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06 | Mundos separados.

Capítulo seis: Mundos separados.
Ambientado: Capítulo ocho, temporada uno.  

nota: capítulo largo (+5000 palabras)

📍137 d.C, Roca Dragón.

DURANTE CUATRO AÑOS los cielos de poniente fueron la compañía para Aemma Velaryon entre tanta soledad. Desde aquel funeral su vida había dado un giro de tuercas no tan desagradable pero si solitario. Al seguir con su promesa de no casarse hasta que ella lo deseará luego del funeral de su antiguo esposo, Mercury y el cielo fueron sus secuaces en la búsqueda de felicidad que Aemma tanto anhelaba pero nunca encontró resultados. Jamás imaginó que su vida se tornaría tan monótona fuera de Desembarco del Rey, lo cuál para la princesa era bastante extraño. Quizá no era el lugar lo que extrañaba, ella sabía muy bien que su tristeza y inconformidad tenían nombre pero no deseaba pensar en eso.

Su vida se llenó de aventuras cómo las que su abuelo solía leerle por las noches cuándo ella se escabullía a sus aposentos. Ya no era más una princesa bastarda de Desembarco del Rey, ahora era una guerrera le pesará a quien lo hiciera, junto con Mercury se encargó de ganarse un lugar en cada batalla que se le placiera participar sin que nadie tuviera peros acerca de su presencia. Viajó por Poniente todo lo que pudo y jamás tuvo que tener responsabilidades en Roca Dragón. ¿Cuáles tendría? Sería la gobernante de ese lugar hasta que su hermano ocupará el trono y para eso deberían transcurrir demasiados años cómo para preocuparse tan pronto.

Jacaerys sería Rey de los siete reinos algún día y su hermano Lucerys el señor de Marca Deriva, su destino estaba tan bien sellado cuándo se convirtiera en la señora de Roca Dragón. Para eso tendría que tener un esposo, cosa que Aemma no buscaba para nada, solo se conformaba con su pequeño Harwin.

Durante esos años la belleza y delicadeza de Aemma también se transformó convirtiéndola en una mujer deseable, que a pesar de su reputación de "salvaje" y de ser la mujer más temida en Poniente cualquier persona en su presencia no podría quitarle los ojos de encima, era digna de la belleza heredada por su madre Rhaenyra, tanto que el título de "belleza de Roca Dragón" ya le pertenecía.

La furia de los cielos descendió por las nubes reluciendo sus escamas pálidas con el sol mañanero, su reflejo volaba por encima del mar verdoso que rodeaba Roca Dragón mientras que Aemma sujetaba sus riendas con fuerza para inclinarse a la derecha cómo comando. Los cabellos sedosos de la princesa se movían a los lados con el helado viento pegándole en la cara y al descender sobre el campo cercano al castillo divisó a su guardia esperándola. El valiente y habilidoso Alaric Baratheon la esperaba. Ambos habían hecho un gran trabajo criando a Harwin juntos tal y cómo Orión lo deseo en sus últimos momentos de vida.

Alaric era muy distinto a todos los hombres que Aemma había conocido, era leal, con los pies sobre la tierra, honesto y sobretodo discreto. Aemma y él tenían una cercanía muy distinta a la que todos pensaban, luego de irse de Desembarco del Rey y alejarse de Aemond, Aemma tuvo que encontrar algo que la hiciera sentir al menos cerca de lo que sentía estando con el príncipe Targaryen y fue en esos momentos de necesidad cuándo encontró a Alaric. Quizá era algo que corría en sus venas por herencia de su madre, tener relaciones amorosas con los guardias personales y eso le causaba cierta risa.

──Princesa──. saludó el rubio en cuánto Aemma bajó de Mercury quitándose los guantes con su boca y sonriéndole levemente en forma de saludo──. Luce estupenda esta mañana.

──Muchas gracias buen caballero──. mofó Aemma alzando una de sus cejas acercándose hasta donde el guardia la esperaba──. ¿Algún reporte?

──El príncipe Daemon la estaba buscando esta mañana para que lo acompañará a recoger los huevos de Syrax──. agregó Alaric tomando los guantes de la princesa empezando a caminar junto a ella por el campo verdoso.

