07 | Dos Extraños.
Capítulo siete: Extraños.
Ambientado: Capítulo ocho, temporada uno.
nota: capítulo largo (+5000 palabras)
LO PRIMERO QUE AEMMA HIZO DESPUÉS DE SU AMARGO ENCUENTRO CON SIBLEY fue escabullirse por los pasillos cómo lo hacía de niña hasta llegar a los aposentos de Halaena -que gracias a los Dioses no estaban ocupados por Aegon y alguna amante- y en su lugar el perfume de jasmines de su querida amiga la recibió cómo un rayo de sol en la mañana. La ahora mujer de cabellos plateados corrió hasta la castaña envolviéndola en un caluroso y largo abrazo que ambas necesitaban. Era mentira lo que Aemma le había dicho a Daemon en Roca Dragón.
Ella si había intercambiado cartas con al menos una persona de su pasado durante todos esos años de soledad y esa persona era Halaena.
Ambas compartieron cartas durante sus seis años separadas, contándose de su día a día, pudiéndose consejos la una a la otra sobretodo Halaena cuándo descubrió que también poseía habilidades de soñadora aunque según la Targaryen, Aemma era la única que lo sabía.
Para la castaña aún le era irreal que se encontrará nuevamente caminando por los pasillos del Palacio donde vivió en su niñez. Para su pesar aún guardaba muchos recuerdos con cariño, la mayoría eran con Halaena y otros con el príncipe cuyo nombre no quería pensar más. Muchas veces cuándo aún era ingenua y pequeña se preguntó porque su familia simplemente nunca hizo las pases, Aemma lo entendía ahora pero a veces si extrañaba su niñez.
Aemma atravesaba los corredores de piedra hasta adentrarse en los aposentos de Helaena con una sonrisa en su rostro. Lo primero que divisó fueron a dos pequeños jugando en el suelo quienes alzaron sus miradas observándola con asombro, después ante los llamados de su dama, Helaena salió de donde estaba. Era justo cómo Aemma la recordaba con tanto cariño; su cabello blanco, ojos soñadores y una sonrisa amable.
──¡Aemma!──. habló la platinada corriendo hasta los brazos de la castaña, abrazándola con fuerza y cariño──. No puedo creer que estés aquí. Estoy tan feliz de verte.
──Estás reluciente──. Aemma halagó separándose suavemente del abrazo sosteniendo a la mujer platinada de sus hombros──. Y tus hijos son hermosos.
──Te los presentaré, Elvira puedes dejarnos solas──. la dama asintió haciendo una reverencia y dejando los aposentos. Helaena tomó la mano de su sobrina guiándola hasta donde sus pequeños jugaban──. Ellos son Jaehaerys y Jaehaera.
──Me alegra que sean idénticos a ti──. Aemma dijo con una sonrisa mirando con curiosidad a los pequeños. Ninguno se parecía a Aegon, algo curioso sabiendo que los rumores indicaban que el príncipe tenía hijos regados por todo Desembarco del Rey.
La forma del rostro de ambos pequeños era afilada, ojos azulados que sólo cierto hermano poseía. ¿Podría existir esa posibilidad? ¿Aemond era el padre de esos niños? Su mirada cayó en Helaena, su antigua amiga estaba emocionada por su visita y eso le ablandó el corazón. Se sentía dicha, al menos en esos momentos, de haber regresado a Fortaleza Roja.
──Es una lástima que no pueda conocer al pequeño Harwin. Incluso le tejí una almohada──. Helaena comentó con dulzura sosteniendo a la pequeña Jaehaera en sus brazos──. ¿Cuál es su nombre?
──Harwin──. Aemma confesó. Era a la única que le diría el nombre de su hijo, confiaba en ella lo suficiente para saber que ese secreto quedaría entre ellas──. Tiene seis años cómo ya te lo he mencionado, es rubio y de ojos claros o al menos los tenía.
Helaena hizo una mueca de confusión.
──Mi pequeño es ciego──. Aemma murmuró sintiendo la mano de Helaena sobre la suya, le agradaba que la mirada de su amiga no fuera de lastima y más bien de compresión──. Pero tiene habilidades extraordinarias.
──¿Cómo Mercury?──. Helaena dijo con una sonrisa. Aemma asintió soltando una risa nasal──. ¿Es cierto que posees tres dragones?
Aemma jugando con las manos del pequeño Jaehaerys a su costado. Era la viva imagen de su madre.
──Fueron regalo de bodas por parte de mi madre. Firebend y Heartfyre, los traje conmigo de hecho.
Helaena alzó las cejas con emoción.
──De hecho, quiero enseñarte algo──. Helaena se alejó de sus pequeños llamando a Elvira de inmediato──. En nuestro escondite.
