Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

03 | Aemma "La Salvaje"

𖥧 𖤥'、˖ ָ Capítulo tres: Aemma "la salvaje".
𖥔 ִ ་ ، Soundtrack: marjorie by taylor swift.

tw: mención de violaci0n, muert3, sangr3.

AEMMA SE ENCONTRABA INSATISFECHA CON SU DESPEDIDA CON SER HARWIN pero al menos tenía en su consciencia que le había dicho adiós propiamente y esperaría encontrarse con él lo más pronto que se pudiera, sin duda extrañaría sus prácticas de espadas aunque ella ya no las necesitará, aprendió todo lo necesario de él y los entrenamientos clandestinos sólo eran para poder pasar tiempo con él. La castaña tembló ante la fría brisa del atardecer divisando a Sibley caminando entre los demás sirvientes con rumbo a su dirección.

Aemma comenzó a caminar en dirección para juntas adentrarse a la fortaleza pero sus oídos captaron los incesables murmuró que se alzaban a su paso y de repente pudo notarlo, todos estaban mirándola con desdén desde donde se encontraban, murmurando los rumores que fueron confirmados esa misma tarde, despreciándola desde las sombras. También cayó en cuenta que estaba sola, no había guardias o damas escoltándola mientras se abría paso por el lugar. Se sentía pequeña, indefensa, y con la partida de Ser Harwin ese sentimiento solo empeoraba.

Sibley pareció notarlo también, la castaña de vestido verde miraba a las damas con atención tratando de escuchar lo que susurraban entre ellas mientras ella se abría paso rumbo a la princesa. A lo lejos observó a un par de mujeres -posiblemente servidoras del castillo- acercándose a la princesa con burlas en sus caras rodeándola.

Aemma detuvo sus pasos mirando con aburrimiento a las mujeres que le rodeaban.

──Parece que tu pequeño perro faldero ya se fue──. dijo una de ellas detrás de Aemma haciéndola girarse para mirarla. No conocía a ninguna de esas mujeres, jamás las había visto en el castillo, cosa que la desconcertó.

──¿No lo saben, muchachas?──. habló otra de ellas soltando una risa cómplice con las demás──. No solo es un perro faldero, sino que también es su padre, dejó sola a su pequeña cachorra bastarda.

Aemma apretó los puños a sus costados sintiendo la furia colándose dentro de ella pero no podía dejarse por las palabras amargas de las mujeres desconocidas. La mano de la princesa se deslizó a su cintura donde debajo de su capa de encontraba una daga pequeña.

──Parece see que se les olvida a quién le hablan, arpías──. habló Sibley abriéndose paso entre ellas para tomar a Aemma del brazo──. Ahora lárguense antes de que llame a los guardias reales.

Las mujeres se miraron entre ellas posteriormente llevando sus miradas a ambas castañas alejándose pero antes de que estuvieran lo suficientemente lejos una de ellas agregó:

──Vete corriendo con la zorra de tú madre y sus mal nacidos hijos, perra bastarda──. dijo entre risas escupiendo detrás de la princesa.

Y eso fue lo que le colmó la paciencia. Aemma empujó suavemente a Sibley comenzando a caminar con zancos largos hasta la mujer que lo había dicho abalanzándose encima de ella con ferocidad. Las demás comenzaron a correr rumbo a los guardias gritando en busca de ayuda para su amiga mientras que Sibley miraba la escena con horror. Aemma se trepó encima de la mujer tomándola de los cabellos y azotando su cabeza lo más que pudo en el suelo pero le era inútil, el cabello suelto de la mujer le impedía poder noquearla. La desconocida arañó los brazos de la princesa tratando de zafarse pero se quedó quieta cuándo observó la daga que sacó.

──Quiero que me vuelvas a decir bastarda──. gruñó Aemma sacando la daga de su cintura tomando del cabello a la mujer alzándola del suelo con ferocidad y arrastrándola por todo el camino hasta quedar cerca de la salida──. Quiero ver si vas a poder decir siquiera una palabra cuando acabe contigo.

──¡Estás loca! ¡Suéltame!──. chilló la mujer pataleando con sus pies tratando de zafar el agarre de Aemma. Su llanto incrementó con rapidez cuando Aemma acercó la daga a su rostro──. No, no, por favor, no me lastime. ¡Lo lamento! ¡Perdón!

──Puedes meterte conmigo todo lo que quieras pero jamás vas a poder decir una sola palabra acerca de mi familia──. Aemma tomó el rostro de la mujer entre sus manos ignorando las mordidas que le proporcionó pero cometió lo que quería.

Antes de que los guardias llegarán para poder impedirlo la princesa cortó la lengua de la mujer tomándola entre sus manos. La desconocida soltó gritos mudos fuertemente llevando sus manos a su boca derramando sangre en el suelo, en su ropa y en las manos de Aemma antes de que retirará su mano con el pedazo de lengua aún en ella. Aemma lanzó el pedazo al suelo cómo si solo fuera un pedazo de carne cualquiera mirando con repudio a la mujer frente a ella, y al cabo de segundos tenía encima a los guardias reales tomándola de los hombros para alejarla de la mujer.

El problema incrementó la magnitud en cuanto Alicent junto a Aegon y Aemond llegó apartando a todos para poder llegar hasta donde Aemma estaba rodeada de guardias. Sibley llegó antes que ella tomando a la princesa de los hombros quitándole la daga de sus manos.

──Princesa ¿se encuentra bien?──. preguntó Sibley tratando de que Aemma la mirará pero ella se encontraba con su mirada en la mujer llena de sangre siendo llevada a las afueras del castillo.

──¿Cómo se te ocurre hacer semejante cosa?──. preguntó Alicent en un grito acercándose bruscamente a Aemma apartando a su hermana──. Si pensaste que no habría consecuencias estás equivocada.

──¡Me llamo bastarda y insulto el honor de mi madre!──. gritó Aemma reaccionando ante el severo shock del cual se encontraba. Alicent retrocedió provocando que los guardias se interpusieran entre ambas──. La que te recuerdo será reina algún día, solo si se te había olvidado.

──¿Como puedes hablarle a la reina de esa forma?──. gruñó Ser Cole a un costado de la reina avanzando hasta Aemma con amenaza. La castaña alzó su mentón sin ningún temor en ella.

Aemond detrás de su madre se encontraba sorprendido por lo que Aemma había hecho, nunca imaginó esa ferocidad que ella guardaba pero le gustaba. Era momento de que los demás dejarán de subestimarla y eso solo lo había demostrado.

Detrás de todos Rhaenyra de movía con rapidez a lo largo del lugar observando la rueda de guardias con angustia hasta que se abrió paso entre todos caminando directamente hasta Aemma tomándola de los hombros con cariño maternal y dándole un beso en su frente.

──Por los dioses ¿que ha pasado? ¿estás bien, cariño?──. preguntó Rhaenyra aún sosteniendo a la pequeña castaña en sus manos.

──Tú hija atacó a una de las damas de Halaena──. atacó Alicent cruzándose de brazos.

──Ellas me atacaron primero──. se defendió Aemma buscando la mirada de

──Es cierto──. intervino Sibley avanzando entre los demás hasta quedar frente a Aemma y Rhaenyra──. Ellas comenzaron a atacar a la princesa primero eran cinco contra una y le faltaron al respeto y al de la princesa Rhaenyra.

La platinada alzó una de sus cejas con curiosidad pero no dijo nada más del tema y solamente tomó de los hombros a Aemma para adentrarse al castillo. Ambas caminaban en silencio rumbo a la habitación, Rhaenyra no entendía la reacción de Aemma, jamás le había enseñado violencia y Aemma nunca había sido una niña problemática. También tenía que considerar las palabras de Sibley y de su hija, si ella decía que no había iniciado la pelea entonces no lo había hecho.

──Ahora puedes decirme todo lo que sucedió. Cuéntame cada detalle, no quiero que ignores nada, Aemma.

La castaña se enjuago las manos con el agua que una de las damas de su madre le llevó en una basílica limpiándoselas con una toalla. Sus hermanos no estaban en la habitación y luego de que la dama se retirará ella junto a su madre quedaron solas.

──Fui a despedirme de Ser Harwin y después de eso venía rumbo a la fortaleza cuando de repente un grupo de mujeres desconocidas me rodearon, comenzaron a decirme que mi "perro faldero" se había ido──. Aemma tomó una bocanada de aire tratando de seguir──. Una de ellas mencionó que el es mi padre y luego comenzaron a insultarme. Eso me molestó pero no tanto como para agredirlas, luego te insultaron a ti y a mis hermanos. Fue ahí cuando perdí el control y me abalancé sobre ella.