Aemma bufó en respuesta. Daemon le había prometido recoger los huevos juntos desde que la morena llegó y ahora que por fin sucedió ella se lo había perdido.

──¿Mis hermanos dónde están?──. preguntó la castaña llegando a divisar gente del palacio conforme más avanzaban.

──Siguen con los maestres en sus clases de Valeriano.

──¿Aún siguen? Llevan horas──. Aemma llevó sus manos a la cintura──. ¿Donde se encuentra Daemon?

──Volviendo al palacio en estos momentos pero...

Antes de que el joven caballero pudiera seguir observó a la castaña de vestido negro alejándose con prisa. En cuánto divisó la platinada cabellera de Daemon corrió sigilosamente llegando a su lado con una sonrisa, el príncipe la miró de reojo sin detener sus pasos, llevaba unos papeles pequeños en su mano. Parecían cartas y por su cara no debían contener noticias placenteras.

──¿Llegó algo para mí?──. preguntó Aemma haciendo que Daemon moviera los papeles entregándole una carta.

──Ya la he revisado. Es una confirmación por parte de Samwell Blackwood para desposarte──. agregó Daemon con una media sonrisa pero Aemma solo alzó sus cejas con sorpresa.

La princesa castaña hizo un sonido de aburrimiento regresándole la carta a Daemon.

──No voy a casarme con él.

──Lo sabía──. Daemon sonrió con victoria soltando una risa burlona──. Le dije a tu madre que no pensabas casarte con él así cómo ella tampoco quiso hacerlo en su momento, el hombre debe estar desesperado.

──No pienso casarme con él ni con otro de los pretendientes que mi madre ha buscado──. Daemon asintió luciendo satisfecho con la respuesta──. Tampoco con los tuyos.

El príncipe soltó una risa nasal negando con su cabeza.

──Algún día tendrás que hacerlo de nuevo, el fantasma de tú antiguo esposo no debe perseguirte por siempre──. Daemon movió su cabeza para mirarla──. No podrás seguir complaciéndote toda la vida con Ser Baratheon.

Aemma se detuvo por unos segundos llevando sus ojos avellana hasta el príncipe quién solo le dedicó una de sus sonrisas burlonas características.

──Ojalá no sea pronto──. respondió la castaña retomando su caminata──. Cambiando de tema, no tenías una buena cara cuando recién te vi ¿pasó algo más?

Daemon hizo una mueca mirando uno de los dos papeles que aún tenía en sus manos.

──Digamos que quizá tendremos que regresar a Desembarco del Rey──. Daemon miró de reojo a la castaña deteniendo sus pasos para poder mirarla extendiéndole otra carta──. También eso es para ti. De parte de Daeron Targaryen.

Aemma tragó en seco observando el papel en las manos de Daemon con terror. Sus ojos vagaron entre la carta y Daemon quien cambió su semblante a uno completamente serio. La castaña tomó la carta entre sus manos sin el valor de abrirla frente a él.

──¿Cuando pensabas mencionarme tu intercambio de cartas con Daeron?──. preguntó Daemon con una pizca de enojo en su voz──. Pensé que los rumores acerca de tu relación con él eran puras patrañas de la gente aburrida.

──Debí decírtelo desde que llegué aquí pero tomé a Daeron Targaryen cómo mi pupilo desde hace años──. Daemon alzó sus cejas sin creerle──. Aún no estoy segura de confiar en él pero hasta ahora él ha sido servicial y leal, me ha dado cada recado que le he pedido, luchado a mi lado. Pero parece que no ha captado mi intención todavía.

──¿Y cuál es esa intención?

──Doblegarlo. Hace años le coloqué un anillo forjado por brujos que Shadow Weaver me obsequió cuando nos volvimos aliadas, si algún día piensa en traicionarme ese anillo lo matará lentamente. No debes inquietarte, papá.

──No me inquieta, Aemma. No confío en él y tampoco deberías hacerlo si es que aún lo haces, no eres tonta y sé que sabes usar tu cerebro para comprender la situación que vivimos desde que nos fuimos de Desembarco del Rey.

