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10 | La tormenta se acerca.

Capítulo diez: La tormenta se acerca.
Ambientado: Capítulo nueve, temporada uno.


AEMMA SINTIÓ AQUELLA PRESIÓN EN SU PECHO DESAPARECER por completo siendo reemplazada por falta de aire, sus ojos se llenaron de lágrimas y no le importó que Alicent estuviera ahí, dejó que salieran haciendo que Aemond detrás suyo la abrazará por los hombros ofreciéndole su pecho para llorar. Helaena miró la escena en confusión, gracias a sus voces aún no podía reaccionar a la muerte de su padre aunque Aemma siendo su nieta fuera mucho más cercana a Viserys que ella. La castaña sollozó varias veces sintiendo sus pulmones apretarse dejándola sin aire. Sintiéndose peor que antes Aemma se separó del rubio enderezando su postura y mirando a Alicent.

──Quiero verlo.

──No puedes, Aemma. Los maestres están por llegar para ocuparse de su cuerpo──. Alicent le respondió con pesar. Aemma en esos momentos no sabía si era fingido o no, pero le importaba poco.

──Es mejor que estés más tranquila──. Aemond aconsejó tomándola de las manos──, te acompañaré a tu habitación.

La castaña asintió a regañadientes tomando la mano de Aemond para caminar juntos por los pasillos, estaban más vacíos de lo normal, y únicamente divisaba guardias de un lado a otro. Aemma sentía todo demasiado sospechoso, debía avisarle a su madre y a Daemon sobre la partida de Viserys antes de que los verdes se posarán sobre su cuerpo cómo buitres hambrientos. Al llegar notificó cómo la habitación eran sus antiguos aposentos en lugar de los de Aemond donde había pasado la noche.

──Debo regresar con mi madre para ayudarla a buscar a mi hermano──. Aemond comentó preparando una taza de té detrás de ella y acercándose con la taza en su mano──, trata de estar tranquila.

──Debo avisarles a mis padres──. Aemma tomó la taza con dudas pero no sorbió──. ¿Mi abuela Rhaenys sigue aquí?

Aemond echó un vistazo a la puerta posando su mirada en el suelo después. ¿Cómo retenías a un dragón en su celda? Aemma era cautelosa, sigilosa y le hacía honor a su apodo de "la sombra" tenía que pensar en algo para dejarla ahí y asegurarse de que no saldría para avisarle a los negros.

──Hmmm──. Aemond pareció pensativo por segundos hasta que el olor del té se te hizo familiar. Un somnífero. ¿Para que querría dormirla?──. Al parecer sigue aquí.

──Llévame con ella──. Aemma demandó. Aemond soltó un sonido de aburrimiento llevando ansioso su mirada hasta los pasillos──, no soy una maldita prisionera, Aemond. Soy tu prometida, quiero ir con mi abuela Rhaenys, si voy a estar encerrada al menos quiero estar con ella.

Aemma se acercó hasta el rubio colocando sus manos alrededor de su cuello, estaba seduciéndolo o al menos tratando de hacerlo cambiar de opinión, el príncipe no era un tonto para dejarla irse sola pero le gustaba la cercanía. A pesar de estar comprometidos, lo cuál también era una estrategia, habían pasado poco tiempo los dos solos y ahora con la muerte de su padre y el plan de su abuelo debía posponer cualquier momento con Aemma.

──Ser Harold va a escoltarte hasta allá. Nada de atajos, no es seguro estar en el castillo ahora que mi padre está muerto──. Aemond colocó las manos sobre la cintura de la castaña sonriéndole──, cuándo regresé podremos anunciar nuestro compromiso.

──Después del funeral──. Aemma respondió separándose de la cercanía que los unía──, quiero que mi familia esté aquí también.

──Hmm.

Aemond depositó un beso sobre la mejilla de la castaña dándose la media vuelta para salir de los aposentos siendo reemplazado por el supuesto Ser Harold. Aemma no lo conocía, era un nuevo guardia que seguramente trabajaba para los verdes, además de que era muy flacucho quizá cinco centímetros más alta que ella. La castaña le dió la espalda tomando en secreto una de sus calcetas, era un plan arriesgado pero debía intentarlo y ser callada.

──Puede acompañarme, princesa──. dijo Ser Harold detrás de ella. Aemma guardó la calceta en su cintura caminando detrás del guardia por los pasillos vacíos.

No había ningún sirviente por el lugar y todo estaba en extremo silencio. Ser Harold mantenía la delantera echando más en cara que era un guardia nuevo, todos debían caminar por detrás, no por delante. La castaña se apresuró hasta él atacándolo por el cuello sosteniendo amarrando las medias con fuerza alrededor para asfixiarlo y lograr desmayarlo, Harold llevó sus manos con prisa hasta las de Aemma tratando de soltarse pero al final cayó sobre sus rodillas haciendo resonar la armadura contra el frío suelo pero gracias a la falta de guardias nadie escuchó. Con dificultad Aemma arrastró el cuerpo, aún con vida, hasta esconderlo detrás de una pared.

Detrás de ella un pequeño de cabellos castaños y cuerpo escuálido salió de la nada observando la escena. Seguramente el hijo de algún sirviente.

──Princesa──. el niño habló sonando agitado, probablemente había estado corriendo──. debe acompañarme, alguien quiere verla en las mazmorras.

──¿En las mazmorras?──. murmuró desconcertada pero aún así siguió al pequeño escaleras abajo hasta esconderse detrás de una de las paredes poco alumbradas. Un guardia estaba ahí hasta que desprecio cuándo uno de sus colegas lo llamó──. ¿Por que están todos aquí?

Todos los sirvientes del Palacio estaban encerrados allí, sacaban sus manos por los orificios de las celdas tratando de llamar su atención pero Aemma siguió fielmente al pequeño hasta llegar a una de las últimas celdas donde divisó a Ava vestida de sirvienta agitada en una esquina. La morena al notar a su amiga corrió sacando sus manos para tratar de alcanzarla.

──¿Que sucede? ¿Por que estás aquí?──. murmuró Aemma tratando de no hacer ruido y atraer a los guardias.

Ava abrió su boca sorprendiendo por completo a la castaña. Había un hueco negro en donde su lengua debía estar, eso la hizo querer vomitar, la mirada avellana de Aemma se desvió hasta los demás sirvientes, todos ellos no podían hablar. Debieron haber corrido el mismo destino que el de su amiga.

──¿Quién hizo esto?──. Aemma exigió esperando una respuesta por parte del pequeño pero Ava fue más rápida, con una de sus manos señaló un escarabajo escalando por la pared.

──El hombre del bastón──. respondió el pequeño en un murmuro. Larys Strong. Aemma sintió un arrebato de furia caerle encima pero se vengaría después primero necesitaba sacarla de allí──. el guardia que usted estaba arrastrando tiene una llave de aquí, su alteza.

──¿Estás seguro?──. el pequeño asintió tomándola de la falda para arrastrarla hasta donde Ser Harold aún estaba en el suelo. El Niño rubio sacó las llaves con facilidad entregándoselas──. Quédate aquí y quítale toda la armadura y ve a mis aposentos por una pluma y un papel, vendré enseguida.

Aemma tomó las llaves rápidamente caminando de regreso a las mazmorras abriendo la celda en donde Ava estaba, las otras dos mujeres también salieron temblando del miedo, confundidas y Aemma suponía que también estaban en dolor. No se imaginaba de que manera les habían quitado la lengua.

──Síganme todas──. ordenó Aemma empezando a caminar para que las mujeres y Ava la siguieran.

Aemma subió las escaleras hasta llegar donde el pequeño rubio se encontraba sólo, la había escuchado y quitado la armadura a Ser Harold. Aemma levantó las piezas entregándosela a Ava.

──Síganme, conozco una salida.

Los cuatro siguieron a la castaña por las sombras del castillo hasta que bajaron a la tumba de Balerion notificando las escaleras que dirigían a Desembarco del Rey. Aemma se quitó el abrigo que tenía encima dándoselo a una de las mujeres, después sacó la pluma y papel que el niño consiguió escribiendo un recado en ella.

──Quiero que le mandes este recado al Gusano Blanco, busca a una mujer llamada Alys Ríos, si preguntas ella llegará a ti──. le indicó Aemma entregándole un papel──. En esos papeles está todo lo que necesitas, Mysaria debe mandarle ese recado a Daemon y luego yo se lo pagaré. Y con Alys también ella sabrá que hacer.

Si la estrategia de los verdes era la que Aemma se imaginaba entonces debía ser más rápida en ganarse la confianza de más casas. Alys viajaría hasta Bastión de Tormentas para tratar de convencer a Borros Baratheon de casar a una de sus hijas con el pequeño Harwin, solamente así tendrían a la Casa Baratheon de su lado, mientras que Mysaria ella sabría a cómo comunicarse con Daemon con la noticia de que su hermano está muerto.

La sirvienta asintió tomando el papel entre sus manos y esperando a que diera las demás órdenes.

──Tú quiero que te pongas esta armadura y sigas a Ser Criston y el príncipe Aemond, estoy segura que Alicent los mandó a buscar al príncipe Aegon, quiero que los sigas y hagas lo posible por ver su paradero. Asegúrate que nadie te vea.

Aemma se giró en dirección a Ava avanzando hasta la mujer de cabellos negros y piel morena expectante a las palabras de su princesa. Ava era una niña apenas, de la misma edad de su hermano Lucerys, y ahora gracias a la ambición de unas sabandijas se había quedado sin lengua. Y Aemma no había hecho nada para detenerlo incluso si juró protegerla de todo mal que la acechará a ella y a su hermana Akira.

──Dale esto a tu madre, en este papel le explico todo lo sucedido, por favor ruégale de mi parte que no tome papeles en el asunto todavía. Quiero que Shadow Weaver se encargue de contactar al príncipe Daeron y cítalo en Cuna del bastardo en Antigua, que es urgente.

Ava asintió tomando la mano de Aemma en busca de apoyo, la castaña atrajo a la pequeña hacía su cuerpo para rodearla en un fuerte abrazo que ambas necesitaban. Estaba tan ocupada planeando su estrategia para escapar que había olvidado ocuparse de su sufrimiento y pérdida, pero la noticia de que su abuelo ahora estaba en los brazos de los Dioses y no más con ella seguía doliéndole en el alma. Pero una guerra estaba comenzando y ella debía de actuar con más inteligencia que sus enemigos.

Aemma miró al niño restante en cuánto las mujeres y Ava bajaron las escaleras perdiéndose en el camino.

──¿Cuál es tu nombre, niño?──. Aemma le preguntó tomándole la mano para que ambos se adentrarán nuevamente al castillo.

──Dimitri──. le contestó.

──Vas a quedarte conmigo mientras buscó a tu familia ¿cómo se llaman?

──Ellos murieron en Harrenhal hace años, en el incendio que la reina ocasionó.

Eso hizo que Aemma se congelará en su lugar. Rápidamente su mirada cayó en el pequeño, el niño castaño solamente le devolvió la mirada con curiosidad.

──¿Donde escuchaste eso? ¿Quién te lo dijo?──. Aemma se hincó sobre sus piernas alzando la mirada para conectar con la del pequeño──. ¿Sabes algo más, Dimitri?

──Yo lo escuché, su majestad. Hace años, la Reina y Ser Criston Cole hablaban de eso mientras yo jugaba en el jardín. Una de las damas de la Reina me ha cuidado desde entonces, se llama Talya.

Si el pequeño Dimitri decía la verdad entonces Alicent no estaba a salvo con Aemma bajo el mismo techo, no sólo era tradición al matar a la Mano del Rey en ese entonces para que Otto regresará a su puesto, sino también fue un grave error.

──¿Dijeron quien ocasionó el fuego?──. insistió Aemma a lo que Dimitri asintió.

──Su nombre es gracioso──. Dimitri río ante la memoria──, Larys.

La sangre de Aemma comenzó a hervir quemándola por dentro con una rabia que jamás antes había experimentado. Larys Strong el mismo hermano de Ser Harwin y hijo de Ser Lyonel, había sido quien orquestará sus muertes. La castaña soltaba respiraciones profundas alarmando al pequeño pero Roderick se calmó en cuanto la princesa se levantó tomándole la mano en silencio para caminar de nuevo hasta que se adentraron a los aposentos.

──Puedes comer todo lo que quieras, Dimitri. Cuándo salga de aquí te llevaré conmigo a Roca Dragón──. Aemma ofreció a lo que Roderick asintió con una sonrisa en su rostro──, serás un buen amigo para mi hijo Harwin.

Los ojos de Dimitri, dos gemas verdosas se iluminaron de felicidad. Aemma había nacido en una cuna de oro pero desde el primer momento fue repudiada, tratada como servidumbre y sin valor, creció con miradas de desdén por derecha y izquierda. Y todo eso formó ese odio, repudio que siente por Desembarco del Rey, ella no les debe nada y algún día saldaría cuentas con ellos.

Al adentrarse nuevamente en los pasillos del castillo dejando a Dimitri bajo llave por si algún guardia lo encontraba y lo encerraba, corrió hasta llegar a la habitación de su abuela Rhaenys. Al entrar la mujer de largos cabellos blancos se giró mirándola con alivio y corriendo hasta ella para abrazarla, eso la tomó de sorpresa, ellas dos jamás habían formado un vínculo antes. No cómo el que tenía con Baela y Rhaena, Aemma siempre lo envidio, desde pequeña siempre quiso tener el cariño de su abuela incluso sabiendo que no era hija de Laenor Velaryon.

Al menos ahora Aemma podía derrumbarse en los brazos de alguien sin tener miedo de verse vulnerable y débil. La mujer apretó con cariño y dolor a la castaña sintiéndola respirar con fuerza, escuchando su llanto tan fuerte que le recordó al suyo cuando perdió a Laenor al mismo tiempo que su hija Laena.

──Querida niña, debemos salir de aquí. Alicent vino a verme y a querer convencerme de estar de su lado──. Rhaenys se separó del abrazo tomando a Aemma de los hombros para verla directamente a los ojos.

──No puedo irme, debo estar aquí para ver que planean.

──Coronarán a Aegon cómo Rey──. Rhaenys le confesó y Aemma sintió que su sangre se le subió a la cabeza haciéndola soltar un gruñido de ira.

──Mi madre es la heredera al trono──. gruñó la castaña separándose en un ataque de ira. Quería gritar y quemarlo todo.

──Alicent delira diciendo que mi primo con su último aliento declaró que Aegon debe ser Rey──. Rhaenys soltó una risa amarga──, debemos salir del castillo e ir por nuestras dragones.

──Daemon me pidió que me quedara porque sospechaba que los verdes planeaban hacer algo desde la cena de anoche y debo seguir con la fachada──. Rhaenys soltó un suspiro negando──, pero tú tienes que irte para alertar a mi madre.

Rhaenys desvió la mirada asintiendo. Aemma conocía bien el odio de su abuela por su madre, aún creyendo que Laenor murió aquel día en Marca Deriva 6 años atrás y por más que Aemma quisiera decirle la verdad, se lo diría en alguna otra ocasión. Las puertas se abrieron de par en par alertando a ambas mujeres, uno de los guardias se adentró expresándoles que las ayudaría.

──Ve con él, abuela──. Aemma dijo observando a la mujer dudar hasta que Rhaenys tomó la capa que el guardia le ofreció──, yo iré con Helaena.

──El príncipe Aegon acaba de llegar──. informó el guardia tomando la espalda de Rhaenys──. No tardarán para juntar al pueblo y hacer la coronación, princesa.

Aemma únicamente asintió observando a Rhaenys siendo llevada por el guardia hasta desaparecer detrás de la puerta y ahora ella debía hacer algo, tenía que mantenerse con la fachada de estar en lado de los verdes pero convencer a Helaena de huir junto a ella después de la coronación. La castaña se abrió paso deteniéndose en las escaleras cuando observó a la lejanía a Aegon siendo escoltado por Ser Criston y Aemond, el príncipe tuerto no lucia bastante feliz con la idea de su hermano cómo Rey. ¿Pero quien lo estaría?

Aemma subió las escaleras rápidamente antes de que el príncipe pudiera verla e interrogarla, sólo deseaba que Ser Harold aún estuviera dónde lo dejó, Aemma pareció llegar justo a tiempo cuándo el hombre en el suelo comenzó a despertarse mirándola con confusión tosiendo en busca de aire.

