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08 - 君なら出来る...

Tú puedes...

El cuerpo de guardia de aquel hospital podría calificarse como una de las cosas menos emocionantes que Felix había visto en su vida. Él esperaba un lugar lleno de doctores y pacientes, de aspecto convulso, esperaba escuchar la agitación de las voces, escuchar gritos y discusiones, sonidos de sirenas, pedidos de apoyo y ver a los doctores pasar de un lado a otro, agitados y con miradas preocupadas.

Sin embargo, no fue así.

La calma de aquel cuerpo de guardia era casi comparable a la de su sala. Felix entró a las cuatro de la tarde, justo cuando terminaron sus clases, por la puerta principal de la sala de emergencias. La recepcionista le había dicho que se dirigiera a la consulta de medicina, que ahí era donde debía estar durante su guardia. El pasillo estaba silencioso. En los cuartos de ingreso solo había un par de pacientes de mirada tranquila, las enfermeras conversaban entretenidas en el cuarto médico y había visto solo un doctor al pasar frente al cuarto de descanso. Aquello no era lo que se imaginaba, para nada.

Llegó a la consulta por la puerta trasera y tocó quedamente antes de abrir. En la consulta solo había un escritorio con un par de sillas delante y un banco al fondo para los acompañantes. Al entrar notó que solo había una persona allí.

—Buenas tardes.— lo saludó con una leve sonrisa. El estudiante de sexto año le devolvió el saludo y la sonrisa, contento de que apareciera alguien con quien podría, al menos, charlar.

—¡Hola! ¿Estás de guardia por tercero?

—Sí. Mi nombre es Lee Felix, de la sala de medicina interna.

—Ah, ya veo. Yo soy Hwang Hyunjin. Interno. Siéntate allí. — le indicó una silla frente al escritorio. — ¿Esta es tu primera guardia?

Felix asintió mientras se quitaba la mochila.

—Debes estar emocionado.— la sonrisa de Hyunjin era muy graciosa. Parecía tener contenida en él toda la emoción que debería estar sintiendo Felix.

—La verdad solo estoy nervioso.

—¿Por qué?

—Nunca he estado de guardia. No sé a qué me podría enfrentar hoy.

—Bueno, te puedes ir tranquilizando.— Hyunjin hizo un gesto de desdén mientras se recostaba sobre el espaldar de su silla.— Las guardias en este hospital no son nada del otro mundo. Este es un hospital demasiado... digamos, aristocrático, se encuentra en una zona apartada y además es un centro de investigaciones. No vas a ver nada muy emocionante aquí, al menos no en el cuerpo de guardia.

—¿Entonces qué se hace aquí?

—No es que no haya pacientes. Pero por lo general solo atendemos la población de la zona. De vez en cuando hay alguna verdadera emergencia, no te voy a decir que no, pero usualmente solo llegan gente con crisis hipertensivas, muchachos de la milicia que se hicieron algo mientras jugaban de manos o los chicos que juegan fútbol a unas cuadras de aquí, que no sé cómo se las arreglan para romperse los dedos de los pies. Ni que la pelota fuera de piedra...

—Entonces podré estudiar con calma.— Felix se giró para volver a tomar su mochila y sacar su libro.

—¿Tienes examen de semiología?

—Sí, el lunes.

—Vaya, es bueno ver que te estás esforzando por estudiar.

—¿No es lo normal?

—Yo nunca estudié mucho.-Hyunjin se encogió de hombros, tenía un bolígrafo en sus manos y estaba jugando con él.

—¿Y cómo llegaste a sexto año?

—Solo estudiaba un par de días antes. Sacando tres también se aprueba. ¿Sabes? Al final, cuando te gradúes, ninguno de tus pacientes te va a preguntar qué notas sacaste durante la carrera.

Justo cuando decía eso la puerta de la consulta se abrió y Hyunjin fue golpeado en la cabeza con una historia clínica.

—No le digas esas idioteces a los chicos de tercero.

Felix alzó la vista para ver de quien se trataba pero enseguida volvió a su libro. Minho acababa de entrar a la consulta y lo que menos deseaba era tener que comenzar las confrontaciones tan temprano.

—Buenas tardes.— Minho saludó y Felix se obligó a sí mismo a alzar la vista y responder el saludo.

