Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

— ¡Buen juego el de hoy, chicos! — Felicitó nuevamente Jin mientras los veía a todos marcharse hacia el autobús que los llevaría de regreso al hotel. — ¿Dónde está el capitán?

— No lo sé, coach. — Respondió Jackson — No lo hemos visto desde que terminamos el partido. ¿Quiere que lo busque?

— No, lo haré yo. Ustedes mejor suban al autobús, nos veremos en el hotel y por cierto, Wang... — El mencionado se detuvo antes de subir las escalerillas del vehículo. — Es temprano aún y mañana no tenemos juego pero no quiero que anden de turismo por los bares o clubes de la zona. ¿Queda claro?

— ¿Por qué me lo dice a mí?

— Porque sueles ser el promotor. — El menor rodó los ojos con pesadez. — Avísale a los demás de mi parte.

No sabía dónde podía estar Namjoon, siempre era el primero en arreglarse y guiar a sus compañeros. En cambio parecía que se lo había tragado la tierra. Lo buscó en las gradas e incluso en el comedor donde habían estado pero no estaba, su último destino fue el camerino donde finalmente lo encontró. Ya estaba totalmente vestido con su ropa casual pero parecía abrumado sentado en uno de los banquillos.

No era nuevo velo así, de hecho, siempre que su equipo perdía él solía cargar con toda la carga. Sabían que después de todo era un juego en el que unos ganaban y otros perdías pero nunca estaba conforme con el desempeño y los resultados, se exigía demasiado, más cuando sufrían una derrota. Lo raro es que ese día había sido todo lo contrario, habían saboreado la segunda victoria en su tercer día en Jeju, no había razón para que estuviera así.

— Joonie... — Musitó acercándose cuidadosamente para no molestarlo, posó una mano sobre el hombro ajeno, sorprendiéndose cuando el menor la quitó con gran velocidad, sosteniendo su muñeca con cierta presión. — ¿Qué sucede? ¿Está todo bien?

— No, no lo está hyung.

Desde que habló con su ex pareja, estuvo pensando en cómo dejarle saber al mayor lo que sentía por él. Ya llevaban casi una semana entrenando solos y aún así no se había decidido a decirle. Justo como ese día, desde antes del partido sabiendo que tendrían la tarde libre así como el día siguiente, maquinó mil preguntas para hacerle. ¿Podemos entrenar hoy? La desechó sabiendo que no le permitiría esforzarse demás luego del partido.

"¿Tiene hambre? ¿Quiere ir por algo de comer?" Practicaba preguntas y diálogos mirando sus expresiones frente a los espejos pero ninguna le parecía correcta y se veía tan forzado que ni él mismo tendría deseo de salir consigo. "Como siempre tus predicciones y entrenamiento fueron de maravilla." "Qué tal si..." "Nos conocemos desde hace tiempo y..." "¿Para variar, te gustaría ir a ver una película conmigo?"

Nada le pareció idóneo o apropiado. Planeó apropósito quedarse atrás porque sabía que el mayor se percataría de su ausencia, era un riesgo pero confiaba en ello y funcionó. Ahora lo tenía ahí pero nuevamente no sabía qué decir, estaba de regreso a la edad de piedra, al menos mentalmente.

Aún sosteniéndolo de la muñeca lo miró directamente a los ojos dándose cuenta de su confusión. Quería decir algo pero definitivamente parecía que las palabras no saldrían.

Su arcaica necesidad de seguridad lo empujaba siempre a buscar consuelo en verdades tranquilizantes. Tal búsqueda para un hombre moderno y joven como él, liberado de prácticas esotéricas y adivinatorias, no pasaban de su razonamiento racional. Justo como le había dicho Jimin, ahí estaba, buscando una respuesta exacta sin atreverse hacerle la pregunta correcta.

Quiso dejar de pensar, olvidando un pequeño detalle y es que a veces, desde premisas equivocadas con una lógica tan estricta como la suya, se llegaba a conclusiones erróneas. Se levantó de su asiento ejerciendo un poco más de fuerza en la muñeca del mayor, lo agarró de su nuca y avanzó hasta que lo tuvo acorralado entre las taquillas y él. Sus labios entreabiertos atraían mucho más que su mirada. Quizás no era la forma correcta pero decían que a veces la mejor manera de decir, era hacer.

Esos centímetros que los separaban desaparecieron en cuanto sus labios buscaron los contrarios. Jin lo miró completamente sorprendido, sintiendo la suavidad de la boca ajena pero a la vez la torpeza de sus acciones. Por unos segundos no reaccionó, no recordaba la última vez que unos labios lo besaron con tanto desespero.

Elevó lentamente sus brazos, haciéndole espacio entre sus cuerpos hasta colocarlos en su cuello para separarlo y luego en sus hombros. Tenía una mirada decidida y a la vez contrariada. Ambos se observaban queriendo adivinar sus pensamientos simultáneamente pero aquello era simplemente imposible.

— No hagas esto, no seas así. ¿De acuerdo? — Pronunció tranquilo pero el menor lo ignoró, simplemente se deshizo de las manos que lo alejaban, colocándolas encima de su cabeza.

Esta vez su sorpresa fue mayor que la primera, no esperaba que después de sus palabras la reacción de Namjoon fuera volver a besarlo. Sus ojos observaban con asombro los párpados bajados del menor, sintiendo su lengua forcejear para hacerse de un lugar en su interior.

¿Qué estaba haciendo? ¿En qué estaba pensando el rubio?

Jin lo empujó pero eso no impidió que volviera a ser atacado, con mayor furia y necesidad. Las grandes manos que rodeaban su cuello, junto al fibroso cuerpo que se pegaba al suyo, lo estaban sofocando. Forcejearon un poco en medio de un beso forzado que hacía que el mayor por segundos se debilitara, hasta que finalmente se lleno de fuerza y lo apartó.

Sólo entonces Namjoon cayó en cuenta de lo que estaba haciendo, los confundidos ojos del mayor le dejaron ver lo pésima que fue su actitud. Definitivamente su conclusión de actuar en vez de hablar había sido totalmente equívoca y se estaba arrepintiendo en ese instante.

Sus pechos subían y bajaban agitados, se miraban como si se estuviesen viendo por primera vez. El reproche en el mirar del mayor le dolía en demasía, sentía el desprecio que no se atrevía a verbalizar. Lo había estropeado todo. Lo siguió con la mirada mientras pasaba por su lado, dirigiéndose hacia la puerta.

— El autobús ya debe haber partido pero mi automóvil está en el estacionamiento. Termina lo que sea que estabas haciendo y te espero allá.

Desapareció de su campo de visión dejándolo solo con su amargura. Se enredó en sus labios de rosas y ahora se arrepentía entre las espinas que dejaron.

Ese día Namjoon no fue a buscarlo al estacionamiento, como cobarde, huyó dejándolo solo y así hacía el mayor cada vez que terminaban de entrenar. No cancelaron sus entrenamientos o prácticas, frente a todos seguían normal pero buscaban poner un poco de tierra de por medio. Principalmente el menor, quien no sabía cómo disculparse. Lentamente los días se convirtieron en semanas y la tensión inicial se fue disipando.

+++

Namjoon había olvidado la última vez que pasaron tiempo juntos así, solo ellos dos. Por lo general, cuando hacían planes estaban los demás jugadores y el único tiempo a solas era ese que compartían entrenando.

No quería decir que no le gustase pasar tiempo con los otros miembros. Solo que realmente disfruta relajarse con su entrenador, específicamente. Especialmente ahora que tras casi dos meses volvían hablarse con normalidad. Sus conversaciones eran menos tensas, más relajadas, cómodas y cálidas de lo que solían ser. Era como si juntos hubiesen hecho un pacto para olvidar todo lo ocurrido sin sentarse para platicarlo.

El mayor iba conduciendo mientras que él iba disfrutando la compañía y el paisaje. Todo el equipo ya se encontraba en Busan pero debido a que habían ido a una no exitosa reunión para buscar un representante para Namjoon, estaban algo retrasados. Había pasado tanto tiempo desde que salieron juntos, que si bien habían almorzado antes de adentrase en el viaje y ahora se encontraban en total silencio, seguía siendo un disfrute para el rubio.

Una vez que llegaron al hotel, salieron hacia el recinto reservado para sus entrenamientos, todos ya descansaban pero ellos recién comenzaban a practicar. Jin había tomado su peso, medidas e incluso le practicó una de las pruebas de dopaje que tenía como control. Ante cada competencia o después de las mismas solían en ocasiones someter a los atletas a esos exámenes pero él los hacía día sí y día también.

Acompañando al menor, como si hubiese recibido una dosis de su ánimo y energía, él también estaba ejercitando su cuerpo en las máquinas que habían, sin forzar su rodilla. Hacían bromas sobre las canciones que se reproducían, sobre las carentes letras que muchas canciones modernas tenían.

— ¿Quieres escuchar buena música? — Preguntó un sudado Namjoon mientras se movía con una toalla enroscada en su cuello en busca de una botella de agua. — Hace algunos días escuché un nuevo grupo que tiene muy buena música y sus canciones transmiten mensajes profundos. Pensé que te gustaría escucharlas y ahora que mencionaste el tema, me acordé de ello. Los pondré para ti.

Seokjin sonreía haciendo una pausa corta para recuperar el aliento, mirando con entusiasmo como el menor cambiaba la radio y conectaba su teléfono al bluetooth de las bocinas.

Navegó por las canciones que había reproducido recientemente hasta tocar una de las canciones. La música comenzó a llenar el lugar y el mayor se vio obligado a detener una vez más sus ejercicios para centrarse en la letra. Conmovedora. Desdichas y arrepentimientos, era como un resumen de su vida. Eran una de esas extrañas canciones que hacían pensar que el artista tenía conocimiento de sus problemas y lo escribía directamente para él.

Escuchaban la canción en silencio, Namjoon no podía ocultar la alegría cuando se dió cuenta de que su entrenador estaba sumido en ella y como lentamente comenzaba a menear ligeramente la cabeza con el ritmo, tarareando junto con el estribillo. La melodía transmitió los últimos compases, junto a una frase repetida que se desvanecía.

— Tenías razón, Nam. ¡Esa canción me encantó! — Exclamó.

Namjoon le sonríe cuando le pide que ponga otra de sus canciones, escuchando como al parecer esa sí la conocía pues con su voz suave, complementaba los instrumentales sutiles. Nunca lo había oído escuchado cantar así y lo hacía muy bien, de no haber sido futbolista, su entrenador podía haberse dedicado a la música.

— Cántala nuevamente. — Jin tímidamente niega cambiando de aparato pero termina cediendo cuando comenzó a sonar nuevamente

Disfrutaban las canciones mientras se ejercitaban, cuando un gemido resonó a través de los altavoces. Por un momento los dos quedaron confundidos buscando alrededor hasta que se repitió y fue entonces que la comprensión de lo que eso significa era tan horrible que el cerebro de Namjoon tardó un momento en aceptar que sí, eso realmente está sucediendo.

Los audios que Jungkook le había pasado se estaban reproduciendo y no sabía cómo. Hubo otro gemido, seguido de algunos ruidos húmedos que dejaron perfectamente claro para Jin el tipo de audio, así como de a dónde provenía. El cerebro de Namjoon volvió a funcionar e instintivamente corrió hasta donde había dejado su teléfono para desconectarlo. Lo agarró tan rápido que casi lo dejaba caer por segunda vez. Se apresuró a desbloquearlo y apagar el reproductor de música tras lo que pareció un eterno momento.

Los segundos que pasaron mientras hurgaba su teléfono para borrar los audios fueron insoportables, pero no tan dolorosos como el silencio inmediato que se instaló en el lugar. El pequeño gimnasio era tan silencioso que Namjoon podía escuchar el suave rugido del viento y el latido de su corazón latiendo en sus oídos.

Nunca se había sonrojado tanto como en ese momento, sus mejillas y orejas ardían tanto que estaba seguro de que debían estar de un color rojo brillante.No sabía qué era más humillante, el beso de la última vez, que descubriera el tipo de audios que solía escuchar o que estos se reprodujeran en las cocinas mientras ellos se ejercitaban.

Lo había vuelto a joder porque no había manera de que Jin creyera que eso había sido un accidente. De seguro pensaba que él lo había hecho a postas para provocarlo como un maldito adolescente o algo así pero, no había nada más lejos de la verdad.

Tenía una colección bastante amplia de ese tipo de archivos en su móvil, tabletas u ordenador, extraídos de sus videos preferidos. Prefería los audios para imaginarse el momento en su solitaria intimidad que realmente verlos, le hacían perder el encanto mucho de ellos. Sin embargo, siempre se había esforzado mucho para mantenerlos ocultos y privados. Solía ser tan cuidadoso, tan aterrorizado de que exactamente algo así sucediera. Y ahora, no solo una de sus pesadillas se ha hecho realidad, sino que sucedió con Kim Seokjin, de todas las personas.

Eso lo hacía mucho peor porque si hubiera sido junto a Jungkook o Tae, con quienes compartía los audios y gustos, hubiese sido diferente. Inmediatamente siente culpa por la humillación, no puede evitarlo. Él sabía que es alguien a quien la persona que él admiraba y quería estimaba mucho.

Ya había ocurrido algo vergonzoso entre ambos y estaba consciente de que lo sucedido debería ser especialmente incómodo para él. Hizo una mueca, cubriéndose la cara con las manos y deseó poder escapar de allí sin ser visto.

Pasaron más segundos agonizantes de silencio, hasta que Namjoon no pudo soportarlo más. Se arriesgó a mirar a su acompañante de soslayo. Este también parecía analizarlo, agarraba la pesa con tanta fuerza, nudillos blancos y ojos fijados al frente mientras fruncía el ceño, pareciendo que deseaba partirla en dos.

Sus mejillas también se sonrojaron y eso hizo que el rubio se sintiera aún peor. Pensaba en como probablemente estaba enloqueciendo y realmente incómodo por su culpa, por otra cosa absurda que hacía y lo colocaba en una mala situación. Ni siquiera podía irse a su casa y escapar porque estaban en otra ciudad de torneo.

— Lo siento mucho. — Terminó por decir con los dientes apretados.

Su voz estaba amortiguada por su vergüenza, pero en el silencio penetrante que ahora reinaba, fue lo suficientemente claro.Sus ojos permanecían cerrados porque aunque lo deseaba, no podía mirarlo a los ojos, no quería volver a ser testigo de aquella mirada dolorosa que le brindó la otra vez en el camerino de su sede.

— Eso fue extremadamente inapropiado de mi parte. Créeme que nunca haría algo así a propósito, pero quizás debí haber sido más cuidadoso, suelo serlo, realmente no sé que pasó. Lo siento mucho".

Pasó un momento largo pero el mayor no respondió, haciendo que la ansiedad comenzara a carcomerse la estabilidad de Namjoon, quien creía que podía desmayarse en cualquier momento. La fuera y velocidad con la que latía su corazón no era normal. No quería imaginarse lo que Jin pensaba de él. Siempre lo había apoyado tanto, se había mostrado tan interesado en verlo crecer, orgulloso de su entereza y en menos de tres meses se había encargado de echar todo por la borda.

El silencio se extendió una y otra vez, con el pánico creciendo mientras más tiempo pasaba y el pelinegro continuaba sin hablar. Estaba a punto de comenzar a balbucear y disculparse nuevamente, solo para llenar el silencio. Pero fue entonces que su entrenados respiró hondo y se rió. Una risa forzada, delgada y algo torpe pero Namjoon no pudo distinguirla.

— Tranquilo, todo está bien. — Dijo deteniendo al fin sus ejercicios, secándose el rostro con la toalla. — Es algo que puede suceder, creo que todo hombre ha visto u oído algo así, no debes sentirte mal por eso.

El menor tuvo que resistirse para no interrumpirlo y disculparse, porque reproducir accidentalmente audio pornográfico a través de las bocinas por bluetooth, mientras entrenaba con su entrenador, ídolo y hombre que le gustaba no era algo que ocurría siempre o simplemente solía suceder. Mas mordió su lengua y calló no quería empeorar las cosas.

— No es gran cosa. — Esta vez sonó menos tenso y mucho más seguro, dejando escapar una risa bastante sonora.

Namjoon seguía sintiéndose mal e incómodo, aquello era un gran problema. Lo hacía finalmente desistir de la idea de conquistarlo. Quería llorar de la impotencia, pero terminó riendo para tratar de aligerar el estado de ánimo y evitar que Jin se sintiera peor.

— De verdad, — habló el mayor nuevamente. Su voz todavía sonaba trémula, sin poder evitar sonrojarse cuando su mirada se cruzó con la confianza. — Admito que sí fue incómodo. Pero es, ya sabes. No es la gran cosa.

No, el rubio no lo sabe, porque su corazón todavía siente como si estuviera tratando de salir de su pecho. Está sudoroso y respira demasiado rápido — y no era por los ejercicios — sentía como si hubiese envejecido diez años en diez minutos.

Seokjin se ríe de nuevo, palmeando su hombro mientras camina hacia su maletín para dirigirse a las duchas.

— Fue bastante incómodo, pero no podemos negar que fue gracioso. Imagina lo que hubiese sucedido si todos los demás hubieran estado aquí entrenando. Estoy seguro que sus hormonas salvajes se habrían disparados creando un gran alboroto como niños de primarias que ven un escote por primera vez.

Como orbes, los ojos de Namjoon se abrieron. La idea de lo que diría Jungkook, Taehyung o Jackson, lo mucho que lo molestarían con eso era como una verdadera película de terror. Mira a Jin y esto le devuelve la mirada por primera vez desde lo sucedido.

Echó un vistazo a la cara del menor y estalló en una risa genuina, de esas que hacían reír a todos quienes la escuchaban.

— Vamos, hyung — dice dejando el maletín sobre los banquillos de las duchas. — No soy tan malo. Nunca lo diré, lo prometo. Sin embargo, en realidad no es un gran problema. No necesitas estar tan avergonzado.

Namjoon suspiró, un suspiro de tensión que no sabía que estaba conteniendo. Escucharlo decirle hyung significaba que realmente estaba relajado y no ocurría nada. Se pasó la mano por el cabello, siente que el alivio lo atraviesa, arrastrándolo hacia una extraña calma cuando hacía solo un momento atrás, su pánico lo hizo sentir como si estuviera a punto de desvanecerse en el aire.

— ¿Podemos hablar de algo más ahora? — Preguntó el rubio colocando su mano sobre el pecho, donde aún podía sentir su corazón acelerado. Jin había comenzado a burlarse de él y eso lo tranquilizaba aunque no lo suficiente. — Creo que casi tuve un ataque al corazón.

El mayor sonríe un poco más y asiente con entusiasmo antes de entrar a la ducha.

— Sí, hablaré de algo más si puedes repetir esa canción para mí! O tal vez podría dejar que esa arcaica sinfonía se reproduzca hasta el final.

— ¡Hyung! — Se rió de nuevo sacando su cabeza para observar a Namjoon que aún permanecía afuera con su rostro arrugado, antes de estallar en una risa que el menor acompañó sin poder evitarlo.

Se aseguró de buscar el álbum exacto y volvió a reproducir las canciones que le habían gustado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro