"¡Oh, señor, lo siento tanto! No pude encontrar mi vestido de la mañana hoy!" Eva se apresuró a saltar de su carruaje aún en movimiento (asustando a todos sus lacayos y a Marmee) y tropezó con los brazos de Meg.

"¡Oh, has venido!" exclamó Meg, abrazándola.

Eva le guiñó un ojo. "Por supuesto que he venido, Meg. Te vas una semana".

Amy la abrazó. "¡Oh, te he echado de menos, Eva!" Amy se inclinó más hacia ella con una sonrisa diabólica. "Laurie también".

Eva jadeó en tono de burla. "¿De verdad?" Preguntó, poniendo el dorso de su mano en su frente. "Debería haber vis-AAH!" Eva gritó sorprendida mientras se levantaba del suelo.

"No ha venido a la cena, señora", dijo una voz, divertida.

Eva sonrió y saludó a Jo, que la miraba con una expresión extraña en el rostro. "Bueno, señor Laurence, he tenido las semanas más ocupadas, pues el Duque de York y su hijo me han visitado sin más", respondió Eva, abrazando a Laurie.

"¿El Duque de York? ¿Disfrutaste, quizás, de su estancia, Eva?" Preguntó, pasando un brazo alrededor de sus delgados hombros. Eva detectó un indicio de... ¿celos?

Eva se rió. "¡Por supuesto que no! Pero este no es el momento de mí. Es de Meg, Theodore".

Laurie palideció de disgusto. "No me llames nunca Theodore, Evangaline. Suena demasiado formal".

Eva le guiñó un ojo. "Bueno, tú eres de buena cuna. Deberías ser formal".

....

" Tomen el otro carruaje. Los dos", dijo Jo a Laurie y Eva. " Sorpréndanla y asegúrense de que no se enamore".

Laurie saludó. "¡Sí, capitán Jo!"

Eva se inclinó. "Por supuesto, señora Jo".

"...las cosas bonitas hay que disfrutarlas", concluyó Marmee.

Eva sonrió y se arrodilló frente a Laurie.

"¡Theodore! Las cosas bonitas hay que disfrutarlas!" Exclamó y levantó su anillo (secretamente favorito) y lo puso en la palma de la mano de Laurie.

Laurie, Beth, Meg y Marmee se echaron a reír de inmediato mientras Amy hacía un mohín y Jo miraba ligeramente a Eva.

"¡Desearía poder ir al baile de debutantes!" Amy hizo un puchero pero todas, excepto Eva, la ignoraron.

Jo miró a Meg. "No te olvides de nosotras".

"¡Claro que no!" respondió Meg, abrazando a sus hermanas y a Eva.

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"¿Eva?" Laurie la sacudió para despertarla. "Eva, estamos aquí".

Eva se despertó inmediatamente, apartando su pelo de la cara. "Lo siento mucho. Debo de haber sido un verdadero aburrimiento", se rió, volviendo a atarse el pelo.

Laurie le sonrió. "El viaje fue relativamente corto. Estaba bien y por las noticias que me dieron tus lacayos-"

Eva se volvió hacia Laurie. "Oh, vaya. ¿Hablaste con Michael?" Se sonrojó ligeramente mientras se ajustaba el vestido.

"Y Michael dijo que tuviste nobles toda la semana. Y no sólo el Duque de York" Laurie levantó una ceja.

Eva se rió nerviosamente. "Bueno... sí. Lo hice".

Laurie tosió ligeramente. "Y se suponía que hoy ibas a saludar al Duque de Oxford", dijo, su voz se suavizó un poco al mirar a una Eva sonrojada.

"Bueno... eh, Meg iba a ir y yo tenía que venir", murmuró ella, tirando de sus rizos.

Laurie sonrió. "Y creo que eso fue muy dulce, duquesa", se burló él, abriendo la puerta del carruaje para que ella saliera frente a la enorme casa.

Eva se sonrojó aún más, bajando del carruaje con un ligero movimiento de su vestido. "Eres demasiado amable, Laurie, de verdad". Eva le sonrió dulcemente antes de caminar con delicadeza hacia la puerta principal mientras Laurie se quedaba de pie, (no es que lo admita) admirando su belleza a la ligera luz de las antorchas que había. Y dijo que no le gustaban los aspavientos y las plumas.

"¿Vienes, Theodore, o te vas a quedar mirando las ventanas toda la noche?" llamó Eva, sonriendo, poniéndose los guantes de seda blanca.

Laurie sacudió ligeramente la cabeza. "Concéntrate, Theodore", murmuró antes de volver a sacudir la cabeza. antes de alcanzar a Eva y tomarla del brazo.

Antes de que se abriera la puerta, Eva dio un giro. "¿Tengo buen aspecto? ¿Pelo, vestido, todo? ¿El corsé?" Le preguntó a Laurie.

Laurie sonrió. "Absolutamente hermosa. Aunque...", sonrió socarronamente.

Los ojos de Eva se abrieron de par en par. "Oh, ¿qué es? ¿Es serio? Theodore!" Dijo preocupada.

En un movimiento fluido, Laurie desató la cinta de su pelo y arrancó todas las horquillas que ayudaban a levantar sus gruesos rizos, haciendo que su pelo cayera en apretados rizos dorados que enmarcaban su cara. "Ya está. Perfecto". Laurie sonrió y se guardó los accesorios para el pelo.

Eva gimió. "¡Laurie! Eso me ha llevado siglos hacerlo!" Se quejó, entrando en la casa.

Laurie sonrió. "¿Pero te importa?"

Eva giró fuera de su alcance. "La verdad es que no". Le dedicó una sonrisa de oreja a oreja y se perdió de vista.

Y por alguna razón, el corazón de Laurie latió un poco más rápido.