Eva llevaba puesto su mejor vestido de primavera, bajando delicadamente de su carruaje al mismo tiempo que Laurie y sus invitados.

Eva sonrió inmediatamente, dándole su gorro a Michael y saliendo corriendo. "¡Laurie!" gritó, chocando con él para abrazarlo, sin darse cuenta de que había alguien más allí.

Laurie sonrió, devolviéndole el abrazo. "¡Eva! ¿Dónde has estado?"

Eva se rió despreocupadamente, echando hacia atrás su cabeza de rizos dorados. "Oh, vagando por París", dijo, agitando el brazo. "¡Pero aún no me has presentado a tus invitados, Theodore!"

Laurie asintió, guiándolos hacia donde estaban las hermanas March y el señor Brooke.

"Este es Fred Vaughn", explicó Laurie, ganándose la atención de las hermanas que saludaron a Eva. "Y su hermana Kate".

Laurie pasó la mano por encima de las March. "Y estas son Meg, Amy, Beth y Jo. Por supuesto, a mi lado está la duquesa Be-OW".

Eva le dio una palmada en el brazo. "Oh, cállate, Theodore. Yo soy Eva. Sólo Eva. Olvídate de la duquesa".

Todos se rieron, Fred y Kate la saludaron.

"Encantada de conocerte", dijo Fred con acento británico.

Amy prácticamente se desmayó, haciendo reír a Eva. "¡Oh, qué elegante!"

Amy se puso seria de repente, mirando a Fred. "Recuerda el nombre de Amy March. Un día iré a buscarte a Londres".

"Oh, ciertamente lo haré", respondió Fred sonriendo un poco.

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Mientras todos se acomodaban a algo en la playa, Eva se sentó y sacó su bordado, algo que había estado vendiendo a señoras ricas el último mes. No hace falta decir que se estaba vendiendo bien.

Pero no dejaba de volverse para mirar a Meg y al señor Brooke, que coqueteaban descaradamente entre sí, y arrugó la nariz con un ligero disgusto.

"Yo sé algo que tú no sabes", le susurró de repente Laurie al oído.

Eva se volvió y le miró. "¡Oh, dime!"

"¿Acaso Meg ha extraviado un guante?" Preguntó.

Eva parpadeó antes de pensar. "Creo que sí. ¿Por qué?"

Laurie se limitó a sonreír diabólicamente.

Los ojos de Eva estallaron. "¡Oh, señor mío, el señor Brooke lo tiene! ¿Cómo lo sabes?"

Laurie se encogió de hombros. "Lo he visto".

"Bueno, entonces, ¿dónde estaba?"

"En el bolsillo".

"¿Después de todo este tiempo?"

"Sí, ¿no es romántico?" preguntó Laurie, mirando ligeramente a Eva, que volvió a sentir el aleteo en el pecho.

"Sí, lo es hasta cierto punto. A estas alturas, lo llamo espeluznante", respondió ella, volviendo a su bordado.

"Oh. ¿Algún pretendiente?" preguntó Laurie. Eva pudo encontrar un atisbo de celos en sus palabras, aunque no conocía ninguna razón para que lo fueran.

Eva asintió. "Todos hombres de mayor rango que yo, todos sin valor para mi tiempo. Los envié lejos", respondió, haciendo un gesto a Amy para que se acercara.

"¿Duques, supongo? Hola, Amy".

Eva sonrió a Amy mientras le daba su bordado para que lo mirara. "Hijos de duques, querrás decir".

Laurie la miró confundida. "¿Pero eso no te haría más alta que ellos?"

Eva se burló y puso los ojos en blanco. "Oh, cómo te engaña la ignorancia, Theodore. Puede que sea una duquesa, pero no puedo comprar montones de cosas sin el permiso de un marido. Puedo ser respetada, pero nunca podré ascender en la escala social, gracias a ti, Amy. Y sí, esto es para él".

Amy sonrió. "Espero que le guste, Eva".

"Yo también lo espero".

"¿Quién es él?" preguntó Laurie, tratando de echar un vistazo al bordado.

Eva miró al chico mayor. "Oh, alguien".