──¿Que pasó? ¿Donde está mi armadura?──. Aemma le tapó la boca con sus manos obligándolo a callarse con una sola mirada──, usted... me asfixió.

──Y no quiero que el príncipe se entere de esto, si le dice algo a alguien podrá irse olvidando de su preciada lengua──. el hombre tragó en seco abriendo sus ojos con terror──. No importa si eres nuevo sé que has oído hablar de mí o busca a una de las damas de aquí, ella fue la primera en quedarse sin lengua por quererse pasar conmigo.

──No diré nada, su alteza.

──Lárgate a tus aposentos y si el príncipe te encuentra más vale que inventes una buena coartada para explicar el porqué de tu vestimenta──. Aemma se levantó mirándolo desde arriba──, por su propio bien, Ser Harold.

Aemma se fue dejando al hombre donde anteriormente lo dejó inconsciente. Al entrar a los aposentos de Helaena se alegró de verla sola, siguiendo con su bordado de araña hasta que levantó la mirada.

──La tormenta se acerca──. fueron sus primeras palabras hacia la castaña observándola sentarse frente a ella tomando su bordado y dejándolo en la mesa a un costado para tener su completa atención──, y después la danza.

──Escúchame, Helaena. Únicamente te lo preguntaré una vez──. la rubia platinada asintió con curiosidad brillándole en los ojos──. ¿Apoyas a Aegon o al menos lo quieres?

──Es el padre de mis-

──No, no lo es──. Aemma la interrumpió sonriéndole suavemente para tomarle sus manos con delicadeza──. Aemond me lo contó todo, puedes dejar de pretender conmigo.

──Aegon no debe ser Rey, nunca debió haber sido siquiera una opción──. Helaena susurró como si alguien más estuviera en la habitación o si estuvieran compartiendo secretos cómo lo hacían de niñas──, y dudo la veracidad de que mi padre lo quisiera a él de Rey.

──¿Quieres que mi madre sea Reina?

──Mi hermana siempre ha sido para mí la única opción para el Trono de Hierro, y para mi padre también lo era, él no nos quería mucho──. Helaena soltó un suspiro de melancolía──. Menos a Aegon por su pereza y irresponsabilidad, eso es lo que Aemond siempre me dice.

──Si debemos elegir nuestros lados──. Aemma comenzó a hablar sosteniendo su mirada en la platinada frente a ella──. ¿Te quedarás aquí?

──¿Que hay de tu matrimonio con Aemond?

──No creó que haya tiempo para eso si una tormenta está aproximándose ¿no?──. Helaena meneó su cabeza asintiendo──. ¿No quisieras volar de nuevo en Dreamfyre?

──¡Si!──. Helaena expresó con emoción──. la última vez que lo hice fue aquel día en Marca Deriva, hace seis años.

──¿No quisieras que voláramos juntas a Roca Dragón para que tú y tus hijos conozcan a Harwin?──. Helaena se levantó de golpe mirando por la ventana el cielo con emoción──, allí podremos ver las nubes y las aves que no conoces aún, junto con nuestros hijos.

──¿Y me ayudarás a bordar? No he acabado la danza de los dragones──. Aemma desvió su mirada al bordado prestándole atención. Era un dragón verde, pero en lo que restaba de la manta había más dragones. Verdes y negros en una batalla, eso la hizo estremecerse──. ¡Oh, y podremos ver las estrellas y el mar desde la colina! A Jaehaerys y Jaehaera les encantará.

──Todo suena maravilloso ¿no?──. ante las palabras Helaena asintió tomándole la mano con dulzura──. Y lo podremos hacer, mañana si quieres.

──No quiero ser un dragón verde──. Helaena le confesó desviando su mirada a la puerta──, tampoco uno negro. Quiero ser uno color cielo y volar libre.

──Entonces seremos dragones color cielo y volaremos libres, cómo soñábamos de pequeñas, pero sólo si vienes conmigo.

De la emoción Helaena soltó un chillido acercándose hasta la castaña depositándole un beso en los labios. Aemma se quedó estática en su lugar sin embargo no apartó a la rubia platinada hasta que ella misma se separó sonriéndole.