Aemma contrajo su rostro en un mohín de confusión siendo tomada de la mano por Helaena dirigiéndola hasta las mazmorras sin que nadie las cuestionará. Era cómo si fueran niñas de nuevo, escapándose de sus deberes con las Septa's para ir a ver las aves o pasar tiempo en la tumba de Balerion simplemente charlando.
La castaña se sorprendió de lo mucho que el lugar no había cambiado, las velas seguían alumbrándolo todo y el enorme esquelético cráneo de Balerion se preservaba a la perfección. Helaena la guió frente al esqueleto quedando ambas sobre sus rodillas mirando las velas encendidas, la rubia movió el fuego con sus manos haciendo que una imagen se formará entre las llamas.
──Lograste hacerlo──. Aemma felicitó a la princesa haciéndola ruborizarse con vergüenza──, para ser una hechicera de fuego principiante está bastante bien, lo hiciste mejor que yo en mi primera vez.
──Seguí los pasos que me escribiste en tú última carta, es fascinante──. Helaena miró el fuego con intensidad perdiéndose en él. Aemma giró su mirada observándola con atención, la princesa estaba perdida en el fuego de las velas──. No estás segura aquí.
Aemma se giró para quedar frente a los costados de la platinada moviéndole los hombros para intentarla hacerla reaccionar pero estaba completamente perdida. ¿Estaría teniendo alguna visión? Solía hacerlo bastante de pequeñas, al menos eso no había cambiado.
En otra habitación las serpientes se juntaron para soltar el veneno acumulado, luego de encontrarse a Aemma en el pasillo Sibley y Aegon se adentraron en una habitación esperando a Aemond para comentarle pero el tuerto fue el primero en notar la presencia de su antigua compañera de aventuras cuándo notó los enormes dragones aterrizar en el frente del Palacio.
Incluso había interrogado al guardia que recibió a la bastarda salvaje en su llegada y tuvo la esperanza de verla junto a sus hermanos en el patio de entrenamientos pero sólo los dos bastardos Strong estaban allí. Después de su amargo encuentro con Jacaerys y Lucerys salió del entrenamiento directamente al interior del Palacio buscando a la castaña con su mirada pero no había señales de la famosa devoradora de hombres.
Aemond solía escuchar las canciones acerca de Aemma cada que tenía la oportunidad, cada una era más famosa que la otra y le resultaba irónico cómo todo el reino solía apartarla en su niñez y ahora resultaban fascinados por sus aventuras. Aemond ansió con el día en que se reencontrarían incluso si juró odiarla después de elegir a un Lord cualquiera sobre él. Durante todos esos años no hubo día en que los pensamientos sobre Aemma no maldecieran su juicio, preguntándose en cómo sería su vida al lado de la mujer salvaje.
Ahora ambos amaban el poder, él con más intensidad siempre había encontrado una fascinación en quitar y adquirir el poder de otros. Esa sensación sólo la conocía con Aemma Targaryen, era lo que principalmente lo tenía encaprichado con su antigua enamorada durante tantos años y esperaba que al verla todos esos sentimientos absurdos lo abandonarán.
El príncipe tuerto se adentró en la habitación observando a Sibley y Aegon en completa soledad, la mujer de cabellos negros acariciaba con fervor el hombro de su hermano mayor haciendo a Aemond negar. Helaena no merecía el trato que esos dos le daban, y al menos gracias a él es que su hermana seguía soportando a Aegon cómo esposo.
──¿Para que me citaron aquí?──. Aemond habló entrando en la habitación y luciendo aburrido de ambos.
──Tuvimos un encuentro con Aemma hace unos momentos──. Aegon respondió alejándose de Sibley para tomar una copa de vino──. Sigue igual de hermosa pero mucho más caliente que antes, debiste verle...
──Aegon──. advirtió Aemond aburrido con tan solo escuchar la voz de su hermano──. ¿Y dónde está?
──Posiblemente con Helaena──. Aegon alzó sus hombros sin cuidado──, entre locas se entienden.
──Llegó en sus tres dragones atemorizando a todo el pueblo. Desembarco del Rey era un caos con su llegada y exigió ser llamada por cada uno de sus títulos.
Eso hizo a Aemond querer sonreír con entretenimiento. Aemma no era para nada cómo se imaginó que sería cuando se vieran de nuevo y eso le gustaba. El rubio de cabellos largos dejó la habitación caminando hasta los aposentos de Helaena pero únicamente se encontró con los dos pequeños y la dama, según la mujer ambas habían tomado camino a la tumba de Balerion así que el tomó la misma ruta.
Aemma agitaba sus manos enfrente de los ojos azulejos de la platinada pero Helaena no respondía.
──Hay una bestia debajo de las tablas──. murmuró la platinada girando su mirada a la castaña──, los amantes cruzados se reunirán.
