detrás suyo.

──Bienvenida, princesa──. dijo uno de los guardias al conocerla cuándo se acercó. Los demás guardias de capas rojas avanzaron a los costados de la princesa adentrándola a su viejo hogar.

El palacio había cambiado drásticamente desde que Borros llegó al poder mientras Harwin crecía para poder tomar su derecho de nacimiento y ser señor de Bastión de Tormentas. Ellyn Baratheon fue la primera en recibirla, era la más joven de las hijas de Borros y la última de ellas. De cabellos entre rubios y rojizos cómo lo era Orion, ojos marrones y pecas alrededor de su cara, debía tener cómo unos 10 años y en la mente de Aemma apenas podía caber la posibilidad de que sería la futura esposa de su hijo.

──¿Vino, princesa?──. ofreció Ellyn sosteniendo una copa de vino hacía la princesa pero Aemma negó sonriéndole──, mi padre la espera en su despacho, ha estado ocupado está mañana y de hecho espera la visita de alguien más.

Aemma frunció el ceño pero no indagó más en las palabras de Ellyn. La rubio-fresa se alejó del lugar despidiéndose de la castaña al escoltarla hasta los aposentos -el supuesto despacho- de Borros Baratheon. El hombre la recibió con una cara larga mientras un maestre le leía lo que parecían cartas.

──Cuñada, que grata sorpresa──. Borros dijo aún manteniendo su atención en las palabras del maestre a su costado hasta que levantó su mirada en dirección a Alaric haciendo una mueca──. ¿Qué te trae por aquí?

Borros le hizo una seña al maestre a su costado para que se retirará ofreciéndole asiento a la castaña pero ella se quedó de pie.

──Traigo un mensaje de mi madre, la reina──. Borros alzó sus cejas con impresión pero se mantuvo sentado en su lugar haciendo una seña con su cabeza para que siguiera──. Sé que Alys Rios ya te tiene al tanto de mi oferta.

──Y espero te haya dicho lo que aceptaré──. Borros asintió a las palabras de la princesa──, quiero desposar a mis cuatro hijas, esa es mi única condición, y hasta donde sé sólo quieres comprometer a Ellyn con mi sobrino Harwin.

──No soy una casamentera, Borros──. Aemma mantuvo la calma sonriendo suavemente para disimular la cólera que el hombre le causaba──. Pero te tengo otra oferta, Dimitri Strong mi nuevo pupilo está dispuesto a desposar a Maris y Alaric puede desposar a Cassandra.

Borros soltó una carcajada llevando su mirada a Alaric detrás de la castaña.

──¿Quieres que mis hijas se casen con un bastardo y un don nadie?──. Borros soltó otra carcajada. Alaric avanzó sacando su espada pero Aemma alzó su mano deteniéndolo──, cuñada, entiendo que estas desesperada pero espero tengas algo mejor que eso.

──Oh, claro que lo tengo──. Aemma dibujó una sonrisa siniestra en su rostro caminando hasta rodear el escritorio de piedra posicionándose frente a Borros──. No quiero que se te olvide que la mitad de las propiedades de Tierra de Tormentas son mías, al igual que todas mis tropas heredadas por mi abuelo Corlys y que gentilmente te las presto, también de que mi hijo te seguirá cómo señor de Bastión de Tormentas.

──Lo tengo bastante claro──. Borros siseó entre dientes sintiendo la fría navaja de la daga en las manos de Aemma deslizarse por su estómago.

──Te dare un día para que pienses mi oferta, casar a tus tres hijas con mis candidatos y si estoy de buen humor puedo convencer a mi madre de casar a mi hermano Joffrey con Floris──. Aemma retiró su navaja haciéndose para atrás sin flaquear su sonrisa sarcástica──, puedes consultarlo con tu almohada toda la noche pero te sugiero que en verdad lo tengas en mente, fui señora de Bastión de Tormentas el doble de tiempo que tú llevas siendo señor, la mayoría del personal aún me guarda cariño y si no quieres casualmente tomarte un vino y ya no amanecer con vida al día siguiente, en verdad te conviene mi oferta.

──¿Me estás amenazando de muerte?──. Borros vociferó levantándose con furia de su lugar hasta que sintió la espada de Alaric debajo de su garganta antes de que pudiera acercarse más a la castaña──. ¿Y cuál es este maldito asunto? Si tú madre ya es Reina.

