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7


Zayn se sentía como si el mundo se hubiera derrumbado, pero apuntó el número de aquel hombre antes de colgar el teléfono e ir al cuarto de baño. Se lavó la cara con agua fría y respiró profundamente para tranquilizarse. No podía soportar la idea de que Noel, su Noel, fuera Liam Payne, el Omega de un Alfa llamado William Trent.

Tardó bastante tiempo en recomponerse lo suficiente como para hacer la llamada. A pesar de ello, las manos le temblaban tanto que ni siquiera era capaz de marcar el número. Al final consiguió llamar, y una voz gruesa le respondió. Zayn se identificó y se aseguró de que hablaba con William Trent.

—Llámame Bill —corrigió—. Creía que no ibas a llamarme nunca. ¿Liam está bien? ¿Qué demonios ha pasado? ¿No recuerda absolutamente nada?

Zayn contuvo los celos y la rabia y habló.
—¿Cómo está tan seguro de que el Omega que vio en la televisión es Liam Payne?

—¿Me tomas el pelo? —preguntó el otro Alfa con incredulidad—. Hace dos años que somos novios, y llevamos uno comprometidos. Nos casaremos en
primavera, cuando él acabe los estudios.

Zayn se mordió el labio para no gritar.
—Lo siento. Tenía que asegurarme. Hemos recibido muchas llamadas de locos. Tendrá que venir a San Francisco e identificarlo personalmente.

—Estaba esperando tu llamada para salir. Llegaré en un par de horas. ¿Donde
puedo verlo?

—Estaremos en la comisaría —le dio la dirección y le explicó cómo llegar hasta
allí—. Pregunte por Zayn Malik, y diga que me visita en relación con el caso de Noel Santa. Así es como lo llamamos.

[...]

El Omega no había descansado mucho aquella noche. No estaba completamente despierto, pero tampoco había conciliado un sueño profundo. Cuando lo recogió en la hamburguesería, Zayn le dijo que ya habían recibido varias llamadas. Pero al
saberlo no se sintió alegre, sino angustiado. Cada vez estaba más seguro de que se arrepentiría de haber salido por televisión. Tal vez hubiera sido infeliz en su pasado inmediato. O peor aún, podía haber cometido un delito y haberse fugado.

Oyó que Abby se marchaba a trabajar, y cuando sonó el teléfono unos minutos después, no le sorprendió oír la voz de Zayn.
—Siento despertarte, cariño, pero tenemos una pista que parece seria. Tenemos que estar a las once en la comisaría, así que vístete y ven. Mientras tanto prepararé el desayuno.

El castaño sintió que se le encogía el estómago.

—No te pongas tu ropa. Elige algo distinto a lo que llevabas ayer, trata de lucir diferente. Te vamos a poner en una rueda de identificación.

El Omega se apresuró a ducharse y se colocó unos jeans oscuros y una camisa estampada con pequeñas flores de color lila, rosa y crema. Cuando llegó a casa de Zayn, el Alfa estaba esperándolo. Parecía abatido. Todos sus miedos volvieron de inmediato.

—¿Qué pasa? ¿Qué habéis averiguado?

En vez de contestar, el Alfa lo tomó del brazo.
—Vamos a la cocina. Podemos hablar mientras desayunamos.

El castaño se sentó a la mesa, frente a un zumo de naranja y una caracola. Antes de tomar asiento, Zayn sirvió el café.
—¿Te suena de algo el nombre de William, o Bill Trent?

Como un relámpago, la imagen de un tipo rubio cruzó su mente, pero desapareció antes de que pudiera captarla.
—Creo que no —respondió inseguro.

Zayn lo miraba fijamente.
—Has recordado algo —afirmó—. Tu expresión ha cambiado. ¿Qué has sentido?

—No ha sido exactamente un recuerdo.
Le contó la sensación que había tenido. Por un momento, vio la angustia reflejada en los ojos de Zayn. —¡Por favor, cuéntame lo que sepas! —suplicó aterrorizado—. ¿Es ese nombre
la pista que has mencionado?

Zayn puso la mano sobre la suya.
—Perdóname. No quiero influir sobre ti. Tengo otro nombre. ¿Te suena Liam Payne?

En aquella ocasión no hubo ningún relámpago. El nombre no le evocaba ningún recuerdo, pero el castaño notó que le palpitaban las sienes y se puso completamente pálido, mientras todo su cuerpo se cubría de sudor. De pronto sintió que su campo de visión se estrechaba, hasta que perdió la vista por completo. El Alfa corrió a su lado y lo ayudó a tumbarse en el suelo.

—Respira despacio y profundamente —le ordenó—. Ha sido una bajada de tensión. Relájate y no pienses en nada.

El Omega se sentía como si todos sus huesos se hubieran derretido. Tenía la impresión de que si se relajaba perdería el conocimiento, pero obedeció a Zayn, y lentamente fue volviendo en sí. Abrió los ojos, y el rostro de Zayn empezó a cobrar
forma. Cuando consiguió sentarse en el suelo, el Alfa le llevó el zumo de naranja a los labios. Unos minutos después, era capaz de sujetar el vaso él solo, y algún tiempo después volvió a la silla.

—¿Crees que puedes contarme lo que ha pasado?

El castaño describió su reacción física de la mejor forma posible, y luego añadió:
—No recuerdo a ninguna persona llamada Liam Payne, pero parece que mi subconsciente sí. ¿Quién soy? ¿Liam Payne?

Zayn se aclaró la garganta.
—Eso es lo que dice Bill Trent, pero no podemos estar seguros si no nos proporciona alguna prueba o si no recuperas la memoria.

El Omega tuvo que hacer acopio de fuerzas antes de plantear la siguiente pregunta.
—¿Qué relación se supone que tienen Bill Trent y Liam Payne.

El Alfa apartó la vista.
—Según él, eres su Omega, van a casarse en primavera.

El castaño sintió que su corazón se detenía.
— ¡No!— gritó, mientras Zayn lo tomaba entre sus brazos.

Más tarde, en la comisaría, la rueda de identificación resultó bastante desagradable al castaño. Tuvo que ponerse de pie en un recinto iluminado junto con varios Omegas de la misma edad y características. Cada uno tuvo que ponerse de perfil y después dar unos pasos al frente. Después, se llevaron a Noel a una pequeña sala. Zayn llegó unos minutos después, y al ver su rostro, el Omega supo todo lo que tenía que saber. Se dejó caer en una silla y hundió el rostro entre las manos.

—¿Está completamente seguro?

Aquello fue más un lamento que una pregunta. Zayn se sentó a su lado y tomó sus manos.

—Sí. Te identificó nada más verte. Ni siquiera miró a los demás Omegas. No dejaba de insistir en que quería hablar contigo. Está esperando fuera. Tendrás que verlo, pero yo iré contigo. No permitiré que te toque a menos que tú quieras que lo haga.

—Aún no —dijo desesperado—. Dame un minuto.

Su voz se quebró, y abrazó a Zayn como si su vida dependiera de ello.
—No permitas que un desconocido… —empezó a decir.

Noel, cariño, no te voy a dejar en manos de un desconocido. ¿No sabes lo que significas para mí? Creo que ni siquiera te dejaría en sus manos si demostrara que eres su Omega. Por supuesto, si tú deseas marcharte con él, no haré nada por impedírtelo, pero la decisión tiene que ser tuya. No permitiré que te lleve en contra de tu voluntad.

Unos golpes en la puerta les recordaron que los esperaban. El pelinegro lo soltó para abrir a Bill Trent y al sargento que lo acompañaba. El Omega miró atemorizado al Alfa rubio ataviado con una chaqueta de cuero y unos vaqueros que caminaba hacia él. Llevaba una gran carpeta, y él se encogió de forma instintiva. Zayn lo detuvo poniéndole una mano en el brazo.

—No se acerque más —se volvió hacia el castaño—. ¿Lo conoces?

—Claro que me conoce —dijo Bill—. Díselo, Liam. Dile que estamos enamorados y nos vamos a casar, soy tu Alfa.

El castaño parpadeó. El Alfa no le resultaba completamente desconocido, pero no despertaba ningún sentimiento amoroso en él. Sólo sentía una mezcla de enfado y miedo, aunque no sabía por qué.

—Creo que no —dijo nervioso—. Al menos, no lo recuerdo. ¿Tiene algo que pueda demostrar que yo soy quien usted dice?

—Claro que sí.

Levantó la carpeta y empezó a caminar hacia él, pero Zayn lo detuvo de nuevo.
—Yo se lo daré —dijo el pelinegro, cogiendo la carpeta—. Ahora, señor Trent, si quiere sentarse aquí…

Indicó a Bill una silla frente a Noel, y después se sentó a su lado para abrir la carpeta. Estaba llena de fotografías, y no podían negar que Noel era el Omega que Bill identificaba como Liam Payne. En una de las fotografías estaba en una ceremonia de graduación, y en las demás aparecía con Bill en varios lugares. Había una en la que aparecían los dos sonrientes, cortando una tarta. Bill afirmó que había sido sacada en la fiesta con que celebraron su compromiso.

El Omega se sentía enfermo.
—Por favor —dijo devolviéndole la carpeta—. Cuéntame algo sobre… sobre Liam Payne.

Bill lo miró con lástima.
—Sobre ti, quieres decir. Tienes veintitrés años, y estás estudiando el último curso de la carrera, en la universidad Pacific, de Stockton. Ahí fue donde nos conocimos. Estoy preparando el doctorado de bellas artes.

El Omega recordó vagamente un grupo de edificios antiguos y modernos.
—¿Qué estudio?

—Pedagogía. Naciste y te criaste en Fresno, pero tus padres murieron en un
accidente de coche cuando estabas en primero. Vives de la póliza de seguros que
tenían, de modo que Stockton ha sido tu hogar durante los últimos cuatro años.

—¿Tengo más parientes?

Bill negó con la cabeza.
—Sólo una hermana, mucho mayor que tú. Se fue a estudiar al este cuando tú eras muy pequeño, se casó y se quedó allí con su Alfa. No os conocéis demasiado, y no habéis tenido mucho contacto después de la muerte de tus padres. Soy todo lo que tienes, cariño.

Aquella idea hizo estremecerse al castaño.
—No esté tan seguro —dijo Zayn con tono amenazador.

—Lo estoy —respondió Bill con idéntico tono—. Llevamos dos años juntos, y hemos hecho muchos planes para el futuro.

El Omega se estremeció.
—¿Quieres decir que vivimos juntos?

Bill tardó algún tiempo en contestar.
—No, pero eso no quiere decir que no seamos amantes. Por el amor de Dios, Liam, soy tu Alfa, ¿cómo has podido olvidarlo?

El Omega se puso en pie de un salto.
—No lo sé —gritó—. A lo mejor no lo recuerdo porque es mentira.

Bill también se levantó.
—¿Que es mentira? ¿A dónde quieres llegar con esta farsa? ¿Seguro que tampoco recuerdas que últimamente estabas muy frío?

—¡Basta! —gruño Zayn.

De pronto, en medio de los gritos, el muro que encerraba la memoria de Noel se derrumbó, y Liam pudo recordarlo todo.

Al principio, el impacto lo dejó anonadado. A continuación, no comprendía cómo podía haber llegado a olvidar tantas cosas sobre su persona. Cuando al fin recuperó la tranquilidad, el sargento había puesto orden. Todos los ojos estaban clavados en él. Al parecer esperaban que respondiera a una pregunta que no había escuchado.

Se levantó y miró a Bill fijamente. Cuando habló, su voz estaba llena de cólera.

—Bueno, Bill. Parece que has tardado bastante en volver a buscarme. A lo mejor te gustaría explicar por qué me dejaste solo e inconsciente aquella noche en el parque.

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