Aemma frunció el ceño mirando cómo el semblante de Helaena cambiará a pura confusión. La platinada se levantó tomando los brazos de Aemma tratando de volver a sus casillas.
──¿Pasó algo?──. Helaena murmuró buscando una respuesta en la castaña frente a ella.
Aemma iba a responder hasta que la presencia de alguien más llamó su atención. El sonido de botas marcaban su paso a través del lugar anunciando la llegada de alguien más.
──Aemma "devoradora de hombres" Targaryen──. esa voz. Aemma soltó los hombros de Helaena suavemente alzando su mirada hasta el hombre que caminaba en dirección a ellas.
Su corazón dio un vuelco de inmediato, sintiéndose cómo una niña pequeña de nuevo, sus ojos no se separaban de Aemond hasta que la luz de las velas lo alumbró por completo. Su cabello largo y blanco cayendo detrás de su espalda, su rostro afilado adornado con una media sonrisa y su ojo azulado mirándola con intensidad del otro lado del lugar. Helaena se despidió de ambos dejándolos a solas.
Aemond no era para nada cómo ella se lo imaginaba las noches que lo extrañaba, aquel niño del cuál se burlaban por no tener un dragón ya no estaba más, reemplazado por un hombre feroz y imponente.
──Aemond "el tuerto" Targaryen──. Aemma mofó las palabras del platinado juntando sus manos delante de ella comenzando a caminar en dirección al príncipe──. Istin congratulate ao, uncle. Emā finally fulfilled everything ao jeldan syt hae iā valītsos, zaldrīzes, zūgagon se poder. (Debo felicitarlo, tío. Por fin ha cumplido con todo lo que quiso de pequeño, dragón, miedo y poder)
Las palabras Valerianas se deslizaron en el oído del príncipe cómo el haciéndolo sonreír con deseo.
Aemond ladeó la cabeza observando a la castaña avanzar hasta su dirección. Aemma ya no era más alta que él pero seguía siendo poseedora de aquella belleza seductiva que lo embriagaba desde pequeño, de esos ojos encantadores que juraban llegarte al alma con solo una mirada, y si Aemond pensó que esos sentimientos lo habían abandonado estaba viviendo engañado.
──Iksā īlva guest se ao mazverdagon kirimves yno isse ñuha own lentor, skoros iā wild mēre, niece. (Eres nuestra invitada y te burlas en mi propia casa, vaya que si eres una salvaje, sobrina)──. respondió Aemond en Valyrio caminando hasta Aemma comenzando a rodearla, acercando y alejando su cabeza haciéndola reír en lo bajo──. Ao ȳdra daor gīmigon skorkydoso bōsa nyke expect naejot ūndegon ao. (No sabes cuánto tiempo espere volverte a ver)
──Pensé que no querrías verme luego de nuestra última vez juntos──. Aemma mantenía su postura observándolo rodearla sin descaro alguno. Aemond se detuvo detrás de ella acercando su rostro a un costado del de Aemma haciéndola respirar entre cortado──. Pensé que me odiabas.
──Gaoman vēdros ao. (Si te odio)──. Aemond respondió en Valyrio sujetando el cabello castaño de Aemma en sus manos para acomodarlo detrás de su oreja──. Nyke vēdros ao sīr olvie bona nyke mērī hoped syt ao se skorkydoso naejot jiōragon revenge, ñuha dōna nemesis. (Te odio tanto que sólo pensaba en ti y cómo vengarme, mi dulce némesis)
──Sȳrī, kesīr iksan, vala. Kostā fulfill lī heinous thoughts se ossēnagon nyke paktot kesīr. (Bueno, aquí estoy, tío. Puedes cumplir esos pensamientos atroces y matarme aquí mismo)──. Aemond soltó una risa amarga haciendo a Aemma cerrar los ojos sintiendo el aliento del príncipe sobre su cuello.
──Skoros morghot vestri? (¿Que le decimos a la muerte?)──. Aemond preguntó haciéndose para atrás y dejando a Aemma soltar una respiración para después girarse.
──Tubī daor (hoy no)──. Aemma le respondió sonriéndole con descaro. Aemond se acercó nuevamente pero esta vez sin intenciones de intimidarla──. Cambiaste mucho.
──Tú también.
Por un momento hubo una nube de nostalgia creciendo sobre ambos, todas aquellas memorias que ambos guardaban en lo más profundo y oscuro de sus retorcidos corazones estaban saliendo a flor de piel. Para Aemma era una mala idea seguir allí abajo con Aemond, ese aire que él le transmitía la hacía querer acercarse a él incluso después de haberlo rechazado años atrás y menos ahora que eran enemigos declarados. Por su parte Aemond volvió a sentirse como el niño enamorado que años atrás alguna vez fue, de ese que daría la vida por Aemma y que quizá aún lo hiciera, tampoco quería sentirse así.
──Príncipe Aemond──. llamó uno de los guardias interrumpiendo el momento de ambos. La mirada del hombre cayó en la mujer castaña haciendo una reverencia exagerada cuándo supo quién era, eso hizo a Aemond burlarse──. Princesa Aemma... se les solicita en el Salón del Trono, majestades.
Aemond le dio un último vistazo comenzando a caminar primero que ella. Aemma le dedicó una mirada de desdén al guardia, era uno de los amigos de Ser Criston, para después avanzar detrás del príncipe por los corredores. Ambos caminaban en silencio, uno al costado del otro simplemente sintiendo la compañía que se daban al caminar.
──Vi a mis sobrinos esta mañana──. Aemond comenzó a hablar con su mirada fija en el camino mientras ambos avanzaban por los pasillos──. Luke creció mucho desde la ultima vez que nos vimos.
Aemma tragó en seco. Sabía lo que Aemond estaba haciendo, quería retarla y hacerla enojar, estaba funcionando.
──No voy a dejar que te le acerques──. amenazó la castaña manteniendo sus ojos en el frente.
──¿Por qué?──. Aemond se hizo el desentendido divisando una puerta abierta en la pared lateral. Antes de poder evitarlo Aemond tomó a Aemma de los hombros acorralándola hasta la habitación pegándola a la pared──. ¿Que pasaría si te sacó uno de esos hermosos ojos?
Aemma lo observó con diversión moviendo su cabeza para mirarlo fijamente. Las manos del rubio estaban sobre sus hombros evitándole escapar hasta que una de ellas se movió y cuándo volvió a verla tenía una daga en ella. La castaña no le temía, estaba segura de que solo eran habladurías y que Aemond no se atrevería a hacerlo.
──Podríamos compartir zafiro──. Aemma se burló notando una ola de confusión invadir al rubio haciéndolo alejarse suavemente, en lugar de lucir enojado, Aemond parecía divertido ante las palabras de Aemma.
──¿Cómo sabes lo del zafiro?
──Tengo ojos en el castillo──. Aemma confesó juntando sus manos detrás de su espalda caminando lentamente hasta el rubio──, y en todas partes.
──Hmmm──. Aemond murmuró con fascinación──, cuándo pensé que no podías sorprenderme más, tienes tu propia red de espías.
──No, trabajó con alguien que tiene una red de espías.
Era mentira. Gente del Territorio Dorne con la cuál trabajaba desde su llegada a Bastión de Tormentas eran los encargados de espiar todo Desembarco del Rey, haciéndose pasar por vendedores o simples pueblerinos, varias mujeres también trabajaban en burdeles o en la misma Fortaleza Roja cómo damas de compañía y sirvientes. Ava era la principal espía, desde que Aemma dejó Bastión de Tormentas cuando su cuñado Borros Baratheon se convirtió en el líder de la casa. Ava y Akira juraron lealtad a la princesa con tal de que las sacará de ese lugar, mientras que Akira seguía siendo su dama de compañía, Ava se infiltró en Desembarco del Rey. Así que sí, Aemma tenía ojos y oídos en el lugar durante todos esos años.
Aemond se quedó en silencio admirando las palabras de la castaña con unas ansias de poder, conforme más pasaba tiempo junto a ella ahora, más intrigado estaba. La castaña salió de la habitación pero antes de poder perderse de la vista de Aemond el rubio la alcanzó.
──Ahora puedes responderme ¿por qué nunca respondiste mis cartas?
Aemma frunció el ceño deteniendo sus pasos.
──¿Que cartas?
Ambos retomaron su camino luciendo confundidos hasta que llegaron al Salón del Trono, antes de entrar la mano de Aemond cayó sobre el antebrazo de la castaña impidiéndole entrar.
──Después de tu boda con Lord Baratheon te mandé cartas cada año. ¿Por qué no las respondiste?
Aemma se alejó del rubio alzándose de hombros.
──La última carta que recibí fue el ave disecada y la flor justo el día de mi boda──, por el rostro del rubio Aemma dedujo que esas cartas habían sido interceptadas por alguien. La mirada de Aemma cayó en Otto Hightower y Alicent, quienes ya se encontraban mirándolos a ambos──, no me sorprende que jamás me hayan llegado esas cartas.
Aemma hizo una pausa acercándose al rubio para murmurarle mientras sus ojos se quedaban fijos en los dos Hightower.