──Los Targaryen-Hightower han cometido traición y por si no lo sabias, cuñado, coronaron a Aegon cómo Rey a las espaldas de mi madre──. Aemma explicó brevemente──. Quiero que estés de nuestro lado o morirás y mi hijo será señor de Bastión de Tormentas, tus hijas pueden que terminen muertas y no haya ninguna alianza. Así que te lo dejó de encargo, piénsalo con cuidado y nos veremos las caras pronto. También quiero el mapa hacía la Isla escondida que Orión me heredó.

Aemma le dedicó una última sonrisa antes de avanzar directo a la puerta de los aposentos pero antes de irse alzó su mirada por encima de sus hombros para mirar al hombre de barba.

──La próxima vez que venga mis dragones no se quedarán afuera, destruirán esta torre ladrillo por ladrillo si no haces bien tu decisión──. Aemma añadió cerrando la puerta detrás de ella y Alaric antes de que Borros pudiera responderle.

──¿Piensa matar a Lord Borros, majestad?──. preguntó Alaric conforme ambos se dirigían a la salida.

──Eso está más que claro, no confío en ese hombre y me conviene tener Bastión de Tormentas bajó mi supervisión si una guerra estalla──. Aemma fue escoltada por los guardias hasta salir del castillo.

Enormes nubes densas ya habían formado una neblina siniestra por todas las costas de Bastión de Tormentas. Los dragones se encontraban agitados, tratando de llamar la atención de sus jinetes antes de que lluvia azotará. Aemma caminó con rapidez sintiendo el frío viento chocar con su cara, sus manos acariciaron las escamas de Mercury tratando de tranquilizarla y después se montó en la montadura emprendiendo vuelo.

Estando en el cielo el clima cambió completamente. La lluvia ya estaba comenzando a caer sobre ellos conforme los tres dragones se habrían paso por encima de ellas, Mercury iba quedándose más atrás de los otros dragones, volando con dificultad a paso lento evadiendo lo más que podía las nubes de tormenta.

Minutos después de la partida de Aemma, otro dragón de alzó por los cielos de Bastión de Tormentas aterrizando frente a los guardias. Luke al final había decidido alcanzar a su hermana pero en lugar de ver los dragones de Aemma esperándolo, la enorme sombra de Vaghar se alzó detrás de él helándole su sangre del susto. Aemond estaba allí también. ¿Su hermana ya se había ido? No se había topado con ella en el camino, quizá estaba dentro y los dragones podrían estar en otro lugar o tal vez había llegado antes que ella, considerando que Mercury era ciega y no podía volar con facilidad en la lluvia.

Luke desvío su atención de Vaghar caminando hasta los guardias con paso fijo, no era la primera vez que iba a Bastión de Tormentas, cuándo su hermana había estado de señora él y Jace solían pasarse toda la primavera con ella aprendiendo tácticas de batalla que Daemon le enseñó a Aemma.

──Soy el príncipe Lucerys Velaryon y tengo un mensaje para Lord Borros──. Luke vociferó haciendo que los guardias asintieran escoltándolo dentro del Palacio.

Al adentrarse una sombría y tétrica habitación lo recibió, cuándo su hermana era señora Bastión de Tormentas estaba inundada de luz y lavandas, incluso de colores cálidos en lugar de fríos pero la habitación en donde estaba era completamente distinta a cómo lo recordaba. Su mirada cayó en Aemond posicionado a unos costados del lugar, y junto a él una doncella. La mirada del rubio cayó sobre él mientras mantenía sus manos detrás de su espalda.

──Príncipe Lucerys Velaryon.

──Lord Borros, le traigo un mensaje de mi madre──. Luke trató de que su voz no flaqueará mirando de reojo al príncipe tuerto──, la reina.

──Acabó de recibir un mensaje de tu hermana, la princesa Aemma y justo uno del Rey. Entonces, ¿que tenemos, un Rey o una Reina? Parece que la casa del dragón no sabe quién la gobierna──. Borros dejó salir una amarga y burlona risa──. ¿Cuál es el mensaje de tu madre?

Entonces Aemma ya había ido. ¿Porque no se la había topado en el camino? Luke alejo sus pensamientos extendiendo el pergamino que su madre le dio y uno de los guardias lo tomó dándoselo a Lord Borros.

──¿Dónde está el maldito, maestre?──. Borros exclamó haciendo que el hombre apareciera en su costado leyéndole el contenido del mensaje──. ¿Me recuerdan el voto de mi hermano muerto? Tu hermana al menos vino con una amenaza y una oferta y el Rey Aegon con otra. Mis espadas y abanderas para una alianza matrimonial.

Borros llevó su mirada hasta Aemond y la doncella a su costado. Debía ser una de las hijas de Borros, pero hasta donde sabía, el tuerto estaba encaprichado con su hermana e incluso le sorprendió que hasta ahora no hubiera ido a buscarla a Roca Dragón para raptarla o algo parecido. La mirada de Aemond cayó sobre Luke recordando su promesa a Aemma, no iba a pelear con el príncipe pero el pensamiento de asustarlo si le estaba gustando.

──Si hago lo que tú madre me pide ¿con cuál de mis hijas te casarás? Tu hermana me ofreció dos bastardos y a mi sobrino Harwin ¿tú que me ofreces?

──Señor, no estoy disponible para el matrimonio──. Luke llevó su mirada a Aemond quien sonrió de lado con burla──. Ya estoy comprometido.

──Así que viniste con las manos vacías. Ve a casa, cachorro. Quizá considere la oferta de mi cuñada viuda──. Borros añadió──, y dile a tu madre que el amo de Bastión de Tormentas no es in perro que ella puede silbarle cuando sea necesario y acusarlo de sus enemigos.

──Le diré su respuesta a la Reina, señor.

Aemond observó a Luke darle una mirada antes de darse la vuelta siendo escoltado por los guardias pero él avanzó. Aemma y él no se habían encontrado en Bastión de Tormentas, debía hacer algo para que siguiera siendo considerado enemigo y que no pensarán por nada del mundo que tenía una alianza con Aemma.

──Espera, Lord Strong──. Aemond vociferó detrás de Luke haciéndolo girarse nuevamente──. ¿Realmente pensaste que podrías volar al reino tratando de robarle el título a mi hermano? Y sin pagar por ello.

──No pelearé contigo──. Luke se adelantó alzando su cabeza──. Vine cómo mensajero, no cómo guerrero.

──Una batalla será un desafío menor──. Aemond llevó sus manos hacía su parche retirándolo y exponiendo el zafiro azul brillando detrás de él──. No, quiero que te saques tu propio ojo. Cómo pago por él mío. Uno será suficiente, no te cegaré. Tengo la intención de dárselo de regalo a mi madre y cómo mensaje a tu hermana por huir.

Luke se tensó en su lugar cuándo Aemond sacó una daga de su jubón, las manos del joven castaño cayeron en la empuñadura de su espada pero recordó las palabras a su madre y de que Aemma estaría decepcionada de él cuando regresará.

──No──. dijo con simplicidad con intenciones de irse.

──Entonces eres un cobarde y un traidor.

──¡Aquí no!──. gritó Borros desde su asiento al notar las intenciones del príncipe tuerto.

Aemond empuñó su daga caminando peligrosamente hasta Luke haciéndolo sacar su espada como defensa.

──¡Dame tú ojo! O yo lo tomaré, bastardo.

──¡No en mi pasillo! El chico vino cómo mensajero, no aceptaré derramamiento de sangre bajo mi techo──. Borros comandó deteniendo a Aemond antes de poder llegar a Luke, aunque el príncipe tuerto se detuvo sólo, en verdad no iba a hacerlo pero necesitaba espantarlo lo suficiente cómo para que fuera a contárselo a todos──. Deja ir al príncipe Lucerys a su dragón. Ahora.

Aemond soltó una respiración agitada dándole vuelta a su daga sobre sus manos guardándosela en su jubón. Luke le dio una última mirada antes de darse la vuelta y guardar su espada. ¿De ese loco su hermana había estado enamorada?

Al salir Luke corrió hasta Arrax alzando su mirada a donde anteriormente Vaghar se encontraba pero ya no estaba. Eso no era bueno. Aemond había salido antes que él y posiblemente aún volaba cerca de allí.

──Lykīri, Arrax (concéntrate). Presta atención. Mantén la calma. Escucha. Obedece──. Luke acariciaba el ala de su dragón sintiendo lo tenso que ya estaba. El castaño subió a su montadura──. Sōves, Arrax (vuela).

Aemma mantenía sus manos fijas en las riendas de Mercury haciéndola tratar de volar más rápido pero era inútil, la tormenta ya había comenzado y no habían avanzado mucho desde que salieron. A la lejanía divisó a Alaric manteniendo un vuelo lento en Firebend pero no veía a Heartfyre por ningún lado.

──¡Deberíamos tomar otro camino, princesa!──. gritó Alaric, su voz siendo apaciguada por el sonido de la tormenta y los rayos en las nubes.

Una risa se escuchó a la lejanía siendo llevada con el viento de una manera siniestra. Aemma giró su mirada pero solamente veía nubes densas de color gris tapándole la vista.

──¿Escuchaste eso?──. Aemma gritó a Alaric, Firebend volaba a tan sólo unos metros delante de ella.

──¿Escuchar qué?──. Alaric gritó en regreso. Aemma nuevamente escuchó risas a su alrededor y sintió cómo Mercury se tensó ante la presencia de algo más. Había otro dragón volando cerca de ellos hasta que notificó a Arrax volando con rapidez adentrándose en un sendero debajo de ella──. ¿Luke? ¡Alaric! ¿Ese es Luke?

Alaric bajó la mirada observando al dragón de Luke huir de algo más grande hasta que el enorme dragón Vaghar apareció volando debajo de ellos. Aemma tensó las riendas de Mercury haciéndolo bajar en picada en dirección a donde Vaghar volaba.

──¡Tienes una deuda!──. Aemma se tensó al escuchar la voz de Aemond. El príncipe tuerto había llevado a otro nivel sus intenciones de espantar a Luke cómo ella le sugirió──. ¡Taōba! (Chico)

──¡Princesa!──. gritó Alaric volando encima de donde los otros dragones estaban. Aemond lo escuchó a la lejanía alzando su mirada y viendo al dragón de escamas azuladas de Alaric volar encima de él.

Antes de que el rubio se dirigiera en dirección a Alaric con intenciones de perseguirlo, Arrax apareció a su costado lanzando una llamarada de fuego en la cara de Vhagar enojando a la dragona. Aemond tensó las riendas de su dragona en dirección a Alaric pero en lugar de obedecerlo Vaghar giró en dirección a Luke.

──¡No, no, no, Vaghar, no!──. gritaba el rubio alzando la mirada para divisar un dragón a la lejanía acercándose a ellos. Aemond jaló con todas sus fuerzas las riendas de su montadura dándole tiempo a Luke de escapar──. ¡No, Vaghar, no! ¡Sírveme! ¡Vuela hacía arriba!

Pero Vaghar no lo obedeció. Vaghar divisó el dragón de Alaric debajo de ellos haciéndola tomar camino a él pero Firebend desapareció entre las nubes haciendo que Vaghar bajará en picada en dirección a Luke y Arrax en medio del camino, confundiendo el dragón con el que su jinete tenía planeado atacar, Vaghar abrió su hocico atacando a Arrax por el cuello cortándolo a la mitad.

──¡No, Vaghar, no!──. Aemond gritó mirando horrorizado a Luke junto al resto del cuerpo de Arrax. Mercury llegó por los costados de Vaghar chocando con el rostro de la dragona verde obligándola a soltar el dragón en su boca.

Vhagar arrancó con facilidad el la cabeza de Arrax separándola del resto de su cuerpo. Luke se aferró a su montadora sintiendo la caída libre debajo de él en cuanto su dragón fue partido a la mitad.

──¡Aemma!──. gritó Luke aferrándose con todas sus fuerzas a la montadura.

Aemma miró con terror la escena tensando a Mercury en dirección a Luke para salvarlo pero Vaghar llegó detrás de ellos lanzando una mordida a la dragona blanca distrayéndola de su objetivo.

──¡Mercury déjala!──. gritó Aemma en desesperación observando a Alaric volar en dirección a ellas──. Alaric, salva a Luke. ¡Heartfyre, baja!

Firebend bajó a gran velocidad en picada en dirección a donde Luke aún se encontraba gritando aferrado al cuerpo de Arrax cayendo a la nada. Mercury se quedó en su lugar volando frente a Vhagar gruñéndole haciendo que Vaghar imitará el gesto con mayor sonido. Aemma compartió una mirada rápida con Aemond desviándola cuándo divisó a Heartfyre volando en dirección a los costados de Luke para salvarlo pero las nubes le impidieron a Aemma ver el proceso.

El corazón de Aemma latía con fuerzas mientras volaba en caída libre hasta donde vio a Luke caer junto al cuerpo de Arrax pero no había señales de ninguno de los dos o de Heartfyre. Aemma se sentía mareada, una abrumación de culpa golpeándola con fuerza nublándole la vista. Firebend apareció a su costado con un Alaric abatido en preocupación.

──No hay rastros de él, princesa.

𓆸𓆸𓆸

Aemma estaba entrando en pánico, sentía su corazón latir con la fuerza de un dragón desbocado dentro de ella teniendo que pudiera explotar, sus manos sudaban y temblaban de la angustia. Sus pies daban vueltas en el mismo lugar desde los pasados 20 minutos, Alaric y un batallón de Bastión de Tormentas habían partido a buscar por todas las cosas buscando a Luke y a Heartfyre. La hora del lobo ya se había cernido sobre el cielo y eso sólo dificultaba más la búsqueda.

Al sonido de la puerta Aemma se levantó de la cama con rapidez observando a Alaric empapado de agua llegando con una mirada baja. El rubio se quitó su casco manteniéndolo en su mano con pesar.

──Lo siento, mi señora──. Alaric comenzó a hablar haciendo que Aemma negará antes de poder decir más──. No hay rastros de Luke o Heartfyre por ninguna costa.

──Eso no puede ser posible──. la voz de Aemma salió en un murmuró rompiéndose en cólera y desesperacion──. ¡Yo lo vi vivo! Vi cómo Heartfyre lo atrapó en el aire antes de caer junto a Arrax. Sé que no está muerto... no puede estar muerto.

Aemma negó múltiples veces tapándose la cara con sus manos. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y sentía un hueco en su ser comenzar a tragársela cómo si fuera un hoyo negro. Shadow Weaver al otro lado de la habitación compartió miradas con Alaric.

──Buscamos por todas las costas, mi señora──. Alaric insistió observando a Aemma derrumbarse en lágrimas y desesperación──. No hay cuerpo, nada, Luke murió junto a su dragón.

Aemma no podía creerlo, Luke no podía estar muerto, su pequeño hermano estaba vivo y ella lo sentía en su ser. Algo le decía que estaba vivo, que siguiera buscando y lo encontraría.

-No puede estar muerto...──. Aemma hizo una pausa llevando sus ojos rojos llenos de lágrimas hasta Alaric──, ¿tu también lo viste, no? También viste cómo Heartfyre lo atrapó.

Alaric desvío su mirada a Shadow Weaver compartiendo una mirada a través del fuego.

──Aemma, yo no vi nada──. Alaric tomó los hombros de la castaña tratando calmarla pero Aemma se alejó──. No se podía ver nada por la tormenta.

Aemma soltó un gruñido alzando sus manos con una mirada filosa.

──¡No estoy loca! Yo sé lo que vi──. Aemma gritó dándose la vuelta para tomar sus cosas de montar──. Yo misma iré a buscarlo...

Shadow Weaver se acercó hasta la princesa con una mirada tranquila en su rostro misterioso.

──O quizá... ──. Shadow Weaver hizo una pausa cuando la mirada de Aemma cayó en ella──, quizás solamente estés buscando una excusa para perdonar lo que Aemond hizo.

Ante eso Aemma se quebró. Sus ojos se llenaron de lágrimas descontroladas preocupando a la dama de tez morena en una esquina de la habitación. La castaña sintió su pecho hundirse, sus sentidos dispararse a todos lados y su cabeza doler, Luke no podía estar muerto, Aemond no pudo haberlo matado. Había sido un accidente y todo fue culpa suya.

──Fue mi culpa, yo confié en él──. sollozó Aemma negando con su cabeza y sintiendo esa punzada en su corazón quemarle.

Aemond la había engañado, había jugado con ella y eso jamás pudo verlo. La manipuló justo cómo su madre se lo ordenó y ahora Aemma estaba en el borde del precipicio.

──No, Aemma──. Alaric se acercó hasta la castaña tomándola de los hombros, está vez Aemma de dejó──. Fue culpa de Aemond. Él lo mató.

O quizá no. Había sido un accidente, Vhagar era una dragona de conquista y justo cómo su abuelo una vez había dicho. El poder que ellos tenían sobre los dragones era una ilusión.

──Fue un accidente──. Aemma trató de convencerse soltando un sollozo──. Vaghar no lo obedeció... Arrax tampoco a Luke.

──Eso es poco posible, princesa──. Alaric insistió negando y obligándola a mirarlo──. Los jinetes están vinculados con sus dragones, ellos los obedecen. Arrax era un dragón joven y se estaba defendiendo pero Aemond sabía lo que hacía con Vaghar. Lo estaban persiguiendo.

──Los dragones no son esclavos ellos tienen instinto...──. volvió a murmurar la castaña desviando la mirada, sus ojos perdidos en el fuego de la chimenea.

