O19
CAPÍTULO DIECINUEVE
Los tenues rayos de sol que se filtraban por un pequeño tragaluz en la pared la hacen cerrar los ojos, su cabeza está a punto de estallar, se siente abrumada de información, de recuerdos y de dolor. Cada palabra pasa por su cabeza, y los hechos se vuelven más claros cuando las fotografías de su infancia puestas sobre el escritorio del fondo la hacen llorar. Ellos dos crecieron juntos en el núcleo de una familia adinerada, de buena posición donde tenían todo lo que deseaban, creció siendo una niña feliz al lado de su hermano menor a quien juró proteger. Puede que se haya dado mucha libertad con él, puede que por sus excesivos abrazos malinterpretó sus sentimientos, puede que ya haya nacido enfermo. El pequeño que la toma de la mano no es el mismo a que apuñaló.
No, su JungKook jamás haría algo así. Jamás la golpearia o mantendría encerrada, él es un ángel, es su dulce ángel. Pero… la verdad está frente a sus ojos, la lastimó en más de una forma, y eso no podía seguir ocurriendo.
Rose's House tenía muchos recuerdos valiosos de su infancia, ahora esos se ven opacados por todo el sufrimiento que le hizo pasar en casi sesenta días cautiva.
El antiguo teléfono que usaba su padre la hace limpiar sus lágrimas para apoyarlo en su oreja y marcar un número. Necesita un poco de esperanza, saber que en su vida al menos un hombre sí la quiere proteger.
El ruido de un sonido gutural del otro lado la hace temblar.
—¡Papá! ¡Ayuda, papá! —grita.
—¿Hae-e? Al fin me llamas, princesa.
—¡Papá, ven por mi! Quiero irme, quiero estar con ustedes.
—¿Q-Qué? ¿Qué está sucediendo cariño? ¿Dónde está JungKook?
—No, papá... JungKook... —su mano es sujetada por otra, en silencio escucha a su padre preguntar que le sucede mientras en pausa sus ojos giran a un costado. Lleno de sangre, su hermano toma la caja del teléfono y la avienta contra una pared— ¡No, JungKook! ¡Para! —suplicó, siendo empujada al suelo por sus golpes.
—Sabía que la amnesia no iba a durar mucho, aún así... tenía la esperanza de que sea distinto, pensé que tendría más tiempo. —su respiración acelerada era prueba de que no resistiría más tiempo, su ojo le ardía como el infierno— Está bien, noona. Podremos empezar de cero en un lugar más lejano, donde nadie nos encuentre. Hago ésto por nuestro bien.
—Somos hermanos, JungKook. ¿Cómo pretendes que sienta algo romántico hacia tí? Crecimos juntos, del mismo vientre…
—Es difícil ahora, pero a medida que el tiempo pase te darás cuenta que soy el hombre perfecto en tu vida. —explicó, su macabra sonrisa era asquerosa— Iré a hacer las maletas y limpiar la sangre, partiremos esta noche.
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