──Maybe ao should epagon zirȳla skoro syt, vala. (Quizá deberías preguntarte él porqué, tío)──. las palabras valerianas retumbaron en los oídos del rubio. Aemma le hizo una seña con su cabeza indicándole mirar a los Hightower──. Iā qilōni. (O él quién)
Aemma con una sonrisa de satisfacción al ver la reacción del príncipe tuerto se retiró alzando su cabeza en alto y paseándose por la sala del trono hasta posicionarse junto a su familia a un costado de Daemon. Aemma unos minutos después notó a Otto Hightower posicionándose frente a él trono y no había imagen más repugnante que esa, la hizo querer reírse, por más que fuera por solo unos momentos el Hightower se creía con toda la autoridad del mundo y eso sólo lo volvía más inepto de lo que Aemma ya le consideraba.
──Ser Vaemond de la Casa Velaryon──. Otto Hightower presentó. El mencionado avanzó hasta quedar en medio de las dos familias mirando a la Mano del Rey.
El hombre comenzó a hablar sobre la pureza de su casa, dar un pequeño pero bastante aburrido relato sobre sus antepasados, cosa que la mitad de los presentes ya se sabían de memoria pero se extendió lo más que pudo para "defender" su posición. Aemma compartió una mirada con Luke, su pequeño hermano lucia bastante nervioso y ella en su lugar también lo estaría. Ninguno de sus dos hermanos eran guerreros, por supuesto que sabían cómo usar una espada pero jamás habían estado en el campo de batalla, habían sido entrenados para ser Reyes no para ser guerreros y eso era lo que más le preocupaba a la mayor. Aunque los nervios de su hermano menor fueran gracias al príncipe tuerto a unos pasos lejos de ellos, Aemond mantenía su mirada de dragón en Lucerys desde que llegó, vigilándolo como un halcón.
──Soy su pariente más cercano. Sangre de su sangre, la auténtica e inmaculada sangre Velaryon corre por mis venas──. alardeó el hombre o al menos fue lo único que Aemma puso atención. Esas palabras tenían un doble sentido y para el propio bien del hombre Aemma esperaba no los llamará bastardos.
Rhaenyra alzó su voz haciendo un comentario antes de que su turno llegase:
──Y por la de mis hijos, descendientes de Laenor Velaryon, si se preocupase tanto por la sangre Velaryon, Ser Vaemond, no osarías suplantar a su heredero pero solo miras por ti mismo y tu ambición.
──Tendrás ocasión para defender su política, princesa Rhaenyra──. Alicent interrumpió. Aemma rodó los ojos soltando un suspiro aburrido──. Tenga la sutileza de que ser Vaemond se explique.
No había nada más que explicar. Era obvio que había algo raro en todo ese proclamó, Ser Vaemond por más que quisiera Marca Deriva jamás la tendría, si Lucerys no ocupará el lugar de señor de Marca Deriva, Rhys Velaryon el hijo mayor de Ser Vaemond sería quien lo hiciera. Seguramente Otto Hightower le había prometido darle toda la razón y abogar por él solamente con tal de que Lucerys no obtuviera Marca Deriva, era un complot.
──Gracias, Ser Vaemond──. Aemma alzó su mirada cuando por fin el relato del hombre se acabó──. Princesa Rhaenyra, hable en nombre de su hijo Lucerys Velaryon.
Su madre dio un oso enfrente juntando sus manos con cansancio y aburrimiento delante de ella sin mirar a Otto.
──Si he de legitimizar esta farda con una respuesta debo recordarle a la Corte que hace casi 20 años...
El sonido de las puertas sonó y toda atención fue dirigida hasta ellas, segundos después el Rey Viserys apareció siendo escoltado por su guardia real, Aemma observó la escena con atención y nada más que admiración por su abuelo.
──¡Rey Viserys de la casa Targaryen. El primero de su nombre, Rey de los ándalos, los Rhoynar y los primeros hombres, señor de los Siete Reinos y protector de la tierra!
El corazón de Aemma se contrajo en su pecho cuándo miró a su abuelo avanzar por el lugar, donde antes un hombre había ahora era reemplazado por un cadavérico cuerpo que solo almacenaba la vieja gloria de lo que un día fue, aquel hombre que daría lo que fuera por su más querida hija sería recordado -al menos por los negros- cómo un padre excepcional aunque inclusive los demás se quedaron en una conmoción cuándo lo vieron entrar.
Viserys avanzó con dificultad alentando su ritmo cuando su mirada cayó en Rhaenyra, ante sus ojos sola sin nadie que pudiera defenderla, la mirada del hombre se recorrió quedándose fijo en la misteriosa mujer de cabellos castaños detrás de su hermano Daemon. Aemma miró a su abuelo observarla con atención, con curiosidad incluso, cómo si no pudiera reconocerla hasta que el hombre avanzó. Viserys por unos momentos la confundió con su difunta esposa Aemma hasta que los recuerdos de su nieta lo albergaron reconociéndola luego de segundos.
Después de eso el hombre avanzó hasta llegar a la escaleras, Viserys se quedó quieto recuperando su aliento y siendo atendido por uno de sus guardias pero él lo alejó subiendo las escaleras casi en su totalidad hasta que la corona sobre su cabeza cayó al suelo. Aemma se sintió mal por su abuelo, sus pies iban a moverse hasta él pero Daemon fue más rápido yendo a auxiliar a su hermano mayor. Viserys murmuró algo que sólo Daemon escuchó y cuándo por fin sus miradas se encontraron el hombre sintió alivio al ver a su hermano. Daemon recogió la corona ayudando a Viserys subir lo que quedaban de escaleras.
Aemma sintió una emoción en su pecho mirando a Daemon coronar a Viserys en una escena emocional que sólo la hermandad podría brindar porque jamás había visto tanta tristeza y respeto en los ojos de su antiguo maestro, después de eso el príncipe canalla regresó a su lugar compartiendo una mirada con la castaña. Aemma variaba su atención de las palabras salían de la boca de Vaemond Velaryon luego de que Viserys abriera la suya para expresar su confusión sobre la postulación del hombre.
──Vulneraste la ley y una tradición centenaria para nombrar heredera a su hija──. acusó el hombre de cabellos blancos y piel morena──. ¿Y osas decirme quién merece portar el apellido Velaryon? No, no pienso permitirlo.
──¿"Permitirlo"? Has olvidado tu lugar──. Viserys dijo con desdén brotando en su voz ante la forma que Ser Vaemond se dirigió a él.
──¡Eso!──. gritó Vaemond apuntando con su dedo a Lucerys de manera despectiva──. ¡No es un auténtico Velaryon y menos un sobrino mío!
Aemma se tensó en su lugar, no permitiría que alguien le hablará de esa manera a su hermano y mucho menos en su presencia pero debía esperar el momento perfecto para actuar y al ver la reacción de Daemon a su lado parecía no ser la única con ansias de derramar sangre.
──Márchate. Ya he hablado lo suficiente, Lucerys es mi legítimo nieto y usted simplemente el segundogénito de Marca Deriva.
──Usted hace con su casa lo que le plazca pero no decidirás el futuro de la mía. Mi casa sobrevivió la Maldición y a un millar de tribulaciones más y que me condenen los dioses pero no permitiré que se extinga por culpa de este...
Aemma sonrió levemente, el momento que anheló desde que Vaemond comenzó a abrir su boca para faltarle el respeto a su familia había llegado.
──Dilo──. murmuró Daemon a su costado con esa ansia de derramar sangre sonándole cómo tono de voz sin embargo Aemma sintió a Dark Sister deslizarse sobre su mano, Daemon se la estaba entregando, dándole el permiso que ella ansiaba.
──¡Sus hijos son bastardos!──. gritó Vaemond exaltándose más de lo debido. Aemma compartió una mirada cómplice con Daemon sintiendo la empuñadura de Dark Sister en sus manos──, y ella es una golfa.
Todo el Salón se quedó en una conmoción compartida y fue el momento de Aemma para actuar.
Ese fue el último estrago en la paciencia de la devoradora de hombres. Aemma se deslizó cómo una sombra haciéndole honor a su título pasando por detrás de su familia para llegar hasta el otro extremo, nadie había notado sus intenciones y eso era bueno.
──Te cortaré la lengua por eso──. amenazó Viserys desde lo alto del trono sacando una navaja de su ropaje.
Aemma antes de que alguien más pudiera impedirlo alzó a Dark Sister con una facilidad increíble cortando la cabeza de Vaemond Velaryon a la mitad, el acero Valyrio la ayudó haciendo un corte limpio. Todos se quedaron en silencio, algunos gritos de terror en la corte fueron lo que hicieron a Aemma sonreír pero más la reacción de los verdes Targaryen. Aemond miró con placer la escena, algo dentro de él quemando cuando alzó su mirada y observó a la devoradora de hombres en acción. ¿Era ella o el poder que emanaba?
──Está vez puede quedarse con su lengua──. Aemma se burló bajando la espada para limpiarla y poder recargarse de ella, compartiendo una mirada a lejanía con Daemon, quien parecía orgulloso de ella brindándole una sonrisa burlona.
──¡Desármenla!──. gritó Otto Hightower haciendo que una docena de hombres rodearán a la princesa.
──No hará falta──. dictaminó la castaña recargando su peso en Dark Sister mirando la sangre escurriéndose en el suelo y caminando de vuelta a su antiguo lugar cómo si nada hubiera pasado.
Viserys comenzó a alterarse de la conmoción interrumpiendo el momento. Aemma alzó su mirada observándolo derrumbarse en el trono.
──Avísenle a los maestres──. Alicent auxilió subiendo hasta las escaleras del trono.
──Padre...──. Rhaenyra murmuró quedándose debajo del trono observando a los maestres llevándose a Viserys con urgencia.
𓆸𓆸𓆸
Después de los acontecimientos en el Salón del Trono los verdes decidieron hacer su siguiente movimiento reuniéndose antes de la cena esa misma noche. Alicent no evitó sentirse amenazada ante la presencia de Aemma en la corte, había escuchado los rumores de la bastarda salvaje durante todos sus años ausentes pero jamás creyó que eran ciertos hasta esa misma tarde.
──Esa mujer es una amenaza──. Otto Hightower expresó cuándo todos los demás habían llegado──, debimos encargarnos de ella desde que arrancó la primer lengua.
──No se puede domar a un dragón salvaje cómo ese, abuelo──. burló Aegon sentado en una de las sillas bebiendo vino sin pudor, cómo lo es usual, sin ninguna preocupación──, mi madre debió haberme casado con ella hace años cómo mi padre quería.
──No era más que una bastarda salvaje en este entonces──. Otto respondió llevando su mirada a Alicent, llevaba callada desde el inicio de la reunión, simplemente escuchándolos──. Debemos hacer algo al respeto.
──La necesitamos de nuestro lado──. Alicent habló finalmente haciendo que todos en la habitación compartieron miradas. Aemond, de pie frente el fuego de la habitación soltó una risa amarga.
──¿Y cómo piensan hacerlo? Estamos hablando de la devoradora de hombres, madre, no de la princesa que solías conocer y despreciar de pequeña──. Aemond habló sin despegar su mirada del fuego.
──Debemos darle algo que ella quiere──. Sibley opinó a un costado de Aegon──, algo que Daemon o Rhaenyra no tengan.
Sibley caminó hasta Aemond mirándolo por encima de su hombro.
──¿Y que es lo que más ella quiere?
Aemond llevó una mirada de desconcierto hasta la mujer de cabellos negros junto a él pero Alicent habló antes que el pudiera hacerlo. La reina verde se levantó de su lugar caminando hasta ambos, un brillo desconocido en sus ojos mirando a su hijo menor directamente al rostro.
──Te quiere a ti──. Alicent respondió formando una suave sonrisa. Aemond no pudo evitar reír.
──Estoy en desacuerdo con eso. ¿Cómo están tan seguros que Aemma me quiere a mi? Yo pensaba igual, cuándo nos veíamos en secreto hasta que prefirió a un desconocido sobre mí.
──Aún así podemos darle lo que quiso alguna vez y si eso funciona la tendremos de nuestro lado──. Otto comentó detrás de ellos──, ¿te sientes dispuesto a una propuesta de matrimonio para la devoradora de hombres?
Todas las miradas cayeron en Aemond ansiosos por una respuesta. El rubio sintió esa sed de poder que le caracterizaba recorrerle todo el cuerpo, ahora el destino del plan de su familia estaba sobre él y no sólo eso sino que sería premiado con lo que siempre quiso. A Aemma Targaryen.
Antes de la cena Aemma se había escabullido a los aposentos de Halaena para discutir las palabras que le había dicho en su encuentro. «Cuidado con la bestia debajo debajo de las tablas» las profecías de Halaena siempre eran cuidadosas y sigilosas, incluso ella había predicho que Aemond perdería un ojo pero debida a la cero atención que le brindaban nadie se dio cuenta hasta qué pasó.
──¿No has soñado con nada más?──. preguntó la platinada bordando en un pedazo de tela lo que parecía un dragón negro encadenado. Aemma miró el bordado con atención, parecía a los dragones que Harwin dibujaba──. Yo no suelo soñar con nada, las palabras solo aparecen en mi mente, es por eso que las murmuró.
──Tratas de darle un significado.
Halaena asintió llevando su mirada a las puertas abriéndose detrás de ellas. Eran Sibley y Aegon acompañados por una mujer, posiblemente una dama.
──Pero miren quiénes son la golfa, la mentira y su lacaya──. se burló Aemma mirándolos con desdén, obviamente la golfa era Aegon y eso la hizo reír más pero su risa se detuvo cuando sus ojos cayeron en la dama. Esos cabellos ámbar los había visto antes y esos ojos llenos de odio le recordaban a él brujo──. A ti no te conozco. ¿Quien eres?
Halaena le dio una mirada secreta. Aemma ya sabía quién era la dama pero quería satisfacerse con la respuesta.
──Te lo diría pero no puede hacerlo──. Sibley respondió llamando la atención de Aemma──, no tiene lengua.
Aemma sonrió con descaro levantándose peligrosamente del suelo y caminando directamente a la dama. Cómo un dragón abalanzándose sobre un ternero indefenso. Sibley retrocedió tomando el brazo de Aegon para separarse de ellas.
──Pensé que estabas muerta, la última vez que supe de ti estabas en la lista para quedar sin cabeza──. Aemma fingió una sonrisa amable llevando sus ojos encendidos en llamas de odio hasta Sibley──. ¿Por qué no está sin cabeza?
──La reina Alicent intervino en su ejecución──. Sibley respondió alzando su cabeza en señal de valentía──, en forma de piedad luego de la muerta de su hermano en Roca Dragón.
──Piedad──. Aemma se burló de la palabra devolviendo su mirada a la mujer frente a ella. La castaña ladeó la cabeza sonriéndole con falsa compasión──. Nunca presenté mis condolencias por la muerte de tu hermano, tengo entendido era un excelente brujo. Tanto que decidió compartir sus últimas palabras conmigo y las guardaré con fervor hasta la eternidad.
La dama comenzó a temblar ante la mirada de la devoradora de hombres frente a ella. Aemma avanzó hasta quedar frente a frente tomándole los brazos con fuerza y sintiendo el cuerpo de la mujer temblar bajo sus manos.
──No quiero volver a verte──. Aemma amenazó, esa sonrisa siniestra adornándole los labios──, si vuelvo a verte por aquí aquella piedad que te cedieron no te servirá de nada cuando te aviente a mis dragones.
El alma de la mujer de cabellos ámbar pareció abandonar su cuerpo ante las palabras de Aemma haciéndola compartir miradas con Sibley, la antigua dama miró a Aemma cómo si hubiera perdido la cabeza mientras que Aegon sólo se burló soltando una carcajada. La dama salió del cuarto despavorida haciendo que una sonrisa de hiena se formará en el rostro de la castaña.
──¿Si la matarás?──. preguntó Helaena detrás de ella. Aemma alzó sus hombros.
──Lo decidiré en la cena ¿nos vamos?──. Helaena asintió compartiendo una mirada con Aegon, de miedo y inseguridad, mientras pasaba delante de él para tomar el brazo de Aemma y juntas salir del lugar.
──Está completamente loca ¿piensas que caerá en la trampa de Aemond?──. murmuró Sibley en cuanto Aemma dejó la habitación. Aegon alzó sus hombros mirando a los niños en el suelo──, ¿crees que funcione el plan?
Aegon sacudió los cabellos de uno de los niños alejándose de ellos cuándo salió por la puerta junto a Sibley tomados del brazo.
──Aemma no es estúpida. Si mi madre piensa que puede engañar a la devoradora de hombres entonces no está pensando claro.
──Mi hermana sigue pensando que Aemma es aquella niña que todos menospreciaban por ser bastarda y que era defendida junto a sus hermanos bastardos por Ser Harwin──. Sibley se burló──. Mi padre lo sigue pensando, pero él mismo presenció lo que sucedió en Rocaverde hace años. Quemó a todos allí ¿que les hace pensar que no quemará Fortaleza Roja?
Aegon lució pensativo quedándose en silencio hasta que llegaron al Gran Salón donde todos ya se encontraban esperando al Rey Viserys.
──Por mi que lo haga, me salvaré a mi y a mis botellas de vino──. Aegon alzó sus hombros soltándose del brazo de la pelinegra──, no es cómo que Aemma le guarde mucho cariño a este lugar, si no fuera por el abuelo, ya habría quemado todo y a todos desde que llegó.
Sibley tragó en seco llevando sus orbes verdes hasta la mujer de la que hablaban. Aemma estaba sentada en una de las esquinas de la mesa, simplemente observando todo en silencio tomando un poco de vino. Aemma ya no era la niña que le había rechazado en Marca Deriva, que aborreció desde ese momento y que aún así guardó sus secretos. Y ahora que era una amenaza sería el momento perfecto para soltarlos. Ahora eran simples extrañas.
NOTA: UYYYYY AEMOND Y AEMMA HABLANDO EN VALYRIO TENGO FLASHBACKS DE GUERRA. La verdad para ser sincera no se nada de Valyrio más que palabras bien sencillas que no sirven en una conversación completa (apenas estoy aprendiendo en Duolingo pero me da pereza seguir JAJAJ) así que las cursivas será cuando estén hablando en dialecto, será su idioma de amor a lo Rhaenyra y Daemon.
Aemma cortándole la cabeza a Vaemond fue el mejor cambio que pude hacer, Daemon re orgulloso y el Aemond enamorándose otra vez y todos los demás: 😨😨😨
Ya temblaron los verdes con la presencia de Aemma JAJSHAJA la verdad yo también lo haría, más con esos dragones locos que tiene 😭
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