──Tenga cuidado con sus pensamientos, princesa──. Alaric advirtió llamando la atención de Aemma nuevamente──. Cualquiera pensaría que su amor por Aemond es más grande que su lealtad por su familia.

Aemma negó. No, ella sabía que no era así, pero pensar en que Aemond, el amor de su vida y ahora su esposo, era el asesino de su hermano... simplemente no podía pensar. Sus pensamientos estaban en blanco nublados por el dolor tan grande formándose en su ser.

──No──. la voz de Aemma salió en un hilo de dolor, un murmuró más para ella misma.

──¿Le rezó a la Dioses cuándo su hermano era asesinado injustamente por el príncipe Aemond?──. Shadow Weaver murmuró acercándose a la castaña──, ¿les rogaste por ayuda? la devoradora de hombres no cree en los dioses.

Alaric se acercó a un costado de la princesa mientras que Shadow Weaver la rodeaba del otro lado. Aemma estaba perdida en el fuego, su mirada alumbrándose poco a poco con una rabia encendiéndose en su interior, con un dragón que había encerrado en lo más profundo de su ser durante toda su vida.

──No fue un accidente, su alteza. Y usted lo sabe, Aemond asesinó a sangre fría a su hermano──. Alaric volvió a hablar sonando distorsionado en los oídos de Aemma.

Aemond la había traicionado. Aemond era el asesino de Luke. Aemond...

-Él... lo mató──. Aemma murmuró, su mirada fija en el fuego mientras lágrimas bajaban sobre sus mejillas.

──Eso no puede quedarse así, princesa──. Shadow Weaver habló del otro lado de Aemma──. Si su madre no busca venganza los verdes pensarán que es débil y seguirán atacando.

──Aemond mató a Luke──. los ojos de Aemma estallaron en lágrimas aceptando la verdad──. Mató a mi hermano.

──Princesa, escúcheme──. Alaric la sacudió de los hombros tomándole el rostro para que lo mirará pero Aemma estaba en trance.

──Ten cuidado con el amante cruzado──. Aemma murmuró demasiado perdida en su mente cómo para reaccionar──. Nunca le hice caso, no le hice caso y ahora mi hermano está muerto.

──Aemma, tienes que vengarte──. el guardia de cabellos rubios murmuró. Aemma ladeó su cabeza frunciendo el ceño, su mente aún perdida en las palabras de Helaena.

──Fue mi culpa. Yo debí asegurarme que no iría a Bastión de Tormentas. Debí ser yo.

Alaric soltó un sonido de cansancio compartiendo miradas con Shadow Weaver. La bruja de Dorne dio un paso adelante tomando la mano de Aemma.

──Un hijo por un hijo──. Shadow Weaver habló sacando del trance a Aemma en cuestión de segundos. La castaña llevó su mirada cansada hasta la bruja.

──¿Un hijo por un hijo?

──Debe quitarle la vida a uno de ellos──. Shadow Weaver añadió.

Aemma pensó en las probabilidades, en Jaehaerys, en Jaehaera, en Maegor, pero eso lastimaría a Helaena y ella no le había hecho nada. Jamás se atrevería a dañarla aunque eso significará dejar ir una oportunidad de venganza contra Aemond.

──Debe vengarse, su majestad. Mostrarles a todos porque la llaman devoradora de hombres──. Shadow Weaver hizo una pausa mirándola a los ojos──. Debe matar a Aemond Targaryen.

Su mirada se dispersó en furia brillando al compás del fuego alzándola para mirar a Shadow Weaver y Alaric quiénes le asintieron con la cabeza.

──Debo de matarlo──. Aemma aseguró sintiendo sus lágrimas secarse sobre sus mejillas y una furia arrebatarle la poca cordura que le quedaba.

Los verdes jamás se imaginarían lo que Aemma les tenía planeado, la sombra de Poniente se cerniría sobre ellos sin ninguna piedad y conocerían a la verdadera triple dragón. A la devoradora de hombres y todo eso comenzaría con una promesa: Un hijo por un hijo.





NOTA: Hemos llegado al final de la historia y he decidido que seguiré la transmisión de la serie y me esperaré hasta la segunda temporada para seguir con la historia. En el siguiente capítulo estará el preludio, un breve avance al segundo acto y después un capítulo extra de introducción.

¿Que les pareció la historia? Cuéntenme sus teorías.

+100 votos para el siguiente capítulo.

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