—Buenas.— rápidamente volvió a su libro. Minho se le quedó mirando en silencio. Notando los vanos intentos de Felix por concentrarse en lo que estaba leyendo.

—¿Por qué me das?— protestó Hyunjin.— No estoy diciendo nada que sea mentira.

—Deberías pensar que, ya que vas a trabajar con las vidas de las personas, podrías... no sé... asegurarte de que sabes lo que estás haciendo.

—Pero yo quiero ser cirujano, la semiología no es tan necesaria.

—La semiología lo es todo, Hyun.— Minho agarró la nariz de Hyunjin y la sacudió de un lado a otro, haciéndolo quejarse.

—¡Auch! ¡Suéltame!

—Ahora déjame a mi aquí y sube, que hay que ingresar a la paciente de ahorita. Coge la historia clínica y hazle el recibimiento en sala.

—¿También tengo que llenar la historia?

—Por supuesto, examen físico y todo.

—¿No pueden hacerlo los de tercero mañana?

—Si tú tuvieras algo mejor que hacer, sí. Pero como solo estás echándote fresco aquí en la consulta supongo que no te cuesta ningún trabajo.

—Aish... está bien, está bien.— Hyunjin se puso de pie de mala gana y tomó la historia clínica con la que Minho lo había golpeado.— Por cierto...— se dirigió a Minho a antes de salir.-...ayúdalo, que tiene prueba.— señaló a Felix con el mentón y salió por la puerta frontal de la consulta.

—Yo estoy muy dispuesto a ayudarlo. La cuestión es si él me va a dejar o no.

Felix volvió a alzar la vista para encontrarse con los profundos ojos de Minho frente a él. No le dijo nada, solo volvió a su libro. Por alguna razón no estaba captando absolutamente nada. Desde el día anterior había intentado leer. Y no era como si no entendiera, era solo que no lograba memorizar, no podía reproducir después en su mente lo que acababa de leer. Ya esa situación lo estaba estresando un poco, y ahora, para colmo, tenía la mirada de Minho fija en él. Podía sentirla. Tenía deseos de decirle algo para que dejara de hacerlo pero optó por guardar silencio. No quería empezar otra discusión. Levantó el libro sobre el buró, para de alguna forma, escudarse ante los ojos de Minho. Pero así era demasiado incómodo, era un libro muy grande. Lo volvió a poner sobre la superficie de madera y se acomodó él. Pero tampoco encontró una posición realmente cómoda. Podría jurar que Minho estaba sonriendo, pero no lo iba a mirar para comprobarlo. ¿Por qué tenía que estar ahí con él? No había forma humana de que pudiera concentrarse así.

—No creo que debas leer ese capítulo con tanta profundidad.— la voz de Minho lo sorprendió. Minho lo miraba divertido, al parecer, las constantes acrobacias que había hecho con el libro le habían resultado graciosas. La verdad era que Felix se veía muy tierno, no pudo evitar sonreír al verlo tan turbado.

—¿Qué quieres decir?

—Teniendo en cuenta que no tienes mucho tiempo, deberías resumir los aspectos más importantes y memorizarlos. Lo demás lo puedes leer. Pero querer leértelo y entenderlo todo con menos de una semana para el examen no es la solución más eficiente.— la sonrisa de Minho era ligeramente burlona. Felix se hubiera molestado, si no lo hubiera llegado fuerte y claro el mensaje.

Minho lo quería ayudar.

—Entiendo que en la sala estuvieras "ocupado" conmigo,— continuó.— pero al menos durante las clases podrías haber atendido. Así sabrías cuáles son los aspectos más importantes.

—Durante las clases estaba ocupado pensando en ti.

—¿Ah sí?

Felix se sonrojó instantáneamente al notar las implicaciones de lo que había dicho.

—¡Eso no fue lo que quise decir! ¡Yo no estaba pensando en ti! ¡Solo era...! ¡No!— Felix se apresuró a negar pero solo consiguió confundirse más y enredar su lengua. Minho amplió su sonrisa.

—Yo sé lo que quisiste decir.

—Bien, entonces... ¿Qué decías?

—Nada, solo te decía que deberías resumir... solo eso.

—¿No me vas a decir lo qué tengo que resumir?— Felix tanteó un poco el terreno. Pero Minho era lo suficientemente perspicaz como para darse cuenta.

—Nunca me pediste ayuda. No soy nadie para decirte qué hacer. Solo te doy mi recomendación.

Rayos.

—Pensé que era tu deber como docente.

—Mi deber como docente, ahora mismo, es asegurarme de que aprendas a trabajar con los pacientes aquí en el cuerpo de guardia. No tiene nada que ver con tu examen.

—Bueno, vale....— Felix suspiró. Se tardó unos segundos en reunir el valor necesario.— ¿Podrías...— sus ojos permanecían fuertemente cerrados.-...ayudarme...?

—No te escuché bien. ¿Dijiste algo?

—¡Sí me escuchaste! ¡No me hagas repetirlo!— Felix se volvió a sonrojar y apartó la vista. Minho siempre lo ponía de los nervios.

—Está bien,

—¿Está bien qué?

—Te puedo ayudar.

—¿En serio?

—¿Pensaste que me negaría?

—Bueno... no soy precisamente tu alumno de tercero favorito.

—Puede que no... pero eres el que más me gusta.

Felix sintió una ligera opresión en su garganta. ¿Cómo se atrevía a coquetear con él? Lo miró de nuevo, con el ceño fruncido.

—¿Por qué me miras así? Eres testarudo, es divertido discutir contigo, además, estás tan perdido que puedo satisfacer todos mis deseos contigo... los docentes, claro.

—No estoy perdido. Solo no he estado prestando mucha atención últimamente.— Felix ignoró el final de aquel comentario.

—Estás perdido.

—Vale, lo que el doctor Minho diga.

—Deberías llamarme así más a menudo.

—¿Por qué? Hyunjin sunbaenim no te llamo así.

—Esa es otra historia.

—¿Por qué él si te puede tutear y yo no?

—Porque él empezó llamándome doctor Minho y después yo le permití tutearme. Tú, sin embargo, me tuteas cada vez que te da la gana. Y no creo haberte dado esa libertad antes.

—Hay personas por ahí que se toman ciertas libertades sin permiso. No creo que sea algo tan inusual.— Felix miró fijamente a los ojos de Minho, haciendo que la sonrisa de este se disipara lentamente.

—Sigue siendo de mala educación.

—Exacto.

—Lo sabes, y sin embargo lo haces.

—¿Por qué será?

—No sé, dime tú.

Así era como comenzaban las discusiones. Ya ambos lo sabían, conocían muy bien su propio modus operandi.

—Dejemos esto aquí, doctor Minho.— Felix interrumpió la conversación mientras extendía el libro hacia Minho.— Solo explícame, ¿Sí?

—Ya lo haré. Pero primero mira a ver si no hay ningún paciente en la sala de espera. Recuerda que la guardia es para trabajar, cuando tengamos tiempo libre, estudiamos.

—Vale.— Felix se puso de pie y cortó la distancia hasta a puerta con unos pasos. Abrió y notó que había unas tres personas en la sala de espera. Giró la cabeza hacia adentro.

—Hay pacientes, Minho. ¿Qué hago?

Minho sonrió ante la expresión asombrada de Felix.

—Diles que pasen.

—¡Pueden pasar!— les indicó Felix a los pacientes. Una señora se puso de pie y se acercó a la consulta.

Felix volvió a entrar y se acercó al escritorio para sentarse de nuevo. Era la primera vez, como estudiante de medicina, que estaba presente mientras atendían a un paciente. No podía evitar sentirse un poco nervioso. Miró a Minho de reojo, él, sin embargo, lucía tan relajado, su sonrisa era perfecta, sus modales también. La señora enseguida se relajó y habló con confianza. Se notaba el aura de tranquilidad y seguridad que Minho transmitía. Felix no pudo evitar pensar que aun había un abismo de diferencia entre él y Minho. De alguna forma, no le parecía posible llegar a ser así algún día.

—...Felix. ¿Traes un esfigmo contigo?

Felix salió de su ensimismamiento al escuchar la voz de Minho dirigida a él.

—¿Qué?

—Que si tienes un esfigmo ahí. El de la consulta anda por allí adentro.

—Sí, tengo el mío.

—Ven tomándole la presión entonces.— le indicó señalando a la señora mientras él se ponía de pie y se acomodaba el estetoscopio en los oídos.

—¿Yo?— preguntó Felix apretando el esfigmomanómetro entre sus manos. Minho se retiró el estetoscopio momentáneamente.

—Sí, Felix, tú. ¿No sabes tomar presión?

La paciente lo miró, su ceño fruncido en desconfianza. Había pacientes a quienes no les gustaba ser examinados por estudiantes.

—Por supuesto que sé.

—Entonces hazlo, yo la voy a auscultar.— concluyó Minho poniéndose de nuevo el esteto y pidiéndole permiso a la señora para levantar su blusa y examinarla.

Felix se sentía nervioso. No esperaba que de repente tuviera que hacer algo así, pero bueno, había medido tensión arterial decenas de veces en la sala. Era su pan de cada día. Podría hacerlo. Se acercó a la señora y le colocó el esfigmo en su brazo derecho y comenzó a insuflar, tratando de lucir lo más calmado y profesional posible. Miró de reojo a Minho, quien auscultaba con pericia, terminó en unos segundos y se retiró el estetoscopio para volver a sentarse. Felix recordaba haber visto a Jisung realizando el examen físico de respiratorio, y hacer, lo que Minho había hecho en segundos, durante más de cinco minutos. El latido en la arteria de la apaciente comenzó a hacerse presente en ese momento, sus ojos viajaron al medidor para obtener la lectura. Todo sería más fácil si tuviera un esfigmo digital, pero aun así, el análogo era bastante fiel.

—Ciento treinta con noventa.— anunció cuando hubo terminado.

—Bien.— Minho agarró unos papeles y comenzó a escribir. Al parecer la paciente tenía una crisis asmática. Felix lo había sospechado al ver la forma en la que la señora respiraba y oírla hablar, pero no quiso saltar a conclusiones.

—Auscúltala.— ordenó Minho sin alzar la vista del papel.

—Pero yo...

Minho paró de escribir y lo miró directamente a los ojos.

—No es para que diagnostiques nada. Es solo para que escuches y aprendas.

—Oh...

—Solo hazlo. ¿Sabes dónde se auscultan los pulmones?

—Sí

—Hazlo entonces, mientras yo termino esto.

Felix se aproximó una vez más a la señora y después de pedirle permiso comenzó a auscultar su espalda. No sabía exactamente qué escuchar, pero al menos podría tratar de grabar el sonido en su mente. Supuso que una crisis asmática era algo que podría escuchar con frecuencia. Ya lo haría más veces. Ya obtendría experiencia...

Cuando terminó, Minho le dio las indicaciones a la señora para que fuera a recibir un tratamiento con aerosol, esta salió después de dar las gracias, volviéndolos a dejar solos en la consulta.

—¿Qué escuchaste?— le preguntó Minho.

Felix aún tenía el estetoscopio alrededor del cuello, lo pensó un poco antes de contestar.

—Se oía como... como un silbido, en la espiración... era como... no sé...

—Se nota que no has estudiado nada.— Minho se puso de pie y se acercó a él, acorralándolo contra el escritorio.— Presta atención...— le dijo mirándolo a los ojos mientras con una de sus manos se empezó a desabotonar la bata.

—¡¿Q-Qué haces?!— Felix intentó detenerlo pero Minho se lo impidió.

—Shhh.— fue lo único que le dijo. Comenzó a desabotonar también su camisa, dejando al descubierto su pecho. Felix no podía dejar de mirarlo. Sus ojos no respondían, de repente era como si su mente se hubiera apagado. Tenía tantas cosas ocurriendo en su interior que no podía pensar en ninguna con claridad. Minho le colocó el estetoscopio en sus oídos, y antes de cubrirlos, le susurró.

—Escucha...

Tomó la campana y la colocó en su pecho, debajo de su clavícula derecha. Enseguida Felix se vio inundado por el sonido tranquilo de la respiración de Minho. Cerró los ojos y se dejó llevar. Era un sonido constante y arrullador, la inspiración y la espiración se seguían uniforme y constantemente, pudiéndose escuchar claramente como el aire entraba y salía de sus pulmones. Felix continuó con los ojos cerrados, concentrándose. Pudo notar, además, el sonido del corazón de Minho. Se oía un poco lejano, pero latía con fuerza, con un ritmo cadente y limpio, tal vez un poco agitado. Felix no pudo evitar sonreír. Al parecer Minho no era de hierro, su corazón también latía con fuerza cuando estaban cerca.

Espera...

¿Qué demonios? ¿Cómo diablos había llegado a estar escuchando, ensimismado, los latidos del corazón de Minho?

Abrió los ojos y se retiró el estetoscopio rápidamente. Minho aun lo miraba, no parecía incómodo, a pesar de estar al borde de la semidesnudez.

—Estuviste un buen rato ahí... ¿Escuchaste algo de lo que me tenga que preocupar?

—No... no... solo...— Felix se sonrojó de repente. ¿Por qué carajo se seguía sonrojando?— estaba comparando.

—No se oía igual al de la paciente ¿Verdad?

—Para nada... Ella respiraba más rápido y se oía un silbido, como si le costara trabajo expulsar el aire.

—Luego, cuando estudies asma entenderás mejor.— Minho se comenzó a abotonar de nuevo la camisa. Felix se sentía ligeramente incómodo. ¿Desde cuando podía estar tan cerca de Minho sin mandarlo a la mierda, sin enojarse siquiera?

—... ¿Dónde est....?— de repente Hyunjin abrió la puerta de la consulta. Se notaba que estaba apurado, nervioso. Aun así notó que había algo raro, Felix estaba sonrojado y Minho se estaba abotonando la ropa.— ¿Qué estaban...? ¡No! Eso no importa ahora.— Miró a Minho y a Felix.— ¡Hay una emergencia!

—¿Qué?— Preguntó Felix. Pero ya Minho lo había agarrado de su muñeca y salió de la consulta tirando de él. Hyunjin iba frente a ellos, dando los detalles.

—Paciente masculino, edad desconocida, tuvo un accidente de tránsito hace una hora y lo estaban atendiendo en el sitio y luego en la ambulancia, no han podido contener la hemorragia, ahora fue que lo pudieron trasladar después de estabilizarlo.— Felix sintió mareos al escuchar todo aquello, las cosas iban muy rápido, casi parecía una bufanda sacudida al viento por el paso al cual Minho lo llevaba. Hyunjin hablaba demasiado rápido, era difícil entender todo lo que decía, analizar con calma. Giraron en el final del pasillo, rumbo al parqueo.— Está hipotenso, ha perdido mucha sangre, no responde, reflejo de acomodación pupilar presente, posible shock hipovolémico.— Hyunjin concluyó y abrió la puerta de la sala de emergencias justo cuando los camilleros venían con el paciente.

Había tanta sangre. Tanta...

—Okey.— dijo Minho y soltó su mano para agarrar la camilla y llevarla hacia la sala de cuidados. Felix no sabía qué hacer o qué pensar. Todo estaba sucediendo demasiado rápido. Incluso Hyunjin lucía diferente, no parecía ser aquel holgazán despreocupado, traía su ceño fruncido y obedecía en silencio todas las órdenes que recibía. De repente Felix la vio.

La herida...

Profunda en la zona baja del abdomen de aquel hombre. Roja, intensa y brillante, goteando al piso, manchándolo todo.

—... ¡Felix!... ¡Felix!— Minho le estaba gritando a él. Pero ya no escuchaba nada, solo podía ver aquella sangre. Toda aquella sangre.

—¡Felix! ¡Demonios! ¡Te necesito aquí! ¡Felix!

Minho agarró su mejilla y lo obligó a mirarlo.

—Tienes que estar aquí, Felix. Este hombre puede morir. Y tú eres un doctor.

—Yo... yo no. Yo solo...

—¡Tú eres un doctor, Felix! ¡Lo eres! ¡Y es tu deber salvar la vida de este hombre! ¡Ahora súbete ahí y comienza hacer RCP!

—¡¿Qué?!

—¡Hazlo!— le bramó Hyunjin, mientras trataba de canalizar una vena.

—Solo súbete encima de él y hazle reanimación cardiopulmonar.— Minho optó por hablarle con calma. Felix estaba entrando en pánico y eso era lo que menos necesitaban.— Tenemos que subirlo al quirófano.

Pero todo había sido muy rápido. Demasiado.

—Pero yo....

Minho juntó su frente con la suya y acarició su cabello.

—Tú puedes, Felix.— le susurró.— Tú puedes.

Perdon por tardar tanto, la uni me tiene seca

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