No es que Jungkook se llevara mal con su abuelo, pero sí había algo que sentía cada vez que lo veía: era aberración. Inexplicable incluso para él mismo. Por esa misma razón, siempre evitaba verlo, aunque el hombre fuera una persona por demás bondadosa.

Golpeó su puerta y esperó ser atendido. Una mujer de avanzada edad lo recibió.

— Abuela — se aproximó a abrazarla, siendo bien correspondido por la mujer.

— Hijo, pero qué grande que estás, ¿hace cuánto no nos visitas? Pasa, pasa.

Le dio paso y Jeon ingresó — Lo siento abuela, he estado ocupado — no era del todo cierto. — Necesitaba hablar con el abuelo.

— ¡Oh! Estará encantado de verte, está en la sala, pasa. Yo iré a preparar té.

— Gracias. — se adelantó.

— Hoy es día de visita también — dijo alegre la anciana, llamando la atención de Jungkook — La abuela Eunha también está en la sala con tu abuelo, procura ser amable. — siguió su camino.

El pelinegro apretó sus puños a sus costados, su bisabuela Eunha sí que era alguien a quien no podía tolerar. Jungkook no recordaba algún momento de su infancia o de su vida hasta ahora donde la vieja no le dijera algo despectivo o lo tratara como basura, lo peor es que no tenía idea de porqué era tratado así.

Sin más, ingresó a la sala, rápidamente los dos pares de ojos posandose en él.

— ¡Jungkook! — sonrió su abuelo, quien extendió sus brazos para que el joven fuera a saludarlo. Pues, a pesar de tener una mente prostigiosa a la edad de 88 años, su cuerpo no fue para nada beneficiado por los años y su andar dependía de la silla de ruedas — Acércate, hijo, hace tiempo no te veo.

Jungkook se forzó a sonreír y fue donde su abuelo para darle un corto abrazo, pero el anciano lo retuvo un tiempo más.
— Lo siento, abuelo, he estado ocupado. — sonrió sin ganas, tratando de no mirar a la mujer.

— No te preocupes, tu hermano viene muy seguido y me cuenta sobre ti también.

— Jimin siempre ha sido un chico educado — respondió su bisabuela en un tono que se le hizo asqueroso a Jungkook.— No se podía esperar más de este chico.

Ah, su bisabuela, Jungkook no sabía qué había hecho ella en su otra vida para recibir no sólo tal longevidad, sino también los cabales para vivir tales años.
108 años y ella aún tenía la voluntad para seguir viviendo.

Jungkook sonrió hacia ella, mostrando su dentadura en una mueca demasiado evidentemente falsa. — Mira nomas, sigues con vida. ¿En la sangre de cuántas jóvenes vírgenes te bañaste ahora?

— Jungkook, comportarte — su abuelo tiró de su brazo.

— Dejalo, hijo, la basura siempre hablará basura.

— Basta los dos, por favor, todavía no entiendo porqué se llevan tan mal.

— Lo único que hice fue nacer abuelo — se alzó de hombros, sentándose en el sillón a su lado, en frente estaba Eunha.

— Sólo eso bastó — murmuró la vieja.

— Mamá, esto es tonto. Es más, prefiero que se ignoren a que estén diciéndose esas cosas.

La mujer cerró la boca y Jungkook dejó de prestarle atención para ir a la razón de su visita.

— Abuelo — él lo miró — Esto puede oírse raro, pero tú viviste en Daegu por un tiempo, ¿el nombre Kim Taehyung te suena de algo?

Su abuelo estaba por negar, cuando fue cortado por el grito de su madre — ¡Cierra la boca! ¡¿Quién rayos te dijo ese nombre?! — se alteró, el otro par se miró no entendiendo su reacción — ¡¿Lo haces para molestarme?! — tomó su bastón, amagandolo hacia Jungkook, que no pudo creer cómo se puso.

— ¿Qué haces, mamá? ¡Calmate! — demandó su hijo.

— ¿Quién te dijo ese nombre, mocoso? ¡Contesta!

— Lo leí por ahí, ¿qué rayos te pasa?

— ¿Qué hay con ese nombre mamá?

— ¡Kim Taehyung está muerto! — contestó.

— Pues yo recibí esta carta de Kim Taehyung y no parecía muy muerto — sacó la carta de su bolsillo y la mostró. — Él era amigo o algo de tu esposo, ¿no es así? — dedujo.

— ¡Callate, rata mugrienta!

— ¡Basta los dos! Mamá, ¿qué tiene que ver esto con papá?

— ¡Nada!

— Mamá... — pidió. — ¿Qué tiene que ver con papá ese sujeto?

— ¡Él mató a tu padre!