32- 大好き
te quiero...
—Baja los pies del sofá.— Felix pateó las piernas de Jisung y se sentó junto a su amigo. En sus manos traía los utensilios necesarios para que Jisung le quitara el abordaje que tenía en una de las venas de su brazo.
—Minho no me dijo nada por subir los pies la última vez que estuve aquí.— Jisung se sentó correctamente y le dedicó una mirada de fastidio a Felix.— Además él no está aquí.
—Pero esta es su casa. No podemos simplemente hacer lo que queramos.
—Estoy bastante seguro de que él te perdonaría cualquier cosa que le quieras hacer a su sofá.— Jisung le lanzó una mirada pícara. Desde que había llegado y había visto las marcas en la piel de Felix, no había podido resistir la tentación de meterse con él en cada oportunidad que tuviera.
—Deja de fastidiar y acaba.— Felix le extendió al brazo sobre el regazo, lo cual hizo que Jisung ampliara su sonrisa.
—Pero, en serio. No pensé que fueras a ir tan rápido. Incluso yo...
—¡Que aún no hemos hecho nada!— Felix casi brincó en su sitio.
—Estate quieto...— Jisung sujetó su brazo para evitar que el trocar se moviera de lugar.— Y si no hiciste nada... ¿A qué se debe el nuevo estampado epitelial?— señaló con la cabeza hacia el cuello de Felix.
Felix chasqueó la lengua. -Sabes que no voy a dejar de joder hasta que me cuentes.
—¿Hasta que te cuente qué, Jisung? Esto no es Cincuenta Sombras de Lee, no tengo porque contártelo todo.
Jisung ahogó una carcajada y trató de permanecer concentrado en lo que hacía, retirando suavemente el abordaje de Felix y poniendo rápidamente un algodón con alcohol en la zona para detener el sangrado.
—Solo pensé que querrías hablar al respecto.— dijo levantándose y yendo a botar lo que había usado para volver al cabo de unos segundos. Al pasar por la cocina miró la hora en el reloj de la pared. Ya casi eran las diez de la noche. Al regresar junto a Felix, su rostro lucía inmensamente más serio.— ¿Estás seguro de que no quieres contarme o preguntarme nada?
Felix lo miró desde el sofá, abrazando un cojín mientras mantenía su brazo flexionado encima de este.
—En realidad... más que de lo que hice con Minho, hay otra cosa sobre la que quisiera hablar.
Jisung se dejó caer junto a él.
—Es sobre mis padres.
Su amigo inhaló pesadamente para luego dejar salir todo el aire, a la vez que relajaba un poco más su cuerpo.
—¿Qué hay con ellos?
—Quiero contarles... realmente quiero, pero... No sé cómo hacerlo. No quiero que... que piensen mal o que reaccionen de forma negativa.
—Bueno, Felix, sabes que tus padres no son homofóbicos. O al menos a mí nunca me lo han parecido. Siempre me han tratado bien y todo.
—Sí, pero hay una diferencia entre el amigo gay de tu hijo, y en que tu hijo se aparezca con un hombre siete años mayor que él cogidos de la mano.
—Bueno, si lo pones así...
—Yo realmente quiero que conozcan a Minho, que vean lo increíble que es... solo quisiera que no se arruinara todo simplemente porque es un hombre.
—¿Realmente piensas así? ¿No te da miedo la reacción de tus padres? ¿O lo que puedan decir? ¿Y si tus amigos allá en Sídney se enteran? ¿Ninguna de esas cosas te asusta?
Felix miró al techo, pensando por unos segundos en todo lo que había dicho Jisung.
—Creo que... será un poco difícil. Especialmente con aquellos que no lo aprueben. Pero siento que estar con Minho compensa todo eso. Es como si... como si Minho fuera lo suficientemente increíble para que no me importe lo que digan los demás.
—Wow...— Jisung lo miraba, casi maravillado.— Me hubiera gustado tener la mitad del aplomo que tienes tú.
Felix dejó de mirar el techo para cruzar su mirada con la de Jisung.
—¿Cómo hiciste tú?
El castaño retiró la mirada y comenzó a jugar con sus propios dedos. Ese no era un asunto sobre el que soliera hablar, y mucho menos con Felix, quien hasta hacía muy poco tiempo había sido su único amigo hetero.
—Fui descubierto. Había un chico en mi clase... comenzamos a tontear y eso, ya sabes... una vez estábamos en mi habitación y las cosas se fueron un poco por la borda. Para colmo mi madre nos descubrió. Sabes que ella es una persona tranquila, así que no fue precisamente un show, sin embargo, tuve que soportar que por unos cuantos meses quisieran llevarme al psicólogo y estuvieran noche y día preguntándome si lo había hecho por llamar la atención, por despecho o cualquier otra causa que no implicara el simple hecho de que me gustaban los hombres. Como que estuvieron un tiempo en negación ¿entiendes? Hasta que las consultas al psicólogo dejaron de ser para mí, no había nada mal conmigo de todas maneras. Mis padres fueron a un par de sesiones y de esa forma lograron interiorizar que lo que me estaba pasando era normal y que más que juzgarme, deberían haberme dado su apoyo. Sé que me fue bastante bien, pero, si en su momento hubiera tenido el valor para hablar con ellos al respecto y no quedarme callado sintiéndome culpable, las cosas hubieran ido aún mejor, y hubiera sido más fácil para ellos aceptarlo. También hubiera sido mejor para mí. Porque hubo incluso momentos en los que intenté ser "normal", tener novia, lo cual fue la peor idea que podría habérseme ocurrido. Hice unas cuantas cosas mal. Y me arrepiento. Sé que si hubiera tenido más coraje y seguridad, podría haberle ahorrado sufrimiento a varias personas.
Al escuchar eso, Felix no pudo evitar pensar en Ji Ann. Podía sentir como algo de culpa rumiaba en su interior. Sabía que no debía sentirse así, no le había fallado a Ann en nada, sin embargo, sentía que la había hecho sufrir, y esa era una cosa que definitivamente no quería. No quería que nadie sufriera por su decisión, por lo que él consideraba correcto para sí mismo.
—...Por eso te admiro, Felix.— Jisung continuó.— Me alegra que ahora pienses así. Realmente eras un dolor de culo cuando estabas en negación respecto a lo que sentías por Minho. Es bueno verte con tus sentimientos bien claros.
Felix estiró sus labios en una muy ligera sonrisa.
—Aun así... ¿Cómo puedo decirles?
—Tienes dos opciones.— Jisung alzó una de sus manos con sus dedos medio e índice estirados.— Puedes esperar hasta el próximo receso docente y volver a Sídney para contarles en persona, o puedes contarles por teléfono. Sea lo que sea, creo que deberías hablarlo con Minho, no es algo que debas decidir solo.
Felix se mantuvo apoyado sobre el cojín.
—... También creo que deberías darle un poco más de tiempo a vuestra relación. De todos modos, tus padres están en América y tú estás aquí. Tómate tu tiempo y disfruta a Minho, más adelante podrás preocuparte por cosas así. Si te pones tan serio demasiado rápido lo vas a espantar. Aun que Minho no parece ser del tipo que se espante por algo así, pero bueno...
—Sí, tienes razón, supongo que me puse un poco ansioso.
—¿Por qué?
—Es que...— Felix dudó por un instante.— Ji Ann... ella lo sabe.
Jisung alzó una ceja, sin hacer el más mínimo intento por disimular su incomodidad.
—¿Cómo es eso?
Felix se rascó la parte de atrás de la cabeza.
—Pues... hace unos días, Minho y yo pasamos por mi apartamento a recoger algunas cosas, ese mismo día ella decidió pasar, no sé para qué, al parecer dejé la puerta abierta, ella entró y nos vio. A mí y a Minho. Nos estábamos besando. Fue un poco dramático para ser honestos. Ella se puso histérica, dijo que no iba a dejar las cosas así, que se lo contaría a mis padres. Prácticamente le dijo a Minho en su cara que era un pedófilo descarado.
—Esa perra...— Jisung pronunció esas palabras como si se las hubiera sacado de lo más profundo del alma.
—Jisung...— Felix le reclamó con reproche.
—Lo siento, Felix, pero ahora mismo no se me ocurre otro calificativo.
—Sé que nunca te agradó mucho ella, pero...— Felix notó que Jisung lo miraba con expresión displicente, haciendo que fuera muy difícil negarle la razón.— Ok, vale, admito que no es la mejor persona del mundo.
—Gracias.— Jisung dejó salir su ironía.— Y bien, si la señorita Ji Ann decide contarle a tus padres a modo de represalia, ¿Qué harás?
—No sé. No puedo ni imaginarme el tipo de reacción que tendrían si fuera Ji Ann quien les diera la noticia. A saber que podría decirles... Por eso quería ser yo quien les contara.
—Creo que debes hablar con ella.
—No creo que eso sea buena idea...
—Tienes que hacerlo. No te digo que te disculpes ni nada, pero tienes que poner a la pe..., ejem, tienes que aclararle bien como son las cosas. Ella no tiene ningún derecho a actuar así. Ustedes rompieron incluso antes de que conocieras a Minho. No hay ningún crimen en que hayas seguido adelante con otra persona, y ella tiene que entender eso.
—Según ella, yo la dejé porque me gustaban los hombres. Que siempre fui gay y la usé para ocultarlo.
Jisung se relamió los labios, raspando la paciencia que le quedaba.
—No te voy a decir ninguna de las dulzuras que me pasaron por la mente. Mejor me las ahorro. Lo que sí te voy a decir es que no debes dejar que las cosas que ella te dijo en un momento de despecho te afecten.
—No te preocupes, no estoy pensando mucho en lo que ella me dijo. Ya Minho y yo hablamos respecto a eso. Lo único que realmente me preocupa son mis padres.
—Solo te queda hablar con él.
—¿Y tú? ¿Ya tus padres ya conocen a Chan hyung?
—Bueno, saben que tengo novio. Pero aún no he hablado nada respecto a ese asunto con Chris.
—¿Crees que él esté de acuerdo en ir a conocer a tus padres?
—Sí, no te preocupes por eso. Ya yo me di cuenta de cómo debo manejar a Chan.— Jisung se mordisqueó una uña mientras sonreía. Felix lo vio de reojo y decidió que lo mejor sería no ahondar en el asunto. La cara de Jisung era casi una garantía de que había alguna guarrada de por medio.
—Sabes que...— lanzó el cojín a un lado y se quitó el algodón del brazo.— Toda esta charla me quitó el poco sueño que tenía.
—¿Qué propones?— Jisung se sumó rápidamente, aun si no sabía de qué se trataba el plan.
—¿Qué tal si vemos alguna película de terror bien fuerte aprovechando que estamos solos y en una casa ajena?
El rostro de Jisung palideció rápidamente.
A veces odiaba ser el mejor amigo de Felix.
A Minho nunca le había molestado tanto estar de guardia como ese día en particular. Realmente sentía que podía estar aprovechando su tiempo en cosas mejores que esa. Era inevitable sentirse así cuando estaba teniendo una de las guardias más ociosas de su carrera y sabía que su novio estaba durmiendo plácidamente en su propia cama.
Miró la hora. Eran casi las dos de la mañana. Si llamaba a Felix a esa hora, ¿se enojaría con él por despertarlo?
Se quedó mirando la pantalla de su teléfono, sopesando sus opciones. Tal vez sería un poco demasiado pegajoso de su parte querer hablar cuándo lo había visto por última vez esa misma tarde después de que Jisung llegara a quedarse con él. Aunque realmente quería oír su voz. Desde lo que había pasado esa mañana en el camping no había podido dejar de pensar en Felix. En momentos como ese desearía poder pasar cada segundo a su lado, por muy inmaduro que sonara.
Decidió que, al menos, podría conformarse con dejarle un mensaje de buenas noches. Sin embargo, se sorprendió bastante al ver que, a esa hora, Felix seguía en línea. Una sonrisa se apoderó de su rostro y, antes de darse cuenta de lo que hacía, ya estaba presionando el icono de llamar en su chat con Felix.
—Hey...— escuchó la voz para nada somnolienta de Felix antes de que diera dos timbres.
—Hey nada, ¿No deberías estar en la cama, durmiendo, desde hace horas?
—Estoy en la cama.— Felix le contestó con naturalidad. A Minho le gustó notar que se oía alegre de estar hablando con él.
—¿Ah sí?
—Sí.
—¿En mi cama?— Minho casi pudo escuchar como Felix rodaba los ojos, en ese gesto tan típico de él.
—Sí, Min, en tu cama. ¿Dónde más?
—¿Y por qué no estás durmiendo todavía?
—Es que...— Minho escuchó un quejido del otro lado de la línea y como Felix mascullaba algo entre dientes.
—¿Pasa algo?
—Es solo Jisung... Aish... ¿Podrías correrte un poco?
—¿Jisung está en la cama contigo?
Felix hizo una breve pausa.
—Eh... sí. ¿Por qué?... ¡Hombre, que te corras!
—¡No quiero!— Minho escuchó la voz temblorosa de Jisung.— ¡No me voy a correr! ¡Te voy a abrazar toda la noche te guste o no!
—Felixie... ¿Podrías hacerme el favor de explicarme que está sucediendo, lindo?— Minho hizo todo lo posible porque su voz sonara neutral.
Aunque no sirvió de nada.
—Es que Jisung se metió a dormir conmigo y dice que no se irá.
—¿Y eso a qué se debe?
—Estábamos viendo una película de terror y... ¿Por qué preguntas tanto?
—¿No puedo preguntarle a mi novio la razón por la cual está durmiendo con otro chico mientras yo estoy trabajando?
—Suenas celoso...— el tono de Felix sonó burlón.— No es otro chico. Es solo Jisung.
—No me importa.
—¿En serio? Realmente no va a suceder nada entre Jisung y yo. No seas bobo.
—Sí, hyung, no te preocupes, solo te lo estoy manteniendo calentito.— habló Jisung, aprovechando que Felix había puesto la llamada en altavoz. Minho se mordisqueó los labios, también un poco divertido. Es verdad que se ponía un poco celoso, pero solo porque le gustaría estar allí. De cierta forma, no podía sospechar nada del hecho de que Jisung y Felix durmieran juntos en la misma cama.
Además, el promotor de la idea de que Jisung de quedara allí había sido él.
—¿En serio? ¿Solo eso?
—Bueno... si quieres puedo enseñarle un par de cosas para que las haga cuando esté contigo.
Minho escuchó el sonido seco del manotazo que probablemente Jisung se había ganado de parte de Felix.
—No le hagas caso, Minho. Solo está aquí porque es un cobarde llorica y no quería quedarse solo en la otra habitación.
—Uhm... ya veo. Aun así, creo que le voy a tener que dar las quejas a cierta persona.
—No tienes que ser así, hyung.— lloriqueó Jisung.
—¿No? ¿Acaso prefieres que te diga que voy a acostarme con Chris?
—Bueno... te lo puedo prestar... pero solo si me prometes que vas a tomar fotos.
Minho sonrió al escuchar como otro manotazo le era propinado a Jisung.
—Ya quité el altavoz, Minho. No creo que sea saludable que Jisung siga participando en la conversación.— Felix volvió a hablar, esta vez manteniendo el teléfono pegado a su cara.
—Está bien.
—Pero... ¿En serio estás enojado?— la voz ligeramente apenada de Felix sonó como gloria a los oídos de Minho.
—Puede que sí... puede que no...— jugueteó.
—Min...
—No sé...
—¿Si voy a verte al cuerpo de guardia en cuanto llegue al hospital, dejarás de estar molesto conmigo?
A Minho le gustó como sonaba eso. Le gustó ese Felix ligeramente atrevido, diciéndole aquello con un tono bajo, sugerente, lleno de picardía.
—Si haces eso, definitivamente podría pensármelo.
—Aun si no te lo piensas lo voy a hacer.
—¿Ah, sí?
—Sí. Quiero verte.
—Me viste hace menos de diez horas.
—¿Y? Quiero verte de todos modos. ¿Tú no quieres verme?
—Claro que quiero, no te imaginas cuánto.
—¿Entonces de qué te quejas?
—Solo te estoy tomando el pelo, lindo. Si vinieras a verme mañana temprano, me harías el hombre más feliz de la tierra.
—Por un segundo pensé que realmente no querrías. Si algún día te molesto no temas en decirme.
—No creo que eso vaya a suceder. Tú eres un chico inteligente, estoy seguro que nunca me vas a molestar.
—Solo decía... no me gustaría ser un estorbo para ti.
Minho solo sintió como su pecho se desbordaba con la dulzura que a veces Felix exhalaba con las cosas que decía. Ese lado suave y cariñoso del menor le era bastante nuevo y desconocido, pero se estaba ganando un lugar entre sus facetas favoritas del chico. A pasos agigantados.
—Eso sería imposible.
—Además, quería verte de nuevo antes de volver a mi casa.
—¿Volverás a tu casa?
—Sí, mañana. Ya terminé mi tratamiento hoy. No tengo razón para seguir aquí. Estuve chateando con mi madre, le comenté que ya estaba muchísimo mejor y le dije que me habías ayudado. Me pidió que te diera las gracias.
—¿Le hablaste a tu madre sobre mí?
—Por ahora solo le conté que eras uno de los residentes de mi sala y que habías sido muy atento conmigo. No quise darle más detalles así, a través del chat.
—Ya veo.
—¿Te molesta que no haya dicho que eres mi novio?
—No. Por supuesto que no. No necesitas sentir ningún tipo de presión respecto a eso.
—Bien, porque lo voy a hacer, Min... voy a contarles...
—De acuerdo. Y tienes todo mi apoyo. Incluso si tenemos que ir a Australia a decirles en persona.
—¿Llegarías tan lejos?
—Y más... mientras pueda pagar el pasaje, claro.
—Sabes a lo que me refiero.
—Sí, Felix, lo sé, y lo haré. Ya sea si quieres decirles en persona, o si quieres mantener el secreto y que nadie se entere... Lo que quieras... lo haré por ti.
— Minho, eso... gracias... solo... gracias.
—De nada.
—¿Puedo decirte algo?
—Sí.
—Uhm... creo que... no, no creo. Yo te quiero, Minho. Mucho.
El residente se quedó perplejo con lo que acababa de oír. Realmente no daba crédito a sus oídos.
—¿Felix, acabas de...?
—¿Decirte que te quiero? Sí. Lo hice. Y si sigues así muy pronto te diré que te amo.
Minho apretujó el teléfono entre sus dedos. Sentía como su pecho le apretaba, los latidos de su corazón zumbando fuertemente en sus oídos. Nunca pensó que Felix, su Felix testarudo y medio tsundere, pudiera decir algo así tan directamente. Con tanta seguridad.
—Felix...
—¿No me dirás nada de vuelta?
—Rayos, Felix. Yo también te quiero. Es solo que me has dejado perplejo.
—Pues acostúmbrate.— Felix sonrió suavemente, se sentía bien con lo que había dicho.— Voy a colgar ahora para dormir un poco. Tú también trata de descansar algo.
—Ok...— Minho aun no había salido de su sorpresa.
—Hasta dentro de un rato.
—Nos vemos.
La llamada terminó y Felix se quedó mirando fijamente la pantalla. Curiosamente no se sentía avergonzado de las cosas que había dicho. Realmente las sentía, las sentía como nunca las había sentido. Y no había ni un ápice de vergüenza o culpa en esos sentimientos. No había dudas.
—Realmente eres algo, Lee Felix.— Jisung seguía despierto, apoyando su cabeza sobre su hombro.— No pensé que fueras así. Tan decidido y genial. Estoy seguro de que hiciste que Minho se sonrojara.
Felix solo puso su teléfono debajo de la almohada y se acomodó para dormir, dejando que Jisung abrazara uno de sus brazos y se acurrucara junto a él. Lo que su amigo le dijera carecía de importancia en ese momento. Él solo quería dormir, que el tiempo pasara más rápido.
Nunca había esperado con tantas ansias a que su alarma sonara.
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