Rhaenyra soltó una respiración con cansancio caminando hasta la castaña tomándola de las manos y obligando a mirarla.

──Es honorable que me defiendas a mi y a tus hermanos, cariño. Te he ensañado que la familia siempre es primero pero la forma en que reaccionaste no solo pone en duda tu educación, sino también mi competencia cómo madre...──. Rhaenyra miró a la castaña con ternura──. Lamento mucho que eso te sucediera, los guardias debieron protegerte, hablaré eso con mi padre.

──Estoy harta de ser llamada bastarda.

──Aemma...

──No, madre. Quemaré vivo a cualquiera que vuelva a llamarme bastarda, madre. Lo prometo.

──No tienes porque prometérmelo, Aemma.

Rhaenyra le sonrió levemente a su hija abrazándola dulcemente dándole besos en su cabello, entendía la rabia que su hija sentía, ella conocía la subestimación más que cualquier otra persona desde tan pequeña edad y posiblemente en su adolescencia también habría reaccionado de la misma forma así que no podía culpar a Aemma de su reacción.

──He estado pensándolo durante toda la tarde y he tomado una decisión──. Rhaenyra se separó del abrazo sin romper el contacto con la castaña──. Y será mejor que nos vayamos a Roca Dragón.

Aemma se separó de su madre con rapidez mirando a la mayor con una confusión evidente en el rostro.

──¿Por cuanto tiempo?

Rhaenyra suspiró tallándose la longitud de su cara con una mano.

──Cariño, si nos quedamos aquí luego de lo qué pasó los rumores van a aumentar y podrán tomar acciones sobre nosotros──. Rhaenyra trató de explicar a la menor pero está solo negaba.

──No quiero irme. ¿Que hay de Sibley? Ella no puede irse conmigo y es mi única amiga.

──A veces tenemos que pensar en nuestra propia fortuna, amor. Sibley y tú podrán seguir mandándose cartas, al igual que con Halaena eso no tiene porque cambiar──. Rhaenyra tomó la mano de Aemma sonriéndole suavemente──. Es por nuestra seguridad, piensa en tus hermanos, en el pequeño Joffrey... este no es más un ambiente en el que él puede crecer.

Aemma sentía su pecho cargar con la culpa. Si tan solo no hubiera reaccionado de esa forma... quizá las cosas serian diferentes.

──¿Que hay de Aemond?──. murmuró Aemma en un sollozo soltando la mano de su madre para caminar fuera de la habitación.

Aemma mantenía su mirada en el suelo deslizándose por la oscuridad de los pasillos mientras su mente navegaba por los acontecimientos. Estaba cansada de sólo escuchar cómo los demás la hacían menos, de ser llamada bastarda y de los desprecios de los demás. Ella era una Targaryen, con sangre de dragón en sus venas, la jinete del dragón más salvaje de todo Poniente. Merecía el respeto con el que trataban a sus tíos. Y si no podía ser cómo ellos, entonces sería muchísimo mejor.

El frío del atardecer la invadió antes de adentrarse en el Pozo Dragón siendo albergada por el calor de los dragones. Aemma caminó en silencio por el lugar hasta llegar donde Mercury descansaba. Cada que se sentía desorientada recurría a la compañía de su dragón. La castaña toco las escamas pálidas de su dragón despertándolo pero Mercury solo soltó un gruñido de reconocimiento moviéndose para que su jinete pudiera acariciarlo mejor.

──Kostagon ao pāsagon everything bona massitas tubī, Mercury? nyke ripped hen iā maid's ēngos. (¿Puedes creer todo lo qué pasó hoy, Mercury? Le arranqué la lengua a una sirvienta)──. Aemma se apenó con sus palabras pero Mercury solo gruñía──. Ao jorrāelagon violence se istia sagon olvie kreni, paktot? (Tú amas la violencia y debes estar bastante satisfecha ¿no?)

Mercury gruñó de nuevo moviendo su cabeza en lo que parecía un asentimiento cosa que hizo a Aemma soltar una risa nasal.

