| 2 |
—¿Es que acaso te estabas masturbando o qué?
<< En realidad, sentía que estaba muriendo de ansiedad >>
Cuando Louis abrió la puerta principal, no sin antes ocultar todas las cartas en el segundo cajón de su mesa de noche, Zayn le recriminó el haber esperado tanto tiempo fuera, en pleno invierno, pero fue interrumpido por los regaños de su mejor amigo, quien le reclamó por haber estado desaparecido durante toda la tarde, sin siquiera avisar nada en absoluto.
—No te enfades conmigo —Zayn se quitó su abrigo una vez estuvo dentro de la casa, y la calefacción en ésta lo invadió. Clifford, la mascota del castaño, lo recibió, moviendo su adorable colita, feliz de encontrar a aquella persona que su dueño tanto apreciaba—. Mira, hasta el perro me trata mejor que tú.
—Eso es porque el perro no tiene celular, idiota —Respondió Louis, con su ceño fruncido mientras intentaba apartarse del abrazo que su mejor amigo intentaba darle—. No, no vas a solucionar nada con esto.
—Tuve que ayudar a mis padres con su mudanza —Acomodó los lentes sobre el puente de su nariz, quitando su gorro blanco de su cabeza, revelando su lacio y un poco largo cabello negro—. Decidieron venir a Londres a visitarme, pero creyeron que era un lugar muy rustico y, ya sabes, a ellos le gustan ese tipo de cosas.
—Está bien. Qué bueno que estén aquí, al menos los verás más seguido, ¿verdad?
—Sí, eso es bueno.
La conversación continuó mientras el tiempo transcurría: habían acomodado sobre la mesa ratona, frente al sofá de la sala, dos paquetes de frituras, y dos vasos con cerveza. Decidieron buscar en la televisión alguna película de superhéroes que ya habían visto más de siete veces, solo para dejar algún sonido de fondo mientras conversaban.
—¡Zayn! —La madre de Louis, quien cargaba a Sun entre sus brazos, lo recibió con una sonrisa al salir de la habitación de la pequeña—. ¿Cómo ha estado tu día?
Zayn le sonrió, tanto a ella como a la hermana menor de su mejor amigo—. Ha sido un día muy ocupado, señora Tomlinson. ¡Hola, Sunny! —Saludó a la pequeña, moviendo su mano izquierda, pero esta ocultó su rostro en el hombro de su madre, cerrando sus ojos.
—Es gruñona cuando despierta —Comentó Louis mientras abría los paquetes de frituras.
—Tú eres gruñón todo el tiempo —Murmuró Melody, quien arrulló en sus brazos a su hija antes de comenzar a caminar hacia la cocina—. Voy a preparar la merienda de esta niñita. Ustedes sigan con lo suyo.
—¿Necesitas ayuda?
—No, Lou. No seas amable solo porque Zayn está aquí —Respondió su progenitora antes de adentrarse a la cocina, cerrando la puerta detrás de sí y dejando a su hijo boquiabierto.
Zayn no pudo evitar comenzar a reír, golpeando el hombro derecho de su amigo—. Te expuso.
El castaño se volteó para poder ver la sonrisa del pelinegro, manteniendo la misma expresión de indignación—. ¡Te juro que le hago el desayuno y la merienda todos los días!
—Claro, claro —Zayn respondió con desinterés, como si no le creyese, recibiendo un golpe en su muslo—. ¡Ah! ¡Que bruto eres!
De repente, Louis lucía pensativo—. ¿Por qué todos creen eso?
—¿A qué te refieres?
—Minho dijo lo mismo hoy. Dijo que no tengo fuerza, pero que soy bruto con mis movimientos —Se encogió de hombros, restándole importancia mientras se inclinaba y tomaba su vaso lleno de cerveza—. ¿Debería de ser más atento con ello?
—¿Viste a Minho en la universidad? —La pregunta fue tan abrupta que Louis no evitó permanecer unos segundos en silencio antes de asentir con lentitud, observando la televisión, sin siquiera prestarle atención—. Terminaré con él.
El castaño se giró de forma tan abrupta que creyó que su cuello podría haberse quebrado, observando a su mejor amigo fijo a los ojos. ¿Acaso oyó mal?
—... ¿Qué estás diciendo, Zayn? —Louis negó con lentitud, examinando las expresiones del chico sentado a su lado. Su semblante era serio, y se preocupó aún más, porque pocas veces lograba verlo así—. No puedes estar hablando en serio. ¿Qué ocurrió?
Zayn suspiró, llevando su mirada al frente mientras negaba con la cabeza.
—Siempre me va mal. El amor no parece ser para mí —Louis dejó su vaso de cerveza sobre la mesa ratona, aproximándose un poco más hacia su mejor amigo al notar su tono de tristeza—. Tengo veintidós años. ¿No debería de haber encontrado el amor?
—No, Zayn. No es así de fácil. Yo tengo veintitrés, y ni siquiera necesito amor.
—Me controla —Ignoró por completo las palabras del castaño, pero a este no le molestaba. Se... ¿acostumbró? —. Me controla demasiado, Lou —Prosiguió—. Quiere saber dónde estoy, todo el tiempo, y qué estoy haciendo. Se pone irritante, me angustia, y mis padres no han dejado de preguntarme por qué no luzco tan feliz junto a ellos. Es por Minho: estando con quien sea, excepto contigo, no deja de malinterpretar las cosas. Ha llegado a un extremo...enfermizo.
Siendo honesto, Louis estaba muy sorprendido. Minho no lucía como una persona controladora. ¡Todo lo contrario! Lucía tranquilo, confiado y muy incapaz de hacer todo ese tipo de cosas. Tan solo una vez notó celos de su parte, y fue porque Zayn se encontraba en medio de cuatro mujeres que querían forzarlo a salir con otra de aquel grupo, pero jamás le reclamó nada...o al menos que él sepa.
Pero, por supuesto, las apariencias engañan.
Recordó lo que Minho le dijo aquel día, y creyó que Zayn podría acertar en lo que decía. Preguntó por éste, pero sin querer que se entere.
¿Por qué? ¿Debería de advertirle a su mejor amigo?
Permaneció en silencio por unos segundos mientras observaba de reojo como el pelinegro bebía de su vaso de cerveza. Si Minho no era quien él creía que era, podría lastimar a Zayn con gravedad.
—Bueno, hoy... —Rascó su nuca, ladeando un poco su cabeza mientras observaba un punto fijo en el suelo. ¿Debería? Si Minho se volvió alguien controlador, no era para nada bueno ocultarle aquel tipo de información a su mejor amigo, ya que, si no estaba pasándola bien en su relación, no iba a ayudarle permanecer en ella—...me preguntó por ti, donde estabas —Confesó y, por algún motivo, sintió algo de culpa. ¿Estaba haciendo lo correcto? —. Lucía preocupado, y me dijo que no te dijese que preguntó.
Zayn suspiró, luciendo muy fastidiado—. ¿Ves? Me pone nervioso, en serio —Bufó, removiéndose en su lugar—. Terminaré con él. No estamos bien y, de todas formas, su personalidad ha hecho que no sienta la misma atracción que antes. Esto me ha hecho ver quien es en verdad.
Louis no se creía bueno en demasiadas cosas, pero, si en algo destacaba, era en ser demasiado empático, y dar buenos consejos. Era el momento de actuar.
—Zayn —Su amigo lo observó apenas oyó su nombre—. Sé que es muy reciente, y no me creerás ahora, pero tú...algún día vas a encontrar a alguien que te ame, y te aferre de una manera sana. Que te aferre con amor, no con posesividad.
Zayn sonrió de lado, observándolo fijo a los ojos—. ¿Por casualidad no eres tú? —Alzó y bajó ambas cejas, intentando acercarse para fingir que lo besaría, riendo a carcajadas cuando Louis comenzó a hacerle cosquillas en la cintura—. ¡Ah! ¡Basta! Ya entendí, no me quieres así —Ahora, ambos se encontraban riendo—. Es que eres muy guapo.
—Ya lo sé, pero no te enamores, idiota —Apretó las mejillas del menor con cariño—. Sabes que te podría romper el corazón, no me enamoro tan fácil.
—Joder, es verdad —El pelinegro dio otro sorbo a su bebida antes de alzar ambas cejas—. Olvidé que la única persona que confesaste sentir más que atracción sexual en tu vida... —Su semblante cambió de forma abrupta, fingiendo seriedad—. Fue mi exnovio.
—¡En mi defensa, era lindo! —Se defendió con rapidez, alzando su dedo índice—. Ah, solía olvidar aquel precioso rostro, y tímida personalidad—. Aún me enfado cuando recuerdo que no pude estar con él por tu culpa.
—¡Pero es injusto! —Exclamó Zayn, aun riendo—. No puede ser que te hayas enamorado de mi novio...bueno, ex —Dejó su vaso con cerveza en la mesa ratona luego de darle un gran sorbo—. Si me hubieses dicho que te gustaba, lo hubiese dejado antes de descubrir que me engañaba con su mejor amigo. ¿Por casualidad no eras tú con quien lo hacía?
Louis bufó, negando con la cabeza—. Desearías —El pelinegro volvió a reír, intentando empujarlo—. Pero él fue el único que llamó mi atención, en verdad. Me sorprendió mucho cuando me contaste lo que hizo.
—Sí, bueno. Como digo: el amor no es para mí, o tal vez las personas con las que me encuentro no sienten lo que yo, ¿verdad? —Ambos asintieron.
Tan solo tuvo tres conversaciones con aquel chico que solía salir con su mejor amigo, y las recordaba a la perfección:
La primera fue cuando Zayn los presentó en una salida al cine. El chico lo saludó con timidez, y se cubría la boca para no hacer audible sus carcajadas cuando Louis hacía alguna estupidez.
La segunda vez fue cuando fue invitado al parque por el pelinegro, quien estaba allí junto al chico. Ambos estaban fumando marihuana, relajándose en un perfecto día de primavera. No tuvieron una conversación a solas, pero, de vez en cuando, comentaban sobre lo que sea que Zayn tuviese que decir.
Y, por último, fue en una fiesta que Minho organizó en su casa, cuando sus padres se encontraban ausentes por sus respectivos trabajos como enfermeros en la madrugada. Lo notó diferente, no supo con exactitud en qué, pero aquellos preciosos ojos grises brillaban más que el mismísimo sol, y su sonrisa...
Louis hubiese deseado conocerlo mejor, pero fue una total decepción cuando Zayn le comentó lo sucedido en aquella misma fiesta.
Desde aquel entonces, no lo volvió a ver, y jamás volvió a sentir aquellas ganas de formar una pareja. De todas formas, no le molestaba estar solo.
—Hoy en día, no siento que quiera estar con alguien más allá que follar.
—Ah, eres todo un chico malo —Bromeó Zayn, observando la televisión frente a sí—. Pero no valía la pena, amigo. Ese chico...uf. Estaba mal de la cabeza.
—Mh.
—Ya ni siquiera recuerdo su nombre.
—Harry —Respondió Louis sin siquiera pensarlo.
Zayn golpeó su brazo con suavidad—. Ese no era su nombre.
—¿No? —De repente, el castaño se encontraba muy confundido—. ¿Cómo que no?
—Te estás equivocando con Hazel.
—No. Hazel era parecido a ti, lo cual me...perturbaba un poco —Fingió un escalofrío que hizo reír a ambos—. Un momento, ¿de cual ex estamos hablando? Yo estoy hablando del lindo.
—¡Todos eran lindos! —Exclamó Zayn—. Pero un desastre de personas.
—Me refiero al que me atraía. ¿Estás seguro que su nombre no era "Harry"?
—Lou, nunca tuve un novio llamado "Harry" —el mayor de ambos frunció su ceño, viendo fijo los ojos de su mejor amigo—. Nunca pasó, lo juro. También estaba Frank, pero no recuerdo que te haya atraído.
—¿Cómo se llamaba el que siempre fumaba contigo?
—...Todos fumaban conmigo.
—¡Zayn! —Louis se acomodó mejor en su lugar, sobre el sofá—. ¡El de ojos verdes! ¡El que te engañó!
Hubo un incómodo, pero —para suerte de ambos— breve silencio.
—No quería recordarlo, pero gracias —Comentó el pelinegro, sin ánimos, tomando un par de frituras de una de las dos bolsas.
—Lo siento —Se disculpó el mayor—. Pero sí recuerdas su nombre, ¿verdad?
—Sí, pero ese no era quien te gustaba.
—¿Y cóm-
—¿Podríamos no hablar de mis anteriores relaciones? Siento que es una falta de respeto hacia Minho.
Las cejas del castaño se alzaron, sorprendido. Hubiese querido decir algo al respecto, pero prefirió no discutir. No valía la pena.
Llevó su mirada hacia otra parte, cruzándose de brazos—. Bueno...en mi defensa, tuviste muchas parejas con la misma...
No.
No iba a pensarlo.
Ni siquiera...no podía ser posible.
—... ¿Con la misma qué? —Ahora Zayn sonaba algo fastidiado.
—...con la misma inicial —Su voz tembló un poco al responder la pregunta.
"H". Entonces no era cualquier persona en este mundo, si no alguien que estuvo en una relación con su mejor amigo, y tampoco era coincidencia que fuese un chico.
—Bueno, es una coincidencia —El pelinegro tomó el control remoto, retomando la búsqueda en películas—. Tal vez, luego de Minho, todos comiencen con "M" —Rio por su propio chiste.
—Eres un idiota, ¿lo sabes?
—Lo sé.
Louis suspiró, intentando desvanecer cualquier pensamiento que tuviese relación con las cartas, obligándose a poner su mente en blanco para pasar una agradable tarde junto a una de las personas que más amaba.
"12/03/2020"
Zayn, esta carta no es para ti.
Melanie Fletcher, buenos días.
Primero que nada, quiero decirte que estoy cien por ciento seguro que el profundo dolor que causaste en mí no se irá jamás. Para mi suerte, sé que no es posible que leas esto, así que voy a expresarme de la mejor manera que pueda.
Mel, tú y yo hemos sido amigos desde siempre. No, no has nacido a la par mía, ni nuestras madres eran íntimas amigas. No nos hemos criado juntos, e incluso hemos crecido sin el otro, pero, por alguna razón, en la mayor parte de mis recuerdos estás tú.
Y me duele.
Dese1aría que todo volviese a ser como antes. Teníamos muchas anécdotas, y es doloroso, porque, incluso una simple canción en la radio del vehículo de mi madre me recuerda a ti. A todo le buscábamos algo chistoso, y podía reír por horas y horas con tan solo un comentario de tu parte. Desayunar solo, como lo hago ahora, también me recuerda a ti, porque cuando te decía que lo estaba haciendo, querías acompañarme, incluso si hubo veces que no lograbas hacerlo. Yo me negaba, porque no quería que tuvieses esa imagen de mí. Nunca me gustó ser el centro de atención, incluso si muchas veces lo necesité. Siempre fui una persona que quiso estar para los demás, al punto en el que me incomodaba cuando mi madre notaba mis necesidades.
Lo que intento decir (que, mierda, me es muy difícil) es que me siento muy, muy, muy solo. Estoy solo, y creía estar acostumbrándome. Estuve bien por unos meses, ¿sabes? Soy bastante frío en aquel sentido: bastante consciente que las amistades podrían no ser eternas porque, de una u otra forma, las personas siempre terminan tomando diferentes caminos. Sabía que algún día pasaría, e intentaba no pensar en ello, porque me asustaba con facilidad.
Tuve que haberlo hecho. Tuve que haberlo asimilado y, tal vez, en el momento en el que ocurriese, no hubiese sido un golpe tan duro.
Pero lo fue. Fui un tonto, Melanie.
Cuando dijiste que te mudarías de ciudad pensé: << Bueno, puede que nuestra amistad no sea como la de siempre, y la extrañaré demasiado, pero, de alguna u otra forma, la tendré conmigo. No necesitamos vernos todo el tiempo, y podríamos visitarnos de vez en cuando >> Lloraste, yo también lo hice (lo cual es extraño, porque me considero alguien sin alma), pero te hice saber que te extrañaría con todo mi corazón.
Cerca de lo ocurrido, de lo que terminó destruyéndome por completo, tú comenzaste a notar el malestar que, poco a poco, dificultaba mi vida entera. Allí fue cuando noté que el tener años de amistad no significa que eres capaz de conocer a alguien por completo. Te hacía falta empatía, o investigar sobre lo que alguien con serios problemas/trastornos psicológicos sería capaz de hacer.
Cuando descubriste que no comía, te enfadaste, y me dijiste cosas muy hirientes. Me callé, porque sentí que aquel regaño era con razón, y ahora me siento manipulado.
Por supuesto que no. Tú no debiste decirme que no me importabas, o que no me importaba mi madre. No debiste decirme que me quedaría solo, incluso si podrías tener razón, pero, sobre todo, no debiste involucrar a mi padre en el asunto. No hacía falta que te metieras con ello, haciéndome creer que la razón de su partida fue por mi falta de autoestima desde pequeño, cuando sabías que me afectaba en demasía.
Pedir disculpas por algo que no podía evitar fue doloroso. A pesar de no ser la forma adecuada, lograste que volviese a probar bocado, y todo parecía, poco a poco, estar acomodándose, incluso si, en tan solo unas semanas, ibas a mudarte a la otra punta de Inglaterra.
Pero, como siempre me ha ocurrido (y continúa ocurriendo), todo se desmorona. Todo siempre, de una manera u otra, termina estallando. ¿Y lo peor? Es que no tiene una solución, tan solo permanece allí...en el aire.
La noche siguiente del momento en que mi vida se arruinó por completo, fuiste la primera persona a la cual acudí. Te confesé todo, pero no fui capaz de demostrar las emociones que sentía en mi pecho, porque el asunto me sobrepasó de tal manera al punto en el que ni siquiera sentía que podría llorar o estallar en pánico. Aquello me sucedía seguido, era como una especie de autoprotección, y creí que tú conocías aquella faceta mía.
Pero no.
No es que no me hayas creído, pero, para ti, fue mi culpa. Eso me hizo estallar en ira, y comenzamos una pelea que no terminó para nada bien con nuestra amistad.
Ni siquiera me hablaste, para preguntarme cómo me encontraba o algo...tan solo te fuiste. A la semana siguiente, te mudaste. No te despediste de mí, ni de mi madre, y no volví a saber nada de ti.
Melanie, estoy consciente de que no tengo que pedir disculpas. Estuviste equivocado, y, la mayoría del tiempo, reaccionabas como la mierda. Las pocas veces que te confesaba mis problemas, sentía que arrojabas toda la culpa sobre la carga en mis hombros, al punto en el que ya no quería volver a comentarte nada y, gracias a ello, hoy en día, no confío ni en mi propia madre.
Pero, aun así, quiero pedirte una disculpa.
Una disculpa deshonesta, la cual hago por puro compromiso, porque me siento mal conmigo mismo al no hacerlo. Discúlpame por insultarte, por no intentar solucionar las cosas contigo, incluso conociendo tu terquedad, pero, sobre todo, discúlpame por arruinar lo mucho que te amaba.
Ya no te amo, y sé que las cosas no cambiarán. ¿Por qué lo harían?
Pero desearía que sí, porque el tú que creía que eras me hace mucha falta.
Ojalá hubiese podido mantener aquella fantasía, y tú aquella máscara, por un poco más de tiempo.
H"
Louis guardó la carta, sintiendo un profundo vacío en su pecho. Él jamás perdió a un amigo, sentía que, si estuviese en aquella posición con Zayn, todo estaría perdido para él, porque su amistad los volvía uno.
Tragó el nudo de su garganta mientras guardaba la carta, en el sobre, dejándola sobre el manojo que tomó de su nuevo casillero, en el segundo cajón de su mesa de noche. No quedaban más de cuatro cartas, y era por ello que estaba tomándose su tiempo para leerlas, porque era demasiado interesante y desesperante para acabar de una vez. Sí, solo eso.
Porque no tenía miedo. ¿Por qué tendría miedo? Solo era un chico cualquiera hablándole a Zayn. Tal vez porque estaba enamorado de él y quería comentarle acerca de su interesante vida antes de...
...morir.
De repente, las dudas comenzaban a carcomer la mente de Louis. Poner su absoluta atención en aquellas cartas comenzaba a hacerle sentir un profundo apego hacia el tal "H". Quería conocerle, consolarle y hacerle saber que, si éste quisiese, él sería su amigo. Podría serlo, ¿por qué no?
Tan solo quería estar para el chico, y el pensar en que podría estar leyendo las cartas de un chico muerto...el pensar que era demasiado tarde, no lo estaba ayudando.
Para nada.
—Mamá —Era medianoche, y ambos se encontraban en el cuarto de Sun, la menor de la casa. Debido a que ésta no quería dormir en su cama, Louis la sostenía en sus brazos, arrullándola hasta que cayese dormida—. ¿Tu amas a...papá? —Le costaba llamarlo de aquella manera.
Melody, quien le acariciaba el cabello a su hija, sosteniendo una taza de café en su mano desocupada, alzó ambas cejas ante aquella sorpresiva pregunta.
—Que pregunta tan abrupta, Lou.
—Tal vez no debería de preguntar, es que tengo una duda...respecto a algo.
—¿Quieres contarme?
—Bueno, por algo estoy aquí, mujer —Lucía indignado, bromeando con obviedad—. ¿Acaso crees que me gusta hacer dormir a esta mocosa?
—Es tu castigo por tener más de veinte y seguir viviendo con tus padres —Ambos rieron en silencio ante aquello—. A este punto, con tu padre, consideraremos hacer un pequeño cuarto donde envejezcas y mueras.
Y, a pesar de que su progenitora estaba bromeando, el semblante de Louis cambió de forma abrupta, bajando la mirada hacia su hermana a la par que alzaba ambas cejas.
—Él no estaría en desacuerdo. No lo dudaría ni un instante.
—Lou...
—Hoy Zayn dejó a Minho —Cambió el rumbo de la conversación. Su madre, quien lo observaba fijo, abrió sus ojos de más—. Yo los veía...muy enamorados. En realidad, creí que Zayn lo estaba. Lo conozco hace mucho tiempo, y siempre habló de Min como si fuese su persona más preciada. Entonces, me preguntaba... ¿el tiempo puede hacerte dejar de amar a una persona?
—¿Qué opinas tú? —Su madre se acercó un poco más hacia él, sonriéndole con tristeza—. ¿Cuál crees que sea la respuesta?
—Jamás me enamoré.
—Mh... —Melody asintió con lentitud, llevando su mirada al suelo—. No tienes que estar enamorado para entenderlo —Su hijo la observó, con su ceño fruncido, confundido—. Mira, Lou...esta es mi opinión al respecto: no creo que el tiempo te haga dejar de amar a una persona, yo creo...que lo que te hace anhelar lo que sentías es cuando notas que, con el tiempo, la persona ha cambiado para mal.
—Entonces, ¿no es el tiempo, sino la forma en que la persona cambia...durante el tiempo?
Melody asintió, observando al castaño con decisión—. Exacto, cariño.
—¿Por qué sigues con él?
La mujer tragó saliva con fuerza, y sus ojos se cristalizaron, tan solo un poco, antes de asentir con decisión—. Porque estoy esperando por algo específico...para reaccionar, y merezco tener mi tiempo.
Fue allí cuando Louis lo comprendió del todo.
Pero no se sentía capaz de admitirlo en voz alta, porque su vida...dependía de esa persona.
No, no estaba aferrado de manera literal, ni tampoco en riesgo de muerte, o en una situación peligrosa.
Tan sólo estaba experimentando todo lo que Zayn detestaba de sus padres: costumbre, miedo de salir de la rutina, terror de dejar de sentir aquel amor...
...y pura dependencia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro