04 | La maldición.
𖥧 𖤥'、˖ ָ࣪ Capítulo cuatro: La maldición.
Soundtrack: lie to me by chris isaak.
tw: mención de aborto.
DOS SEMANAS PASARON LUEGO DE QUE AEMMA FUERA MALDECIDA aparentemente el hombre que la atacó era un brujo, también la sirvienta era conocida por practicar brujería a través del fuego pero por ella no se preocuparía, la mujer ya se encontraba sentenciada a muerte esperando su turno en la hoguera. La gente en Roca Dragón ya comenzaba a llamarla "Devoradora de hombres" cosa que consternó a Rhaenyra sobre la reputación de Aemma pero la princesa no se veía afectada por el apodo, al contrario, ahora que la gente comenzaba a temerle le gustaba el cambio drástico de papeles.
Antes era ella la que siempre tenía miedo, queriendo quedarse en Fortaleza Roja para siempre si eso significaba seguridad pero ahora que los papeles estaban inversos se sentía mejor que nunca, la muerte de ese hombre a sus manos la había cambiado por completo pero no todo pintaba bien para la joven. Después del incidente un cuervo llegó a su ventana notificándole la más horrible de las noticias. Harwin Strong había muerto esa misma noche calcinado junto a su padre en Harrenhal justo después del sueño que la pequeña tuvo.
¿Acaso la maldición lo había hecho? Los dioses la habían castigado por arrebatarle la vida al hombre brujo y a cambio ellos tomaron la de su padre. Aemma jamás conoció un dolor tan grande cómo el que presenció luego de leer esa carta, su garganta se desgarró gritando alarmando a su madre pero nadie podía consolarla. Estaba deshecha en el suelo de su habitación siendo los brazos de su madre rodeándola pero a pesar de eso, se sentía sola.
Aemma lloraba incontroladamente sintiendo la carga de la muerte en sus hombros, y si las palabras de aquel hombre eran verdad, esa sensación sería su compañera eternamente. La castaña se aferró a los brazos de su madre observando a lo lejos a Jace llorar en silencio siendo llevado por Laenor fuera de la habitación, aún era de madrugada y todos en el palacio dormían.
──Yo lo maté, mamá──. sollozaba la castaña sin poder formular sus palabras con rapidez. Rhaenyra negó sosteniendo a su hija con más fuerza──. Mi maldición lo mató.
──No te atormentes, mi amor. Ser Harwin murió en un trágico accidente, tú no tuviste la culpa de nada──. murmuraba la platinada sosteniéndose del cuerpo de su hija mientras ambas se consolaban──. Imagínalo en compañía de los dioses ahora, en paz.
Aemma negó sin poder sostenerse. El suelo debajo de ella parecía querer ahogarla, los recuerdos la abrumaban y ese sentimiento en su pecho le quemaba cómo mil hojas de espadas forjadas en el fuego. Y esa misma noche sintió cómo algo dentro de ella cambió para siempre, había perdido a su padre antes de siquiera poder tenerlo.
Las semanas pasaron pero la tristeza que la embargó jamás pasó, había construido un camino de sufrimiento en su persona que jamás abandonaría, ahora el dolor era parte de ella y se resignó a vivir con él. Rhaenyra estaba preocupada por la condición de Aemma, llevaba semanas sin probar un bocado y salir de su habitación pero se vio obligada cuando otra tragedia ocurrió. Laena Velaryon también murió calcinada por su dragona Vaghar y ahora tenían que asistir a su funeral, el cual se llevaría a cabo al mismo tiempo que el de Ser Harwin.
Al parecer todos en Desembarco del Rey ya sabían sobre la maldición y la muerte del brujo pero por supuesto únicamente se fijaban en el segundo acontecimiento. Cuándo Aemma junto a su familia llegaron a Marca Deriva para el funeral los ojos se posaron en la mayor de los hijos, miradas de curiosidad y algunas de miedo, eso era bueno. A Aemma le gustaba que le tuvieran miedo. Era mejor que le tuvieran miedo a que ella lo sintiera.
El sonido Del Mar sonaba cómo una melodía de cuna en los oídos de la castaña, sus ojos perdidos en las olas mientras la voz de Vaemond Velaryon sonaba de fondo despidiendo a Lady Laena. Aemma tenía su brazo en los hombros de Luke posicionada a un costado de él y a unos pasos la familia de su abuelo Viserys hacían presencia. La mirada de Alicent cayó sobre ella, una amarga larga mirada acusándola de lo que ya todos sabían. Aemma era una asesina y lo sabía, sin embargo no le importaba.
──Nuestra sangre es espesa. Nuestra sangre es pura──. las palabras Valerianas se calaron en los oídos de Aemma cómo navajas haciéndola levantar su mirada hasta Vaemond Velaryon quien ya se encontraba mirando en la dirección de ella y sus hermanos──. Y nunca debe diluirse.
Ante esa frase Daemon Targaryen soltó una risa amarga. Aemma giró su mirada a él, en Desembarco del Rey corrían por todos lados historias sobre el príncipe canalla y cada una era más fascinante que la otra. Era poco creíble que al fin la castaña podía conocerlo en persona pero simplemente no era el mejor momento, quizá en otra ocasión incluso se animaría a hablarle, su madre siempre habló muy bien de él y le guardaba mucho cariño.
Aemma después de la ceremonia se escondió en un rincón escuchando lo que decían sobre ella a unos pasos, muchos la miraban de reojo creyendo que ella no se daba cuenta pero a esas alturas ya estaba acostumbrada. A la lejanía compartió miradas con Aemond quién hizo el intento de acercarse pero Aegon llegó llevándoselo detrás de él antes de que pudiera hablarle a Aemma.
──La salvaje en persona──. habló una voz detrás de ella y cuando volteó abrió sus ojos en sorpresa. Era Daemon Targaryen sosteniendo una copa en su mano y una media sonrisa en su rostro como si no se encontrará en el funeral de su esposa──. Un gusto conocerte al fin. Incluso en Pentos no pueden dejar de hablar sobre ti.
──Odio ese apodo──. respondió Aemma girando su mirada al mar frente a ella. Daemon se acomodó a su lado colocando sus brazos sobre el balcón de piedra.
──¿Crees que a mí me gusta "el príncipe canalla"?
Aemma lo miró de reojo alzando sus hombros. El hombre rubio negó chasqueando la lengua y tomando un sorbo de su copa.
──Lamento tu perdida──. dijo Daemon lamiéndose los labios luego de su trago. La castaña rodó los ojos separándose del balcón para mirarlo.
──¿Te estas burlando de mi?
Daemon negó.
──No, en verdad lo lamento. Lord Laenor no creo que sea tu favorito ¿no? Hubieras elegido al otro en lugar de él cualquier día, incluso sabiendo que no era tu padre.
──No se de que habla, príncipe.
Daemon soltó una risita negando con diversión.
──No hace falta que lo niegues conmigo, pequeña. Conozco a tu madre bastante bien para saber varias cosas que ella piensa nadie sabe──. Daemon echo un vistazo a Rhaenyra, la princesa también lo miraba con la misma intensidad pero cuando notó a Aemma desvió su atención──. Fue inteligente al querer buscar satisfacción en otra parte, no la culpo, y tampoco a ustedes.
──Ya veo el por qué de su apodo──. mofó Aemma haciendo que el príncipe soltará una risa ronca terminando el contenido de su copa──. Aunque mi madre siempre habló bien de usted.
Daemon alzó su mirada con curiosidad y un brillo extraño en sus ojos claros después desvió la mirada a Rhaenyra a través de las demás personas sonriendo levemente e ignorando que Aemma se encontraba viéndolo.
──Me alegra escuchar que tu madre aún sigue recordándome con cariño.
Aemma alzó una de sus cejas.
──Y también me da dicha saber que te crió como una guerrera en lugar de una dama──. Daemon se acercó a la castaña tomándole el hombro──. Y un consejo aquí entre los dos: no dejes que los rumores te detengan, para ser una Targaryen no se necesita tener el cabello rubio, sino la furia de un dragón. Y tú, mi querida, la tienes de sobra.
Aemma sonrió genuinamente mirando al hombre con admiración, ya no podía ocultarlo, siempre admiró las historias del príncipe Daemon y escuchar esas palabras proviniendo de él tenían un gigante peso sobre ella. La castaña se despidió del hombre dejándolo detrás de ella para avanzar hasta llegar junto a Jace. El castaño se encontraba igual de triste que ella por la partida de Ser Harwin, más aún sabiendo toda la verdad.
A la continuidad de minutos su madre apareció detrás de ellos tomando a Jace de los brazos pero manteniendo su mirada en las jóvenes Velaryon sentadas a la lejanía de las demás personas.
──¿Donde está su padre?──. preguntó Rhaenyra mirando a Jace y a Aemma para que alguno le respondiera.
──Está en la bahía despidiéndose de su hermana──. le contestó Aemma meciéndose con sus pies por el aburrimiento.
──Sus primas han perdido a su madre deberían ir a consolarlas──. habló la mujer de nuevo jugando con los cabellos de Jace.
──Nosotros también merecemos consuelo──. murmuró Jace haciendo que su madre girará su cabeza para confirmar que nadie los escuchará.
──Jace...
──Deberíamos estar velando a lord Lyonel y Ser Harwin.
──Hijo, eso no sería apropiado. Los Velaryon son nuestra familia, los Strong no──. Jace bufó desviando la mirada──. Mírenme, ¿lo entienden?
Aemma dejó salir una risa amarga negando con su cabeza. Le molestaba que si madre siguiera fingiendo cuándo ella y Jace ya sabían toda la verdad, quizá era el miedo constante que siempre sentía por ellos pero Aemma ya no vivía con ese temor. Y estaba harta de sentirlo. La castaña se alejó de su madre sin mirarla para avanzar por la multitud hasta alejarse lo suficiente chocando por accidente con Alicent en el camino haciendo que la mujer vestida de verde le diera una mirada de desdén y suspicacia, cómo si Aemma estuviera tramando algo.
La castaña ignoró a la mujer saludando a su abuelo con un beso en la mejilla rápido y después perderse entre la gente.
Del otro lado del lugar Aegon y Aemond observaron la escena pasada. Aemond mantenía su mirada en la castaña desde que no pudo saludarla propiamente por culpa de su hermano, además luego de enterarse sobre el atentado contra ella no pudo dormir bien la primer noche pero al saber que ella había matado al hombre brujo lo hizo sentirse mejor. Los días en el castillo pasaban con pesar desde la partida de Aemma y cada día esperaba una carta en respuesta a las que él le envió con anterioridad pero suponiendo con todo lo pasado seguramente Aemma no tenía tiempo para escribirle.
Aegon a su costado miraba con rareza a su hermana menor a unos pasos delante de ellos. Halaena estaba en el suelo jugando con un insecto y murmurando extrañas cosas.
──No tenemos nada en común──. se quejó el mayor de los hermanos sosteniendo una copa en su mano.
──Es nuestra hermana──. defendió Aemond perdiendo a Aemma de la vista decidiendo enfocar su atención en Aegon y Halaena.
──Cásate tu con ella y déjame a Aemma entonces──. se burló Aegon.
──Yo cumpliría con mi deber si seguiríamos comprometidos.
Aegon soltó una risa burlona.
──No me digas──. mofó el príncipe mayor bebiendo el contenido de su copa.
──Fortalecería nuestra familia, mantendría nuestra sangre pura pero ahora Aemma será mi esposa y haré eso con ella──. Aemond le dedicó una sonrisa burlona a Aegon quien rodó los ojos.
──Halaena es una idiota──. se quejó Aegon.
──Es tu futura reina.
La mirada de Aegon recorrió el lugar quedándose en las escaleras que daban a la playa observando la melena castaña de Aemma sentada ahí.
──¿En serio quieres a esa salvaje de esposa?──. preguntó Aegon señalando a Aemma con la mirada. Aemond tragó en seco tratando de no propinarle un golpe a su hermano──. Digo, es buena para muchas cosas, más sus besos-
Aemond sintió un arrebato de furia entablarse en su estómago pero de mantuvo en calma mirando a su hermano cómo si sus ojos fueran a asesinarlo.
──No vuelvas a llamarla salvaje, Aegon──. amenazó el menor haciendo que Aegon soltará una risa llevando su mirada a una de las mozas que se acercaban chocándola para llamar su atención y tomar una copa.
──Aunque tienes razón. Halaena y yo si tenemos algo en común, a ambos nos gustan las criaturas con piernas largas──. Aegon soltó una risa ante sus palabras alejándose de Aemond para seguir a la moza.
──Aegon...──. se quejó Aemond a la nada llevando su mirada a la solitaria Aemma sentada en las escaleras.
El pequeño se escabulló entre las personas cuando notó que su madre no estaba poniéndole atención, el rubio llegó hasta las escaleras siendo silencioso tomando asiento en el mismo silencio junto a Aemma, la castaña se encontraba tranquila observando las olas contraerse por la mare hasta que notó la presencia de alguien a su lado, Aemma giró su cabeza para mirar a Aemond sentado a su lado en silencio.
──Pensé que tu madre no te dejaba acercarte a mi──. dijo la castaña desviando la mirada rumbo a la playa.
──No sabe que estoy aquí.
Aemma sonrió levemente.
──Supongo que ya sabes lo que sucedió.