Aemma asintió.

──Mi lealtad está con mi madre y con mi familia──. Aemma posó una de sus manos sobre la mejilla del príncipe sonriéndole──. Eso jamás se me va a olvidar.

──Por cierto la bruja del mal te estaba buscando está mañana en las mazmorras──. Daemon comunicó conforme avanzaban dentro del castillo. Aemma dejó salir una risa ante el apodo──. No tardarás en montar una escoba en lugar de un dragón si sigues juntándote mucho con ella.

Aemma reprimió una carcajada en cuánto ambos se adentraron al salón principal del castillo, a lo lejos Jace, Luke y el pequeño Joffrey se encontraban dispersos por el lugar todos estudiando sus clases diarias de Valyrio. La castaña divisó a su pequeño Harwin sentado en las piernas de Akira mientras la morena le leía un cuento en el dialecto.

──Hermana──. Jace dijo notando la presencia de la mayor en el salón acercándose──. Debes apoyarme en esto. Dile a madre que me deje seguir estudiando.

Aemma frunció el ceño.

──No puedo decirle que hacer a la futura reina──. burló Aemma a su hermano haciendo que el castaño bufará en respuesta saliendo del salón junto con Luke. Harwin corrió a los brazos de su madre enseñándole un dibujo en sus manos, eran ambos y sus dragones junto con Ser Alaric. Pero algo del dibujo llamó su atención, los dragones eran diferentes a Mercury y a Carrysane; era un dragón color verde y otro negro──. Está hermoso, mi amor. ¿Cuáles son esos dragones?

──Los de la danza──. le respondió el pequeño en un susurro. Aemma a la lejanía compartió una mirada rápida con Akira──. Los veo en mis sueños y se me hacen bonitos.

──Son bonitos──. la princesa le respondió depositándole un beso en la frente──. ¿Ese de ahí es Alaric?

──No, es el tío Daeron.

Akira avanzó atravesando la habitación sin interrumpir la charla entre Daemon y Rhaenyra a la lejanía llegando junto a Aemma para tomar a Harwin en sus brazos.

──¿Puedo quedarme tu dibujo, cariño?──. Aemma preguntó al pequeño, el castaño asintió jugando con los collares de la dama.

──Ha estado dibujando esos dragones desde que llegamos a Roca Dragón──. informó Akira en un murmuro──, me tomé la molestia de llevarle algunos de ellos a mi madre para que le preguntará a los dioses por señales.

──¿Dónde está Shadow Weaver?

──En las mazmorras.

Akira se retiró del salón llevándose a Harwin en sus brazos hasta desaparecer por las puertas del lugar. Daemon y Rhaenyra se acercaron a la castaña antes de que ella pudiera retirarse.

──Las víboras de Desembarco del Rey están reinando en lugar de tu abuelo──. Rhaenyra le informó a la castaña──. Están poniendo en duda la voluntad de tu abuelo Corlys de dejarle Marca Deriva a Lucerys.

──¿Quién exactamente?

──Vaemond Velaryon──. Daemon respondió alzando sus cejas con burla.

──Por supuesto que ese ardido busca algo que no le pertenece, incluso si mi abuelo cambiará su voluntad, Marca Deriva pasaría a una de las gemelas o en el mayor de los casos a su propio hijo.

──¿Sigues intercambiando cartas con Rhys Velaryon?──. Rhaenyra preguntó con atisbo de esperanza──. Puedes persuadirlo para que asista a la audiencia.

──El capitán Rhys la última vez que nos escribimos estaba más allá de Dominio──. Aemma respondió tomando el papel que su madre resguardaba──. Entonces... regresaremos a Desembarco del Rey.

──Aunque no quisiéramos hacerlo──. Rhaenyra suspiró──. Me preocupa la salud de mi padre hace tiempo no recibo una carta de su parte.

──Bien, me despediré de Harwin. No pienso llevarlo a ese nido de víboras, quiero mantener su nombre en secreto, y también su existencia al menos de ellos──. Aemma comentó. Ambos rubios asintieron──. Buscaré a Shadow Weaver para discutir algo con ella y los alcanzaré en el carruaje.

