6
Noel no volvió a ver a Zayn antes de ir a la hamburguesería, pero cuando salió
a las doce se encontró con que el Alfa había ido a buscarlo para llevarla a casa. No sabía muy bien si se sentía agradecido o enfadado. Se alegraba de que Zayn lo quisiera lo bastante como para preocuparse por él, pero seguía muy callado, lo que indicaba que aún estaba enfadado porque se había negado a obedecer.
Al día siguiente llegaron a un acuerdo. El Omega iría al trabajo a pie, puesto que entraba de día, pero esperaría allí a que el Alfa lo recogiera después de salir de la comisaría. El domingo por la mañana se despertó al oír el teléfono que había en su mesilla de noche. Miró el despertador y comprobó que Abby ya debía haberse marchado, de modo que descolgó el auricular.
—¿Diga? —preguntó soñoliento. Se despertó de golpe al oír aquella voz.
—¿Puedo hablar con Noel Santa, por favor?
Nunca había recibido una llamada telefónica, al menos, en su nueva vida como Noel Santa. Se preguntó quién lo llamaría por aquel nombre, y cómo habría conseguido el número.
—Soy yo —respondió nervioso.
La mujer se presentó como una Omega de nombre Victoria Langford, reportera de una de las principales cadenas de televisión de San Francisco.
—La policía nos ha informado sobre su caso, y me preguntaba si ya ha recuperado la memoria.
El Omega le dijo que no, y en respuesta a las preguntas de la periodista, le contó
toda la historia.
—Es fascinante —dijo Victoria entusiasmada—. Nos gustaría entrevistarlo y emitir la historia en todos los informativos de mañana. Puede ser un bonito detalle navideño, y aunque no le puedo asegurar que lo reconocerán inmediatamente, es muy probable que sea así. De lo contrario, pertenecemos a una red de televisiones locales, y podríamos emitir el reportaje en todo el país. ¿Qué le parece?
El Omega dudó. No sabía qué decir. Aquello era lo que Zayn le había propuesto. No sabía por qué se sentía amenazado, en vez de bailar de felicidad.
—Sí, claro que lo haré —dijo, intentando fingir algo de entusiasmo—. Es muy amable por su parte. ¿Tengo que ir al estudio?
—No es necesario. Preferimos rodar en el lugar donde se aloja. ¿Le parece bien esta tarde, a las cuatro?
Charlaron un poco más sobre la indumentaria adecuada. Después de colgar el teléfono, el Omega se sintió aterrorizado. Tal vez aquél fuera el final
de un bonito paréntesis. Probablemente, alguien lo reconocería e iría a buscarlo. posible que averiguara que había otro Alfa en su vida, por lo que no podría seguir con Zayn.
Empezaba a arrepentirse de haber accedido.
No se tomó la molestia de vestirse antes de ponerse la bata y las pantuflas de Bevin para llamar a la puerta contigua. Necesitaba hablar con Zayn. Apretó fuertemente el timbre de la puerta. Eran sólo las ocho, y probablemente, Zayn estaría durmiendo.
No tardó mucho en oír su voz.
—¡Ya voy! Dejen ese timbre. Estoy dormido, no estoy muerto.
La puerta se abrió. El Alfa se quedó mirando al castaño con gesto ausente antes de enfocar la mirada.
—¡Noel! ¿Qué ha pasado? ¿Mi madre…?
—Tranquilo —se apresuró a decir—. Tu madre está perfectamente. Es que acabo de recibir una llamada telefónica…
Zayn no esperó a que terminara. Abrió la puerta de par en par y arrastró al Omega al interior de la casa. Sólo llevaba unos vaqueros gastados. Estaba descalzo, y tenía el pecho desnudo. Durante un momento, el Omega fue incapaz de pensar en otra cosa que no fuera el pecho bronceado del Alfa, sus anchos hombros y sus musculosos brazos. Hasta
entonces, sólo lo había visto completamente vestido. No sabía cuántos Alfas desnudos había visto, pero estaba seguro de que ninguno podía competir con el que tenía ante sí. Lo habría recordado.
—¿Te encuentras bien, cariño? —preguntó el Alfa—. ¿Qué ocurre?
Sus palabras devolvieron a Noel a la realidad.
—Lo siento. No quería asustarte.
Se dirigieron al sofá y se sentaron. El castaño le relató la llamada que había recibido.
—Espero que no te importe que vengan aquí con las cámaras —le dijo—. No podía pedir permiso a Abby porque no está en casa, pero me ha dicho muchas veces que le gustaría ayudarme en la medida de lo posible.
Zayn tenía los codos apoyados en las rodillas. Su mirada estaba perdida en el espacio. Se sentía como si el cielo se hubiera derrumbado sobre su cabeza, pero aquello era una estupidez. Sabía que más tarde o más temprano tendrían que hacer
algo por averiguar su identidad. Incluso había sugerido que acudieran a los medios de comunicación cuando aún pensaba como una persona sensata.
Pero había perdido la sensatez aquel día que había estado a punto de perder el control y hacer el amor con el Omega en el coche. Después de aquello no había vuelto a pensar sobre la búsqueda de su identidad, porque si lo encontraban dejaría de ser su Noel, y aquello le resultaba insoportable. Cuando habló se esforzó por no delatar sus emociones.
—No pasa nada. Será mejor para ti que vengan aquí a rodar.
Tenía que pensar en el Omega. No soportaba verlo perdido, angustiado y desorientado a causa de su amnesia. Por supuesto, tenía que encontrar su pasado. Nunca podría llegar a ser feliz si no sabía qué le había ocurrido durante todos aquellos años. Iba a perderlo. Había sabido desde el principio que lo perdería, y no podía hacer nada por evitarlo. Sin embargo era lo correcto.
Se alisó el pelo con una mano y se enderezó para mirarlo. El Omega tampoco parecía radiante de alegría. También a él debían haberlo despertado. Tenía el pelo alborotado, sólo llevaba la bata puesta, y con aquel aspecto, estaba más atractivo aún que de costumbre. Pero lo que brillaba en sus enormes ojos era el miedo, y no el deseo. No le parecía adecuado contribuir a su confusión anteponiendo su deseo egoísta de continuar a su lado.Fingió una sonrisa bastante convincente y se puso en pie.
—Si esto va a ser una función navideña, será mejor que compremos un árbol y lo decoremos —dijo intentando adoptar un tono alegre—. Probablemente te querrán sacar a su lado. Mi madre no tardará mucho en volver. Podemos ir juntos de compras.
Tenía intención de despedirse del castaño sin tocarlo, pero cuando llegaron a la puerta y Noel se volvió para mirarlo, se encontró de repente con que lo tenía entre sus brazos. Las manos del Omega recorrían su torso desnudo, provocándole escalofríos que recorrían su columna. Apoyó la cabeza en su pecho, y Zayn estuvo seguro de que podía oír los latidos acelerados de su corazón. Si no se despedía del Omega inmediatamente temía no ser capaz de hacerlo, pero no podía dejarlo marchar sin darle ánimos. Tomó su rostro entre las manos y lo subió
para mirarlo.
—No estés asustado, cariño —dijo aterrorizado—. Parece que por fin vas a recuperar tu pasado. Con un poco de suerte, podrás pasar las fiestas con tu familia. —Su voz se entrecortó. Sentía deseos de llorar. Se agachó para besar los labios del Omega antes de cerrar la puerta.
[...]
Zayn, Noel y Abby encontraron un abeto bastante bonito y lo colocaron en una esquina del salón de Abby, junto a la chimenea. Lo decoraron con los adornos de la familia, incluyendo un ángel de cera que había pertenecido a la tatarabuela del pelinegro. El Omega se sentía algo mejor. A pesar del dolor que podía provocarles a Zayn y a él conocer su pasado, sabía que era necesario. Abby Malik había conocido personalmente a los miembros de cinco generaciones de su familia. Noel no tenía siquiera recuerdos de su niñez. Necesitaba
un legado que transmitir a sus hijos.
A las cuatro en punto la casa estaba decorada con arreglo a la época. El castaño se había duchado, y siguiendo las instrucciones de Victoria Langford, se había colocado maquillaje. Se puso el pantalón gris y el jersey rosa que llevaba cuando lo encontraron, con la esperanza de que aquello contribuyera a
facilitar su identificación.
El equipo de rodaje decidió que la entrevista tendría lugar junto al árbol de navidad, tal y como había supuesto Zayn. El salón estaba precioso, con la chimenea encendida y un mantel navideño alemán, otro de los tesoros antiguos de Abby,
encima de la mesita.
—Intenta olvidar la cámara y tranquilízate —dijo Victoria a Noel mientras colocaba un asiento junto al árbol para que se sentara el castaño—. Quiero que me cuentes la historia con tus propias palabras. No importa que te pongas nervioso si no recuerdas algo. Montaremos la entrevista antes de emitirla —se volvió hacia el Alfa—. También me gustaría hacerle unas cuantas preguntas a usted, agente.
Zayn negó con la cabeza.
—Lo siento, pero prefiero no ser nombrado ni fotografiado, y le agradecería que no dijera que está alojado en casa de mi madre. No va contra las normas, pero a la policía no le gusta que sus agentes se tomen un interés personal por las víctimas.
—Pero es parte del encanto —protestó Victoria—. El policía que encuentra al Omega que ha perdido la memoria y lo lleva a casa de su familia porque no tiene a dónde ir. Le aseguro que esto hará mejorar la imagen de la policía.
—No estoy dispuesto a poner en peligro el trabajo de Zayn —dijo el Omega—. Si no están dispuestos a atenerse a sus condiciones, será mejor que olvidemos la entrevista.
—Un momento —intervino Zayn—. Probablemente, la señorita Langford tiene razón. En cualquier caso, no voy a perder el trabajo por eso. Lo máximo que pueden hacer es añadir una anotación a mi expediente —se volvió hacia Victoria—. Permitiré que me entrevisten. Esperen un momento. Voy a cambiarme de camisa y a peinarme.
El rodaje transcurrió sin problemas, y lo terminaron en una toma. Victoria presentó con aspecto conmovido la historia de Noel y Zayn, y la experiencia resultó más agradable de lo que esperaban.
—La presentación irá antes de la entrevista —explicó—, y al final pediremos a cualquier persona que sepa algo sobre ti que llame a la policía o a la emisora —se volvió hacia Zayn—. No tengo que decirte que probablemente recibiremos montones
de llamadas. En estos casos todo el mundo quiere participar, pero la mayor parte de las pistas son falsas.
—Tienes razón. Te mantendré informada, y si sale algo, te prometo que serás la primera en saberlo.
La entrevista se emitió por primera vez en el noticiario de las doce del mediodía. Noel y Zayn se sentaron frente a la televisión para verla. El Omega tuvo una sensación muy extraña al ver su imagen en la pantalla. Era como mirar a su gemelo. Alguien que tenía su aspecto, pero que no era él.
Cuando Victoria lo llamó Noel, sintió deseos de protestar y decir.
—No se llama así. Se llama….
Pero, por mucho que lo intentara, no conseguía recordar su nombre. Por lo demás, estaba bastante complacido con el resultado. Después de la entrevista, el Alfa apagó el televisor y suspiró.
—Si algún conocido tuyo ve el programa, estoy seguro de que te reconocerá. Eres muy fotogénico. ¿Es posible que seas modelo?
—Lo dudo. No soy tan alto, y los modelos están más delgados que yo.
La mirada del Alfa vago por su cuerpo, recorrió sus caderas redondeadas y después volvió a su rostro.
—No se te ocurra perder ni un gramo. Me encanta cada centímetro de tu cuerpo.
Aquella tarde, al principio del turno de Zayn, ya se habían recibido varias llamadas relacionadas con el Omega amnésico. La entrevista volvió a emitirse a
las cinco, a las seis y a las once, y cuando el Alfa volvió a la comisaría poco antes de las doce para escribir sus informes, los telefonistas se quejaban amargamente. Cogió la lista de nombres, números de teléfono y comentarios y se la llevó a
casa. Había accedido a desempeñar aquel trabajo fuera de sus horas de servicio, pero no podía hacer nada hasta la mañana siguiente.
Había quedado con el Omega a las diez para mirar la lista y ponerse en contacto con las personas que habían llamado, pero el teléfono lo despertó a las ocho y media. Se trataba de un amigo suyo que trabajaba en el departamento de personas desaparecidas.
—Siento despertarte, pero acabo de recibir una llamada de un tal William Trent que vive en Stockton. Dice que anoche vio el programa, y ha identificado a Noel como su Omega, Liam Payne. No tenía ninguna duda. Dice que el chico estudia en
la universidad Pacific, y que no ha sabido nada de él desde el sábado catorce.
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