Aemond asintió recostando su cabeza de la pared detrás de él.
──¿Que fue lo qué pasó? Quiero escucharlo de ti ya que en Desembarco del Rey la gente inventa cosas de más.
──¿Que otras cosas agregan?──. se burló Aemma. Aemond también soltó una risa nasal.
──Que le cortaste la lengua al igual que a su hermana──. Aemond sonrió con malicia haciendo a Aemma soltar una risa.
──No, pero ahora que lo dices, debería haberlo hecho puede ser mi nueva marca personal──. Aemma se alzó de hombros haciendo reír a Aemond junto a ella──. La verdad es que el irrumpió en mi habitación en la madrugada para cortarme la lengua y... violarme.
El rostro de Aemond se contrajó de repente con terror y preocupación pero Aemma se movió para quedar sentada frente a él.
──Pero gracias a los dioses no pasó nada, tenía mi daga cerca y se la clavé dos veces. Una en el estómago y la otra en el pecho──. Aemond alzó sus albinas cejas con sorpresa y fascinación──. Murió desangrado pero antes de morir lanzó una maldición.
──¿Una maldición? ¿Que dijo?
──Te maldigo, te maldigo, te maldigo tres veces. Que la muerte sea la única que te acompañe siempre──. recitó Aemma tragando en seco ante la sensación de las palabras en su boca.
──Tonterías──. Aemond respondió acercándose a la castaña para tomar su mano──. A mi lado la muerte jamás se atrevería a mirarte. Me aseguraré de ser un guerrero al que le teman cómo a ti y juntos haremos de Roca Dragón productiva.
Aemma soltó una risa nasal ante las palabras de Aemond pero en realidad le gustaba que el Targaryen ya comenzará a pensar en su futuro ya que ella aún no lo hacía. Aemond le sonrió tomándole la mano pero una presencia detrás de ellos los hizo apartarse y levantarse de las escaleras, era Otto Hightower, sus ojos profundos calaban a la castaña con desdén.
──Aemond, tu madre te está buscando──. anunció el hombre tomando a Aemond de los hombros obligándolo a subir saludando a la princesa con un asentimiento de cabeza──. Princesa.
La castaña miró a Otto con el mismo desdén dando la media vuelta para bajar las escaleras y irse rumbo a la playa. No era ninguna sorpresa que Aemma no soportará a la mayoría de los Hightower, Otto, Alicent y Aegon eran los que encabezaban su lista.
Aemma caminó por la playa alzando su mirada cuándo el sol comenzó a bajar inundando el cielo de grises nubes opacando la luz solar, el día se sentía nostálgico y pesado, con los sonidos de los dragones por los aires solo le daban un aire más melancólico que hizo a la pequeña castaña extrañar a su papá. Su mirada cayó en Laenor dentro de la orilla en el mar la mirada del hombre estaba en el agua del Mar Angosto con pesar y tristeza. Aemma no se imaginaba perder a ninguno de sus hermanos, si el dolor por la pérdida de su padre no la había matado el de la pérdida de sus hermanos algún día lo haría. Si ellos llegaban a morir era el final para ella y no se veía en ese mundo cruel sin ellos.
──Robé un poco de ron para divertirnos──. habló Sibley detrás de ella tomándola del brazo para ambas sentarse en la orilla de la playa mientras la mayor abría la botella de ron sirviéndolo en dos copas──. La Fortaleza Roja no es lo mismo sin ti.
Aemma sonrió ante eso, nunca pensó que Sibley llegaría a extrañarla para ser sinceros siempre tuvo en mente que su amistad con ella sólo era cortesía de la Hightower al ver que Aemma tenía solo una amiga -quién literalmente era su tía- pero le alegraba pensar que Sibley si la consideraba su amiga.
──No sabía que extrañarías mucho seguirme a todas partes y regañarme──. burló la castaña menor tomando la copa que Sibley le ofreció.
──Créeme extraño eso, ahora mi hermana quiere que tome clases con las Septas para poder formar parte de la corte──. bufó Sibley dándole un amargo trago al ron sin hacer ninguna mueca, Aemma miró la bebida imitando el gesto de su amiga pero ella terminó tosiendo haciendo reír a la mayor──. Tranquila, dragona. Puede que tengas sangre de dragón pero eso no te salvará de un dolor de cabeza y reseca.
──Por los dioses no, no quiero terminar cómo Aegon──. Sibley hizo una mueca ante la mención del peliblanco sirviéndose una buena copa de ron y desviando la mirada. Aemma frunció el ceño──. ¿Pasa algo?
Sibley giró su cabeza rápidamente frunciendo el ceño con falsa confusión.
──¿Sobre que?
──Aegon──. Aemma sonrió con sospecha──. Lo mencioné y pareciste escuchar el nombre de algún vulgar aunque pensándolo bien él es así.
──Oh no, nada pasa es solo el clima──. Sibley desvió nuevamente la mirada tomándose de un solo sorbo la copa.
──Sabes que puedes contarme lo que sea──. Aemma hizo una pausa dándole un sorbo a su copa──. Si es qué pasa algo claro.
──Si lo sé pero primero dime sobre lo que ocurrió en Roca Dragón. Ese salvaje no te hizo nada malo ¿verdad?
Aemma negó haciendo una mueca.
──Me alegra que lo hayas asesinado, el maldito brujo se las buscó, al parecer Ser Harwin si te entrenó bien después de todo.
La mención de Ser Harwin tomó desprevenida a Aemma haciéndola hacer una mueca mirando la arena debajo de ella con pesar. Sibley hizo un mohín tomando una de las manos de Aemma llamando su atención, la castaña llevó sus orbes avellana hacía la Hightower expectante a lo que Sibley solo le sonrió.
──Realmente lo lamento. Ser Harwin era un buen hombre y mi amigo──. Sibley le dio un sorbo a su copa mirando rumbo al mar aún con su mano junto a la de Aemma──. Y crió a una hija estupenda.
Aemma y Sibley compartieron miradas, los ojos avellanas de la castaña iluminados con ternura y aquellos orbes azules seductores de Sibley dilatados por el alcohol.
──Sobre lo de Aegon...──. Sibley se aclaró la garganta retirando su mano suavemente y desviando sus ojos de Aemma──. Tienes razón, tan solo decir su nombre me amarga.
──¿Por qué? ¿Te hizo algo malo?
──Estaba embarazada de él──. soltó Sibley haciendo que Aemma se ahogará con el sorbo de ron que tenía en la boca. La princesa abrió sus ojos con sorpresa y curiosidad brillando en ellos dándole una mirada cargada de emociones a su antigua dama──. Yo quería conservarlo, que él me aceptará como su esposa pero mi hermana lo comprometió con Halaena y él no quería un bastardo.
──Lo lamento mucho, Sibley──. Aemma soltó con sinceridad tomando las manos de Sibley con cariño femenino que solamente ella le podía brindar──. Debe ser horrible, si hay algo que pueda hacer por ti no dudes en pedirlo. ¿Alguien más lo sabe?
──Mi padre. Y mira cuanta emoción le causó la idea──. Sibley giró su cabeza dejando ver un hematoma morado sobre su mejilla apenas visible a simple vista──. Siento que Alicent lo sabe también pero no me ha dicho nada. Mi padre quiere que regrese al El Dominio antes de invierno.
──Puedes venir conmigo a Roca Dragón──. ofreció Aemma con entusiasmo pero Sibley negó con tristeza tomando la botella de ron empinándosela.
──No puedo darme el lujo de correr, Aemma. Yo no soy una princesa, tengo que ir a El Dominio y conseguir un esposo, centrar cabeza y tener sus herederos.
Aemma de repente sintió pena por Sibley sabiendo que la antigua dama no la querría pero ella no podía evitarlo, la Hightower era su amiga más íntima y el corazón le dolía por el sufrimiento que Sibley debía estar pasando por dentro. Aegon siempre sería un irresponsable que jamás centraría cabeza como Alicent tiene la esperanza y aunque no supiera nada sobre la relación entre el príncipe y Sibley aún así se sentía mal por ella.
NOTA: OTROOO CAPÍTULO MASS este la vdd es un poquito de relleno y quería centrarme más en Sibley, ya que todo su arco será cuesta abajo en el siguiente capítulo. Ella no es perfecta, trato de humanizarla lo más que puedo para tratar de justificar las acciones que cometerá en los siguientes caps.
Hasta ahora ¿que opinan de ella? Y para aclarar, Sibley es lesbiana con homofobia normalizada y jamás podrá aceptarse, estamos hablando de años antes de Cristo y por ende ella no puede mostrarse tal cómo es por eso es que recurre a Aegon (no siente nada por él pero él la hace sentirse querida y es lo que siempre ha querido)
Daemon y Aemma serán inseparables yo sólo les digo será el reemplazo perfecto de Ser Harwin cómo figura paterna.🔥
+80 votos y 30 comentarios para el siguiente capítulo.
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