34 - 五
...cinco.
—¿Te pasa algo en particular?— Jisung se dio cuenta de que el humor de Felix estaba realmente en un peor estado que el usual.— ¿Discutiste con Minho o algo así? ¿No le gustó que vinieras tan temprano a verlo?
—Las emergencias son una mierda.— fue la enigmática respuesta que le dio Felix, sin siquiera alzar la vista de la historia clínica.
—¿Emergencias?— Jisung ladeó la cabeza mientras jugueteaba con ambos extremos de su estetoscopio.-¿No lo entiendo? ¿Ahora que pasó con las emergencias?
Felix chasqueó la lengua a la vez que se percataba de que había escrito mal una palabra.
—Yo me entiendo.— espetó.
—Supongo.— Jisung finalmente se rindió.
Estaban en el cuarto con los pacientes, ya Felix los había examinado y había anotado las evoluciones en las historias clínicas. Para cuando Jisung llegó, más tarde que él, ya casi todo el trabajo estaba hecho y Felix estaba en medio de un perfecto berrinche.
—Por cierto, Felix...— Jisung finalmente se rindió y buscó una silla para sentarse junto a él.— ¿has sabido algo de Jeongin?
Con eso consiguió que la mano de Felix dejara de escribir y que este alzara la vista.
—Ahora que lo dices... no. No he sabido de él.
—¿Y no lo has llamado ni nada?
—No.
—Me preocupa un poco... lo último que supe es que iba a su cita con el chico del bar, Seungmin. Incluso ese día fue la última vez que actualizó su estado. ¿Y si les sucedió algo? Parece que iban a un sitio lejos por la foto que puso Jeongin.
—No sé...— Felix reanudó su escritura después de corregir el error que había cometido.— Pero no creo que debas ponerte paranoico.
—¿Y si ese gigante le hizo algo a mi Innie?— Jisung se llevó dramáticamente las manos a las mejillas.
—No le hizo nada, Dios. Deja de hacer teatro. El chico simplemente estará ocupado.
—Pero piénsalo, Jeongin es cabeza, tronco, extremidades y celular. Tiene que haber sucedido algo para que no conteste.
—¿Tú sí lo llamaste?
—Un par de veces, tampoco he querido ser muy intenso. Pero esta mañana, mientras venía para acá, estuve revisando mis redes sociales y no hay ni rastro de Jeongin por ellas. Es como si se hubiera esfumado.
—Tal vez solo admitió que el chico le gusta y anda recuperando el tiempo perdido... cosa que no sé porque tú no has hecho aún. Cuando tienes novio nuevo te das buenas perdidas. ¿Qué sucede con Chan que te he visto todo el tiempo aquí presente y fiel?— Felix alzó una ceja picara en su dirección.
—Ese asunto es largo y tortuoso. Mejor sigamos con el secuestro de Jeongin.
—Presunto secuestro.— aclaró Felix, poniéndole el punto final a la segunda evolución y releyéndola rápidamente, quedando complacido.
—Lo que sea.
—Creo que deberíamos...— las palabras de Felix fueron interrumpidas por el sonido de la puerta al abrirse. Ambos chicos se pusieron de pie al instante, pero, al notar que solo era Changbin, en los rostros de ambos se dibujaron sendas muecas de descontento.
El interno solo caminó hasta ellos y extendió su mano. Felix entendió a que se refería y le pasó las dos historias clínicas. Changbin tenía muy mala cara, casi tanta como la de Felix, así que la tensión podía sentirse en el ambiente. Los tres permanecieron en silencio mientras Seo revisaba las evoluciones con semblante inconforme. Jisung se sintió un poquito asfixiado, como si el aire no circulara apropiadamente en la habitación. Su mirada iba de su amigo al interno y de vuelta, siendo perfectamente capaz de sentir la hostilidad.
—¿Por qué las dos evoluciones fueron hechas por usted, señor Lee?— después de casi un minuto de hojear ambas historias Changbin mencionó su nombre casi con burla, haciendo hincapié en el "señor". Felix solo dejó entrever una sonrisa obviamente falsa.
—Pues porque vine extremadamente temprano, supuse que, si ya estaba aquí, podría adelantar el trabajo.— contestó.
—¿Y a qué se debe el espíritu madrugador?— Changbin lo miró de reojo mientras seguía revisando otra cosas en las historias.
—¿Tiene algo de malo? Tú también estas aquí bastante temprano, señor Seo. Demasiado para tus horarios usuales.— Felix se puso las manos detrás de la espalda y mantuvo su sonrisa estática. Changbin dio una ojeada alrededor, confirmando que los dos pacientes que había en la habitación estaban despiertos y prestándole más atención de la necesaria al intento de conversación que se estaba llevando a cabo entre los tres estudiantes.
—Después te enojas cuando te digo la cosas, Lee.— susurró Changbin, acercándose a él y poniéndole ambos documentos contra el pecho.— A mí no me engañas, sé perfectamente porque viniste temprano.
Felix agarró las historias antes de que se cayeran y le sostuvo la mirada a Changbin. Su sonrisa volviéndose momentáneamente triunfal.
—¿Tiene algo de malo el que venga temprano para ver a mi novio, Changbin sunbaenim?
Su sonrisa se amplió al ver como el ceño de Changbin se fruncía y sus ojos lo miraban de vuelta con una pesada carga de odio. Incluso sintió como Jisung sujetaba disimuladamente su brazo, pero no le importó. Ya Changbin lo estaba sacando de quicio.
—Creo que dijiste algo mal ahí, Lee.
—No, lo dije claramente. Llegué temprano para ver a "mi novio". ¿Tienes algún problema con eso?
—¿Ahora ser el trasero del momento es considerado ser novio de alguien?
Felix dejó salir aire por su nariz a la vez que rodaba los ojos.
—No, claro que no. El problema es que tú nunca llegaste a conocer realmente la diferencia entre una cosa y la otra.
Changbin apretó sus puños a la vez que se relamía los labios, claramente perdiendo la paciencia.
—Por lo que veo ya tienes una lengua con la cual contestar.
—Solo me estoy cansando de que andes tratando de ponerle tus zarpas encima a lo que no es tuyo. Estoy teniendo un mal día, con lo que menos quiero tener que lidiar es contigo, Seo Changbin.— concluyó Felix y se retiró del cuarto, dejando a Changbin con la palabra en la boca y a Jisung completamente sobrecogido.
Felix enfiló por los pasillos de la sala y salió de esta hacia el pasillo principal. No se tardó en sentir los pasos apresurados de Jisung detrás de él.
—Felix...— Jisung dio una rápida ojeada hacia atrás y luego se acercó a Felix.— ¿Qué demonios te pasa? Tú no sueles contestar así. Siempre me estás jodiendo con que Changbin es un superior y que por eso lo debemos respetar a pesar de todo. Estás actuando raro... dime de una vez que pasa.
—No me pasa nada, ya te dije. Solo estoy de mal humor y Changbin ya me tiene hasta la coronilla.
—¿Después de todo te pone celoso que intente quitarte a Minho?— Jisung le dio un codazo pícaro. Felix solo rodó los ojos y apretó las historias contra su pecho.
—Por supuesto que me molesta...— miró hacia abajo, un poco avergonzado.— Minho es mi novio después de todo. ¿No? Y no fue sencillo llegar a serlo. Además, Changbin no se merece a alguien como él.
—Bien, ya estas empezando a hablar como una persona cuerda.— Jisung rodeó uno de los hombros de Felix y empezó a caminar.— Eso quiere decir que ya puedo estar tranquilo ¿verdad? No te peleaste con Minho.
—No, para nada, más bien todo lo contrario.— contestó Felix, pero, para Jisung, no pasó desapercibido el tono implícito en sus palabras.
—¿A qué te refieres con todo lo contrario? ¿Tenemos algo que celebrar?
—Casi lo tenemos.— Felix exhaló un suspiro.
—Oye, pensé que era una broma. ¿En serio estuvieron a punto de follar? ¿Aquí en el hospital? Felix ... cada día me sorprendes mas.— Jisung fingió indignación para después volver a apretujar los hombros de Felix.-Sabía que lo tenías en alguna parte. Una zorra oculta.
—No tengo ninguna zorra oculta.— Felix también rodeó los hombros de Jisung, después de golpear la parte de atrás de su cabeza, obteniendo una estruendosa carcajada cerca de su oído como consecuenia.
—Sí, claro. Lo que tú digas.
—Por cierto.— Felix se detuvo en seco.— ¿Cerraste bien el apartamento de Minho?
—Sí, lo hice. Y le dejé la llave al encargado de seguridad como me dijiste.
—Bien, aunque creo que ese señor debe pensar que Minho es un depravado sexual.— Felix se cubrió la boca con una mano para reírse.— Todos los días andan entrando y saliendo jovencitos distintos.
—Puede ser...— Jisung también sonrió y reanudó la marcha.— Aunque ahora que lo noto. ¿A dónde vamos? Te he estado siguiendo, pero no sé a dónde vas.
—Voy a terapia a buscar los resultados de una gasometría.— Felix señaló una de las historias.— Aun cuando Changbin revisó las evoluciones, no me preguntó por los complementarios de hoy ni nada de eso. A veces creo que realmente solo quiere afectarnos. Si en el pase de visita preguntan por eso, era yo el que iba a quedar mal parado.
—Es un hijo de perra y punto.— concluyó Jisung y le arrebató la historia en cuestión para irla revisando él también.
—¿Sabes si tenemos clases hoy por la tarde?— Felix cambió súbitamente de tema.
—Debería haber, pero no estoy seguro. Lo que sí dijeron es que iban a dar las notas del parcial de semiología que hicimos hace unos días. Eso me tiene un poco nervioso.
Felix recordó de golpe que, después de todo, aun no tenía la nota de su examen.
—¿La darán hoy?— se detuvo de golpe.— ¿En serio?
—Sí, ya se han demorado bastante.
—¡Qué bien! Ya quiero saber cómo me fue.
—Seguro nos fue bien. Estudiamos como un par de enfermos, ¿o se te olvidó?
—No, para nada.— el humor de Felix pareció mejorar de un instante a otro.— No puedo esperar para decirle la nota a Minho. Después de todo, él fue quien me ayudó en un primer lugar. Si no fuera por él no hubiera salido bien.
—¿Y si da la casualidad que suspendiste?— mofó Jisung.
—Pues entonces le reclamaré, saque la nota que saque será culpa de él.
Jisung volvió a sonreír, de nuevo con esa sonrisa amplia y alegre que tenía. Realmente le gustaba el Felix que se había enamorado de Minho. Se sentía un poco más genuino, más feliz. A veces Jisung recordaba al Felix de antes. Ese que era un poco amargo y solía preferir estar solo o con su novia, porque decía que no le gustaba socializar. Ese Felix, el que simplemente se dejaba llevar por todos los caprichos de aquella chica, rara vez planteándose qué era lo que realmente quería, no tenía nada que ver con el Felix de ahora. El de ahora era un Felix que decía lo que pensaba sin problemas, que luchaba por las cosas que amaba y que había descubierto el verdadero valor de las personas. Los dos Felix eran el mismo, pero a la vez eran distintos, y Jisung prefería con creces al Felix de ahora. El Felix de ahora sonreía mucho más.
Después del almuerzo, todos los estudiantes de tercero se reunieron en una de las aulas, bajo el pretexto de saber la nota de su examen y, además, de que los que tuvieran dudas en cuanto a su calificación pudieran consultarlo con el profesor. Felix estaba sentado en uno de los primeros pupitres, tenía las manos entrelazadas debajo de su mentón, luciendo calmado, pero por debajo de la mesa sacudía rítmicamente sus pies, denotando la ansiedad que realmente sentía. Jisung estaba a su lado, perezosamente tirado encima de su pupitre, más concentrado en la pantalla de su celular que en lo que estaban a punto de decir.
Aún faltaban unos minutos para que llegaran los profesores, así que Felix, necesitado de algo en lo que desviar su atención, tomó también su teléfono.
Revisó sus notificaciones, hasta que se topó con un mensaje que Minho le había mandado a las diez de la mañana diciéndole que ya se iba a casa. Felix sonrió al verlo, le iba a contestar, aun si era un poco tarde, pero justo en ese momento vio que todos volvían a sus puestos y el profesor principal de semiología entraba con la carpeta de los exámenes.
—Jisung...— llamó a su amigo que aún seguía con su móvil afuera.— Ya van a dar las notas.
—¡Apareció Jeongin!— le susurró Jisung, emocionado.— Estaba con ese chico. Parece que todo les salió bien.
—¿En serio?— Felix abrió mucho sus ojos, sorprendido.— ¿Estuvo todos estos días con su no-novio? Wow...
—Parece que realmente ya se entendieron. Jeongin me dijo que lo disculpara por no responderme antes, dice que donde estaba la recepción era muy mala.
—¿Adonde rayos ese tipo se llevó a Jeongin?
—No sé, solo me envió un mensaje.— Jisung se acomodó bien en su asiento.— Shh, ya van a dar las notas
Felix se enderezó también y miró al frente, podía sentir sus palmas sudar un poquito. Realmente quería tener una buena nota, no podía con la expectación. Podía ver como Jisung se reía de él por lo bajo y se mantenía tranquilo en su lugar.
El profesor fue avanzando por los asientos, dejándoles los exámenes a cada uno de los estudiantes. Ya Felix podía escuchar los murmullos de alegría o de frustración y escuchaba como sus compañeros se llamaban entre sí, preguntándose respectivamente sus notas.
—¿Por qué diablos ese tipo camina tan lento?— Felix escondió su cabeza entre sus manos.— Me tiene de los nervios.
Jisung ahogó una pequeña carcajada y estiró su brazo para darle unas palmaditas en el hombro.
—Ya casi llega.
El profesor se acercó primero al asiento de Jisung y depositó su examen sobre la mesa, justo frente a él.
—Felicidades, Han.— le puso la mano en el hombro.— Un examen casi perfecto. Solo recuerda que cuando se le dice que mencione algo debes tratar de poner, al menos, cinco ejemplos.
Jisung frunció el ceño y agarró su examen para leerlo. Tenía la máxima puntuación en todas las preguntas menos en una donde debía mencionar distintos tipos de decúbitos forzados.
—Pero, profe... Puse cuatro...— lloriqueó, sujetando la bata del profesor quien ya estaba buscando el examen de Felix para dárselo.
—Y por eso tienes cuatro.— el hombre se encogió de hombros, sin inmutarse por los pucheros de Jisung.— Aquí tienes Lee.— extrajo la hoja en cuestión y se la extendió al chico, quien la esperaba, expectante.— Felicidades, un excelente examen.— lo felicitó y continuó su camino. Felix se quedó mirando fijamente la hoja entre sus manos, analizándola con cuidado. Jisung se inclinó para ver.
—¡Tienes cinco!— Jisung le dio una palmada en su espalda, llamando la atención de todos los demás y casi consiguiendo que Felix se golpeara la frente contra la mesa. Los demás estudiantes se quedaron mirando la escena con atención y no tardaron en sentirse los cuchicheos sorprendidos.
—Sí, no se asombren.— tercio el profesor.— Es el único cinco de la clase. A ver si los demás cogen ejemplo y se ponen para las cosas en vez de querer irse a casa temprano todos los días.
De nuevos se oyeron los murmullos insatisfechos, pero eso a Felix no le importó. Su examen no tenía ningún tipo de marcas ni correcciones, solo un número cinco delante de cada pregunta y un gran cinco indicando la nota final junto a su nombre. Se giró a ver a Jisung, la sonrisa formándose lentamente en su rostro.
—¡Saqué cinco, Jisung!
—¿Ahora fue que golpeaste la realidad?— su amigo también tenía una enorme sonrisa en el rostro.— ¡Felicidades! Y pensar que una semana antes del examen no sabías ni lo que iba.
—No puedo creerlo. En serio saqué cinco.
—Y el único cinco, además.
—Sabía que había hecho un buen trabajo pero...— Felix no podía dejar de sonreír.— Tampoco así...
—Te lo mereces. Estudiaste muchísimo.
—¿Y tú? Tienes cuatro...— Felix apartó su examen y miró el de Jisung.— Solo fue una cosita pequeña.
—Bueno, no importa.— Jisung lucía feliz de todos modos.— Sé que tener casi cinco no es cinco, pero yo sé que hice un buen trabajo. Después de todo, estoy seguro que nunca más en mi vida me van a pedir que mencione cinco decúbitos forzados.
—Creo que en eso tienes razón. Si me hubiera tocado esa batería yo también hubiera salido mal en ese inciso.— Felix volvió a sonreir.
Vieron como algunos ya iban saliendo a la vez que otros se quedaban para discutir sus notas con el profesor.
—¿Vas a quedarte a pelear por tu cinco?— Felix se puso de pie. Jisung lo pensó por unos segundos, pero después se encogió de hombros y se levantó también.
—No, déjalo. Así está bien. Aprovechemos que no hay clases y vámonos temprano por una vez en la vida.
—¿Qué dices? Nos vamos temprano casi tres veces por semana.
—Eso no tiene por qué saberlo nadie.— Jisung tiró de la bata de Felix y salió con él, después de dejar sus exámenes sobre el escritorio del profesor.
Lo primero que hizo Felix después de salir del aula fue llamar a Minho para contarle sobre su nota. Sin embargo, a pesar de que lo llamó unas de tres veces, Minho nunca le contestó. Después de la cuarta llamada, se separó el teléfono del oído y lo miró con el ceño fruncido.
—¿Qué sucede?— le preguntó Jisung.
—Minho no contesta.— Felix volvió a marcar.
—Bueno, esta de postguardia. Debe estar descansando.
—¿Tú crees?
—Supongo. Cuando Channie regresa a su casa después de las guardias cae como un tronco.
—Uhm... supongo.— Felix colgó y suspiró.— entonces le contare más tarde, o mañana cuando llegue al hospital.
—Si, déjalo que descanse. Debe estar muerto después de haber tenido que cuidar tu trasero enfermo y trabajar a la vez.
Felix apretó sus labios, Jisung tenía razón. Minho probablemente estuviera muerto del cansancio. Ni uno solo de los días que estuvo en su casa lo vio tomar un descanso apropiado. El sol de la tarde le dio en la cara cuando salieron del hospital y no tardo en sentir esa sensación de libertad y frescura que le daba estar fuera de aquel lugar. Aún era bastante temprano, no hacía ni una hora que habían almorzado. Si Minho había llegado a su casa a las diez, seguro estaba durmiendo ahora.
—¿Entonces quieres ir a celebrar a alguna parte?— Jisung lo miró con una media sonrisa. Felix iba a aceptar pero justo en ese instante sonó el teléfono de Jisung.
—¿Será posible que me dejen tran...?— empezó a quejarse el castaño.— Oh... Es Chan.— contestó rápidamente y Felix decidió ignorarlo mientras seguía mirando la punta de sus zapatos al caminar.
—Creo que tendremos que dejar la celebración para otro día.— Jisung colgó y lo miró con una sonrisa culpable.
—¿Sucedió algo?
—Bueno... ya sabes, Chan me llamó y eso...
—Ok, claro. Deja abandonado a tu mejor amigo por un hombre. No hay problema.
—No te pongas así, Felixie.— Jisung hizo un puchero y juntó sus palmas en gesto de súplica.— Dejémoslo para el fin de semana y así podemos salir todos juntos. Con Chris y Minho, Jeongin y su poste. ¿Sí?
Felix rodó los ojos.
—Vale, vale... ve a vivir tu aventura.
—Te amo, eres el mejor.— Jisung apachurró sus mejillas y se despidió con una mano mientras se alejaba en dirección contraria para volver al hospital.
Felix se quedó solo en medio de la calle, observando la silueta de su amigo mientras se alejaba. Por un instante se sintió desorientado, sin nada que hacer.
—Al carajo.— se dijo a sí mismo y reanudó la marcha, en pos de la parada del autobús.
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