──¿Aemond vendrá con nosotros?──. preguntó con emoción──. los tres podremos volar juntos, él en Vaghar, yo en Dreamfyre y tú en Mercury.

──Trataré de convencerlo.

Helaena asintió aplaudiendo suavemente con sus manos y lanzándose a los brazos de su querida castaña. Aemma se sentía mal por manipularla y jugar con su mente tan cruelmente pero Helaena no merecía estar envuelta en una nube de guerra ni atrapada en la mitad de una tormenta.

Antes de que pudiera retirarse Aemond la sorprendió cuándo entró a los aposentos, el rubio le hizo una seña a Helaena detrás de ellos para que se retirará por unos momentos.

──¿Por qué no me dijiste que piensan coronar a Aegon en lugar de a mi madre?──. Aemma exclamó observando al rubio pasarse por su lado para sentarse en uno de los sillones decorativos──, por eso me impediste salir.

──Aegon no quiere ser Rey──. Aemond vociferó sin mirarla. Parecía estar cansado de hablar pero eso a Aemma no le importó──, si te lo decía, hubieras armado un caos aquí, una masacre si lo permitíamos.

──¿Permitíamos? No necesito permiso para nada──. Aemma se burló cruzándose de brazos──. Mi madre se rehusará a derramar sangre de su propia familia pero alguien más lo hará por ella.

──Daemon.

──Yo──. corrigió Aemma mirándolo cómo un reto. Aemond levantó su mirada encontrándose con los ojos avellanas de Aemma brillando en furia──, Aegon morirá. No se cuándo pero lo hará, y eso será pronto, tú lo sabes.

──Quería embarcarse en una tropa a Yi Fi y olvidarse de sus responsabilidades. No tiene intenciones de gobernar.

La forma en que Aemond lo dijo, con un tipo de remordimiento en su voz, saboreando una buena oportunidad que dejó pasar.

──¿Nunca te has imaginado en el Trono, Aemond?

La pregunta de Aemma pareció haberlo tomado por sorpresa en cuánto se levantó de repente para poder debatir con ella mejor.

──He visto a través de los años cómo te escabullías para contemplarlo, ansiabas un dragón y ahora lo tienes, si quisieras el Trono...──. Aemond gruñó en lo bajo alzando una de sus manos──. ¿Quieres a Aegon cómo tu Rey? ¿Hincarías la rodilla por él?

──Es mi hermano──. Aemond respondió, una furia en su voz que Aemma no había escuchado antes──. Mi sangre, es mi familia.

──Los cuáles solo te ven cómo una pieza fuerte en su tablero──. Aemma se burló negando con la cabeza y eso solo pareció aumentar la furia dentro de Aemond. Justo lo que Aemma quería──. Dioses, siento pena por ti.

Aemma se dio la espalda para salir de la habitación pero el rubio tomó su muñeca impidiéndoselo.

──No me des la espalda──. gruñó alzando su voz. El Valyrio escurriéndose como una arma filosa sobre su lengua.

──Debí darte la espalda hace años.

Aemma movió su mano bruscamente saliendo de la habitación lo más rápido que pudo y corriendo por los pasillos hasta sus aposentos. Al llegar un vestido verde estaba esperándola en su cama junto con una diadema hecha de plata en forma de estrellas uniéndose hasta un dragón con una gema verde simulando un ojo.

El vestido no era para nada sencillo cómo a los que ella solía usar, la falda era un poco esponjada, una fina tela esmeralda con un corte en forma de V en el corset. Llevaba una capa encima que le cubría sus brazos, mangas de un color verde musgo que llegaban hasta sus muñecas, la capa cubría la cuarta parte de su cuello dejando al visto un collar negro de tela que formaba parte del mismo vestido. No era un diseño feo pero el color hizo a Aemma querer arrancarse los ojos.

──Quieren presumirme cómo un trofeo──. se burló Aemma para sí misma hasta que notó a Dimitri salir de su escondite──. que patéticos.

──¿Odia el verde, su alteza?

──No tienes idea.

𓆸𓆸𓆸

Durante el viaje en el carruaje junto a Helaena y Aemond su mirada caía en el consternado rubio frente a ella, ninguno había hecho contacto visual desde horas antes después de su discusión. Después de la coronación Aemma ya tenía planeado escaparse a Roca Dragón junto a Helaena y sus pequeños, sin mirar atrás esa vez, sin volver. Sus sentimientos por Aemond siempre la maldecirían y quizá esa era la verdadera maldición que la poseía.

Al llegar a la coronación una oleada de personas llegaron al lugar siendo arrastradas por los guardias hasta el enorme Salón donde se llevaría acabo la coronación de Aegon. Aemma se preguntaba si sus recados habían llegado con éxito, la castaña se posicionó junto a los dos hermanos platinados a un costado de Aemond en la orilla del escenario. La mirada de los habitantes se encontraban con ella, sorprendidos de verla entre los verdes y portando su color.

Aemma se mantuvo en silencio cuándo Aegon apareció entre la multitud avanzando por todo el lugar hasta llegar al estrado hincándose para ser bendecido. La castaña debía aguantar, esperar con ansias a que todo terminará para irse a Roca Dragón con su familia y terminar con toda esa farsa. Tantos años viendo la guerra que se avecinaba y jamás pensó que en verdad sucedería. Al ver la expresión de Aegon cuando la gente empezó a gritar su nombre la enfermó hasta la médula, ese cambió peligroso en sus ojos de no querer el Trono a desear más por primera vez le hizo sentir miedo después de tantos años.

Más le enfermó ver a la gente feliz, celebrando la llegada de su nuevo "Rey", olvidándose por completo que Rhaenyra era quien debía gobernar. Ella tenía razón al no sentir nada por el pueblo, ellos solo se preocupaban por sí mismos, incluso si la guerra termina acabando con ellos también.

Un abrupto movimiento en el suelo hizo que Aemma se posicionará delante de Helaena protegiéndola con instinto observando a Aemond hacer lo mismo con ella, el rubio posicionó a Aemma detrás de él mientras todos gritaban. Había gritos y sonidos por todo el lugar, el suelo se abrió dejando ver a Melesys y Rhaenys aparecer violentamente interrumpiendo la coronación. Aemma miró fascinada la escena, con admiración pura brillando en sus ojos, Alicent tomó a Aegon de los brazos protegiéndolo.

──La danza nos condenará a todos──. le murmuró Helaena al oído justo cuando Melesys soltó un gruñido que hizo a los verdes temblar de miedo, al menos a Alicent, Otto y Aegon del otro lado.

──La tormenta ya viene──. le respondió Aemma en el mismo tono monótono haciendo que Aemond las mirará de reojo.

Rhaenys compartió una mirada con Aemma a la lejanía pero la castaña solo asintió observándola comandar a Melesys para volar alejándose en las nubes. Aemma avanzó mirando las ruinas del lugar y a los aldeanos muertos, algo dentro de ella hizo un giro inesperado y ahora sabía que era tiempo de irse. La danza que tanto había visto en sus sueños, toda esa muerte, esas llamas, esos dragones, todo estaba por comenzar y la tormenta ya estaba viniendo.




NOTA: THE WINTER IS COMING ahre. La verdad es que aquí ya es todo un punto y aparte, la danza ya está por comenzar y eso solo significa daño emocional al 100%, Aemma realmente la va a sentir.

¿Creen que Aemma y Aemond logren arreglar las cosas o solo empeorará? ¿Será que Halaena y ella logren escapar? Los amantes cruzados ya están por definir sus bandos y empezar a pelear por los suyos pero ¿dejarán de pensar en el otro? serán los Romeo y Julieta de los Targaryen 😞

Dejen sus teorías me gustaría saber que piensan hasta ahora y que sucederá:

¿Quien será ese mentado amante cruzado? ¿Aemond? ¿Aegon? ¿Alaric?

Aemma y Helaena mientras Aemond se fue por literal una mañana:

Pd: Aemma es bisexual (se dio cuenta después del beso con Sibley pero pues ella jamás le gustó románticamente) y siempre tuve las ganas de scribe que Helaena y Aemma tenían una cercanía romántica desde niñas aunque ellas no se dieran cuenta (tipo Rhaenyra y Alicent) pero no creo que lo lleve a cabo por lo que tengo preparado para ellas (😞)

+100 votos para el siguiente capítulo.

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