| epílogo |
Habían pasado cuatro meses desde la primera vez que Louis viajó a Doncaster para ver a Harry, y aunque las cosas, a veces, parecían ir de mal en peor, con tiempo, mejoraron.
Aunque, quien más progresó, fue su —ahora— novio.
Porque sí, más allá de todo lo malo, Louis y Harry, al fin decidieron oficializar su relación. No hacerlo no estaba mal, se querían de cualquier manera, pero el serlo les fascinaba. Se la pasaban hablando todos los días, a toda hora, comentando todo lo que hacían o les sucedía, tanto en la universidad, como en sus casas, o en cualquier parte de donde vivían.
Para el tercer mes de novios, Harry ya era capaz de permitir que el mayor inicie un beso, y podía ser sostenido, confiando en que Louis preguntaría También logró permitir que su novio sostuviese su rostro por un par de minutos.
Se sentía triste, pero Louis le hacía saber que era un enorme avance, estallando de felicidad por el progreso del pelinegro.
Era viernes, y al siguiente día cumplirían el cuarto mes de noviazgo. Louis estaba dentro de la casa, con su mochila llena de cosas, buscando en plena desesperación sus audífonos. Tenía el cabello mojado, tan solo le faltaba ponerse el calzado, pero estaba muy ocupado, y siendo perseguido por su cachorro.
Minho se encontraba en el sofá, hablando con Melody sobre el programa de televisión que ambos veían.
—¡Mamá! —Louis volvió a la cocina, luciendo desesperado—. ¿Dónde los dejaste? ¡Tengo que estar en la estación en tan solo una hora!
—¡Que no sé dónde, idiota! —Respondió la mujer, agotada cuando su hijo interrumpía la charla que estaba teniendo con Minho—. ¡Los dejé sobre el mueble del comedor! ¡Ya te lo dije!
—¡Señora, si no quiere que me ponga así entonces deje de usar mis cosas! —Replicó con sarcasmo, enfadado, y caminando con rapidez hacia el comedor.
—¡Tienes veintitantos! ¡Le voy a contar a tu novio cómo te pones por unos audífonos! —Le gritó desde la sala, suspirando antes de volver a ver a Minho, quien lucía confundido—. Como sea, te decía...
—Espere —La Interrumpió éste, recibiendo una expresión malhumorada—. ¿No que la madre de Harry vendría por él?
—Sí, pero Liz me dijo que no le diga, y busque alguna distracción, o él se negaría.
Minho sonrió, riendo en silencio—. ¿Dónde están los audífonos?
La madre de Louis palmeó el bolsillo de su chaqueta, y ambos estallaron en carcajadas hasta que el timbre interrumpió la diversión.
La mujer se puso de pie—. No digas nada —Le susurró al mejor amigo de su hijo cuando vio a este último regresar a la sala, luciendo enfadado mientras se sentaba en el sitio de su madre, la cual se dirigió hacia la puerta principal.
Minho alzó ambas cejas hacia el castaño—. ¿Todo este escándalo por unos audífonos? ¿O estás nervioso por algo más?
Louis lo observó de mala manera antes de lucir rendido, refregando su rostro—. Temo perder el tren. Mañana es nuestro mesiversario, y quiero que estemos juntos.
—Louis...vas todos los fines de semana, sin falta.
Tenían razón, pero no fue aquel fin de semana en específico, cuando Harry le explicó con mucha vergüenza, a través de mensajes en una conversación, el fallecimiento de Mist, uno de sus felinos.
Sucedió tan solo dos días atrás, donde no habían mantenido conversación alguna más que informarse acerca de cosas como "voy a la universidad", "tengo examen", "hoy me resfrié", y, para la suerte de Louis: "tuve un muy mal día".
Harry expresó lo mal que se sentía cuando Louis le preguntó por qué no le dijo nada respecto al asunto:
"Es que...ese día, cuando Mist ya no despertó, no pude ir a la universidad. Hoy fui, y mi profesor de filosofía me preguntó por qué estuve ausente, habiendo tantos exámenes aproximándose. Cuando le dije que mi Mist murió, intentó no reír, y me respondió que era algo absurdo para faltar. Dijo que podría adoptar un gato nuevo, como si mi bebé fuese un juguete. Tal vez fue mi ansiedad, pero temía recibir la misma respuesta de cualquier otra persona. Juro, Lou, que confío en ti como nadie, pero mi mente no me deja tranquilo."
Louis, por supuesto, estaba dispuesto a golpear a ese hombre, o insultarlo hasta que se sienta muerto por dentro, pero hizo aquellos pensamientos a un lado, pensando en su novio, dándole el tiempo que necesitaba, recibiendo cortos mensajes en las noches, como: "estoy bien, te amo."
Él también se sentía triste. Aquella gatita fue una gran compañía los días que visitaba a Harry, y no pudo evitar encariñarse con demasiada rapidez. Sin embargo, no se asemejaba al mismo dolor de Harry, y el cómo las personas invalidaban una muerte que, a pesar de ser una mascota, podría arruinar a alguna persona.
También comprendió que, incluso en momentos como aquellos, Louis no podría viajar. La relación a distancia no fue algo complicado para ellos, pero, en casos así de graves...
—Sí, pero nuestros mesiversarios nunca fueron en momentos donde estuvimos juntos —Oyó a su madre hablar con alguien en la puerta y su ceño se frunció—. ¿Y ahora quién es?
—Tal vez tu padre con tu hermana.
Para su suerte, su madre se divorció de aquel idiota, y aunque permaneció semanas con los nervios de punta, alerta por cómo la niña podría reaccionar, Sun ni siquiera se quejó.
—No, dijo que volverían en la noche —Se puso de pie, estando a punto de dirigirse hacia la entrada, pero ni siquiera pudo dar un paso debido a que se congeló al ver a su madre regresando junto a Elizabeth, la madre de Harry...
...Y éste detrás.
Lucía precioso: Con un suéter holgado, bordó, pantalones negros, y zapatillas del mismo color. Su cabello estaba algo despeinado, suave, y tenía una perforación nueva en su nariz.
Louis lo echó tanto de menos, pero eso no era lo único que provocó una enorme sonrisa en sus labios, si no que Harry estaba allí. Estaba allí luego de meses sin poder pensar en Londres, y lo primero que hizo fue llegar a su hogar.
La mirada del pelinegro encontró la de su novio, y la ansiedad desapareció de inmediato. Una tímida sonrisa se hizo presente en sus labios, haciendo visible el aro en su encía.
Minho rio—. Wah, tu regalo de mesiversario llegó.
Louis se aproximó a su novio a paso rápido, y lo observó con cariño antes de subir con lentitud sus manos a las suaves mejillas del joven, dejando un lento pero corto beso sobre sus labios. Quería abrazarlo con todas sus fuerzas, pero le bastaba con simples caricias.
Entre ellos, sabían la diferencia entre abrazar y sostener. Louis lo comprendía, y estaba feliz por ello.
—¿Qué haces aquí? —Las narices de ambos se rozaron, permaneciendo con embobadas sonrisas en sus labios—. ¿Cómo...?
—Mamá me dijo que tenía que venir por ti —Habló Harry por primera vez—. Y quise...acompañarla —De repente, lucía tímido—. No podía esperar a verte.
—Mi amor... —Maldición, se estaba derritiendo por dentro. Su novio era la persona más dulce e increíble del universo. Lo observo fijo a los ojos antes de rozar sus labios con los contrarios—...te eché de menos.
—Sí, bueno —La madre de Harry interrumpió a los novios, los cuales se voltearon a verla. La mujer tan solo veía a Louis, alzando ambas cejas—. ¿A mí no me vas a saludar?
El castaño soltó a su novio para, de inmediato, dirigirse hacia su suegra, abrazándola con cariño—. Muchas gracias por venir.
—En algún momento tenía que venir, ¿no? —Ahora fue la madre de Louis la que habló —Todo este tiempo tú has impedido que ella y yo podamos vernos.
Cuando Louis volvió de Doncaster por primera vez, le envió a su madre el número de teléfono de la madre de Harry, y ambas no tardaron en volverse grandes amigas.
—¿Qué? —Estaba indignado mientras veía a su progenitora, aún abrazado a Elizabeth—. ¡Podrías haber venido conmigo!
—¡Te recuerdo que no eres mi único hijo!
Louis bufó, viendo de reojo como Minho se ponía de pie en el sofá y observaba algo, o alguien. El castaño se apartó de su suegra, la cual siguió charlando con su madre, y notó la incomodidad entre su mejor amigo y su novio.
—Harry, hola —Saludó Minho.
Louis tuvo que extender su mano hacia su novio, el cual la tomó con rapidez. Lo notaba ansioso, y eso no le gustaba. Tal vez no esperaba encontrarse con el ex novio de su abusador en la casa del castaño, incluso si, un par de veces, charlaron por videollamadas nocturnas de los mejores amigos.
Harry siempre comentó que Minho lucía como si fuese una increíble persona, pero, tal vez, verlo frente a sí le trajo muchos recuerdos.
Después de todo, fue en la casa de Minho donde todo ocurrió.
—Hola —Susurró el pelinegro, dirigiéndole una sonrisa nerviosa al otro chico.
—Tanto tiempo, ¿no? —Minho sonrió, también—. Luces bien.
—Gracias, tú igual —Bajó la mirada cuando notó algo en sus pies—. ¡OH! ¿Éste es Clifford? —El pelinegro soltó a su novio y se puso de cuclillas en el suelo, acariciando al cachorro que festejaba por su llegada—. Ow, tan tierno —Lo observó con obvia nostalgia, pero, aun así, sonrió con dulzura.
Louis sonrió. Harry con perros era algo que no imaginaba jamás, siempre lo comparaba con gatitos, porque su novio estaba obsesionado con ellos. Fue algo nuevo y precioso de ver.
Minho lo golpeó en el hombro—. Te cambió por tu perro, y es comprensible.
—Cállate, idiota.
Harry se puso de pie, finalizando por darle amor al cachorro del mayor, luciendo feliz mientras regresaba su mirada a Louis. Minho volvió al sofá, balbuceando cosas sobre los enamorados y siendo perseguido por el perro de su mejor amigo.
—¿Quieres ver mi casa? Te hago un tour —El veinteañero rio, asintiendo mientras seguía a su novio.
Louis le enseñó los baños, la habitación de sus hermanos, de sus padres, el patio, la cocina, el comedor y, por último, su cuarto. Harry esperaba éste con ansias, porque sabía que sería besado hasta el cansancio. Lo echó tanto de menos, que hasta se sentía capaz de ser acariciado.
—Wah, que bonito —Notó la pila de discos antiguos en uno de los muebles de una esquina del cuarto—. Luce mucho más grande que en nuestras videollamadas.
—Es un poco grande, ¿no? Me parece innecesario —Se puso frente a su novio, inclinándose para dejar suaves besos en sus labios.
—No es innecesario, deberías de presumirlo —Louis se alejó un poco, alzando sus cejas hacia el menor—. ¿No viste el mío? Es hiper pequeño. Ni siquiera sé cómo entramos.
—No es pequeño. Es bastante espacioso —El pelinegro hizo una mueca dudosa antes de recibir más besos en sus labios.
Rodeó el cuello del mayor con sus brazos, y sus lenguas no tardaron en encontrarse. Se habían necesitado demasiado. No es que hubiese un fin de semana que no se vieran, pero al solo tener aquellos días para estar juntos, cada hora parecía ir con demasiada lentitud. Era insoportable para ambos.
A decir verdad, mudarse a Doncaster no sonaba tan mal. Podría irse con Minho y, de aquella forma, dejarían de sentir rabia cada vez que veían a Zayn.
Ya no asistía a la universidad, debido a que la condena social provocó que lo expulsasen, pero, de vez en cuando lo cruzaban por el vecindario, y era incómodo.
Harry se apartó un poco, suspirando con lentitud—. ¿Cómo estuvo tu día?
Louis agradeció aquello, y no sólo por la pregunta: Besar mucho a Harry provocaba accidentes —erecciones— que intentaba evitar, al menos que se encontrase solo
Por supuesto que no habían tenido sexo, era algo obvio. Harry aún no soportaba el toque en otras partes de su cuerpo, y Louis estaba bien con eso. Claro, le encantaría hacerlo, pero no estaba desesperado. Jamás se sintió desesperado por tener sexo, así que le daba igual.
Hablaron sobre ello. A decir verdad, Harry siempre lo comentaba: "Temo que te aburras de mí, porque yo ni siquiera puedo...es decir, apenas puedo dejar que me sostengas. Llevamos tres meses siendo novios, y ni siquiera podemos tener sexo. Lo siento tanto."
Louis se encargó de hacerle saber que aquello estaba bien, que él no necesitaba el sexo en una relación, pero en una de sus llamadas telefónicas, a medianoche, los coqueteos entre ambos habían ido más lejos de lo que solían llegar, y aquel día terminaron tocándose entre charlas sucias. El fin de semana siguiente de aquella noche, Harry apenas podía verlo a la cara.
Fue chistoso.
—Estuvo horrible. Me la pasé malhumorado —Comentó, dejando un último beso en los labios de su novio antes de buscar su calzado—. Mi madre perdió mis audífonos, y tenía que estar en la estación en una hora.
—Oh, sí. Supe de ello —El pelinegro asintió—. Era una distracción para que no te fueras antes de que yo llegase.
Louis lo observó fijo, impactando ante aquella confesión—. ¡Ah! ¡Hija de su madre! —Harry se sorprendió, pero rio a carcajadas. Amaba la relación de su novio con su suegra—. Me las va a pagar. Voy a encontrar sus audífonos, y los arrojaré al microondas.
Harry rio por lo bajo, mordiendo su labio inferior, observando a su alrededor por un momento antes de regresar su mirada a los preciosos ojos ajenos.
Louis sabía.
—¿Cómo te encuentras? —Preguntó en un murmullo.
Harry intentó sonreír—. Triste...pero verte me hizo sentir un poco mejor.
Louis le sonrió con dulzura antes de, con suma delicadeza, tomar sus mejillas, atrayéndolo hacia su rostro—. ¿Quieres llorar?
—No...por ahora, no. Ya he llorado mucho, mi cuerpo se siente cansado —Harry cerró sus ojos, permitiéndose suspirar—. ¿Puedes sostenerme por un momento?
—No tienes que preguntarlo, sólo pídelo —Murmuró el castaño, permitiendo que su novio se aferrase a su cuerpo a la par en que él posicionaba con suavidad sus brazos alrededor del cuerpo contrario, con suavidad, sin ninguna presión.
—La extraño, Lou...ella me ayudó mucho.
—Lo sé, mi amor...lo sé —Subió una de sus manos con lentitud hacia el cabello negro de su novio, acariciándolo con delicadeza y cuidado—. Puedes tomarte tu tiempo, ¿sabes? para sanar, y pensar en cosas buenas de Mist.
—Lo único que puedo pensar ahora es...en que no volveré a verla jamás —Su voz tembló un poco. Parecía estar reteniendo sus ganas de llorar—. Y que no pude decirle "adiós".
—Bebé... —Suspiró, apartándose tan solo un poco para poder dejar un beso en la frente de su novio—. Muchas veces los gatos más ancianos deciden ocultarse de sus dueños cuando llega su momento.
—Sí, lo sé, pero... —Negó con la cabeza, suspirando—. Ya no quiero hablar de esto, me encuentro saturado.
—Está bien —Volvió a tomar el rostro de Harry, y dejó un suave, lento beso sobre sus cálidos labios—. Hablaremos de esto cuando estés listo.
—Te amo —Murmuró el pelinegro, sintiéndose agradecido por recibir espacio, pero importancia en el asunto.
Louis quiso responder, pero su novio, una vez más, lo besó.
El beso se volvió prolongado, profundo, y exquisito. Harry adentró su lengua a la cavidad bucal contraria, buscando la cálida lengua del mayor de ambos, quien no dudó en aceptar que aquel beso pasase a mayores.
La respiración de ambos era lenta, pero profunda, exhalando por la nariz y volviendo el beso más acelerado.
Cuando el pelinegro se apartó, Louis también lo hizo, notando el precioso y sonrojado rostro de su chico. Quería sonreír, pero no lo pondría más tímido de lo que ya se encontraba.
—Espérame un segundo —Louis se apartó con cuidado y se dirigió a su cama, sentándose.
Se puso el calzado con rapidez, tomó su mochila de encima de su cama y se acercó a Harry, tendiéndole la mano—. ¿Nos vamos ya?
—Sí, sí. Vamos.
Y salieron del cuarto.
Cuando salieron de la casa de Louis, éste se aseguró de observar con suma atención el vecindario. No quería cruces innecesarios que afectasen a su chico, pero, al no ver a nadie, tan solo subieron al vehículo de Elizabeth, y se fueron de allí con rapidez. Se despidió de su madre, de Minho y Sun, así que no tenía de qué preocuparse. También se despidió de su cachorro, el cual siempre lo esperaba.
Durante el viaje sostuvo la mano de Harry, evitando que frotase su brazo o lo lastimase de manera inconsciente Lo distrajo hablando sobre diversos temas, y Elizabeth se unió a la conversación. El viaje fue mucho más entretenido y cómodo que viajar en tren, cayendo dormido luego de una hora.
Apenas llegaron a la casa de Harry, no dudo en ir a la habitación de éste y dormir hasta que la hora de la cena llegó. Le pidió miles de disculpas a Elizabeth por no ayudar a preparar la comida, y ésta lo excusaba con que, de seguro, estaba muy cansado. También lo regañó ya que, de seguro, se debía a los miles de deberes de la universidad.
Para cuando la mujer se fue a trabajar, Harry y Louis se habían puesto sus pijamas, y estaban en la habitación del pelinegro, sentados uno frente al otro, hablando sobre lo que habían hecho durante la semana y compartiendo suaves besos en los labios.
Cuando el reloj marcó la medianoche, el mesiversario de ambos comenzó de manera oficial. Escucharon música, jugaron a las cartas, tuvieron una guerra de almohadas en medio de bromas pesadas y se dedicaron a mimar a Hannie, el felino del pelinegro. Éste último no tardó en comenzar a estornudar y refregar su nariz. Se sentía solo, así que Harry no dudaba en brindarle más amor de lo normal, siempre que podía.
—Hazz, ¿tomaste la pastilla?
Estaba preocupado. Sabía que la alergia del joven no lo dejaba sin aire, pero de seguro era bastante irritante.
—Mh, no —Negó con rapidez, llevando en brazos a su gato hacia la puerta de su cuarto—. Mañana iré a buscar más antes de que salgamos. ¿Me acompañas? Tiene que ser en la mañana —Dio besos en la cabecita de su mascota antes de dejarlo fuera del cuarto, y cerrar la puerta.
—¡Pero no lo beses! —Lo regañó el castaño, haciendo reír al pelinegro, quien estornudó una vez más antes de regresar a la cama, y tender su mano hacia Louis—. Desobediente que eres.
—Es mi hijo, no puedo no darle besos —El mayor sonrió, enternecido antes de inclinarse y dejar un casto beso en los labios ajenos—. ¿Tienes sueño ya?
—Un poco —Soltó la mano de Harry para dirigirse a la cama en el suelo, recostándose sobre las mantas, y fingiendo sonoros ronquidos que hicieron sonreír a su novio.
Hubo un corto silencio. Aquello extrañó un poco a Louis, el cual alzó su rostro y se encontró con su novio observándolo fijo desde su cama, sorbiendo su nariz por la alergia.
—¿Bebé? —Harry alzó sus cejas ante el llamado, pero, sin embargo, no llevó su mirada a su novio—. ¿Pasa algo?
—...nada, amor —El pelinegro lo observó, y le sonrió con timidez ante el apodo con el cual llamó al castaño—. Estoy cansado, eso es todo —Se recostó, y extendió su mano hacia Louis, quien la tomó de inmediato—. Minho luce diferente...
—¿Verdad que sí? —Acarició con su dedo pulgar el dorso de la mano contraria—. ¿Te agrada?
—Él nunca me desagradó. Siempre me pareció muy simpático —Asintió con lentitud. Tragó saliva con fuerza antes de volver a hablar: —. ¿Sabes algo de Zayn?
Louis alzó sus cejas, sorprendido ante aquel nombre saliendo de los labios de su novio.
Harry no solía nombrar a su abusador, porque lo ponía nervioso, o comenzaba a sentir una irremediable tristeza. Las pocas veces que habían hablado de él, jamás tenía la valentía de nombrarlo. Hacía un tiempo que no hablaban de Zayn Malik.
—Mh...ni idea. No lo veo por ninguna parte —Respondió con calma. Una vez más, el silencio reinó en el cuarto, y Louis sabía que aquello solo sucedía cuando el pelinegro pensaba demasiado—. Bebé, ¿qué tienes?
—...estoy harto —Suspiró, cubriendo con su brazo libre sus ojos. El mayor de ambos se sentó de inmediato, aguardando con paciencia—. Quiero avanzar. ¿Por qué no puedo avanzar?
—¿Cómo dices eso? —A pesar de la pregunta, habló con mucha calma—. Hazz, la manera en la que avanzas...es demasiado rápido. Ahora puedes nombrarlo, y dejas que yo te toque.
—Sí, pero no he progresado nada —Quitó su brazo de sus ojos, viendo fijo a Louis. Lucía triste—. Y no quiero aburrirte.
¿Aburrir? Frunció su ceño.
—...amo pasar tiempo contigo. ¿De qué...? —Entrecerró un poco sus ojos, sospechando algo en específico ante el rubor en los pómulos de Harry—. ¿En qué crees que me aburres?
—No quiero que creas que...que no te deseo, o algo así —Se puso de lado, aún recostado, más cerca del mayor. Sus manos permanecían unidas—. Eso es lo que me harta aún más. Quiero estar contigo, pero siento que... —Negó con la cabeza, sin poder expresarse como quería.
—Hazz, escúchame —Se acercó un poco más, sin dejar de observar los preciosos ojos de Harry—. Yo también te deseo, en verdad, lo hago...pero no estoy desesperado, ni me es necesario, ¿sí? Por supuesto que quiero tener sexo contigo —Ante aquel comentario, el pelinegro llevó su mirada hacia otra parte, algo cohibido—. Pero si tengo que esperar hasta que sientas la comodidad suficiente, entonces lo haré. Y si decides que no te gusta hacerlo...entonces no lo haremos, y eso es todo —Se encogió de hombros—. Siempre creí que las relaciones no se basan en el sexo.
—Pero lo quieres...
—Solo quiero si es recíproco —Aclaró Louis.
Harry tragó saliva, encontrando su mirada con la de su novio. Notó que éste, a pesar de la confianza con la que hablaba, también estaba sonrojado.
—Lo quiero —Ante aquel comentario, Louis se congeló un poco en su lugar—. Y es por eso que estoy irritado. Ambos lo queremos, pero no lo permito —Frunció su ceño—. ¿Qué es tan difícil, Lou? —Negó con la cabeza, confundido—. No llevo un mes en terapia, llevo...años.
—Desde que comenzamos a salir, ¿alguna vez comentaste con tu terapeuta el asunto del sexo? —Recibió una negación silenciosa—. Bueno, si en verdad quieres...tu sabes... —Carraspeó su garganta. No estaba incómodo por tener aquella conversación, solo estaba un poco nervioso—...entonces deberías hablarlo.
Harry asintió, estando de acuerdo, pero, una vez más, pareció ser absorbido por sus propios pensamientos. De repente, su lenguaje corporal comenzó a demostrar algo indescifrable. Ante los ojos del castaño, lucía como si quisiese decir algo, pero no se animaba.
Louis esperó con paciencia.
—Desde lo que sucedió con Mist, estuve trabajando en...aprender a vivir con no tenerla conmigo —Harry comenzó a expresar sus sentimientos—. Y comprender que no todo dura para siempre. Mi terapeuta dijo que las personas vemos lo malo en aquella oración. "No todo dura para siempre" —Repitió, haciendo una mueca de disgusto con su rostro—. Cuando me preguntó qué pensaba al oírla, le dije que... —Carraspeó su garganta, apoyando su codo sobre el colchón para no estar acostado—...le dije un par de cosas. Todos esos pensamientos no eran buenos.
<<Hablé sobre perdidas, más de lo que debí. Ella preguntó si alguna vez se me cruzó por la cabeza pensar...que aquella oración significaba terminar con todo lo malo. Es decir: pensar que mi dolor por Mist no durará para siempre, o la hafefobia. Le dije que no, pero que cuando estaba contigo, sin ser consciente, lo pensaba. Cuando estoy contigo, pienso que superé no confiar en las personas, porque confío en ti con todo mi ser, aunque siempre pregunto muchas cosas.
Suspiró, agotado. Supo en aquel momento que hablar demasiado sobre sus sentimientos lo estaba saturando.
—Para terminar con el asunto, ella y yo estuvimos trabajando en algo que quiero intentar, así que... —Harry respiró profundo—...quisiera saber si te gustaría dormir a mi lado.
Louis tuvo que parpadear con rapidez para lograr procesar aquella información. Tal vez su novio no lo sabía, porque aún no lo asimilaba por completo, pero el formular esas últimas palabras...significaba un gran, gran, gran progreso.
—Y quiero, si tú estás de acuerdo, intentar dormir en tus brazos.
Quería que lo abrace, que rodee sus brazos en él, y despertar de aquella forma. Quería avanzar, y aquello era tan bueno. Estaba haciendo un gran esfuerzo para no comenzar a saltar en su sitio. ¿Cómo podía hacerle notar al pelinegro su felicidad?
—Amor, por supuesto que quiero —Suspiró. Siempre querría, estaba seguro—. Pero tú tienes que estar seguro.
—Lo estoy —Harry tiró de su mano, haciéndole espacio en su cama.
Louis no podía creer que aquello estuviese sucediendo, pero necesitaba actuar con seguridad, para que su chico supiese que tenía todo bajo control. Tal vez estaba nervioso, pero quería demostrarle que estaba a salvo.
<< Fingir para creerlo, fingir para creerlo. >>
Cuando se acomodó en la cama del joven, de costado, y frente a él, ambos se observaron por unos segundos, sin decir nada.
—Tienes que decirme qué puedo hacer para que no sientas nada malo.
Harry asintió con rapidez, parpadeando antes de soltar con lentitud la mano de su novio—. ¿Recuerdas nuestro primer beso?
—Lo recuerdo — << ¿Cómo olvidarlo? >>
—Siento que funcionó tomar la iniciativa. Creo que...esto podría funcionar de la misma forma.
Louis sabía a lo que se refería. Una vez más, asintió, acomodándose un poco en su lugar, notando los ojos del pelinegro abrirse de más ante aquel movimiento.
—Tranquilo, no haré nada. Tú solo mírame, ¿sí? Mírame a los ojos.
—Sí —Harry asintió, suspirando para calmar los fuertes latidos de su corazón. Louis se sorprendió al verlo sonreír, pero no pudo evitar hacer lo mismo. La sonrisa de su novio era contagiosa—. Mi corazón saldrá disparado.
—Tú solo dime, y podemos intentarlo más adelante.
—No, no. No creo que sea porque estoy asustado, creo que es... —Arrugó su nariz, luciendo adorable—...porque eres tú, y me gustas.
Louis podría morir de amor.
—Bueno, ya sabes, soy muy guapo y todo eso —El más joven rio ante aquel comentario—. Es decir, si yo me tuviese al frente, también estaría nervioso.
—Ah, ¿te sucede, también? —Harry fingió sorpresa.
—Muy seguido, sí —Louis puso sus ojos en blanco, como si estuviese recordando algo. No pudo evitar sonreír al oír a su novio, una vez más, reír—. Sobre todo, cuando me miro al espejo, y estoy muy cerca. Podría besarme, pero luego pienso... —Fingió suspenso con un breve silencio—. "¿Harry creerá que lo estoy engañando?"
—Que inteligente eres. Lo más probable es que yo creería que me engañas con tu reflejo, y terminaríamos.
—Es que no puedo hacerlo. También pienso que no valdría la pena, porque tú eres más guapo —Lo observó de manera coqueta, riendo al notar el rubor invadir las mejillas ajenas—. Así que, de vez en cuando, debo rechazarme a mí mismo.
—Vas a lograr que salga corriendo por la vergüenza —Respondió Harry, sorprendiendo a Louis en cuanto se aproximó, ocultando su rostro en el pecho de éste—. Pero gracias por no engañarme con tu reflejo.
<< Actúa como si no estuvieses sorprendido. Actúa como si no estuvieses sorprendido. ¡Habla ya, idiota! >>
—No, de nada, cariño —Sintió un cosquilleo en su estómago ante la cálida respiración de Harry en su pecho—. Siempre estaré dispuesto a romperme el corazón por ti.
Ambos rieron ante aquel comentario, y el silencio se hizo presente. Los brazos de Harry, que envolvían su torso, estaban algo tensos, pero su respiración era lenta, lo cual sorprendió a Louis.
—¿Cómo te sientes? —No pudo evitar preguntar.
—Estoy...algo sorprendido —Murmuró el pelinegro, con sus ojos cerrados—. Mi cuerpo está algo tenso, pero no quiero apartarme. Creo que esto es más fácil que cuando te besé.
—Bueno, ha pasado un tiempo. Ahora somos pareja, así que tal vez sea por eso. Nuestro primer beso fue cuando te conocí en persona.
—... ¿Qué pensaste cuando me viste?
—No suelo tener mucho interés en las personas —Louis comenzó a explicar, intentando controlar los latidos de su corazón. Amaba el cómo se sentía la cercanía de ambos—. Nunca nadie llamó mi atención como tú lo hiciste.
—¿En serio? —Harry recibió un asentimiento—. Lou, si quieres...puedes sostenerme.
—¿Sí? —El castaño bajó la mirada cuando oyó un hueso tronar, preocupado al notar que se trataba de la tensa mandíbula del pelinegro—. ¿Estás bien? ¿Quieres que me aparte? —Recibió una negación—. Amor, ¿en verdad quieres que te abrace?
—Mh...quiero, pero, ¿podemos esperar unos minutos?
—Por supuesto. Podemos esperar todo lo que necesites, Hazz.
Harry se alejó un poco, sin apartar los brazos del torso contrario, para alzar su rostro y rozar su nariz con la de Louis. Éste cerró sus ojos, suspirando, y sintiéndose como si fuese un adolescente que se enamoraba por primera vez.
Incluso en aquel entonces, jamás sintió lo que Harry lo hacía experimentar.
—Soy yo —Murmuró, intentando que su voz no temblase ante la necesidad de hacerle notar a su chico lo mucho que lo enorgullecía—. Yo te cuido.
—Lo sé —Harry dejó un lento, pero suave beso en sus labios, el cual fue correspondido al instante—... ¿Lou?
—¿Sí?
Hubo un breve silencio. No fue incómodo, pero...
...parecia como si Harry tramase algo.
—¿Hazz? —Llamó, abriendo sus ojos, asustado de que, tal vez, podría estar disociando, o al borde de una inesperada crisis.
Sin embargo, no era así.
—Voy a enfrentar a Zayn —Murmuró, y su voz no tembló. Abrió sus ojos, encontrando su mirada con la de Louis, quien pareció congelarse ante la mención de aquella persona. En lo principal: porque salió de los labios de Harry—. Voy a enfrentarlo, y acabar con mi miseria.
—... ¿eso es lo que quieres?
—Eso es lo que quiero.
Louis suspiró, sin pensar demasiado. No había nada que pensar, porque no sería de un día para otro, y tampoco se negaría.
Él también quería hacerlo.
Sin dudarlo, asintió con decisión, manteniendo la mirada fija en los bellos ojos grises de su chico. La mirada de Harry lucía diferente, como si fuese la persona con más valentía en el universo.
Como si estuviese...
—Permíteme estar a tu lado durante este enorme progreso.
Y, para sorpresa de ambos, Harry sonrió con confianza.
...Como si hubiese tomado una decisión correcta.
—Así será. Sea o no un progreso...siempre te querré a mi lado.
Louis se removió un poco sobre la cama, observando con orgullo al pelinegro—. Quiero que te sientas seguro, y que esto no sea una decisión impulsiva.
—No lo es, confía en mí —Prometió Harry, observando hacia otra parte, pensativo, antes de regresar su mirada a los ojos de su novio—. Es solo...
Louis esperó, aún sorprendido —pero fascinado— por la decisión de Harry. Sabía que sería un largo progreso, incluso uno del cual podría retractarse, pero con tan solo su mención, aún más en aquellas circunstancias, donde ya estaba logrando un pequeño avance, era algo increíble.
Lo que no esperó fueron las palabras que Harry soltó luego. Louis no pudo evitar llenar su pecho de aire, sintiendo un orgullo inmenso, y observando al joven con admiración.
En definitivo, era la persona más valiente que alguna vez conoció.
—Me siento preparado. Es hora de enfrentar lo que me volvió de esta forma, y descubrir en verdad soy.
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