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Capítulo 1

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CAPÍTULO 1

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Sarah abrió los ojos sorprendida cuando de repente algo en su cadera vibró. Ella no solía contestar en medio de sus rondas de vigilancia, excepto si eran sus padres o Peter. Sacó el celular de su bolsillo y al ver un número privado lo ignoró. May estaba en medio de su discurso, contestar y alejarse sería un acto irrespetuoso.

—Gracias a todos ustedes por venir a apoyar a los desplazados del blip. Por su puesto, gracias a nuestro querido amigo ¡Spider-Man!

Ante la mención del héroe, la gente aplaudió y vitoreó. Sarah imitó el gesto y una sonrisa se extendió en sus labios cuando notó nervioso que se veía Peter. Aunque no veía su rostro, podía ver la rigidez en sus hombros y la duda en sus movimientos. 

—Gracias por invitarme señora Parker y gracias a ustedes por invitarme —agradeció con voz nerviosa y levantando ambos pulgares antes de retroceder unos pasos casi robóticos.

—Gracias Spider-Man, en unos momentos bajará y podrán tomar fotos y videos. ¡Gracias!

May y Peter desaparecieron detrás del telón de aquel improvisado escenario.

Sarah los escuchó a hablar entre ellos y ella cruzó la cortina de la habitación. Peter se asustó volviendo a ponerse la máscara, pero suspiró sonriente al ver a la muchacha frente a él. 

—¡Becky! —exclamó Peter retrayendo su máscara—. ¿Qué te-te pareció?

—No estoy segura si fue por el traje pero te viste algo rígido. May estuvo espectacular. 

La mayor sonrió agradecida.

Peter se encogió de hombros algo decepcionado—. Bueno, sí.

—Pero los dos estuvieron muy bien, de verdad —corrigió antes de sobresaltarse un poco antes hurgar en uno de sus bolsillos y entregar un sobre a May—. Mis padres mandaron esto. Lamentan no haber venido pero mamá se sintió algo indispuesta.

—Oh, que no se preocu... vaya, cuántos ceros.

May se sonrojó al ver la cantidad del cheque firmado por Steve Rogers.

—Las pinturas de papá se vendieron bien en la última exposición. 

Sarah notó la intensa mirada de Peter, él tuvo que desviar su mirada al verse atrapado y ella rió divertida. El adolescente luchó para no volverse un desastre bajo la mirada y sonrisa cálida de la rubia. 

La puerta hizo un sonido y Parker volvió a cubrir su rostro con la máscara, sólo para una vez más retraerla al ver que era Happy Hogan entrando con un gran cheque.

—Perdón por el retraso.

—¡Happy! 

—Oh, que bella te ves —mencionó el hombre mirando a May.

—Gracias también tú.

—¿Vestido nuevo?

Peter parpadeó extrañado mirando entre los dos y luego hacia Sarah a su costado, ella le correspondió la mirada a la vez que presionaba los labios para evitar sonreír ante la interacción entre May y Happy. 

—¿Te dejaste la barba?

—Es mi barblip, me la dejé en el blip —señaló y notó la mirada intrigada de Peter. Así que prosiguió a entregarle el cheque firmado por Pepper Potts—. Cómo sea. Se me hizo tarde porque extraviaron esto en la oficina, no sé por qué si es enorme... quiero decir el tamaño no en la cantidad que... bueno si también son muy generosos. Pepper Potts y Trish Walker lamentan no haber podido venir.

—Creo que... iré a revisar el fuego de la lasagna vegana —se excusó May—. Spider-Man, ve a saludar —mencionó antes de salir de la habitación.

—A la orden —respondió Peter con un gesto y volteó a ver a Happy—. ¿Qué está pasando?

—Te avisó que Nick Fury va a llamarte.

Aquello pareció distraer a Peter lo necesario.

—¿Nick Fury va a llamarme?

—De hecho, a los dos —respondió Happy mirando a la única fémina en la habitación.

—¿Y eso por qué? ¿Es algo importante? Nos vamos de viaje pronto.

—Si fuera importante llamaría a alguien más, no a mí —se apresuró a decir Peter, justo cuando su teléfono móvil empezaba a sonar.

—Al parecer no.

Peter sacó el celular de su mochila, mostrando que era un número desconocido. 

Sarah se asomó por detrás de su hombro y recordó la llamada que había ignorado minutos atrás—. Es él

—No quiero hablar con Nick Fury, ¿por qué?

—Porque si no yo tengo que hablar con él y no quiero hablar con él —respondió Happy.

—¿Por qué?

—Porque me da miedo, responde ya —ordenó el mayor. Peter le mostró el teléfono e ignoró la llamada—. ¿Enviaste a Nick Fury al buzón de voz. ¡Nadie le hace eso a Nick Fury!

—¡Después le llamo! ¡Te juro que después lo llamo! —gritó Peter alejándose, activando las patas de su traje para luego ir hacia el escenario.

La joven de cabello trenzado sintió nuevamente su cadera vibrar. Ella suspiró y sacó su teléfono para ver que era otra vez el número desconocido. Happy la miró frunciendo el ceño.

—¿Qué hago? No sé que quiere.

—Asunto de superhéroes, Nick Fury llama a superhéroes y tú eres una. ¿No es así? —explicó nervioso el hombre.

Sarah frunció el ceño, movió su dedo en la pantalla táctil y guardó su teléfono.

—Después de mi viaje. 

—¿Qué? ¡No!

—¡No te preocupes! ¡No le diré a Peter que coqueteas con su tía! ¡Bye bye!

Happy vio desconcertado como la pequeña Rogers salía de la habitación empujando la cortina.

—¡Nadie deja en visto a Nick Fury!

Esos dos adolescentes iban a volverlo loco.

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Fueron muchas preguntas a la vez, muchas preguntas a las cuales no tenía respuesta y no quería tenerlas. Sintió mucha presión y sobre todo, sintió mucho miedo. Tanto que sólo atinó a huir del lugar sin dar explicación. Ahí en medio de la noche en la parte más alta del edificio, con la luz que venía de la estación del tren y las pequeñas luces que iluminaban el mural con el graffitti de Iron Man.

Sarah aterrizó inaudiblemente a su lado, casi asustando a Peter. 

—Soy solo yo —dijo ella levantando las manos. 

Peter se estremeció ante su voz y bajó la mirada. 

Ahora solo sentía vergüenza.

Después de un breve momento, Sarah se sentó junto a la escalera de la azotea. 

—¿Supongo que fue abrumador?

Peter solo pudo asentir, hundiendo su rostro aún más entre sus manos.

—Está bien, está bien sentirse abrumado. Lo sé por experiencia —explicó con una pequeña risa que no tardó en irse. Sarah se mantuvo callada por unos segundos antes de ponerse de pie y acercarse a Peter, poniendo una rodilla al suelo y su mano firmemente en su hombro—. No tienes que sentir vergüenza de sentirte así frente a mí. Soy tu amiga Peter y puedes confiarme tus sentimientos. 

Peter se inclinó hacia ella y ella hacia él, para rodearlo en un abrazo. Lentamente se balancearon hacia adelante y hacia atrás hasta que Peter calmó su ansiedad—. Solo respira, está bien —arrulló ella, mientras acariciaba suavemente sus mechones marrones. 

Pasaron los siguientes minutos en silencio, además del tráfico nocturno, con Sarah sosteniendo a Peter. Cuando estuvo listo, Peter se incorporó lentamente antes de mirar por encima del hombro la gran pintura de Iron Man que ocupaba toda la cara de un edificio.

—¿Estás bien? —Sarah preguntó, a lo que Peter asintió limpiándose la nariz porque había sollozado unos segundos.

—Sí, sí, estoy bien.

—No me mientas —ella respondió con una mirada de preocupación en su rostro. Ella extendió la mano, colocando suavemente el cabello detrás de su oreja. Peter se volvió para mirarla y ella le puso la mano en la mejilla. 

Esta vez el corazón de Peter no se aceleró debido a un nuevo ataque de ansiedad.

Sarah le sonrió cálidamente—. ¿Quieres patrullar juntos?

—Sí —Peter respondió con su voz una octava más profunda.

—Pero primero debo ir a casa —dijo caminando hacia el borde de la azotea y se dejó caer. 

Antes de que sus pies llegaran a tocar el suelo, Peter la atrapó colgándose del edificio con su telaraña y empezó a columpiarse entre los edificios. Peter mantuvo su sonrisa debajo de la máscara mientras sentía el cálido cuerpo de la rubia contra el suyo. Sarah lo abrazó por el cuello y sonrió apoyándose en el hombro de Peter mirando la hermosa vista de la ciudad nocturna mientras se balanceaban de un lado a otro.

Peter la dejó delicadamente en la buhardilla que daba a la habitación de Sarah.

—Mejor que ir en metro, ¿no es así?

Sarah respondió haciendo un sonido para que se bajara la voz. Lo menos que quería era que uno de sus vecinos viera a Spider-Man entrar por la ventana de su habitación. Habían pasado por una familia normal por casi medio año. Sería un desastre si alguien los descubría. 

Peter se quitó la máscara y caminó lentamente, observando con curiosidad la habitación. Era casi como lo había imaginado. 

No es que pensara mucho en cómo sería el cuarto de Sarah, pero olía bien, era lindo y ordenado.

Igual que ella.

Sus paredes eran de un rosa pastel y tenía pequeñas luces en la pared que simulaban ser estrellas. Tenía una pizarra de corcho adornado de pequeños dibujos, el horario de la escuela, y algunos post-its de colores con algunos apuntes de clase, seguro para ayudarse a estudiar.

Lo que resaltaba en la pizarra era una serie de fotografías de una pequeña Sarah con sus padres y otra en la actualidad, eso demostraba el vientre abultado de Jessica.

A veces era difícil comprender que el padre de Sarah era el Capitán, el mismo Capitán que había golpeado su trasero inexperto en el aeropuerto.

Reconoció en el escritorio algunos libros y cuadernos de la escuela, tomó uno al azar y lo abrió sin cuidado, dejando que una fotografía se deslizara.

Era una 'selfie' tomada por Sarah, junto a ella reconoció a Ant-Man, ambos sonriendo abiertamente. Detrás de ellos estaban el resto de los Vengadores, el serio Cap junto a un Tony sonriente, Black Widow con los labios apretados casi escondiendo su sonrisa. En la fotografía también estaban Rhodey y Clint con Hulk y Thor, al último con Nébula en una esquina. 

Una pequeña sonrisa nostálgica surcó los labios de Peter cuando se centró en Tony, él estaba con las gafas bajo sus ojos, sonriendo mientras agarraba de las patas al peludo de los guardianes de la galaxia que parecía estar gruñendo. 

'Atraco en el tiempo, 2023' 

Tenía escrito en la parte trasera de la fotografía. 

Peter le dio una segunda mirada al libro que agarró y se percató que era el diario que Sarah llevaba a todos lados. Así que devolvió la foto en una página y lo dejó en su lugar. No era algo que él debía ver. Por más curiosidad que tuviera. 

Desvió su mirada hacia la pared justo sobre la cabecera de la cama, había un cuadro con el dibujo de una bailarina de ballet. 

—¿Te gusta?

Peter reconoció que era Sarah en su vestido de Giselle. 

—¿Tú lo hiciste?

—Fue un regalo de papá. Ya quisiera yo —Sarah rió mientras sacaba su traje del armario y se quitaba el polerón negro—. No hago cosas tan grandes y hermosas como esas.

Tú eres hermosa, quiso decir Peter mientras la veía quitarse los tenis de manera descuidada.

—Peter.

—¿Qué?

—¿Podrías darte la vuelta un momento? —preguntó la rubia soltando una risa nerviosa. 

Parker se sonrojó y se dio media vuelta pero podía escuchar con atención el movimiento que hacía Sarah detrás de él y no pudo evitar girar su rostro lentamente, hacia el reflejo del espejo del tocador. A penas vio un poco de la banda y los tirantes del sujetador blanco de la chica, antes de girarse arrepentido por su atrevimiento, se sintió como un cretino y muy culpable al sentir su sangre viajar hacia el sur. 

—¿Becky?

—¿Si, papi?

Si Peter necesitaba un incentivo para que su mente dejara de volar, era ese. 

Sarah terminó de abrocharse el chaleco blanco y tocó el hombro de Peter casi haciéndolo saltar y le hizo una seña para que hiciera silencio. El castaño la vio sacar el escudo de estrella del armario y ponérselo en la espalda.

—No te mataría usar la puerta principal, princesa —la voz del Capitán Rogers se sintió más cerca.

Peter se encogió de hombros en la esquina de la habitación, temiendo que por un segundo que el Cap derribara la puerta y lo sacara a patadas de su casa por su comportamiento inapropiado. Aunque dudaba que entre las habilidades del Capitán América estuviera leer mentes, pero quizá estuviera el de oler el miedo. 

—No, apuesto que no —respondió Sarah de forma casual, ajustándose los guantes blancos.

—Hice un poco de chocolate, ¿quieres un poco?

La adolescente resistió el impulso de rodar los ojos y trató de excusarse:

—El chocolate produce acné.

—Eso no fue lo que dijiste la semana pasada cuando hablaste de vivir en una casa de chocolate.

Peter frunció el ceño divertido hacia Sarah y ella le dio un leve empujón. Él disfrutaba de las interacciones de Sarah y su padre, no todos podían ver al Capitán en su rol como padre y cómo era fácilmente doblegado por la dulzura de su hija.

Steve se acercó a la puerta de la habitación y esta se abrió, sonrió ante la vista de su hija asomándose en su traje de White Star.

—Primero, eso es impráctico y segundo, ya voy de salida. Lo tomaré cuando vuelva.

El hombre mayor asintió—. Bien, y si te preocupa... tu carita seguiría siendo dulce con acné

—Eso es mentira, pero gracias —Sarah rió sincera y le envió un beso—. Te amo, papi. 

—Y yo a ti, carita dulce.

Logró decir antes de que la puerta se cerrara nuevamente en su cara. Steve suspiró negando con la cabeza. 

—Adolescentes del siglo XXI —murmuró alejándose de la puerta y bajó las escaleras hacia el primer nivel. 

Sarah ajustó su cola de caballo, bajó su antifaz y tomó la mano que Peter le ofrecía de apoyo para salir y cerrar la ventana detrás de ella.

—¿Una casa de chocolate?

A pesar de la máscara, Sarah estaba segura de la sonrisa burlona tras ella. 

—Ni lo menciones. 

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NOTA

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¡Hola a todos!

perdón por tan larga espera, pero no la he pasado muy bien

Espero que hallan pasado una mejor navidad que yo

ya se acaba el año y seguiremos aquí

¿qué cumbión si o si van a bailar en la fiesta de año nuevo?

yo ninguna porque estoy tomando medicina (mejor me muero :( )

Espero que lo disfruten 

¡los quiero mucho!

¡Nos leemos pronto para empezar el año juntos!





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