──¿Viajarás en carruaje con nosotros?──. le preguntó Daemon cómo si Aemma hubiera perdido la cordura.

──Por supuesto que no──. mofó Aemma haciendo al príncipe canalla soltar una risa nasal.

Aemma se retiró del lugar caminando lo más rápido posible hasta las mazmorras del lugar, al entrar el olor al humo de las velas la embriagó y el calor prohibiendo de ellas la hizo avanzar hasta su origen encontrándose con Shadow Weaver enfrente de las llamas observando algo en ellas.

──Shadow Weaver, requiero tu ayuda──. Aemma habló haciendo presencia en el lugar. La mujer de tez morena desvió su mirada de las flamantes fallas para mirar a la princesa.

──Dígame, mi señora.

──Quiero que me notifiques cada señal que nuestros dioses nos den sobre mis sueños durante mi ausencia, iré con mi familia a Desembarco del Rey por unos días y quisiera estar al tanto de todo.

Shadow Weaver no parecía satisfecha con la idea aunque viniendo de la hechicera ella y Aemma diferían en bastantes cosas.

──Mi señora, si me deja intervenir...──. Aemma asintió con la cabeza para que prosiguiera──, creo que se está obsesionando con las señales de nuestros dioses.

Esa misma mañana antes de que Aemma se levantará uno de esos sueños extraños volvió a atacarla. Pero este era diferente, no había llamas o humo, solamente la densidad del mar negro y sangre corriendo cómo agua en él, la imagen de su abuelo Corlys siendo blandido por una espada fue lo último que vio. Y horas después Baela les había notificado sobre el terrible accidente de su abuelo.

──Predije la muerte de mi abuelo Corlys, y la de mi padre en Harrenhal la misma noche que murió──. la castaña comenzó a hablar mirando a la mujer fijamente──. He tratado de olvidar esa absurda maldición pero siento que la muerte me respira en la nuca durante todos estos años, primero con mi padre, con mi hija la cuál nació deforme y muerta antes de que pudiera verla, con Lord Baratheon y ahora con mi abuelo.

──Los dioses suelen ser crueles con las personas que menos se lo merecen──. respondió la hechicera recargando su peso en el bastón de su mano derecha.

──¿Y cómo explicas mis sueños? Durante años he soñado con esa guerra, con ese fuego y esa muerte ¿a quien más debo perder para que la maldición se vaya?──. Shadow Weaver desvió la mirada. Aemma llevaba sospechando por meses que la hechicera ya había visto algo inquietante en las llamas pero no se lo había notificado, y si era tan malo cómo la princesa imaginaba, entonces prefería no saberlo.

──La vida ha sido fuerte con usted mi señora pero esa guerra que dice ver aún no sucede y puede que nunca lo haga.

Aemma soltó un bufido. Llevaban en guerra interna con sus propia familia desde su nacimiento y el de Aegon pero eso Shadow Weaver no lo sabía.

──Solamente estoy harta del destino, Shadow Weaver. Los dioses me han castigado lo suficiente, primero con mi padre y después con darme un hijo ciego.

Shadow Weaver asintió con pesar. El pequeño Harwin había nacido con sus dos ojos sanos pero con el tiempo una nube blanca comenzó a cernerse sobre sus pupilas impidiéndole la vistas y de nuevo, los maestres no podían explicarlo, aún así su hijo poseía maravillosas habilidades.

Podía escuchar más lejos de lo normal, identificar a las personas por su ritmo cardíaco e incluso saber lo que habían hecho antes. También al igual que su madre aprendió a domar a Carrysane a los cinco años de edad convirtiéndose en jinete a tan temprana edad, incluso comenzaba a dar señales de que podría ser un soñador cómo Aemma.

──Quizá el príncipe Harwin sea ciego pero sus habilidades son algo que cualquiera quiere para un hijo.

──Solo te pido que me mandes cartas si algo más llega a verse en el fuego y yo te notificaré si llego a tener algún otro sueño──. Aemma dijo por última vez empezando a avanzar fuera de las mazmorras.

──Lo que usted ordene, mi señora.

Al salir de las mazmorras Aemma chocó con la espalda de su guardia real. Alaric la había seguido en silencio hasta que la vio entrar al oscuro lugar y decidió quedarse afuera resguardando la puerta.

──Creo que Shadow Weaver tiene razón en algo, princesa──. opinó el rubio acompañando a la princesa subiendo las escaleras──. Últimamente te la pasas encerrada en las mazmorras buscando cosas en el fuego que quizá jamás aparezcan.

──Puede que Shadow Weaver si tenga razón en eso pero siento que algo pasará pronto y solo quiero estar segura──. Aemma avanzó por las escaleras callándose cuando un par de damas pasaron por su costado──. No quiero que nadie más salga herido o más infortunios cómo el de nuestro Harwin.

──Puede que nuestro hijo esté ciego pero será un gran caballero cómo tú y cómo yo, un jinete de dragón respetable y con sus habilidades llegará a ser un gran líder.

Aemma asintió llevando su mirada al guardia de cabellos rubios.

──No me quejo de nuestro Harwin es solo el mal presentimiento que tengo desde hace noches──. la princesa atravesó el umbral de la puerta principal caminando hasta el pozo de los dragones──. En especial todo el asunto en Desembarco del Rey.

──¿A que se refiere, princesa?

──Están tratando de emboscar a mi hermano, esas serpientes gobiernan en lugar de mi abuelo y ahora que el abuelo Corlys posiblemente muera no tardarán en lanzar su veneno.

El gruñido de Mercury la recibió en el pozo de los dragones cuando la castaña se adentró para colocar la montadura sobre el dragón pálido ajustando las riendas de cuero con fuerza.

──No tengo alguna duda sobre eso, princesa, solamente tenga cuidado con los mensajes que recibe de los dioses y procure no mal entenderlos──. Alaric frunció el ceño mirando a la castaña preparando su dragón──. Su madre me mandó a escoltarla hasta el carruaje para su partida.

──¿No me acompañarás?──. Aemma lo miró sobre su hombro luciendo confundida.

──Prefiero cuidar a Harwin hasta su regreso, princesa──. Alaric sonrió suavemente──. Si es que me lo permite.

Aemma asintió ajustando los últimos detalles de su montadura y desviando su mano para acariciar las escamas blancas de su dragona.

──Confío en ti, Alaric──. Aemma se impulsó sobre su pie para subirse encima de la montadura──. Tienes todo el derecho de pasar tiempo con él solamente se cauteloso, puede que la gente aquí sea más amable que en Desembarco del Rey pero los rumores no demoran mucho en formarse.

──Seré precavido──. Alaric se acercó a Mercury cauteloso comenzando a acariciarla para que no gruñera──. Le mandaremos cartas todos los días para mantenerla al tanto.

Aemma le sonrió desde el lomo de Mercury comandando a la dragona que comenzará a caminar.

──También les mandaré cartas para que no noten mi ausencia──. Aemma habló estando afuera del pozo de dragones observando el carruaje de su familia salir del castillo.

──Imposible no hacerlo, su majestad.

Aemma le lanzó un beso dramático alzándose por los cielos después. Firebend y Heartfyre salieron de pozo dragón volando por encima de Alaric logrando sobresaltarlo hasta que la sombras de los tres dragones se perdieron entre las nubes.

Aemma estaba lista para disfrutar las miradas de la gente de Desembarco del Rey sobre ella y sus dragones, justo así se imaginó regresando luego de seis años separada de sus raíces. Quería que todos en Poniente supieran que ya no era más aquella niña bastarda de la cuál se podían burlar, era la maldita devoradora de hombres, la sombra de Poniente y la maldición de Desembarco del Rey. Era la triple dragón y quería ser temida.

📍 137 d.c, Desembarco del Rey.

Las largas sombras de tres dragones inundaron las calles de Desembarco del Rey con rumores, con miradas de terror observando la figura de la devoradora de hombres montando a la furia del cielo conforme volaba por encima de ellos dirigiéndose a Fortaleza Roja, en cuestión de minutos las calles se volvieron un caos de rumores. La devoradora de hombres había llegado a Desembarco del Rey luego de seis años, la princesa salvaje había regresado, y todo el mundo tenía que saberlo.

──Rhaenyra de la casa Targaryen, futura heredera al trono──. uno de los guardias anunció mientras la mujer salía del carruaje mirando todo con confusión.── y su consorte real el príncipe Daemon Targaryen.

Daemon bajó detrás de su esposa mirando los alrededores completamente vacíos. Nadie había hecho el mínimo esfuerzo de darles la bienvenida, Rhaenyra y él compartieron miradas alzándolas cuando las sombras de Firebend y Heartfyre crearon una oscuridad en el lugar. Los dos dragones aterrizaron con ferocidad delante de ellos soltando un gruñido, la gente de la Fortaleza Roja comenzó a salir desde las sombras observando a la furia del cielo Mercury aterrizar sacudiendo su cuerpo con peligro. Y encima de él, montándolo, la temida Aemma Targaryen los miraba cómo si tuvieran cuentas pendientes.

──Presumida──. murmuró Jace burlándose de su hermana junto a Luke. Baela y Rhaena también rieron mirando a su hermanastra bajar del dragón con gracia y belleza pero también con aquella seguridad que tanto la caracterizaba.

──Sabes hacer una entrada──. Daemon le sonrió con orgullo a la castaña cuándo Aemma comenzó a caminar en su dirección quitándose los guantes con la boca cómo ya tenía costumbre.

──¿No va a anunciarme?──. Aemma preguntó deteniéndose antes de llegar con su familia mirando al guardia tembloroso. Los dragones se encontraban mirándolo con intensidad esperando a que su jinete les diera una orden.

──Aemma Targaryen, princesa de Roca Dragón y futura heredera──. Aemma alzó una de sus cejas esperando a que prosiguiera──. Devoradora de hombres, la sombra de Poniente y la dragona de tres cabezas.

Satisfecha Aemma le asintió al guardia haciéndolo soltar un suspiro. Los dragones avanzaron siendo escoltados hasta Pozo Dragón dejando a su jineta con su familia. Daemon le tomó el hombro mientras todos se adentraban en el castillo de Piedra. Aemma miró todo con repudio, donde antes enormes tributos a sus antepasados se encontraban, ahora eran reemplazados por aburridas estrellas. Símbolo de los verdes.

──Que asquerosidad──. Aemma burló junto a sus hermanos mirando las estrellas decorativas.

──No vayas a quemar el castillo──. advirtió Luke haciendo que su hermana mayor lo golpeará en el hombro.

──Los notó nerviosos ¿tienen miedo?──. Aemma le preguntó a sus hermanos sintiendo la presencia de las gemelas detrás suyo──. Saben que nadie se atreverá a hacerles nada si yo estoy aquí.

──No querrán quedarse sin lengua──. Baela habló haciendo a Aemma sonreír con burla.

──Yo si estoy nervioso──. Luke confesó mientras Aemma junto con sus hermanos y hermanastras avanzaban por el lugar sin el mayor cuidado──. Aemond debe odiarme.

Ante la repentina mención del príncipe Aemma cayó en cuenta de dónde estaba, lo había olvidado por completo y ahora estaba entrando en razón. Estaba en Fortaleza Roja, donde solía escaparse junto con el príncipe mencionado. Aemma no había pensando en él desde años atrás, se dispuso a olvidarse del príncipe tuerto por su propia seguridad y cuándo escuchó todos los rumores sobre el temido príncipe solamente avivó más su razón de querer olvidarlo.

──Seguramente me sacará el ojo mientras duermo──. añadió Luke provocando que Rhaena le acariciará su hombro con apoyo. Aemma los miró unos segundos, la imagen de ella y Aemond atravesó su mente haciéndola negar──. ¿Estás bien, hermana?

──Nada te pasará mientras yo esté aquí──. Aemma aseguró con autoridad alejando sus pensamientos sobre Aemond y tomando los hombros de su hermano con cariño──. A ninguno de ustedes, aquí le pueden temer a Aemond todo lo que quieran, pero yo no.

──Princesa Rhaena──. una dama llamó detrás de ellos haciendo que todos la mirarán.

Aemma frunció el ceño viendo a la dama con más atención. Aquellos cabellos rojizos los había visto antes, esa cara ella la recordaba de algún lado hasta que su cerebro hizo click. «Parece que tu perro guardián ya se fue» era una de las mujeres que la atacaron el día que le cortó la lengua a aquella muchacha. La castaña sonrió con satisfacción avanzando entre sus hermanos para quedar frente a ellos y cuando la dama la vio todo su cuerpo tembló con miedo, su rostro se puso pálido y sus ojos se abrieron mirando a la devoradora de hombres con terror.

──Prin-princesa Aemma──. la dama se agachó en una reverencia exagerada quedándose ahí tratando de no temblar.

──¿Quién solicita la presencia de mi hermana?──. preguntó Aemma fingiendo que no la había conocido. El alivio corrió por la cara de la dama solo haciendo que Aemma sonriera más.

──Su madre, su majestad. La princesa Rhaenyra dice que si la acompaña a buscar a su abuela la princesa Rhaenys en el jardín.

Rhaena avanzó despidiéndose de Aemma y siendo escoltada con la dama, la mujer de cabellos rojizos miraba a la princesa salvaje por encima de su hombro hasta que se perdió. Aemma soltó una carcajada amarga mirando a la dama cómo si fuera su presa.

──Pobre mujer, temblaba cómo un cascabel──. Jace dijo detrás de su hermana sosteniendo una risa──. Hermana, ¿quieres acompañarnos al campo de entrenamiento?

──¿Pensaban ir solos?

Jace compartió una mirada con Luke, la mayor se cruzó de hombros esperando una respuesta.

──Los dejaré solos──. murmuró Baela retirándose con incomodidad.

──No somos niños pequeños, Aemma──. Jace volvió a hablar imitando la posición de su hermana mayor──. Nos podemos defender solos cómo nos enseñaste.

──Aún así ¿piensan que pueden pavonearse por aquí? Abre los ojos, querido hermano. Este lugar ya no es nuestro hogar y quizá jamás lo fue, puede que me tengan miedo pero a ustedes no. No pensarán dos veces en atacarlos si los ven solos──. Aemma miró a ambos castaños con autoridad. Luke asintió ante las palabras, era claro que tenía miedo, Jace rodó los ojos.

Aemma los tomó del hombro a ambos escoltándolos a las afueras de la Fortaleza Roja. Los tres bajaban las escaleras, Aemma con una posición normal mirando a todos de reojo, sus hermanos imitaron el gesto haciéndola querer reírse pero se contuvo.

──Lo recuerdo más grande──. mencionó Jace siendo el primero en separarse de los tres avanzando hasta la entrada del lugar a una de las paredes que mutilaron en uno de sus entrenamientos──. Sigue exactamente igual.

──Vamos, Jace──. murmuró Luke sin pasar de alto que todos en el lugar estaban viéndolos. Posiblemente por qué la mismísima devoradora de hombres estaba ahí entre ellos.

──¿Ves? Te dije que seguiría aquí──. prosiguió el mayor de los dos con una sonrisa en su rostro──. Creías que podrías esquivar el mangual de Criston y casi te arranca la cabeza.

──No me sorprende la brutalidad de ese resentido──. Aemma se burló del hombre mirando a Jace acercándose a ellos nuevamente──. ¿Sabían que mi madre lo rechazó y por eso es que nos guarda tanto rencor?

Ambos castaños compartieron asombro por la confesión de su hermana soltando risas burlonas entre ellos para no llamar más la atención aunque todos los ojos estaban sobre la mayor de los tres. Jace lanzó una mirada rápida en dirección a su hermano menor mientras ambos jugaban con las armas frente a ellos.

──¿Que te preocupa?──. preguntó Jace llamando la atención de Aemma. La castaña estaba tratando de ver quiénes eran los que peleaban en el círculo detrás de ellos.

──No dejan de mirarnos──. Luke murmuró haciendo que sus hermanos mayores lo rodearán para hablar entre ellos──. Nadie cuestionaría mi derecho a Marca Deriva si me pareciera más a Ser Laenor que a Ser Harwin.

Aemma sintió esa presión en el pecho cada que alguien mencionaba el nombre de su difunto padre. La castaña echó una mirada rápida a los pobladores que los observaban.

──Lo que opinen es irrelevante──. Jace respondió llevando su mirada al grupo de personas formando un círculo──. Cómo dijo Aemma, nadie se atrevería a acercarse a nosotros ahora que ella está aquí.

──Les arrancaré la lengua si tan solo les dirigen la palabra. No le debemos nada a esa gente, hermanos──. Jace y Luke asintieron observando a su hermana con admiración──. Los dejaré un rato, quiero saludar a Halaena y conocer a sus hijos, espero y no se metan en problemas en mi ausencia.

──¿No te quedaras a ver la pelea?──. Luke preguntó señalando el círculo de personas. Aemma hizo una mueca.

──No me interesa puede ir ustedes.

Ambos asintieron despidiéndose de su hermana con un beso en la mejilla alejándose de ella hasta que Aemma dejó el patio de entrenamiento para avanzar por el interior del castillo. Todo el lugar era diferente a cómo lo recordaba, había banderas de un terrible verde reluciendo por todas partes y ni hablar de las estrellas repugnantes que le quitaban las ganas de ver. Aemma dirigió su mirada a una silueta envuelta de sedas verdosas saliendo a escondidas de una habitación.

Por un momento no reconoció a la mujer que se giró viéndola con una intensidad incómoda hasta que esos ojos color azul cielo la inundaron de recuerdos que juro enterrar en lo más profundo de su memoria. Era Sibley Hightower, la mujer ante ella no era para nada la antigua dama que juró ser su amiga. Era mucho más alta, piel blanca cómo la seda y esa sonrisa coqueta en sus labios.

──Devoradora de hombres. La dragona de tres cabezas──. Sibley mofó sus palabras caminando hasta la castaña──. ¿Cómo quieres te que llame?

──Princesa Aemma estaría bien──. Aemma fingió amabilidad sonriéndole a la pelinegra frente a ella──. Veo que tus viejas pasiones no cambian, Sibley.

Aemma llevó su mirada a la puerta entreabierta dejando ver una espalda blanca descubierta y una melena pálida adornándola. Era Aegon Targaryen y por los rastros de labial en el rostro de la Hightower le fue fácil deducir lo que habían hecho detrás de esa puerta.

──Tampoco tu descaro, princesa.

──Pobre Halaena, en verdad siento pena que se encuentre rodeada de tantas sabandijas chupa sangre──. Aemma soltó de repente sonriendo con satisfacción al ver la cara de Sibley.

──Cuidado con tus palabras, Aemma.

──Y tú no olvides con quien hablas, Sibley. No por ser hermana de la reina consorte puedes dejarme de tratar con respeto──. Aemma llevó su mirada a Aegon saliendo de la habitación mirándola con confusión. Eso la hizo reír de ironía──. No fue un gusto verte.

──Tampoco lo fue para mi, princesa──. Sibley fingió una sonrisa amable mirando a la castaña pasar por su lado y avanzar por el pasillo.

Aegon llegó junto a Sibley tomándola del hombro mientras ambos observaban la figura de Aemma agachar cabezas a su paso hasta que se perdió entre los pasillos.

──¿Esa era Aemma?──. preguntó Aegon en confusión.

──La bastarda salvaje ha regresado.





NOTA: I TOOK OVER A YEAR OFF, TELL A FRIEND TO TELL A FRIEND I'M BAAAAAAAAACK todos así con la llegada de Aemma a Desembarco del Rey después de 6 años. Casi se cagaron cuando vieron a los tres dragones y a la devoradora de hombres volando sobre ellos JAJAJAJAJAJA

¿Preparados para el reencuentro de Aemond y Aemma? 👀👀

+90 votos para el siguiente capítulo.

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