──Debo parecer una loca hablándole a un dragón en plena oscuridad──. murmuró Aemma acercando su cabeza junto al costado de su dragón sonriendo ante la sensación de las escamas en su piel.

──Se supone que eso nos enseñan desde pequeños──. dijo una voz detrás de ella la cuál ella conocía muy bien. La castaña se giró sin despegar su contacto con el dragón mirando a Aemond no más de veinte pasos lejos de ella──. No quería entrometerme en tu platica. Mercury parece bastante entretenido.

──Está bastante orgulloso con mi salvajismo de hoy.

Aemond asintió colocando ambas manos detrás de su espalda.

──No fue tan malo──. le restó importancia el rubio platinado sin moverse de su lugar.

Aemma miró a su dragón comenzar a gruñir en dirección de Aemond, era irónico que a pesar de lo cercano que ambos eran, Mercury aún no estaba familiarizado con la presencia del príncipe menor. La mirada de Aemond estaba intensa en el dragón de escamas blancas, siempre le había fascinado la condición de Mercury y le gustaba aprender sobre él cuando Aemma se las contaba.

──¿Quieres acariciarlo?──. propuso Aemma brindándole una sonrisa de amabilidad al platinado. El príncipe frunció el ceño endureciéndolo de repente.

──¿Te estas burlando cómo tus hermanos?──. preguntó amargamente el peliblanco. Aemma comenzó a negar repetidas veces.

──Sabes que yo no me atrevería. Sé que encuentras fascinante a Mercury y quisiera que te reconociera más──. Aemma alzó sus hombros. Aemond comenzó a dar pasos inseguros hasta llegar junto a Aemma retrocediendo cuando el dragón dejó salir un gruñido cuando la castaña dejó de acariciarlo──. Gīda, Mercury (tranquilo, Mercury).

Aemond se acercó hasta quedar frente al pálido dragón sintiendo la mano de Aemma caer sobre la suya para conducirla hasta las escamas relucientes del dragón frente a él. Mercury movió su cabeza provocando un vuelco en el estómago del príncipe pero no detuvo sus caricias. Los ojos claros de Aemond cayeron sobre Aemma quien después giró su cabeza para mirarlo de vuelta. Aemond observó la mano de Aemma aún sobre la de él.

──Me iré a Roca Dragón en unas horas──. confesó Aemma de repente haciendo que Aemond se alejará del dragón bruscamente provocando un gruñido por parte del dragón de escamas blancas.

──¿Cuándo volverás?──. preguntó Aemond tratando de sonar despreocupado y ocultar la repentina sorpresa──. ¿Se irán todos?

──Después de lo sucedido con Ser Harwin esta mañana y lo que le hice a la sirvientes mi madre piensa que es lo mejor para nosotros.

Aemond negó. Una rabia encendiéndose dentro de él desconcertándolo, Aemma era la única que lo entendía en todo ese lugar y su ausencia únicamente lograría acabar con toda la felicidad que el joven Aemond experimentaba día a día con tan solo verla.

──¿Cuando podremos vernos de nuevo?

Aemma se alejó de su dragón saliendo de la celda que lo contenía siguiendo a Aemond hasta el centro de Pozo Dragón.

──No sabría decírtelo──. Aemond hizo una mueca negándole la cara──. Pero prometo escribir cartas y mandarlas en cuervos cada día, será cómo si nunca me hubiera ido.

──No será lo mismo. No podré verte todos los días como solemos hacerlo, o pasear juntos por el jardín, no podré faltar a mis entrenamientos con Ser Criston para acompañarte a ver aves──. Aemma dejó salir una risita acercándose hasta Aemond.

──Eso podría ser mejor. Tú madre ya piensa que soy mala influencia de todas formas.

Aemond desvió la mirada recordando las palabras que su madre había dicho luego de lo sucedido con la sirvienta.

──No, Viserys, no pienso casar a mi hijo con esa salvaje──. repitió la voz de Alicent detrás de la puerta. Aemond y Aegon se encontraban escuchando la conversación entre sus padres luego de lo ocurrido──. Aegon y Halaena se casarán está decidido.

──Habíamos comprometido a Aegon y Aemma desde su nacimiento, Alicent. No podemos dejar pasar esta unión──. contestó Viserys.

──¿Cómo puedes ser tan ciego, esposo? Es claramente que los hijos de la princesa carecen de buena educación, tan solo mira lo que la mayor de ellos le hizo a una de nuestras damas. Es una completa salvaje y una mala influencia para Halaena.

──Exageras, mujer──. Viserys renegó──. Aemma únicamente defendió su honor y el de su familia justo cómo yo le he dicho siempre. Además, esa mujer fue la que le incitó.

──Es mi última palabra, mi rey. Aegon se casará con su hermana y no habrá ningún cambio, estoy segura que la princesa Rhaenyra puede casar a su hija con Jacaerys o con algún otro lord.

Aemond tragó saliva de tan solo pensarlo. Si Aemma no iba a casarse con su hermano entonces tendría que ser él quien lo hiciera, nadie más. Ningún lord podría ser lo suficiente para ella, nadie la conocía tan bien cómo él lo hacía, y se aseguraría de eso. Aemma tenía que ser su esposa y sólo suya.

──La casaremos con Aemond──. declaró Viserys haciendo que Aemond soltará un sonido de sorpresa provocando a Aegon junto a él soltar un bufido de descontento──. Esa es mi condición. Si Aegon se casará con Halaena entonces Aemma y Aemond también lo harán, ambos serán señores de Roca Dragón cómo lo tenía planeado serlo anteriormente con Halaena.

──Tengo algo que decirte también──. confesó Aemond aprovechando la situación. Aemma lo miró con interés──. Mi madre ha renegado tu casamiento con Aegon.

Aemma no evitó sonreír ante la maravillosa noticia. Al menos algo le había salido bien ese día pero de pronto el golpe de realidad chocó contra ella. Si Aegon no sería su esposo eso significaba que su madre buscaría algún otro Lord para prometerle su mano.

──Pero eso significa que tendré que casarme con un completo desconocido. Me repugnaba la idea de ser esposa de Aegon pero al menos lo conozco──. Aemond negó ante las palabras de Aemma sosteniendo una sonrisa misteriosa en su rostro──. ¿Sabes con quien me comprometerán? Por favor dime que no es Jacaerys.

──No, para nada──. Aemond tragó en seco sonriendo con misterio su corazón latir cada vez más rápido──. Mi padre piensa que yo sería un buen candidato para ser tu esposo.

De repente el rostro de Aemma se iluminó ante las palabras del platinado haciendo que sus mejillas se tornarán de color rosa y su piel le ardiera de la vergüenza.

──De hecho es su condición para que Aegon y Halaena se casen──. añadió con timidez observando la reacción de la castaña──. Pero quiero saber lo que tú opinas.

──¿Lo que yo opino?──. murmuró Aemma con vergüenza. Aemond asintió desviando la mirada con la misma actitud que la castaña. Ambos estaban en medio de la nada, sus rostros tornándose rosa cada vez más──. ¿Quieres que yo sea tu esposa? Tengo entendido que tú y Halaena...

──¡Sí!──. la interrumpió antes de que pudiera terminar. Aemond soltó una risa nasal nerviosa tratando de mantenerse serio después de eso──. Es decir... si, me gustaría.

Aemma sonrió con timidez llevando su mano directo a su cabello sin poder ocultar la alegría creciendo en su cuerpo.

──A mi también me gustaría──. admitió provocando que el príncipe frente a ella también le diera una de esas escasas sonrisas que solo ella tenía el privilegio de presenciar.

Ambos compartieron una de sus miradas cómplices tomándose de las manos por unos minutos. Algo le hizo sentir a Aemma que esa sería su promesa, y cuando el día llegará, ambos estarían conformes siendo esposos. Esa era una vida a la que Aemma fácilmente se podría acostumbrar.

𓆸𓆸𓆸

Horas después antes de que el cielo se tornará lleno de oscuridad la castaña y su familia se embarcó rumbo a Roca Dragón. Aemma observó a través de la ventana de su carruaje una última vez a Aemond, el príncipe se encontraba en la entrada del palacio mirando en su dirección alzando su mano despidiéndose con pesar. La castaña imitó el gesto cerrando la ventana cuando sintió que el carruaje se movía.

──No puedo creer que te casarás con Aemond──. habló Jacaerys enfrente de ella llamando su atención──. Yo sería un mejor esposo.

Aemma hizo una mueca negando. Luke saco la lengua con asquerosidad haciendo que ambos castaños negarán con diversión.

──No digas esas cosas──. dijo Aemma con una mueca de repugnancia en su rostro.

──Estoy solo bromeando, hermana. Serias una terrible esposa──. se burló el pequeño castaño provocando que Aemma le pegará en la rodilla.

Cuando llegaron al viejo castillo Aemma no pudo asombrarse de lo poco que recordaba. Tenía en su memoria pocos recuerdos sobre Roca Dragón, había pasado varios momentos allí, recordaba haber sido el lugar donde montó a Mercury por primera vez. También todos sus entrenamientos de jinete fueron allí. Sin duda era uno de sus lugares favoritos además le agradaba ver cómo todos estaban tan acostumbrados a los dragones, bastante distinto a Desembarco del Rey.

Laenor la escoltó hasta su nueva habitación indicándole que durmiera temprano antes de retirarse. La castaña observó a la luna alzándose en el cielo provocando una sensación extraña en su pecho pero la ignoro yéndose a la cama más temprano de lo planeado. Aemma se levantó de golpe esa misma noche al cabo de unas horas, buscando por oxígeno en sus pulmones y tratando de que el terrible dolor de cabeza se le fuera. El insomnio estaba jugando con ella nuevamente y con esa ya eran tres noches seguidas, cada que la princesa cerraba sus ojos, el olor al fuego y llamas gigantes aparecieran en su cabeza sin parar. ¿Que significaban? Pudo divisar dos figuras en ese sueño, gritando por ayuda y uno tratando de salvar al otro.

Cada sueño se volvía mucho más extraño conforme las noches aumentaban y eso solo incrementaban las sospechas de su madre de que quizá su hija podía ser una soñadora Targaryen cómo varios ancestros antes que ella y si era así sería un don que la joven tenía que perfeccionar al igual que mantenerlo en secreto.

La castaña se sentó en su cama aún aturdida y adormilada por la sensación al despertarse pero su mirada observó una sombra entrando por su ventana. Aemma con temor se levantó de su cama tomando la daga escondida entre sus cosas observando a un hombre mucho mayor que ella correr hasta su dirección pegándola a la pared sosteniendo una cuchilla sobre su garganta.

──Vas a pagar lo que le hiciste a mi hermana──. gruñía el hombre presionando la cuchilla sobre la piel de Aemma haciéndola quejarse. El acero le quemaba la piel, posiblemente estaba envenenado──. Te cortaré la lengua y después te violaré como la bastarda que eres.

Aemma tragó en seco tomando la daga entre sus manos con más fuerza clavándosela en el estómago al hombre logrando apartarlo de ella. Pero él no se inmutó solamente dejando salir un quejido, ante eso Aemma tomó una piedra tallada a mano pegándole al hombre en la cabeza y tumbándolo al suelo. Aemma miró con horror al hombre, sus ojos cada vez apagándose pero antes de que pudiera morir tomó con fuerza la mano de Aemma tirándola sobre sus rodillas a un costado de él.

──Te maldito, te maldigo, te maldigo tres veces. Que la muerte sea tu única compañera siempre, maldita bastarda──. escupió el hombre aflojando su agarre en cuanto su pulso se agotó. Aemma abrió los ojos con horror ante la maldición separándose del hombre lo más rápido posible.

Los guardias irrumpieron en la habitación corriendo hasta el cuerpo muerto yaciente del hombre mientras que Rhaenyra y Laenor tomaron dirección hasta Aemma verificando que estuviera bien. La castaña abrazó a su madre con temor escuchando las palabras del hombre en su mente. Que la muerte sea tu única compañera siempre.

NOTA: Bueno ahora oficialmente les anuncio que:

Esa maldicion iniciará todo el desmadre en la vida de Aemma pero ¡hey! al menos ahora todos le van a tener miedo y pobrecito del que le diga bastarda también porque sin lengua va a acabar.

¿Que les pareció esta Aemma "salvaje? ¿Que opinan sobre Aemond y Aemma? Viserys en su shipper #1 ahora y le hizo el favor a nosotros y al Aemond de querer casarlos!!!

+70 votos y +20 comentarios para seguir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro