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—Entonces...
—Si.
—¡AH! —El rector de la universidad alzó su dedo índice hacia el alumno que estaba sentado frente a él—. ¡Lo admitiste!
—Si.
—¡Y ni siquiera dije qué fue lo que hiciste!
—Bueno...no, un momento —Louis Tomlinson se acomodó en su asiento, de repente, sintiéndose algo nervioso, observando fijo los ojos contrarios—. ¿De qué estamos hablando?
—¿Eres el que escribió con...excremento "la cámara de los secretos ha sido abierta" en el baño de mujeres?
—¡¿Qué?! ¡No! —Lo negó de inmediato, abriendo sus ojos de par en par. ¿Quién haría eso?
—"Enemigas de los arquitectos, temed" —Finalizó el adulto, dudoso de sus propias palabras.
Él tan sólo había roto su casillero...sin mala intención, claro.
<< Bueno, tal vez no >>
El rector pareció calmarse ante la respuesta de uno de sus alumnos, suspirando con profundidad y llevando una mano a su pecho. Parecía que estaba a punto de tener un infarto.
—Bueno, eso es un logro, pero a la vez no. No hemos encontrado a ese...asqueroso, o asquerosa.
—Niego al cien por ciento que una mujer podría hacer algo así. Ese, señor... —Louis alzó su dedo índice, sin apuntar al hombre mayor, sonriendo de lado—...Ese fue un varón.
De repente, el hombre de puesto superior se inclinó sobre el escritorio que lo separaba del joven de veintitrés años.
—¿Tú sabes algo?
—¡No! Señor... —De repente, Louis se encontraba muy agotado. Había sido enviado a la oficina por un incidente menor al del excremento—. Yo estoy aquí porque rompí un casillero...fue un accidente, por supuesto.
—¿Rompiste un casillero? ¿Por qué? ¿Tienes ataques de ira? —El rector frunció el ceño, arrancando una hoja de su cuaderno, y comenzando a escribir algo que el más joven no alcanzaba a ver.
<< Oh, no >>
—No, no tengo ataques de ira —Negó aquello, removiéndose en su silla ante la incomodidad—. Tan solo olvidé los números, y cuando quise abrirlo...la puerta se cayó.
—Madre mía, tienes fuerza —Comentó el rector, finalizando de escribir y tendiéndoselo al alumno—. Aquí, toma —Lo dejó sobre el escritorio—. Es una cita con la psicóloga de la universidad. La señorita Maddox sabrá cómo asistirte.
—¿Qué? No, no. Lo agradezco mucho, señor, pero yo n-
—No. Mira, niño —El hombre mayor entrelazó los dedos de sus propias manos, con sus brazos sobre el escritorio, y manteniendo su buena postura—. No quiero ser el causante de un problema. En esta institución, muchos jóvenes sufren de problemas que nadie sabe, así que prefiero entregar esta alternativa, y no esperar a que todo termine mal para ellos y su futuro.
Louis lo observó fijo, parpadeando un par de veces, atónito. Bueno, por lo usual, los rectores o profesores de las instituciones no se preocupaban por la salud mental de los alumnos. Debería callarse, y agradecer.
Eso hizo.
—Se te asignará otro casillero, pero, como castigo por haber roto el tuyo, vas a tener que limpiarlo.
—No es problema para mí, me gusta limpiar —Murmuró el castaño, encogiéndose de hombros—. Lo siento, señor.
—Está bien. ¿Así que te gusta la limpieza? —Ambos se observaron a los ojos, y el rector sonrió con maldad—. ¿Te gustan los insectos, también? Hay muchas arañas queriendo saludarte.
—Estoy bien con las arañas —Mintió, poniéndose de pie con lentitud—. Gracias, señor.
—No hay de qué. Oh, y si encuentras al culpable del incidente en el baño, házmelo saber.
Cuando le asignaron su nuevo casillero, estaba preparado de forma mental y física para afrontar lo que sea que lo esperaba del otro lado. Podrían ser cucarachas voladoras, y Louis podría morir.
Tomó una profunda respiración antes de abrir el casillero, intentando no ser tan brusco con sus movimientos.
Sí, había un par de telarañas, pero lo que en verdad captó su atención fue un manojo de cartas llenas de humedad, apiladas con un fino hilo.
Observó a su alrededor, desconcertado, tratando de buscar a alguien que lo estuviese filmando para la broma del año, pero no había nadie. Todos estaban en sus clases, y él era el único que se la estaba perdiendo por el incidente de su casillero.
Tragó saliva, tomando con cuidado los muy delicados sobres, observándolos por unos segundos antes de, con sumo cuidado, sacar uno de la pila. Lucía sucio, con una hoja dentro. No dudó en sacarla, notando que había algo escrito en ella.
Comenzó a leer:
"07/03/2020"
Buenos días, Zayn Malik. Con honestidad, sé muy bien el motivo por el cual escribo estas cartas, así como sé por qué son dirigidas a ti. Es probable que ni siquiera me recuerdes debido a que, en el último tiempo, ni yo mismo me recuerdo.
Y también porque, cuando alguien comete un error, decide olvidarlo al instante. Lo más probable es que, en tu mente, yo sea tu mayor error. Sin embargo, sea en esta vida (u otra), entenderás que siempre lo has sido tú.
Te parecería increíble si me vieses hoy en día. Pensarías: << ¡Wah! Este chico se ha vuelto loco... >> Eso es lo que, de seguro, pensó mi mejor amiga; una persona que era como mi hermana, antes de mudarse de pueblo. No lo hizo para alejarse de mí, tenía que irse, pero no terminamos en buenas condiciones.
De todas formas, qué te importa a ti, ¿verdad?
Eso lo reservaré para alguna otra carta.
No puedo decirte cuál es mi nombre, porque todo sería demasiado fácil, y nada de esto, en verdad, NADA de lo que ha ocurrido ha sido fácil. Al menos no para mí...
...para ti, veo que sí.
No tendría sentido, así que, para ti, o para cualquier persona que encuentre este manojo de cartas, seré H.
Y planeo que, quien sea que las esté leyendo sepa que, cuando lo haga, F ya no se encuentre en << el mundo de los vivos >> A lo que en verdad quiero referirme: mi funeral ya ocurrió, y estoy enterrado por ahí, en alguna parte.
¿Siquiera merezco un entierro?
En fin. Creo que pienso demasiado.
También creo que tú ni siquiera lo haces.
H."
Louis Tomlinson alzó su mirada hacia su nuevo casillero, observando con obvia confusión y sorpresa el vacío en éste antes de bajar con lentitud su mirada hacia la carta que tenía en sus manos. ¿Acaso estaba siendo filmado? ¿Esto se trataba de una mala broma o era producto de su imaginación? Porque cosas así no sucedían en la realidad, ni mucho menos podría sucederle a él. ¿Acaso aquel chico salió de un programa televisivo?
¿Por qué estaba haciendo esto? ¿Cuál era el llamado de atención que quería brindar? Y, sobre todo: ¿Por qué le escribía cartas a su mejor amigo?
Analizó la preciosa caligrafía, y mantuvo su mirada en el nombre de aquella persona tan importante para él: "Zayn Malik", el mejor ser humano —para él— del universo, quien lo acompañó durante toda su niñez y, hasta el día de hoy, continuaban siendo inseparables.
Sí, se lo diría, porque eran para él, y Louis no quería invadir su privacidad, ni tampoco sentirse involucrado en algo tan complejo, ¿verdad?
Pero tenía un grave problema: era un maldito chismoso, y sabía que, si Zayn tenía aquellas cartas en sus manos, ya no podría leer lo que restaba.
<< Louis, eres un jodido chismoso de mierda, y deberías dejar de creer que eres el personaje principal de algún show televisivo >> Pensó, chasqueando la lengua mientras tomaba su mochila con rapidez y adentraba en ésta todas las cartas del casillero —incluyendo la que leyó— de manera poco ordenada.
Colgó una de las correas sobre su hombro izquierdo, sintiendo el peso de sus libros de estudio, ignorando aquello mientras observaba su alrededor antes de cerrar con brusquedad la puerta del casillero, sobresaltándose a sí mismo por el fuerte golpe.
—¡Eh! —Repitió un salto en su sitio ante la voz de su amigo, quien se aproximaba hacia donde se encontraba situado—. ¿Acaso quieres romper este, también?
Seok Minho era su compañero de clases de literatura. Fue transferido desde una universidad de Corea Del Sur hace un año y cuatro meses. En la universidad de Louis la xenofobia era algo que permanecía, incluso en jóvenes adultos, quienes deberían de tener bien en claro que aquel trato hacia las personas de diferentes países era un asunto con el que nadie debería lidiar, y mucho menos en el siglo XXI.
Louis lo integró lo más que pudo, presentándoselo a Zayn, quien expresó lo llamativo que le parecía el muchacho asiático y, en menos de dos semanas, ya habían establecido una relación amorosa.
No culpaba a su mejor amigo, para nada: Minho era precioso, tanto su físico como personalidad. Alguien muy adorable, extrovertido, inteligente, y coqueto por naturaleza.
—No rompí el otro casillero, ¿sabes? —Respondió Louis, sosteniendo mejor su mochila, a la par que cerraba el cierre de ésta con rapidez—. No recordaba la contraseña y...
—Y decidiste que era buena idea expresar tu mal humor mañanero dándole un golpe, ¿verdad? —Lo interrumpió Minho, alzando una de sus cejas antes de reír de manera adorable—. Tienes que controlar tu fuerza, Lou.
—No tengo fuerza, mira —El último nombrado alzó su brazo derecho, forzando a que algún atisbo de músculo fuese visto, fallando al instante y fingiendo decepción para continuar oyendo las carcajadas de su amigo—. Detesto el ejercicio, y siempre lo haré.
Minho le dio un suave empujón en el hombro.
—Que no tengas fuerza, no significa que tus movimientos dejen de ser bruscos. Podrías asustar a alguien, ¿sabes?
—¿Yo? ¿Asustar? —Louis alzó ambas cejas mientras, sin que ninguno lo decidiese, comenzasen a caminar a la par hacia la salida del establecimiento—. ¿Con este rostro angelical? ¿Con esta personalidad?
—Cállate, por favor.
—¿Con esta intelectualidad?
—Estás comenzando a darme razones para volver a mi país —Minho negó su cabeza con lentitud, bromeando con obviedad mientras empujaba con gentileza su cabello rubio platinado y corto hacia atrás. Éste volvía a la misma posición, y tanto Louis como Zayn, siempre se burlaban de ello—. ¿Vamos por un café a "Omelas"?
Aquella cafetería la consideraba su lugar seguro, donde los únicos buenos recuerdos en éste eran charlas divertidas con sus dos mejores amigos, luego de una dificultosa tarde donde Louis solía notar las actitudes de su padre.
El aroma al café, el humeante contenido en la taza, las carcajadas de Minho y la forma en que los ojos de Zayn se volvían pequeños cuando se avergonzaba por los terribles chistes que el grupo comentaba.
Era su sitio, su lugar donde escapar.
—¡Lou! —El otro joven llamó su atención.
<< Quiero leer las malditas cartas >>
Observó a su alrededor, pensativo antes de asentir con duda.
Sin embargo, como acostumbraba a hacer, fingió seguridad en sus palabras.
—Eso ni siquiera se pregunta —Respondió.
Luego, cuando estuviese encerrado en su cuarto, tendría tiempo de ordenar las cartas sobre su cama, y leerlas con la suficiente rapidez para poder entregárselas a su mejor amigo.
—Oh, por cierto —Minho interrumpió sus pensamientos—. ¿Has visto a Zayn? No lo encuentro por ninguna parte.
Por algún motivo, aquello lo puso nervioso. Minho jamás podría sospechar que su amigo tenía cartas de un desconocido, dirigidas hacia Zayn, en su mochila. No habría manera, pero, incluso si era inevitable, los latidos de su corazón se aceleraron más de lo usual, y su espalda fue cubierta por una leve capa de sudor. No acostumbraba a mentir, aún menos a personas cercanas a él.
Pronto lo diría, no se lo guardaría por mucho tiempo.
—No, ni idea —Aquello era cierto—. Tampoco asistió a clases.
Minho suspiró a la par en la que su preciosa sonrisa se desvanecía con lentitud, pero intentaba que permaneciese allí—. Bueno, cuando lo veas, ¿podrías decirme si se encuentra bien? No ha respondido a ninguno de mis mensajes, ni llamadas.
Louis frunció su ceño, desconcertado. Zayn jamás tardaba en responder sus mensajes, se la pasaba pegado a su celular, ya que creía que, sin éste, todo le parecería demasiado aburrido.
Recordaba repetirle miles de veces: "¿Por qué cuentas todo lo que te sucede en una red social? Hay cosas que deberías reservarlas".
Zayn tan solo acomodaba sus lentes en el puente de su nariz, fruncía un poco su ceño y negaba, continuando con lo suyo.
"Hay personas que les interesa lo que tengo para decir".
¿Acaso creía que a Louis no le interesaba? No lo había pensado hasta aquel momento.
—Mh, que extraño. Le diré, no te preocupes, ¿está bien? Seguro aparecerá en un rato.
—Sí... —Minho detuvo sus pasos de manera abrupta, tirando de la sudadera azul que traía puesta Louis, esperando que hiciese lo mismo—. Solo necesito un favor —Ambos se observaron a los ojos antes de que el chico de cabello platinado observase a su alrededor con notable inseguridad—. No le digas que te pregunté.
Bueno, por lo que Louis notaba, desde que había tomado aquellas cartas, todo se había vuelto muy extraño.
—... ¿por qué?
—Solo no lo hagas, ¿está bien? No quiero que crea que soy...insistente —Se encogió de hombros antes de retomar la caminata junto al joven de cabello castaño—. Es lo que menos busco.
Incluso si le pareció sospechoso, Louis mantendría su promesa.
—Por cierto —El castaño se detuvo, otra vez, en el pasillo, provocando que el otro chico hiciese lo mismo—. ¿Tu fuiste quien pintó con caca el baño de mujeres?
—... ¿Eh?
Luego de permanecer por horas dentro del establecimiento, al fin Louis podría tomarse un descanso de sus estudios con una gran taza de café. Suspiró en cuanto notó que la empleada de aquel sitio se aproximaba con su bandeja.
—Me despidieron del trabajo.
Louis ni siquiera pudo agradecer a la joven que se encontraba dejando las tazas de café sobre la mesa que habían elegido dentro de aquella acogedora y muy cálida cafetería. Observó a su amigo con sorpresa, pero éste se encontraba sonriendo de forma débil, con timidez...y pena.
—¿Y lo dices así? —Minho rio ante la indignación del castaño, haciendo su cabello hacia atrás mientras se acomodaba mejor en su asiento—. ¿Cómo si nada? ¿Qué ocurrió?
—¿Lo obvio? —Respondió su acompañante de merienda, encogiéndose de hombros—. No me puedo concentrar.
—Pero ¿es que no estamos en el siglo XXI? Tiene que haber algo que puedas hacer al respecto.
—De todas formas, perdí el interés —Minho se encogió de hombros, observando de reojo su celular, el cual estaba sobre la mesa, antes de tomar la cálida taza entre sus manos, olfateando el humeante contenido dentro de ésta—. Pero el no tener cómo pagar la renta es algo que me está manteniendo un poco inquieto, y quería hablar con Zayn respecto a ello.
—¿Por qué? No, espera —Louis alzó su dedo índice, indicándole a su amigo, quien estaba por responder, que mantuviese silencio—. ¿Por qué te despidieron?
—Porque soy coreano, porque tengo déficit de atención, y creen que es un conjunto —Hubo un breve silencio, donde el castaño esperaba entender mejor—. Creen que todos los coreanos tienen déficit de atención.
—¡¿EH?!
—No grites —Regañó el rubio, bebiendo un pequeño sorbo de su café—. Eso es lo que yo supongo. Hacían muchos chistes al respecto, en específico, mi jefa —Rio, algo incómodo—. En cierta parte, eran graciosos.
No lo era.
—¿Sabes, Min? No tienes que fingir que te agradaban sus chistes, porque eran una mierda. Si sufriste discriminación, tanto por ser coreano, como por tu déficit de atención...deberíamos hacer algo al respecto.
—Y es por eso que no quería decírtelo —Minho agitó su mano, intentando restarle importancia a la situación—. No hay nada que hacer, la gente no va a dejar de actuar de aquella forma.
—Eso no significa que tú tengas que sop-
—¿Zayn no te envió mensaje? —Su amigo lo interrumpió, alzando su teléfono para verificar que no se hubiese perdido ninguna notificación.
Louis hizo lo mismo, negando con la cabeza cuando notó que lo único visible en la pantalla era su fondo de pantalla estrellado.
—No, pero no te preocupes. Luego aparece, como siempre, fingiendo ser una persona misteriosa.
—Me parece algo sexy de su parte —Minho sonrió un poco—. ¿Crees que él...quiera vivir conmigo?
Oh, no.
Louis sabía la respuesta exacta de aquella pregunta, pero no era quien debería de responderla.
Años atrás, Zayn le confesó que detestaba vivir con sus parejas. Una con la que estuvo por seis meses le ofreció convivir, pero, según él, sentía que la relación podría volverse como la de sus padres: aburrida, cotidiana, rutinaria...apagada.
Amor reemplazado por pura costumbre, y una situación en la mente de su mejor amigo que no se consideraba un trauma.
—Deberían de hablarlo, ya que son pareja y, bueno... —Permaneció en silencio por unos momentos.
Tal vez, por la manera en la que Zayn se comportaba con Minho, podría aceptarlo...
¿Podría?
Porque lo amaba, o aquello demostraba.
—No quiero vivir con él porque pretendo avanzar como pareja. Tan sólo necesito un sitio donde quedarme, eso es todo...
—Bueno, solo quiero que sepas que, si hay algún inconveniente... —Louis se encogió de hombros, frunciendo un poco su ceño al notar que los preciosos ojos oscuros de su amigo observaban un punto fijo de la mesa, y su semblante lucía serio. No parecía estar perdido, pero sí parecía estar... ¿esperando? —...Puedes vivir conmigo.
Minho alzó la mirada con rapidez, observando al castaño, quien permanecía en silencio, aguardando con paciencia por una respuesta.
—Gracias —Y, por su tono de voz, no sólo lucía alegre de tener al joven en su vida.
Detrás de aquel agradecimiento, algo le generó un mal augurio al mayor de ambos, pero lo dejó pasar, porque estaba seguro de que, sea cual sea la respuesta de Zayn, continuaría ayudando a Minho.
—¿Y? —Fue lo primero que preguntó Melody Tomlinson, su madre, cuando se adentró a la casa y limpio sus pies en la alfombra de la entrada—. ¿Cómo fueron tus clases?
—Como la mierda —Mentía, pero siempre respondía aquello para comenzar a bromear.
La relación que mantenía con su progenitora era digna de un programa de comedia: le gustaba tener la suficiente confianza con esta, incluso si se insultaban en broma. Casi todas las madrugadas bebían café, hablando sobre el día de cada uno, o distrayéndose con sus celulares. Siempre se confiaban cosas que les sucedían, pero, incluso con aquel nivel de confianza, Louis jamás le revelaría el ser homosexual.
¿Por qué? Porque no lo encontraba necesario. Su madre tal vez lo aceptaría, pero su padre —quien apenas le dirigía la palabra, sin motivo alguno de estar enfadado, pero, bueno, ¿Tal vez necesitaba algo entretenido en su vida además de su empleo? — no lo haría, y comenzaría un enorme drama en el cual estaría involucrada hasta su hermana de cuatro años, Sun Tomlinson.
—Ah, ¿como tú? —Melody rio de manera desquiciada, queriendo hacer enfadar a su hijo mayor, pero éste estaba muy entretenido acariciando a su peludo cachorro, Clifford, quien corrió hacia él apenas llegó—. Estuvo atento a la puerta diez minutos antes de que llegaras.
—Es porque él sabe presentir a su padre, ¿verdad, hijito? —Louis se puso de cuclillas y alzó un poco su rostro cuando su mascota comenzó a lamer éste—. ¿Y Sun?
—Durmiendo, como siempre —Su madre bebió el último sorbo del contenido en su taza antes de dejar su celular sobre el sofá y ponerse de pie—. Tu padre volverá algo tarde del trabajo.
—Al fin una buena noticia —Murmuró el joven, poniéndose de pie.
—Louis —Lo regañó Melody, volteándose cuando su teléfono celular vibró, regresando su mirada hacia su hijo al instante—. ¿Bebemos un café?
Louis frunció su ceño ante aquella pregunta—. ¿No te acabas de beber uno?
—Niño, tengo cuarenta y dos años. Cuando tenía tu edad, bebía tres tazas de café por día. Hoy, bebo nueve. Soy casi inmortal.
—No eres inmortal, te vas a morir pronto —El tono de Louis era serio, pero, por supuesto, estaba bromeando—. Y si te mueres por sobredosis de café, me voy a reír en todo tu funeral.
—Sería chistoso, porque en los funerales beben café, ¿cierto? —La mujer rio mientras su hijo se acercaba a esta, inclinándose para darle un beso en la frente como saludo—. Entonces cuando ofreciesen café a las personas, todos me recordarían y llorarían.
—O tú revivirías y dirías "ah, ¿no me dan una taza a mí, también?" —El joven rio ante aquella imagen en su mente.
—"Mierda, que soy la invitada especial, y ni siquiera me han ofrecido una taza" —Ambos rieron mientras Melody le daba una suave palmada en el hombro a Louis—. Préstame atención, porque si no te lo digo ahora, lo voy a olvidar.
—Mh, esos son efectos secundarios del café.
—Idiota, escúchame. Zayn llamó, y dijo que vendría en la tarde —Anunció su madre.
Por unos pequeños segundos, Louis permaneció paralizado.
¿Por qué Zayn no lo llamó para avisarle a él? ¿Acaso sabría lo de las cartas que encontró? ¿Se enfadaría? Tal vez no era tan divertido mantener escondido algo que no le correspondía.
—¿Lou? ¿Niño? —Su madre lo alejó de sus propios pensamientos—. ¿Todo en orden? —De repente, lucía preocupada.
—Sí, por supuesto —El joven carraspeó su garganta antes de pasar una mano por su cabello castaño y corto—. Voy a ir a mi habitación a ordenar un poco. Prepara café, si gustas.
—Sí, gusto —Respondió la mujer, y ambos se dirigieron en diferentes direcciones.
Zayn estaría en su hogar en menos de una hora, y Louis apenas era capaz de limpiar y oír música a la par. Minutos después, lo tenía todo muy controlado, así que, mientras bebía de la taza de café que su madre le llevó a su cuarto, tomó su mochila y la dejó sobre su cama ordenada. Relamió el contenido de sus labios y abrió el cierre, esparciendo las cartas por su cálida cobija color azul opaco.
Suspiró con profundidad mientras dejaba la taza que sostenía en su mano izquierda sobre su mesa de noche, a un lado de su celular, y se inclinó hacia su cama para ordenar los sobres por fecha. Se sentó a un lado de su almohada, subiendo sus pies a la cama y tomó la segunda que debía de leer. Desenvolvió el húmedo papel por la antigüedad de éste, desdoblando la hoja que sacó del sobre y comenzando a leer el texto.
"09/03/2020
Buenos días, Zayn Malik.
No son buenos días para mí, por supuesto, y no lo han sido desde aquella noche.
El día de ayer no pude escribir nada de nada, porque no tenía idea cómo comenzar. Tampoco pude dormir, siendo consciente que, al siguiente día, regresaría a este lugar, y vería tu rostro. Tú, con tus amigos, tu pareja, riendo mientras almuerzan en la cafetería, contando divertidas anécdotas cuando pasan por los pasillos mientras yo, que no he hecho nada malo, me la paso de la mierda.
¿Es así como debería ser? Incluso pienso: ¿En verdad me estoy volviendo loco por unas cartas que ni siquiera estoy seguro que leerás? ¿Qué si alguien más lo hace? ¿Harían algo al respecto? Tal vez las arrojen al cesto de basura, porque, bueno...todos te aman.
Y, a veces, la gente hace más basura por la gente que ama que por la gente que odia.
De todas formas, lo que más me duele...es que él esté a tu lado.
Nadie te conoce, en verdad.
¿No es triste?
Quisiera contarte un poco sobre mí, porque aún no tengo un nombre, pero sí tengo una historia:
Crecí sin una figura paterna. Siendo honesto, no comprendo muy bien por qué se fue, pero yo lo conocí, y recuerdo su rostro muy bien. Era alto (mucho más de lo que soy hoy en día), y su sonrisa era preciosa. Siempre me obsequiaba juguetes; soy hijo único así que, supongo yo, que esperaba mimarme lo más que pudiese. En las noches, pasábamos tiempo juntos, y veíamos una caricatura para niños que no me gustaba para nada (un payaso horrible dirigía el espectáculo, y me asustaba), al punto de hacerme llorar en sus brazos. Él me consolaba, luego me llevaba a la cama, y tanto mi madre como él, dejaban un beso en mi frente antes de dormir.
Extraño el tacto ajeno, pero pensarlo me hace sentir cierto asco.
Recuerdo con exactitud cuándo se fue. Fue algo... ¿rudo? Tan solo me miró, como si tuviese miedo, ni siquiera se acercó a abrazarme o explicarme. Lo vi por la ventana de la sala, subiendo sus cosas al baúl, y emprendiendo un viaje en su vehículo a quién sabe dónde. Mi madre me abrazó, consolándome, y diciéndome que era normal que las parejas dejasen de amarse. Aprendí aquello desde pequeño, lo cual estuvo bien, y no sentí el dolor de su presencia hasta que crecí un poco.
Creo yo que no solía notarlo debido a que, luego de haberse fugado, mi madre comenzó a pasar más tiempo conmigo, así que fue muy rápido reemplazar los hábitos.
Además, ella no me hacía ver ese dibujo de la requete—mierda.
Comencé la escuela, tuve muchos amigos, e inicié un taller de fotografía desde muy pequeño. Mi abuela, quien falleció hace unos meses, me obsequió una cámara de juguete en mi cumpleaños número seis, y cuando cumplí ocho años recibí una verdadera, donde capturé momentos memorables como, por ejemplo: cumpleaños de mis amigos o paseos con mi mamá.
También fotos con mi abuela, de mis anteriores mascotas y amigos que, hoy en día, ya no me duele tener. Estoy bien con ello, no teníamos los mismos intereses, y nuestros caminos se dividieron.
No es tan triste como suena, porque fui feliz.
Ahora sí es triste, porque soy muy infeliz.
En verdad, no es que la vida no tenga sentido...creo que yo no tengo sentido en esta vida.
Quería que lo sepas, porque jamás preguntaste.
H."
Parpadeó con rapidez, confundido mientras sentía un malestar subiendo desde su estómago hasta su pecho. Envolvió con suma lentitud la hoja y la metió dentro del sobre, dejándola junto a las demás antes de acomodarse mejor sobre su cama.
¿Qué era lo que este chico intentaba decir con exactitud? ¿Por qué le estaba contando su vida a Zayn cuando, según "H" ya se conocían? Quería avanzar, quería descubrir qué fue lo que sucedió después, y cómo terminó todo para aquella persona.
Tal vez no lo pensó muy bien cuando se encontraba caminando junto a Minho, dispuesto a llegar a su cuarto, en su hogar, y leer todo con rapidez. Sentía que le sudaban las manos, y su mente no se detenía ni un segundo. ¿Acaso...?
¿Podría ser que estaba leyendo las cartas de un chico muerto?
Todo su cuerpo se congeló en un instante ante aquella abrupta pregunta que se hizo a sí mismo, tragando saliva con dificultad ante la sequedad en su cavidad bucal, pero, para su suerte, pudo volver a tener control sobre su propio cuerpo cuando oyó el timbre sonar más de dos veces.
Era Zayn.
Se puso de pie, notando sus piernas algo débiles cuando se inclinó hacia la mesa de noche y bebió de su café —ya tibio— para ser capaz de aligerar la sequedad de su garganta. Suspiró con profundidad y, entre pensamientos, salió de su cuarto.
Desde la primera carta, Louis sentía que el tal "H" hizo aquello con un único propósito: suicidarse luego de confesar sus supuestos pecados.
El verdadero problema era que, por lo que parecía, él no cometió ninguno, si no Zayn, quien no dejaba de tocar timbre y golpear la puerta principal de la casa.
¿Debía de comentarle a su mejor amigo sobre las cartas? Tal vez podría ayudarlo, ¿verdad? Tal vez éste estaba sufriendo, y jamás le contó nada, de ningún tipo de error que cometió. ¡Podría ayudarlo!
Pero, ¿en qué?
"Y, a veces, la gente hace más basura por la gente que ama que por la gente que odia"
<< Cuanta maldita razón >>
No.
Se mantendría callado.
Por el bien de Zayn, por el bien de Minho y el suyo.
Pero, sobre todo, por el bien de "H".
https://youtu.be/DJIm26gkjCo
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