1.
W H I T E W O L F.
CAPÍTULO 1.
C O R A Z O N E S J O V E N E S.
A pesar del largo camino por el que tuvieron que recorrer por semanas e incluso meses, pasando diversos obstáculos que si bien no pasaron más allá de dañar ligeramente al alfa y algunos músculos tensos por parte del omega, de todos modos estaban agotados.
Eso, hasta que se toparon con una enredadera en el bosque; no sabían que tan profundo estaba pues eso no importaba ahora. Dicha enredadera yacía compuesta por ramas, hojas y lianas, incluso, Seokjin juraba que hasta telarañas; obviando aquel hecho, se dispusieron a pasar por ahí, adentrándose a un mundo más calmado, más pacífico y tranquilo, uno en el cual decidieron descansar un tiempo, y si se pudiera, asentarse aquí.
Una gran cueva yacía pasando un camino curioso de hojas, que de mera casualidad guiaba hasta dicha cueva, donde no lucía como una en su totalidad, pues dentro poseía varios caminos, varios pasillos que podrían asemejar a un hogar.
Seokjin se giró para encarar a Namjoon, asintiendo y liberando su aroma, eso antes de transformarse, dándole la libertad al alfa de hacerlo también. Los huesos tronaron e hicieron eco en toda la cueva, incluso apostaban a que en el pasillo más lejano se hubiese escuchado, y cómo no habría de hacerlo, pues la noche finalmente no era lluviosa, era serena, tan calmada como muda que en comparación a la cueva, al menos el eco tuvo que haber llegado hasta el pasillo más lejano.
—Nos quedaremos aquí —mencionó Seokjin, con voz insegura pues hacia mucho no escuchaba su propia voz—. Primero hay que revisar el área, para asegurarnos que sea seguro. Cubre mi flanco.
Namjoon asintió sin dejar de mirarlo en ningún momento, eso estremeció levemente a Seokjin, quien obviando la cálida sensación que el alfa le transmitió, se dispuso a ir hacia el primer pasillo, uno que giraba hacia la derecha y acababa en una sosa pared; regresaron para dirigirse hasta el siguiente pasillo, que ésta vez sí dirigía a un lugar en concreto, un espacio más grande pero que poseía una cama hecha con hojas amarradas con lianas, al menos Seokjin se sorprendió por ello.
—Al parecer alguien ya estuvo aquí, hay que tener cuidado. —dictaminó Jin, disponiéndose a ir hasta el siguiente pasillo.
Eso, hasta que un brazo lo rodeó por la cintura y un aliento chocó contra su sensible cuello. Nuevamente se estremeció por el acto, ésta vez hizo a su piel enchinarse, haciéndole temblar levemente hasta que aquello le golpeó en su orgullo.
—No olvides que aquí estaré yo para protegerte. —dijo Namjoon, olvidándose por completo de los honoríficos.
—Los honoríficos, niño, sigo siendo tu mayor y por mucho. —reprochó entre dientes.
El menor rió ahogado contra su cuello, mandándole corrientes tan placenteras que incluso su lobo movió el rabo contento por la atención que recibía del alfa. Y era lógico, después de todo sentía su celo acercarse; lo sabía pues su lobo se comportaba más mimoso y hasta juguetón con el alfa, quien no se oponía a juguetear con él e incluso mimarlo de vez en cuando. Sonrió ante la sensación.
Entonces lo sintió. Otra mano del alfa se dirigía directo hacia su entrepierna, donde tomó su miembro y suavemente lo bombeó, sin querer obligarlo a nada ni tampoco ir demasiado rápido.
Fue cuando soltó un jadeó que el alfa lo giró, encarándolo así. Tuvo que levantar ligeramente su cabeza para mirar directo a los ojos del alfa, que yacían rojos. Sonrió con malicia por saberse él el causante de ello, se sintió satisfecho de haber sacado al alfa del menor; sin embargo, se aprovechó de ello.
—Eres un insolente y atrevido, niño. —recriminó en un susurro suave.
El alfa sonrió también, devolviéndole la jugada atrevida. Entonces acortó la distancia, besándole con vehemencia, probando aquellos labios por segunda vez en todo el tiempo que estuvieron juntos, saboreando cada parte, degustando aquel exquisito sabor que el Omega siempre lograba tener. Rompió el beso, encaminándolos hasta el lóbulo del mayor, donde dio una pequeña mordida antes de dignarse a contestar.
—Entonces hazte responsable, mi Luna. —retó el alfa.
Seokjin, siguiéndole el juego, volvió a atrapar la boca del alfa, aunque ésta vez volviendo el beso más hambriento, más desesperado y necesitado.
El espacio en donde estaban se volvió de un color tan rojo, uno tan sensual que simple y llanamente ambos se dejaron envolver en la fragancia del otro.
No hubo necesidad de tardar, pues no había ropa por intermedio, no había obstáculo para poder saciarse del otro, no había alguien o algo que los limitase a unirse y volverse uno solo.
Claro, hasta que un rimbombante golpe los sacó de su burbuja de lujuria.
Seokjin, tomando la delantera, caminó por el pasillo con cautela, olfateando el aire para tratar de captar una esencia, una que se lamentó haber captado.
Sangre. Y muerte.
No captaba más que eso.
En cuanto asomó su cabeza fuera del pasillo, se topó con una escena que le estrujó el corazón. Un lobo puro yacía tirado enfrente de la cueva, sin mover un músculo por mínimo. Lentamente se acercó al mismo, notando como evidentemente aquel animal puro estaba muerto, y todo por una tosca mancha de sangre en su cabeza.
Seokjin retuvo un jadeo de sorpresa, tapándose la boca por el susto.
A la lejanía, pesados pasos se acercaban a la cueva, y una voz acompañaba a aquellas pisadas.
—¿Dónde está ese apestoso ser? —cuestionaba con un gruñido, inconforme con no encontrar a su presa del día de hoy.
La ira consumió por completo a Seokjin, quien sin querer evitarlo se transformó, haciendo tronar sus huesos, hasta que tomó la forma de su lobo blanco, quien gruñendo atrajo la atención del desalmado cazador; y con mucha intención, pues habían arrebatado una vida, una que pudo prosperar y convertirse en uno de los suyos a pesar de ser puramente un lobo y no un licántropo. Habían cobrado una vida que no merecía perecer, una vida que sería vengada.
El hombre al toparse con el majestuoso lobo blanco, sonrió de lado, pues era perfecto para él, más almuerzo para él y sus hombres. Preparando su arma, apuntó hacia el animal con el único fin de disparar. En cambio Seokjin, no se intimidó en lo más mínimo. Y antes de que alguno de los dos hiciese un movimiento que acabase en tragedia, un tercero entró atacando al hombre, disparando hacia el cielo, donde atravesó las hojas más altas de los árboles que eran capaces de cubrirlos de una imponente lluvia.
El hombre gritó, pateó y golpeó al gigantesco lobo encima suyo, tratando por todas de quitárselo de encima. Hasta que finalmente pereció. Su cabeza salió desprendida de su cuerpo gracias al gran hocico del lobo, quien aún con saliva escurriendo por sus dientes combinada con la sangre, inhalaba y exhalaba con furia.
—¡Jefe! ¿¡Dónde está!? —se escuchó a la lejanía.
Fue ahora turno de Seokjin de gruñir con potencia, y sin dejarse detener por Namjoon, salió disparado hacia afuera de aquella enredadera, donde fácilmente ubicó a los chicos que visiblemente eran inexpertos. Inclusive, Seokjin se cautivó. Una pequeña niña, de una apariencia muy pequeña, delgada e insegura, acompañaba a los chicos, estando siempre al lado de otro chico más grande que ella.
El lobo blanco retrocedió unos pasos, estaba dispuesto a atacar hasta que la vio. Tan pequeña y tan frágil.
No fue que la cabeza del hombre, al que momentos antes Namjoon había asesinado a sangre fría, rodó más al frente de su posición, acabando posicionada justo en donde su cuello empezaba.
»Jin hyung, ven aquí, que la cabeza sea una lección por el momento. Habló Namjoon suavemente, tratando de convencerlo de ir de regreso a la cueva.
—¡Solar! —gritaron a sus espaldas.
Claro, eso fue antes de que unos pasos se aproximasen hacia él, sin embargo no actuó inmediatamente. Jin se topó con unos aniñados orbes, que se iluminaron en su dirección, curiosa como también maravillada por tenerlo enfrente suyo. Los ojos de Seokjin se dirigieron hacia el arma en sus pequeñas manos, una cuchilla que si bien era peligrosa, era sutil.
—Hola lobito. —habló la pequeña, arrastrando ligeramente las palabras.
Con determinación, la niña se acercó hasta Jin, quien no osó a moverse de su lugar. La pequeña tiró la cuchilla al suelo, extendiendo ahora su manita hasta él, con la clara intención de tocarlo. Y no se opuso. En cuanto sintió su inocente toque, su acelerado corazón bombeó con normalidad, amando el toque pequeño y cálido que era proporcionado en su cuello; inconscientemente la niña rozó su glándula de olor, provocando que Seokjin liberase su aroma.
—Hueles muy rico, me gusta la vainilla. —mencionó la pequeña, mostrando una inocente sonrisa.
Seokjin agachó la cabeza, dejándose acariciar más por la pequeña, quien sonreía entre cada suave apretón que le proporcionaba a su blanco pelaje.
—¡Solar! ¡Carajo, niña ven aquí! —exigían a espaldas de la pequeña.
Los pasos ya no se escuchan tranquilos, si no más desesperados, más rápidos y precisos.
La niña giró la cabeza levemente, encontrándose entonces con la cabeza de su padre. Abrió la boquita sorprendida, como también dolida. Sin embargo, eso no la detuvo de encarar al lobo enfrente suyo y susurrarle:
—Corre.
Seokjin levantó la cabeza, viendo como los hombres se acercaban rodeados de auras violetas, producto de su ira, igual que escuchó sus corazones latir aceleradamente, no sólo por correr, sino por también encontrar a la pequeña y a su jefe.
Inmediatamente corrió dentro de la enredadera de plantas y ramas que era su nuevo hogar.
Entonces la niña encaró al otro lobo, aquel gigantesco lobo negro que la miraba con curiosidad, sin embargo nunca le mostró sus brillantes ojos rojos, sino que le mostró sus orbes cafés, siendo así el reflejo que su parte mundana le estaba viendo.
—¡Corre! —exigió en un jadeo bajo, queriendo no llamar la atención.
Sin dar más vacilación al tema, igualmente se adentró a la enredadera, siguiendo a su hyung y queriendo protegerlo por si algo así ocurría de nuevo.
En cuanto estuvieron dentro de la cueva nuevamente, Seokjin respiraba agitado, estando anonadado de la situación ocurrida en tan sólo minutos. Namjoon se giró encontrándose con el cadáver del lobo y más allá el del hombre, todavía soltando chorros de sangre, empapando el césped bajo suyo.
»Hyung, ¿estás bien?. Cuestionó el menor, acercándose con cautela al lobo blanco.
El aludido no osó a moverse, hasta que sintió una húmeda nariz olisquear su cuello y lamer con cautela su mejilla. Entonces encaró al lobo negro, sin expresión alguna.
»No, sólo estoy impactado por lo que acaba de pasar. Contestó sincerándose.
El lobo negro, preocupado, se restregó bajo el cuello del lobo blanco, tratando así de reconfortarlo.
Se apoyaron mutuamente aquel amanecer, donde el grupo de jóvenes cazadores exigían venganza por la muerte de su jefe, y ambos lobos vengadores pagaron el precio justo por la muerte de aquel lobo, que para su desgracia, todavía era cachorro.
Uno que había perecido por el capricho de un hombre.
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❝Recuerdo que mi mundo se detenía
cuando te veía sonreír.❞
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Y bien, ahora sí, aquí les traigo éste primer capítulo.
Y LuxSakura, como lo prometí, aquí tu etiqueta. 😊💕
Ya saben, cualquier pregunta sobre la historia, no duden en comentarla. ^^ Yo la responderé con mucho gusto.
Ah, ¡Y FELICES FIESTAS!
Les deseo un hermoso día, tarde o noche, sea cual sea el horario en el que estén leyendo esto.
Se despide su autora.
YoungMi17ⓒ.
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