Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Three

—Te dejo porque debo un baile.

—¿Baile?

—Sí, a mis amigos. Sé que ellos querían bailar conmigo antes de que llegaras a invitarme.

—Oh, sí, entiendo. ¿Aún conservas el mismo número?

—Sí, aún tengo el mismo número. Ahora me voy, Jin me está llamando.

Me fui con mis amigos, quienes estaban boquiabiertos y empezaron a advertirme.

—Jimin, con Yoongi ¡NO! Él se olvidó de ti cuando estaba con Tae. Tú haz lo mismo. Que no venga ahora a tener nada de ti —dijo Jin.

—Chicos, no empiecen. Yoongi es pasado y está con Tae. No hay posibilidad entre nosotros.

Me senté nuevamente al lado de Tae y tomé mi teléfono, buscando el número de Jimin. Ya no lo tenía. Recordé que lo borré porque Jimin me parecía fastidioso con sus mensajes diarios preguntando cómo estaba. Ahora no puedo simplemente pararme e ir a pedirle el número de teléfono.

—Jimin, ¿quieres bailar conmigo?

Vi a Hoseok frente a mí, pidiéndome que bailara con él, y mi corazón se aceleró. Me paré y extendí mi mano.

—Sí, vamos.

Era música latina, por lo que bailábamos pegaditos y a veces con pasos bastante sugerentes y estimulantes.

Veía a Jimin bailar con mi rival y no soporté más verlo bailar de esa manera con J-Hope. Me acerqué a ellos.

—Jimin, tenemos que hablar.

Me volteé a ver a Yoongi.

—¿Hablar de qué? Escríbeme por mensaje y luego hablamos. Ahora estoy en medio de un baile.

Yoongi frunció el ceño, claramente molesto, pero se dio la vuelta y se alejó. Sentí una mezcla de alivio y tensión.

—No te preocupes por él, Jimin. Vamos a disfrutar del baile.

Me regresé y hablé con voz firme:

—No, Jimin, es ahora que necesito hablar contigo—lo agarré de la mano y salí con él del lugar.

—¿Qué te pasa? —preguntó Jimin, visiblemente molesto.

—Jimin, no puedes estar bailando así con alfas. Ese no eres tú. Tú eres alguien tranquilo y estudioso.

—Sí, pero ya terminé las clases y ahora quiero encontrar a mi alfa. ¿Cómo lo haré si no me abro a conocer a las personas?

—Bailando así, lo único que encontrarás es alguien que te use y ya, Jimin.

—¿Y qué? Tal vez eso es lo que quiero. Es mi vida, son mis asuntos y hago lo que quiero. Esta conversación no tiene sentido.

—No dejaré que eso pase.

—Por favor, ve y cuida a Tae, no a mí. Yo no soy ni siquiera tu amigo.

—Tus amigos te han influenciado mal, Jimin. No necesitas cambiar quién eres por ellos.

—No seas hipócrita. ¿Hubieses notado mi existencia si no estuviese arreglado así? ¿Tan solo hubieses pensado en mandarme alguna vez un mensaje? Si yo no estuviese justo ahora aquí, vestido y peinado de diferente manera, tú no te hubieses acercado. Esto es lo que les gusta a los alfas.

—No, no es así, Jimin. Los alfas buscan personas así para cosas de un día, pero para algo serio queremos a personas como el Jimin que conocí.

—Sí, claro. Cuando ustedes se comen a medio mundo, vienen a buscar a omegas estúpidos para guardar las apariencias, casarse, tener hijos y dejarlos en casa.

—No puedo creer que hables así.

—Yoongi, a ver, busca mi número y envíame un mensaje.

—Yo...

—No tienes ni mi número, ¿no es cierto? Busca el de Jin o Jungkook.

Yoongi se quedó en silencio.

—¿Ves? Me das la razón.

—Jimin, no quiero que caigas en malas cosas con algún pendejo. Te estoy cuidando.

—Ya te dije que no quiero que me cuides. Fin de esta discusión sin sentido.

Me di la vuelta, pero Yoongi me jaló, pegándome a él. Al tener sus labios tan cerca de los míos, me dio un beso que correspondí. Puso sus manos en mi cintura y así estuvimos hasta que nos faltó el aire.

—Quédate conmigo. No hagas nada malo, por favor.

—Min Yoongi, ¿me dejaste solo en la fiesta para estar con Park Jimin? ¿Estás loco? Todos hablan de mí.

—Tu omega llegó, es a él a quien debes besar.

—No, espera, por favor, Tae. ¿Cómo te atreves a reclamarme? Yo te traje para hacerte un favor porque me dijiste que nadie quería traerte porque estás en cinta de un bebé que claramente no es mío. Toma, paga un taxi. Yo acompañaré a Jimin.

Vi a Tae irse enojado y me voltee a ver a Yoongi.

—Yo me quedaré en la fiesta.

—Bien, nos quedamos, pero solo vas a bailar conmigo.

—No, yo no tengo por qué estar pegado solo a ti.

—Pero yo sí quiero estar pegado solo a ti.

En la fiesta, empecé a tomar con mis amigos, pero en poco tiempo mi cabeza daba vueltas. Sentía más felicidad de lo normal, pero al mismo tiempo ganas de llorar.

—Jimin, vamos, te llevaré a casa. Has tomado mucho.

—No, déjame, Min. Yo quiero bailar.

—¡Vamos! —Lo llevé a mi auto y Jimin se subió a mis piernas y me dio un beso.

—Jimin, no hagas eso, por favor. Yo no soy de piedra —decía mientras lo apartaba con suavidad.

—Está bien, llévame a mi casa.

Estaba empezando a llover y no encontraba nada que me dijera dónde vivía Jimin. Llamé a sus amigos, pero estaban en peores condiciones y no respondían. Así que terminé llevándolo a mi casa. Lo acosté en una cama, solo le quité los zapatos y lo arropé. Me fui a mi habitación, me quité los zapatos y la camisa, y me acosté. Pero, como una hora después, sentí que unas pequeñas manos se aferraban a mi abdomen. Me di vuelta y era Jimin. Sus orejas de omega estaban presentes. Me reí y las acaricié.

Jimin subió sobre mí y me besó.

—No, no, no, Jimin. No voy a caer en tu tentación.

—¿No te gustó? —dijo con lágrimas en los ojos.

—No es eso, Jimin.

Me bajé y empecé a hablar con la torpeza de mi lengua por el alcohol.

—Con dolor te ayudé con Tae porque yo estaba perdidamente enamorado de ti, pero sé que tú no me verías jamás porque soy yo a quien le tienes lástima, ¿no es así?

—Jimin, yo dije eso por estúpido, por agradarle a los demás.

—Pero yo te extendí mi amistad sincera. Hasta te hacía comida porque sé que los artistas casi no comen. Me preocupaba por ti y tu bienestar.

—Perdón, Jimin, yo sinceramente fui muy estúpido y no valoré lo que tú me ofrecías, y tampoco quería dañar nuestra amistad.

—¿Amistad? Si borraste mi número, ¡santo cielos! No sé ni qué hago aquí.

Empezaba a recuperarme de los efectos del alcohol.

—Date un baño frío para que se te pasen los efectos del alcohol y te llevaré a tu casa.

—Está bien. Me paré y caminé al baño. Allí me quité la ropa y puse el agua fría, lavé mis cabellos y salí. Vi una toalla colgada y la tomé para cubrir mi cuerpo cuando terminé.

Jimin salió del baño y vi sus pantorrillas, su cuerpo de reloj de arena, y me excitó. El agua aún caía ligeramente de sus cabellos y las gotas de agua parecían diamantes en su piel. Tragué en seco y le dije: —Allí te dejé algo de mi ropa.

Me acerqué a Yoongi para tomar la ropa. —¿Puedes salir para que yo me vista?

Su olor a pudín de dulce de leche me golpeó la nariz, despertando a mi alfa: ¡mío, mío, mío!

—Yoongi, estoy esperando que salgas.

—¿Por qué nunca había sentido tu olor?

—Es que siempre me pongo olor neutral. Perdón, ha de ser desagradable.

—No, Jimin, por el contrario, quiero comerte.

—¡Estás loco! Ya déjame vestirme para ir a casa.

—Está bien —dije, aspirando su dulce olor.

Vi a Yoongi salir, tomé su ropa y su olor a tierra mojada estaba concentrado y me encantaba. Terminé de vestirme y le dije: llévame a mi casa, por favor.

—Jimin, está lloviendo y es tarde. Por favor, espera hasta mañana; mientras tanto, haré ramen para que comas y te sientas mejor.

—Está bien, accedí a comer ramen con Yoongi.

—No podía quitar mi vista de Jimin y de lo hermoso que se veía; incluso yo estaba prácticamente babeando. Más cuando la camisa blanca se movía ligeramente con cada uno de sus movimientos, dejándome ver su cuello y su clavícula, el dolor en mi pantalón era el resultado de la erección, y terminó de matarme cuando se levantó la tela casi transparente, esa que solo llega a cubrir poco más abajo de su maravilloso y respingado trasero. No me dejó nada a la imaginación.

Vi a Yoongi acercarse a mí. —¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?

No respondí, lo agarré por la cintura y junté nuestros labios. Se hizo un beso larguísimo pero necesitado, cargado de pasión. No podía dejar de estrechar a Jimin entre mis brazos. Lo alcé sobre sus rodillas y deslicé mis manos debajo de su ropa interior sin dejar de besarlo.

—Yoongi... te deseo —dije jadeando.

—Yo te deseo más —cargué a Jimin y lo llevé hasta mi cama. Lo coloqué en el borde, lo recliné, separando sus piernas con mis brazos, dejándolo totalmente expuesto a mi vista.

Me sonrojé al verlo morderse los labios y lo acerqué a mí, desabotonando su pantalón. Él, sin vergüenza, bajó su bóxer, dejando su enorme verga expuesta. ¡Sí que es larga! Con su mano, acomodó en mi entrada y se acercó a besar mis labios.

Los pliegues de mi entrada cedían, pero dejándome un poco de dolor. Aun así, sus besos en mi cuello y sus manos tocando y apretando ligeramente mis pezones hacen que el deseo sea más grande que el dolor.

Luego de que su enorme verga entrara por completo y me acostumbrara a sentir una leve palpitación dentro de mí, él empezó a moverse de atrás hacia adelante, entrando y saliendo sin dificultad por la cantidad de lubricante. Sus manos apretan con fuerza mis nalgas, atrayéndome hacia él en cada arremetida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro