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02- Straight and bottom.


Aquel día se cumplía una semana desde que Jungkook recibió la mejor mamada de su vida, podría asegurar aquello con tal seguridad que lo asustaba. Obviamente había tenido relaciones sexuales aquellos días porque definitivamente seguía prefiriendo las mujeres, había obtenido más de cinco mamadas y lo habían masturbado unas cuantas veces, pero nadie había provocado sensaciones como las que logró Taehyung. Y eso lo estaba volviendo loco al punto de hacerlo querer buscarlo por su cuenta esa noche.

Pero Jungkook no era gay, que conste.

Necesitaba detenerse a pensar un momento antes de entrar a la casa, que por cierto se encontraba frente a ella con el ruido de la música interrumpiendo sus pensamientos, mismos que iban desde fingir que había superado completamente a Taehyung el mismo día que habían intimado y disfrutar de la fiesta como siempre lo hacía, con chicas, cigarros y alcohol; pero también estaba ese lado que le recalcababa que, efectivamente, Taehyung se había vuelto la gran razón detrás de su temprana aparición aquella noche en esa fiesta, porque si bien era heterosexual hasta los huesos, sabía reconocer cuando una mamada valía o no la pena. Y Taehyung se llevaba el puesta número uno.

Estaba negado a buscar satisfacción en un hombre porque no iba a ceder a los recuerdos de esa noche, mismos que le llegaban tan claros que los podía sentir si se concentraba un poquito, tanto que podría ponerse duro si no se limpiaba aquella mente sucia, pero siempre terminaba excusándose con que solo se lo pediría una vez. Y maldita sea, aquello no era muy heterosexual de su parte.

De mala gana puso el casco de su moto sobre esta, encajado en uno de los timones, y entró a la casa con un humor de mierda, lo cual no era raro, pero al menos ese día tenía justificación. Probablemente nadie entendería de lo que se estaba perdiendo Jungkook aquella noche por culpa de su orgullo y dignidad, porque definitivamente no era alguien que quitaba prioridad a aquellas virtudes. Y mientras más pensaba en eso, más rápido se daba cuenta de que le parecía menos importante cuidar cosas como su actitud orgullosa cuando con eso se estaba perdiendo de una noche que, con total seguridad, recordaría por un larguísimo tiempo.

Ni siquiera quiso buscar a su amigo, no tenía ánimos de hablar con nadie, solamente quería tener buen sexo y era totalmente evidente que últimamente no estaba quedando satisfecho. Las chicas que parecían gustarle anteriormente ya ni siquiera le daban cosquillas porque había un estándar al que no lograban llegar ni de cerca. Esas que tuvieron la dicha y suerte de que Jungkook las elija más de una vez, habían quedado tan cortas que el pelinegro se preguntaba durante todo el sexo la razón de por qué repitió intimidad con ellas si no tenían nada especial.

Definitivamente, a Jungkook ya no le gustaban esas chicas.

Se acercó a la mesita de centro de los sofás, donde había un grupo reunido consumiendo drogas y se dió dos lineas antes de levantarse a buscar alcohol. Él normalmente no se drogaba, los cigarrillos de vez en cuando eran suficiente para él, pero aquella noche ameritaba todo eso y mucho más porque sino se moriría de la frustración. Quería emborracharse hasta quedarse dormido para no tener que pensar en intimar con un maldito hombre.

Uno de sus intentos fue buscar chicas con quienes acostarse, pero ninguna pasaba la prueba del beso porque no lograban calentarlo aunque tuvieran el cuerpo perfecto, cosa que Jungkook pasó por alto porque ni siquiera le dieron ganas de escudriñar. Cuando esto no le sirvió, volvió a tomar sin control, pero se dio cuenta de que estando borracho lo deseaba más y definitivamente estar en su casa no ayudaba. Jungkook estaba jodido.

Todo resultó inútil, así que se dirigió a la cocina buscando más silencio, aunque aquello carecía en esa casa. Con su vaso de ron, se sentó en uno de los taburetes de la isla a enojarse más, porque al parecer era la única opción que le quedaba.

— ¿Por qué tan serio, Jeon Jungkook? — y esa era la maldita segunda opción. El pelinegro podría decir que había aparecido de la nada como si buscara darle una solución al problema suyo, pero la verdad era que desde la semana pasada había estado ahí, disponible para solucionar el problema que él mismo causó, pero Jungkook era lo suficientemente orgulloso como para declinar su ofrecimiento aunque se le explotaran las bolas.

Taehyung nunca bajaba a esas fiestas, nunca. Se habían topado poquísimas veces en todos los años que tienen de conocerse, más que nada porque Taehyung no estaba en casa a menudo. Pero entonces, decidió ese día para bajar y torturarlo más.

Sinceramente, siempre hubo ese ambiente raro entre ellos, con miradas que no sabían como tomar aunque en el fondo le daban el significado que le agradaba a cada uno. Si le preguntan a Taehyung, él diría que siempre le miró con morbo, porque Jungkook era su fantasía sexual y le gustaba tanto como el pelinegro lo despreciaba, sin embargo, Jungkook no daría una respuesta similar porque NO era gay.

— Hoy no estoy para juegos — su tono definitivamente era helado, pero aquello no asustó a Taehyung, Jungkook siempre había sido así de rudo y eso solo lo hacía querer ponerlo boca abajo.

— Relájate, no vine a jugar — se sentó en el taburete de su lado, dándole una palmada en el muslo. Su mano permaneció ahí unos segundos y solo la retiró después de apretarselo, mientras miraba a Jungkook al mismo tiempo que se mordía el labio inferior. Porque Taehyung quería provocarlo, y Jungkook estaba totalmente consciente de eso —. Lo que me gustaría hacerte va más allá de un juego, ¿lo quieres descubrir?

— Me voy a ir.

Muy en contra de su voluntad.

Él mayor no ayudaba al pobre Jungkook, que en ese momento estaba débil y ansioso, si se lo pedía unas pocas veces, iba a ceder sin duda alguna. Por eso debía tratar de alejarlo como pudiera, porque Jungkook estaba a punto de pensar con el pene y no con el cerebro.

— Yo creo que no lo harás — deslizó uno de sus dedos lentamente por el hombro de Jungkook, mismo que no hizo más que cerrar sus ojos y reunir todas sus fuerzas para soltar un resoplido que parezca de enojo. No salió tan mal, sin embargo, se notó un poco la falsedad —. De hecho, creo que viniste conscientemente porque hay algo que quieres.

— Supongo que es una lástima para ti que lo que quiero no es algo que me puedas dar tú.

Taehyung sonrío tranquilo, porque lo ultimo que lograría Jungkook sería afectarlo. Puso su codo sobre la isla, apoyó su cabeza sobre su palma y miro en dirección a Jungkook, definiendo cada pequeña partecita de su rostro con total cuidado.

Jungkook era guapo y Taehyung solo quería comerselo a besos.

— Quizá puedas dármelo tú a mi. Me debes un favor.

— Nunca hice tratos contigo.

— Es ley, te creí más agradecido — Taehyung fingió decepcionarse, hizo un piquito con sus labios que Jungkook no dejó pasar. La sonrisita de Taehyung en consecuencia lo delató incluso cuando él mismo no se había dado cuenta del hambre con la que lo miraba.

— Que pena que te enteres de esta forma, ¿he roto tus ilusiones? — preguntó con burla, finalmente se atrevió a mirarle más que la cara y maldita sea, esa camisa azul se le veía muy bien, tanto que quería jalarse los cabellos por reconocerlo.

— Para nada, me gustas más — respondió. Le dedicó una sonrisita inocente que muy en el fondo, bastante hondo, le gustó a Jungkook.

Jungkook se quedó en silencio, simplemente le mostró una mueca de asco que hizo a Taehyung reir. Estaban demasiado cerca, así que pudo escuchar el glorioso sonido aún por encima de la música que por alguna razón se escuchaba menos en la cocina.

— Si me sigues mirando así, voy a pensar que también te gusto.

Jungkook desvió su mirada lo más rápido que pudo, cayendo en cuenta de que lo estaba desvistiendo con los ojos y comiendose sus labios con los mismos. Maldito alcohol, maldita droga, maldito Taehyung. Quería romper todo, incluido la cara del castaño que le tenía a punto de volverse loco. ¿Por qué no podía invitarlo a una mamada y ya? Jungkook se la aceptaría porque era todo lo que quería, pero en cambio, Taehyung estaba ahí, probablemente esperando que Jungkook se lo pidiera él, cosa que era totalmente imposible.

— Ya quisieras.

— Relájate, Jungkook, no es como que fuera a desvelar tu secreto — logró que la vista del menor volviera a centrarse en él, sin embargo, no consiguió ninguna reacción. Solo una fija e inexpresiva mirada, así que siguió —. Nuestro secreto, me corrijo. Nadie va a saber de esto.

En realidad, no es como que Jungkook había entendido lo suficientemente bien a Taehyung, sin embargo, notó el tono sugestivo con el que dijo aquello.

— ¿Qué estás queriendo decir? — preguntó, repicando los dedos en la isla antes de girarse hacia Taehyung. Y no quería parecer interesado en nada de lo que él decía, pero cuando estás drogado, borracho y con ganas de sexo, hasta las mínimas posibilidades te parecen interesantes. Aunque, obviamente, Jungkook no quería tomar a Taehyung como una.

— Te estoy ofreciendo experimentar, si no te gusta, lo dejamos.

Jungkook soltó una risotada fingida que no le hizo ninguna gracia al mayor. Estaba queriendo aparentar que aquello le parecía una idea absurda y que, si acaso Taehyung quería convencerlo, debía esforzarse más, pero esto era solo una forma de ganar tiempo para saber qué responder. Y es que si decía que no lo estaba considerando, mentiría de la manera más sucia posible, porque Jungkook tenía pensamientos cruzados, tanto positivos como negativos, y aquello le parecía una idea absurda y a la vez lo más inteligente que escuchó en mucho tiempo.

— ¿Cómo sería eso, Taehyung? — preguntó finalmente después de darse de un solo trago el ron que le quedaba en el vaso.

— Fácil, vamos a follar, Jungkook — respondió con descaro y sin ninguna vergüenza, de todas formas, no es como que Jungkook sea un santo —. Duro, de todas las formas posibles.

Jungkook quedó descolocado, y aquello era dificilísimo de conseguir. Definitivamente no quería entregarse fácilmente y destrozar su amado orgullo con sus propias manos mientras era azotado sobre un colchón, pero si llegara a hacerlo podría excusarse diciendo que era un hombre de mente abierta y que no le asustaba experimentar. Quería hacerlo y las ganas eran increíblemente grandes.

— No me apetece, gracias.

Sí que le apetecía. Muchísimo.

— Sin embargo quisiste saber cómo sería.

— Estoy seguro de que por preguntar nadie se ha muerto.

— Y yo de lo que sí estoy seguro es de que se te va a reventar el pene. Suerte con eso.

Con un guiño y una sonrisita Taehyung empezó a desaparecer de la cocina, perdiéndose en el gentío y dejando a Jungkook con una erección que amenazaba con romper sus pantalones. Y él ni siquiera se había dado cuenta de eso incluso cuando su respiración acelerada le advertía aquello.

Soltó una maldición y golpeó la isla como si esta fuera la culpable de todas sus desgracias mientras se apretaba la erección con una mano. El maldito Taehyung se había atrevido a dejarlo erecto y ni siquiera tuvo la decencia de pedirle resolver su problema, cosa que le enojaba. Ahora se sentía sin posibilidades y de la única forma en la que podría terminar bien esa noche sería pidiendo lo que quiere por su cuenta, y esa era una mala idea.

— Maldito Taehyung, pedazo de idiota, ¿cómo te atreves? — empezó a reirse solo, sabiendo que había sido destruido. Había empezado a pensar cosas no tan bonitas de Taehyung, que de alguna forma pasaron a ser pensamientos perversos en los que él se agarraba a una sabana con todas sus fuerzas.

No sabía cómo mierda Taehyung pudo lograr ponerlo así de duro sin siquiera tocarle más que su muslo, y aquello definitivamente no era muy sexual porque un muslo te lo tocaba cualquiera. Probablemente lo deseaba más de lo que quería admitir y aquello iba a causar que muriera de un dolor de pene, cosa que no estaba en su lista de deseos, pero que prontamente se cumpliría si seguía siendo testarudo.

Nadie se ha muerto porque se la metan, mucho menos cuando se planea disfrutarlo. Pero quería meterla él, maldita sea. Suponía que las cosas buenas merecían sacrificios y, desgraciadamente, Jungkook estaría dispuesto a sacrificarse.

Caminó en medio del gentío, intentando abrirse paso delicadamente mientras se tambaleaba cada dos pasos. En su mente, hacía su camino a las habitaciones de una forma bastante elegante, muy digna de un hombre heterosexual que atrae a mujeres sin esforzarse, y según él, todas lo miraban en ese momento. Pero la realidad era que había sido socorrido por los menos ebrios mientras les pasaba por el lado, ya las chicas estaban lo suficientemente borrachas como para enredarse con cualquiera menos con él, después de todo, todo el mundo va a una fiesta a tener sexo.

Cuando llegó a la puerta que sabía era la del cuarto de Taehyung, se quiso devolver unas cuantas veces y regresar a su casa intentando no matarse en el intento, pero es que santos cielos, necesitaba con todo su ser recordar como era venirse gustosamente. Y era un golpe mortal e irreparador para su orgullo que la persona que lograra aquello fuera hombre.

Jungkook ni siquiera tocó la puerta, él simplemente la abrió e irrumpió en aquella habitación sin la mínima vergüenza o culpa, pero solo durante sus tres segundos de valor, ya luego puedo sentir que aquello fue un paso mal dado y que probablemente lo haya dejado en evidencia. Y él sí quería tener sexo ese día, pero quería insinuarlo de forma discreta.

Al siguiente día estaría arrepentido, sin duda.

Taehyung estaba sobre su cama, con una laptop sobre sus piernas, mirando divertido a Jungkook. Este prefirió mirar distraídamente por toda la habitación, luego cerró la puerta con seguro y finalmente fijó sus ojos en Taehyung.

— ¿Qué estás haciendo? — quiso sonar casual. Pero solo quiso, no lo logró. A leguas se notaban las intenciones de Jungkook, pero él era el único que pensaba que nadie podría adivinar lo que quería.

— Viendo porno.

— Uh, yo también quiero — se acercó, aquella fue una buena excusa.

— Solo si lo practicamos después.

— Idiota.

Taehyung soltó una risa, cerró su laptop antes de que Jungkook pudiera ver algo y clavó sus ojos en este. Que Jungkook estuviera tan cerca de él no hacía más que encenderlo, y no tenía miedo de estar en llamas porque esa noche iba a hacer realidad su fantasía.

— Ya estamos grandes para este juego, Jungkook.  Sabes que te tengo ganas, tú también quieres, pero estás asustado. Así que sal de aquí, porque de lo contrario te voy a poner sobre tus manos y rodillas sobre mi cama. Si no sales en los próximos cinco segundos, voy a tener mi respuesta.

Y definitivamente Taehyung estaba hablando en serio, de hecho, eso era lo más serio que había dicho en un tiempo. Sabía con toda la seguridad del mundo que Jungkook también quería y que había entrado a esa habitación buscando eso porque Taehyung escuchó el click del seguro de la puerta.

Si en unos cortos segundos Jungkook no está fuera de su vista, entonces no podría ser culpado por lo que haría al respecto, él acababa de advertirle. Y la verdad, a juzgar por la actitud del pelinegro, no es como si se estuviera resistiendo en realidad, él también deseaba a Taehyung.

— Me voy a quedar — cuando Taehyung escuchó la respuesta de Jungkook, ni siquiera lo pensó, se lanzó sobre él y lo tiró de espaldas sobre su cama, queriendo darle inicio a lo que sería la mejor noche de su vida. Cuando estaba cerca de el rostro de Jungkook, se detuvo en seco al escucharlo hablar —. Solo no me beses.

— Porque eso sería muy gay, ¿verdad?

— No, porque no me gustas.

Taehyung pensó en todas las maldiciones que se sabía y las gritó con toda su fuerza, pero eso no pasó de su mente, porque su rostro no daba indicios del enojo que estaba sintiendo. Ni siquiera dijo nada más, si Jungkook quería ir al punto, entonces Taehyung lo llevaría gustoso.

Primero lo hizo sentarse, quedando encima de él mientras Jungkook se apoyaba de sus manos estiradas hacia atrás sobre la cama, le quitó la chaqueta de cuero que portaba sobre una camisa de mangas cortas negra y la lanzó al suelo. Luego empezó a desabotonar botón por botón, lentamente, bajo la mirada de Jungkook que pedia a gritos que fuera más intenso y que, solo si él quería, empezara chupandosela porque era su parte favorita. Pero Taehyung no consideraba que Jungkook se lo mereciera, así que se saltaría ese paso muy a su pesar porque Jungkook sabía delicioso y tenerlo en su boca, saboreando cada parte de su longitud, era una de las cosas que descubrió que le encantaban.

Cuando no quedó ningún botón por desabrochar, le acarició su abdomen, con una delicadeza que se fue esfumando cuando pasó sus manos por la espalda del pelinegro y empezó desde sus omoplatos a recorrerla con sus uñas, dejándole marcas para compensar que no tendría besos esa noche. Jungkook se limitaba a mirarlo, ocultando su desesperación todo lo que pudo, sin embargo, su miembro no quería ser tímido esa noche, así que lo delató.

Se acercó al rostro de Jungkook, que se alejó instantáneamente evitando cualquier contacto con sus labios, entonces le susurró al oído después de mirarle a los ojos oscuros, con las pupilas dilatadas y ardientes de deseo.

— Boca abajo.

Jungkook estuvo a punto de negarse, porque aquella no era posición que premiaba su hombría, pero la voz de Taehyung fue tan seductora que su entrepierna empezó a palpitar debajo del trasero de él, y la fricción de sus pantalones de denim más el movimiento del cuerpo contrario sobre su pene, lo harían llegar al orgasmo incluso antes de que Taehyung le tocara allí.

Jungkook se acostó sobre su pecho, estaba tan excitado que no le prestó atención a la humillación que sentiría en otro momento cuando levantó su trasero y se puso sobre sus rodillas, con su cabeza recostada de sus brazos apoyados del colchón y su camisa abierta.

Taehyung se frotó en el trasero de Jungkook, aún ambos con la ropa puesta, lo que hacía que ansiaran la llegada del momento en el que ambos estuvieran desnudos. Jungkook empezó a respirar pesado, su pecho subía y bajaba cada vez que Taehyung se movía sobre su trasero, prefiriendo moderse los labios para evitar un gemido que le confirme a Taehyung que le estaba gustando. Nunca pensó que disfrutaría del movimiento de un pene sobre su trasero, pero aquella noche en la que se estaba entregando a otro hombre, le estaba haciendo cambiar de pensamiento. Y justo en ese momento, Jungkook no podía pensar en otra cosa que no fuera Taehyung tocándolo toda la noche.

El castaño se recostó sobre la espalda de Jungkook, le lamió el lóbulo de la oreja, luego se lo mordió lo suficientemente fuerte como para que Jungkook gimiera en gusto y dolor, entonces por segunda vez, le habló al oído.

— No hay forma de que salgas ileso de aquí, Jungkook.

Pero a este punto, a Jungkook no le importaba si salía en pedazos de aquella habitación, él solo quería seguir y seguir hasta que no aguanten más.

El castaño le quitó los zapatos, luego el pantalón y en seguida notó el bóxer humedo de Jungkook, lo que lo hizo soltar una risita porque sabía que había sido obra suya. Le apretó el pene por sobre el bóxer con fuerzas, ignorando su propia ereccion y deleitándose cuando escucho el gemido ronco de Jungkook.

De rodillas sobre la cama, detrás de Jungkook, empezó a acariciarlo sobre el bóxer mientras se frotaba en su trasero, duro, como si quisiera atravesar la tela y penetrarlo en ese mismo momento.

— Oh, Dios, Taehyung — fue lo único que le salió en medio de sus gemidos excitados. Sinceramente, se consideraba menos ruidoso, pero cuando tienes una mano grande jugando con tu pene y un pene duro frotándose en tu trasero, definitivamente no puedes ser silencioso.

Lo que Jungkook estaba empezando a sentir en ese momento no se comparaba con nada de lo que había sentido antes, porque aquellos toques mínimos le estaban empezando a poner su cuerpo caliente a hervir, sabiendo que el orgasmo que vendría pronto era algo que no podría evitar. Era una sensación nueva, pero todavía no le disgustaba, le hacía querer muchísimo más con urgencia.

Y en el momento en que Taehyung le bajó los bóxers hasta la rodilla, que tomó por primera vez su pene descubierto esa noche, fue la gloria para ambos. Desde su posición, el castaño ni siquiera lograba ver la desnudez de Jungkook, pero se lo imaginaba tan bien que la sola imagen le hacía querer venirse en ese momento. Y sabía que si lo veía, querría saborearlo otra vez y ese era un gusto que no quería darle a Jungkook.

Porque aquello no era solo sexo, era una batalla de quien lograba ser más orgulloso. Y al final, lo más probable es que ninguno de los dos gane.

Lo empezó a masturbar mientras, con su otra mano, deslizaba su camisa desabotonada hacia arriba y besaba su espalda, porque hasta ahí se logró resistir de no besar a Jungkook. Si fuera por él, le besaría incluso su pene completo, porque quería probar cada parte de él, sentirlo con sus manos y venirse dentro de él.

Jungkook no soportó la estimulación, empezó a gemir a tal punto que él se avergonzó de sí mismo. Las manos de Taehyung eran suaves, sin embargo, hacían aquel trabajo a la excelencia porque estaba recibiendo tanto placer que se negaba a aceptar que podría sentir incluso más. Sus manos estaban a la espera de poder tocar a Taehyung, pero no hizo más que empuñar la sabana con todas sus fuerzas para lograr lidiar con todas esas sensaciones que recibía con cada movimiento de la mano del contrario.

El mayor quería hacerlo venir más de una vez, o hasta que se desmalle, porque el punto era disfrutar de Jungkook todo el tiempo que pudiera. Y supo que llevaba una cuando Jungkook soltó todo su líquido sobre la cama y mano del castaño, temblando en el proceso, jadeando, pero sin embargo, sintiéndose con ganas de más.

Taehyung no lo dejó recuperarse, cuando volvió a poner sus ojos en el agujero de Jungkook, mismo que había estado mirando desde que bajó los bóxers ajenos, no perdió tiempo en separar ambas masas de nalga y lamer toda la linea de su trasero. Y lo saboreó con tal gusto que parecía comerse su comida favorita, porque Jungkook sabía delicioso y le encantó tener su sabor en su boca.

Con uno de sus dedos delineó la entrada de Jungkook, luego movió el mismo dedo de arriba a abajo un par de veces, volviendo a poner su lengua en aquel trasero. Se lo comió de tal forma que el menor empezó a temblar y a sudar, la experiencia estaba siendo grata, a Jungkook le estaba encantando y su pene que volvió a ponerse erecto lo confirmó.

— Sabes delicioso, Jungkook — le halagó.

El pelinegro llevó una de sus manos a su parte íntima, queriendo masturbarse, pero Taehyung le dio un manazo para que dejara sus manos donde estaban.

— No toques — la voz de Taehyung estaba tan ronca que Jungkook se excitó incluso más, queriendo con todas sus fuerzas verle la cara, aunque también era algo que quería evitar. Entendió que su rol sería simplemente recibir, pero no sabía que tanto podía aguantar con sus manos quietas porque su pene volvía a pedir atención y era insoportable negársela.

El mayor besó la nalga de Jungkook, volviendo a acariciarle su agujero, haciéndolo enloquecer con cada caricia. Antes de dejarlo para poder quitarse su pantalón y bóxer, le mordió su nalga con toda la intención de dejar una marca. La lamió y volvió a besar el lugar, buscando calmar el dolor que Jungkook expresó en un gemido ruidoso que, sinceramente, le hizo poner más duro.

El pene de Taehyung ya goteaba, pero él buscaba darle atención a Jungkook, él podría esperar.

Al menor se le debilitaron las rodillas cuando Taehyung le volvió a lamer su entrada a la vez que lo masturbaba. Soltó una risa ronca cuando la nalga del menor bajó a tal punto que su pene cubierto por la mano de Taehyung tocó la cama. El castaño se deslizó hasta llegar a su oreja, con la intención de burlarse de él.

— ¿Decías, Jungkook? — en respuesta, obtuvo una mirada letal  que en vez de asustarlo, le hizo sonreír más. Volvió a su lugar, entonces le dió una nalgada que le dejó la mano marcada, con tanta fuerza que lo hizo respingar —. Arriba.

La voz de Taehyung sonaba tan demandante que lo último que Jungkook haría sería desobedecerle, así que volvió a elevar su nalga a la altura de la erección de Taehyung, sintiendola en toda su desnudez rozando su agujero.

Taehyung soltó el pene de Jungkook, entonces se lamió dos dedos de aquella misma mano y los metió los dos dentro de Jungkook, sin aviso ni delicadeza.

Jungkook se quejó, después de todo era su primera vez, la molestia era evidente, pero no pidió a Taehyung retirarse en ningún momento.

El castaño no fue suave, movía sus dedos sin ninguna cuidado, enloqueciendo a Jungkook, haciendo sus ojos ponerse blancos por tanto placer. La forma en la que se sintió después de eso era maravillosa, volviéndose incluso mejor cuando Taehyung introdujo otro dedo y empezó a moverlos con tanta experiencia que Jungkook perdió la cabeza por completo.

El menor no se percató de sus gemidos mientras estaba siendo penetrado por tres dedos de los de Taehyung, él estaba simplemente ido, tan perdido en aquellas sensaciones que parecían nuevas por lo intensas que eran. Lo estaba disfrutando tanto que se asustaba, porque sabía que después de ese día se atrevería a querer más.

Taehyung estaba tan contento con las expresiones de Jungkook que la sola imagen era un regalo para él, ni siquiera quería decir que se veía guapo, porque era más que eso. Allí, sobre sus rodillas, sudado, despeinado y gimiendo, Jungkook se veía precioso para Taehyung.

Y entonces, después de que Taehyung tuvo a Jungkook lo suficientemente dilatado, teniendo su segundo orgasmo sobre las sábanas, sacó los dedos de su interior y los lamió, conectando miradas con él mientras lo hacía.

Vió como su cara pasó de estar relajada mientras le veía, recuperándose de su orgasmo, a portar un expresión que, si Taehyung no supiera contenerse podría venirse ahí mismo, cuando este introdujo su pene de una sola estocada en la entrada de Jungkook. Ambos entreabieron sus labios por el contacto, soltaban jadeos que dejaba en evidencia el placer que los tenía a punto volverse maniáticos.

Jungkook estaba dolorido, pero no se quejó cuando Taehyung empezó a moverse porque aquello no sería muy masculino de su parte.

Las primeras estocadas fueron lentas, Taehyung entrando y saliendo de Jungkook, tomando pausas para no lastimarlo. Su único lubricante era el líquido de su propio pene, y aquello fue más que suficiente. Jungkook empezó a cuestionarse el tamaño de Taehyung y cuánto se había introducido en su interior, porque le dolía un montón, pero lo disfrutaba.

Cuando Jungkook se acostumbró al tamaño de Taehyung, empezó a moverse por su cuenta, cosa que hizo al mayor emocionarse tanto, al punto de afirmar que definitivamente perdería su auto control. No es como que había sido cosa fácil no enloquecer teniendo a Jungkook en esa posición, tan bonito, tan accesible. Taehyung había puesto todo su empeño en mantenerse lúcido, en hacer a Jungkook disfrutar y gemir sin pena, porque él lo estaba haciendo, estaba disfrutando aquello como siempre pensó que lo haría.

— Muévete — Jungkook pidió entre jadeos, moviéndose a la espera de sentir más a Taehyung mientras este lo sostenía de la cintura. Cuando se giró a mirarlo, Taehyung lo miraba como si él fuera algo divino, totalmente extasiado por la vista. Lo recorrió completo a sabiendas de que nunca quedaría satisfecho porque era una vista que amaría disfrutar a menudo.

Taehyung no respondió, en su lugar accionó y empezó a dar estocadas duras y certeras, recordando que había hablado de sexo duro, no de mimarlo mientras pretendía ser demandante.

El dolor y las sensaciones que prometían hacer subir a Jungkook hasta lo más alto estaban fusionados, porque el menor estaba consciente de que dolía, sin embargo era un dolor que de alguna forma le gustaba porque no quería parar. Sentía la mano de Taehyung apretar su cintura con tanta fuerza que sabía que sus manos quedarían marcadas allí por un largo rato, pero no le desagradó.

Taehyung se sentía tan bien embistiendo a Jungkook, sus paredes apretaban su miembro haciendo que el placer aumente. Él estaba casi llegando a su orgasmo, sentía su cuerpo caliente, su corazón acelerado y su respiración errática. La vista de Jungkook en esa posición, todavía con su camisa negra puesta, le calentaba hasta el pecho. Y cuando veía su rostro nublado por todas las sensaciones que le estaba causando, gimiendo y mordiéndose los labios, ya ni siquiera veía al chico pesado que era tan grosero como idiota, solo veía a Jeon Jungkook expresando cuanto le encantaba que Taehyung lo penetrara.

Taehyung salió de Jungkook antes de poder venirse, lo cambió de posición bajo su mirada confundida y su rostros que de repente se vio avergonzado, amando la desnudez de este.

— Masturbate para mi, Jungkook.

Subió una de las piernas del pelinegro a su hombro y se volvió a introducir, embistiendolo con fuerza mientras Jungkook empezaba a bombear su miembro sin chistar, porque en aquel punto ya estaba demasiado involucrado como para si quiera pensar en resistirse. Sus estocadas eran cada vez más rápidas y profundas, llegando a chocar con su prostata, se volvía más violento mientras miraba a Jungkook masturbarse, con sus labios entre abiertos y su pecho subiendo y bajando. 

La mirada avergonzada de Jungkook viajaba de un lugar a otro en aquella habitación, pero siempre volvía a la cara de Taehyung, dejándole dicho que aquellas embestidas salvajes lo tenían extasiado, que su próstatas podía sentir cada una, que le encantaba. Y de repente, arrepintiéndose de sus palabras anteriores, estaba deseando besar a Taehyung, besarle el cuello, la mandíbula, besarlo completo. Y eso, obviamente, Jungkook no lo diría.

Buscó la mano de Taehyung cuando sintió que estaba llegando a su orgasmo por tercera vez, demasiado débil, demasiado afectado y dolorido para hacerse el fuerte. Taehyung no le negó el toque aunque en otra situación negociaría para dejarse tocar, probablemente pidiéndole que lo monte, pero sabía que ya había hecho de Jungkook un desastre y que aquella noche no se podría.

Jungkook se vino sobre su estómago, sin poder evitar que Taehyung también se manchara. Se sintió lleno cuando el mayor se descargó en su interior, soltando un último jadeo que quedaría en la cabeza de Jungkook dando vueltas por un buen rato, porque en ese momento Taehyung se veía tan sexi que podría dejarlo embestirlo hasta demayarse, cuando él quisiera, todas las veces que deseara.

El líquido caliente salió de él cuando Taehyung se retiró, mirándole a la cara para luego inclinarse a acariciarlo.

— Estuviste muy bien — le halagó, en forma de susurro, contrarrestando con las fuerzas que le quedaban a Jungkook en ese momento. Y cada halago de Taehyung hacia él esa noche podría olvidársele en algún momento, sin embargo, la forma en que se sintió debido a ellos nunca la olvidaría, porque se sintió especial, como si fuera él único para Taehyung. Y se sintió egoísta cuando deseó serlo, sabiendo que aquel trato de ninguna forma podría ser recíproco.

Aquella noche, lo primero que Jungkook hizo cuando recuperó su energía, sin embargo no su movilidad de su cintura hacia abajo, fue mirar debajo de las sábanas para confirmar si en realidad el pene de Taehyung era más grande que el de él. Y de ninguna manera, ni aunque le paguen, admitiría aquella verdad.


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