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042

..herida

                             
-Yo te amo, Hongjoong.

                             
Mingi lo miraba como si hubiera perdido toda esperanza. Derrotado. Y realmente Hongjoong no lo entendía. Ahora, de hecho, lo entendía menos.

                             
Muchísimo menos.

                             
No pudo evitar reír en su cara. Incrédulo, solo eso pudo hacer.

                             
Dejó salir risa desabrida. Carente de cualquier tipo de alegría.

                             
-¿Qué mierda estás hablando ahora?- le preguntó, realmente pensando que ya eso era demasiado cruel incluso para él.

                             
Pero la expresión de Mingi no varió.

                             
-Estoy hablando en serio.

                             
-No jodas, Song…

                             
-En primer año…- interrumpió.-... te conocí en primer año. Chocamos en el pasillo y sin querer tiramos todos tus libros al suelo. Desde ese momento.- Mingi seguía mirándolo como si estuviera confesando un crimen. Como si se arrepintiera de cada palabra.-Traté de no hacerlo. De no enamorarme de ti. Pero fue completamente inútil, Hongjoong. Te amo. Te he estado amando todos estos años. Pensé que las rotaciones de estos dos últimos cursos me ayudarían a olvidarte de una vez por todas. Porque así ya no tendría que verte. Estaríamos siempre en hospitales distintos, siempre alejados. Pero de alguna estúpida manera solo seguía pensando en ti. Sé que he sido un imbécil contigo. Sé que te he confundido, pero más jodidamente confundido que yo no vas a estar nunca, así que me voy a saltar las disculpas. Solo te estoy explicando. No te tengo lástima. No estoy jugando contigo. Te amo…

                             
-¿Qué…?

                             
-Te amo. Pero sé perfectamente que amarte a ti es un error. Así que no le des importancia. Solo evítame, como te he estado evitando yo hasta ahora. Trata de no meterte en problemas, así, cuando nos graduemos, todo esto habrá acabado. Tú podrás seguir viviendo esa vida que vives y yo igual. Lo que pasó anoche puedes olvidarlo. Todo lo que dije, nada era verdad. Solo déjalo todo como está, Hongjoong.

                             
Hongjoong sintió como si las palabras de Mingi fueran una avalancha que cayó encima de él. Aplastándolo, congelándolo. Su mirada se quedó perdida en el rostro de Mingi, en aquella expresión casi enojada que tenía el otro interno.

                             
-Yo…- intentó hablar, pero realmente sus palabras no le saldrían. Su cabeza era un lío en el cual no podía decidir qué cosa prevalecía sobre las demás. No sabía qué pensar o cómo tomarse toda esa repentina información. Eso era más de lo que había estado preparado para escuchar.

                             
-Espero que eso haya aclarado tu curiosidad.- concluyó Mingi y se dio la vuelta, alejándose con pasos pesados. Hongjoong se quedó mirando su espalda. Un pensamiento abriéndose paso en su cabeza, empujando a los demás, luchando por salir en aquella algarabía de confusión.

                             
Hongjoong lo amaba.

                             
Y por alguna razón estúpida nunca lo había dicho.

                             
Aún más.

                             
Lo había maltratado.

                             
Lastimado.

                             
Ofendido.

                             
Y, de alguna manera, tan estúpida como sus razones, Hongjoong también se había enamorado.

                             
-Espera…- Mingi lo oyó perfectamente, pero no se detuvo.- ¡Espera, te dije!- corrió detrás de él.- ¡Yah, Song Mingi !- lo agarró por el hombro, obligándolo a darse la vuelta.

                             
-¡Solo déjalo, ya!- Mingi lo apartó con un manotazo.

                             
-¡Y una mierda! ¡Ahora me vas a escuchar!- Hongjoong sujetó las manos de Mingi, obligándolo a mantenerlas a ambos lados de su cuerpo, en una forzada posición en la cual no le quedaba más opción que escucharlo.- ¿Quién te has creído que eres para decirme todo eso y esperar que te deje irte así todo genial, caminando hacia el atardecer? ¿Eres imbécil?

-¡¿Y qué querías que hiciera?!- Mingi explotó de repente.- ¡Sé perfectamente cómo eres! ¡Sé que nunca me ibas a corresponder en serio!

-¡Si realmente supieras como soy, sabrías que eso no es cierto!- el agarre sobre las muñecas de Mingi se hacía cada vez más apretado, más demandante.

-¿No es cierto?- Mingi apretó sus labios.- Hongjoong, te vi saltar de persona a persona. Romper cuantos corazones se pusieron en tu camino, como si fueras coleccionando trofeos. Discúlpame, pero yo no quiero ser otro más.

-¿Y la solución que encontraste fue la de pagarme con la misma moneda? ¿Esa fue tu gran idea? Porque te juro que en una jodida noche me lastimaste más de lo que yo nunca he lastimado a nadie. Nunca estuve con alguien que no supiera el tipo de mierda que era. No es mi culpa que ellos pensaran que me podían arreglar. No tienes derecho a juzgarme. A decir que me conoces cuando nunca te atreviste a formar parte de mi realidad. Fuiste un cobarde. Aún lo eres, porque solo sigues huyendo.

-¿Quieres que te siga lastimando?- Mingi intentó soltarse pero Hongjoong lo estaba sujetando con fuerza, tanta que podía sentir el pulso del pelinegro contra sus yemas.

-¿No puedes hacerlo como una persona normal? ¿Tener una jodida relación?

-¿Acaso tú eres capaz de tener una relación normal? ¿Sin entrar en pánico? ¿Sin sentir que algún día serás remplazado, desechado? ¿Sin sentir que es mejor lastimar antes de ser lastimado?

-¿Cómo sabes si soy capaz o no?

-Porque no te he visto hacerlo ni una jodida vez, Hongjoong.

-¿Y no se te ocurrió pensar que podría ser diferente contigo?

-¿Por qué iba a ser distinto conmigo?

-¡No sé!

-¡Si no sabes entonces no hables!

-¡No me mandes a callar!

-¡No digas idioteces entonces!

-¡Tú también me gustas! ¡Diré todas las idioteces que tenga que decir porque me parece que lo que has hecho es estúpido!

-Pero tú no me gustas, Hongjoong.- Mingi finalmente logró soltarse. Sus manos fueron directamente a las mejillas de Hongjoong, a acunarlas porque ya necesitaba hacerlo. Porque los ojos de Hongjoong parecían a punto de derretirse en lágrimas, tan lleno de coraje y frustración como estaba.- Yo te amo. Amo a la persona desagradable que eres. Te amo porque sé que eso es solo una parte tuya y amo todas las demás partes, las que he podido ver a escondidas y las que salen a la luz incluso si no te das cuenta. Todo, Hongjoong, todo. Tu simple gustar…

-Sígueme amando entonces.- las palabras de Hongjoong sonaron graciosas entre sus mejillas abultadas.

-No soy masoquista, Hongjoong.

-Yo tampoco. Sin embargo, aquí estoy, después de lo que me hiciste, pensando que me gustas, que no puedo evitarlo.

-¿Y? ¿Qué pasará cuando te vuelvas a sentir inseguro? ¿Cuándo creas que ya no eres suficiente? ¿Decidirás que, después de todo, no te gusto tanto y es mejor lastimarme antes de que yo te lastime a ti? Yo no sé por lo que habrás pasado. No sé cómo se puede arreglar esa herida que llevas dentro.

-¿Y no querrías intentarlo?- Hongjoong sujetó las manos de Mingi, a ambos lados de su rostro.

-Hongjoong…

-Ya estoy cansado, Mingi…de ser así… si te enseño mis heridas… ¿Querrías intentar arreglarlas?

-¿Y quieres darle una oportunidad al tipo que te trató como si fueras basura?

-Sí, porque ese tipo también me sostuvo como si fuera la cosa más preciosa. La forma en la que me tocaste… la forma en la que me besaste… cada cosa que me susurraste. Mierda, Mingi, nunca… no sé… no me gustaría vivir sin haber vuelto a experimentar eso en mi vida.

-Solo basta con que otra persona se enamore de ti.

-Y aquí estoy yo, diciéndote que estoy dispuesto a confiar, a entregarme, a dejar de ser lo que he sido porque ya siento que necesito algo mejor… ¿piensas dejarle eso a alguien más? ¿Cuándo necesito que seas tú?

Las manos de Mingi temblaron ligeramente. Hongjoong podía sentirlo dudar, su voluntad flaqueando con cada segundo que pasaba. Mingi lo miraba con cientos de dudas en la cara. Y Hongjoong podía darse cuenta de lo mucho que estaba luchando consigo mismo, de lo mucho que parecía dolerle todo eso. Por un instante, sintió que tal vez lo que Mingi había pasado todos esos años tenía que haber sido horrible. ¿Cómo debería haberse sentido ver a la persona que amas ir de una relación a otra como si fuera lo más normal del mundo? ¿Cómo se debe sentir amar a alguien como él, aun si sabes que está mal? No poder dejar de amarlo…

Mingi era alguien que conocía sus peores lados y seguía allí, sintiéndose igual… incapaz de cortar de raíz sus sentimientos.

-¿Cómo puedo estar seguro, Hongjoong?- susurró Mingi, acercando a Hongjoong, como si sus palabras se pudieran escapar en el espacio que había entre los dos.

-¿Seguro de qué?

-De todo… de ti…

-No sé.- Hongjoong se encogió de hombros. Deslizando sus manos por los brazos de Mingi hasta rodearlo en un abrazo. Acercándolo aún más.- No puedo decirte nada. Tampoco puedo jurarte nada. Pero esta vez, a diferencia de las otras, estoy dispuesto a dejar que te metas bajo mi piel. Siento que alguien como tú… realmente vale la pena.

-Estoy cometiendo el error más grave de mi vida.- Mingi se inclinó sobre él, resignándose a su incapacidad de resistir. Sus párpados cayeron lentamente a medida que sentía el aliento un poco agitado de Hongjoong arremolinándose con el suyo. Sus pulgares acariciaron suavemente el rostro del castaño, dejando que sus labios se posaran en los ajenos. Hongjoong se estremeció un poco entre sus manos pero aun así, correspondió al beso.

Y en ese instante, justo en ese momento, Mingi supo que era inútil.

No podría alejarse una vez más. No podría volver a dejarlo ir.

Separó sus labios. Sus ojos mirando directamente a los de Hongjoong, a aquella mirada que parecía estar cosechando esperanzas.

Lo apretó en un abrazo casi violento. Dejándolo salir todo. Todo lo que siempre contuvo, lo que luchaba a trompicones dentro de él cada vez que lo veía. Lo apretó entre sus brazos, sintiendo alivio, miedo, y, tal vez un poco de felicidad.

Hongjoong rodeó su espalda tímidamente. Dejándose abrazar, aun si le dolían las costillas y el aire había dejado de entrar a sus pulmones.

-No te arrepentirás de este error.- susurró en un hilo de voz.-Nunca.






-¿Qué te parece si vamos a comprar un poco de comida para tu desolada despensa y de paso cocino algo para los dos en tu casa?- Jungkook se giró a ver a Taehyung. El menor había estado casi todo el viaje mirando por la ventanilla, distante, como si su mente no estuviera allí en el auto, junto a Jungkook. Al escucharlo le devolvió su atención y con una sonrisa, asintió.

-Está bien. Eso suena genial. ¿Tienes tiempo para eso?

-Sí, estaré bien. Has tenido un mal día, además, seguro que con las manos así no podrás prepararte algo decente para comer.- se refirió a los nudillos lastimados de Taehyung.

-Sabes que aún con las manos sanas no lo iba a hacer.- Taehyung amplió su sonrisa.

-Menos mal que me tienes a mi.- Jungkook rodó los ojos.- Por cierto… mañana hay cierto seminario de cardiología… ¿Sabes algo de eso?

-Mierda.- Taehyung recordó de repente el seminario del cual se había olvidado por completo.

-Tranquilo, yo te ayudo a estudiar…

-¿En serio? ¡Eres el mejor!- se acercó a Jungkook, apoyándole la cabeza en el hombro.

-…Pero tú vas a fregar.- esta vez fue el mayor quien sonrió.

-Aish…- Taehyung se apartó con una mueca.- Ya me extrañaba tanto amor de tu parte.

-Si lo que quieres es amor, puedo dártelo, donde sea, cuando sea y como sea…- la sonrisa del residente se transformó en una expresión exageradamente lasciva.- Solo tienes que pedirlo.

Esperaba un manotazo de vuelta, o, al menos un tierno sonrojo. Peor Taehyung, en cambio, imitó su expresión y se acercó a él, a susurrar en su oído.

-Pues espero que la oferta siga vigente cuando lleguemos a casa, doctor…

Jungkook no pudo evitar sorprenderse ligeramente, girándose a ver a Taehyung como si necesitara corroborar que era el menor quien estaba al lado suyo y no algún espíritu burlón haciéndose pasar por él.

-Creo que me confundí de Taehyung. Bájese de mi auto, señorito.- fingió indignación, consiguiendo que Taehyung sonriera y decidiera llevar la broma aún más lejos.

-Te aseguro que estás con el Taehyung correcto.- puso una mano sobre el muslo del mayor, frotándolo ligeramente.- No tienes por qué sorprenderte. Yo solo quiero amor… mucho amor.

Jungkook finalmente dejó salir una sonrisa, a la vez que apoyaba la cabeza en el respaldo del asiento, su vista fija en la carretera. Como si mirar a Taehyung fuera una decisión poco sabia en ese momento.

-De acuerdo, bebé. Sigue jugando todo lo que quieras. No te quejes después.

Mark retiró la mano lentamente, liberando a Jungkook de la tortura que representaban sus caricias.

-Tal vez no estaba jugando.

-Ya no importa si estabas jugando o no.- Jungkook acarició el volante, dejando salir un suspiro satisfecho.- Vas a tener todo mi amor. Lo quieras o no. Así que ve preparándote mentalmente.

Taehyung solo alzó una de sus comisuras, decidiendo que sería mejor no continuar con esa charla, o, de lo contrario, podía hacer algo de lo que se avergonzaría más adelante. Se volvió a acomodar en su asiento, de nuevo mirando por la ventana, solo que, esta vez, su mente nunca volvió a los asuntos que antes le preocupaban. Ahora tenía algo ligeramente más interesante en lo que pensar.

Después de pasar por el mercado, llegaron al apartamento de Taehyung. Entre ambos llevaban un montón de bolsas, debido a que, según Jungkook, el balance necesario en las despensas garantizaba un estilo de vida saludable, lo cual se traducía en un montonazo de vegetales, frutas, carnes y sabe dios qué otra cosa lanzados al carrito de compras. Taehyung se quejó un poco, pero Jungkook le aclaró que no admitiría quejas, así que pagó por todo, asegurándolo a Taehyung que ya le devolvería el favor.

-Estuve pensando…- Taehyung habló de repente, después de haber estado casi un minuto en silencio dentro del ascensor.-Creo que, después de todo, deberíamos hablar con mis padres. Tal vez no ir a verlos. Pero no sé… podríamos hacer una videollamada para que te conozcan… es que después de lo de Da-hyun… siento que hay que aclarar el malentendido.

-Claro. Cuando te sientas listo.- la respuesta de Jungkook no se tardó ni un segundo. Estaba seguro de lo que decía.

-Gracias.- Taehyung llegó hasta la puerta de su apartamento.- No te imaginas cuanto te agradezco que seas así.- se inclinó para dejar un casto beso sobre los labios de Jungkook antes de darse la vuelta e introducir el código de la cerradura.

-¿Solo eso?- Jungkook se indignó, pero ya Taehyung había entrado y estaba acomodando las bolsas entre sus manos para encender la luz de la sala, sin embargo, la luz ya estaba encendida...

-¿Las habré dejado así?- murmuró para sí mismo.

-Me merezco un beso mejor que ese.- Jungkook dejó sus bolsas en el piso y agarró a Taehyung, halándolo suavemente por las solapas de su bata, atrapándolo en un beso mucho más demandante. Taehyung gimió contra sus labios, sorprendido, pero enseguida se dejó llevar, dejando que sus brazos colgaran con el peso de las compras y que Jungkook llevara sus manos de sus solapas a su cabello. Todo esto hizo que el beso se tornara aún más apasionado.

-A esto me refería.- dijo cuándo finalmente se separaron, relamiendo sus labios, dispuesto a volver a reclamar su recompensa por ser tan buen novio.

-Pues "esto" es algo que me van a tener que explicar con lujo de detalles.

Una voz, proveniente de la cocina, los hizo a ambos detenerse y girarse hacia allá. Jungkook pudo ver como los colores se desvanecían de la cara de Taehyung.

-Mamá…- musitó, su voz apenas audible.

-¿Mamá?- Jungkook no pudo evitar sorprenderse, su mirada alternando entre Taehyung y la mujer de unos cuarenta y tantos años que parecía haber aparecido por arte de magia en la cocina de Taehyung.

-Taehyungnie… Doctor…- la señora les devolvió el "saludo" con una expresión disconforme.- Estoy esperando mi explicación.





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